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Natural Poison (MM B: 112609)


Hessenordwood Crouch
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[…]Dijo que el mal tiempo y la guerra tenían la culpa de que no hubiera flores verdaderas; pero en lugar de resignarse, puso cuatro o cinco trozos de carbón en unas jarras de cristal, añadió agua, sal y amoníaco, y al final les echó por encima una mezcla de tinta violeta y azul. Para mí era un completo misterio cómo semejante alquimia daría como resultado algo parecido a unas flores, pero en menos de una hora ya estaban floreciendo […]

 

 

 

Natural Poison no es más que un local sumado en Diagon de venta de pociones, herbolario y materiales de jardinería, dedicado a surtir, aconsejar y proveer a los apasionados por la materia de lo necesario para la elaboración y cuidado de cultivos para sus hogares o que puedan ser de utilidad para crear sus propias pociones, así también como la preparación de las mismas para aquellos que no les gusta complicarse.

 

 

El local se encuentra entre dos edificios de fachada moderna, tiene la apariencia de un montículo de buen tamaño que ha nacido y colado entre los edificios, con un amplio y florecido lomo verde y algunos huecos que fungen bien como tragaluces y ventanas adicionales al local. Su entrada es por una puerta que se encuentra al nivel de la acera, de aproximadamente dos metros y medio de alto, de madera sólida y oscura, pero se abre a la altura y complexión formando una silueta recortada con la forma de quien quiera adentrarse al lugar.

 

 

El interior no tiene una pinta ambiciosa, rodeada de plantas de todo tipo por todas partes sin aparentemente un orden, adentrarse al vivero es como entrar a una selva, pero con mas biodiversidad. Se pueden encontrar plantas de todo tipo, y aunque no es un lugar tan amplio, el piso subterráneo, el segundo nivel (mezanine) e incluso la cubierta acondicionadas sirven mejor para mantener otros cultivos. El sitio en general, una vez que se entra, no tiene la nocion de tener un comienzo o un final, el piso es de terracería húmeda o arenosa, piedra o madera como en el salón de pociones y el mezanine.

 

 

Piso principal.

 

En el piso principal se encuentra un salón abierto con tres mesas amplias para la elaboración de pociones, los estantes de madera que perfilan esa área se encuentran cubiertos o escondidos en su totalidad por una raíz que parece estar pegada por el techo y las paredes de todo el local, es difícil alcanzar los instrumentos o ingredientes, pero con buen modo o mejores mañas siempre se puede conseguir lo que uno busca.

 

 

Aquí también se encuentra la mayor cantidad de plantas, cultivos, raíces o tubérculos que son más sencillos de cuidar y también los de mayor venta. Existen cultivos de propiedades mágicas como no mágicas también, dispuesto a lo largo y ancho del negocio para, según el dueño, comprobar la interacción entre ellas, como si de personas o criaturas se trataran. Para moverse por el sitio es necesario encontrar los distintos caminos que se encuentran bifurcados por la misma mercancía.

 

 

Existe también en este piso un área llamada “guardería del semillero”, aquí es donde quienes no tienen un lugar donde cultivar sus plantas o no saben cómo hacerlo, pueden sembrar o traer sus cultivos para que se les dé un cuidado apropiado a su naturaleza.

 

 

Mezanine.

 

El mezanine es el lugar del personal, fabricado de madera, sobre las mismas vigas que sostienen las instalaciones del sitio. Se encuentra a simple vista una vez que se entra, es un espacio semiprivado, lo que indica que es fácil acceder por las escaleras de un costado aun para los clientes, sin embargo no hay mucho que ver; solo hay un escritorio, algunos estantes llenos de libros, manuales o catálogos, frascos con contenidos dudosos y cajas y más cajas. Hay también un rincón para guardar y dar mantenimiento a las herramientas que se ocupan. Además, las mismas escaleras te llevan a la cubierta.

 

 

Piso subterráneo.

 

Para acceder a este se ocupa atravesar una trampilla escondida en algún lugar entre las plantas. Abriendo la trampilla debes atravesar un túnel bastante largo con inclinación que te lleva aun subterráneo, algo parecido a una cueva, solo que más húmedo. Ahí hay, además de cero iluminación, un estanque pantanoso y fango por todas partes. En este sitio se encuentran las especies que de más humedad y poca luz necesitan, el dueño del negocio necesitó de mucha magia para guardar algo así por debajo de la instalación original del local, por lo que se reserva muy a menudo el acceso a este piso.

 

 

Cubierta o terraza.

 

A diferencia del subterráneo, en la cubierta del negocio se encuentran los cultivos que requieren de más iluminación solar. También sirve para dejar que algunos clientes interesados en el tema planten sus especies ahí. A pesar de ser la parte más alta es la de menor espacio dada la forma del local. Se accede por unas escaleras de madera en forma de caracol que se pueden ver a simple vista una vez que se entra al negocio.

 

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Pasando de largo los locales de ventas de alimentos, "maravillas muggles" y artículos de segunda mano, escondido entre un par de locales se encuentra finalmente el herbolario; un sitio verde entre todo el bullicio de Diagon.

 

Ven a respirar un poco de aire fresco.

 

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Nick con link a tu ficha de personaje: Ficha de Garry M. Ollivander

Link a la ficha de tu familia: Bóveda de la Familia Ollivander

Link a la bóveda de tu negocio: --

Link al local del negocio: --

Editado por Garry M. Ollivander

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  • 1 mes más tarde...

Cree un portal para llegar a la cercanía, bajé la mirada y camine a la entrada, apenas si estaba cerca me había hecho incorporeo y espere a que apareciera el dueño ( @@Gabriel W Diggory] ). En ese instante respire profundamente y clave mirada en uno de los empleados, este apenas al verme tembló de miedo.

-¿Donde andará ese chiquillo? -Pensé en voz alta, al poco tiempo aparecía en mi mano izquierda se vio mi Daga Sangre, la cual lanzaba contra el suelo y así la clave. Esta me obedecía a voluntad, era curioso que con ello matará a un alimaña.

-Supongo, que le deberé esperar.

 

En ese momento, mi intención era clara y era simplemente invitarle personalmente a mi local y al hogar de la familia Luxure, no se porque motivo iba, pero seguro era porque alguien de mi familia, deseaba que este ser pisara nuestra morada, no podía negar el buen parecido y de cierta manera sus atributos como persona, no obstante, no era de mi gusto, pero si de alguien más.

Editado por Demian Luxure

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-¿Grelliam?-, la voz de ella era dura como acero, sin embargo él cree conocerla ya lo suficiente para saber que hay algo que la incomoda.


-Ahora no…-, farfulló en respuesta, absorto entre las notas y libros expuestos bajo la luz de la mesa de una gran restirador de estudio, la figura corvada de él leyendo y anotando descuidadamente apenas si hace una sombra por toda la luz que se filtra desde el exterior.


-Si, Grelliam, ahora si-, ah si, ahí estaba la verdadera ella, con ese acento fiero que la caracteriza y la amenaza no verbal de hacerle el día imposible al brujo si no hacia caso ahora.. -Hay hombre aterrador ahí abajo, ¿puedes atenderlo tu?


-Creí que eras tu la que atendía a los clientes, para eso te pago-, hay demasiada neutralidad en el tono de su voz, aun así es evidente que solo bromea con ella.


-Pues no quiero, ¡El casi me asesina con la mirada!-, chilló dando una patada al suelo y cruzándose de brazos, completamente decidida a no bajar de ahí hasta que ese hombre se vaya.


Él suspiró, resignado.


-De acuerdo, iré.


-- -- --


No hace falta bajar del mezzanine para poder conseguir una vista bastante amplia de la primera planta del negocio. Desde la orilla de éste se puede ver muy bien la sala de pociones, los almacenes y el vivero (aunque su interior es difícil de ver completamente), su disposición también le da una vista nada problemática hacia la entrada principal sin que deje que el entresuelo sea un espacio semiprivado y el vano que habían añadido apenas recientemente sobre el desfase del desnivel en la cubierta también daba cierta vista libre hacia la azotea. Así que raras veces él tenia que abandonar su espacio de trabajo para tener todo cubierto.


Perezosamente, se apartó esta vez para confirmar entonces lo dicho por la joven bruja y poder ver mejor al “siniestro hombre” que había llegado como primer cliente en…bueno siempre. Garry se encaminó hasta la orilla del mazanine encargándose sobre la barandilla que acordona el espacio. Desde ahí los pálidos ojos del brujo contemplan mejor a la única figura que espera por que alguien lo atienda. Ciertamente Garry no puede decir que su negocio es un éxito en popularidad, por lo que luego de observar mejor al brujo que espera ahí abajo, tiene la leve sospecha de que quizá el mago pudo haberse equivocado de tienda.


-Buen día-, habló, ronca su voz, pero fuerte y clara, solo lo necesario para llamar la atención del mago mientras él baja por las escaleras hacia la planta principal para recibirlo. -Bienvenido al vivero, ¿puedo ayudarlo a encontrar lo que busca?-, finalmente se plantó frente al mago. Garry no es una persona tan imponente como lo parece el cliente, tampoco es desdeñoso o formalmente elegante, no, mas bien es de una figura taciturna, tan aparentemente flemático que parece difícil hacerlo sentir sorprendido por algo o alguien. -Tenemos por temporada una oferta en bubotubérculos hasta fin de mes, ¿le interesaría ver los cultivos?




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  • 2 semanas más tarde...
- Esto es lo que faltaba…-


La joven habló en voz alta, al tiempo que volteaba hacia todos lados como si estuviera preocupada de que alguien la pudiera observar. Tenía tiempo que no paseaba por el Callejón. Había hecho un mini viaje [?] y ahora que estaba de vuelta, prefería disfrutar un poco del aire fresco, como si con eso pudiera olvidar todo lo que ocurría a su alrededor y no es que fuera algo malo precisamente, pero ese día en particular, sentía la necesidad de estar alejada de todo y de todos. Sin embargo, ahí estaba, caminando y como si estuviera en búsqueda de algo que no sabía exactamente qué era.


Instintivamente cruzó los brazos, como si sintiera frío, aunque solo se limitó a observar de reojo los locales que ya conocía de siempre y aunque tuviera curiosidad de entrar a ver cada uno, muchas veces resultaba ser una pérdida de tiempo y no precisamente porque el local no ofreciera cosas estupendas, sino muchas veces era por la gente; no solo por los dueños de los locales, que o no estaban o simplemente andaban en su mundo, sino también muchos de estos lugares solían estar tan vacíos, que la Granger muchas veces dudaba de que éstos aún se encontraran abiertos.


Hasta que vio ese local en particular que llamó su atención, no solo por el nombre, sino que anteriormente había visitado a un lugar de herbolaria y no había resultado bien; “¿será posible que esta vez sí me hagan caso?” Pensó con amargura la ojivioleta, quien recordó la planta que había comprado y había resultado… bastante muggle y por lo consiguiente, decepcionante. Aunque por lo que vio a simple vista, no esperaba encontrar una flor en particular, sino esperaba al menos que el dueño supiera lo necesario para llevar un negocio de ese tipo.


En realidad el nombre del local no le decía mucho, sin embargo había algo que seguramente tenían y que ella en su momento había necesitado: pociones. Y es que habían transcurrido un tiempo breve en el que ella y su hermano habían experimentado al intentar preparar una poción para su negocio y por consiguiente, ésta había salido mal. La bruja sacudió la cabeza, como si intentara alejar ese mal pensamiento de su mente. “Al menos espero que den un curso al menos”, pensó, algo molesta; y es que al menos estudiar pociones era algo que estaba bastante alejado de sus prioridades en ese momento.


Al entrar y observar las mesas, pudo notar que al menos no estaba tan errada de lo que imaginó al inicio. Había una persona más en el lugar, aunque no prestó mucha más atención y se mantuvo curioseando cerca de la entrada, esperando a que el mago fuera atendido. Una voz bastante familiar, hizo que la ojivioleta volteara de manera brusca y sin disimulo; “Ollivander” fue lo único que dijo para sus adentros. De todas las habilidades que el mago pudiera tener, definitivamente ese local era lo menos pensado; con eso la joven se dio cuenta de que no lo conocía tanto como ella pensaba.


Hizo lo que creyó prudente en ese momento: saludó con un gesto en la mano, mientras que su rostro mostraba un gesto parecido a “¿qué rayos haces acá?”. Se mantuvo alejada, aguardando el momento en el que llegara su turno. Vio un pequeño estante con frascos de diferentes tamaños y con contenido de diferente color. Si bien la Granger no era experta en la materia, podía reconocer perfectamente el frasco de felix felices que descansaba en el lugar más alejado. Lo que supuso que el dejarlo expuesto tan a la vista, es porque seguramente había alguna forma de proteger que no cualquiera pudiera llevarse algo sin previa autorización del dueño.


Cuando reaccionó, se vio a sí misma con su pálida mano extendida hacia aquel diminuto frasco…


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  • 2 semanas más tarde...

Permaneció paciente, Garry no es lo contrario a eso, así que no se apura en presionar al mago por qué, bueno, ahí hay una gran variedad de especies de plantas y cultivos para ver, si el brujo solo está ahí para echar un ojo Garry no tendría prisas en despacharlo. Aun así, le descoloca un poco el repentino mutismo de él, habría pensado en primer lugar que, cuando Charlotte subió al mezanine para hablarle del mago, que era alguien con el tiempo contado. Quiza solo había sido una táctica de la empleada para conseguir que el brujo se despegara de su trabajo y bajara a atender él a los clientes.

 

Garry se llevó las manos a las bolsas del mandil de cuero de jabalí que lleva puesto, ahí dentro guarda una variedad de cosas, entre palas de jardinería, semillas o frascos para lo que se ocupe de pronto, todo gracias a un pequeño hechizo de expansión. Se removió a un lado, de todas formas, para no ofuscar la visión del primero de los clientes que hay en la tienda, si era verdad que la intención de Garry con el Natural Poison no era hacer de él un gran negocio, que mejor si podía hacerse de unos galeones extra mientras hacía algo que disfruta.

Mientras está pensando en eso, esperando aun por alguna respuesta del mago, es que al fin puede ver a alguien más merodeando por la tienda. Imita el gesto de Valeskya y le saluda con la mano, aunque después añade una señal mas de que aguarde por él un momento más. Negó apenas cuando Granger ya no lo está viendo y comienza a creer que le paga demasiado a esa muchachita Charlotte por su trabajo.

 

-Lo dejaré que haga la elección a su gusto, cualquier cosa puede llamarme de vuelta, o a la niña que está en el mezanine-, Garry le sonrió apenas al hombre, es un gesto no forzado, pero sin mucho sentimiento. Después de eso hiso una venia gentil y se dio la vuelta en dirección hasta donde la Granger parece curiosear distraídamente. Garry se detuvo un momento antes de llegar a ella y sonrió un poco más divertido esta vez cuando la ve dirigirse a la sección de pociones, atraída aparentemente por la suerte liquida.

 

La acción de ella le hizo preguntarse sobre qué cosas ella consideraría como una buena fortuna, ¿qué ambiciones tendría alguien como Valeskya Granger? Si es que las tenía.

 

-Es una imitación-, habló con su voz monótona en el oído de ella, tiene que estar inclinado bastante para poder alcanzarla, pero al parecer ella esta tan concentrada en obtenerla que no ha notado como se acercó hasta quedar a un paso de distancia y así poder casi susurrarle aquello. Garry se mantuvo tranquilo, el par de ojos también observaban el frasco y la mano de Valeskya casi alcanzándolo, luego se alejó lentamente dando varios pasos atrás antes de terminar lastimado por haberle causado un sobresalto a la bruja. -La conseguí en un curso avanzado de pociones la última vez que pasé por Castelobruxo, no me han quedado muchas ganas de volver allá luego de eso-, se apartó lo suficiente para poder recargarse en una de las mesas donde se imparten algunas lecciones para elaborar pociones.

 

Se cruzo de brazos, dedicó luego a Valeskya una silenciosa mirada escudriñadora, como si quisiera, sin que ella se lo dijese, averiguar por qué motivos es que la Granger ha terminado en su negocio.

 

-Pero debe haber algún frasco bueno en el almacén-, señaló en dirección a donde debía estar el mezanine, ahí aun, dando vueltas perezosamente en la silla que antes Garry había ocupado, se distinguía todavía la figura de la empleada que ha decidido no atender al mago de gesto duro. -Necesito un permiso para tenerlo en grandes cantidades, así que no, solo debe haber unos cuantos-, le explicó. -Pero entonces dígame Valeskya ¿qué tan mal ha ido su suerte? -, preguntó con genuina curiosidad, quizá la pregunta podría resultar muy entrometida, pero no para el inusual de Garry.

 

@@Valeskya Granger

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Se sobresaltó al escuchar las palabras del mago tan cerca de su oído. Tal vez si en ese momento hubiera tenido el pequeño frasco en sus manos, no hubiera quedado nada de él… ni del que le había provocado el susto. “¿En qué momento…?” Se preguntó la ojivioleta mientras miraba a los ojos al joven, quien parecía estar concentrado en observarla, quién sabe con qué finalidad. Y es que Ollivander parecía tener una habilidad extraordinaria para llegar e irse de forma tan sigilosa, como si de un ninja se tratara. A la bruja no le fue posible disimular una mueca de decepción al escuchar que se trataba de una imitación.


- ¿La imitación tiene alguna clase de efecto? ¿O simplemente es el líquido con el color y ya? – Le fue inevitable responder con otras preguntas. Cruzó los brazos y se mordió el labio. - Solamente era curiosidad. Es del tipo de cosas que te gustaría probar aunque fuera solo una vez en la vida. Nunca he experimentado con una poción así, razón por la cual fue demasiado tentador para mí, ver un frasco tan a la luz… hasta que has dicho que no es real. –


No había ninguna mentira en lo que había dicho; de hecho nunca había conocido a alguien que hubiera pasado por los efectos de aquella poción. ¿Y si el otro mago venía por algo similar? Le fue inevitable pensar que quizás el negocio de Ollivander no era quizás de lo más inocente; un negocio de pociones resultaba ser bastante atractivo para la gente como ella, que no solo tenía que llegar a pedir algo que cumpliera con sus deseos, sin tener que revisar libros y libros hasta dar con la solución indicada. Y también podría resultar peligroso, si es que ese lugar pudiera albergar clientes que gustaban de las artes oscuras.


- Tienes un poco de… cosa… - Exclamó la pelinegra al cabo de unos instantes de silencio. Estiró una de sus pálidas manos y la estiro hasta apenas tocar el brazo de Ollivander. - Supongo que se trata de tierra ¿o me equivoco? – La mirada de la Granger examinó cuidadosamente al mago: lo asoció inmediatamente con un jardinero y hasta tuvo la impresión de que él parecía sentirse a gusto en ese atuendo.


- Supongo que has de preguntarte cómo es que nos hemos vuelto a encontrar. – Soltó así sin más. - Casualidad nada más. Ando en búsqueda de una planta que sea capaz de sobrevivir en mis manos. Últimamente he sentido curiosidad por tener una flor, blanca de preferencia y bueno, por eso estoy acá.-


Valeskya omitió el hecho de que ya había buscado una planta en otro lado y el tener que contar una experiencia que si bien no fue desagradable, esperaba algo más; aunque después de un tiempo, fue inevitable preguntarse a sí misma si ella no había sido la causa por la cual no había quedado contenta con aquella compra ¿había sido muy exigente? ¿o no había sido lo suficientemente específica? Cualquiera que hubiera sido el caso, ya no había nada por hacer.


- Y si tienes tiempo… no me molestaría que me mostraras el lugar. Aprovechando que eres el encargado y eso. Quizás me animaría a llevar algo más que una planta, como esa poción que dices que probablemente tengas en existencia. O tal vez algo como… filtro de muertos en vida.- Las últimas palabras de la joven salieron casi sin pensar. - Supongo que también tienes varios elixires peligrosos… lo cual hace que me pregunte si no te da temor que tu clientela se torne mucho más oscura.- Susurró al tiempo que se sujetaba del brazo de Garry.


- Espero que no te moleste tanta familiaridad, digamos que estoy de buen humor, casi podría abrazar a cualquiera.- Exclamó mientras esperaba que la respuesta a conocer el lugar, fuera afirmativa [?].


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  • 2 meses más tarde...

Rory Despard

 

El frío que se dejaba sentir en la calle hizo que sacase el gorro de la mochila de lana y se lo colocase de inmediato. En realidad, lo había traído pensando más en ocultar con él su encendida cabellera rojiza, pero el mal tiempo le estaba la oprtunidad de darle un verdadero uso.

 

Por fin, tras todos los incidentes extraños a su llegada a Ottery, se sentía medianamente tranquilo y dispuesto a cumplir algunas de las tareas que la misteriosa mujer londinense le había encargado a cambio de esa bolsa de brillantes galeones.

 

Diagon era un hervidero de gente,a pesar del invierno inminente y su crudeza. Quizá, fueran las fechas mismas las que generaban tal movimiento, pero como si tratase de un acto puramente instintivo, pronto se vio recorriendo los espacios menos concurridos, donde incluso uno que otro negocio mostraba una fachada descuidada.

 

Cuando finalmente tuvo delante de sí el local en el que debia adentrarse, se detuvo unos instantes a observarlo de arriba a abajo. No sólo era el verdor o el contraste con los "modernos" vecinos, sino más bien el hecho de que pareciese encajada allí " a la fuerza" lo que le daba un aura especial.

 

No había encontrado las palabras con las cuales expresar lo que el cambio de ambiente le había provocado, de la vida en el campo, o incluso en Dublín, a lo que enfrentaba cotidianamente en Ottery, pero sintió que quizá era justo como ese local, atravesado,vistoso por diferente, y con una enorme presión por demostrar que tenía todo el derecho de estar allí.

 

Si el mecanismo de la puerta le había parecido impresionante, nada lo preparó para el acondicionamiento interno del local. Plantas de todos loss tipos y formas, daban al espacio más tamaño del que tenía a sus ojos, que se concentraron en observar las tres largas mesas sobre las que descansaban varias botellitas con líquidos de diferentes colores que, suponía él, debían ser las famosas pociones que tenía encomendado recoger.

 

- Disculpe ¿Quien atiende en este lugar?

 

Desde el otro lado, creía haber escuchado pasos, pero era imposible saberlo con la maraña de raíces, arbustos y otras plantas que impedían ver el centro del espacio (si acaso tenía alguna).

 

- ¡Vengo a recoger un encargo de pociones!

 

Always

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  • 2 semanas más tarde...

Ya es entrada la tarde, el Ryvak permanece en el asiento de la sala de espera...precisamente porque es lo que hace: esperar...si lo ven, llama la atención lo inmovil que se encuentra, con la mirada perdida...no hay tantos huespedes pero ninguno de ellos se atreve a romper el silencio, solo pasan con rapidez al lado suyo, esquivando el encuentro, pues su semblante es de aquellos que sufren...

 

Frente al mago aparece un elfo, es uno muy anciano, su cabello canoso es largo, sus manos llenas de arugas a si como su rostro, se inclina y desliza por la palma del mago una nota, vuelve a hacer una reverencia y desaparece, el peliverde no reaciona a lo que ha sucedido, sus ojos parecen mirar algo, aunque en la dirección donde tiene fija la mirada no hay nada...

 

Pasan los minutos, después de casi media hora, parece percatarse de la realidad, él en la sala de espera y una nota en su mano diestra...la desdobla y encuentra en ella una solicitud, deja salir el aire que tomo con lentitud, como si eso fuese necesario....al menos ahora lo es, tras el largo momento de percibir su aliento, se siente con algo de vitalidad, se levanto casi solemne, se acomodo su capa negra con un gesto lleno de parsimonia, el sitio al que marchaba era en Diagón cerca del hotel, así que decidió ir caminando...el rumbo de sus pasos eran hacia el local "Natural Poison"

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  • 2 meses más tarde...

Rory Despard

 

No era otra sensación más que la culpa, la que tenía allí a Rory nuevamente, ingresando al misterioso herbolario que unos meses atrás, había sido de los primeros sitios que conoció en Diagon, todo por cumplir el encargo de su "benefactora".

 

En ese entonces, con la ingenuidad típica del recién llegado, desconocía de los lazos que unían a aquella mujer con el dueño de ese local. Sin embargo, Ottery, pequeño infierno, pronto había terminado dándole las piezas del rompecabezas de esa historia. La última (¿acaso la más importante?) había terminado fortuitamente llegando a sus manos en navidad.

 

Hannity Ollivander.

 

Aunque fuese intrigante, Rory no deseaba saber que otras cosas ocultaba el misterioso propietario, o esa familia. La aventura navideña había sido más que suficiente para él, estaba agradecido de hecho de la estancia en las montañas posterior al evento en Durmstrang, donde había podido conocer algo más al Pueblo de las nieves, y fortalecido su fe en el Dios verdadero, y si estaba allí era únicamente porque deseaba entregar finalmente el encargo que le había sido encargado meses atrás.

 

La ansiedad, algo más bien poco usual en él, lo había llevado a llegar más temprano de la hora acordada, por lo que perdió tiempo primero observando a las plantas dispuestas libres por el local, perdiéndose en los caminos marcados por sus raíces, tallos y hojas, hasta que finalmente, se detuvo a recobrar aliento delante un peculiar letrero que decía “guardería del semillero”, y decidió quedarse allí a esperar, puesto que era precisamente semillas lo que en su mayoría llevaba consigo (aunque no fuera lo único). Acomodándose el gorro de lana sobre el cabello pelirrojo, para que éste fuese cubierto en su totalidad, comenzó a silbar una vieja canción festiva de flauta y violín, típica de la comarca donde había nacido, hasta que, delicada y prístina, distinguió entre el enredo de toda esa naturaleza exuberante, la figura de la mujer a la que había estado esperando todo ese tiempo.

 

- Dios la bendiga, señorita Ollivander, que bueno que aceptara venir.

 

Y tímidamente, le tendió la mano para que pudiese saltar una nudosa y gruesa raiz que se atravesaba entre ambos.

 

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Después de aquella plática tan extraña con su padrino acerca de el arte de elaborar pociones y de la sorpresiva noticia de que aquél local del callejón Diagon era propiedad de él, la rubia se estaba familiarizando con el lugar, todo allí tenía vida, lleno de plantas y frascos con brebajes que solamente había llegado a ver en una ocasión, todo le parecía extraño allí, probablemente por que no había visto un lugar similar a él, aunque lo más inquietante del día fue la nota de Rory Despard, el hombre con quién Yanna y ella habían compartido el viaje durante el consenso en Drumstrang.


Al parecer la vería allí, el hombre conocía ya ese lugar por lo que escribía, ella aún no sabía mucho de el, pero le gustaba explorar, así que no fue difícil saber en dónde vería al joven esa tarde, lo tenía muy inquieta el saber que era lo que le depararía ese día, arreglo su vestido que tenía una mancha de tierra y se dirigió al lugar donde vería al hombre, por fortuna,el invya estaba pasando.


No tardó mucho en llegar a la guardería d semillas, desde lo lejos podía ver al hombro con un aspecto ¿Tal vez nervioso o probablemente ansioso? ¿Qué le depararía el destino en esa tarde con el religioso? -Buenas tardes señor Despard, es un gusto volver a verle


Comentaba al tiempo que él le tendía una mano para ayudarla a cruzar una enorme raíz en el suelo, al cruzar preguntó de inmediato por el motivo de aquél encuentro apresurado - Dígame ¿En qué puedo servirle? Lo apresurado de su nota me tiene verdaderamente intrigada¿Será que se ha vuelto a meter en algún aprieto con la reina de las nieves?


Bromeó y sonrió al pelirrojo para aligerar un poco la tensión que se veía en el rostro del joven, aquél nerviosismo que lo había visto mostrar durante el viaje y la aventura con la reina de las nieves, que tantos aprendizajes tuvieron en ello.



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