Elecciones

[Nicole Evans Crowley]

El atrio estaba a rebosar, la gente se agrupaba por todo el lugar, varias personas hacían fila para poder acercarse a la mesa, que en esos momentos era el centro de atención de todo el lugar, sino es que de todo el mundo mágico londinense. El sonido de las conversaciones y pasos contra las baldosas inundaba el lugar, haciendo difícil poder entender algo de lo que ahí se mencionaba, cada cierto tiempo un cuerno de erumpet explotaba, mezclando el sonido su inequívoco estallido con los ruidos del interior.

 

La chica se encontraba apoyada en contra de una de las paredes del lugar, mirando el mar de gente que se extendía ante ella ¿Cuándo había sido la última vez que una multitud invadía el atrio del Ministerio de Magia? No podía recordarlo, pero sin duda aquel acontecimiento era digno de tal alboroto, ella misma esta asombrada de la situación pues nunca había sido parte de unas elecciones y menos unas que colocarían a una persona en un puesto tan importante. Como "buena" ciudadana de la comunidad mágica, ella ya había dejado su boleta con sus postuladas, no iba a perder la oportunidad de decidir en aquella justa electoral.

 

Con los brazos cruzados y el seño fruncido, miraba constantemente las enormes pantallas ubicadas por encima del gentío, estas mostraban a los postulados para el puesto de Ministro, una foto del susodicho acompañada de una pequeña descripción de su trayectoria, de logros y virtudes dentro del mundo mágico.

 

No podía evitar fruncir un poco más el seño cuando el nombre y foto de uno u otro postulado aparecía en las pantallas. ¿En serio la gente había decidido postular a esas personas? Por más que lo pensaba, no entendía cómo algunos nombres habían ido a parar a la selección, pero bueno, cada uno tendría sus motivos e intensiones para las acciones que habían realizado, lo único que esperaba es que quien sea que llegara a ocupar el puesto hiciera las cosas de la mejor manera, pues los tiempos que en esos momentos vivían no eran para nada fáciles.

 

Permaneció ahí de pie viendo como más personas se congregaban en el lugar, se dirigían a la mesa en donde entregaban sus boletas al viejo cuidador de votos y como este, con su callado, actualizaba la información de las pantallas. La mirada de la joven automáticamente se dirigía hacia las enormes imágenes para leer la información y ver que nueva persona habia sido elegida.

[Thoth]

En una estela oscura que surco el firmamento británico y era acompañado por la coalición en guerra contra ese despreciable país. En aquel momento tenía un solo objetivo y era que no existiera una figura de poder, el predicamento era que ya alguien comenzaba a organizar a este pueblo. Sin embargo, los ataques continuaban y la destrucción era evidente, varios hogares se encontraban en ruinas, locales eran saqueados y la delincuencia se comenzó a desatar a diestra y siniestra.

 

Luego de un tiempo me encontraba cercano a donde sería acabó las elecciones y siempre con varita en mano, al poseer ciertos conocimientos había creado un portal para que de Egipto viniera de muertos vivientes. En cuanto a los otros países traen consigo criaturas dispuestas arder y atormentar a cada una de nuestras víctimas.

 

-Es necesario ver si los mortigagos nos apoyan. - Y elevando la varita al cielo y pronunciado en lenguaje demoníaco pronunció y creo la Marca Tenebrosa. - pronto llegarán.

[Dennis Delacour]

La Delacour se encontraba en su hogar después de días de estar bajo los radares ministeriales e intentando averiguar muchas cosas que ayudarán a encontrar solución a la guerra que había estallado prácticamente en sus narices dentro del propio ministerio y que había desatado un caos no sólo en Inglaterra sino en toda Europa mientras las naciones tomaban los diferentes lados del conflicto.

 

Si bien era cierto que varios países apoyaban a los búlgaros también lo era el hecho de que había logrado hacerse de aliados dentro de aquellos países que podrían ser de mucha ayuda provocando una caída interna de sus naciones y así alejarlos de su objetivo principal que era atacar a los ingleses, pero por ahora era mejor tener esas cartas ocultas hasta que llegara el momento indicado.

 

Había dado orden de reforzar la seguridad tanto de la mansión Delacour como del Castillo Rambaldi, eso protegería aquellos lugares no sólo de los daños colaterales por una guerra que no habían buscado sino también de que cualquier enemigo quisiera ingresar a los terrenos, sólo de intentarlo se encontrarían con una severa tortura, no era algo que le agradaba pero no podía arriesgar el bienestar de los suyos y menos después de aquella acusación de traición que había caído sobre sus hombros sólo por intentar buscar una solución al caos que provocó aquella declaración de guerra en pleno atrio.

 

Uno de sus elfos se acercó para entregarle un mensaje con una poco común forma de thestral en origami, en el le indicaban que formaba parte de un grupo de nominados a ocupar el cargo de ministro. Era acaso una broma? Primero era una traidora por velar por la comunidad mágica y ahora una nominada para ocupar el puesto que supuestamente quería adquirir conspirando contra el anterior ministro. Definitivamente la guerra liberaba caos a su paso, pero debía enterarse con seguridad de lo que pasaba porque si eso era cierto entonces suponía que aquella orden de detención en su contra ya no existía.

 

Luego de dejar su ropa de viaje se vistió con un pantalón negro, botas altas a juego y una blusa blanca de botones, y sobre su atuendo se acomodo una túnica negra con capucha que coloco sobre sus rubios cabellos.

 

La entrada al ministerio había sido más estricta que antes pero no encontró ninguna traba al encontrar que su nombre seguía en la plantilla ministerial, tampoco nadie intentó detenerla al saber de quien se trataba por lo que entendió que con lo que había pasado su acusación había perdido peso y nuevamente era libre de andar por donde quisiera. El atrio estaba inundado de gente y sobre sus cabezas imágenes de los candidatos a ministro se mostraban con leyendas acerca de ellos, le sorprendió ver un poco su rostro entre ellos lo que hacía que diera por sentado lo que decía el mensaje que había recibido. Aunque en ese momento sólo le interesaba saber si alguien estaba tratando de hacer algo para solucionar el problema mayor que era la confrontación que se llevaba cerca de ellos y que cada tanto una explosión se las recordaba con más fuerza.

 

Se quito la capucha y empezó a caminar por el lugar con el fin de dar con alguna cara conocida, al menos alguna que fuera de importancia para lo que estaba tratando de investigar porque tanto tiempo trabajando en el ministerio la habían hecho conocida pero aquel día no iba a socializar y mucho menos a buscar posibles votos, le interesaba algo mucho más allá que las elecciones a ministro, le importaba una salida a aquella guerra que aún no sabían porque había sido dirigida contra Inglaterra, porque una profecía había sido el comienzo de todo esto.

[Anthony R. Dracony M.]

Guarda el thestral de papel en el bolsillo interno de su capa, camina a lo largo de la sala vacía y se detiene frente al gran ventanal, una floritura con su varita y el cortinaje verde esmeralda se desliza para dejar despejado y tener la vista del exterior...siguen viendo se destellos de la magia que ataca indistintamente a la población, seguramente para crear caos, histeria, miedo, extinguir vidas para forzar a obtener sus bajos deseos de conquista...el Ryvak rememora su pasada charla con @Reacon, precisamente él hablaba del arte de la guerra: --"No cualquiera puede pretender ser apto para organizar lo que conlleva la guerra, se requieren armas poderosas, gente que las empuñe, un ejercito, aliados, estrategia"...y aún así, la muerte rondará cercana a sabiendas de los muchos que caerán: inocentes, héroes y villanos...solo está seguro de ello pero no de cuando será el momento de su deceso...habrá que elegir que hacer con el poco tiempo que tiene...

 

Mirando el negro horizonte, no puede olvidar aquel lejano día en una librería desconocida que acudió a la invitación de un mago ( @@Ernest Macnair Wilfred ) que le hablo de una portentosa espada que otorgaba poder, un gran poder proveniente de la oscuridad, insólita fue entonces su propuesta de ir a la búsqueda de esa espada...al menos ese fue su pensamiento en aquel tiempo , ahora también tiene la lista de otros objetos mágicos que sería bueno obtener, habrá que buscarlos, adueñarse de ellos...tendrá que aliarse con magos poderosos y él ha visto un grupo que no se amedrenta ante el peligro, no es momento para sucumbir al miedo...miedo que ya ha padecido durante trece años...ahora ya no es el mismo pero aún debe cambiar más, definitivo, mejor era sucumbir en la lucha...

 

Muerde su labio inferior, en la lista figura una daga que controla a un demonio, con un objeto así podría hacer tanto! el precio: su propia alma...decisiones...requiere pensarlo solo unos minutos...¡necesita esa daga! por todos aquellos a quienes conoce...el poder es fuerza, el triunfo es necesario.

 

El ojimiel se alista, viste la indumentaria que su padre adoptivo le obsequió, para sentirle cercano a él, toma el morral de piel de moke que le obsequiaron en uno de sus recientes cumpleaños y en su interior guarda todos los objetos que acompañaban los libros de hechizos a los cuales se vinculo, no muchos pero tampoco se puede subestimarlos, también guarda aquellos artículos que compro en la Mail Magic...todo lo que piensa que le será útil. En lo que se ocupa más tiempo, es en buscar las espadas que su amigo @@Axel Rexdemort le obsequió tiempo atrás: "Lucina" y la espada japonesa de mango negro y dorado, ambas cada cual dentro de su funda. Tomo el haramaki también regalo del joven mago, se lo ató con fuerza a la cintura para ayudarse a llevarlas a la espalda, hubiese sido ideal que Garoth, el amigo de Axel en Prada (República Checa), les hubiese entrenado a ambos, pero quizás fuese un aliado al cual considerar, todo puede ser posible.

 

Por su mente cruza otra genial idea, afanoso busca el colgante que le regalará @@Darla Potter Black ...en él puede transporta libros! lo cuál puede ser lo más oportuno, toma la caja de madera fina en la cual guarda los obsequios que son su tesoro, de ahí toma el colgante que posee ese hechizo que lo hace ideal para guardar en su interior libros...una gran cantidad de ellos, los que ha ido "saboreando" durante estos dos años, lo toma en sus manos y saca los libros de novelas y cuentos, ahora el colgante lo usará para llevar libros que registran pistas de los sitios donde hay al menos tres de los objetos mágicos que iniciará a buscar, guarda con cuidado el colgante en su morral y lo cuelga a su hombro.

 

Casi está listo, una sonrisa se dibuja de lado en sus labios delgados, marchará montando a "Sombra", el thestral negro que compro en recordatorio de su propia madre sanguínea Danielle Malfoy...la mortifaga que no dudo en morir por lo que juzgaba importante.

[Mackenzie Malfoy]

Toloveus Clearandbrightly

 

La joven que se había acercado a su mesa parecía preocupada.

 

-Podría ser tan amable de informarme... porqué nos han pedido venir a los postulados para el siguiente gobierno? -inquirió -qué ha pasado con Crazy Malfoy?... él no suele ser de los que se retiro del gobierno tan fácilmente.

 

- ¿Así que usted es una de las postuladas, señorita? ¿Podría decirme su nombre? -Obviamente, Toloveus lo sabía, pero había que seguir siempre las formalidades. Como Guardián de los Votos, estaba en la obligación de informarse sobre todos los postulados y llevaba ya varios días viendo pasar imágenes en tres dimensiones de todos los candidatos.

 

La joven que tenía delante era Hayame, la matriarca de la familia Snape, nacida no obstante de Augustus Peverell y adoptada por Antara Black. Regentaba varios negocios, algunos de ellos en asociación con algunos de los otros postulados.

 

Cuando la joven respondió, Toloveus inclinó la cabeza en gesto de aprobación.

 

- La felicito, señorita Snape, por ser una de las candidatas. Espero que comprenda la importancia crucial del honor que le han hecho sus compatriotas, al postularla como candidata.

 

Toloveus levantó su cayado y tocó la pechera de la joven, destacándola con una insignia que la identificaba como postulada. Luego, continuó hablando.

 

- El mensaje era para avisarles de la postulación, además de informarles de la posibilidad que tenemos de dar publicidad a su campaña. Podemos hacer llegar a cada habitante de Inglaterra su programa electoral, si tiene a bien comunicarlo. También podemos dar publicidad a su discurso, si quiere hablarle a la Comunidad. Como postulada, tiene derecho a informar a todos de sus ideas para mejorar nuestra sociedad mágica y yo estoy aquí para proveer de todo lo que pueda necesitar.

 

A pesar de los años, a Toloveus le habían salido aquellas palabras, casi de corrido. Llevaba años desentrenado, pero no había perdido su chispa, como Guardián de los Votos.

 

Afuera se oyó de nuevo una fuerte explosión. ¿Qué había sido aquello, otro cuerno de erumpent? A Toloveus no se lo parecía. Enarcó una de sus enmarañadas y pobladas cejas, preocupado.

 

- En cuanto al señor Crazy Malfoy, no puedo ayudarla mucho. Recibí la convocatoria de elecciones de su puño y letra y del de Mackenzie Malfoy, al igual que la recibieron en la Oficina del Ministro. Más no puedo decirle.

 

Realmente, no tenía idea de dónde podían estar los anteriores Ministros. Comprendía su decisión, de todos modos. Los tiempos cambian y los cargos se vuelven pesados. ¡Bien lo sabía él que ostentaba un cargo hereditario y de por vida!

 

Mientras las pantallas mostraban ahora la semblanza y biografía de Hayame Snape, Toloveus tomó un pequeño trozo de papel y comenzó a articular una curiosa mariposa de infinitos colores.

[Hayame Snape Potter Black]

Con Toloveus Clearandbrightly

La joven había respondido con suavidad a aquel hombre y sus ojos le observaban con curiosidad y mayor tranquilidad ahora que se daba cuenta de que este personaje estaba bastante calmo y concentrado en su trabajo

De alguna manera, también le transmitía a ella esa serenidad y por lo mismo, el elfo que acompañaba a la muchacha pelirroja se tranquilizó y se colocó los diminutos brazos por detrás del cuerpo; ya no tenía por qué preocuparse de que su ama fuera a hacer alguna tontería en aquel sitio o a dejar en ridículo a la familia que la había criado, parecía que aquella charla conel funcionario a cargo de la votación había generado el cambio suficiente en la Snape para tomar su rol acorde a lo que debía de mostrar

La vampiro continuaba atenta a las indicaciones y respuestas del hombre y asentía suavemente y con educación a cada una de sus palabras, si acaso volteando con un leve dejo de nerviosismo a las pantallas que le mostraban con todo y su información al descubierto

Eso le hizo sentir un vuelco en el estómago, escuchaba a las personas un poco más allá y veía la multitud y sabía que una buena parte no le veían con buenos ojos y quizás e incluso cuestionaban el hecho de que su nombre apareciese entre las candidaturas a elegir; si aquello no fuera tan serio, ella misma se uniría a las voces que cuestionaban su presencia entre aquellas personas importantes y caras en verdad conocidas dentro del Ministerio

Hayame Snape siempre había sabido perfectamente su lugar y ese era, al lado del Señor Tenebroso donde quiera que él estuviese

Inspiró unos momentos

-Si, entiendo que es algo muy importante y que a final de cuentas, son nuestros hermanos y hermanas los que nos están eligiendo para un puesto tan importante

Comentó con voz suave y mostró preocupación en la mirada

-Sin embargo... que Crazy y Mackenzie dejen sus puestos así... ya tenían tiempo que no se les veía en el Ministerio pero debo de admitir, que esta decisión me sorprende incluso a mí

Cerró los ojos un segundo y enderezó la espalda, cruzando las manos por delante con calma mientras veía después de un momento la pequeña insignia que ahora usaba; sonrió un poco, al menos tendría un bonito recuerd de que, en algún punto alguien había pensado que ella sería una buena opción para guiar al pueblo mágico de Gran Bretaña

-En todo caso, he venido porque es lo que me pide la ley y es lo justo para la persona que me ha propuesto

Sonrió con agrado y volvió a mover la cabeza hacia aquella persona

-Mis verdaderas intenciones son las de dar apoyo para las elecciones del siguiente Ministro, porque también como ciudadana mágica me interesa que todo llegue a buen puerto, en especial... con la situación tan delicada que tenemos en estos momentos -sus ojos brillaron un poco ante las explosiones en el exterior, aunque ya comenzaban a hacerse tan comunes que no se sobresaltaba -justo en este momento necesitamos de una buena mano firme para que todo esto se acabe, pareciera como si todos los extranjeros a los alrededores se hubieran tomado la oportunidad de usar esto a su favor cuando lo que más necesitamos es apoyo

Musitó en un tono bajo de voz, entornando los ojos suavemente mientras volvía a ver hacia donde se daba el ingreso

Editado 7 de Agosto del 2019 por Hayame Snape Potter Black

[Ellie Moody]

Mientras caminan por Whitehall, Ellie siente la mirada de los muggles sobre ellas. De reojo, observa a Charlotte, arrepintiéndose de no haberle hecho entender por qué su atuendo no era el mejor para caminar durante un día de verano. La delgada alta mujer, que le lleva más o menos una cabeza de altura, usa una blusa de mangas largas y cuello de tortura y una falda que le llega hasta los tobillos, además de guantes, botas, lentes de rol redondos y un amplio sombrero que ensombrece su pálido rostro. Y, como si no fuera poco, absolutamente todo en negro. Por su parte, Ellie lleva un vestido floreado en tonos oscuros, de tela ligera, y un sobretodo gris, el cual es un atuendo que llama mucho menos la atención y pasa inadvertido. Tan sólo con ver a su acompañante tan cubierta se siente sofocada, pero sabe que los vampiros no pueden exponerse al sol. Y ella ni siquiera parece prestar atención a las personas.

 

—¿Segura que estás bien bien? —lo cierto es que no le agradó mucho la idea de salir a caminar entre tantas personas, pero Charlotte parece decidida a vivir como una persona normal... o, bueno, simplemente existir.

 

—Anoche comí —murmura por lo bajo—. Si es a eso a lo que te refieres...

 

—No, claro que no —se ríe Ellie con nerviosismo—. Es que últimamente, todo es una locura, ¿sabes? ¿Estás enterada del tema de Bulgaria?

 

—¿Qué pasa con Bulgaria?

 

—Lo del dragón y eso... ¿en serio no sabes?

 

Charlotte se encoge de hombros y ni siquiera se sobresalta cuando escuchan una explosión, a pesar de que se supone que sus oídos son mucho más sensibles que los de Ellie. Por su parte, ella se detiene y con disimulo observa a su alrededor; algunos muggles se detienen, quizás extrañados por el sonido, pero parece que ninguno le da mucha importancia. A esas alturas, ya no está segura de si aquello es algo bueno o malo. Mantener el Estatuto del Secreto es importante, pero ¿no deberían ser advertidos los muggles, para que tomen previsiones al igual que la comunidad mágica?

 

—Sé que habrán elecciones para elegir al Ministro de Magia —musita Charlotte a sus espaldas.

 

—Oh, ¿así que sí has estado al día con las noticias?

 

—Aquí lo dice —replica ella, con voz monótona, mientras le tiende lo que parece ser una lechuza de pergamino—. Es para ti, por cierto, estaba en tu hombro.

 

Sus mejillas se enrojecen a medida que lee el mensaje. Aquella noticia no cansa de perseguirla y, sinceramente, está harta de ella. No tiene la menor idea de quien la nominó para el cargo, pero está convencida de que no es más que una broma. Para ella, todo el asunto de la renuncia y las elecciones no es más que uno de los espectáculos que coordinan las figuras políticas entre ellos. «Antes que se anunciara su renuncia, ya habían elegido a un sucesor». Y la verdad es que no puede importarle menos aquel tema. Desde que llegó a Londres, se dio cuenta de que en verdad la figura del gobernante no parecía tener mucha importancia en la comunidad, pues simplemente nunca estaba. ¿Por qué ahora todo sería diferente? Lo único que desea es que termine pronto el espectáculo y, especialmente, la amenaza de una guerra internacional.

 

—¿Es que no tienes preparado un discurso? —pregunta Charlotte, mientras observa cómo Ellie dobla la lechuza para guardarla en el bolsillo de su vestido.

 

—No quiero hablar de... Oh —musita, cuando sus ojos distinguen a la mujer que está sentada en una de las mesas exteriores de la cafetería a la que se dirigía—. Qué sorpresa verte por aquí, Zahil. ¿Viniste al Ministerio, acaso? —pregunta, pues es consciente de que aquella institución mágica está justamente al frente— ¿Por el tema de las elecciones? Ehm —no está segura de cómo se vaya a tomar el comentario Zahil, pero la verdad es que siente mucha curiosidad—, sé que eres una de las nominadas, y, bueno... ¿Piensas trabajar en tu campaña?

 

@

[Sagitas E. Potter Blue]

En la mansión "Ojo Loco":

 

Alguien elevó a Ithilion de la mesa y sentí la pregunta de los labios de mi hija Perenela a modo de saludo. La miré desde el ángulo extraño de tener los labios en la taza y mirar de reojo en otra dirección. Como consecuencia, un par de gotitas de café mancharon la sudadera que llevaba puesta. Tomé la varita que había dejado encima de la mesa, junto a la jarra de leche desechada, y limpié las manchas hasta que desaparecieron.

 

-- Tu abuelo Crazy... -- Me costaba mucho reconocer ese parentesco entre ellos. -- Él y Mackenzie Malfoy han cedido sus puesto por un motivo... altruista. No me pidas que te lo explique, yo tampoco lo entiendo muy bien pero sé que perderlos es un mal menor en busca de un Bien común.

 

Me daba cuenta que hablaba un poco líoso y que seguro que ella se iba a quedar más confusa de lo que ya estaba, así que cambié de tema.

 

-- Se han abierto las elecciones para el puesto de Ministro y mi nombre ha sido nominado. ¿Tú no sabrás cómo ha podido ser eso? Por supuesto, no me interesa. ¿Cuándo se ha visto una payasa vidente pitonisa dirigiendo el Gran Ministerio de Magia de Inglaterra? Estaría fuera de lugar. -- Fue cuando me di cuenta que me acababa de robar el café en un descuido. -- ¡Eh, chiquilla, un poco de respeto a los payasos!

 

Su comentario acabó con mi sonrisa. La señalé con el dedo y mi voz cambió a un tono tajante.

 

-- Tú, Perenela, no te metas en líos. Bastante tengo con tener un traficante en casa como para que arrastre a mi única hija por el mal camino. Voy a tener que marcarle límites a tu futuro marido. Deja que sea yo quien me encargue de todo. Mantente al margen. Me preocupa tu seguridad. ¿Seguro que no quieres aplazar la boda? No son momentos fáciles y... tal vez... dejarlo para más adelante cuando no estemos en guerra sea una decisión acertada.

 

Primer intento del día, de todos los que aún me quedaban por hacer, de convencer a Pere de que no se casara con Sean. Una explosión volvió a sonar y esta vez parecía mucho más cerca.

 

-- En casa estaremos seguros. Nada de salir de casa. Le diré a Babi que vaya. A él le gusta moverse por el pueblo, no soporta estar encerrado. -- Era mi última palabra y no pensaba ceder. Aunque no era una ilusa, mi hija no me haría caso y haría lo que ella quisiera. -- ¡Babila! ¿Te apetece ir al Ministerio? Debiera contestar a este señor tan amable que me ha informado de esta nominación. No puedo hacerme cargo, Perenela. -- Ahora mi atención se dirigió hacia el pergamino que Ithilion había abandona en la mesa, demasiado arrugado para recuperar su forma original, para refugiarse en los brazos de su hermana y juguetear con ella; era agradable verlos así, disfrutando del día mientras, allá afuera, seguían oyéndose explosiones de batallas. -- Mi deber ahora es para con la Familia. No puedo dedicarme a dirigir un país. Ni que fuera un Circo...

 

Aunque sí, en aquel momento, el país lo parecía.

[Xell Vladimir Potter Black]

Mansión "Ojo Loco":

 

- ¡La Marca, tía! ¡La Marca Tenebrosa ha sido invocada junto al centro de votaciones! - grité al entrar en la mansión de la tía Sagis. Babila llevaba en las manos a la lagartija Zancas quien me sacó la lengua. Me indicó donde estaba mi tía y corrí a buscarla, repitiendo lo mismo.- ¡La Marca, tía! ¡Han invocado la Marca en el exterior del...!

 

Mi comentario murió en mis labios al ver a mis primos. Perenela y el pequeñín Ithilion jugueteaban juntos alrededor de una mes con apetecibles pastitas. En casa, Taga tenía problemas para conseguir pastas y llegaban trozos de pastel envasado cuyo sabor rancio aborrecía. Me acerqué a todos con las manos escondidas en los bolsillos de mi sencillo vestido azul. Lancé una mirada significativa hacia mi tía. Ella y yo pertenecíamos a la Orden del Fénix y ahora teníamos que hablar de ciertas cosas a escondidas, sin involucrar a ningún miembro de la familia.

 

- Lamento los gritos, tía. ¡Está pasando algo horrible allá fuera! - Tenía ganas de llorar con lo que había visto; seguramente lo haría, soy una rubita muy sensible. - Ha... Han... ¡Un negocio ha explotado por los aires! Hay muertos en el Callejón Diagon, tía. Y... había una mujer que protegía a un bebito bajo los escombros... Me quedé a ayudar pero vinieron unos miembros del Ministerio y rodearon el lugar.

 

Todos me miraban, hasta Ithilion parecía entender lo que decía. Tenía que parar de hablar para no producirle pesadillas.

 

- Y alguien ha invocado la Marca Tenebrosa en los cielos en las afueras del Ministerio. Seguro que quieren boicotear las elecciones a Ministro. Por cierto, tiita: te nominé a Ministro.

 

Esperé su reacción, seguro que iba a ser fea. La tía Sagitas era algo dramática cuando le tocaban la tranquilidad de sus siestas veraniegas.

[Maida Black Yaxley]

Maida Yaxley - Yaxley Manor

 

Siempre había un fallo en esa casa, y las protecciones antiextraños era una de esas, los origamis de pergamino no cesaban de llegarle. Si la única que sabía sobre su identidad era Goshi Black, ¿Cómo era posible que Toloveus supiera de su ubicación y existencia? Resoplaba mientras terminaba de abrir uno de los recados. Desde la declaración de guerra, ella básicamente se había recluído en la Manor, arreglando documentos de su primo, por si la situación empeoraba y ocultando los propios, que aunque era inocente, pronto podría verse implicada por el único defecto de haber nacido en la porción de tierra inadecuada. Eso sí, con tanta información suelta, se había decantado por escribir planfletos dirigidos a la Comunidad Mágica, alguien tenía que mantenerlos informados, y por supuesto, El Profeta no iba a cumplir con esa labor.

 

¿Elecciones? Si, parecía irracional, eso jamás había sucedido, menos en tiempos tan frágiles como los que corrían. Los candidatos eran variopintos y muchos de ellos, desconocidos por completos para la menor de los Yaxley, sin embargo, y gracias a Toloveus, ahora tenía una idea de todo. La castaña se sentó frente al escritorio, dónde su vuelapluma se irguió antes sus ojos, y se dispuso a escribir. Primero a Toloveus: "Está bien, cuenta conmigo, pero seguiré usando el seudónimo de Vuelapluma, no tengo las medidas de seguridad con las que pueda sentirme a gusto colocando mi nombre y apellido. Sabes —y quisiera saber cómo—, dónde encontrarme. Atte, Vuelapluma"

 

Lo siguiente fue que el papel salió justo porque dónde entraban algunos otros más, y se puso a dictar un mensaje par Goshi Black: "Espero que tengas lista una reserva de pociones multijugos, porque tendremos que salir al aire apenas termine esta primera vuelta, necesitan conocer a los candidatos y hacerles las preguntas pertinentes, nos mantenemos en contacto. Vuelapluma". Si, quizá si la idea cruda que tenía en la cabeza se daba, podían acceder a los deseos del Guardián de los Votos, informar a la Comunidad Mágica y aún así, estar a salvo. Maida, exasperada, se levantó a cerrar la ventana, que un elfo o lo que fuere se encargara de la correspondencia, este período electoral retrasaría sin lugar a dudas su trabajo como asistente personal de Aaron, pero tomando en cuenta que su primo no le estaba pagando, bueno, no se iba a sentir tan culpable.

 

Ahora a ponerse a contar votos, para verificar a qué candidatos tenía que invitar a aquel evento privado, luego pensar en los lugares, y alguno que otro miembro exclusivo de seguridad. Verificar además, alguna forma de que los votantes pudieran hacer sus preguntas durante la transmisión y que las dudas quedaran todas disipadas antes de la tercera y última vuelta. Tomó entre sus manos la biografía y trayectoria de Eileen Moody, no la conocía, pero al igual que ella, parecía haber una gran urgencia por tener al final, una representante femenina.