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Maestría en Escobas y Cuidado de Criaturas Mágicas


Thoth
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El Caliz maldito

 

En el siglo I de nuestra era se perdió la copa del archimago de la muerte Lord. Sebastián Licaón y dicho artefacto se presumía que era la copa donde bebió la última cena un hombre llamado Jesús, sim embargo, esta reliquia pasó por manos del Rey Arturo y recibió otro nombre, el hecho según la historia es que se encontraba perdido y era de interés de la comunidad mágica recuperarlo.

 

Por ello, es que estando en la Universidad en mi vieja oficina antes de que fuera proclamado el nuevo ministro de Magia británico o se cerrará las puertas de esta noble institución recibo el encargo de realizar una búsquedad por todo el mundo. Aunque, para ello debería necesitar la ayuda de dos estudiantes uno que le apasione el Cuidado de las Criaturas Mágicas y otro dedicado al estudio del arte en las escobas. El motivo era fácil, un estudiante escribiría la bitácora y nos ayudaría a identificar como vencer los peligros y el otro sería el encargado de reparar y estar con los desafíos, eso no limitaba la funcion de uno con respecto del otro, dado que ambos estarían con mi tutoría.

 

Y al pasar el tiempo fue una decepción al ver que la Universidad se cerrará y fuera trasladado a otro pais a dar clases, en ese sitio ya no era alguien especializado en un conocimiento, sino que era alguien puesto a servir donde me necesite. Y fue perfecto que en este periodo escolar pudiera impartir los conocimientos me servirían para conseguir el objeto.

 

Convocatoria para créditos extras

 

Sirva la presente para convocar a toda la comunidad estudiantil en la búsqueda del Caliz Sagrado y de patrimonio mundial, aquel mítico objeto con atributo legendario. Si alguno se encuentra interesado presentarse el 01 de septiembre en el aeropuerto internacional de Brasil en la hermosa ciudad de Rio de Janeiro a las 12:00 am y llevar todo lo que considere necesario para el vaije.

 

Brasil-Río de Janeiro

 

Allí me encontraba rodeado de Muggles con un atuendo simple, con una mochila de mochilero con un hechizo idectable de expansión, con unas gafas y ropa para ingresar al peligroso salvaje natural, aunque para ello me tocaría esperar a los estudiantes e ir buscar algunas herramientas en el pueblo cercano, por suerte tenía el transporte y este nos esperaba, era una toyota negra rústica algo vieja con el logotipo de un Nundu. El chófer era un hombre gordo y canoso, al cual le gustaba fumar.

 

En esta oportunidad se me había olvidado mandar una lista de requerimientos, pero ya lo resolvería sobre la marcha, quizás dejando a ellos pedir al chófer que los llevara a un sitio partícular y así comenzaría la evaluación, pero de lo que estaba claro era que no podían aparecer o llegar por medio de portales.

 

En ello llega uno por uno y me acerco a estos, pues tenía un cartel con el nombre de cada uno de ellos. Y mirandole fijamente me comienzo a quitar las gafas, al estar en otro pais no me preocupe por que los aurores me atraparan.

 

-Bienvenido. - Hice pausa. - Soy su instructor Luxure, Demian. Y al parecer traen todo lo necesario, sin embargo. - Me acerco a ellos, uso los objetos para hacer que nuestra conversación fuera secreta y las miradas indiscretas no miren aquello que no deseo que observen. - Sin embargo, cada uno tiene chance de pedir al chófer a ir a dos lugares para recolectar lo necesario, y como es difícil saber que nos espera... - Pase mi mano por la cabellera. - Deseo ver su ingenio, solo les puedo adelantar que un mal nos espera en esta tierra y un extraño juego típico de este pais, bueno con cierta variable. - Solte una carcajada y camine rumbo a nuestro transporte. - Les espero en el vehículo. - Llegue y me senté al lado del conductor.

 

Horas más tarde

 

Luego que cada uno llevara al conductor a un sin fin de compras, guíe u ordene al mismo conductor que nos llevara a la gran reserva natural, en aquel sitio nos iríamos a reunir con el magizologo el cual nos daría unas recomendaciones con la fauna local, así con una curiosa bruja proviene de la Academia Internacional de Vuelo, ambas serían guías de lo que esperaba, un conocimiento algo teórico. Y así llegamos a la reserva en la noche, les advertí que era un lugar salvaje y las criaturas se encontraba a la caza.

Editado por Demian Luxure

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Mansión Médici.

 

Brasil. Cuando la notificación del inicio del curso necesario para homologar a la ley británica sus conocimientos sobre criaturas mágicas llegó a sus manos no pudo evitar un gesto de hastío. La localización geográfica no podía ser menos oportuna, al menos desde el punto de vista de Lucrezia, que si bien realizaba sucesivos viajes de negocios nunca había pisado un país del Nuevo Mundo. Allí no había sucursal del banco Médici ni hombres que llamasen su atención, entonces ¿Por qué pisar tierra desconocida?

 

El primero de septiembre había llegado sin ser llamado. Los ropajes que Lucrezia había seleccionado minuciosamente en algún punto de la semana previa, pensando en hacer gala de su buen gusto frente a quienes la acompañarían en el curso, esperaban exhibidos en el medio de su habitación, levitando unos centímetros por encima del suelo: un vestido de una tonalidad pastel entre amarilla y blanca, de falda acampanada. El modelo era de exquisito estilo renacentista, con un corset de simil color que ceñía el vestido a su cuerpo mediante una intercalación de cordones que ejercían presión contra su pecho.

 

Al tanto del calor que solía levantarse en tierra carioca, los elfos de la Médici le habían preparado un paraguas que hiciera juego con su vestimenta, de una fina tela que se interpondría entre los rayos del sol y el blanco de su delicada piel. Siendo que seguramente debería enfrentarse a criaturas con algún nivel de peligrosidad, dado los rumores que corrían sobre los usos y costumbres de la Universidad que habían llegado a sus odios, Lucrezia había sujetado su cabello en forma de una apretada trenza. Años de equitación habían enseñado a la aristócrata que el largo de su rubia cabellera no era amiga de situaciones complejas.

 

Cuando el reluciente reloj de oro de su muñeca estuvo a punto de marcar las 12, Lucrezia memorizó el lugar de aparición. Si bien quien sería su tutor había recomendado llevar todo lo que uno considerara necesario, ella solo se valía de dos objetos: su cámara de fotos mágica y su varita. Con cuidado colocó ambos bienes dentro de su monedero de piel de moke, el cual ató con una de sus tiras al curvo mango del paraguas, y con un sonoro chasquido de los dedos de su zurda desapareció al punto indicado en la misiva.

 

- - -

 

Aeropuerto Internacional de Río de Janeiro.

 

Solo bastó el segundo posterior a su aparición para que la pegajosa humedad del ambiente se encontrara con su amarfilada piel. Su inquisidora mirada se encontró de lleno con una variopinta muchedumbre que confluía hacia distintos mostradores, portando en sus manos maletas de disimiles tamaños. Fijó sus ojos alternativamente en unas escaleras que cuyos escalones subían y bajan, en las vibrantes luces que inundaban el lugar y en la gente que corría a los tropezones. No fue hasta que notó la inexistencia de túnicas y percibió las miradas atónitas de la gente ante su vestimenta que lo supo: se encontraba rodeada de muggles.

 

Su rostro reflejó al instante su molestia. No podía creer que alguien había elegido como punto de reunión un centro de esparcimiento muggle en un país caótico del Tercer Mundo. Sus facciones no disimularon un ápice su expresión incómoda cuando notó su nombre escrito en un cartel, sostenido por un hombre a quien no había visto con anterioridad. Calculó que aquel muchacho de plateada cabellera pasaría apenas los veinte años ¿Qué autoridad tendría para enseñarle algo que ella ya sabía? Sin embargo quien luego se presentaría como Demian y midiendo menos que la aristócrata era quien poseía la firma para certificar el conocimiento en Cuidado de Criaturas Mágicas.

 

La refinada aristócrata apenas prestó atención a sus compañeros de clase, pues sabía que aquella puesta en escena y aquel encuentro era algo meramente circunstancial. Prefería hacer caso omiso a personas de vaya a saber uno que origen o que estatus en la Comunidad Mágica. Se limitó a saludar a su tutor con un simple gesto, agachando la cabeza, y evitó presentarse pues había dos cosas que su mente tenía clara: que Demian sabía su nombre, puesto que estaba escrito en el cartel, y que los demás la reconocerían por el renombre con el que se había alzado gloriosamente frente a los británicos. Al fin y al cabo, Lucrezia era una Médici.

 

- ¿Me puedes explicar qué es esto?- dijo, con la voz marcada por la incredulidad y la indignación, cuando divisó el vehículo muggle que los esperaba- Deja, no me lo expliques. Prosigamos.

 

Como si internamente quisiera escapar de las miradas inquisitivas pero no quisiera que se interpretara lo obvio, se apresuró con medido disimulo a ingresar a la parte trasera de la camioneta. Cerró con inusitada fuerza la puerta del vehículo y acomodó la falda de su vestido, que habría sufrido los estragos característicos de la aparición y del apuro. Alisó con delicadeza hasta el último rebelde pliegue y no emitió palabra hasta que el callado conductor fijó su mirada café en el espejo retrovisor, con la clara intención de recibir una indicación. Le echó una furtiva mirada a Demian y tomó la palabra, quebrando el silencio con su voz.

 

- Por mi parte esperaré a los demás para definir que objetos comprar. No creo necesitar nada más que mi ingenio, mi habilidad y mi varita. Soy sangre noble, la preparación excesiva para cuestiones simples es cosa de la plebe.- explicó, finiquitando aquella intervención con una ligera sonrisa de sorna.

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Hacienda Tonks

 

- ¿A quién se le ocurre llevar al canciller mágico inglés y antiguo Warlock a un aeropuerto muggle? - No entendía por qué tendría que ir hasta un aeropuerto si no necesitaba los aviones como medio de transporte. Era algo demasiado muggle y no recordaba haberse anotado para la clase de Estudios Muggles. Ese conocimiento lo había tomado mucho tiempo antes y no deseaba tomarlo de nuevo aunque se había divertido en la clase.

 

- Ni siquiera me ha pedido que lleve mi escoba - Estaba indignado por toda la situación pero su elfo se había encargado de tener todas sus cosas listas para la clase. Un simple movimiento hizo que desapareciera para ir hasta el punto de encuentro con el profesor y los demás alumnos - Espero que al menos sea divertido - Esperaba tener una clase de Maestría de Escobas y no una especie de conocimiento muy raro en donde no aprendiera sobre dicho tema.

 

 

Aeropuerto Internacional de Río de Janeiro - Galeão

 

- Oi como estás? - Como Canciller Mágico y Traductor oficial conocía muchos idiomas. Además era el conocimiento que había impartido durante mucho tiempo en la antigua Universidad mágica. Saludó a las personas que estaban alrededor por simple cortesía y para no levantar sospechas de la razón por la cual se encontraba en dicho aeropuerto. Era claro que no había llegado en un avión y que llevaba muy poco equipaje como para realizar un viaje.

 

El Tonks se acercó al maestro y a una bruja que era un completa desconocida para él pero que no le pondría mucha atención. Era el Canciller Mágico y no tenía tiempo para manejar delirios de grandeza ni nada por el estilo así que se quedó callado mientras analizaba la situación e intentaba reaccionar ante las palabras de su profesor. Era una situación muy rara ante la cual no podía quedarse callado aunque era lo que deseaba.

 

- Yo sí necesito una explicación. ¿Por qué tengo que subirme en eso? - Era un mago y se negaba a tener que subirse en un vehículo de transporte muggle. Siguió a los aunque no había recibido una respuesta esperaba hacerlo pronto o tendría que tener una conversación seria con el Ministro al respecto del tema. Los magos no estaban para ese tipo de cosas y sin duda no le agradaba que estuvieran involucrando este tipo de cosas en las clases porque podía ir en contra de las Leyes del Mundo mágico.

 

- Yo no necesito algo más y mucho menos se lo voy a pedir a él. Soy un mago y si necesito algo puedo hacerlo con magia o mi elfo mágico puede ayudarme - Estaba indignado ante las diferentes peticiones de su profesor y era la primera vez que hacía algo así en una clase. Esperaba que todo mejorara porque no pensaba continuar en una clase así, simplemente desaparecería e informaría al Ministerio de Magia.

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Reserva Internacional de Criaturas de alto Peligro. - No Ingresar si no eres un hábil Magizologo.-

 

Les advertí sobre los peligros y evocaba el inicio de su encuentro, seres que no trabajarían en grupo, algo lamentable al sortear las criaturas en este país, por una razón en este continente se dedicaba a especializar en Criaturas y era por su variedad, estaba consciente que la joven Di Médici, Tonks Dumbledore o el esquivo del auto proclamado Cardenal de la Muerte, quien bajo apariencia de auror cazaba magos tenebrosos ¿Acaso ninguno reconocía que era yo alguien de mente perversa? Solo bastó escuchar a la lejanía el galope de los Besta-Fera (similar a un centauro, tranquilo y calamado, solo que no es muy cercano a los seres humanos y suele estar agitado en la respiración) , esa insolente y agresivo ser o el rugir de los Arranca Línguas (con un aspecto de un gran gorila, esta criatura devora las lenguas de sus víctimas) ,o como en algunos de los árboles se encontraba Romaozinho (espíritu perverso y macabro, el cual busca traer líos y causa gran daño a las propiedades de los no magos) un ser que deja en ridículo a Peeves.

 

Si alguno osada sobre volar sería presa sin duda de un Mboi Tui (es parecido al dragon chino y sobre vuela en forma serpiente, se dice que puede volar a gran velocidad) o pudiera toparse con Boivaquim (criatura voladora con aspecto de una vaca en su rostro) , en las fuente fluviales y con increíble belleza juegan las mandas de Cachorrinha D'Agua (es un ser luminoso que camina sobre el agua y tiene el aspecto de un cachorro) , hermosos seres que pueden ser confundido por los principiantes con Patronum.

 

En la inmensidad se escuchaba el pasar de los Pai do Mato (criatura de gran tamaño y confundida con los Ents, son lentos y temperamental) , era lento y hacía temblar la tierra, quienes osaron acampar y no tomaron precauciones sería presa de un Pisadeira (criatura demoníaca con apariencia de mujer y pisa a los incautó mientras duermen, su cabellera es desliñada) , quizás de un Corpo Seco (ser demoníaco esquelético y que le gusta devorar a suss víctimas con vida) . Por ello me límite y cuestione a los osados y malcriado.

 

-Tonks Dumbledore. - Hice pausa. - Digo Canciller, sabrá sobre la diferencia de un Gor Jala (está creatura es parecida a un trol de la montaña por lo torpe que puede ser, los griegos la confunde con su primo cercano el cíclope pues posee un solo ojo, le gusta habitar solo.) de un Labatut (Algunos lo confunde con un Gor Jala y los magizolo lo describe y diferencia por lo velludo y los cuernos que posee en el rostro y esa caracteriza lo relaciona con los orcos) , quizás la Di Médici le puede ayudar en el tema. - Camine lentamente. - O su otro compañero. - En ello sigo caminando. - Pero para colocarlo divertido, encantado el sitio donde están parados y si no se dan prisa, le he pedido a un Magizologo para que mandara para este sitio un grupo de Luison (similar a un hombre lobo y más salvaje, vive en los cementerios y se alimenta de huesos) o era de Curupira (parecido a unos duendes, son verdes y cuidados con la vegetación, algunos magizologo lo categoría de Criaturas demoníacas por ser algo perversos) . - Solte una carcajada. - Les advierto, será mejor que respondan o morirán. En ningún momento dije que ello no sería posible.

 

En ese instante me adentro y dejaba tras de mí un objeto plateado con la forma minuatura de una Onca Celeste (es un tipo de serpiente y suele habitar en las ramas, es altamente peligrosa) . El objeto estaba x distante de los estudiantes y los llevaría a una cabaña la cual era protegida por una simple prueba de vuelo, es decir se encontraba un centenar de llaves. Al intentar de tomarla se iría volando, lo malo era que el sitio era hogar de los Cupenoipe (esta criatura es prima lejana de la gárgolas, habitan en cuevas y son muy curiosas, viven en grandes grupos), y no dejarían que fuera fácil, esto implica trabajo en grupo, dos para detener a las criaturas y uno que busque la llave ¿Acaso ese trío trabajaría en grupo?

 

Aunque ello no me preocupa y eso era porque estaba en el interior de la cabaña tomando el té con el Magizologo y la reconocida instructora internacional de vuelo.

 

-Profesor. - Añade con suma elegancia la bruja, al sostener su tasa. - ¿Cree que los estudiantes logren sobrevivir a su prueba? - En eso el Magizologo responde. - En caso de hacerlo, me gustaría ver como actúan al principio con los seres verdoso o si saben interactuar con aquello que parece y se asemeja a unas gargolas. Aunque, son diferentes y más peligrosas. - Solte una carcajada. - Ellos pueden o sino será una tragedia, igual todos pasaron la advertencia de la entrada. - Baje la mirada.-Quizás deba el Ministro buscar a un nuevo canciller y auror. - La bruja soltó una carcajada.

 

En ello repasaba en mi mente las pruebas, esa criatura que había mandado a buscar la diferencia era parecido a un Troll de la Montaña, la segunda prueba e igual a la primera busca el trabajo en grupo, quizás algo demencial, pero podía ser interesante ver los resultados ¿Acaso morirían?

 

--

Off. Editó ya que al revisar las criaturas no son fácil de conseguir, así que dejaré la descripción allí. Las quw mencione forman parte de las criaturas míticas y dado que son extraordinaria las traigo.

 

 

Lucrezia Di MédiciDi

Niko Uzumaki

Patrick Colt

Editado por Demian Luxure

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Aún se escuchaba el rugido de los motores que tras el paso del tiempo iban mermando.

 

Avanzó por el pasillo. No tenía prisa, pero tampoco tenía deseos de quedarse sobre el avión una vez desalojado. Pudo darle seguimiento a su silueta con la mirada, que se deslizaba sobre los vidrios de las escotillas cerradas hasta la puerta, al tiempo que un dulce olor lo acompañaba hasta las escaleras para el descenso. Esta vez había preferido una indumentaria bastante simple para acoplarse a las altas temperaturas del sur de América y lograr disimular su origen mágico.

 

Tampoco estaba interesado que las autoridades del Ministerio de Magia de Río de Janeiro lo identificaran: un neozelandés radicado en Londres, por tierras brasileñas. Las interrogantes saltarían inmediato, auror, extranjero con doble nacionalidad, y de rasgos blanquecinos descendiendo de una avión de clase ejecutiva sobre sede latina.

 

Aunque todo aquello lo había hecho premeditadamente, era un riesgo en todos los niveles. Patrick Colt ya no sabía cómo eludir a la prensa internacional que prestaban especial atención a los comicios electorales mágicos.

 

Las sandalias blancas se contagiaron del calor del suelo inmediatamente, pudo sentir cómo sus pies comenzaron a sudar. La varita, que iba escondida bajo su pantalón corto del color del polvo, vibraba. Era el indicio perfecto sobre que Brasil era un país de grandes hechiceros. Avanzó hasta el lobby de pasajeros posterior a todos los controles de aduanas, llevaba el pasaporte en su mano y la mirada ajustada entre todos los que concurrían la terminal de transporte aéreo. El entorno muggle también era un riesgo inherente, porque el Presidente de Brasil tenía contactos directos con el Ministro de Magia, y así con todas las autoridades superiores del mundo entero.

 

Casi que ser un mago era ya un secreto a voces apunto de reventar.

 

Mientras andaba, notó como varios pasajeros en la sección de radiación electromagnética para la supervisión de maletas, se quedaron observándolo incrédulos. Seguramente habría levantado sospechas, por ello, llevó la mano a su varita inmediatamente para asegurarse de poder sacarla en casos extremos. Giró a la derecha, y encontró al grupo. Ladeó la cabeza y aguzó la mirada. Inmediatamente miró a Demian y frunció los labios para gruñir.

 

- No sé a qué clase de imbé.cil se le ocurre convocarnos en un lugar como éste - indicó, audiblemente solo para él -. Debemos irnos pero ya.

 

Ordenó, dejando comprendido entre líneas que había sido identificado, e ilustrando con su paso presuroso que huía al menos de las miradas curiosas de terceros. Rápidamente le indicaron qué hacer y prosiguió, hasta llegar a la puerta de esa ala del aeropuerto donde los esperaba un vehículo muggle. Nuevamente otro intento de Demian para pasar desapercibidos. Se montó luego de Lucrezia, y al cerrar la puerta soltó la bocanada de aire que había contenido todo ese tiempo.

 

Extrajo la varita de tejo negro por fin, y arremetió contra el instructor colocándola sobre su cuello.

 

- Por la seguridad mágica internacional y de Londres-, inició la perorata antes que el automóvil iniciara su marcha - más vale que nadie nos haya reconocido. Porque nos van a investigar pero por tu aparatoso asesinato.

Editado por Patrick Colt

Ex-Líder de Bandos | Ex-Wizengamot | Ex-Orden de Merlín 1ra Clase
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<NI INGRISIR SI NI IRIS IN HIBIL MAGIZOOLOGO> repitió Lucrezia en su mente al leer el cartel de forma burlona ¡Claro que lo era! Su único objetivo en aquella atropellada excursión era obtener la firma de aquella autoridad de la Universidad para poder avalar su conocimiento en Criaturas frente a la burocracia del Ministerio. Durante años sus sucesivos tutores en Villa Médici la habían entrenado en el control de criaturas de diversos tipos. Eran quizás los dragones la única especie con la que nunca había entrado en contacto, dado su casi nula existencia en las tierras florentinas.

 

La aristócrata fue la primera en abandonar el vehículo con un pintoresco saltito, dejando espacio para que el Canciller descendiera. Durante el aburrido trayecto hacía la reserva le había dedicado disimuladas miradas, intercaladas con su desinteresada contemplación de los verdes paisajes que habían atravesado. No solo encontraba algo llamativo en la palidez de su rostro, sino que su posición política de la que conocía previamente le resultaba de sumo interés. Incontables veces había tratado por motivos comerciales con funcionarios del área diplomática del Ministerio pero nunca había coincidido con su figura máxima.

 

Lucrezia dejó caer su paraguas dentro del monedero de piel de moke, pues la noche que se cernía serenamente sobre ellos había finiquitado con su intención de protegerse de los nocivos rayos del sol. Se adelantó para seguir de cerca el paso de Demian, sin prescindir de la atención que aun dedicaba a sus compañeros. Desconocía quien era el otro hombre, de nombre Patrick Colt, pero la sensación oscura que emanaba su presencia le generaba una infinidad de preguntas ¿Sería una personalidad afamada de la comunidad británica o un ignoto que formaba parte de la expedición para ganar créditos?

 

Mientras caminaba, con la ligereza necesaria para que sus finos tacos no se hundieran en el barro por su peso, recordó la atmósfera pasivo-agresiva que se había vivido un rato antes en el interior del vehículo, que ella había atenuado con un simple ademán a sus compañeros. Ninguno de los tres interesados en obtener la certificación de conocimientos parecía cómodo o especialmente motivado por el contexto ni el previsible devenir de la clase. Incluso Patrick Colt había amenazado, de una forma nada disimulada, al instructor. Al momento, Lucrezia había calmado las ansias asesinas del hombre apretando disimuladamente su rodilla. Se había hecho con la idea de que ese infierno pasaría rápido, pero la intensidad del encuentro solo retrasaría más el final de la clase.

 

- La principal diferencia deviene de su anatomía.- respondió Lucrezia a la pregunta de Demian, sin disimular el hastío que le generaba la humedad del ambiente.- Un Labatut posee un cuerno y una estructura corporal diferente, donde prima la formación de vellos. Además vienen de una familia de razas diferentes: según los magizoologos brasileros, éstos descienden de los orcos. Aunque claro, no son conocimientos aceptados a nivel mundial, pues “los orcos” no son unas criaturas cuya existencia se haya comprobado.

 

La aristócrata hablaba de manera casi automatizada, citando lo que había leído años atrás en las clases particulares a las que su padre le había obligado a asistir. Su voz no dejaba intuir ningún interés por lo que pasaba allí, pues no lo había. Obvió sin culpa la mención de Demian a que podrían morir y su sonora carcajada. Su caminar era tan inconsciente como su pausada respiración. Solo se dedicó a seguirlo, hasta que observó como éste dejó tras él un centelleante símbolo plateado. <Un traslador, que rompedor> Lucrezia pensó sin emitir palabra. Fue la primera del grupo en tomar la pequeña réplica de una Onca Celeste entre sus delgados dedos y desaparecer.

 

Afueras de la cabaña.

La Médici se materializó súbitamente en las cercanías de una pintoresca cabaña; estelas de humo ascendían desde la chimenea, en un indicio de actividad en su interior. Sin embargo, no tardó más de dos segundos desde su llegada en notar que no estaba sola: intuía la presencia de criaturas mágicas, dado el apenas apenas perceptible gruñido que se oía cada vez más cercano. Afianzó su mano a su blanca varita y la elevó con precaución en el aire, a la espera de que Colt y Uzumaki llegaran a su ubicación. No tardaron mucho en hacerse presentes junto a ella.

 

- ¿Cómo quieres actuar?- consultó con amabilidad a Patrick, desentendiéndose de la seriedad de la cuestión y colocando sus manos sobre su cintura- ¿Incarcerus, tal vez? Personalmente adoro ese hechizo...

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En cualquier momento en que la honestidad hubiese sido el canal para drenar el coraje, la sinceridad hubo conseguido ser el conductor perfecto para hacerla correr. Sintió un suave manoseo sobre su rodilla y cerró los ojos aún con el ceño fruncido.

 

Patrick Colt liberó a Demian momentáneamente, reclinó su espalda nuevamente acoplando su cuerpo a la silla y el vehículo comenzó su andar.

 

A través de la foresta que empezaba a encerrarlos, se internaban a un paraje que para el mortífago era totalmente desconocido; y aunque aquel vehículo fuese cómodo, el sudor dejaba su marca por toda la camisa del mago. Apretó los dientes, escuchando las explicaciones del instructor mientras el auto se detenía lentamente. Él no tenía intenciones de contestar ningún dato de la conversación, no le interesaba más que fuese certificado su conocimiento en criaturas, pero como un Auror oficial del Ministerio Londinense, simulaba estar atento a los alrededores y todos los peligros que pareciesen intencionados en dañarlos.

 

Aunque nada sucedía, el hombre no se despegaba de su varita y de aquella esperanza que tenía para zafarse de la clase. Innecesaria, llena de datos transparentes para él, que no llenaban de espíritu su misión mortífaga. Saltó del vehículo y andó detrás de Lucrezia, para tomar el traslador que lo llevaron a una nueva locación para obtener la clase que necesitaba para la certificación del Cuidado de Criaturas Mágicas.

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La Cabaña del Guarda Bosque, Reserva Internacional dd Criaturas de alto peligro

 

El grupo de Cupenoipe comenzó atacar a mis estudiantes, sean que los mismos o no estuvieran preparados para defenderse, era un grupo grande de Criaturas, su garras era considerable a las de una arpía y su filo como la de un hipogrifo. Admitía que eran calmadas a no ser que fuera molestadas, algo que había hecho. Así que observé en conjunto a los otros dos seres que me acompañaba como Lucrezia Di Médici fue atacada al llegar y de igual forma Patrick Colt y ocasionales ambos un ataque de heridas leves.

 

Ante un ataque estos seres le esquivan y si no se apresura la llave pudiera comenzar alejarse, pero como ninguno había tocado la escoba, el aleteo continuó y lento de todas las llaves era hermoso, inclusive forman figuras de un conejo y en ocasiones de un lobo. Y si tocase la escoba la llave volaría y las otras llaves atacaran a quien monte la escoba.

 

No recordé si le había advertido o no, que no pueden matar a ninguna criatura, pero seguro algo le daría saber que al estar estudiando ese conocimiento, no sería muy lógico ello, no obstante existen otros medios para defenderse de la misma.

 

Admitía que me había concentrado a meditar si ese grupo de estrellas famosas y egolatras podían superar este sencillo reto, sólo con trabajo en grupo lograrían, pero si era seguro necesitaría el apoyo de los tres y que cada uno se distribuya. Era muy probable que cuando llegara @@Niko Uzumaki fuera atacado y si no tenía cuidado moriría. Ésto fue producto a que ninguno de los otros magos hicieron nada al llegar al lugar.

 

°°°°

Off

 

Grupo de Cupenoipe

Vida: 600 - 100 por cada una-

En cada turno (les ataca y se defiende, viceversa, eso lo dejo a su criterio ).

 

 

La llave

 

-En todo el tiempo va atacar el grupo de llaves, por lo que se debe aplicar maniobras en rol para defenderse del ataque. Si el que monta la escoba usa ataque con varita la llave se aleja un

40%. En caso de no usar varita se acerca un 40%.

 

Sólo está permitido al de la escoba usar el rol para defenderse de la criatura. La puede recoger con un 80%

 

Nota :No pueden matar a ninguna criatura XD

Editado por Demian Luxure

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Todos los alumnos abandonaron el artefacto muggle que los había llevado hasta su destino - No puedo creer esto - Era peor que su clase de Estudios Muggles y aún no había tenido la oportunidad de poder tomar su escoba y comenzar a aprender más sobre ellas. Estaba allí para ser todo un maestro en las escobas, aunque ya tenía bastante conocimiento debido a su pasado como jugador de Quidditch y, por supuesto, árbitro del mismo deporte.

 

- No es algo que deba saber - El Canciller no estaba allí para aprender sobre Criaturas o para demostrar que sabía lo suficiente así que evadió la pregunta acerca de las mismas y permitió que la mujer pudiera contestarla. El Tonks se limitó a seguir caminando detrás de la mujer que era la que se encontraba allí para estudiar dicho conocimiento y había decidido tomar el liderazgo al tomar un objeto que la hizo desaparecer y no sabía a dónde la había llevado.

 

- No podíamos haber usado uno de estos desde el principio - El profesor no estaba allí pero era claro que sí era un mago y no un simple muggle haciéndose pasar por uno - Ya no tengo que solicitarle al Ministerio que lo analice - Pensó, su mente siempre estaba bloqueada así que nadie podía leerla. Siendo el Canciller tenía que guardar muchos secretos así que evitaba que los otros magos y brujas pudieran ingresar a su valiosa mente.

 

La Cabaña

 

- Claro, al menos eso deben hacer - Nadie le estaba preguntando si el hechizo era adecuado o no pero era claro que él tendría que volar para tomar la llave y ellos tendrían que hacerse cargo de las criaturas que estaban volando alrededor - Espero hagan todo bien - No los conocía y no sabía si confiar en ellos la vida de él, sí de el Canciller pero no tenía muchas opciones y siempre podía contar con su elfo que aparecía en los momentos más importantes.

 

Justo cuando estaba diciendo esas palabras una de las criaturas lo intentó atacar pero no contaba con que el Tonks era un mago poderoso capaz de deshacerse rápidamente de todo con un solo movimiento de su varita - Fulgura Nox - El haz de la noche se materializó creando un portal por el cual la criatura atravesó e inmediatamente se cerró. Niko había decidido enviarla al polo norte en donde seguramente alguien le daría una lección sobre buenos modales y sobre cómo recibir a las visitas de una manera adecuada.

 

- Espero no tenga que hacer todo yo - Se acercó a la escoba y la tomó, inmediatamente sabía que tendría que volar rápidamente y aprovechar que había logrado evitar a una de las criaturas. Las llaves comenzaron a moverse rápidamente pero no tendrían una tarea fácil con el Tonks en la escoba.

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La apacible pasividad con la que se había tomado toda la situación, tal vez un tanto cegada por la molestia que le generaba la organización de aquella clase, hizo que Lucrezia no percibiera con toda la capacidad de sus sentidos como un Cupenoipe extrañamente alejado de su manada se había acercado hacia ella. La presión de las patas de la criatura y el sonido de sus garras rasgando la sequedad del suelo, anticipando la brusquedad de su salto, hizo que la aristócrata advirtiera el peligro.

 

La Médici agachó en su cuerpo con sorprendente destreza, dado que la compleja confección de su vestido renacentista podría dificultar su accionar, y logro con aquel rápido movimiento que el animal cumplimentara su salto por sobre ella; el Cupenoipe aterrizó varios metros más adelante, absorto por no haberle arrebatado a su potencial víctima la cabeza en el feroz ataque. La bruja se incorporó instantáneamente y alzó su varita en el aire, apuntando con firmeza a un punto apenas por encima de su atacante. Una complaciente sonrisa se dibujó en las delicadas facciones de la mujer, provocada por el shock de adrenalina que experimentaba.

 

Fue en el momento exacto que sus rubios bucles se acomodaron sobre su pecho que lo advirtió con cierto horror: la garra de la criatura había desecho su trenza y se había llevado consigo un vasto mechón de su cabello, arruinando por completo la armonía de su peinado. Aquella situación humillante significaba una herida leve para su ego, su renombrada persona y su dorada cabellera. Con el ímpetu que le confería la furia, que había alimentado silenciosamente desde el comienzo de la clase, profirió su primer hechizo.

 

- Incárcerus.

 

De la punta de su blanca varita salieron eyectadas tres cuerdas que atravesaron a gran velocidad la distancia que la separaba del Cupenoipe. Al impactar de forma brusca en su fisionomía, dos fueron comandadas para atar sus musculadas piernas unas con otras y una tercera se enrolló con pericia en abierta boca. El grosor y la consistencia de la cuerda de cáñamo resistiría los intentos de la criatura de romperla, pues los molares que desarrollaba para su alimentación omnívora no tenían una forma.

 

- Sigue tú.- le indicó con un movimiento de su arma mágica a su compañero a quien horas antes había calmado en el interior del vehículo muggle.- No nos han presentado, me llamo Lucrezia. Patrick Colt es un nombre interesante, infunde algo similar al respeto. Me gusta.- le sugirió con un tono convincente en su voz, recordando que lo había leído en el cartel que su tutor sostuvo en el aeropuerto.

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