Libro del Equilibrio - Agosto

[Khufu]

La tierra sobre el terreno se abría de tanto en tanto dejando a la vista un pequeño claro de unos cuantos metros. Si bien, no eran muchos si los suficientes para que el duelo que tenía planeado con uno de sus alumnos tuviese lugar. La presencia de criaturas era escasa, por no decir nula y la posibilidad de que llegaran otros seres humanos, no pasó siquiera por su mente debido a que era una zona completamente abandonada.

 

Los detalles sobraban, pequeñas ramas tiradas por doquier, hojarasca y unas cuantas piedras, lo que generaba que pudiese desarrollarse de manera interesante el proceso de enseñanza y aprendizaje. El cual, esperaba fuese valorado, porque no era solamente aprender a lanzar hechizos nuevos, no sino era valorar y comprender toda aquella magia antigua que su pueblo había conservado y trasmitido de generación en generación. Por lo que esperaba que Patrick logrará comprenderlo.

 

El tiempo pasaba rápido, porque por el cielo no quedaba ningún rayo de sol, más bien era posible visualizar algunas nubes aisladas que cubrían las algunas estrellas que se extendían por el horizonte. Sin embargo, una que otra era posible de visualizar, observando como esa belleza de luz era casi imposible de visualizar en Londres de manera natural, esbozó una media sonrisa y conjuró su vara de cristal, tenía que estar preparado para cuando llegará su alumno.

 

Mientras esperaba, el sonido del agua corriendo y chocando entre las piedras, se escucha, dejando en claro que un pequeño riachuelo corre cerca de su posición. se atrevería a decir que está justo detrás de unos pinos altos justo del lado oeste.

 

 

—Vamos a iluminar un poco esto... Incendio — un par de antorchas cercanas prendieron en llamas —Mucho mejor. —sentenció mirando el cielo una vez más.

 

Al escuchar los pasos, por entre la hojarasca se paró totalmente recto y esperó pacientemente.

 

—Bienvenido, espero que estés listo. En esta primera parte de la clase, vas a aprender a manejar los hechizos duelistícos del libro —informó con calma— ¿Qué has leído del libro? ¿sabes cuántos hechizos con fines duelísticos posee?

 

Sus preguntas eran meramente con la finalidad de realizar un sondeo y conocer los conocimientos previos con los que contaba su alumno, así como un pequeño preámbulo como para comenzar a lanzar alguno que otro hechizo del libro.

 

—Flechas de Fuego —pensó, logrando que de su vara de cristal saliesen varios filamentos de fuego, los cuales comenzaron a avanzar rápidamente hasta el cuerpo de Colt, con la intención de impactar y causarle quemaduras sobre la piel del pecho y los brazos.

 

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Te dejo alguna información relevante:

 

—El duelo tiene la finalidad de durar 3 semanas. Comienza el 05 de agosto y finaliza el 23 de agosto, ambos días inclusive.

—Permitidos hechizos de neutrales, neutrales graduados, Libros de la fortaleza, la Sangre y el Equilibrio.

—La duración será extensa, por eso se permitirá un transcurso como máximo de 48 horas, para que se consideré impactado un hechizo.

—Tras 96 hrs sin respuesta y sin previo aviso al Uzza, se considera que el alumno desea abandonar la clase y por ende, para continuar deberá volver a matricularse, en caso de que el Uzza se ausente más de este periodo máximo de ausencia, se le asignará al alumno un nuevo Uzza, quien será el encargado de continuar con la clase.

—Mismas reglas que de un duelo común.

—Dudas y consultas en el tópic ->Dudas: Libro del Equilibrio

@@Patrick Colt

[Patrick Colt]

El ocaso empezaba a apoderarse de toda la planicie aún cuando los rayos del sol dejaban su rastro en el horizonte más lejano, era como un manto que poco a poco lograba cobijar la soledad en la que se sumía el lugar. Así mismo, la frialdad acompañaba los pocos elementos que poblaban los alrededores y daban un aspecto moribundo a la circunscrita.

 

Los únicos testigos de su llegada fueron esas estrellas que apuntillaban la bóveda nocturna, quizás por que ellas mismas prestaban sus opacas faldas a la silueta del mago, quien emergía desde la oscuridad con una máscara que sentenciaba a su rostro a la clandestinidad. Por aquella vez, renunciaba a sus poderes mortífagos, demoniacos y nigrománticos. Las habilidades de ser un Ángel Caído debían quedar en el anonimato hasta que pudiera volver a usarlos en circunstancias favorables; mientras tanto, y a la cumbre de aquel valle abandonado, se limitaría a utilizar los hechizos aprendidos en los libros de la magia.

 

La gabardina también cubría el resto de su cuerpo, dejando oculta su identidad mortífaga pues los tatuajes en todo su cuerpo se mantenían bajo su sombra. Lo único que pudo verse fulminante fue aquella varita negra como la noche que destelló un aura amoratada sumiendo a su dueño dentro de un encantamiento de Salvaguarda Mágica.

 

El mago Khufu no se había presentado siquiera, pero en su lugar unas flechas de fuego había lanzado contra el Cardenal de la Muerte quien negó con la cabeza cuando sintió el fragor de las llamas atravesar su cuerpo sin dejarle ni un rasguño. Detrás se extinguieron al no poder estrellarse contra absolutamente nada. En respuesta, y sin mediar palabra alguna, pues al asesino tampoco le interesaba, pronunció un Cinaede apuntando a Khufu con su varita.

 

Alrededor de la nuca del Uzza empezó a materializarse un gas negruzco y opaco, que pareciera tener la intención de matar al rival de Patrick Colt. De no anticiparse al mismo, sería instantáneamente envenenado y requeriría cuidados intensivos para no perder la vida.

 

 

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Hola Uzza Khufu, espero por esta vez puedas perdonarme. Me confundí y no vi el tópico de duelo, pensé que primero se abriría un tópico de clase como en la academia. Si gustas, podemos seguir normalmente con la clase para no perder el mes, y comenzamos a contar las reglas de tu off a partir de tu próximo posteo.

Gracias por la comprensión.

[Bakari]

Bakari había estado observando todo lo hecho por Khufu desde las sombras como siempre solía hacerlo todo, era mejor moverse desde ese anonimato en el que solo analizas sin que nadie se e cuenta de tu presencia. Pero ahora estaba allí porque los Uzza más antiguos se lo habían pedido, necesitaban al guerrero que estaba por iniciar aquel duelo para atender cosas más importantes que enseñar los poderes del libro del equilibrio a un extranjero que tal vez ni siquiera supiera valorar aquella magia.

 

En el momento en el que Khufu lanzó aquellas flechas de fuego, Bakari tomó su lugar mientras el uzza desaparecía de aquellos terrenos, vio como aquel mago usaba un hechizo defensivo para escapar de las heridas que le hubieran podido causar dichas flechas y de inmediato levantó su varita en su dirección pronunciando — Silencius — el efecto fue inmediato haciendo que su oponente no pudiera pronunciar más que un par de silabas que no llegaron a formar un hechizo porque se había adelantado a su proceder.

 

— Ahora deberás enfrentarte a mi — expresó a su oponente que de seguro no estaría feliz de haber dañado su ataque, algo que hizo que Bakari dibujara una mueca en su rostro a modo de sonrisa. — Así que si tienes alguna duda con respecto al libro mejor déjala salir o aprende a las malas — termino de decir con su tono tosco de siempre, el uzza no era de estar alabando a los magos y mucho menos de rendirles pleitesía, por todos era conocido que no los soportaba y que lo más que podían pedir era que no los destrozara ya que eso era lo que mejor se le daba.

 

Y apuntando la varita en dirección a aquel mago pensó — Arena de hechicero — la cual fue lanzada al viento con el único fin de cegar a su oponente y restarle la posibilidad de usar su puntería, esperaba ver que juego estaría planeando aquel mago en su contra porque estaba seguro de que lo que menos le había gustado era que Bakari terminara ahora frente a el.

[Patrick Colt]

La luz se extiguía. El paraje era amplio y su aire era denso. El mago sonrió cuando el Uzza se dispuso a atacarle. Negó con la cabeza pues comprendió que la única intensión del guerrero era de matarle. Pero, ¿a él? ¿Al Cardenal de la Muerte?

 

La sonrisa que retorció el mortífago cuando las flechas de fuego viajaban en su contra fue muy notoria, se podía observar cómo la maldad era iluminada por la proximidad del hechizo, sin embargo el amplio conocimiento del asesino en las artes de la magia fueron suficientes para conseguir que la ofensiva de su rival no le hiciera daño alguno. En su defecto, las hojarascas que habían sido impactadas por las flechas se incendiaron inmediatamente a unos diez metros detrás del mortífago.

 

Posterior a dicho movimiento, y al fragor de las llamas, un nuevo guerrero apareció para sustituir a quien se había retirado, y lo hizo a tiempo para lograr que el siguiente hechizo de Patrick Colt fuese silenciado. No pudo emitir con su voz nada diferente que balbuceos incansables, pero insistió. La tenacidad del hombre era voraz e impertinente, y tal como Bakari había aparecido sin desplazarse, Patrick Colt aún sabía la posición exacta del Uzza al momento de conjurar el Cinaede.

 

El gas alrededor de su rival empezó a materializarse hasta adquirir la suficiente madurez para infiltrarse. Pero.

 

Cinaede. Volvió a conjurar y una nueva toxina atacó al Uzza inmediatamente hasta que adquirió la suficiente toxina para envenenar a Bakari una vez se infiltrara en sus vías respiratorias. El guerrero estaba en aprietos y tendría que utilizar 4 turnos para poder recuperarse y evadir la muerte.

[Bakari]

La noche ya había caído en el lugar del todo, pero las antorchas que había encendido su compañero al inicio de aquel duelo daban la sufici iluminación en los alrededores para continuar con aquel enfrentamiento sin ninguna complicación.

 

Escuchó el hechizo lanzado por el mago y sintió como sus vías respiratorias empezaban a cerrarse pero antes de que lo hicieran por completo levantó su varita en dirección al mago y pronunció - silencius- el efecto sería inmediato evitando que lanzará otro ataque y así darle tiempo para recuperarse. Vio cómo el mago nuevamente quedaba con el inicio de un hechizo en sus labios sin poderlo terminar.

 

Al menos eso le daría una ligera oportunidad de sanar ante el último ataque de su oponente y antes de que fuera tarde. - Anapneo- pensó sintiendo como sus vías respiratorias se destapaban nuevamente permitiéndole recuperar el control de su organismo.

 

Acto seguido a ello pensó - curación - y de inmediato sintió como su cuerpo se recuperaba del todo de aquel hechizo que lo habia alcanzado. Sabía que el mago tenía habilidades pero a pesar de ello con el poder que él tenía lo que había hecho el Uzza sería suficiente para recuperarse del todo por el daño causado en su ataque.

[Patrick Colt]

Era impresionante la valentía de aquel Uzza en enfrentarse a Patrick Colt. No solo con determinación, sino que se negaba a morir a los pies del Cardenal de la Muerte, quien precisamente por los efectos del Cinaede impactado, sonrió. El regurgitar de Bakari empezó a notarse, a duras penas cruzaba miradas con el Cardenal de la Muerte: al fin y al cabo estaba intoxicado, el veneno recorría todo el interior de su cuerpo con la intención de matarlo lentamente.

Aquella lucha por la vida que libraba en ese momento Bakari, era un bastión de tormentas incapaz de repetirse en ningún lugar. Sonrió nuevamente.

Lo que le acechaba al guerrero, a continuación, era aún peor.

 

Los efectos del Silencius frenaron la embestida voraz del asesino, negó con la cabeza aún cegado por la Arena del Hechicero, pero que luego de unos instantes desparecería, dándole la lid a Patrick Colt nuevamente. El mortífago no estaba muy seguro qué había sucedido, pero el Uzza seguía con vida y ese hecho le robó el fruncido gesto de su ceño.

 

Blandió su varita como si enterrase una daga corta, y pronunció Cinaede. El efecto de las toxinas volvía a formularse alrededor del cuello del Uzza, para posteriormente interiorizarse en su cuerpo. Patrick Colt aún no podía ver los gases que robaban oxígeno a los pulmones de su oponente, ni el veneno que corría por sus arterias, pero los balbuceos de su víctima eran suficientes para que se regocijara y ahogara en su pecho la pena de la ceguera en medio de risillas.

 

Cinaede volvió a pronunciar. Sinceramente el Uzza había desaprovechado totalmente su ventaja ya que mantenía la misma ubicación de cuando cegó a Patrick Colt, por lo que éste no tenía necesidad de apuntar nada, pero con el Cinaede era innecesario apuntar de igual forma. Nuevas toxinas envueltas en volutas de gas grisáceo rodearon a Bakari y lo envenenarían si no era capaz de protegerse de éste último hechizo de Patrick Colt, quien poco a poco recobraba la vista y nuevamente dibujaba en su mirada los alrededores. Notó las estrellas del cielo entre nubarrones de bultos borrosos, y entendió todo el tiempo que había transcurrido desde que inició aquella batalla que ahora cobraba vida bajo la falda de antorchas ardientes.

[Bakari]

La mirada de aquel mago distaba de la mayoría, el parecía disfrutar el querer causar daño, algo que normalmente Bakari solía hacer con sus alumnos y en aquello encontraba gran satisfacción, así que a pesar de como se estaba desarrollando ese duelo estaba resultando bastante entretenido para el Uzza que terminaba aburriéndose siempre en ellos y tratando de acabar siempre aquellos encuentros lo más pronto posible, pero esta era una ocasión diferente.

 

Colt hizo su movimiento y una mueca simulando una sonrisa se dibujo en el rostro tosco de aquel guerrero, por lo visto iba a intentar lo mismo que antes pero esta vez el no haría lo mismo, si bien a Bakari no le importaba el dolor a veces le gustaba sentirlo para darle un poco de diversión a sus días.

 

El gas empezaba a colarse por sus vías aéreas nuevamente causándole esa sensación de ahogo que comenzaba a expandirse, tomando su varita apunto al mago y antes de que su garganta se cerrara por completo pronuncio — Cinaede — ahora aquel gas rodearía al mago con el fin de también bloquearle la respiración y posteriormente la inconsciencia y si tenía suerte y no se atendía pronto la muerte. Entonces escuchó como lanzaba aquel segundo hechizo, repitiendo la dosis.

 

Acto seguido pensó — Anapneo — y el alivio se hizo nuevamente presente, ese sería suficiente para abrir sus vías respiratorias a pesar de que en su contra eran dos veces aquel hechizo, sabría que estaría en desventaja ya que sus próximos movimientos estarían limitados a recuperarse pero al menos por ahora estaba disfrutando de respirar ese olor que se sentía en el ambiente, el de la lucha y las ganas de que uno de los dos cayera definitivamente.

[Patrick Colt]

La noche se abrió ante sus ojos como una cascada de estrellas traviesas, que jugaban a competir entre ellas para lucirse y demostrar quien de todas ellas era la más robusta y luminosa. Patrick Colt tenía de fondo esa cascada de luces que alumbraban a la bóveda nocturna.

 

Sonrió.

 

La doble dosis de veneno se introdujo en el cuerpo de Bakari, a quien por primera vez conoció aquel día y que parecía ser la última vez que se fuesen a cruzar. A pesar que las vías respiratorias del Guerrero se libraron con un solo anapneo, la doble dosis de veneno requeriría dos episkeys en sus próximos movimientos. Resultaban ser como dos heridas pero marcadas internamente en su cuerpo.

 

Sonrió aún más.

 

La mirada del Mortífago se aguzó, y resplandeció como dos pepitas de oro puro que relucieron al igual que las centelleantes perlas del cielo nocturno, al tiempo en que alzaba su varita en dirección al pecho del Guerrero Uzza para conjurar inmediatamente un: Sectusempra. La estela de luz verde se sumó al resplandor de la noche, en un viaje fugaz hacia el cuerpo de Bakari para herirlo de mortandad y multiplicar sus sanaciones de dos a cuatro. Pero de no aplicarse al menos tres episkeys en sus próximos movimientos, moriría o desangrado o envenendado. Pues ya había hecho uso de su única curación del libro de la Fortaleza, y esto lo entendió por que del primer Cinaede había salido ileso.

 

- Anapneo - pensó - Curación -, finalizó. Para no darle espacio en su cuerpo al veneno que amenazaba con su vida, así como observaba como a Bakari se le escapaba la vida a través de su mirada. Patrick Colt avanzó, en letargo, dejando que el sonido de sus pasos se adueñaran de la última audición que tendría el Uzza antes de cerrar por última vez sus ojos.

 

Sonrió, por última vez aquella noche.

 

Las rodillas del hombre cayeron al suelo de la planicie, sin prestar atención a cuál de las complicaciones en su cuerpo Bakari había intentado erradicar. Y así, lentamente, su pecho descansaba cada vez más despacio hasta que salió de él una última bocada de aire.

 

- Al Cardenal de la Muerte no se le desafía jamás -. Y de su rostro se apoderó un gesto tosco, miserable y repelente. Lentamente desde sus pies se levantó una humareda negra que se arremolinó alrededor de su silueta y que subió hasta el cielo, quizás con él, pues ya no estaba parado frente al cadávez de quien alguna vez fue el Guerrero del Libro del Caos.