Natural Poison (MM B: 112609)

[Rory Despard]

Rory Despard

 

Si no fuera porque la había visto sonreír mientras se lo decía, a Rory no se le hubiese pasado el nudo en la garganta al escuchar la mención a la reina, con quien pese a aclaraciones posteriores, todavía se sentía cohibido, dado el encendido discurso que había llegado a dar delante de ella y otras tantas autoridades importantes, y en donde más que sus palabras, eran sus acciones durante y después de su intervención, típicas de alguien ebrio de barrio, las que lo abochornaban.

 

El asunto le recordó que quizá, aunque Hannity no fuese como Smith, tenía que andarse con cuidado con ella. Sobretodo teniendo en cuenta que estaban en un lugar con docenas de pociones que podrían causarle un efecto peor al del brebaje que había recibido ese día.

 

- ¿Le pareció una nota apresurada? - comentó de repente recordando lo primero que la joven acababa de decirle- No es que realmente fuera algo tan urgente, o de pronto sí, pero como sea, no era mi intención que se sintiera presionada.

 

A veces podía ser sorprendente para otra gente, y para él mismo, la poca capacidad para entablar diálogo que tenía el muchacho, cuando no eran asuntos divinos los que le ocupaban la mente. A Rory no le gustaba recordarse de esa manera, como el más anodino de sus cinco hermanos, sin la habilidad para los negocios de sus dos hermanos menores, o la capacidad para comprar buenas semillas y regatear insumos de sus hermanos mayores, y relegado a la tarea de arar la tierra en condiciones penosas, repleto de sudor y agobiado por la sensación de que sus días transcurrían sin que hubiese nada especial en ellos, porque él mismo no tenía nada de especial.

 

Ni siquiera el descubrimiento de su magia lo había sido, teniendo en cuenta que su madre era bruja, y ella misma aseguraba, que la magia traía más problemas que soluciones, envenenando de egoísmo y soberbia los corazones de la gente, haciéndolos creer superiores a Dios. Pero había sido precisamente por su madre, ferviente devota católica, que Rory había entendido a sus nueve años, a través de su formación para recibir la eucaristía, que predicar sobre aquel misterio del Dios hecho hombre como prueba de poder y amor supremo a la humanidad, era una forma de trascendencia que daba un sentido mayor a la existencia.

 

Dotado de sus palabras, era mucho más sencillo llegar a las personas, quebrar desconfianzas, y ayudarlas a encontrar el camino que salvase sus almas de la forma como había sido salvada la suya.

 

- Entonces, verá, hace unos meses, concretamente a inicios de octubre, me encontraba yo en Londres pasando por una difícil situación. Fui asaltado a los pocos minutos de descender del tren de la estación Euston, en el distrito de Camden, y Dios mediante, conservé la vida pero me despojaron de todas mis pertenencias, excepto este rosario y el ejemplar de mi biblia que usted ya conoce de sobra- en retrospectiva, Rory sabía que había sido descuidado en exceso, al detenerse a contemplar fascinado las marquesinas que anunciaban todas las salidas de aquella inmensa estación, mas no lo mencionó- no estuve más que un par de días por los alrededores, me dieron de comer en una congregación cercana, y luego, algo avergonzado de esa dependencia, salí a las calles a ver la forma de ganar algo de dinero.

 

No tenía idea de las ocupaciones que Hannity podía haber dejado de lado para estar allí, pero sabía bien lo largo que podía volverse ese relato si abundaba en detalles, así que tras una larga exhalación decidió ahorrarse explicaciones.

 

- Yo creo que ella me estuvo observando mucho tiempo, antes que la notase ¿Cuánto exactamente? No puedo asegurarlo, pero cuando apareció frente a mí y me invitó a sentarme en una banca del parque, bien pronto noté que la gente no se nos acercaba, y hasta daba media vuelta en su camino recordando algo olvidado ¡Entonces retrocedí asustado, al comprobar que era una bruja, pero ella solo se echó a reír! ¡Con una risa verdaderamente escandalosa debo decir! - se aclaró la garganta- Y bueno, no es que sea descortés pero esa soltura no la había visto en muchas mujeres ¿sabe? Y entonces ella hizo algo muy extraño, me pidió que por favor hiciese llegar unas cuantas cosas al pueblo de Ottery y que me recompensaría muy bien por ello. Y me tocó el hombro, y cerró los ojos, no dijo nada, pero estoy seguro que algo hizo porque simplemente no pude negarme.

 

Rememorarlo llevó a que Rory se persignase automáticamente. Había muchas cosas sin explicación en aquel encuentro, pero al divisar a Hannity, supo con tan solo ver en sus ojos, que ella tenía casi completa certeza de quien había sido la misteriosa mujer de la que hablaba.

 

- Me dio un par de consejos sobre la mejor manera de llegar hasta allí, y de quienes "cuidarme" y luego dejando varios paquetes en una bolsa, dio media vuelta y empezó a caminar en dirección a unos altos árboles. Bajé la cabeza, todavía nervioso, y tuve el impulso de detenerla y decirle que no lo haría. Pero cuando observé a mi alrededor, ella ya no estaba más allí, y solo estaban todos sus encargos, y una bolsa más pequeña de cuero repleta de galeones ¡nunca había visto tanto dinero junto! Y entonces, comprendí que ya no podía echarme atrás. Ni siquiera supe su nombre, hasta que ya aquí y de visita en el castillo donde vivió, una elfo me llenó de historias sobre su vida. Pero bueno, creo que usted ya sabe de quién se trata ¿verdad?- se encogió de hombros y de su portafolio sacó un paquete rectangular envuelto en varias capas de papel reciclado- así que para no demorarla más, aquí tiene lo que me encargó que dejara en este local, con el propietario. Yo vine antes, pongo a Dios por testigo que lo hice, pero nadie salió a recibirme. Y sé que no es usted el propietario, Hannity Jane, pero ahora sé también que puede llegar hasta él, y no tiene idea del alivio que me trae que dejándolo en sus manos, pueda por fin terminar de honrar mi compromiso con quien me ayudó cuando más lo necesitaba.

 

@

[Hannity Ollivander Evans]

-No se preocupe, en realidad yo no tengo ningún apuro y puedo dedicar un tiempo a usted-

Era cierto, tenía toda la tarde libre, para conocer el lugar y entender un poco acerca de la elaboración de pociones, además de averiguar qué tanto podía hacer allí, quería conocer cada rincón, saber para qué era cada planta, qué pociones podía crear co ellas, aprenderse los nombres, aunque su memoria aún fallara un poco por lo acontecido en días anteriores, pero, estaba intrigada por la nota de Despard, a quien pensó que se fuera a encontrar en algún momento.

El joven comenzó a hablar, llenando a la rubia de las memorias de si infancia y juventud plagadas de milagros y todo lo que él solía hablar, era bien sabido para ella el grado de religiosidad de él como para sorprenderse de lo que decía, solo bastaba con haberlo visto tratando de ministrar a los gigantes para ello.

Había una parte en su relato que ella descubrió antes de que él se dieran cuenta, justamente después de mencionar el asalto y la mujer con la que se había encontrado, Rory Despard había tenido contacto con su madre en Londres tan solo unos meses atrás, lo sabía por la forma en que él había describido el encuentro, la risa y todo, era un alivio para ella escuchar que Bel Evans estaba bien, no había tenido oportunidad de verla desde hace mucho tiempo, casi después de que ambas supieran la verdad.

Hannity rió discretamente en cuanto notó el rostro asustadizo de Rory y éste enseguida se persigo cuando hablaba del encuentro que había tenido con la Evans, hubiera querido preguntar algo de ella, si él la había visto en buen estado o algo que a ella pudiera tranquilizarla, hasta donde ella recordaba Bel Evans tenía un sello de una maldición en el pecho, el cual le imposibilitaba hacer magia, pero por lo que había dicho el pelirrojo no había tenido ningún problema y sabía que él ya había dicho todo en cuanto sabía.

-Si señor Despard, se de quién se trata... - sonrió saliendo de su ensimismamiento en el que se había llenado de preguntas cada vez más extrañas respecto al paradero de Evans -...se trata de mi... de mi madre, es la persona con quién se encontró en Londres- tenía muchas emociones en ese momento, no quería demostrarlas, había aprendido a no hacerlo, sin embargo una triste sonrisa se dibujó en su rostro y continuó -El propietario de este lugar es mi padrino, así que no habrá problema en entregarle el paquete, pero dígame señor Despard ¿De quién tenía que "cuidarse"?-

No había dado la opción de no contestar, como siempre lo hacía, le intrigaba tanto que no se percató de ese detalle.y esperaba que a Despard no le causara problema el responder, aunque si así era tendría que recurrir a cualquier otra opción.

@

[Rory Despard]

Rory Despard

 

- ¿Ella es su madre?- el muchacho dio un paso hacia atrás para contemplar a Hannity de arriba a abajo, mientras en su mente pugnaba por formar la imagen completa de Bel Evans de forma que pudiese encontrar los rastros de parecido entre ambas- es increíble, como explicarlo, si las tuviese a una al lado de la otra no pensaría que fueran madre e hija.

 

Había dicho todo ello por la pura primera impresión, pero entonces se percató que alguna clase de melancolía se había apoderado de la rubia con la sola mención a su progenitora. Pero, dudoso sobre si debía comentar algo más, o preguntar, y temiendo que pudiese ser considerado un entrometido, calló y en su lugar respondió a la pregunta que Hannity acababa de formularle.

 

- Todo lo que entiendo es que el paquete contiene semillas de plantas muy raras. No sé si mágicas o no mágicos, eso no recuerdo que me lo detallara- cruzándose de brazos cerró los ojos para intentar recordar- pero todas poseene un alto valor monetario y de investigación por lo excepcionales que son. Entonces, había que tener mucho cuidado con que pudiese caer en manos de gente inescrupulosa que las usara con malos fines. O gente ignorante que no supiese darle los cuidados adecuados y las echase a perder.

 

En el fondo, también a él le intrigaba saber que clase de "plantas raras" serían aquellas, pero no quería presionar a Hannity a abrir en ese momento el paquete, mucho más cuando la jovencita había indicado que (aparentemente) entregaría a su padrino el encargo, sin verlo ella ¿o solo le había entendido mal?

 

No hubo tiempo de consultárselo porque en ese momento un ruido semejante a una explosión se dejó oír desde el otro lado de la tienda. Aturdido y sin saber de qué podía tratarse, instintivamente, Rory se colocó delante de Hannity.

 

- ¿Qué cree que haya podido ser?- susurró apenas sin voltear a verla e intentando en vano observar entre la nube de polvo que se había levantado y comenzaba a provocarle ardor en los ojos.

 

La primera vez había visto unos mesones en el local que entendía servían para preparar y dar pequeñas clases de preparación de pociones. Tal vez - razonó- lo que acababa de pasar no era más que el resultado de un alumno poco capaz ¿pero y si lo hubiesen seguido y buscaran ir tras ellos? Aun siendo poco probable, la sola posibilidad puso nervioso a Rory.

 

Por ahora, oculto entre la indumentaria de Hannity, el paquete estaba a salvo.

 

@

 

 

 

[Hannity Ollivander Evans]

¡Claro! ¡¿Quién mejor que el Ollivander para cuidar de aquellas semillas?! Bel Evans sabía lo que hacía al entregarlas a Rory para que él las trajera hasta aquí. ¡Esa mujer lo tenía todo calculado! El problema en sí, era lo que había dicho el joven en cuanto a cuidarse, tenía mucha curiosidad en ver qué clase de semillas eran, su aspecto o color, la rubia no sabía mucho de ello, pero a buena hora decidió no abrir el paquete y guardarlo en su pequeño bolso con un hechizo de expansión indetectable, que colgaba de su hombro.

 

De repente se escuchó una especie de explosión, Hannity se agachó cubriendo su bolso con sus brazos mientras tomaba su varita con fuerza, mientras tanto, Rory se había puesto delante de ella, intentando protegerla, en cuanto el ruido cesó Hannity tomó el bolso con fuerza, tomó al joven Despard por un brazo y comenzó a caminar.

 

-Sinceramente no creo que a alguien le haya salido mal la poción- dijo en respuesta a la pregunta mientras Hannity llevaba al joven, lo más rápido que podía, a la oficina del Ollivander -¿Está seguro de que mi madre no le dió más información?- suspiró tratando de pensar, ya que no tenían tiempo que perder, estaba segura que iban detrás de aquél paquete que ella tenía en su poder...

 

La puerta comenzaba a abrirse lentamente, sabía que probablemente quien o quienes estuvieran detrás no se quedarían confirmes con el hecho de que Hannity les dijera de manera educada que no obtendrían aquél paquete, así que estaba lista para cualquier situación que se presentara con una mano firmemente aferrada a la varita.

 

@

[Rory Despard]

Rory Despard

 

Mientras corrían a toda prisa, en dirección a la oficina del dueño del local, Rory se esforzó por recordar todos los detalles del encuentro con Bel Evans, con la esperanza de poder dar un poco más de información a Hannity, pero lo cierto es que no recordaba nada más.

 

En tanto, para su sorpresa, en lugar de llegar a alguna habitación del segundo piso, Hannity lo conduce por entre un montón de plantas de hojas grandes y gruesas ¿cómo es que la oficina podía estar en un lugar así? Cuando con un ligero "Crack" una trampilla se revela, es que comprende que no van a subir, sino bajar.

 

Una nueva explosión lo termina de decidir de adentrarse tras la muchacha. El túnel es oscuro, y apenas al par de pasos Rory se hunde en fango por la excesiva humedad del lugar. Incluso ahora, la idea de "oficina" sigue estando lejana a lo que tiene alrededor, pero pensando en Smith y sus locuras, no parece tan descabellado que su medio hermano también tenga esas opciones "peculiares".

 

La luz de la varita de Hannity es lo único que puede ayudarle a no perderse en el camino, y finalmente, es cuando alcanzan un estanque de aguas turbias que el camino se detiene.

 

- Ciertamente no luce como usualmente lo haría una oficina- admite Rory observando todo el espacio- pero es un hecho que estaremos seguros aquí. ¿No cree que tal vez pueda haber un mensaje dentro del paquete?

 

No tiene mayores elementos para pensar en el juicio de Bel Evans, pero una cosa es segura, y es que tenía que tener mucha confianza en el señor Ollivander para entregarle ese paquete, confianza tanto por el lado de "proteger" esas semillas, como de que él no haría mal uso de ellas. Y cuando el paquete finalmente es abierto, a la luz tenue de la punta de la varita de Hannity Ollivander, el papel con el que han sido envueltas las semillas revela sus marcas que conforman un escueto mensaje.

 

"Detective Mágico Consultor. Pensadero"

 

@

[Hannity Ollivander Evans]

Hannity sonrió, era cierto, aquello no era a lo que ellos podrían referirse a una oficina, de hecho aquél pasadizo le recordaba a la primera vez que había pisado la heredad, aquella vez en dónde Ellie yacía inconsciente y Garry llamó a su hermanastra, la cual salió de un pasadizo similar en la casa de los Ollivander <<Que curiosos eran los hermanos, definitivamente tienen mucho más es común de lo que todos piensan...>>, ahora que lo recordaba aquella casa nunca le había mostrado aquello, sus pensamientos regresaron a aquél lugar cuando el pelirrojo decía que probablemente hubiera una nota en el paquete.

 

-Tiene razón señor Despard, no sería Bel Evans si no hubiera dejado algo, por lo menos una palabra en el envoltorio...

 

Apenas iluminados por la tenue luz de la varita se dispuso a abrir el paquete y encontraron cuatro palabras, -Espero que la aparición no le moleste tanto- para ella era un método muy molesto y abrumador, pero por ahora era el método más seguro en el que podían salir de allí, ya que en el piso superior en dónde se encontraban una nueva explosión se escuchaba, tomó al pelirrojo del brazo y con la otra tomó su bolso con el paquete con fuerza -¿Listo?

 

No espero a la respuesta, la rubia giró tomando a Rory con fuerza del brazo y esperaba que todo saliera bien, cuando abrió los ojos se encontraban en el soleado callejón Diagon, afuera de un local al que nunca había entrado...

 

@

Editado 2 de Marzo del 2020 por Hannity Ollivander

[Hessenordwood Crouch]

Grelliam M. Ollivander

 

―Hay alguien más aquí-, la criatura se escucha finalmente, a dos semanas de su última transformación, se oye a sí misma cansada, porque Garry no cree para nada que ella se pueda preocupar por él. El brujo se apartó de su trabajo sobre el restirador que usa de escritorio en Natural Poison y agudizó sus sentidos.

 

―¿Quien?-, pero por más que intenta escucharlo de nuevo, la criatura ya no le responde.

 

Tienen una sensación extraña invadiendo rápidamente todos sus sentidos, es algo parecido a eso que Bel Evans denominaba como “mal presentimiento” y que muchas veces fue tema de discusión en Baker sobre si algo como eso era correctamente fundamentado o no.

 

Después de un largo silencio, Garry continuó con su trabajo; las etiquetas rojas eran las plantas que se apartan de las demás por presentar alguna anomalía o síntoma de descomposición por mala fertilización, experimentación, o simplemente por que no se terminaron de adaptar al clima de Londres, en resumen, las plantas que no se les ofrecían al público, pero que Garry conservaba para posteriores estudios con la creencia de que algo bueno puede salir aún de lo que se ha descompuesto.

 

Eran de su interés ahora más que antes puesto que al volver esa tarde ninguna de todas las etiquetas rojas estaban en mal estado, todas y cada una de ellas estaban perfectamente florecidas, algunas más maduras que otras, pero su crecimiento promete evolucionar con normalidad, era difícil entonces encontrar aquella que Charlotte había mencionado en la heredad, que aparentemente padecía lo mismo que las plantas de los bosques que rodeaban la casona.

 

―Está ahí, alguien te está vigilando…

 

Garry retrocedió nuevamente para echar un vistazo a su oscuro alrededor, pero no puede ver ni sentir a nadie más que él (y la criatura) en ese lugar, cómo podría además si el local se encontraba cerrado a esta horas de la noche. Garry supone que debe ser el cansancio de las jornadas de vigilancia que ha estado dedicando al cuartel de inquisidores y nada ayudaba tampoco cubrir las horas de los medimagos de San Mungo enviados al campo.

 

Así mismo está preocupado por lo que pasa en casa e igualmente por lo que ha dejado de pasar, los fantasmas no se dejan ver mas y las criaturas han abandonado las tierras. Lo único vivo que se sigue manteniendo ahí es la misma casa, que le muestra cada dia una habitación nueva que él no ha visto antes, como si intentara animar al curioso brujo. Pero él no tiene más tiempo para eso ahora, pues eventualmente la heredad completa está por desaparecer, es como esas plantas de etiqueta roja que ha estado estudiando.

 

¿Habría una forma de hacer que sanara todo también?

 

Cansadamente se masajea los ojos con las puntas de sus ásperos dedos, en su rostro las viejas heridas de la licantropía que llegan hasta su pecho arden, la marca del beleño en su mano palpita, la criatura está impaciente y su cuerpo parece incapaz de sostenerlo una vez más.

 

―Grelliam…

 

Lentamente abre los ojos, el cuarto le parece mucho más oscuro que antes, las pocas luces que tenía encendidas se han apagado y solo queda la escasa luz de la luna menguante sobre ellos entrando a la fuerza. Al girar la mirada se encuentra con aquello por primera vez, la silueta se esconde en lo más oscuro de la habitación, pero es visible, esos ojos, esa sonrisa, ese brazo que se extiende para tocar su mejilla y acariciar los surcos en su rostro. Garry se queda sin aliento al tacto, incapaz de apartarse o hacer algo más que sentirse invadido por su presencia.

 

El fuerte aleteo del cárabo se escucha a través de la ventana que da a las terrazas despertando de golpe al brujo que yace dormido sobre el escritorio.. Garry intercala miradas entre el ave y aquel rincón donde había visto a la figura en ¿un sueño? pero su tacto frío aún se siente tan real en su mejilla que naturalmente termina por llevarse la mano a las cicatrices. Lo deja en shock la sorpresa de no encontrar ninguna marca sobre la piel de su rostro.

 

El picoteo desesperado del ave lo saca del aturdimiento y rápidamente abre la ventana para dejar pasar al ave con la carta de San Mungo que ha llegado, seguramente solicitándolo para atender alguna urgencia.

[Hannity Ollivander Evans]

 

Había quedado con el Ollivander que aquel día ella estaría a cardo del local, en realidad no sabría que hacer si alguien iba a pedir un curso de pociones o algo así, puesto que todavía no concluía con su curso, aún así le dijo a su padrino que no se preocupara, que ella sabría que hacer y que se marchara tranquilo a Hogwarts a cumplir con aquella clase, aunque ella esperaba que la tranquilidad reinara ese día en el local, así que después de haberse marchado el Ollivanderempezó a acomodar todos aquellos calderos e ingredientes que estaban fuera de su lugar y mientras lo hacía al mover un caldero especialmente grande un libro de pociones cayó abierto en el piso, Hannity se agachó a recogerlo, pero antes de ello fijo si mirada en la página que había caído.

 

"Amortentia: poción del amor" si ya había podido realizar una poción herbovitalizante y un filtro de los muertos en vida... ¿Qué impedimento tenía para preparar una poción de amor? Era una buena excusa para intentar algo nuevo y poner en práctica los conocimientos adquiridos en clase, comenzó a revisar la lista de ingredientes, la mayoría los tenía en su kit y lo que necesitaba de herbolaria lo tenía justo en aquel lugar, así que empezó a pesar ingredientes, cortarlos e ingresarlos al caldero, momentos después escuchó una campanilla que indicaba que había llegado un cliente, aún de espaldas y sin saber quién era el que había entrado, saludó -Buen día ¿en que le puedo servir caballero?

 

@@Eobard Thawne

[Eobard Thawne]

Recientemente, retomaba la elaboración de pociones en su residencia oculta en los suburbios no mágicos del centro de Londres, por lo que el suministro de ingredientes había alcanzado peligrosos niveles bajos. Por primera vez en un par de meses, el Black Lestrange fue obligado a salir a la intemperie, sin contar sus apariciones académicas en Castelobruxo y Hogwarts, para saciar su sed de conocimientos.

 

A ver, huevos de doxy, alas de hada, raíz de jengibre... extendió el fragmento de pergamino, mientras desfilaba por el adoquín del Callejón Diagon. Enunciaba los materiales que más necesitaba en ese momento. Quizá, algunos granos de sopóforo, nunca caen mal.

 

Usualmente, conseguía los componentes para elaborar pociones a la antigua usanza, ya fuera recogiéndolos o extrayéndolos si llegaba a encontrárselos en alguna de sus desventuras, pero con la situación actual y su precaria condición humana, que últimamente menguaba por la falta de sueño, no podía darse ese lujo. Deambuló entre los locales, sin mucha suerte, hasta que llegó a aquel montículo que llamó su atención. Parecía más bien la madriguera de alguna criatura, invitando a los transeúntes a ingresar.

 

A eso le llamó una entrada perfecta.

 

Le sorprendió ver que el acceso de madera adoptó su silueta a la medida, en cuanto este se dispuso a entrar. Más aún, el cambio de ambiente, a uno más acorde a la selva, le indicó que estaba en el sitio idóneo para conseguir lo que buscaba. Le aturdió el cambio de perspectiva, y habría usado la aparición, de no haberse percatado de la persona que metros más allá, parecía ocupada con algunos instrumentos.

 

Esto...Sí, me preguntaba dónde podía conseguir un par de raíces. respondió a su pregunta, aproximándose a la mesa en la que trabajaba la joven. Últimamente no estoy en condiciones de viajar mucho, así que he decidido adquirir ingredientes por otro medio.

 

Había algo en la apariencia de la joven, que le era vagamente familiar. Quizá la estatura o el cabello arena, que le traían memoria de un encuentro a finales del año pasado. Llevó su mano al costado izquierdo, donde generalmente reposaba su varita, sujeta a los pantalones, en un afán de recordarlo. ¡Claro! Había sido en una tienda de varitas. Podría estar equivocado, pero prefirió jugar su suerte.

 

¿Señorita Hannity? ¡Qué agradable sorpresa! No esperaba volverla a encontrar. ¿El local es suyo? Debo admitir que la decoración es lo mejor, te hace sentir más cerca de la naturaleza.

 

@

[Hannity Ollivander Evans]

Escuchó lo que él caballero decía acerca de que no podía salir a conseguir las raíces que necesitaba y sonrió, aún sin verlo, aquella voz le sonaba conocida, sacó su libro de herbologia para revisar, en caso de que no conociera el nombre de lo que le pedía y al verlo supo de quién se trataba, sonrió al escucharlo, era el mismo joven que le explicaba un poco de varitas en la tienda de Ollivander y que desde aquel casual encuentro no lo había vuelto a ver.

 

-Señor Eobard ¡Es un placer volver a verlo!- sonrió al escucharlo, ella tampoco hubiera creído volver a verlo después de la visita a la tienda de varitas -No, este lugar no es mío, es de mi padrino, Garry Ollivander, yo sólo vine a ayudarle hoy.

 

Sin duda el lugar encantaría a cualquiera, sobretodo si era amante de la herbologia o la elaboración de pociones con ingredientes frescos -Si, el lugar es encantador y como verá aquí todos los ingredientes son frescos y también puede utilizar nuestra área de calderos para su preparación sin costo extra, así que si gusta elaborarla aquí los instrumentos están a su disposición

 

Dejó que el joven Black Lestrange le diera su opinión al respecto, a la rubia empezaba a gustarle estar allí y la elaboración de pociones, aunque no olvidaba que su poción estaba en el fuego -¿Qué raíces son las que le puedo ofrecer señor Black Lestrange?

 

@@Eobard Thawne