Infiltración

[Valky]

Meses atrás – Antes del ataque al Ministerio de Magia.

El plan para debilitar a Gran Bretaña era mucho más grande que simplemente atacar el Ministerio de Magia, el objetivo era irlos debilitando desde adentro, de forma progresiva y sin que se lo esperen. Había varios objetivos y uno de ellos era su banco mágico, aquella institución que tenía fama de ser una de las mas seguras de todo el país, incluso más que el mismo Ministerio de Magia, si lograban su cometido sería un duro golpe del cual les costaría reponerse.

En la improvisada sala de reuniones aun había dos sillas vacías, pues el duende y el miembro del Simposio de Ladrones, que los ayudarían con la infiltración, aun no habían hecho acto de presencia. Los representantes de la triple alianza no sabían cuales eran los requerimientos de sus posibles aliados, pero tenían confianza en que podrían llegar a un acuerdo en el que todas las partes interesadas podían salir ganando.

Borislav, salió de su ensimismamiento cuando la puerta se abrió y por ella ingresó un duende de no más de un metro de altura, un poco mayor, de contextura esquelética, no se atrevió a adivinar la edad pues aquella raza envejecía de forma diferente. Se puso en pie como muestra de respeto, en parte porque conocía el temperamento y la fama que tenían, más no porque lo sentía.

—Bienvenido, Aracnic — saludó en forma amable mientras lo invitaba a sentarse —Esperó que el viaje haya sido tranquilo —Comentó.

Estaba a punto de sentarse cuando ingreso a la sala una bruja bajita, de piel negra, larga cabellera y vestimenta llamativa. Saludó con un asentimiento de su cabeza mientras depositaba una rara moneda sobre la mesa, aquello bastaba para que los presentes supieran que era la representante del Simposio.

—Bien...creo que estamos completos ... — dijo cuando todos se sentaron —La idea es simple señores y bella dama... —Necesitamos de su ayuda para infiltrar a nuestra gente dentro de Gringotts —dijo sin dar muchos rodeos.

[Seba Granger]

Una mañana cualquiera...

La revisión del guardia en la puerta del banco era como todos los días minuciosa pero necesaria, cada visitante era revisado por dos guardias o mas bien estos se iban turnando, uno cuidaba a los que se iban juntando en la entrada mientras el otro con prisa revisaba, tras unos cuantos visitantes era mi turno, enseñe mi credencial de duende acreditado y tras un registro por seguridad me dio permiso de pasar.

Salude con un movimiento de cabeza al otro chico que era un poco mas joven que el otro, luego me dirigí hacía donde estaban las oficinas, tomé el pasillo hacía donde daba la mía pero cuando llevaba poco del trayecto andado decidí cambiar de rumbo hace algunos días estaba postergando el ir hacía mi bóveda necesitaba sacar un poco de dinero además de dejar algunos documentos importantes, así que me acerque hacía la ventanilla donde estaba uno de los duendes encargados de las bóvedas o al menos el que me daría el permiso para ir hacía ella.

Espere con paciencia mi turno en la fila, pese a ser trabajador del lugar prefería no aprovecharme de los privilegios menos cuando justo ese día ya estaba bastante concurrido el banco para ser tan temprano, observé los múltiples rostros que habían en cada fila, y los que conversaban algunos entre si, mas de alguno solo refunfuñaba por que creía que la fila no avanzaba nunca.

[Juliens]

Meses atrás – Antes del ataque al Ministerio de Magia.

-Dayanara

A simple vista, Dayanara es una mujer que se pararía en la acera a pedir ayuda por cualquier cosa. Sin embargo, debajo de su apariencia de débil y desprotegida se oculta su verdadera naturaleza. Los enormes zapatos de taco color rojo no son ningún impedimento si es que necesita entablar una batalla, sea esta cuerpo a cuerpo o utilizando la varita. Tampoco lo es el ajustado vestido de lentejuelas que eligió para la reunión que tiene en su agenda.

 

No le sorprende cuando un conocido ladrón hace contacto. Pocos saben que ella misma es una ladrona pues se dedica a realizar trabajos bastante especializados. Sin embargo, es bastante raro que sea un ladrón quién sirva de intermediario. En el Simposio la gente no se lleva una comisión por ser intermediario, es solamente el que ejecuta el trabajo quien cobra la paga (sea cual sea esta) y las arcas comunes de la organización. Normalmente si un ladrón no puede realizar una tarea simplemente le da al cliente el nombre de otro ladrón, más nada.

 

Aún se le eriza la piel cuando recuerda los ojos, que parecían brillar, del ladrón de apellido Graves. Es un ladrón bastante talentoso, por lo que ha escuchado, y ha realizado algunos encargos bastante peligrosos. Apunta mentalmente ese nombre pues sabe que en algún momento puede serle de utilidad. Pero según el contrato que no firmó (porque los ladrones prefieren no dejar evidencia escrita) es su especialidad lo que se necesita: infiltrar, engañar, crear vidas que no existen.

 

—Vuelve a llamarme bella dama y toda tu operación fracasará porque te cortaré la cabeza —finge una sonrisa est****a, como una verdadera damisela en peligro, y en un segundo vuelve a mostrarse seria. Recoge la moneda del simposio de la mesa y la lanza al aire. Al caer, esta se pierde entre sus voluptuosos pechos —. Necesito que hablar, sabía de la infiltración; pero necesito más información si quieres que haga bien mi trabajo

Editado 6 de Agosto del 2019 por Hobbamock Graves

[Dennis Delacour]

Departamento de Seguridad Mágica

Después de la declaración de guerra

 

Era bastante extraño estar nuevamente en el cuartel auror, quien viera desde un punto de vista externo pensaría que eso era como haber sido degradada de rango luego de haber tenido bajo su mando la dirección de la oficina del ministro y Saw pero aquel cambio había sido más decisión suya que otra cosa, por eso luego de ser acusada de conspirar contra el ministro simplemente por tratar de ayudar y que otras cosas de más importancia que estar en un cargo directivo surgieran había dejado todo de lado y se marchó a una misión que era más valiosa para la Delacour.

 

A su regreso había decidido volver al cuartel auror ya que ahora con un bando renovado esa era la mejor opción que tenía para estar enterada de lo que sucediera en la comunidad mágica sin levantar sospechas, y más ahora que la tensión entre naciones se sentía en el ambiente. Estaban a la espera de que países se unirían en contra de Inglaterra o que golpes estaban planeando y eso era algo que ocupaba su mente la mayor parte del tiempo. Debía estar en alerta permanente y más que desde la aparición del dragón con ese mensaje de los búlgaros el ministerio no era como antes, ahora había muchas brechas en la seguridad del mismo desde que muchos empleados habían huido por miedo a una guerra. Debían resguardar aquel lugar como los secretos e información de importancia.

 

Aunque ahora había algo que le preocupaba un poco más, a sus oídos habían llegado rumores de un posible ataque de los enemigos de Inglaterra a una de sus principales instituciones, pero aparte de eso no tenía más información. Podrían ser simplemente rumores tan inexactos que ni siquiera sabían donde atacarían pero opto por darles un tinte de verdad y decidió que debía investigar los lugares más importantes para la comunidad con el fin de evitar un problema mayor, ya era mucho lo que tenían encima para sumar algo más.

[Ky.]

Un día cualquiera, de un mes cualquiera. Antes de la infiltración al Banco de Gringotts.

 

Ocixem.

Duende de Gringotts

 

Era él uno de los duendes más gruñones y cascarrabias que había en el recinto, odia a los magos, sobre todo a aquellos que consideraban que los duendes eran seres por debajo de los elfos domésticos y que se dedicaban a servir a los magos en el momento que se le plazca. El duende creía todo lo contrario, los de su especie estaban ahí por un contrato de palabra con el actual ministro, pero más que nada por la gran admiración que tenían a la duende que dirigía la institución bancaria, así que al momento de que alguno de los dos cayera de sus puestos iba a armar una revuelta para que de esa forma los duendes lograrán tener el dominio total de todo lo que se realizará en la Bóveda.

 

Se encontraba soñando despierto, cuando vio que un mago de los que trabajaban en las áreas de atención a los magos se acercó a él. Le agradaba el joven, era de los pocos que aún cuando tenía una llave maestra no se metía en asuntos que eran exclusivamente de los duendes.

 

--¿en qué puedo ayudarle Señor Granger? --preguntó tratando de ser servicial, pero en realidad se podían escuchar los gruñidos que lanzaba, era por eso que él había dejado de atender a los clientes para hacer actividades mecanizadas como llevar el carrito por las diferentes bóvedas.

 

@@Seba Granger

[Mia.]

~ Duende Hera

Meses antes de la declaración de Guerra

El Banco Mágico de Gringotts, estaba en declive desde su perspectiva. Desde que la duende Mynerva se había jubilado y el Ministro de Magia impuso a una bruja como directora de la institución, todo estaba en pique. Porque no todos los duendes la apoyaban, claro que no ¿cómo podían siquiera en apoyar a una persona que representaba de la manera más pura y simple el robo de objetos y magia del que habían sido victima durante años? Aunque claro, había unos cuantos que si estaban a favor, porque aseguraban que era una excelente líder y que tenía capacidades mágicas insospechadas.

 

—Tiene que irse, y todo su séquito de magos que ingreso con ella. —soltó, esperando no haber sido oída, porque en caso contrario estaba segura de que tendría problemas, porque si algo era cierto era que Mia Black Lestrange, era cero tolerante cuando alguien cometía un error.

 

Algo que le agradaba, pero a la vez le generaba conflicto, porque ella estaba segura de que debió haber sido la siguiente elegida como directora, era la duende que más tiempo tenía trabajando en aquel lugar y que más conocía el funcionamiento del lugar. Pero eso no le importó al ministerio de magia, a ellos solo les importó demostrar cuanto poder eran capaces de absorber y con ello, a cuantos aliados en sus instituciones conseguían posicionar.

 

Esperaba que los rumores fuesen cierto y los búlgaros pronto consiguieran hacerse con el poder británico, y de esa manera de librarían de los magos y brujas ingleses, pero ¿algo tenían que hacer para apoyarlos? Esperaba que algo se le ocurriese y consiguiera unir a sus compañeros, los cuales en esos momentos estaban trabajando de manera mecanizada, como cada día desde el alba hasta el ocaso.

[Eobard Thawne]

Meses atrás - Antes del ataque al Ministerio de Magia

~ Duende Aracnin

 

Aracnin era un caso curioso entre la plantilla de duendes que componían al personal de Gringotts. Toda su familia había servido en la banca mágica por décadas, era casi como un honor el que fueran aceptados para laborar en dicho sector. Y cuando llegó su momento, lo vivió con orgullo; la aparente estabilidad en la comunidad, y la casi impenetrabilidad del banco le aseguraban un trabajo por varios años.

 

Pero llegó el día, en que los humanos osaron por inmiscuirse en temas que sólo a los duendes debían confiarse.

 

Comenzó a perder la fe en las administraciones, simplemente no confiaba en la directora. Desconocía si fuese humana del todo, pues había algo extraño en ella, pero no le agradaba la idea de recibir órdenes suyas. Así pues, tenía que pensar en su jubilación, ¿y qué mejor manera de hacerlo, si podía llevarse una tajada del oro que merecía su raza?

 

El viaje, habría sido mejor si el Banco no hubiese designado más personal humano. gruñó por lo bajo, apurando el paso después de ingresar al centro de reunión clandestino. Parece que los han enviado para vigilar de cerca a los duendes. Ah, ese Black Lestrange... hace demasiadas preguntas.

 

Avanzó los pequeños palmos que sus extremidades inferiores le permitían, chirriando ligeramente por el roce de los zapatos de charol. Se podía considerar que estaba a mitad de su etapa adulta, pero sentía cierto pesar al caminar. Consiguió colocarse en su asiento, depositando sus manos sobre las rodillas, cuidando de no arruinar el ostentoso traje azabache que se veía forzado a lucir cada día hasta el final de los tiempos en Gringotts. Aún con su reducida estatura, alcanzaba a ver por encima del borde de la mesa.

 

En cuanto vio el destello del objeto metálico, supo que aquello iba en serio; sobre todo, por la interacción entre Borislav y la brujita del vestido de lentejuelas.

 

Creo que ambos estarán de acuerdo en que, el problema no es infiltrar gente... comentó, desatándose el nudo del moño plumbago que llevaba alrededor del cuello. Se ha hecho antes, y me atrevería a decir que se hace ahora. Se podría aprovechar esa cascada de intereses, la inminente confusión... Hoy día, hasta al más taimado le han ofrecido puestos de seguridad.

 

Antes de jugar sus cartas, tenía que ver las de los demás. Le interesaba el oro, sí, pero eso no era lo único en su lista de pendientes.

 

[Seba Granger]

Seguimos en algún momento en el tiempo...

Me había distraído con un grupo de magos que estaban ingresando al banco un poco ruidosos, no querían ser registrados por los guardias así que estos últimos habían pedido refuerzos en las puertas, ya que nadie podía ingresar si ellos no los autorizaban, tallé mi ceja un par de veces pensando en si necesitaban ayuda, pero justo llego mi turno y era llamado por uno de los duendes.

Al girarme hacía él lograba reconocerlo, tal vez muchos dirían que la mayoría de los duendes se parecían pero no era así, Ocixem era el que me ayudaría en estos menesteres, -Hola, ¿como está?, claro que me puede ayudar, me gustaría bajar a mi bóveda si es posible, sino puedo esperar y cuando pueda me avisa- me encogí de hombros escuchando un poco sus gruñidos, mientras jugaba con la llave que llevaba en mi bolsillo.

La verdad que ya hace mucho que no bajaba a la bóveda, la última vez había sacado suficientes fondo y los negocios daban lo suficiente para no tener que sacar mucho, solo cuando se debían cobrar por las compras del Magic Mall que hace mucho que no invertía en nada, o las clases que había retomado, pero para mi suerte los conocimientos aun no eran muy caros como las habilidades o los libros que veía a Darla que cursaba cada cierto tiempo.

 

@ Nerón Blackthorn

[Nicole Evans Crowley]

Cooperación Mágica Internacional

Meses antes de la declaración de la guerra

 

El caos comenzaba a infiltrarse en la estabilidad y tranquilidad de la comunidad mágica londinense. Oficialmente nada estaba pasando todo seguía su curso habitual, claro, algunos podían presentir que algo sucedía, pero solo unos cuantos sabían que la realidad era más brutal y difícil de lo que la gente podría imaginarse.

 

Una de estas personas era la Evans, que desde hace varios días habia estado bajo una constante presión y actividad dentro de su departamento en el Ministerio. Apenas el día anterior había tenido una junta con los representantes del gobierno mágico de Bulgaria y la verdad es que las cosas no habían ido como ella hubiera deseado, todo auguraba mala noticias para la comunidad mágica londinense.

 

Tras aquellas reunión y después de comunicar los resultados poco favorables a las autoridades competentes era momento de comenzar un plan de respaldo, tenían que estar preparados para cuando el caos estallara en su cara. Aquel era el motivo por el cual la bruja se encontraba en aquella venerable institución. El Banco Gringotts se alzaba majestuoso ante ella; con paso firme la Evans subió los escalones y atravesó las puertas de la edificación.

 

Una vez en el interior se detuvo unos segundos, mirando la sala que se extendía ante ella, una vez ubicado el lugar al que tenía que dirigirse reanudo la marcha. El eco de sus botas sobre el piso se veía ligeramente opacado por la actividad desarrollada en el interior del edificio, su túnica se ondulaba tras ella a cada paso que daba.

 

Se encamino al mostrador central, en donde se encontraba uno de los tantos duendes que laboraban en el lugar; a diferencia de otros mostradores el que ella visitaba no contaban con gente en espera de ser atendida. Al llegar al lugar, no perdió tiempo, pues no contaba con este. -Necesito hablar con la Directora del Banco, soy Nicole Evans Crowley del Departamento de Cooperación Mágica Internacional, es urgente que hable con ella lo antes posible.

[Darla G Dumbledore]

​Darla con el Duende Darath - meses antes de la infiltración

--Señorita Potter Black, ¿cuántas veces se lo he dicho? Las listas de los depósitos deben llevar un listón azul, para identificarlos de los descuentos, esos llevan un listón rojo y un listón verde se deja para los trámites burocráticos --el duende volvía a sacudir los pergaminos con bordes coloreados y la pelirroja recurría a sus conocimientos de metamorfomagia para que en su rostro no se viera su cansancio y ganas de salir corriendo. Por las dudas, aunque no tenía conocimiento de que los duendes fueran legilimánticos, también había cerrado sus non sanctos pensamientos tras una barrera oclumántica.

 

--Pero Darath, cada tipo de depósito o descuento tiene su propia canasta, ¿de verdad es necesario usar pergaminos coloreados? Además ¿qué es una operación burocrática?

 

El duende pareció haber sido alcanzado por una flecha de la forma en que llevó su mano al pecho, como si se le desagarra el corazón.

 

--Los magos y brujas son burocráticos, agregan y quitan miembros de sus familias, hacen y deshacen sociedades, mueven galeones de un lado para el otro sin que sea un ingreso o una salida real y documentada ¿cómo puede preguntarme qué es la burocracia si fueron ustedes la que la crearon? --gruñó el duende y volvió a poner la larga lista de operaciones que hacía el banco o mejor dicho las listas, una sobre cada color de listón.

 

Darla suspiró, se venía de nuevo la lección de cuántos tipos de ingreso y egresos distintos podía haber y seguro que de nuevo le detallaba cada operación burocrática que ella olvidaría porque nunca le daban ese tipo de trabajo.