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Aritmancia


Kahlan Blackthorn
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— No lo echaba en falta —expresó terminando de revisar sus viejas notas de aritmancia. Estaba lista para volver impartir clase, estaba consciente que no era el mismo método y mucho menos el mismo sitio. El Ateneo y la Universidad eran cosas del pasado, lamentaba no haber podido despedirse de ellos como era debido. Pero la vida muggle y sus intereses dentro de ese mundo, no le dejaban cabeza para nada más que eso. Castelobruxo era el nombre que remplazaba al Ateneo, cambios necesarios pero que no acababan de cuacrarle del todo. Era como un sistema de convencimiento que aplicaría para su persona, adecuarse a ver el mundo mágico desde una perspectiva muy diferente y desapegada.
— Manos a la obra, veamos que es lo que los números desean que adivinemos y que les depara el futuro a mis alumnos—conocía a los cuatro hechiceros. No le sería para nada complicado entablar una cátedra amena y cargada de sucesos que sin duda dejarían una huella honda en la vida de cada uno de ellos. Descansaba sobre su espalda su capa de viaje verde esmeralda, viejos recuerdos de un pasado que aún se encontraba anidado en su memoria. No existía la más mínima huella en su piel, pero dentro de ella permanecería intacto el recuerdo del bando al cual le brindo años de leal servicio y devoción.
— Los cambios no siempre son malos—calzando su varita dentro de la pretina de sus jeans, terminaba de empacar todo lo necesario para dar inicio a la clase. Le agradaba la idea de impartirla al aire libre, nada mejor que un clima gélido y cargado de negatividad pura para dar sus primeros pasos dentro de esa nueva faceta. La sonrisa en sus labios, no demoró demasiado en hacerse presente, perlas brillantes se asomaban por esa carnosa ventana cargada de veneno puro. Sus botas de piel de dragón golpearon, el suelo con firmeza, echándose un mechón de cabello hacia atrás permitía que el que cubría su ojo izquierdo quedará en su sitio. Sus orbes lapislázulis delineaban cada tablilla sobre la mesa, números y letras danzaban sobre la fina superficie, reluciente como el ala de un cuervo y silenciosa como la tumba de algún infeliz que perdió la vida a manos de la vampiro.
— Detalles sin importancia, ya es hora de partir—indicó a su esfinge, aquel mitológico ser que se transformará en su guardaespaldas. Además de ser el arma perfecta para darles un pequeño acertijo a sus alumnos, no les pondría las cosas tan sencillas y mucho menos, les daría el acceso en bandeja de plata a su clase. Egipto era el sitio perfecto, aunque no había hielo en su territorio, si era lo suficientemente cálido como para causar un golpe de calor o un daño mayor a un humano común, pero no a los magos y a la bruja que le acompañarían dentro de esa travesía. El mapa que les envío acompañado por una pequeña estatua de la Diosa Bastet, sería la pista que debían seguir el antiguo objeto les llevaría a donde Black Lestrange, estaría aguardando por su presencia.

 

@@Darla Potter Black @@Seba Granger @@Zack Ivashkov @@Patrick Colt

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Las cosas este mes volvían a la normalidad si así se le quería llamar, podríamos con Darla tomar la misma clase de nuevo como muchas otras que se habían ido acumulando en el curriculum de vida. Hasta hace algunos días cuando había sido la inscripción en la academia de magia no se sabía quien sería el profesor que nos impartiría la materia.


Si sabíamos que la academia también había tenido algunos cambios en el último mes por lo que decían los rumores que corrían por aquel magnifico edificio como chismes que corrían por el callejón de los magos que hablaban de las materias que llevarían sus hijos y familiares.


Aquella mañana me adelante para salir de la cama y preparar el desayuno para ambos, mientras que Darla se daba un baño, las naranjas impregnaban su olor en mis manos cuando las exprimía sobre un jarro donde llevaría el jugo a la mesa, las tostadas ya estaban casi listas además de los huevos que humeaban en un plato grande donde comeríamos los dos, lleve todo a la mesa con la mirada inquisidora de Nana en todo momento pero sabía que si hacía un berrinche podrían haber problemas, cuando termine fui por Darla.


-Esta listo el desayuno- dije desde el umbral de la puerta, -¿Vienes para que no se enfrié?- le guiñe el ojo mientras regresaba a la sala, serví dos tazas de te, y dos vasos con el jugo.


-Espero tengas hambre- sonreí cuando esperaba que se sentara y luego lo hice a su lado.


Tras un buen desayuno ya estábamos listos para salir hacía Castelobruxo donde estaba el lugar de la clase, bueno esperaba que si fuera ahí, ya se me hacía un poco cansador viajar hasta ese colegio para luego tener que salir hacía otro lugar, al menos hacía hubiera sido con la clase anterior sino fuera por que Bodrik había enviado un traslador.


-¿Nos vamos?- pregunté a Darla mientras me colgaba una mochila al hombre y daba las últimas indicaciones a los elfos de lo que debían hacer en el día, aunque ellos sabían muy bien manejarse sin nosotros.


Tomé la mano de Darla para trasladarnos hasta Castelobruxo, esperaba que no nos encontráramos con muchos garotos o mi vampira se me distraería, tras unos segundos o un poco mas aparecíamos en las afueras del colegio pero al entrar uno poco al interior un cartel decía que la clase no sería llevada ahí, que resolviéramos el acertijo dejado por la profesora, baje la vista hasta que vi el nombre de esta, era Juve ya conocida por ambos, aunque la Potter Black tenía mas relación con ella.



Un mapa con una pequeña esfinge nos esperaba, ahora solo había que averiguar hacía donde nos llevaría esta nueva aventura.

Editado por Seba Granger

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Se secó el cabello tras la ducha, sintiendo el aroma de las tostadas que se mezclaba con el de coco y vainillas de su jabón. Era una mezcla extraña, se apresuró a terminar de secarse envolviéndose en una bata de toalla. Cuando salió del baño escuchó el sonido de los pasos de Seba, y el tintineo de la vajilla. Debía apresurarse. Había un vestido fresco, de algodón, color malva y un suéter a juego, nunca sabía si estarían en ambientes cálidos o fríos cuando iban a estudiar un conocimiento con su Seba.

 

La puerta se abrió en el momento en que se calzaba unas zapatillas de vestir, no era habitual en ella, pero no le pareció que los borcegos fueran con el resto del conjunto. Sonrió a su prometido al escuchar sus palabras.

 

—Ya estoy lista —dijo lanzándole un beso como respuesta a su guiño. Tomó el bolso y fue hacia el comedor, dejándolo caer en un sofá se acercó a la mesa donde Seba ya había preparado el desayuno.

 

—Esto se ve riquísimo —dijo mientras se sentaba en la mesa junto a él, para disfrutar del té. Como siempre comenzó con el jugo y luego probó los huevos con las tostadas.

 

—No solo se veía riquísimo, lo estaba, y sí tenía bastante hambre —río mientras se inclinaba hacia Seba y besaba su cuello.

 

Minutos después lo seguía, echándose en bandolera el bolso que había elegido ese día y lo seguía, tras escuchar las indicaciones que el mago le daba a sus elfos.

 

—Listo amor… nos vemos a la vuelta —saludó a los elfos, nunca sabía dónde les tocaría cada vez.

 

Cuando llegaron al aula de Castelobruxo la Potter Black se sorprendió, sobre una de las mesas les esperaba un mapa y una estatua de Bastet.

 

—Esto no me lo esperaba —murmuró mientras tomaba la estatuilla y el mapa, echándole un ojo antes de pasárselo a Seba —es la diosa egipcia del amor y la armonía —murmuró —mira, tiene un rostro de gatito —se giró hacia su novio y volvió a ver el mapa —¿debemos ir allá? ¿De dónde es el mapa? —la verdad le sorprendía el viaje, primero a Castelobruxo y ahora a ¿dónde?

Editado por Darla Potter Black
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- Siempre haciendo el ridículo -, susurró luego de tomar la estatuilla de Bastet, a quien Patrick Colt no consideraba Diosa. El ser humano estaba acostumbrado a resguardarse en miniaturas como esas, que traducidas a su fe, representaban grandes divinidades.

 

Estaba conformada por una base de marfil negro reluciente que sostenía un gato gris del mismo material. La superficie relucía a la luz de las antorchas que iluminaban pobremente la habitación, pero devolviendo vida al mapa enrollado que sostenía detrás.

 

El mortífago tomó el pergamino y arrojó la estatuilla. Esta voló por los aires sobrepasando algunos muebles, hasta que estrepitosamente estalló contra el suelo frío arrojando pedazos de marfil por todas partes. El rastro del incidente cesó mientras él observaba el mapa abierto y negaba con la cabeza.

 

Ya sabía que se trataba de Juve, otra mortífaga con alardes egipcios en cada paso. Recordó con jocosidad las veces que se la había topado por los pasillos de la Fortaleza Oscura, desplazándose con gracejo y modelando como si se tratara del último certamen de belleza. Nunca antes había visto a una bruja creer que la sexualidad era parte de los atributos más llamativos que debía resaltar una mujer al caminar, hasta que conoció a la mortífaga. Soltó un resoplido divertido, y desapareció.

 

Al volver a abrir los ojos, se topó con las dunas de la ciudad de Bubastis y el fresco oriental de las aguas, siempre alegres, del rio Nilo. A su espalda, altivas, unas ruinas en el poniente que apuntaban hacia el cielo de la adyacente Zaqaziq, una ciudad mucho más vanguardista que aquella en la que se encontraba. Bubastis, tierra asertiva al culto de Bastet, guardaba bajo sus edificaciones miles de mensajes, leyendas, y escrituras en jeroglífico sobre el legado de la Diosa.

 

- La poca creatividad en Egipto -, se dijo a sí mismo, recordando que no existían nuevos lugares para Juve que no fuese algún recoveco desvirgado de aquel país africano.

Ex-Líder de Bandos | Ex-Wizengamot | Ex-Orden de Merlín 1ra Clase
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Admitía, y lo hacía constante y expresamente, que no estaba muy feliz con los últimos cambios respecto a la educación mágica. Haber quedado a la cabecilla de la Confederación Internacional de Magos no le sirvió de nada para influenciar a la Oficina Educativa y evitar que se repartieran los cursos en las diferentes escuelas regadas por el mundo. El calor no era el mejor amigo para un vampiro, y con solo pensar en egipto ya podía sentir las altas temperaturas abrasadoras incluso antes de poner un pie en su territorio.

 

Impregnando su ropa con una maldición -o no- que la mantenía a temperatura muy baja, dio por sentado que estaba listo para partir. La primera motivación del día vino al descubrir quién sería la profesora a cargo. Había luchado codo a codo con esa mujer desde hacía tanto tiempo que no entendía cómo es que después de tanto no se había convertido en una buena amiga, tal cual sucedió con el resto de su reducido circulo de allegados. Tenía muy presente el trabajo de Juv y la inagotable dedicación que ponía a cada labor asignada, fuese del bando o no. Ya con eso daba por entendido que sería una clase interesante.

 

Un zumbido lo hizo viajar hacia la ubicación marcada por Malfoy a través de una estatua de Bastet. La pequeña estructura con forma de gato explotó en cuanto cumplió su cometido de trasladarlo dejando sus manos ocupadas solamente por un mapa que no terminaba de comprender. Si bien en la mayoría de sus huidas Zack se dedicaba a recorrer el mundo, no es como si frecuentara demasiado lugares muggles, y mucho menos territorios orientales.

 

—Me desesperan las adivinanzas, querida. Sabes muy bien que la paciencia no está entre mis virtudes — habló como si Juv le escuchara a través del mapa que daba vuelta una y otra vez. Incluso lo agitó esperando que algo apareciera en el con mejores indicaciones a seguir. Pero a ese paso se perdería la mitad de la clase si no lograba entender el camino a seguir.

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Se acercó a Seba y observó con curiosidad el mapa que él tenía en sus manos, era de Egipto, era un mapa antiguo de hecho, los nombres de las ciudades eran los de la época en que a la imagen de la estatuilla la consideraban una de las deidades del Bajo Egipto. Había nomos marcados en él y uno de los pequeños puntos refulgía, como si en vez de estar pintado como los demás fuera una perla incrustada.

 

¿Qué lugar señala esa perla? preguntó la Potter Black mientras se acercaba más a su novio y colocaba su dedo sobre la señalada perla.

 

Fue como si el pergamino del mapa hubiera esperado esa señal, el suave destello que mostraba antes la susodicha perla se volvió azulado, se hizo más brillante y un jalón lo bastante fuerte llevó a la pareja de magos que sostenía el pergamino en un vuelo rápido y rasante.

 

Maldición ¿tú te esperabas esto? preguntó Darla a su novio mientras sostenía el mapa convertido en traslador que los llevó junto con sus cosas y la estatua de Bastet hacia un lugar cercano al delta oriental del Río Nilo.

 

La pareja se apresuró a dar unos últimos pasos en el aire antes que sus pies tocaran tierra con gracia y agilidad. Mirando a su alrededor y no pudiendo evitar tener sus varitas a mano por lo que pudiera ocurrir. Restos arqueológicos se veían a algunos metros de distancias de donde habían hecho pie y la Potter Black señaló hacia ellos y luego hacia la ciudad que había a unos kilómetros de dónde estaban ellos.

 

¿Ruinas o modernidad? ¿Qué camino elegimos? Esperaba encontrar a Juve acá, pero parece que ella espera que la encontremos en otro lugar ¿o no? preguntó la bruja recordando que era una clase de aritmancia, lo cual no estaba segura de para qué serviría en realidad en sus trabajos. Pero lo cierto es que no era una clase de historia pero tendría que averiguar más sobre Bastet y su relación con los números para la próxima vez.

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-¿No podemos tener una clase normal como las antiguas?- pregunté a Darla mientras escuchaba sus preguntas y sus comentarios sobre la diosa que tenía en sus manos, -Creo que si debemos ir, supongo que mientras antes lo hagamos mas rápido saldremos de la incertidumbre de saber que nos traerá todo esto-


Voltee el mapa un par de veces para cerciorarme que no tuviera algún mensaje extra en su contraportada pero nada, tampoco parecía que pudiera haber un mensaje secreto, si se notaba que la hoja era vieja, solo esperaba que no hubiera sido robado de algún museo o algo por el estilo sino lo mas seguro es que nos meteríamos en mas problemas.


-Se que es...- pero ni siquiera alcance a terminar la frase un fuerte tirón jalaba de mi al igual de Darla, intente no soltar el pergamino pero tampoco romperlo por la sorpresa que nos había provocado todo esto, jamas hubiera pensado que el tocar ese pequeño punto nos haría pasar un mal rato.


-No me lo esperaba, al contrario pensé que la estatua podía ser el traslador- señale mientras intentaba recuperarme de la fuerte sacudida, el estomago me seguía dando vuelta y estaba casi seguro que estaba pálido por las ganas de vomitar, por eso no me gustaban del todo los trasladores.


Darla se veía bien, o al menos ella no podía ponerse del todo pálida, -¿Estas bien?- pregunté a mi novia mientras buscaba una botella de agua en la mochila que colgaba de mi espalda, -Si hemos de conocer, prefiero las ruinas, pero donde quieras ir te seguiré- abrí la botella se la ofrecí primero a ella y luego tome un sorbo de agua cuando la Potter Black me la regresaba, -¿En ese bolso tuyo no habrá algún dulce, o algo por el estilo o si?- no lograba que mi estomago volviera a la normalidad.


-Si vemos un quiosco de revistas por el camino creo que necesitaremos algún mapa mas actualizado, necesitamos compararlo con el que ya tenemos, no quiero terminar perdido en este país- guarde el mapa que nos había dado Juve y la botella, luego tome la mano de Darla para seguir el recorrido en busca de Juve.



Editado por Seba Granger

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Era extraño ver aquella avenida columnada, o mejor dicho los restos de la misma, y al final de ella edificios modernos, a varios kilómetros, pero en definitiva una mezcla de antigüedad y modernidad. La pelirroja pensaba que no conocía demasiado de la historia de la diosa y menos del lugar elegido para la clase. Se tomó del brazo de su novio mientras murmuraba.

 

—Había olvidado que podíamos terminar en cualquier parte del mundo en las clases de la Universidad, al menos vine en zapatillas —comentó la bruja haciendo referencia a el hecho de estar con vestido y un suéter o saquito fino y en vez de llevar mochila llevaba un bolso en bandolera.

 

—¿Cuál crees que sea la relación de la diosa Bastet y Busbastis con la aritmancia? Aunque creo que alguna vez leí que profetizaron sobre la ciudad ¿habrá tenido que ver con la cábala?

 

Darla señaló en ese momento las formas de algunas de las columnas y la mezcla de colores que tenían las mismas, como si hubieran representado algún dibujo. La bruja estaba atenta, esperando la aparición de su profesora y desconocía si tendrían o no, compañeros en su clase.

 

Recordó cuando con Seba habían elegido realizar ese conocimiento, habían analizado lo poco que sabían de para qué era útil y quién lo impartía. Aunque hacía años que trabajaban en Gringotts ellos no habían pensado, hasta ahora, tomar el conocimiento, después de todo tenían otros que les permitía manejarse más que expertamente en su labor.

 

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—Es una pena, querido pero es la única forma de dar con mi ubicación exacta—siseaba la germana, respondiendo a Zack. Encontrar los números exactos, mover las manecillas del reloj en contra del sentido correcto. Simple matemática que les llevaría por una senda desconocida, pero Egipto era la fachada perfecta, aunque Grecia era un paraje que le invitaba a visitarlo de forma inesperada. Le gustaba ver como Darla y Seba, investigaban cada cosa que se les cruzaba por delante, aventurarse a jugarse el todo por el todo sin temor a lo que se les pudiera cruzar en el camino. Otro de sus alumnos se quejaba del sitio elegido por Black Lestrange, pero le restaba importancia a situaciones como esas, porque su verdadero objetivo estaba centrado en algo mucho más importante.


Las arenas silenciosas permanecían quietas debajo de sus plantas, salvo por el montículo de estaba a pocos metros de ella. Escarabajos de mediano tamaño, escondiendo debajo de su duro caparazón un número que representaba una letra, pistas para el mensaje que estaba encriptado en el mapa que portaban sus cuatro alumnos. El sol comenzaba a caer pesadamente sobre el terreno, amilanando poco a poco las energías de los curiosos que seguían los pasos de los magos intrusos. Era raro ver a personajes ataviados con pañoletas cubriéndoles la mitad del rostro, pero era mucho más extraño ver a una rubia alta y despreocupada, cubrirse el ojo izquierdo con un trozo de metal cubierto por un relámpago.


—La curiosidad mató al gato y después al ratón —masculló curvándose en sus labios una lóbrega sonrisa. Percibiendo la presencia de Zack, Darla y Seba muy cerca de ella. Patrick aún estaba demasiado lejos de dar con el punto clave en todo aquello—Bienvenidos sean, lamento el pequeño altercado. Pero que es la vida sin un poco de juego en ella, pero vamos a lo que nos ocupa —mecía sus dedos en el aire —La aritmancia es una ciencia de las conocidas como ciencias-madre que existen dentro del mundo mágico. Se le da esa denominación, ya que dentro de ella engloba a otras mancias, entre ellas aritmomancia, la alquimia, la adivinación y algunas más— explicaba apareciendo en su mano un paquete de cartas numeradas al azar.


—La Aritmancia es una ciencia madre que busca dar a conocer el origen y funcionamiento de la magia, como se proyecta en la naturaleza y en el flujo mágico individual que rodea a cada ser mágico, mediante dos pilares fundamentales: la Aritmomancia y la Alquimia. Como ya lo mencione antes, la aritmomancia es uno de los pilares vitales de la Aritmancia, siendo una de las herramientas más empleadas por el hombre para poder entender los designios de la magia dentro de su vida—caminaba por el terreno cambiado un poco el paisaje—Imaginen un suceso que anhelan que se cumpla a toda costa, pregúntense que deben hacer para descubrir si se hará realidad o quedará en una mera ilusión que se desvanecerá con el tiempo —cerrando sus ojos les invitaba a perderse en el mar de sueños y pesadillas que podían ser los pensamientos de cada uno de los presentes.


—Los números son empleados por la aritmomancia, para estudiar la vida de un hombre. Este método permite conocer el pasado, presente y futuro de la persona, definiéndola como una ciencia 100% adivinatoria. Para la realización de dicho estudio debe conocerse y analizar, cuidadosamente la fecha de nacimiento y nombre completo del sujeto en cuestión. Está es la información de primera mano en la que se fundamentará cualquier tipo de adivinación aritmomántica—guardó silencio esperando la oleada de dudas que surgieran de sus alumnos, concentrándose en mirar con atención cada uno de sus gestos e intentar percibir lo que les deparaba el futuro dentro de esa clase.



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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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-La comodidad creo que es lo mejor cuando se trata de tomar una clase, solo nos esta faltando que nos lleven a bucear y buscar la ciudad perdida de Atlantis- respondí jugando con Darla, -No me molestaría buscar el Titanic- señale jugando de nuevo con Darla, sabía que eran cosas mas muggles que del mundo mágico, pero la Potter Black sabia de ellas.


Por un momento me sentía un poco bobo con las preguntas de Darla, ella era mucho mas estudiada que yo así que algunas cosas me quedaban un poco grande, me gustaba la historia pero no sabía de toda, y como en el mundo mágico no era del todo bien visto el uso de celulares y la tecnología de los muggles prefería tenerla escondida, en esos momentos necesitaba algunos libros para saber que contestar.


Para mi suerte o de un turista como yo siempre uno se encontraba con la ayuda, le pedí a la Potter Black que me esperara un poco y compre algunas guías de las que estaban en unos estantes móviles de un vendedor que estaba en nuestro camino, miré las fotos de una de las guías con las que estaba admirando mi novia, -La relación es la grande cantidad de años que debe tener esto?- señale el lugar, -Aquí dice que el tesoro apareció a los principios del 1900- seguí buscando si veía las fechas desde cuando eran.


-¿Crees que habría problemas si nos acercamos mas a ellas?- la tentación de sentir la porosidad de aquellas antigüedades era mucha, además de intentar sentirse en aquellos años tan lejanos.


Creo que eso tendría que esperar no se de donde había salido pero la voz de Juve llegaba por mis espalda, me gire en los talones para verla con un ojo cubierto, -¿Y a ti el gato o el ratón te llevo el ojo?- pregunté sin saber realmente que le había ocurrido o solo era un disfraz. Saludé con la cabeza a Zack un ex warlocks que llegaba también.


Miré las cartas que llevaba en sus manos, parecían un poco mas grande y largas de las barajas normales que uno usaba para jugar poker o otros juegos de ese tipo, fui poniendo atención en lo que decía de la aritmancia y que estaba asociada a la vez con varias ramas mas, -Quieres decir que en cierto modo, esto estudia lo que en el mundo muggle hacían las personas que leen o dicen leer las cartas, las runas, las conchitas de mar, y podría nombrar algunas otras cosas-

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