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Matthew Black Triviani
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Museo de "La España Mágica" - España Toledo.



Había recibido la notificación de que aquel día comenzaría la clase de Historia, lo más divertido de todo era a quienes tendría como alumnos en aquella ocasión. El reflejo del espejo le devolvió la fría mirada dejando ver las pequeñas manchas que formaban parte de su deterioro. Una camisa de color azul Francia, con unos zapatos negros y un pantalón de sarga del mismo color. Cualquiera diría que amaba el negro, pero a decir verdad, últimamente el color de sus prendas se estaba volviendo monótono y por tanto sus favoritos. Tomo un libro de tapa dura, de color ocre y su varita, no iba a necesitar más que eso y bueno, un vuelapluma para anotar las opiniones de sus alumnos, algo que era muy importante, saber como pensaban y que conocían de la Historia Mágica.


No tardo mucho en encontrar el sitio indicado dentro de sus pensamiento; el Museo de la España Mágica, en Toledo. Un fantástico viaje en el tiempo por lo sagrado y lo profano, algo que al gitano se le daba muy bien y seguramente disfrutaría visitar aquel lugar que hace tiempo no pisaba. Sonrió, quizás había llegado el momento de poner a prueba la tolerancia y paciencia que decía tener.

Utilizo un traslador que poseía para aparecer rápidamente en el Claustro de los profesores, ahí una mesa redonda de madera y una pared repleta de afiches marcados con listas de alumnos y todo lo que pudiera ser de utilidad. Solo por curiosidad ojeo las otras actividades y sonrió al ver quien tomaría su clase titular. Y esperaba que Anne no le arrancara los cabellos por ahora dar la suya. Anne te amamos(?

Apareció cuatro sobres de color blanco con el sello de la universidad, que este cambiaría de color según quien lo toque. ¿Que indicaría eso? nada realmente, pero le pareció un lindo detalle para sus alumnos de ocasión. Y dentro de él preparo cuatro anillos argentados cual función era la de llevarlos directamente a una de las puertas traseras del museo, donde Matthew los estaría esperando con una bolsa de almendras para cada uno. El presupuesto no alcanzaba para costear la entrada, por lo que debían irrumpir en el. (?)

 

 

 

 

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@@Zack Ivashkov

@@Crazy Malfoy

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Aquello era raro.

 

Sí, era raro. El elfo la miró mientras se acomodaba la ropa frente al espejo y frunció el ceño enorme que tenía, enmarcando aún más sus ojos saltones de color avellana.

 

-¿Qué?- quise saber, porque llevaba un rato largo mirándome, mientras yo daba vueltas de un lado a otro de la habitación, eligiendo la ropa que usaría el día de mi regreso a la Universidad.

 

-Ha estado planchando las arrugas inexistentes de su ropa durante mucho tiempo, ama, ya debería irse a la Universidad- dijo Swey, quien sostenía entre sus manos un sobre que había llegado hacía aproximadamente una hora a la mansión, el cual había tomado una coloración azul casi de forma inmediata al contacto con su piel-. Estoy seguro de que su profesor agradecerá su puntualidad.

 

Suspiré. Tenía razón. Había estado perdiendo tiempo, buscando en mi mente una excusa para no ir a la clase. Me sentía muy rara de regresar a los estudios luego de todo lo que había acontecido, de que la reforma laboral hubiera salido y de que estuviéramos en plenas elecciones para Ministro de Magia. Londres mágico era un caos, un hervidero de opiniones y temores, porque claro, la gente había pasado demasiado tiempo bajo el poder de un Malfoy. ¿Quién tomaría ahora la batuta de la comunidad? ¿Sería Aaron Black Lestrange? ¿Sagitas Potter Blue? Había muchas y diversas opciones, algunas mejores que otras. ¿Acaso sería la señorita Dennis Delacour o el señor Antoni Ryvack? Todos notables funcionarios, todos magos poderosos y dedicados. Estábamos nerviosos y ansiosos. Yo no era la excepción.

 

-De acuerdo, ya me voy- suspiré y tomé mi varita, al tiempo que guardaba algunas cosas en un pequeño morral de cuero marrón desgastado; una vuelapluma, un anotador, una cámara de fotos mágica y una serie de pociones -por las dudas- ocupaban sus espacios en el bolso. Por último, tomé la carta que aún sostenía mi elfo y tomé el anillo que había dentro -un traslador-, qué, al tocarlo, me llevó inmediatamente a mi destino.

 

Aterricé forzosamente junto al profesor, Matthew, quien también era mi compañero en el Concilio.

 

-Buenos días- lo saludé-. Espero no haber llegado de última- pero no lo había hecho. Al parecer, yo era la primera.

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Felicity apareció en las inmediaciones del museo de la magia, se deshizo del anillo que había servido de traslador arrojándolo a una papelera cercana y se apresuró hacía el lugar.

 

- Basta - espetó, furiosa - Si no me deshago de ti, elfa est****a, es porque aun me haces falta.

 

- Pero la señora no tiene bien limpios los zapatos, Agatha solo quiere lustrarlos bien.

 

- Podrías lustrarte otra cosa, vieja. Suéltame la pierna - Fee se sacudió la capa color café con energía y la criatura se alejó un par de metros despavorida - ya has hecho suficiente hoy, ve a casa y déjame en paz.

 

La mago oscuro no esperó respuesta y se dirigió a la entrada trasera del lugar, tal y como decían las indicaciones de la carta. Las monedas en los generosos bolsillos de la túnica de lino tintineaban a su paso. Hacía calor pero con aquella tela que caía ampliamente por su cuerpo ayudaba a que no resultara insorportable. A pesar de ello, se había calzado en unos botines viejos de piel de dragón, usando un efectivo hechizo para mantener bien frescos los pies.

 

No sabía quién era el profesor de historía de la magia pero reconoció a Cissy Mcnair, quien había llegado la primera y esperaba junto a él, o eso supuso al ver el grueso libro de tapas duras que portaba el mago bajo el brazo.

 

- Buenos días, aunque en España a diferencia de Londres, casi siempre lo son. Menudo bochorno - saludó, sacando la varita que usó de ventilador gracias a un ágil movimiento, saliendo una ligera brisa que movió ligeramente los mechones ceniza que caían sobre su pecoso rostro.

Mortífaga retirada
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Había llegado el momento, sin mayores preocupaciones que las habituales, las campanas que daban aviso al museo se escucharon un poco a lo lejos... Eso indicaba que era el momento de ingresar al recorrido por el pasado. Ojeo su reloj una vez más y Castalia había aparecido bruscamente en el lugar indicado, le regalo una leve mueca con un saludo en forma cálida. Un intercambio rápido de saludos cordiales, estrechando las palmas de las manos entre ellos, podría esperar cualquier mago o bruja, ¿no? bueno, el no deseaba tener contacto físico, al menos que sea con el mero propósito de amordazar a un guardia y sacarle provecho

El calor era un poco agobiante, pero nada que un poco de magia dentro no pudiera solucionar, a los pocos minutos de la llegada de la señorita Macnair, una de las alumnas se acerco y saludo a ambos, asumía por la lista, que era Felicity. ¡Me da gusto que estén bien! mintió, levantando las palmas hasta la altura de sus codos Empece a creer que el argentado anillo los había conducido a un foso repleto de cocodrilos hambrientos... Ya saben, como si aun viviéramos en la era Neolítica. agrego con sorna. No se olvidaba que su madre quiso hacer algo similar con las crías de Green en el castillo, estaba seguro que si lo oía, lo golpearía.

Se inclino un poco y reposo el libro que traía consigo sobre una banqueta de metal, y recogió del suelo un barrote de metal, que utilizo para abrir la gran puerta verde, con letras amarillas que indicaba salida de emergencia. Una vez que logro abrirla, invito a ambas brujas a pasar dentro y tomo nuevamente el libro dejando que esta se cerrara completamente con ellos dentro.

Bienvenidas a lo que sera un pequeño viaje a nuestro pasado... Conocimiento especial que brindara una amplia apertura de mente. Así es, más allá de los triviales chismes que logramos captar en nuestra vida diaria. comento mientras mostraba los estrechos pasillos decorados con lo que parecían un sin fin de estanterías con vidrios protegiendo su contenido, y las paredes con preciosos ladrillos a la vista pintados en un color borgoña.

Por este lado, como verán, se encuentran los Amuletos y Talismanes señalo la Cruz de Caravaca Una reliquia, según la religión abrahámica, también una Figa... ¿alguien sabe para que sirve? preguntó ¿Y cuéntenme, por qué han decidido tomar Historia de la Magia este mes? añadió, mientras tiraba la bolsa de almendras, contenían cianuro; pero matar solo a dos alumnas no iba a darle tanta satisfacción... Por lo que descarto ese plan, por ahora. sonrió para despistar las miradas curiosas.

 

Adentrando más por los pasillos, se alcanzaban a ver retratos inmóviles. Pero con un movimiento de la varita estos cobraron vida, y le dieron una visión más apreciada para ellos. Cuélebre, estaba más cerca.

 

 

 

 

@ @ - olvide el tag xD

Editado por Matthew Triviani

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El dilema de su trayectoria colisionando con la nueva realidad y su ego lo mantenían en un ciclo tóxico, un plano de insatisfacción constante. Haber pasado por tantos cargos dentro de organizaciones criminales o no, combinado con su nueva posición de reconocimiento internacional hacían que se le dificultara aceptar tener que instruirse respecto a ciertos temas. Debía regresar a la institución inglesa más concurrida en busca de enriquecimiento educativo con un pesimismo que poco o nada le ayudaría a procesar toda la información recibida y por supuesto mucho menos a certificar todos los conocimientos que necesitaba.

 

Un suspiro de resignación bastó para borrar el mal genio justo al tiempo que abrochaba el último de los botones de una camisa de mangas cortas. No había nada que discutir, tenía que asistir a esas clases. La primera era Historia de la Magia, cuyo nombre ya indicaba que probablemente el cincuenta por ciento del tiempo lo invertiría en quejarse del calor, además de ser tediosa si no se impartía a través de métodos divertidos.

 

Esforzándose por sacar la poca buena onda que existía dentro de él, tomó una vez más el sobre que con este nuevo contacto había pasado del color rojo a un verde más agradable a la vista. El anillo en su interior absorbió la enorme figura del vampiro y poco después sus botas resonaron contra un suelo seco.

 

-¡Hey!- soltó poniendo un pie en la puerta a medio cerrar -No me des motivos para devolverme, bastante me costó venir- aseguró con una media sonrisa siguiendo hacia el interior del museo a Matthew. Antes de él habían entrado dos mujeres a quienes también conocía, aunque una más que a otra en realidad. Sin ánimos de interrumpir al hombre que ya había tomado la batuta del recorrido, escuchó atento e inmóvil, saludando únicamente con la mirada a las otras dos presentes.

 

-Voy con la segunda y dejaré que alguien más nos ilumine respecto a la primera pregunta- si sabía dónde estaba parado era de milagro. No se atrevería a basar la clase en adivinanzas respecto al funcionamiento de esos objetos desconocidos -. Vine porque me dijeron que estaríamos en familia- ese dato tomó bastante peso al momento de decidir no fallarse a sí mismo una vez más con el tema de su educación. De buena fuente supo días antes que tanto el profesor como los alumnos eran todos mortífagos -. Y pensé que eso podría ser de mucha utilidad para hacer más amena la clase.

 

Si bien me resulta un poco incómodo estar internados en un museo mientras Ottery casi se quiebra a pedazos por la ambición de la política, pretendo encontrar respuestas de la actualidad en la historia. Entiendo que esta puede ser muy buena fuente de conocimiento para entender el presente a raíz del pasado - explicó sumido en la ignorancia de no entender aún si esa fase de la clase sería verdaderamente útil para lo que buscaba.

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- Hace falta más que una fosa repleta de cocodrilos hambrientos para acabar con nosotras dos – respondió la mortífaga añadiendo una amplia sonrisa a sus palabras.

 

En la anterior clase no le fue muy bien, pues casi la reprueban. Por ello, quería causar la mejor sensación posible para evitar cualquier tipo de duda a la hora de las calificaciones finales. La bruja ponía todo su empeño en ser simpática y receptiva.

 

Finalmente, el Triviani les abrió la puerta de emergencia del museo cediéndoles el paso.

 

- Gracias, aunque entrar por la puerta trasera me hace pensar que está usted arruinado profesor. Espero que el sistema de Castelobruxo no le esté pagando mal – palpó sus bolsillos, sintiendo la gran cantidad de galeones en ellos fruto de su última misión en tierras egipcias. Siempre apartaba una pequeña cantidad para ella de los tesoros que encontraba antes de reportar al Ministerio. “Un pequeño variable” aparte de su salario, decía ella.

 

En el último segundo apareció Zack por la puerta verde, un mago al que no veía desde años atrás y lo saludó con un breve gesto de cabeza.

 

Observó los largos y estrechos pasadizos y empezó a caminar tras el pequeño grupo, escuchando las palabras del Triviani. Al menos en aquellos túneles no hacía el calor de fuera, por lo que guardó la varita. Escuchó que este preguntaba qué era una cruz que había dentro de una vitrina, pero se limitó a guardar silencio, esperando que la Mcnair o algún rezagado respondiera antes.

 

Sus intenciones de por qué estaba cursando aquella materia se las guardaría para ella, pero tenía una muy concreta: hacerse con una pieza de suma importancia que poseía poderes que no solo los muggles desconocían, sino también la mayoría de magos. Los rumores decían que ese podía ser un posible paradero y la Malfoy estaba dispuesta a averiguarlo.

 

- Lo mismo que Zack, he venido para estar en familia y, sinceramente, la política me aburre.

 

Y era cierto, en un pasado hubiera luchado por un buen puesto, pero ya trataría de camelarse al elegido en su momento para obtener algún tipo de beneficio. Eso era mejor que trabajar y tener que lidiar con el panorama actual de Europa, que amenazaba con el fin del mundo mágico, según algunas bocas exageradas.

Mortífaga retirada
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Estreché la mano de Matthew con suma cautela, porque conocía de sobra al mago para saber que podía tener escondido uno de esos dispositivos muggles que daban descargas. No lo había tratado mucho en el Concilio, a decir verdad, pero su fama lo precedía.

 

-Fee- dije con entusiasmo cuando la vi e iba a saludarla con un abrazo, pero viendo su malestar por el calor que nos caía desistí. A mí no me afectaba tanto, ya que al ser licántropo normalmente poseía una temperatura muy por encima de la de los humanos y, desde luego, de la de los vampiros.

 

Matthew tomó una barreta y forzó la puerta trasera del museo.

 

-De haber sabido que no tenías para los tickets, los hubiera comprado yo- murmuré, negando con la cabeza mientras lo seguí al interior del museo.

 

Antes de que la puerta se cerrase del todo, Zack apareció y me hizo sonreír. Su rostro demostraba no sólo la molestia por el clima, sino por la clase. ¿Para que había asistido si se iba a mostrar tan gruñón? Pero claro, ahora que había mil reformas acoplándose en el Ministerio de Magia inglés, los magos y brujas necesitaban adquirir conocimientos que les ayudaran a conseguir un nuevo empleo. No era mi caso.

 

-Yo vine a la clase porque me gusta aprender- me encogí de hombros.

 

Luego me detuve frente a la vitrina donde se encontraba la Figa: una mano cerrada en un puño, con el pulgar asomando entre el índice y el dedo corazón. Había visto alguna que otra en mis viajes pero nunca había estudiado amuletos muggles como ese, siempre me había limitado a perseguir los mágicos.

 

-Amuleto de buena suerte- respondí, viendo que ni Zack ni Fee iban a responder, además de que ésta última me había echado una mirada significativa para que los sacara a todos de su oscuridad-. Básicamente... aunque tengo entendido que los españoles lo utilizan como gesto de protección hacia algo negativo- hice una pausa mientras observaba a los cuadros ponerse en movimiento ante un hechizo-. ¡Genial! Quiero escuchar alguna de sus historias- comenté, entusiasmada.

 

-Momento... ¿no falta Crazy?- pregunté, mirando alrededor.

 

Mi padre adoptivo no se había hecho presente aún en el Museo.

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Fue inevitable pasar de un rostro serio a una sonrisa fugaz tras el comentario de ambas brujas, si bien la universidad no tenia mucho presupuesto para las aventuras que los profesores muchas veces deseaban hacer, existían otras diversas maneras de generar galeones ilegalmente. Como por ejemplo, rompiendo una de las Leyes de Gamp, y utilizar encantamientos para generar galeones bajo las narices del Ministerio de Magia.

 

¿Donde quedaría la diversión? irrumpir en lugares así, con tantos artefactos mágicos, es mejor que pagar por ver cosas que nos han arrebatado los muggles replicó y observo que alguien más había llegado. Podrás llevarte un obsequio, el que más desees, lo prometo aclaro, mirando a la bruja de cabello ceniza, y vio de quien se trataba la figura misteriosa que coloco su pie en la puerta antes de que se cerrase.

 

Se estremeció por su voz, haciendo que se aferrara un poco más al libro que cargaba. El mismo era una copia exacta de un grimorio, de una bruja muy antigua llamada Alicia Kyteler, escrito en un derivado de la lengua Irlandesa, ya extinta, las malas lenguas decían que quien pudiera leerlo, obtendría un conocimiento inigualable, y el gitano era un fiel coleccionista de antigüedades ancestrales.

 

¿Familia? esa palabra parecía sonar en un eco eterno dentro de su mente, detuvo sus pasos, de forma brusca, y se perdió en el azul de los ojos del caballero. Un vago recuerdo de su familia masacrada en Rumania, vino a su mente; tras unos cortos segundos sacudió su cabeza levemente y volvió a si, acatando lo que había dicho Zack. Lamento el infortunio empezó diciendo a sus anfitriones Pero Anne tuvo un pequeño encargo secreto, y me complace decirles que es por nuestro bien común añadió, dando a entender sus preferencias ideológicas.

 

Era una pregunta relativamente fácil, mas el gitano esperaba complicársela un poco, no les estaba contando la historia de aquellos artefactos, y quizás ese tampoco era su cometido. La verdad es que solo se apunto a la clase, para poder ingresar al Museo y robar el diario de Alicia y por qué no, tener de cómplices a sus alumnos de ocasión.

 

Todas las respuestas son aceptables, cada uno de ustedes debe tener una razón por la cual se encuentran aquí y espero puedan cumplirla. Unos desean ver a su Familia, otros aprender... Y otros miro su alrededor Tal vez, tomar algo prestado devolvió su gélida mirada a ellos.

 

La política no es algo que realmente me agrade, y es palpable las pocas ganas que tu compañera tiene de escuchar sobre esos temas... acoto enmarcando una sonrisa casi imperceptible Pero si, podríamos compartir nuestros pensamientos sobre ella, y quizás un pequeño debate sobre lo que esta sucediendo actualmente, mientras vamos conociendo sobre las pinturas parlantes, tal vez puedan comentarte algo que genere un indicio a lo que buscas, Señor Ivashkov lo miro y encaro hacia el pasillo De todos modos decir que estamos al quiebre, me parece algo exagerado, para ser francos. Cuantas habrán sido las noches en las que las filas han salido a destrozar el Mundo, sin algún tipo de ambición política, solo por mera diversión... se rió, al recordar Quien sepa atribuir nuestras necesidades, claro, la de los Mortifagos hizo un pequeño gesto con su cabeza, cerrando los ojos por un segundo Entonces, habremos ganado... o ¿tù que piensas?

 

Muy bien, Castalia, muchas veces ellos, los muggles son la fuente de su negatividad y creen que el utilizar pequeños artefactos de madera chapados con un metal, los protegerá... ¡Ja! que ingenuos. ¿Te gustan los cuadros? hay una gran variedad. comento abriendo la palma de su mano, moviendola para mostrarles Esa, es Cuèlebre, una criatura mitológica, los muggles creen que es una serpiente alada, pero nosotros sabemos la realidad, es un pequeño dragón bebé.

 

Se imagino una respuesta más creativa por parte de él, Matthew. Pero no fue así y puso cara de decepción al terminar sus palabras...A unos cuantos pasos, se encontraba... Achino sus ojos y leyó la pequeña chapa que contenía su nombre grabado "El Rey Salomon" pero con un movimiento de su varita, hizo que la figura de Abraxas Malfoy.

 

¡Apreciad! soltó, intentando imitar el acento Español

¿Alguien sabe quien es él? inquirió, mientras el retrato de Abraxas lo miraba con desdén.

 

-No me mires así, o te prometo que te incinerare hasta que no seas más que solo una montaña de cenizas- murmuro, cerca del cuadro.

 

 

@@Zack Ivashkov @ @ @@Crazy Malfoy, aparece Creisy, yo te invoco (????

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- Algunos rumores dicen que Crazy se ha dado a la fuga, con la que está cayendo en Londres puede que no venga - hizo saber en voz alta la nieta del ex ministro con cierta indiferencia - o si, nunca se sabe lo que pasa por la cabeza de un Malfoy.

 

Se encogió de hombros y se acercó a una de las curiosas vitrina, donde un cartel rezaba "no tocar, bajo ningún concepto". En ella habían lo que los muggles llamaban amuletos pero no parecían ser precisamente de la suerte. Cada uno tenía su historia grabada en un pequeño papel traducido en varios idiomas (español, inglés y francés). Ninguna le sorprendió, no eran más que historias de niños para no dormir. Seguramente objetos con algún hechizo ilegal que hizo daño a más de un muggle hasta que algún rompemaldiciones como ella deshizo el conjuro.

 

El Triviani parecía con muchas ganas de hablar, sobretodo de cosas que no hacían referencia alguna a la historia de la magia. Por una parte, la oscuro lo lamentaba ya que tenía ganas de desconectar de las últimas noticias pero por otra tenía un especial interés por un objeto que puede que estuviera en aquel museo. Hacía que escuchaba y asentía con la cabeza de vez en cuando, conectando por momentos. En uno de ellos hablaban sobre Abraxas Malfoy, un antepasado de la bruja.

 

- ajá, como no saberlo. Formó parte del grupito de amigos de Tom Riddle en Hogwarts y era un supremacista de la sangre pura, además de dejar un buen linaje de Malfoys en la comunidad mágica londinense - aportó, teniendo interés en saber por qué nombraba a quien sabe si su tatarabuelo.

 

Unos pasos alertaron que un posible grupo de muggles podían estar acercándose al grupo. Felicity arrugó un poco el ceño, marcando las arrugas de su frente, y deslizó la mano izquierda hasta el bolsillo, donde se encontraba su varita.

 

- Me da la sensación de que alguien nos vigila...

 

O quizá fuera cosa de ella, una paranoia. Rara vez no se sentía perseguida.

Mortífaga retirada
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Crazy se encontraba sentado en su despacho del ministerio detrás de un amplio escritorio de caoba, era una habitación decorada con sobriedad, estanterías y muebles de madera oscura de apariencia robusta pero poco lujosa. El propio ministro en funciones vestía una túnica negra cuyo único adorno era una hilera de runas azul claro grabadas en espiral a lo largo de sus mangas.

 

Frente a él, observándolo con el ceño fruncido, estaban sentados un mago y una bruja. Ambos de mediana edad y bien vestidos, con el talante arrogante propio de las personas de cierta alcurnia. Ella era la embajadora en Londres de Brasil y él el de Japón.

 

- ¿Cómo que no puedes hacer nada? ¡Eres el ministro! - dijo ella entre dientes -

 

- Lo era - precisó Crazy - Ahora soy un jubilado y tengo muchas palomas que alimentar

 

El mago, Ken Watanabe, dejó escapar una carcajada carente de humor.

 

- No me hagas reír, te conozco desde hace treinta años

 

Crazy manoseó por enésima vez el sobre que le había llegado un par de horas atrás. Contenía la invitación a asistir a una clase a la que ya llegaba con retraso, pero cada vez que terminaba una reunión aparecía de la nada un nuevo mago que aseguraba tener un problema del que dependía el futuro del mundo mágico. Nunca hubiera creído que harían tanta alharaca por una simple guerra.

 

- Tengo algo importante que hacer - dijo agitando el sobre frente a sus interlocutores -

 

- ¿Importante? - la brasileña parecía cada vez más enfadada - ¿Más importante que el futuro del mayor centro de conocimiento del mundo mágico?

 

- Acoger a los arcanos puede suponer la guerra con Egipto - dijo Watanabe - Hay vidas japonesas en juego

 

- No me hables a mí de guerras - replicó Crazy con dureza - He enterrado a cuatro hijos

 

Se hizo un silencio incómodo, Watanabe dudó y finalmente relajó el semblante.

 

- Nos has impuesto a los arcanos, eso no es justo

 

- Lo he hecho porque confío en ti - suspiró - Son demasiado valiosos para que los asesine un lunático

 

Lamentaba aquella situación, nunca le había gustado la política pero algunos de sus viejos aliados habían sentido su dimisión como una traición. Hubiera querido explicarles sus motivos, que las profecías aseguraban que su sacrificio salvaría la magia, pero eso llevaría a una pregunta obvia "¿Qué profecías?", que no podía responder con sinceridad. Optó por levantarse, sabiendo que no podía alargar más lo inevitable.

 

- Mi sucesor honrará nuestra alianza, mi tiempo ha terminado

 

La brasileña resopló.

 

- Como si no os conociera a los Malfoys, la serpiente de vuestro emblema es un símbolo adecuado

 

Crazy sonrió, no pudiendo evitar sentirse halagado por el insulto. Hizo una leve inclinación de cabeza a Watanabe y tocó el anillo traslador, que inmediatamente tiró de él para transportarlo a... ¿La puerta de un museo?

 

- ¿Qué narices es este calor? - musitó para sí mismo -

 

Vio que una de las puertas del edificio estaba entreabierta y dedujo que la clase había comenzado sin él. Entró y caminó tranquilamente, observando los diversos objetos expuestos en las vitrinas mientras buscaba al grupo. Le sorprendió la cantidad de objetos mágicos extranjeros que se encontraban allí, ¿Cuándo habían reunido los magos españoles todos aquellos tesoros? ¿Eran desconocedores de su valor o simplemente los ocultaban al resto de la comunidad?

 

- Homenum Revelio

 

El encantamiento le indicó la presencia de un grupo de gente un poco más adelante, así que apuró el paso con la esperanza de no llegar demasiado tarde. Reconoció varias figuras a lo lejos y se alegró, ya que le resultaban queridas, de forma que sus labios se entreabrieron a punto de saludarlos en voz alta. Sin embargo algo le hizo detenerse en seco, petrificado.

 

El grupo estaba observando un cuadro, lo cual no era extraño en un museo, pero el cuadro era de su tío Abraxas. ¿Qué hacía en España un cuadro de su tío? ¿Y porqué él no lo sabía?

 

- Tío - saludó lacónicamente -

 

El busto se giró en el lienzo, súbitamente sorprendido.

 

- ¡Colmillos! - exclamó esbozando una sonrisa - Estás hecho un desastre

 

Crazy se aproximó al grupo, que se había girado para mirarlo. Abraxas lo observaba con esa mirada sólida y afable con la que lo había criado. Había sido su tutor y el mago más poderoso de la familia en su momento, cuando Crazy tenía 15 años partió en uno de sus viajes de aventura y nunca regresó.

 

- Yo al menos sigo vivo - respondió con una sonrisa torcida - Siento mucho el retraso, chicos

Sapere Aude - Mansión Malfoy - Sic Parvis Magna

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