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Instituto Internacional de Investigación a la Magia.


Jeremy Triviani
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El edificio del IIIM era de granito color gris, tenía seis plantas equipadas por completo para la investigación de la magia. Tenía muchos departamentos que se dedicaban a pociones, hechizos, Encantamientos, maldiciones, seres, varitas, botánica, criaturas y experimentos, de todo tipo. El paradero del lugar era exclusivo. Nadie sabía dónde quedaba. No había un mapa que lo señalaba, aumentando el misterio del país en el cual se encontraba. Nadie sabía si era una sede o varias sedes compartimentadas por el mundo.

 

Un traslador que se activaba a primera hora de la mañana, en un margen de una hora, llevaba a los visitantes al lugar. Era un objeto simple y decorativo, colocado en un jardín pequeño, rodeado de flores comunes, demasiado comunes para llamar la atención de extraños. Era un busto puesto sobre un cantero, que representaba al dios egipcio Thot, un hombre con cabeza de pájaro. Dios del conocimiento, entre otras cosas.

 

Los trabajadores residentes de la planta, solían vivir dentro, aislados del mundo exterior. Eran como una pequeña comunidad apartada del resto de la sociedad mágica. Aunque justamente la magia, era lo que estudiaban sin parar. Ingresar allí como trabajador recurrente, se consideraba todo un logro. Las vacantes era vitalicias y muy limitadas, para cada departamento.

 

Jeremy era uno de los nuevos en la plantilla. Cómo Magizoólogo en la rama de la genética, tenía un laboratorio de animales a sus órdenes. Tenia pase libre para experimentar con ellos de forma legal y a la vista. Buscaba curas o tratamientos a desarrollar para diferentes enfermedades que tenían los animales. Aunque más le interesaba cómo hacerlos más poderosos.

 

Buscar “curas” solía ser su tapadera, porque entre sus labores de animales donde buscaba alzar su poder, también solía combinar la genética de dos especies distintas, para crear nuevos seres, completamente únicos. Era como jugar a ser dios, combinando las cadenas del ADN con toques de magia experimental. El trabajo solía tener un alto porcentaje de fracasos y resultados inciertos.

 

En aquellos momentos se hallaba enfrascado en el estudio de los demonios. Una raza que le traía curiosidad. Quería encontrar la forma de trasmitir los poderes que tenían, mediante una mutación en la cadena genética de ADN en ser diferente. Si lograba la forma de hacer eso, también podría lograr crear una poción que al tomarla cualquiera pudiera volverse demonio.

 

Era una meta muy alta y peligrosa. Solo contaba con un único pelo azul, extraído por accidente de un demonio de género femenino. ¿Sería suficiente para poder lograr su meta?

 

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Sus excursiones por el bosque no resultaban satisfactorias, sobre todo por las heridas que causaban las plantas con extremidades peligrosas y las criaturas que, a pesar de sus diminutos tamaños, poseían un mecanismo de defensa bastante importante. Aún así había conseguido realizar algunos aportes en el campo de las criaturas mágicas aladas y su relación con las que se consideraban normales. Hasta el momento, sólo aportes, siguiendo los artículos más importantes de reconocidos magizoologos.


Durante sus últimos meses había tratado de insertarse en el mundo de las criaturas mágicas, no sólo leyendo diferentes clases de libros, sino intentando sacar sus propias conclusiones realizando excursiones vespertinas. Aún no tenía el suficiente conocimiento sobre la comunidad mágica para realizar paseos nocturnos, antes debía mejorar sus habilidades.


Tras exponer sus intenciones dentro del Ministerio de la Magia, le había llegado información con respecto al Instituto Internacional de Investigación Mágica, el cual, evidentemente, se encontraba apartado. Debía saber cuáles eran las investigaciones que se realizaban en el lugar y los recursos que se ofrecían para realizar experimentos, de lo contrario optaría trabajar de manera individual. Sin embargo, le gustaba la idea de intercambiar opiniones con el resto de los especialistas.


Al calcular el tiempo que había tardado en llegar al jardín pudo deducir que se encontraba a tiempo para encontrar el objeto que la llevaría al lugar y dirigirse sin problemas. Estaba nerviosa, sobre todo porque no sabía si sería bienvenida al no pertenecer al sector de magos graduados, aún así se había preparado para la ocasión: llevaba vestimenta cómoda y formal, se trataba de un vestido de tonalidad oscura pero con detalles en blanco, además de zapatos. Sabía que algunas criaturas eran sensibles ante los colores llamativos.


Presionó con suavidad la diminuta figura de Thot, esperando ser trasladada a las inmediaciones del edificio; y así fue. El movimiento brusco le había provocado un mareo leve pero podía mantener la estabilidad para observar su alrededor. Era aún más inmenso de lo que había imaginado y una de las incógnitas con la que se había encontrado era hacía dónde se dirigirse.


Se aproximó hacía la puerta más cercana con la esperanza de que alguien la pudiera asesorar y se impresionó al ver que no estaba cerrada, por lo que tuvo el impulso de abrirla más para adentrarse. Parecía ser un laboratorio pe no pudo diferenciar a simple vista qué era lo que se hacía ni su especialidad.


— ¿Hola?


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Iba tarde, muy tarde. Su primer día de trabajo como empleada oficial del Ministerio después de tantos años y ya estaba empezando mal. Si bien no tenía una figura directa de autoridad a la que responder, con todo lo que tenía que hacer cada minuto era valiosísimo y ni hablar de las horas extras de trabajo para compensar. Consultó el reloj invisible en su muñeca por tercera vez, pero por más que lo hiciera nada iba a cambiar. Estaba frustrada, de mal, humor, si tan solo el día anterior no hubiese perdido el tiempo tratando de arreglar el desastre de aquel mago no se habría quedado dormida.

 

Faltaba escasamente un minuto para que el traslador de las 8:00 am desapareciera y estando a pocos pasos, lo vio desaparecer en sus narices. «¡Fantástico!». Sacó una bolsa con unas tostadas que había robado del desayuno de Pik y empezó a comerlas, no podía estar con el estómago vacío y sospechaba que no iba a ver la luz del día por lo que restaba de la jornada. Decidió que para matar el tiempo y esperar por la siguiente hora, daría vueltas al edificio, mientras repasaba en su mente los datos de la investigación que había empezado por ser algo personal, pero descubrió que se encontraba escasa de recursos y lo mejor era abusar de las ventajas que ofrecía el ministerio. Necesitaba un lugar donde no tuviera muchos ojos observándola, que le sirviera de fachada y nada mejor que el Instituto Internacional de Investigación de la Magia, le caía como anillo al dedo.

 

—¡Por fin! —exclamó cuando faltaban dos minutos para el siguiente traslador. Se apresuró a tomarlo y una vez activó, sintió como si de un tirón la hubiesen despegado del suelo y las dos tostadas que engulló, por poco y las vomitó. Odiaba los trasladores.

 

No se sabía con exactitud a qué lugar del mundo te llevaría el traslador, aunque el interior del Instituto parecía permanecer igual. Los pasillos eran amplios, llenos de puertas a cada lado y tras ellas se podía encontrar casi que cualquier cosa. En su caso, le habían asignado una pequeña oficina para llevar el papeleo absurdo que estaba obligada a entregar a fin de mes, dentro de la misma había una trampilla debajo del escritorio, que llevaba a un pequeño refugio donde permanecían grandes y pequeñas criaturas rescatadas a lo largo de su carrera como Magizoologa. Poco conocía de los demás trabajadores del Instituto, pero a ella le gustaba tener conocimiento acerca de las personas que la rodeaban para poder determinar si eran amigos o enemigos, motivo por el cual durante la primera hora se dedicó a hacer un tour por las instalaciones.

 

Durante su caminata encontró habitaciones de las que no estaba segura si eran legales y otras que parecían no tener nada importante o suficientemente llamativo. Al final de ese mismo pasillo, divisó la figura de una mujer que ingresaba por otra de las puertas. La siguió.

 

Una vez ingresó se dio cuenta de que estaba en un laboratorio donde probablemente se llevaban experimentos, pero ¿de qué tipo? Aquello la inquietó, pero antes debía presentarse con la chica.

 

— Disculpa... ¿Trabajas aquí? —intentó no asustarla, pero el lugar tampoco colaboraba como para crear un ambiente casual y social. Escuchó el sonido de vidrios rompiéndose y una voz masculina que maldecia —Me parece que no estamos solas —dijo a... —Disculpa, ¿cómo te llamas? Yo soy Tauro —se presentó a secas. Le hubiese gustado hacer un poco más de conversación, pero su curiosidad pudo más, así que se encaminó en dirección de donde provino el ruido. Detrás de una pared de vidrio observó a la figura de un hombre y después el reflejo de su rostro cuando levantó la cara.

 

— Tú....

Editado por Anne Gaunt

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El olor azufre ya ni siquiera lo notaba, después de todo era un mal necesario en aquel cuarto de especímenes. Mis ojos estaban ocupados observando a través del microscopio los patrones del tejido en la placa de petri número 83 que examinaba el día de hoy. Un retumbo y gruñido de la caja sellada del fondo me hace cerrarlos despacio y suspirar antes de volver a abrirlos.

 

- Estoy segura de que no quieres enojarme - susurro con una falsa voz dulce al tiempo que dejo el banquillo.

 

El cuarto, con capacidad hasta para 10 especímenes, estaba construido con paredes de hasta hasta un metro de grosor en metal y otro más en concreto, estaba además protegido con multitud de maldiciones y hechizos antiescape. Me habría atrevido a decir que era el lugar más peligro del IIIM, pero mi posición de Jefa me daba acceso a otros que competían por el mismo título.

 

Golpeo con los nudillos la puerta número 6, aquel había sido un triunfo reciente, un demonio fresco que estaba segura me ayudaría en mi objetivo de comprender más de su poder para utilizarlo al antojo del que lo deseara. La criatura se retrae sobre sí misma y escapa hasta la esquina más alejada de mi, sonrío frívola, lo cierto es que había exagerado con mis métodos para llevarle hasta ahí, pero cada precaución era necesaria

 

- Creo que esto podría servir - murmuro y encapsulo la muestra con cuidado que coloco en un contenedor específicamente diseñado para transporte de material genético.

 

Crearía una emergencia si aquello entraba en contacto con cualquier bruja o mago no preparado o totalmente humano. Aquel demonio podía multiplicarse incluso a partir de aquella muestra milimétrica extraída de su cuerpo. No era ni por asomo la muestra más peligrosa, sino una excelente para experimentar pues era capaz de unirse a cualquier orgánico.

 

Había recibido una solicitud del Departamento de Criaturas, querían crear una especie mejorada. Al menos aquello era lo que ponía el comunicado y por tanto habían solicitado muestras de mi Departamento.

 

Tomo el contenedor dejando atrás el cuarto que tan pronto dejo se sella completamente y solamente con los permisos correctos se puede ingresar nuevamente. El acceso estaba en mi Oficina que contenía además del despacho para tareas más administrativas, otro laboratorio donde se pueden realizar experimentos que no requieran la contención del cuarto de seguridad.

 

Inhalo el aire fresco y sigo caminando hasta el pasillo que comunica con los otros pisos y oficinas. No era normal que fuese a dejar muestras personalmente pero realmente llevaba demasiadas horas enclaustrada entre mala compañía ni parecía haber nadie más allí para ayudarme.

 

Maldigo al darme cuenta que me he traído encima la acostumbrada bata blanca.

 

- Tengo la muestra que han solici.. - dejo la frase inconclusa.

 

Esperaba encontrar solo al encargado del experimento, en cambio, hay dos mujeres más y no había contado con reconocer a una de ellas.

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Portaba una túnica de un solo pliego y esta poseía una capucha que cubría mi rostro, dejando sólo ver mi boca. En ella se veía runas antiguas, lo cual me daba identifica como alguien de una mítica orden , cuyo líder es oculto al ojo público. Era menester nuestro el dominio de los portales y todo lo que ello ocupará, por tal razón al portar esta túnica nuestra voz se modifica y nuestras intenciones se encuentran reguladas a lo que detrrmine el líder. Al llegar a esa institución, deseaba compartir el conocimiento herbolario bajo seudónimo y ese era una forma de contribuir a este mundo. En cada paso dejaba un rastro de pétalos de flores, los cuales después de un tiempo desaparecían.

 

-¿Quien eres?- Me cuestiona un ser de seguridad, pero solo me límite en crear en mi palma una bellísima flor tan letal y elegante. -Eres uno de esos seres de Natura. - Expreso y me dejo entrar. En el mundo mágico, era extraño y poco común los magos y brujas que se especializa en este tipo de Magia, por ser poco valorada. Además, que nuestra orden al ser tan secreta cierto conocimiento se tenia prohibido divulgar.

 

Estando en ese sitio notifico al líder (@@Crazy Malfoy ), que iniciare estudios secretos sobre los portales en este sitio bajo el pretexto de ayudar con magia Nature. De igual forma, con la modificación de plantas.

 

Debería admitir, que la relación con mi líder en la orden no era nada buena y aun así debería reportar con él, al menos al ojo común era alguien tan insignificante que no presentaría algún peligro, solo que opte por guardar silencio, solo me comunica por medio de notas.

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El pelo azul estaba conservado en una placa de Petri. Jeremy la agarró con sumo cuidado para llevarla a la mesada donde empezaría a cortar el cabello en pequeños fragmentos, que serían estudiados y puestos a pruebas para evidenciar sus diferentes reacciones. Con una de las manos libres agarró la pinza que iba a utilizar para el trabajo. Su concentración era absoluta. Aquella pequeña pieza le abría un mundo de posibilidades para su trabajo. El pulso firme se mantuvo estable mientras levantaba la fibra del cristal.

 

Tardó menos de un pestañeo en volverla a dejarla en el mismo lugar, mientras su corazón se aceleraba. Sentía el pulso todo menos calmado. ¿Estaba ahí? Sus ojos buscaron la sangre que había probado, como un hombre muerto de sed busca un oasis, en medio del desierto. Tal era su desespero que no se dio cuenta que su codo rozó una pequeña ampolla que contenía un líquido verde. El ruido de cristales rotos lo sacó de su ensueño.

 

-¿Pero qué c***…--Empezó a decir mirando el suelo, antes de darse cuenta que no estaba solo. Unos rostros lo observaban detrás del cristal en entrada al laboratorio.

 

¿Era ella? Definitivamente era la demonia dueña de aquel cabello azul y por sobre todo, no estaba sola, traía compañía a su lado. Una joven de cabello blanco y facciones delicadas. El vampiro no iba a permitir que se llevaran la muestra, por nada del mundo. Eran dos contra uno, pero ellas, no contaban con que el lugar estaba preparado para evitar ese tipo de situaciones. La misma magia haría su trabajo, expulsando ladrones de forma inmediata.

 

¿Cómo proceder ante aquel inesperado encuentro? La mirada del rubio reflejo la momentánea confusión antes de que otra mujer irrumpiera en escena. Era una morocha de proporciones interesantes. A el vampiro le llevó menos de un segundo darse cuenta que no la conocía, pero que ella trabaja allí. Llevaba una bata blanca sobre su cuerpo. Le sonrió amistosamente. Nunca se sabía cuándo haría falta una aliada.

 

-Yo era el que pidió la muestra, señorita -Comentó acercándose a las tres mujeres - Es un placer conocerlas, soy el magizoólogo encargado de este humilde laboratorio -Se presentó cordialmente, estirando la mano para saludarlas con un apretón a cada una - ¿Ustedes son…?

 

 

 

@ @@Litsy @

Editado por Jeremy Askar Triviani

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El espacio y tiempo era curioso, allí mientras que caminaba escuche una curiosa conversación, quizás por el uso de mis objetos de Guerrero Uzza que estaban activos y otro por crear pequeños mini portales y así estar enterado de todo, ante la leve sospecha los cerraba. En aquel momento me detuve y entregaba una nota que expresaba mis intenciones para ir a experimentar magia Nature. El guardia no comprendía a que me refería. En ese sentido le extendía la mano y su cuerpo lo cubría de lazos de diablo, los cuales le atrapa, era como el incancerus pero mas efectivo y débil en cierto punto.

 

-Liberalo.- Añade otro guardia y de inmediato una luz brota de mis manos, y este lazo del diablo desaparece. En aquel instante ese nuevo guardia me indica. -Nada demostración con alguien vivo.- Sonreía y me marchaba. Y en ese momento creo un cetro de raíces, el cual me ayuda a caminar, este era un medio para manipular más efectivo los encantamientos.

 

"Este curioso mundo debe cambiar y quizás no esté preparado para lo que viene, los fluramagos no podemos revelar nuestros secretos en donde la magia es tan simple, quizás si existiese un nacido pudiera enseñar, espero que sea el caso, dado que lo debería reportar a él. " Pensaba y seguía mi camino, allí me encontraba espiando para mi orden y ayudaba en lo que podía.

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Para ninguno de los dos había sido grata la sorpresa de volver a encontrarse tan pronto. Aquella conversación en Juan Valdez no los había convertido en amigos, ni mucho menos compañeros. Quién iba a imaginar que sus destinos seguirían unidos después de todo. Su actitud defensiva no hizo más que alertarla, ella no lo había estado buscando, ciertamente, pero el vampiro parecía querer ocultar algo de su vista. Estuvo a punto de hacerle un comentario al respecto, cuando una nueva integrante del equipo de investigación más random, se apareció.

 

—¡Sophie! —exclamó en un tono más agudo de lo que pretendía. —No me digas que también trabajas aquí —agregó con una sonrisa, casi olvidándose por completo del otro sujeto. Como ya se conocían no extendió su mano para saludarle, no había persona en el mundo en la que desconfiara más que en él.

 

— Así que trabajan juntos... —aquello no le hizo ni pizca de gracia. Miró a Sophie en actitud posesiva, una vez más sin darse cuenta y le hizo notar al vampiro que no estaba sola. De lo poco que lo conocía, sabía que estaba metido en algo grande y no abandonaría el laboratorio hasta averiguarlo. —Supongo que la vida se empeña en cruzarnos, ¿no te parece irónico? —comentó de manera sarcástica —Y bien, ¿en qué andas metido ahora, magizoologo —. dijo haciendo una pausa en la segunda sílaba de la última palabra. Por otro lado, Litsy permanecía callada, quizás procesando aquel encuentro entre esos personajes tan peculiares.

 

Hasta ese momento, ninguno de los dos conocía el nombre del otro.

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Luego de un tiempo llegue a la zona destinada a los herbolarios, el lugar era un deleite y estaba solo. En ese instante me resguardo con los objetos Uzza de miradas indiscretas y con mis manos comienzo a traer objetos de otras dimensiones, allí aparezco mis instrumentos, aquellos poseía la misma runa antigua de mi vestimenta. Espero en el silencio y cierro esos portales dimensionales.

 

"Al fin puedo comenzar. " Y rápidamente creo una cápsula de raíces y eso evitaría cualquier visión a mi alrededor, era una forma de prohibir que vean mi investigación. Además, la forma de ocultar mis intenciones y de ser necesario robar un hallazgo de lo que se producía, por algo era un fulguramago reconocido y mítico, especializado en el mundo de los sueños y del inframundo, a pesar que no lo ddominará.

 

Estaba consciente de la presencia de los otros seres, ello me hace perder la concentración y sobre todo por esos peculiares hallazgo. En ello las raíces comienza a ceder y me dejan al descubierto, al parecer mi hechizo requería mi plena atecion y eso me lo hacía perder.

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En lo que alguien intervenía me dediqué a observar con más atención a los presentes, quizá deteniéndome más de lo prudente en las curvas de Tauro. Pero realmente me intrigaban las otras dos personas, por naturaleza era bastante desconfiada pero no dejaba que los demás lo notaran porque actuaba con total naturalidad

 

El rubio es el primero en responder, me indica que ha sido quien solicitó aquella muestra, aprovecho la confusión y saludos de los demás para mantener firme la pequeña hielera en mis manos.

 

‒ Sophie ‒ soy la primera en apretar su mano, había llegado hasta aquella oficina para informarme de la investigación en curso, pues era requisito primordial conocer los pormenores antes de autorizar las muestras bajo mi supervisión.

 

Desvío entonces mi atención a Tauro, no me pasa desapercibida su aseveración de "también" ¿se refería a nuestro interlocutor o a ella misma? tampoco tuve mucho tiempo de comprender pues reanuda su conversación con el magizoologo. Me queda claro que no se conocen y también me parece percibir una interacción casi fría.

 

‒ De hecho, ahora que lo preguntas Tauro- añado interrumpiendo - soy la Jefa del Departamento de Demonios y Maldiciones - añado a modo de explicación - el señor presente, me ha solicitado unas... muestras - no doy más detalles, pues algunas investigaciones podían manejarse en extrema discreción ‒ podemos agendar una reunión para que me explique los detalles de su investigación y así acceder a la muestra ‒ me dirijo exclusivamente a Jeremy , al que le hago saber muy sutilmente saber que necesito conocer más antes de entregarle aquel material tan peligroso‒ o quizá, si no le representa ningún inconveniente puede explicarlo para todas, cuatro cabezas piensan mejor que una ‒ sugiero retando un poco su disponibilidad para compartir su trabajo

 

‒ ¿También trabajan para el Instituto o alguna de sus entidades subalternas? Si vienen llegando podría ofrecerme a darles un breve tour ‒ miro con complicidad a Tauro, tenía muchísima curiosidad por saber que hacía allí al igual que aquella otra chica.

 

 

@ @Litsy @Jeremy Askar Triviani

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