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Azkaban


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Azkaban

Ante la situación que vivía el mundo mágico hoy en día, la alzada de las fuerzas de seguridad en seguir el control de nacionalidades por órdenes ministeriales, permisos para el tráfico de mercaderías y su venta, certificados de dominio de los locales y demás cuestiones relevantes al caso, la tensión podía sentirse en el ambiente. Las catacumbas ministeriales ya no daban abasto, sobre todo para personajes búlgaros o de procedencia aliada de los mismos en ésta guerra; quizás muchos de ellos no tenían culpa alguna de lo que había decidido su país, pero el régimen debía ser justo.

Avistamientos del morsmordre se cotilleaban en las calles, y de hecho, se decía que yo era perteneciente a la noble casta mortífaga ¿qué cosas no?, ¿qué pruebas para ello aparte de haber visto la marca tenebrosa sobre el ministerio aquél día de las elecciones? ¡ninguna!. Pero lo cierto, era que abiertamente me denominaba como Grindelwalista. ¿Qué problema podría traer al mundo tener una tendencia, extrema o no, de tus ideales? ¿te seguirían otros? ¿me seguirían otros?, ¡no lo sabía!...

Estaba allí, sentado en una rueda de prensa donde seguramente se encontraría la famosa "vuelapluma"- siempre aludía a que fuese uno o una, pero nunca se me había pasado por la cabeza el creer que fuese un grupito de magos y/o brujas detrás de aquellas páginas amarillistas- o El Profeta Clandestino, una edición revolucionaria de lo que fue el máximo noticiero mágico de Londres en los últimos tiempos. Un reportero de quizás qué noticiero rebuscado levantaba su mano, ya había respondido varias preguntas.

-¿Es cierto que piensa reabrir Azkaban?...

Hubo un silencio y una puesta en escena de varias miradas atentas a lo que respondería, los vuelapluma vibraban ansiosos, casi al acecho de clavarse en mi rostro como dardos instados por la revolución pública. Entrelazados mis dedos sobre el mesón, imponía una pose dictatorial allí sentado, espalda bien apoyada al respaldo, erguido y con una gélida mirada gris que acarreaba una indiferencia sin igual.

- La seguridad hoy en día es algo decadente, ¡mírense! ¿cuántos de ustedes desaparecen a sus hogares al salir de aquí, del ministerio?, ¿alguien camina tranquilo por el Diagon o las calles de Londres?- algunos se miraban y asentían, otros más cautelosos y algunos más recelosos iban tomando notas con cierta incredulidad- desde los enfrentamientos entre bandos rebeldes, llámese fenixiano o mortífago, hemos dudado en utilizar la prisión mágica para encerrar a todo aquél que sea declarado culpable ante la ley, pero ¿qué ley?, la ley mágica me dirán algunos, entonces aprovecho y les pregunto al respecto ¿es normal que por defendernos hoy en día, públicamente o a la vista de un muggle, debamos pasar días en las catacumbas ministeriales? ¡sobre todo por la guerra que llevamos!, y ojo, que tampoco les digo que serán encarcelados en la conocida fortaleza de Azkaban por ello, pero ciertamente hay otros delitos con los cuales no podremos tranzar. Dejar a brujas y magos encerrados aquí, ¿en el Ministerio?, ¡qué imagen estamos entregando sobre la diplomacia inglesa!, es por eso que sí, tengo toda la intención de que las celdas de aquella fortaleza sean llenadas con aquellos traidores a la paz que nos atañe y que nos aflige el día de hoy...

Se armó la polémica, los vuelapluma parecían sacar chispas y varios memos que volaban en orden tras y sobre el público, se dispararon en distintas formas hacia sus direcciones, lugares donde entregarían la noticia.

-¡Ministro!, reportera de "Brujo en Guerra", tengo una pregunta...- una bruja de finas facciones, cuello estirado y una larga cabellera rubia, levantaba su mano. Revoloteaban un par de vuelaplumas color negro a su alrededor. Los demás le observaron y parecieron tomar nota sobre ella una vez que haya dicho para quién trabajaba, pues en éstos tiempos, la sangre pura se relacionaba a algo malo...¡el mundo mágico estaba patas arriba!

-Disculpa, ¿cuál es tu nombre?...- pregunté.

-Clarise, Clarise Malfoy...- no me sorprendía, después de todo aquél informativo mágico había sido creado por uno de esos rubios desabridos, el conocido Brutus Malfoy. Hice un gesto para que prosiguiera con su cuestión- cuando habla sobre defenderse a la vista de un muggle, ¿se refiere a que su gobierno busca la salida del estatuto internacional del secreto mágico?. Es conocida su postura Grindelwalista y aún así su elección fue democrática, ¿tiene algo que decir al respecto?...

- Al parecer era más de una pregunta señorita Malfoy, seré breve...-atenta la prensa, mi parsimonia parecía ser un petardo en el traste de los presentes, mientras que mi ironía parecía soltar una que otra sonrisa escondida, nerviosa- ¿ha compartido con un muggle?...- la bruja negó-... ¿cree usted en esa paz que nos vende el estatuto secreto?, digo, no es que haya paz cuando aquellos individuos sin magia desconocen de nuestra existencia ¿no cree?, ¿de qué pacifismo hablamos?, ¿escondernos? no creo que eso sea lo correcto, ¿qué piensa usted al respecto?...

-Que podríamos perder más aliados para ésta guerra, señor...

-Se equivoca, mi estimada Malfoy. Francia nos apoya completamente y el mandatario mágico ya ha hablado con el presidente muggle de ese país, el non-magiques, pues como bien debiese saber Bulgaria ha tomado una alianza interna con sus muggles para venir y atacarnos sin precedentes, entonces me pregunto ¿debemos dejar que vengan y masacren a nuestro pueblo?, no ¿cierto?, ¡es por ello que debemos ser capaces de conocer y desarrollar esa paz con aquellos que no tienen nuestra habilidad. Seamos directos, no es su culpa que seamos un género más evolucionado, pues son ellos la especie de humanos que no poseen el poder que nos fue concebido...

- ¿Porqué Francia, siendo un país que contradecía abiertamente los ideales de Gellert Grindelwald, nos apoyaría en la guerra siendo usted un seguidor de su causa?...- un mago de la esquina contraria se ponía de pie mientras me lanzaba la pregunta.

-Gellert cometió muchos crímenes, no lo niego y si lo comparto o no, no es algo que me nuble el juicio- ¡mentía!- Sin embargo de algo tenía certeza, y es que el miedo de un muggle es peligroso, entonces ¿porqué deberíamos crearles ese miedo?. Soy de la idea de que debemos tener más cerca a nuestros enemigos que a nuestros amigos, y tampoco digo que esos individuos merezcan nuestro odio, pero es mejor tenerles a la vista, créame...-se oyeron murmullos, luego un silencio- quiero que esa paz sea conocida y no disfrazada.

-Entonces si reabre Azkaban, quienes profesen ideales del señor tenebroso o de la orden del fénix ¿no serán encerrados?...

-Buena pregunta. Creo que profesar y actuar son cuestiones muy distintas, yo puedo decirte que soy un mortífago y que mis ideales son arremeter contra los sangre sucia o los traidores a la sangre, de hecho decir ésto a veces es considerado como un improperio, pero ¿he matado a alguien?, ¿acaso te impongo un régimen al cual seguir? ¡Sean libres de profesar, más tengan cuidado de actuar!. Los fenixianos por ejemplo, creo que hubo un tiempo en que perdieron el norte, sino cómo te explicabas el hecho de que llegasen a destrozar mansiones y castillos por haber comprado un par de cosas en el callejón Knockturn, o por que te vieron lanzar una maldición imperdonable. Si el gobierno va tras ellos, es porque nadie debe estar por sobre la ley...


***

Mientras se daba aquella rueda de prensa, todo había sido fríamente calculado. Un buen grupo de inquisidores había llegado hasta la conocida prisión mágica, allí en medio de un mar tempestivo, fiero y arrollador. No podrían haber dado con su ubicación si no era por que su antiguo director, hoy ministro de magia, tenía las coordenadas para dar con la fortaleza.

-¿Todavía hay aurores que trabajen aquí?...- preguntó uno de los magos mientras los pasos que enfilaban provocaban un eco tan ensordecedor que parecía despertar quizás que clase de criaturas o sortilegios en un ambiente que naturalmente, comenzaba a ponerse denso y tenso.

-Dicen que luego del gobierno de Hermione Granger, la sangre sucia esa, no hubo necesidad de enviar a los imputados hasta acá...

-¿Porqué?- preguntaba una bruja que distinguía por el atuendo ajustado del cuerpo de seguridad mágica.

 

-Ya sabes, derechos garantistas y porque éste lugar ¡está embrujao! ¡maldito! ¡hechizao!...- el mago que respondía recibía un ¡zape!.

 

- ¡U idiot!, we are a wizards...


El grupo se largó a reír, carcajadas que se apagaron en cuanto oyeron un ruido gutural que provenía de quién sabe dónde. Se miraron los rostros iluminados tan solo por unos simples lumos, varitas que tintinearon hasta apagarse. ¡Se oían gritos! ¡lamentos! ¡llantos! y el frío pareció colar los huesos de aquellos individuos. ¡Uno, dos, cientos de ellos!... Azkaban volvía a estar infestado de dementores.

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Semanas despues…

Juicio del Luxure

 

-¿Luxure, Demian?

 

Pregunta el Fiscal Mágico, pero no le había respondido. En ese momento era difícil saber si era con mi persona, o con el resto de condenados que estábamos esperando juicio. En ello, vuelve a preguntar, pero aunque le deseara responder no podía, ya que por medio de un poderoso encantamiento había sido privado de todos mis sentidos, además que mi cuerpo se encontrará suspendido en el aire y sujetado por un centenares de cuerdas y cadenas mágicas.

 

-Es él.- Responde un Inquisidor, el cual era regordete y fumaba un cigarrillo. –Ese es el condenado que será trasladado a la prisión.- Lanza una bocanada de humo. –Si es que sigue con vida para mañana, algunos dicen que varios de sus compañeros le darán un regalo despedida.- Soltó una carcajada. –Un mago irá a la prisión, esperemos que sea él.- Sentencio el Fiscal. –A pesar que esa escoria no merezca vivir, debe ir a juicio primero.

 

El tiempo pasaba lentamente, las horas y minutos eran para mí indiferente, pues el tiempo a no poder moverme, sentir era algo efímero. Lentamente note como era desplazado, vestido con un uniforme, y varios de mis sentidos regresaban a mi, era curioso como recuperar el sentido de la vista fuera una tortura, esos destellos de puntos y luego algo cegador era en verdad una tortura, igual forma fue el sentido del tacto y la vista, esas sensaciones fueron desagradables.

 

Hubo un silencio, luego se escuche un alboroto en afirmaciones contra mi nombre, admitia que no podía moverme, y lentamente aparecía del suelo encerrado en una jaula en llamaradas, la misma no podía atravesar, y aunque quisiera no poseía varita o mis objetos de Guerrero Uzza. En ello estaba la figura del Ministro de Magia (@ ), quizás la alta comisión de magia.

 

-Lord. Darius Licaón.- Expreso el Fiscal Mágico su discurso. –mejor conocido, como Luxure, Demian. Un mago de procedencia egipcia, quien formo parte de los siete Archimago que tienen el dominio del gobierno del país de origen, un conocido Archimago de la Muere, experto en las artes oscuras. El cual al llegar nuestro país, en conocimiento de sus habilidades y en diplomacia con su gobierno se instaura en el Ministerio, en el cual ejerce funciones de aprendiz, empleado y hasta Jefe de la Oficina del Ministro y SAW, en su jefatura impartió leyes contra los nacidos muggles.- Hace pausa.

–Sin embargo, esa máscara pronto se quebraría al llegar la traición de este ser con nuestro país, al defender y apoyar con todo sus privilegios en el cargo al traer al Dragon que proclamará la declaración de Guerra.- Comienza a entregar pruebas del hecho, las cuales eran inegables, fotografías, perisología e incluso autorización para que en determinada ahora se bajaran las defensas y seguridad. –Y de igual forma, posterior a ello, prosiguió escalando hasta ser el Director del Departamento de Transporte y Juegos Mágicos, allí pretendió ocultar todas las pruebas delictivas de sus hechos.- Entrega copias de los hechos y tráficos de mecánica con los bajos fondos, así como la distribución del mercado negro. –Y como negar, su participación de la distribución de mercancía robadas del Concilio de Mercaderes, altas impuestos y cese de nuestro amado deporte nacional.- Se escucho una ocasión desagradado.

 

Y aún así continuo hablando el fiscal. –Sus crimines contra la humanidad son incontables, hasta en la comunidad muggle es buscado como una asecino serial, marcando a sus victimas con su daga. – Entrega la Daga de Sacrificio y fotos de los reportajes hechos en su contra. –Es un criminal, que no teme usar su magia en artes oscuras contra ellos y expone a cada segundo el secreto internacional de la magia, inclusive a derramado la sangre de muchos magos y brujas, a realizado un fin de veces las imperdonables ¿Acaso ello le parece poco?- Se acerco al Ministro. –No se acuerda que amenazo públicamente a nuestra comunidad y casi mata a una mujer embarazada, en verdad este demencial mago merece la muerte, creo que me bastaría en informar que es un presunto Mortífago.- Un silencio se creo y alguien del jurado pregunto. -¿Mortífago? ¿Tienes alguna prueba?- El Fiscal no supo que responder. –Bien, nos queda claro que es un mago perverso y tenebroso pero…- Hace pausa ese miembro del jurado. -¿Mortífago? Eso no es vinculante.- Al callar ese integrante se comenzaron a crear disputa.

 

En ello vino la hora del abogado defensor. –Un hermoso cuento nos relato el fiscal.- Me comenzaba a mirar. –Pero ¿Acaso conocemos el pasado del mago? Como seres macabros hicieron que este pobre hombre quedara huérfano a temprana edad, como los frailes que lo criaron mueren y la familia adoptiva lo maltrata.- En eso se comienza acercar al Ministro. –Es cierto los terribles hechos ¿Pero en verdad merece la pena de muerte? ¿Acaso alguien tan perturbado no merece ir mejor a San Mungo a cuidados psiquiátricos?- Entrega documentos que avalan su historia. –Objeción.- Pronuncia el Fiscal. –El acusado goza con todas sus facultades mentales, es perverso, psicópata, antisocial, pero es brillante o ¿Acaso no fue el titular de la clase de Maestría con la Escobas? ¿El mago que me antecedió como fiscal? ¿Redactor de un sinfín de leyes? ¿Estudiante de un sin de cursos en la Universidad?- A pesar que esa institución había cerrado, lo certifica como un estudiante brillante. -¿No paso varia veces la prueba de salud mental? Este mago es perverso, maligno y es consciente de sus actos.- La dispusa iba y venia, pero todos concluían que sus actos eran muy oscuros, pero que no lo hacían vinculante a ser un Mortífago, al menos no uno declarado.

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La rueda de prensa había comenzado hacía algunas horas. Habían organizado el evento en un salón de ceremonias ubicado en el tercer piso del propio Ministerio de Magia. Había muchas cosas que hacer y medidas que tomar, por lo que todos los involucrados en la organización habían decidido que allí sería el lugar más cómodo tanto para el funcionario como para los periodistas. La sala era un rectángulo, el escenario estaba montado en una de las puntas y en el sector contrario, separado por un centro arrebatado de sillas y reporteros, una mesa de catering decorada con la más fina mantelería y repleta de delicias.

 

La Black se encontraba a un costado del escenario, con su uniforme de productora de camisa blanca y pantalón negro y el pelo atado en una cola a la altura de la coronilla. Todo estaba saliendo bien, los periodistas habían asistido de forma puntual y el catering funcionaba de maravillas. Warhol estaba metido dentro del equipo de meseros que atendía a los comensales que se acercaban para degustar algún fingerfood o servirse un trago. El resto de los reporteros ya estaba cada uno en su lugar, y varios habían comenzado a realizar algunas preguntas al nuevo Ministro, Aaron Black Lestrange.

 

El funcionario estaba trajeado como siempre, con una elegancia impoluta y ese templanza que causaba tanta admiración en GoshI. Su asistente aún no había llegado, por lo que la Black tenía guardada su propia vuelaplumas en el bolsillo en caso de emergencia. Hasta el momento nadie se había proclamado como reportero por parte de El Profeta, y tampoco esperaba que aquello sucediera.

 

Pero la sonrisa y tranquilidad de la Black se borró completamente cuando resonó la siguiente pregunta.

 

-¿Es cierto que piensa reabrir Azkaban?...

 

El rostro de la Black empalideció de golpe y la vuelapluma en su bolsillo empezó a temblar nerviosa. ¿Dónde estaba Maida? Estaba segura que se encontraba en alguna esquina del salón pero el revuelo que causó la respuesta del Black Lestrange fue tal que la perdió completamente de vista.

 

- Maldita sea...

 

Se quitó el auricular que le ocupaba el oído y se acercó al mar de reporteros para colaborar en la puesta en orden, sin resultados.

 

- Por favor, silencio... - Nadie le hacía caso ni la escuchaba a pesar de que se acercara lo suficiente.- Por favor, mantengan el orden para que el Ministro responda todas sus preguntas...

 

Entre el caos recibió varios codazos y un memo estuvo a nada de sacarle un ojo. El único que logró contener a esa parva de salvajes fue el mismo ministro que continuó con su discurso, llamando la atención de todo ser vivo presente en aquel salón. Hasta incluso Goshi se quedó atónita mientras escuchaba a Aaron. Estaba presenciando el momento en el que se anunciaba la apertura de la cárcel mágica más famosa de la historia, con sus cientos de dementores y su seguridad inquebrantable. O quizás no tan inquebrantable, pero el Black Lestrange había sido Director de la oficina de Inquisidores y no permitiría que esta vez se cometieran los mismos errores del pasado.

 

- Quien fuera libre de pecado, que tirase la primera piedra... - Susurró la Black, mientras escuchaba cómo su gobernante, mortífago y grindelwalista, se proclamaba a favor de los suyos.

 

Sentía orgullo, pero no podía sonreír porque la incertidumbre le carcomía el cerebro. ¿Hasta dónde llegarían las consecuencias? ¿Qué haría el Black Lestrange con tal de que la orden y la marca convivieran, incluso con los muggles, sin ocasionar la guerra interna y cientos de masacres? ¿Y dónde cuernos estaba la Yaxley? Tantas preguntas que se le ocurrían y no las podía decir en voz alta, porque ser mortífago en épocas del Black Lestrange como Ministro no era un delito tan condenable como tener un diario clandestino.

 

Un grito desde el fondo del salón irrumpió el silencio que había provocado el discurso del Ministro.

 

- ¡Semper fidelis!

 

- ¡Viva Grindelwald!

 

Y luego varias voces se sumaron, algunas incluso vitoreando al Ministro y celebrando la medida, otras despotricando sobre lo que acababa de anunciar, pero nadie se atrevía a sacar la varita de su bolsillo.

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Sótano. Casita Snape. Ottery

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La bruja escuchaba aquellos anuncios y las voces de los reporteros y las personas que con un gran tono de felicidad y emoción, celebraban al nuevo Ministro o le hacían preguntas acerca de lo que seguía; los ojos rojos observaron de reojo la radio mágica que tenía arriba de una pequeña estantería para esta y entornó la mirada en silencio mientras dejaba por unos momentos la actividad que llevaba a cabo, de mover un enorme cucharon en el interior de un caldero con pocima, siendo lo que brindaba mayor luz en aquella estancia.

Su elfo, sentado en las escaleras de roca sentadas, veía con algo de nerviosismo a la mujer y luego, al radio de vez en vez

Hayame había enviado a su billywig a espiar aquella rueda de prensa, con un pequeño micrófono mágico y una pegatina a la cuál le ordenó al insecto pegar en el techo para que se pudiese tener una mejor vista de lo que sucedía; y no era precisamente para que ella fuese la que espiase, cosa que no podría hacer sin ponerse al descubierto aunque tampoco le preocupaba:

Aaron era mortífago, así como ella por lo que a menos que quisiera hacer algún tipo de demostraciónen específico no tendría porqué molestarse en provocar que uno de sus compañeros no escuchase lo que estaba sucediendo

Y además...

Le dirigió un vistazo a los dos cuadros en blanco que estaban colocados en una de las paredes

Uno vacío puesto que su morador definitivamente ya no estaba en ese preciso sitio y el otro porque, bueno, estaba justamente asomando el ojo en la pegatina que había tenido una pintura diminuta de ese personaje, para permitirle usar esta como puesto de ida y venida y observarlo todo

-Aún no regresa

Comentó el elfo en medio del único sonido de borboteos del caldero, el cuál la bruja volvió a remover mientras que ponía atención en caso de que alguien más hiciese alguna pregunta nueva; ella misma se sentía tentada a hacer una, quizás... quizás no sería tan inconveniente que lo intentase, después de todo, usar al billywig para que pasase una maldición a uno de los reporteros no sería tan mala idea

No que no pudiese pedir reunirse con el Black y preguntarle en persona, pero...

Se mordió un dedo y volvió a ver la radio mágica

Si... porqué no?

-Debe de estar observando bastante interesado lo que pasa del otro lado -dijo la Snape acercándose al cuadro vacío del cuál, escuchaba a su habitante espiando del otro lado y dejó lo que hacía en el caldero para sacar su varita y darle unos cuantos golpecitos en su otra mano -ya ves como está en mundo mágico en este momento: todos vueltos locos pero hay algo que yo quiero saber

Musitó y entornó los ojos

Eso de regresar a Azkaban a la vida activa, qué significaba para ellos?... no era lo que quería preguntarle pero también la intrigaba. Tocó con los nudillos su cuadro para llamar la atención de quién espiaba en aquella pegatina

-Mi Señor?... necesito que me haga un favor, si pudiera decirme exactamente la posición de mi billywig, le quedaría muy agradecida por su amplia majestad de concederme mi deseo

Dijo con suavidad

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Sótano. Casita Snape. Ottery

La bruja rubia llevaba una bandeja en las manos cuando se decidió a bajar al sótano de la casa donde se encontraba en aquellos momentos por motivos de seguridad.

Desde que toda la locura comenzase en el Ministerio se daba cuenta de que estar en solitario en un castillo donde las propias fuerzas que reinaban en este desde sus origenes querían matarla, no era buena idea. Y con tantas revueltas alzándose y después de las elecciones, tomó una maleta, sus artículos más preciados y se dirigió a uno de los dos sitios donde sentía que estaría más segura:

La vieja casa del profesor de pociones, en medio de un gran terreno que sabía que estaba protegido hasta los dientes por todas las magias que la bruja pelirroja conocía.

Sin embargo, la actitud de aquella bruja había sido por demás extraña, todavía más que en los últimos meses.

Se estaba encerrando de forma muy continua en el sótano de su hogar y rara vez salía, teniendo que ser el elfo doméstico o las otras dos mujeres las que se preocupasen de recordarle a la chica que también tenía que alimentarse.

Se temían que en cualquier momento y en un frenesí por auras, saliera de la casa y matase personas solo para calmar su apetito que no había satisfecho en semanas.

Dió un suspiro profundo y empujó la puerta del sótano con uno de sus pies, sabía que estaba abierta la puerta porque el elfo se le había procurado dejarlo así para la Ryddleturn. Esta apretó mejor la bandeja de plata y fué descendiendo por las escaleras de piedra hasta que la luz del caldero de la otra chica le dió en los ojos, entrecerrándolos mientras que escuchaba las voces que venían del radio en la pared y veía a la pelirroja hablando con un cuadro en blanco.

-Te traje de comer -anunció caminando hasta una mesa cercana mientras agradecía con un movimiento de cabeza al elfo doméstico que estaba cerca. Dejó los alimentos sobre la superficie del mueble y se empezó a limpiar las manos con un pañuelo -han dicho algo interesante en la radio?

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Sótano. Casita Snape. Ottery

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Hayame pudo escuchar la respiración de aquella persona del otro lado del cuadro y aguardó por varios minutos.

Sabía que cuando se trataba de alguien tan importante, mostrarle el debido respeto y paciencias eran fundamentales, después de todo, pedirle un favor a una figura como aquella era un honor y un privilegio, no un derecho; la Snape era muy consciente de su posición y por años, había llevado esta con orgullo y con verdadero placer sin importarle las pruebas que había tenido que atravesar tan solo por demostrarle su inquebrantable lealtad

A él, al mismo por el cuál todos se le debían y hacía tantos años ya que no le mostraban el debido respeto...

Apretó el puño con odio creciente y sus ojos se entornaron rabiosos, temblando en ese frenesí que a veces tenía que controlar para no salir y maldecir a todo aquel que se encontrase en su camino...

Sin embargo, escuchó la voz de la otra bruja y sin moverse de su posición, emitió un suave gruñido para dejarle saber que la había escuchado

-No todavía...

Respondió finalmente con suavidad a la Ryddleturn que junto con su hermana, siempre parecían preocuparse por cosas tan banales como lo eran para ella el tener que alimentar su cuerpo; pero entonces pareció que algo en las voces de los reporteros le hizo pensar en algo y fué cuando parpadeó, un poco menos agresiva de como había estado apenas hacía un minuto

-Bueno... si, sí han dicho algo...

Dijo despacio, componiendo un gesto pensativo mientras que aquellas meditaciones acerca de lo que significaban las palabras del nuevo ministro le venían a la cabeza

-Han dicho en la rueda de prensa que van a abrir otra vez las cárceles de Azkaban...

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Casita Snape

Los ojos de la bruja se abrieron mucho por el susto y si no había dejado los platos y la comida que había llevado para que la Snape se alimentara un poco, había sido porque la bandeja ya se encontraba sobre una mesa

Pero eso no quería decir que no hubiera sentido como si un frío similar a los del invierno se hubiese formado a su alrededor, solo recordando a las terribles criaturas que solían estar en Azkaban

Pero no, el ministerio ya había retirado a esas criaturas malignas del cuidado de los presos en su momento y una reapertura no significaba necesariamente que volverían a colocar a esos seres malignos a disposición y poder de lo que el mismo Ministro fuera a pedirles que vigilaran, si es que atrapaban a los rebeldes y la gente que estaba causando todas esas revueltas

Cierto?

Apretó sus dos manos a nivel de pecho y dió un par de respiros profundos, intentando concentrar su mente en lo que estaba pasando en esos instantes y no dejándose llevar por el pánico

-Y tú que piensas al respecto?

Dijo con cuidado, mirando la espalda de la mujer que seguía demasiado entretenida platicando con su cuadro

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Sótano. Casita Snape. Ottery

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Hayame continuaba esperando a escuchar a su Señor y después de varios minutos de tamborilear dedos dentro de su mente y dejar que los nervios se apoderaran de ella, finalmente pudo escuchar un susurro moverse del otro lado; sonrió con alivio y agradecimiento, un sonido del otro lado le indicó que la persona que espiaba aquella reunión había aceptado el hacer el favor de darle las indicaciones que necesitaba y no solamente eso

Después de un instante, pudo percibir en unos susurros coo la voz bajita y fria del Señor Oscuro empezaba a susurrar, lo que parecía ser un lenguaje ajeno pero se trataba de números, unos que la vampiro comenzó a memorizar rápidamente; coordenadas mágicas que iban cambiando de momento a momento, tal y como lo estaba haciendo su billywig en el aire

La bruja asintió unos momentos y luego, comenzó a retroceder para poder estar a una distancia adecuada para lo que necesitaba llevar a cabo en esos momentos

-Qué opino exactamente acerca de qué?

Preguntó la bruja de cabellos rojos con sus ojos aún clavados en aquel retrato en blanco y que de vez en cuando, dejaba escuchar un breve sonido de algo moviéndose a la distancia

-Acerca de lo de Azkaban?

Dijo y entonces, sacó la varita y la pulió un poco antes de acomodar la muñeca en dirección del retrato, como si estuviera concentrándose firmemente en lo que estaba a punto de hacer; no respondió a la persona que estaba ahí y sin embargo, susurró un hechizo que fué lanzado hacia la pintura y la atravesó, como si fuese una especie de agujero hasta que finalmente, la bruja sintió la conexión:

Había dado en el blanco

-Bueno pues... opino que también quiero pensar qué demonios está pensando el Ministro de Magia respecto a estar abriendo esas prisiones justo cuando ya estaba comprobado que no eran seguras

Dijo frunciendo el ceño

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La hermosa bruja rubia llegó a la casa de su hermana también, con un gesto serio que no era normal en ella y con un vestido que mezclaba los grises claros y el blanco, así como portando un moño de color negro, uno pensaría que la niña estaría de luto aunque no estaba amarrando su cabello de forma más señorial sino que lo estaba dejando tan suelto y largo como siempre pero de todas maneras sus expresiones solo indicaban que algo muy serio estaba pasando y que ese tipo de cosas no la estaban dejando dormir pero hasta eso, la bruja no estaba pensando en sus sueños de belleza o lo que la falta de sueño le haría a su piel, había cosas más importantes en ese momento que requerían su atención y que de repente incluso estaban por encima de su trabajo en el Ministerio de Magia, algo que ya en su vida tenía una alta prioridad.

El perrito que ahora comenzaba a llevar con ella también sentía que la preciosa niña de angelical mirada usualmente, tez blanca y aura de pureza infinita estaba algo distante y extraña, por lo que la seguía a pasos de saltito a un lado, con la pequeña y rosada lenguita de fuera pero sin hacer sus habituales ruiditos de alegría, hasta el pequeño pug sabía que algo extraño y muy serio estaba pasando así que solo caminaba firme y con la colita muy en alto al lado de su dueña mientras esta llegaba a los grandes terrenos de la familia Snape y un momento después cuando su ama abriese la puerta de la casa de su hermana para pasar sin dar aviso, cosa que también era muy diferente ya que la educación en la Peverell era soberbia y siempre se enorgullecía de actuar de forma correcta y en esto estaba por supuesto, nunca entrar a una casa sin llamar primero a la puerta y esperar a que le diesen permiso de entrada.

Pero como era la casa de su hermana y había cosas más importantes por atender en esta ocasión prefirió no esperar según lo que le indicaban los sentidos así que ingresó, cerró bien la puerta con llave para evitar la entrada de intrusos y se dirigió al sótano donde ya sabía que estaban encerradas las otras brujas, bajando con cuidado los escalones de piedra y dándole un vistazo molesto al cuadro en blanco, cómo lo detestaba pero ella no podía hacer nada para quemar esa horrenda cosa, así que después de ver a las mujeres por largos momentos, finalmente su suave voz se dejó escuchar aunque esta vez era algo baja y grave a pesar de seguir siendo hermosa y suave.

-¿Entonces ha sucedido algo que pudiera ser malo para nosotras?

Les preguntó a las dos mujeres que estaban ahí.


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Rueda de Prensa

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*Yuki*

La mujer no supo en qué momento había pasado o cómo se estaban dando las cosas que de estar completamente atenta en las preguntas y respuestas que daba el nuevo Ministro de Magia, ahora sentía un escozor en el cuello

Creía haber escuchado a un insecto cerca pero no le había prestado atención y entonces... el ardor...

Y luego... un ligero mareo, un algo que le impedia estar atenta por completo a lo que sucedía y que de todas maneras, la estaba impulsando a abrir la boca y hablar...

Ella no tenía mucho tiempo de haber llegado a Gran Bretaña, unos pocos años cuando sus padres se hubiesen mudado de Japón a aquel lugar pero siempre se había sentido cómoda entre los magos ingleses; había pasado por unas cuantas cosas muy recientemente, la caída del sistema auror, disminución en los ataques de magos oscuros, la repentina mudanza de los magos que vivían en las ciudades más conocidas a otros lugares...

Incluso ella misma había notado como la población confiaba cada vez menos y menos en las personas que se suponía que debían de protegerlos y que, sentía que ahora se veían más como una élite que como una fuerza de protección

Algo que solía suceder en todo gran país en algun momento cuando se sentían con seguridad y con cualquier brote de maldad disminuída

Pero...

Todo había concluído con la desaparición de los Ministros desde hacía varios meses y punteaba con la renuncia de ambos, dejando paso a unas elecciones populares donde todos los candidatos eran igual de cuestionables respecto al motivo por el cuál deseaban estar ahí; no recordaba a ninguno que se hubiese acercado al pueblo en general, todos o estaban desaparecidos o solo hacían una aparición ocasional para saludar a sus fans más allegados pero con las personas que iban a regir, nada

Y ella, como recién salida de sus estudios de periodismo y con una oportunidad tan maravillosa de colarse en aquella rueda de prensa y de quizás, conseguir algo que pudiera llevarle a su jefe y que le demostrara que era capaz como trabajadora, se las había arreglado para sentarse en una buena posición y tomaba nota de las preguntas y respuestas del resto

Al menos... hasta el picor del animalito

Lentamente, Yuki Osaka levantó una mano con gesto firme, dejando ver su brillante pluma mágica celeste como un aviso por entre las cabezas de sus compañeros

-Yuki Osaka, para La Síbila Política -se presentó antes de, con su mente poseída lanzar su primer pregunta -ha mencionado el hecho de que La Orden del Fénix ha cometido varios crímenes contra el pueblo al olvidar su motivo de ser, incluyendo el ataque a varios magos y brujas y el ataque a diversas mansiones, cuando no había nada comprobado en su contra y hasta el día de hoy, son considerados inocentes... ahora que está usted en el poder, se hará un juicio público a quienes ocasionaron semejante daño a la población? O serán perdonados y solamente, castigados con una pequeña palmada en favor de más contactos políticos favorables a su causa?

Inquirió y luego, tomó asiento esperando a la respuesta del actual Ministro

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