Libro del Equilibrio - Agosto

[Khufu]

El sonido del choque del agua sobre las rocas que bordeaban la playa, contrario a lo que muchos podían llegar a pensar la relajaban. Permitiendo que sus cabellos canosos ondearan ligeramente con el crepitar de la brisa marina. Estaba, parado sobre una gran roca, que le permitía ver de cerca las grandes olas que se formaban a lo lejos y que llegaban reducidas a casi nada hasta la orilla de la playa.

 

Sabía que la arena, las pequeñas conchas y los peces que vivían debajo del agua, podrían conseguir que fuese un duelo interesante, y si a eso le sumaban el calor húmedo que se extendía como el aroma de la sal, estaban en el lugar adecuado. Motivo por el cual, en cuanto tomó entre sus manos la vara de cristal, sintió como el poder comenzaba a fluir por sus venas y conseguía que el mar se mantuviera alejado unos 15 metros de la orilla, el espacio necesario para el duelo que tendría lugar en los siguientes minutos.

 

Esperando al alumno, respiró profundamente y cerró los ojos, esperando la presencia del mago, el cual esperaba fuese comprometido y no un quejica más, como la gran mayoría de los ingleses que acudían a él, para que le transmitiera sus enseñanzas. Así que en cuanto lo sintió cerca, abrió los ojos y lo observó fijamente.

 

—Bienvenido, espero que estés listo. En esta primera parte de la clase, vas a aprender a manejar los hechizos duelistícos del libro —informó con calma— ¿Qué has leído del libro? ¿sabes cuántos hechizos con fines duelísticos posee?

 

Sus preguntas eran meramente con la finalidad de realizar un sondeo y conocer los conocimientos previos con los que contaba su alumno, así como un pequeño preámbulo como para comenzar a lanzar alguno que otro hechizo del libro.

 

—Flechas de Fuego —pensó, logrando que de su vara de cristal saliesen varios filamentos de fuego, los cuales comenzaron a avanzar rápidamente hasta el cuerpo de Jeremy, con la intención de impactar y causarle quemaduras sobre la piel del pecho y la parte baja de la cintura..

 

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Te dejo alguna información relevante:

 

—El duelo tiene la finalidad de durar 3 semanas. Comienza el 05 de agosto y finaliza el 23 de agosto, ambos días inclusive.

—Permitidos hechizos de neutrales, neutrales graduados, Libros de la fortaleza, la Sangre y el Equilibrio.

—La duración será extensa, por eso se permitirá un transcurso como máximo de 48 horas, para que se consideré impactado un hechizo.

—Tras 96 hrs sin respuesta y sin previo aviso al Uzza, se considera que el alumno desea abandonar la clase y por ende, para continuar deberá volver a matricularse, en caso de que el Uzza se ausente más de este periodo máximo de ausencia, se le asignará al alumno un nuevo Uzza, quien será el encargado de continuar con la clase.

—Mismas reglas que de un duelo común.

—Dudas y consultas en el tópic ->Dudas: Libro del Equilibrio

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Editado 5 de Agosto del 2019 por Khufu

[Jeremy Triviani]

Jeremy se presentó en la playa donde sería el duelo, con muchas más dudas que certezas. Llevaba un tiempo sin pegar ojo con todos los cambios que venía sufriendo su vida mágica y aunque los vampiros solían dormir muy poco, él lo hacía lo más normal siempre que tuviera a su prometida cerca. El problema era que andaban un poco distanciados por muchas verdades que venía escondiendo hace tiempo. ¿Tenía la culpa de ser padre sin saberlo? Pues no, pero nadie se creería eso. De hecho, nadie lo creía. Así que seguía siendo el culpable de todo.

 

La arena estaba mojada por el mar que hacía segundos la cubría. Cada paso que el rubio daba dejaba una huella marcada con el pie. Sí. Es que al llegarle la nota con el lugar de la clase, decidió vestirse solo con un short de color bordo con el escudo del West Ham dejando el pecho descubierto y descalzo para tener más agarre al piso. Sus amuletos y anillos de los libros cursados decoraban su cuello y dedos de la mano. La varita de cedro bien pulida, estaba más flexible que nunca. Tal vez sabiendo lo que se avecinaba.

 

El vampiro mientras se acercaba al lugar indicado, observó las grandes rocas que el agua había dejado desparramada por las playas, que servirían en algún momento. Lo que más llamaba la atención eran los restos de huesos gigantes de las costillas de algún animal marino muerto hacía mucho tiempo. Se aventuró a pensar que eran de una ballena, pero no podía saberlo con seguridad. Los animales mágicos aún seguían sorprendiéndolo día a día.

 

-Buen día, profesor -Respondió con una pequeña inclinación de cabeza. Estaban a cinco metros de distancia- Leí los libros y los hechizos. Estoy preparado. -Mintió descaradamente. Quería empezar cuanto antes y el profesor no perdió más tiempo. Le lanzó unos cuantos filamentos con fuego.

-¡Protego! -El escudo mágico absorbió el ataque sin problemas. Ahora era su turno, no iba a desperdiciarlo. “Arena de Hechicero” Pensó y vió como Khufu era cegado por los huesos cristalizado de un mago muerto por fuego maldito. Eso le impediría ver durante dos turnos.

 

[Khufu]

Al parecer un mago al que poco o nada le importaba su aprendizaje, ¿se merecía que él fuese su profesor? Para nada, todo lo contrario, era solamente un ruso que pretendía tener más conocimientos. Pero no se lo pondría fácil, o no. No mientras no demostrará su interés y gracias a la legilimancia que dominaba, le era bastante sencillo saber cuando le mentían o cuando eran honestos, justo como en esos momentos. Así que con la mirada tranquila, negó con lentitud y levantó la voz una vez más.

 

—Muchacho, sigues sin responder mi pregunta —acotó como si fuese necesario hacerlo, cuando era obvio— ¿a caso crees que me interesará enseñarte sino muestras siquiera el más mínimo interés? Responde. —completó a manera de orden.

 

Le molestaban los magos de esa manera y siendo su edad avanzada, la paciencia la tenía muy corta, así que no sería flexible, al menos de momento. Total, él tenía cierto control del proceso de enseñanza al mostrar o no poderes relevantes del libro.

 

—Cineade —siseó, justo después de que vio que utilizó el hechizo de salvaguarda mágica para protegerse de los filamentos de fuego que viajaban hasta su posición. Su hechizo provocó que una pequeña nube de humo se comenzará a formar delante de él, provocando que sus vías respiratorias se llenaran de veneno, y por ende comenzaran a cerrarse.

 

Al ver como el mago, en reacción a su hechizo lanzaba un arena del hechicero para impedir que pudiese ver correctamente. Le consiguió una sonrisa en los labios, era obvio que no tenía problema alguno con no ver, pero ¿él podría resistir vivo con su siguiente movimiento?

 

—Morphos —siseó, consiguiendo que el pantalón que cubría la parte inferior del cuerpo de Jeremy se convirtiera en una avispa marina y con ello al contacto con la piel inyectara su veneno, dejándolo aún más envenenado.

 

Esperando a ver su siguiente movimiento, cruzo sus brazos, sosteniendo con una de las manos la vara de cristal, pacientemente. Aunque esperando aún, por saber si el alumno sería capaz de responder sus preguntas o seguiría en la postura de no querer cooperar y fingir que sabía lo que hacía.

[Jeremy Triviani]

-Leí el libro entero, señor. Tiene cuatro hechizos dualísticos, de los cuales tres son no verbales y uno si lo es –Respondió por fin – Los hechizos son Arena de Hechicero, Cinaede, semilla de hielo y flechas de fuego – Terminó frunciendo la ceja.

 

Khufu no lo dejo hablar mucho más. En seguida le lanzó un ataque, aunque no viera con los ojos por la Arena del hechicero. Eso por lo visto no impedía gran cosa. Tenía mucho que aprender por delante. Bueno… por algo estaba ahí.

 

-Cinaede – Dijo el vampiro con su último aliento. Khufu sufriría su mismo dolor cortante en el cuello que le impediría respirar. Sentiría como todo su pecho dejaba de recibir aire y se llenaba de agujas cortando sus pulmones de adentro hacia afuera.

 

La conciencia del vampiro pensó “Anapneo” para empezar a sentir la liberación de su garganta. Podía respirar aire salado y lleno sus pulmones con una gran bocanada. No era mucho, pero era suficiente por el momento. El placer no le duro nada. Con sorpresa vio que sus pantalones dejaron de existir y una avispa de mar lo enveneno. “Curación” pensó sintiendo como el veneno desaparecía de su sangre. No pensaba morir hoy.

[Khufu]

La garganta de Khufu se cerró tras la aparición de la avispa marina, justo cuando pretendía responder a su pupilo. Se quedó a medio hablar, con la difícil tarea de contener el aliento para no ahogarse. Con expresión de dificultad, el guerrero pensó en un Anapneo y tras un momento de indecisión, su garganta volvió a la normalidad. Después de eso, tuvo la ligera impresión de que su alumno había intentado curarse un veneno con un hechizo no verbal. Negó con la cabeza.

 

—Has hecho lo que creo que hiciste, ¿verdad? —se rascó la nuca con cierta exasperación, pero pronto asumió su papel, con un tono de voz que solo promovía enseñanza—. Los venenos no se curan de esa manera. El Cinaede es un veneno distinto, dañino. Entra en tus vías respiratorias, las quema, cierra tu garganta. Si no la abres y curas el daño provocado, mueres. Los venenos animales son distintos, matan si no curas el envenenamiento, que tiene un proceso lento pero eficaz. Curarte no sirve de nada, debes consumir un bezoar. Y para eso necesitas un Morphos.

 

Khufu enderezó la espalda, había estado un poco torcido desde el dudoso momento en que había tosido y carraspeado antes de dar toda aquella perorata. El aprendizaje de su pupilo era entorno al libro y sin embargo, veía que necesitaba cierta doctrina en otros temas menos complejos. Pero podía hacer ambas cosas, solo porque había reconocido en el chico interés, algo que debía apreciarse y trabajarse en jóvenes como aquellos, carentes de una disciplina como la de los Uzza.

 

—¿Cuál es la diferencia entre las flechas de fuego y las semillas de hielo? —hizo aquella pregunta y entonces atacó.

 

Con una elegante floritura, el hechicero le regresó el favor de lanzar las arenas al viento y hacer que éstas se aglomeraran entorno a su rostro. Ahora Jeremy no podría ver y por tanto no podría usar hechizos que requirieran puntería, por dos turnos enteros. Y estaba el asunto del veneno, del cual debía ocuparse pronto u ocasionaría su muerte. Tras un pestañeo, Khufu recuperó la visión y bajó la barbilla, observando, poniendo atención a lo que el Askar hacía. De él dependía su supervivencia, de él y solo de él. Esperaba que lo lograra, quería ver su desempeño.

 

~o~

 

Como expliqué en el duelo, los venenos han de curarse con un Bezoar, que se genera con un Morphos. Por suerte, aún tienes tiempo de hacerlo y te he dado margen para ello. Buena suerte, pupilo.

[Jeremy Triviani]

-Lo siento, señor -Respondió el vampiro avergonzado -No soy muy talentoso en los duelos, y confundo las definiciones -Confesó sin ningún tipo de vergüenza. Jeremy estaba creído que parte del aprendizaje era equivocarse reiterada veces hasta conseguir el logro - ¡Morphos!

 

 

El short deportivo abandonado a su lado, luego de que la avispa marina muriera, se transformó en un bezoar que comió rápidamente para quitar todo rastro de veneno de su sistema nervioso. Escucho al profesor con seriedad y estaba preparado para responderle pero la Arena del hechicero le impidió ver más al hombre. Sabía dónde estaba parado, y debería sufrir sin su visión unos turnos. “Episkey” pensó curándose el rastro del Cinaede que aún quedaba por sacar.

 

 

-¡La diferencia entre ambos hechizos es que las Flechas de Fuego es una invocación que dura dos turnos en recuperarse y las semillas de hielo son un rayo que congelan a una criatura durante un turno completo! - Gritó para ser escuchado.

 

 

Las cosas no estaban saliendo muy bien, pero no dejaría de intentar mejorar el duelo a su favor. Rendirse no era una posibilidad para el vampiro.