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Pociones


Maida Black Yaxley
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Maida casi se atraganta aquella mañana cuando le llegó la lista de alumnos atada a una lechuza parda que se dedicó a compartir su desayuno sin siquiera haber sido invitada. Sacando de lado que conocía de nombres a dos de los nuevos estudiantes, lo más sorprendente era el regreso de su primo, ¿es que le había gustado que le enviara a hacer quehaceres muggles? Ella tomaba por entendido que luego de su envío a Londres no iba a verlo en un buen tiempo. Sonrió, más valía salir antes que él hacia la Universidad, comenzar las labores estudiantiles predispuestos era un pésimo síntoma y no pensaba colocar su granito de arena en eso.

 

Antes de desaparecer tomó su vuelapluma y la vio escribir rápidamente notas que llegarían a sus cuatro estudiantes y la oyente inscrita.

 

Cita

“Necesitaría encontrarme con usted hoy al atardecer, cerca de las seis, adjunto a la nota, un ingrediente que sirve para elaborar una poción sencilla que espero sea realizada con éxito, caso contrario, la primera parada tendrá que ser en la enfermería. Sólo una pista, los ingredientes a veces funcionan solo con ayudas ligeras, y otras por supuesto deben ser mezclados a punto con algunos más. ¡El trabajo en equipo es algo que a mí me pone muy FELIZ! ¡Lo espero en el salón de clases!”

 

 

Y así, adjuntó en cada sobre un recipiente con un ingrediente distinto. En el sobre dirigido a Crazy, bubotubérculo, para Garrit, un sobre con ajenjo, a Martín un poco de semillas de ricino, y finalmente a Aaron, un sobre repleto de semillas de puerco espín. Si, internamente esperaba que se pinchase un poco al manipularlos.

Era un jueguecillo sencillo pero que serviría para que se conozcan un poco entre ellos. Guardó la vuelapuma, segundos más tarde, los mensajes eran enviados y ella desaparecía de la Manor para aparecerse en lugares cercanos a la Universidad, aún tenía unas horas para terminar de recolectar algunas cosas para la clase.

 

-------------------------------------------------

 

Puesta ya en la universidad, Maida Yaxley se tomó todo el tiempo del mundo para ordenar las pociones que llevaba en el bolso, totalmente despreocupada de si los alumnos ya habían llegado o si llevaban mucho tiempo esperándola. Después de todo, sólo uno de ellos podría tener una poción completa, el resto, tendría que depender de los otros para elaborar algo. Envolvió su capa de viaje en el brazo izquierdo y con el derecho abrió la puerta.

 

Descubrió la presencia de Sagitas y lo agradeció en silencio, demasiada masculinidad junta podía ponerla fóbica y no era lo que necesitaba para la clase.

 

Buenas tardes, supongo yo que ya tenemos listas las exposiciones sobre las pociones que han preparado, ¿no? —sonrió dejando la capa sobre el escritorio y dándoles la espalda dos segundos mientras dejaba además, tres pociones en el centro— Bienvenidos a la clase de Pociones, mi nombre, para los que no me conozcan es Maida Yaxley y juntos, ayudaremos a ampliar mi stock de ingredientes para el verano, espero que estén listos para la recolección de plantas en el Bosque Prohibido.

 

Encogió los hombros y se echó a reír.

 

— Ok, quizá no les pida tanto, lo que sí, voy a necesitar de todo su ingenio porque además de recordar algunas pociones sencillas y básicas, por a pedirles que al finalizar la clase, intenten crear una poción alternativa a las ya conocidas, para efectos básicos. Entonces —dijo cruzando los brazos por debajo del busto—, ¿cuántas pociones tenemos para comenzar la clase y quiénes de ustedes van a pasar a exponerlas de manera rápida y concisa?

 

¿Ella sabía la respuesta? Sí, pero nunca estaba de más aspirar a algún alumno que se haya puesto en la carrera de inventar alguna nueva mezcla, una que quizá sorprendiera a todos. Para no haber recibido el nombre de Sagitas en la primera lista, significaba que era una alumna oyente, pero eso no significaba que no pudiera participar, es más, siendo ella, seguro que sí quería. Chasqueó los dientes y finalmente decidió enviar dos de los tres frascos hacia ella.

 

Puedes hacer la pequeña explicación sobre cualquiera de las dos pociones, estoy segura que las reconocerás enseguida —le dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

 

La poción que se reservaba era una que le traía malos recuerdos, pero que era necesaria. Las dos que flotaban cerca de la mujer tenían dos colores distintos, una de ellas parecía agua, y la otra estaba a la mitad, y humana dentro del jarrito, un azul muy intenso.

@ @@Martin N Roses @ @ @@Crazy Malfoy

Editado por Maida I. Yaxley

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La carta había llegado a pesar de que Black se encontrara en una posada sin nombre ni identificación aparente, en el medio de la nada. Entre sus dedos pálidos, el pergamino contaba con una letra pulcra y fácil de entender. Las pociones serían su nuevo desafío.

 

—Semillas de ricino —murmuró por lo bajo, a modo de pensamiento. Entornó sus ojos grises, concentrándose en pensar. Aquel ingrediente le recordaba, de algún lado; tenía la leve impresión de haberlo manipulado años atrás.

 

Dejó de lado la carta de Maida, la profesora de Pociones, y se concentró en el recipiente con las semillas. Mirando por la ventana, por donde unos tenues rayos solares parecían irrumpir con miedo, el recuerdo lo invadió y la respuesta surgió con la misma velocidad que un rayo sale de la varita mágica.

 

—Elixir para inducir euforia. —Dicho aquello, se sintió brevemente eufórico. Pero a continuación surgieron los problemas: ¿de dónde iba a conseguir los demás ingredientes?

 

Luego de meditarlo unos instantes, Black llegó a la conclusión de que si bien podría conseguir el resto de los ingredientes, no entraban en la categoría de “ayudas ligeras” para elaborar la poción.

 

 

Cinco minutos antes de la hora pactada, el mago nacido en Gales ya se encontraba junto a la puerta del aula de Pociones. No era la primera vez que asistía al prestigioso Ateneo de Conocimientos. La mirada perla, aparentemente perdida, volvió en sí al ver pasar a la bruja que reconoció como Maida. Bajo su capa de viaje de color negro, Black guardaba un pequeño frasco. Había pasado la última noche en vela trabajando sobre los ingredientes que no tenía, para realizar luego el brebaje amarillento. Pero no lo exhibiría, a menos que fuera estrictamente necesario, porque el acceso a dichos ingredientes había quebrantado unas cuantas leyes mágicas.

 

Iniciada la clase, Black se mantuvo en silencio, sentado contra uno de los extremos del salón. Contemplaba con atención lo expuesto hasta el momento por Maida, pasando de su figura hacia las tres pociones que había depositado en la mesa. Creyó reconocer una de ellas, pero esperó por la respuesta de la otra bruja de la clase.

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#7 Fontaine PP ~ #6 de Rune MM ~ #1 Ragnarsson KK

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-- ¿Al atardecer...?

 

Mi primer pensamiento fue que debieran prohibir clases tan tardías. Era la hora de estar con mi enanito, de leerle un cuento y acostarlo. Si hubiera sido más tarde, no se hubiera enterado porque ya estaría dormidito. Ahora tendría que ponerle una excusa que un niño no entendería y que me lo recordaría su mirada triste . En fin... Clase de Pociones... Me iba a servir para recordar elementos básicos que se habían ido perdiendo con el tiempo. Mucha experimentación, muchos intentos fallidos, algunos hallazgos que mantenía en secreto pero... Me vendría bien recordar los inicios de esta asignatura.

 

 

 

Estaba en clase cuando entró la profa. La reconocí enseguida y la saludé levemente, algo que ella también hizo. Aquel breve gesto me dijo mucho más que un saludo efusivo. Sí, iba a ser una clase interesante.

 

-- "Recolección de plantas en el Bosque Prohibido" -- pensé. Era una excitante idea. ¡Amaba ir al Bosque en estas fechas, aún no del todo verde por el invierno, aún mojado por el rocío de la primavera, con el nacimiento de todo bicho que había estado invernando y que salía a recibir los primeros rayos calientes del sol... Oh, espera... ¿Iba en broma...? Brrr..

 

Presté atención a las pociones que había puesto en el centro, levitando delante de mí. Llamativas, sin lugar a dudas. De las tres, la más peligrosa era la primera, al menos bajo mi percepción. Enarqué la ceja hacia Maida. El uso de aquella Poción estaba estrictamente controlada por el Ministerio de Magia. ¿Cómo habría conseguido el permiso para exponerla así en clase?

 

-- Sí, las reconozco. La raíz amarga...

 

No, no podía centrarme en la segunda poción, la azulada. Aunque era muy llamativa visualmente, mis ojos nos cesaban de mira la primera. Tuve que carraspear para obligarme a seguir de nuevo.

 

-- ¿Cómo es que tiene tan a la vista una poción tan peligrosa? Sobre todo por su forma tan inocua, ese color transparente, parece agua en un recipiente y, sin embargo, su poder es tan fuerte que sólo 3 gotas diluidas en una bebida harán que confiesen las intimidades más profundas. Hay miles de pociones que suenan y se muestran de forma que son reconocibles al instante como lo que son, peligrosas. El Veritaserum es completamente incolora e inodora y, por ello, de alta funcionalidad ya que se trata de un suero de la verdad indetectable. Sin embargo...

 

Dejé de mirarlas y contemplé a los alumnos que nos rodeaban. Todo hombres. Maida y yo éramos las únicas féminas.

 

-- Si la detectas, puedes burlarla. Por supuesto, un simple hechizo que te impida hablar serviría, siempre que tu adversario no lo contrarreste. O un antídoto... No es difícil encontrar formas de evitar sus efectos. Yo uso la Oclumancia para evitar soltar verdades que están mejor guardadas. -- Otra sonrisa algo incómoda. Por supuesto, iba a luchar para evitar que mis secretos más ocultos salieran a la luz. No me convenía. -- Además, la verdad siempre es relativa. Si yo creo que algo es verdad, como que la Tierra es plana, sólo diría eso, la verdad que yo conozco. Pero... Sería la verdadera verdad la confesión que me arranque... En fin.

 

Espera un momento... ¿Había dicho "una pequeña explicación"? Yo siempre hablaba demasiado. Sonreí y me pasé la mano por el pelo en un gesto turbado.

 

-- Es veritaserum y sirve para que quien lo ingiera diga toda la verdad sin que se esconda nada.

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Crazy se encontraba en los jardines de la mansión Malfoy recolectando hierbas en compañía del trol Grogat. Aquella curiosa y dócil criatura se había empeñado en acompañarlo en su paseo bajo el sol vespertino, e imitaba los movimientos de su patriarca tratando de cortar pequeñas ramas y hierbas, pero arrancando de raíz algún árbol de vez en cuando. Pensó en decirle que parara o les iba a dejar sin jardín, pero la cara de pura felicidad del pobre trol lo disuadió.

 

Una sobra voló fugaz por el suelo de la arboleda dibujando su forma alada bajo los primeros rayos de sol del verano, haciendo que Crazy levantara la vista justo a tiempo para ver cómo una lechuza de plumaje ceniciento aterrizaba pesadamente un paquete y una carta. El animal levantó el vuelo tan pronto el Malfoy leyó su contenido.

 

- Vaya, ¡La clase!

 

Observó su atuendo, una túnica verde oscuro con el escudo de armas familiar repleta de bolsillos ceñida con un ajado cinto de cuero del que colgaban numerosos utensilios. Decidió que no podía ser más apropiado, así que sin molestarse en limpiarse la tierra de las manos giró sobre si mismo y desapareció en un estallido de tinieblas.

 

 

**

 

No le sorprendió comprobar que no era el primero en llegar a la clase, sin embargo sus compañeros parecían tan ensimismados en su tarea que decidió no interrumpirlos. Para su sorpresa, ninguno de ellos portaba un paquete tan grande como el suyo, de forma que dedujo que cada uno había recibido una tarea diferente. Decidido a recuperar el tiempo perdido, se sentó sobre un pupitre y tiró del lazo que tenía su paquete, dejando al descubierto un flamante y maloliente bubotubérculo.

 

Al observarlo detenidamente sonrió recordando la primera vez que había visto uno. Tenía seis años y su tío Abraxas, que era también su tutor, se lo había traído a una de sus clases de elaboración de pociones. Le había dejado tocarlo con la mano, por supuesto, sin advertirle de que se le infectarían de forúnculos durante varios días.

 

- Esta es una lección más importante que la receta de cualquier poción - le había dicho - Usa el sentido común antes de lanzarte a la acción, los idi***s temerarios no conservan sus extremidades mucho tiempo

 

Nunca había olvidado aquella lección, por lo que sacó sus guantes de piel de dragón y rellenó lentamente un pequeño frasco de cristal con el pus que exudaba aquella planta mágica. Acto seguido colocó un pequeño caldero sobre una rejilla de hierro, y susurrando unas palabras colocó su varita debajo para que sirviera de improvisado fogón. Al cabo de unos minutos el contenido líquido del recipiente, una solución de agua, vinagre y alcohol, comenzó a borbotear suavemente. Sabiendo que era el momento indicado, agregó el pus y al cabo de unos pocos minutos la mezcla se había diluido y espesado lo suficiente.

 

La profesora había impartido nuevas instrucciones hacía un largo rato, que Crazy había escuchado todo lo atentamente que le permitía el trabajo que tenía entre manos, por lo que una vez finalizada la poción se apresuró a llevársela para estar preparado a tiempo para el inicio de la siguiente fase de la clase.

 

- Unguento de bubotubérculo - le dijo, sonriente - Mi fiel compañero de adolescencia y responsable directo de mi ausencia de acné

 

Gracias tío Abraxas, dijo para sus adentros.

Sapere Aude - Mansión Malfoy - Sic Parvis Magna

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Aaron Augustine Black Yaxley

 

Una nueva clase, una nueva oportunidad. Soy sincero, al menos conmigo y pociones no era mi fuerte, no lo fue cuando era un crío, no lo sería ahora ¡qué manera de pensar era esa!- al menos, una sensata de motivarme a la superación- después de todo, no había reprobado el post grado anterior por mala praxis, sino tan solo por tiempo. ¿Debería pedirle perdón a mi prima por no haber podido asistir al curso anterior?, ¿porqué lo haría?, educación tal vez...

Había recibido la carta y las semillas... ¡¿de puerco espín?!... ¿qué esperaba ésta mujer, pincharme? no, no era tan necio como para ello, es más, bastó una floritura de mi varita para sortear la barrera y levitar la carta junto a las semillas cuán enjambre de mosquitos; así mismo las había devuelto al sobre en el que habían llegado. Mi indiferencia marcaba todo lo que observaba más no desviaba mi atención de lo que me importaba, en este caso, aprobar la clase. Estornudé, ¿esas cosas soltaban alguna especie de polvillo?, estornudé otra vez... ¡menuda clase tendría si seguía así! ...

Tras llegar al salón le vi muy compuesta y ansiosa de comenzar, así era ella cuando algo le estaba entre cejas, era la Maida que conocía y la que me gustaba apreciar luego del quiebre emocional por el que había atravesado. Conocía a mis compañeros a excepción de dos o tres, es decir, a la bruja que acompañaba a Maida le había visto un par de veces y una de ellas con una máscara con la cual no sabría reconocerme, al ministro solo le conocía por fotografías y cuadros- no es que se dejase ver mucho por ahí- y a otro mago que se encontraba antes que llegase, a ese sí le había visto en algún retrato del castillo Black. A Garry le conocía, trabajaba conmigo en el cuartel de Inquisidores y de seguro era un alumno prometedor a la clase, sin embargo, aún no había llegado...

 

-Digamos entonces que depende de la convicción de cada quien, madame Potter Blue...- proseguí en cuanto dejó de hablar-... sin embargo sigue siendo una poción prohibida e ilegal, aunque si por mí fuese, ya la habría utilizado en unas cuantas interrogaciones dentro del cuartel inquisitorial- me encogí de hombros en una ligereza de indiferencia- estamos atados de manos, como yo con ésta clase...- sinceré.

 

Para mí, estar ahí era que me hablasen de temas desconocidos a excepción de lo que nos enseñaba el ministerio para estar a la altura en uno que otro caso- casi siempre criminales- más no era de mi competencia conocer al cien por cien cada brebaje o líquido que haya sido puesto en escena, es decir, habían brujas y magos calificados para ese trabajo, casi siempre, los que trabajaban en San Mungo.

 

-Maid...Profesora- corregí- sinceramente vine aquí a aprender y bajo la ignorancia que me cuesta asumir- "como ya debes saber", proseguí en mi cabeza- no conozco más de lo que la señorita Sagitas ha revelado, por ejemplo, yo hubiese puesto más de tres gotas de veritaserum en la copa de alguien ¿qué complicaciones podría traer ello? , como así también supongo que el pus ese ...- lo observé con disgusto- el que trae el señor Malfoy, ¿deshidrata la piel?, me refiero por que se utiliza como tratamiento para el acné severo ¿no?, de ser así, ¿qué sucedería si se aplicase mucho del unguento?... ¿terminaría algo así como la mano de Albus Dumbledore?- torcí una sonrisa en un dejo de ironía.


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¿Se había quedado pensando en las musarañas? No, estaba más bien tratando de recordar todos los elementos que debía explicarles a los magos antes de proceder con la invención o intento de invención para una poción nueva. Eso, mientras ellos miraban sus ingredientes como si supieran que poción debían hacer y no supieran cómo. La voz de la mujer de cabellos violetas la sacó de sus pensamientos, sonrió mientras ella hablaba, asintió un par de veces y finalmente, descruzó los brazos para caminar un poco.



Si, son pociones reguladas por el Ministerio, Sagitas, pero resulta que esa botella en particular es de mi stock privado por eso la tengo aquí, no te preocupes tanto, tengo toda mi documentación en regla —explicó casi al borde de la risa—, por otro lado y aunque todo lo que has dicho del Veritaserum es cierto, me temo que si tomaras un poco de ese frasco, lejos de decir tus cosas, caerías desplomada, es un Filtro de Muertos, que al finalizar cambia su tonalidad de un violeta a un líquido transparente, claro como el agua.


La exposición de la mujer no dejaba muchos cabos sueltos, había sido buena y Maida lo tomaría en cuenta para una siguiente vez, aunque se estuviera errado en el resultado, los procesos eran los correctos, como en una poción hecha por vez primera. Uno de los alumnos se había refugiado en la esquina, ¿era tan difícil socializar en un grupo pequeño? Bufó muy quedito, ella era peor, si podía, no hablaba con nadie durante semanas. De todas maneras, ni Martin, ni Aaron podrían terminar su poción sin Garry, sin darse cuenta, la Yaxley miró a la puerta, ya tendría una mejor tarea para los rezagados.


Ah, vaya con sus secretos de cuidado de la piel, señor Ministro —bromeó la chica, y aunque estaba realmente divertida con la frase era incapaz de encararlo como si fuera un chiquillo de TIMO’s, la vieja Maida no moría con facilidad, eso estaba claro—, exactamente, eres el único que recibió un ingrediente que con un poco de ayudita y dilución se podía transformar en algo muy útil. Martin, Aaron, me temo que ustedes no podrán llevar a cabo la poción que esperaba expusiesen, pero si tienen alguna idea, díganmela y verificaremos si estaban en lo correcto.


La voz de su primo irrumpió un poco el silencio que les había brindado para sus explicaciones, ella lo oyó asintiendo en cada palabra que daba, perdiéndose un poco en la calma que le producía tener a alguien tan cercano en esos momentos. Sin embargo, no había perdido un detalle que esperaba, Martín si pudiese salvaguardar. Aaron no estaba respondiendo su tarea inicial, no tenía la menor idea de qué poción podía realizar con las espinas de puerco espín que se le habían encargado.


¿Qué pasaría si colocas más de tres gotas? Pues nada, sería un desperdicio, y con todo el trabajo que cuesta hacerlo y además, hacerlo con permiso y supervisión del Ministerio, dolería aún más que lo desperdiciaras así —sostuvo encogiendo los hombros—, el caso con el ungüento de pus de bubotubérculo es similar, a menos que no lo hayas diluido bien, con lo cuál podría causarte una terrible irritación cutánea. Sería algo así como quemarte con un ácido ligero, hecho de la manera correcta lo máximo que podría ocasionar sería, ¿la piel muy reseca? Todo extremo es malo.


Caminó lo suficiente para recoger los frascos que flotaban cerca de Sagitas, y los sostuvo frente a todos uno en cada mano.


Uno es una sencilla poción que sirve para curar los forúnculos, la otra, una capaz de inducir una siesta bastante intensa, por decirlo de algún modo. Las pociones, son uno de los vértices dónde, aun en contra de todo lo que me han enseñado, lo muggle y lo mágico podrían converger. Ahora bien, si tratásemos al Filtro de Muertos como un veneno, ¿Cuál sería su antídoto? Si, también es una poción —caminó hacia su escritorio y dejó los frascos en su lugar—. Para cada elaboración hay que ser precisos, sé que ustedes serían capaces de hacer un doxycida sin pestañear, pero ¿estará entre ustedes el creador de una nueva poción? ¿Por qué no? ¿Por qué tener que depender sólo de una tienda para obtener la crecehuesos? Innovemos un poco. Digamos que uno de ustedes, toma el Filtro de Muertos, aquí hay dos armarios repletos de ingredientes y un bosque cercano, ¿Cómo resolverían esto si no tuvieran un bezoar ni el acceso a la poción herbovitalizante? ¡Vamos! ¡Quiero oír ideas, una más descabellada que la otra!


Se suponía que aquella era una clase más avanzada que las de los EXTASIS, así que ellos tenían que dar el gramito extra, recordando todo lo aprendido durante su educación básica. Un poco de historia jamás le venía mal al alumnado, dejarlos con las palabras a medio digerir y que ellos descubrieran el resto. Para Maida, no existían malas ideas, lo malo era no expresarse. Y si, ya sabemos que eso resulta un poco irónico para alguien que salta al techo cada que conoce a una persona. Quizá por eso evitaba mirar a los ojos a su primo, él estaría preguntándose que poción había tomado ella para tener semejante actitud. ¿La respuesta? Ninguna, la elaboración de algunas pociones eran lo que la habían mantenido cuerda en los últimos meses.


¿Quiénes eran sus alumnos? Uno era su primo, su mano derecha, aunque quizá no fuera recíproco, pero si a alguien le aceptaría ella un veneno, sería a él. El segundo, un completo desconocido, que además, llegaría tarde. Luego estaba alguien que estaba relacionado con Aaron y con ella, aunque no podía recordar a que nivel, el lazo Black aún se mantenía fuerte aunque llevara tiempo sin ver a sus tías. ¿Cómo podía alguien no conocer a Sagitas y su departamento de accidentes? Aunque, verla como una alumna, era un ángulo que estaba disfrutando, y finalmente, el Ministro de Magia, emociones encontradas, y no tanto por la envestidura sino por el apellido, tenía que buscar una manera de sacar ese apellido de su cabeza en lo que durara la clase.


Uno siempre aprendía en un aula, siendo alumno o profesor y quizá, esta clase le estaba queriendo ayudar en ese sentido. Tenía que dejar de sentirse como una cucaracha patas arriba por las cosas más sencillas. No todos eran iguales, y a los peores ya los había conocido.


¿Y bien? —dijo de pronto, sacó unos pergaminos que volaron hacia cada uno de ellos— Es un pequeño examen-recordaris, son cuatro, así que las indicaciones son sencillas, contesten todo, pero necesitaré que expliquen cada uno cinco respuestas. Eso a lo mejor, les refresca las ideas que estamos buscando para el problema del Filtro de Muertos, ¿no?



Resolver esta sopa de letras: Jueguecito Maidiano (?)


  1. Planta que usaban los griegos cuando condenaban a muerte.
  2. _______ de Muertos.
  3. Ingrediente usado en pociones prohibidas por el Ministerio. Viene de una criatura noble y pura.
  4. Ella creó la poción embellecedora.
  5. Poción que sólo encontrarás en Rubens Winikus y Compañía S.A.
  6. Quitamanchas multiusos de la ________________.
  7. Profesor de pociones durante los primeros años de Dean Thomas.
  8. Una poción que alivia la ansiedad.
  9. Un par de gotas y cantarás como un ruiseñor toda tu verdad.
  10. Tiene un color oro líquido.
  11. Hierba que usan los muggles para calmar el dolor de estómago.
  12. Sus huevos son usados en distintas pociones. Una de esas pociones alivia la fiebre.
  13. La utilizarás si necesitas una poción para confundir a alguien.
  14. Necesitas veintiún días para que este ingrediente esté listo en la poción multijugos.
  15. Una plaga común entre los magos, sus huevos sirven como ingrediente para algunas pociones.
  16. Su cola y cuerno pueden producir un gran estruendo.
  17. Romántica historia, un joven mago uso esta poción para besar unos labios cubiertos de con Filtro de muertos.
  18. Muggles sudamericanos creen que si uno se da un baño de _____ se les quita la mala suerte.
  19. Poción que vuelve a los hombrelobos más inofensivos durante luna llena.
  20. Poción que recupera nuestras energías.

Editado por Maida I. Yaxley

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Los apagados ojos del brujo empalidecieron aún más con los rayos de la tarde que se reflejan con intensidad en ellos, pero, a pesar de lo incómodo que puede ser, no hace el gesto común para evitar que los delgados, aunque no menos intensos, hilos de luz que se filtran por la pequeña ventana que tiene junto a él impacten en ellos, y, por el contrario, su vista se queda ahí por más tiempo, aparentemente contemplando algo que seguro no está juzgando, pero que de igual manera lo ha llevado a través de una red de pensamientos nada complejos e innecesarios, que se han fijado ahí en su mente, pretendiendo no salir en un buen tiempo.

Ha estado desconcentrado por demás estos días, no es extraño, aunque quizá si lo es la frecuencia en la que ocurre el último par de meses; lo mucho que no se puede volver a acostumbrar a la vida en Ottery, y la inusual ansiedad que le provoca ver el salón principal vacío en casa.

 

No lo proceses.

 

La sesión ha comenzado, lo sabe por qué sin quererlo ha escuchado algo que se ha dicho en clase y que no ha entendido bien, pero consigue que uno de sus pensamientos más recientes se desvíen para acordarse de su caldero vacío en casa, con un puñado apenas de ajenjo en el fondo, sin adherirle ningún ingrediente más, con el sobre de la carta en mano y la mirada confusa del brujo intercalando miradas entre el manuscrito y el caldero aun falto de ingredientes. Suspirar con ganas mientras vuelve la carta al sobre solo significa; resignación, por lo que sin perder más tiempo deja el caldero de lado y se gira para buscar entre los estantes y cajones del estrecho salón de pócimas que tiene en casa.

 

No ha traído a clase una pócima consigo, no una que ocupe ajenjo, sino más bien un método muggle que los no mágicos usan para remediar algunos malestares intestinales. Serviría. Si. Él espera que sí.

 

Parpadeó una sola y larga vez antes de quitar la vista de la ventana, se da cuenta apenas que es tan pequeña que quizá ni siquiera es una ventana y solo la ha estado imaginando, al igual que la extensión de la universidad que creyó ver a través de ella. Al volver hacia el frente comprueba que la clase ha avanzado y él no lo ha hecho con ella, de haber puesto un poco más de entusiasmo quizá entendería mejor porque hay tres frascos con pócimas delante de una bruja que explica la función del veritaserum. Naturalmente la clase continúa luego de un intercambio más de ideas, entre los demás participantes, si se lo piensa mejor, en realidad no hay mucho que pueda él decir ahora.

 

Lo lamento-, divertido apenas tras los posibles escenarios que Black había dado para la clase, finalmente el brujo se sacó de encima la capa de invisibilidad, no ha tenido la oportunidad de usarla antes, y quizá este no se ha convertido en el mejor momento, pero no importaba ya. ―Había…una persona aquí antes de clase-, comenzaba su errática excusa. ―Me aseguró que no podía quedarme hasta que la clase comenzara, entonces…-, parece cansado, prefiere quedarse en silencio y esperar que la lección continúe y quizá al fin salir con algo nuevo entre manos luego de todo esto. ―...Me oculté aquí, ¿podría tener uno de esos pergaminos?-, su monótona y cansona voz apenas se eleva por lo alto de la media, no esta tan alejado del grupo, en una orilla a mitad del salón la extraña figura de Garry alza una mano para poder alcanzar un examen.

 

Si hubiera alcanzado alguno, lentamente se levantaría de su mesa y caminaría lo necesario para buscar un mejor lugar, tal vez cerca de Aarón Black, lejos de aquella "no" ventana, porque se siente mejor cerca de algún rostro más conocido. Guardaría el extraño silencio que habitualmente lo envuelve y deja mudo hasta sus movimientos mientras se continúa explicando en clase lo de un antídoto para el filtro de muertos, él también echaría un vistazo por en sima del hombro de Black para ver que respondería el mago en la prueba.

 

<<Solo se debe esperar la llegada del príncipe o... princesa. Excepto tal vez a Montesco>>, pensó tontamente, le divierte apenas esa versión de las historias muggles donde curan el envenenamiento y brujería con solo sentimentalismo. En realidad, él no ha visto magia que se cure o sane con solo amor, aun cuando las malas lenguas aseguran que puede funcionar.

 

El…filtro de muertos en vida es un elixir capaz de introducirte en un sueño profundo-, torpemente levanta la mirada del cuestionario que tiene en sus manos, parece confundido o tal vez nervioso, aunque la vergüenza no es algo que se encuentre en su comportamiento habitual. ―No comprendo lo que intenta decir con resolver esto sin tener un bezoar ni el acceso a la poción herbovitalizante, es decir...ahí están, tan cerca-, duda, a tientas de si debe continuar cuando parece haber entendido mejor la idea de Maida. ―A-aunque si tratáramos al filtro de muertos en vida como un veneno, podría intentarse usar un antídoto para venenos poco comunes, yo nunca he visto curar algo así con eso, pero...-, hizo una pausa, volviendo hacia el pergamino en sus manos, arrugó apenas el puente de la nariz cuando al fin ha conseguido recordar una respuesta y tan rápido se le ha escapado.

 

P-por otro lado, si lo que se quiere es despertar de un sueño profundo, hay ingredientes que individualmente pueden evitar a menor escala el sueño; la menta, por ejemplo, su olor y sabor estimula los sentidos, lo que produce que el sueño se vaya, la teína, azucares, ginseng, el zinc y... así-, se encogió de hombros. ―Un concentrado de insomnio y ansiedad tal vez; o lo despierta, o detiene su corazón.

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Maida hizo un comentario jocoso acerca de los cuidados que se aplicaba en la piel y Crazy sonrió. Entendía de dónde provenía el humor en aquella afirmación, una sociedad tan tradicional como la mágica tenía muy apegados los prejuicios de género, considerando que ciertas tareas o actitudes le correspondían solo a las brujas o a los magos en función de la tradición cultural. Él nunca se había preocupado de aquellas distinciones, había criado a todos sus hijos en igualdad y procurando que fueran felices, y cada vez que alguno de los varones le había preguntado cómo se realizaba una poción embellecedora, se lo había explicado sin tratar de ridiculizarlos. ¡Y al diablo lo que pensaran los demás!

 

La aparición de un nuevo alumno apenas lo distrajo, pues ya la profesora les encomendaba su siguiente tarea. No podía negarse que Maida conocía y amaba las pociones, se le notaba en la forma en que hablaba sobre ellas y también en las altas expectativas que parecía estar depositando en sus alumnos. Sin embargo la siguiente tarea le decepcionó un poco, al tratarse de un pequeño cuestionario escrito. Se había pasado sus años en Hogwarts rellenando pergaminos con datos y fechas previamente memorizados y, quizás ilusamente, creyó que en el ateneo de la universidad las cosas serían diferentes, más... emocionantes.

 

Dispuesto a dar lo mejor de sí mismo invocó su vuelapluma con un chasquido de los dedos y se repantigó en la silla, tratando de hallar la respuesta a las preguntas en su difusa memoria. Para su deleite, la mayoría de las respuestas acudieron ágiles a su llamada, finalmente la vuelapluma terminó de escribir el último de los veinte nombres y Crazy pudo comprobar que la lista estaba completa. Satisfecho le entregó el pergamino a la profesora.

 

- Aquí tiene, respecto a las explicaciones, los griegos acostumbraban a emplear la cicuta para ejecutar las sentencias de muerte, no pocos intelectos privilegiados se han apagado por efecto de esta bella planta florida. De hecho, el estado griego también la repartía de forma libre entre la población con objeto de facilitar la eutanasia a aquellos que se hubieran cansado de la vida. La poción embellecedora se la debemos a una gran bruja de la familia Tugwood, Sacharissa, que se hizo inmensamente rica con su descubrimiento, facilitando que sus descendientes hayan podido vivir de rentas desde entonces. Un caso similar al de Rubens Winikus que con su crecehuesos logró levantar su compañía, aunque a mí siempre me ha parecido una poción muy deficiente, ¿Con todas las maravillas mágicas que realizamos a diario y para regenerar un par de huesos debemos pasarnos ocho horas en la más absoluta agonía? Y todo esto me recuerda una anécdota, cuando aposté con un primo mío a que se bebiera una poción crecehuesos a pesar de que tenía todo su esqueleto perfectamente sano, tendríais que ver cómo quedó... Bueno, da igual, la enfermedad mágica es evidentemente la viruela de dragón, otra de esas victorias de la naturaleza mágica sobre nuestra endeble civilización que todos los años se cobra alguna víctima, y que provocó un cambio de patriarcado en la familia Malfoy allá por el año mil ochocientos.... Otra vez estoy divagando, por último prefiero terminar con una de nuestras mayores victorias como sociedad, la poción matalobos, un brebaje hecho a base de acónito que ha hecho posible que los hombres lobo se integren en nuestra sociedad en paz y no nos veamos obligados a sacrificarlos por el bien común

 

Hubiera seguido hablando, pues tampoco era que le disgustara el sonido de su propia voz, pero después de semejante perorata se había quedado sin aire. Carraspeando ostensiblemente, prosiguió:

 

- Acerca del filtro de los muertos... Es una buena pregunta, nunca me la había planteado porque considero que un mago tiene que ser realmente idi*** para no llevar un bezoar consigo a todos lados, pero... ¿Quizás la poción de los despertares? Recuerdo que el tabernero del Puercoespín Volador siempre nos ofrecía un frasquito cuando alguno se pasaba con la bebida y se desmayaba, aunque él la llamaba poción ojoabierto. No es que fuéramos tan pardillos como para beber una poción hecha por ese timador de tres al cuarto, pero quizás una confeccionada por manos expertas podría servir

Sapere Aude - Mansión Malfoy - Sic Parvis Magna

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Entre las respuestas de la única bruja estudiante, el examen sobre el que acababa de hablar Maida y la repentina aparición del último estudiante, la clase de Pociones estaba sorprendiéndolo más de la cuenta. Black se mantuvo en silencio mientras el resto evacuaba sus dudas, y llegó el momento de explicar algunos puntos del examen a resolver.

 

Así fue cómo oyó al mismísimo Ministro de Magia, cosa que no se explicaba cómo estaba allí, hablar sobre la poción embellecedora y algunas otras más. Casualmente, lo último que dijo, sobre el Filtro de los Muertos, le recordó una historia un tanto vieja.

 

Por ello cuando Crazy terminó su explicación, Black se adelantó al resto.

 

—Se trata de la poción Wiggenweld, logra revertir los efectos del filtro de muertos en vida. La historia dice que en la época medieval existió una arpía que por celos intentó envenenar a una princesa con el filtro. El príncipe untó sus labios en la poción Wiggenweld y al besarla, logró curarla y despertarla del sueño. —Era una historia antigua, naturalmente, pero Black la había conocido tiempo atrás, en uno de sus viajes por Gales.

 

Black hizo una leve pausa, pero aún le quedaban tres puntos sobre los cuales hablar.

 

—Felix Felicis o suerte líquida, hace a la persona que la bebe afortunada. Todo aquello que se disponga a realizar, saldrá exitosamente. Aunque tiene varias contraindicaciones: beberla en exceso es perjudicial, ya que es altamente tóxica. Además el mago puede sufrir un exceso de confianza, no midiendo correctamente los riesgos, volviéndose imprudente. —Echó un vistazo al pergamino que había rellenado y prosiguió—. El ingrediente que prohíbe el Ministerio proveniente de una criatura noble y pura no es otro que la sangre de unicornio. Hay registros que el Señor de las Tinieblas lo utilizó durante un período. Ciertamente, hay que estar al borde del abismo para matar a un unicornio. —Aquella era una de las más peligrosas maldiciones, enterrando su destino.

 

Aún quedaba un punto a tratar, ya estaba próximo a volver a permanecer en silencio durante unos minutos.

 

—Por último, hablaré sobre la poción Matalobos. Si bien no afecta a la licantropía, hace que el hombre lobo transformado se vuelva inofensivo. Es una poción reciente, considerando que se inventó a mediados del siglo XX. Es un avance importante, pero sus ingredientes son caros y, por consiguiente, se trata de una poción difícil de elaborar. De ahí que su uso no esté tan extendido.

 

Black entregó por arte de magia, el pergamino con las respuestas. Y aguardó en silencio para que el resto completara sus explicaciones.

 

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#7 Fontaine PP ~ #6 de Rune MM ~ #1 Ragnarsson KK

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Añoraba volver a Hogwarts y haber puesto atención a la clase de pociones pero jamás había sido amante de revolver los calderos. Si conocía una que otra poción de la que hablaban, o al menos las recordaba, como la felix felicis o la matalobos- ya daría mi opinión sobre ésta última, quizás una teoría algo pobre pero no menor a como estaban las cosas por el mundo mágico- sin obviar tampoco el filtro de muertos, es decir, también le conocía tan solo por el nombre y una que otra mención en algún caso particular, más no había interactuado con la misma.

 

-Oh, ya veo...-comenté, casi desilusionado, en un susurro a la respuesta que me había dado mi prima- ... creí que un exceso del veritaserum nos haría perder el juicio al menos, ¿quién aguantaría no mentir?...-cuestioné observando lentamente para ambos lados y acaparar al público presente; ya sabía que quien estuviese libre de pecado lanzaría la primera piedra. Me encogí de hombros-...de vez en cuando claro.

 

En ese entonces una nueva voz se oía por el salón, ¡Grelliam había estado en el puesto de atrás todo éste tiempo!, me preguntaba si se paseaba con aquella capa por el cuartel también. Tendría que poner algún hechizo contra eso en las dependencias de los Inquisidores, sonreí para mis adentros. El joven Ollivander parecía tener respuesta a todo y un cruce de miradas entre Maida y yo sería justo para que se diera cuenta del alumno que albergaba el salón de pociones, mientras que yo ¡ni luces!. Me estaba convenciendo, de que otra de mis debilidades eran las pociones, es decir, luego de escuchar al otro Black o a Malfoy, compartía completamente la idea de que un mago debía leer historia de la magia de vez en cuando y que no debiese andar si un bezoar en sus bolsillos o...

 

-¡Una varita!...-exclamé luego de que Martín terminase de hablar. Observé a los presentes- ¿qué?, acaso no es posible utilizar el morphos para crear un bezoar y salvarnos de morir de la forma más descuidada y cobarde de todas. El señor Malfoy nos ha dicho que un mago no debiese andar sin bezoares en los bolsillos, pues yo creo que tampoco debiese andar si su varita para crearlos de ser necesario, sin embargo la pregunta de la profesora Yaxley apunta en otro sentido, uno más ...-busqué la palabra-...ortodoxo. Digo, si es por la estantería y un paseo al bosque prohibido bien dicho lo de la poción wiggenweld, ¡lleva hidromiel! ¿a quién no le gusta esa bebida?...¡pero!- alterné miradas entre Maida y Martín- ¿no íbamos a resolver ésto sin la poción herbovitalizante o wiggenweld como bien conocemos aquí los ingleses?, si es por ello, claro que éste examen trata sobre esa poción. ¿animal noble y puro?, será el cuerno de un unicornio... habría que pillarlo sin los centauros cerca, ¿hierba que usan los muggles para el dolor de estómago?- me voltee a mi colega del ministerio- ¿dijiste algo sobre la menta hace unos minutos no?- volví a Maida- ¿ o tal vez, anís? ; ¿qué hay de la mandrágora cocida?, si ya llora cuando la sacan de la tierra ¡imagínenla en agua hervida!...

 

Ahora recordaba porqué no me atraían mucho las pociones, y es que la paciencia no era muy amiga de mi sano juicio, que por cierto, de sano nada. Diversidad de caracteres que podrían haberse resumido en dos personalidades, una para el ministerio y otra para la noble marcha de una marca extinta; ¿qué me quedaba?, una esencia irónica que solo Maida sabría deducir, más que mal, ella era la única que me conocía del todo allí.

 

-...Hablando de la poción matalobos, que bueno que haz tocado ese punto-sostuve a mi compañero tras haber tomado un poco de aire para proseguir- ¿qué pretenden al subir los precios de aquellos ingredientes requeridos para la poción matalobos?, ¿será que buscan alguna clase de Fenrir Greyback para reunir a unos cuantos licántropos y salir con alguna rebelión contra el ministerio?...-Maida me arqueó una ceja. Sí, lo comprendía, a veces se me iba la olla- Lo siento, profesora, solo me gustaría saber si habría uno que otro ingrediente alternativo para unas cuantas pociones que hoy por hoy, son difíciles de adquirir. Se sabe que el díctamo es escaso al igual que el bayaboom, ¡esos muggles y su maldito calentamiento global también ha de afectarnos!

 

Con una floritura de mi varita, hice levitar el pergamino hasta el mesón de la bruja, no sin antes verla de tal forma que Grelliam pudiese anotar una que otra palabra sin que nadie más que él se diese cuenta.

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