Atentado en MACUSA

[Ellie Moody]

MACUSA

Sala de Conferencias

 

—¿Disculpa? —desconcertada, baja ligeramente la varita y descuida su postura ofensiva. La réplica del mago la dejó bastante confundida, tanto que no puede evitar preguntarse si fue víctima de un encantamiento de desorientación— ¿La Orden de qué?

 

En unos pocos momentos, lo que parecía una misión sencilla se ha convertido en una verdadera locura. Le cuesta entender lo que ha pasado. Repentinamente, el grupo de la Orden del Fénix —aparentando ser aurores británicos— se encuentra en la sala de conferencias del Magicongreso, un lugar en el que nunca ha estado pero debe actuar como si lo conociera a la perfección. Aquel mago desconocido, disfrazado como el miembro de algún grupo supremacista —o terrorista, quizás— y de extraño hablar parece haberse alterado por la natural reacción de intentar apresarlo. Como él mismo lo reconoció en voz alta, no es un Auror y no tiene nada qué hacer ahí, mucho menos cuando la sala ha sido evacuada por una aparente amenaza. ¿Qué esperaba? Por un momento pensó que quizás había actuado de forma precipitada, que puso en riesgo la misión, pero al ver cómo de entre los presentes se desenmascaran —o, mas bien, se enmascaran— más miembros de aquella tal Orden de no-se-qué, decide que su corazonada fue correcta. Aunque no está segura de que ellos fuesen la amenaza principal, de todas formas siguen siendo eso, una amenaza.

 

Matt Ironwood ordena a otros dos aurores, verdaderos aurores, que se lo lleven. Un tercer auror informa que se encargará del interrogatorio. Madeleine lamenta no haber terminado su formación en legeremancia, a diferencia de Ellie; ahora sería un genial momento para usar la habilidad. Pero como no es el caso, no tiene otra opción más que realizar un asentimiento para mantener las apariencias, aunque supone que es Ironwood el que tiene la última palabra. De cualquier forma, no es el mejor momento para hablar. Los aliados del mago, el cual parece ser parte de alguna organización clandestina —¿cuántas organizaciones clandestinas existirán en el mundo mágico?—, han comenzado a atacar a los aurores.

 

Madeleine se las arregla para levantar la varita y crear un escudo mágico, que la protege de un rayo verdoso; es consciente de que no puede utilizar magia que la relacione con la Orden del Fénix. Hace mucho que no se encuentra en una situación así y aquel hecho le pasa factura. Se siente abrumada por todo lo que ocurre y no decide qué hacer. No le ayuda que, junto a ella, uno de los aurores esté gritando hechizos con una voz estruendosa. Entre el caos, alcanza a escuchar un desmaius un tanto extraño; gira el rostro y reconoce al auror que aseguró que se encargaría del interrogatorio del terrorista, aunque lo pierde de vista rápidamente. Le parece que la pronunciación fue extraña, con un acento que no era estadounidense pero tampoco inglés. Sin embargo, era un acento familiar, aunque no podría identificarlo... Pero se apresura a sacudir la cabeza. No es momento para dejarse llevar por sus paranoias. Seguro sólo se está imaginando cosas y debe admitir que no es la primera vez que sucede.

 

El intercambio de hechizos parece llegar a su fin, cuando el suelo del lugar se convierte en hielo y muchos de los presentes, desprevenidos, terminan tropezándose. Ella también cae al suelo, lo cual evita que un rayo la alcance, pero hace desaparecer el hielo que la rodea, reconociendo el efecto de las semillas de hielo. Es entonces cuando los aurores aprovechan de detener a los miembros de aquella f***** organización, así que los ataques se detienen.

 

—Deberíamos asegurarnos de que no quede ningún otro infiltrado —replica Madeleine, tras haberse tranquilizado para poder hablar con el acento americano. Sabe que habla estando alterada, se le saldría su usual tono escocés. Todos parecen estar bien, desde sus compañeros de bando hasta los otros aurores del MACUSA—. ¿O'Brien? Creo que ya se lo llevaron a un lugar seguro —había observado cómo Hobb se acercaba a él, pero luego los perdió de vista, así que lo más razonable es suponer que ya está lejos de allí.

 

»Todavía debemos hacer más indagaciones —comenta, observando a Matt con el ceño levemente fruncido—. No creo que este haya sido el ataque al que se refería el mensaje.

 

En cuanto al mago desconocido y sus aliados, supone que será Matt el que decida qué hacer con ellos.

Editado 21 de Septiembre del 2019 por Eileen Moody

[Thoth]

Con @@Lucrezia Di Medici Di Médici

 

La astucia de la bruja y el deseo de querer revelar mi identidad con un hechizo ¿acaso mi ropa no era algo qué se lo impidiera? Aunque deje que ella pensara que había descubierto mi identidad, solo me limite en escucharla, pero de cierto modo le agradecí por sacarme de aquel sitio donde me habían rodeado los Aurores.En contra parte, mientras qué ella parloteaba y me concentraba, me resultó difícil en mi memoria que fue lo que realmente ocurrió en el intercambio de encantamientos, solo se que había causado revuelo y de cierta torna como la Orden de Nox se encontraba contra el MACUSA. De igual forma, sólo faltaría conocer las intenciones de los Arqueomagos en esta guerra. Por ello le comente.

 

-Supongo que te debo agradecer, pero no sé de qué me hablas. ¿Por qué me ayudastes? ¿Qué deseas ganar a cambio?

[Juliens]

Hobbamock Graves

No tiene claro como es que su amigo espera que lo saque de ese lugar. No está seguro de que simplemente pueda invocar un portal como el anterior, burlar encantamientos antidesaparición es sencillo con los portales. Pero tirar abajo todos los hechizos de protección del MACUSA para poder convocar un portal hacia el exterior probablemente lo dejarán muy cansado o fuera de combate por algún tiempo.

 

—Puedo sacarte de aquí. Luego tendremos que investigar ¿Cómo se te ocurre dar una rueda de prensa sin antes avisarme? —pregunta claramente molesto. Entiende que fue parte de la seguridad de Wilhelm apenas una semana y luego fue reasignado. Pero en una semana acordaron algunos protocolos que debían seguirse y que no se siguieron poniendo la vida del presidente en peligro.

 

—No es momento para un sermón, hablaremos luego. Sácame de aquí.

 

—Lo haré. Pero salir de un lugar tan protegido como este me dejará débil, serás tú quién me proteja

 

Hobb cierra los ojos y, con la mano izquierda, sostiene con fuerza el brazo de su amigo. Es cuestión de un segundo, un portal se materializa debajo de sus pies y ambos desaparecen como si la tierra los hubiese tragado.

[Syrius McGonagall]

Matt Ironwood.

 

 

Tan inesperado como la aparición de más miembros de la Orden de Nox, todo el piso de la Sala de Conferencias es cubierto por una capa de hielo. Matt se encuentra entre los que perdieron el equilibrio por aquel cambio pero en esta ocasión no hay nadie para detener su caída, cae tan largo como es con un golpe seco sobre la fría superficie. Si la refriega estaba por terminar la repentina aparición del hielo aceleró el proceso, ya no se escuchan más intercambios de encantamientos y los destellos desaparecen oscureciendo la sala.

 

Torpemente el auror lograr incorporarse mientras el hielo comienza a derretirse bajo ellos cubriendo de agua la elegante alfombra. Ya no quedan muchos miembros del Orden del Nox entre ellos, la mayoría desapareció al verse rodeados por las fuerzas de seguridad del MACUSA ¿En sería aquella organización era tan torpe para intentar atacar el edificio cuando se encontraba en máxima alerta y con prácticamente todos los aurores del estado de Nueva York y Nueva Jersey presentes?

 

Sus compañeros se estaban encargando de aturdir y desarmar a los pocos encapuchados que no huyeron o quizás simplemente no tuvieron la oportunidad. El castaño se llevó la diestra hacia la mejilla derecha de su rostro y notó un corte, no era grave, suspiró, por suerte su uniforme especial hecho en piel de dragón absorbió la mayoría de los hechizos.

 

-¿Todos bien? – Preguntó a nadie en particular –Al quien se le halla ocurrido la idea del hielo se merece un ascenso – se obligó a sonreír pero la misma desapareció rápidamente al ver a dos compañeros en el suelo. Cruzó velozmente los metros que los separaba y se agachó junto a los cuerpos, Susan una bruja de mediana edad y cabello rubio corto ya se encontraba junto a ellos –Están vivos – le informó –simplemente están inconscientes –

 

Aún así el Ironwood llevó su dedo incide y del medio al cuello de la agente Reyes, como si necesitara la confirmación directa de lo que Susan le comentó y tenía razón, sintió el débil pulso de María bajo sus dedos, observó de refilón a Cedric y el pecho del mago subía y baja con dificultad –Susan ¿podrías llevártelos al Presbiteriano? que los atiendan rápido, por favor – solicitó el mago mientras se erguía nuevamente.

 

-Claro Matt, pero me los llevaré hasta la calle y desde allí nos haré desaparecer, no se si aún sigan activados los encantamientos protectores pero no me arriesgare a que sufran alguna departición – alegó la bruja antes de llevarse flotando con cuidado sus colegas inconscientes.

 

-Tres, tenemos tres cautivos – comenzó diciendo el voz alta Manalang –todos inconscientes y desarmados – informó el veterano auror.

 

Chad preguntó por el presidente y por primera vez desde que comenzó la refriega Matt recordó que el presidente se encontraba tan solo a unos metros de ellos cuando comenzó todo, levantó la vista hacia el estrado y no vio rastro alguno de O’Brien ni de los aurores que lo custodiaban. ¿Lo habrían sacado a tiempo?

 

Madeleine cerca de el comentó que el presidente fue evacuado de la sala y el Ironwood respiró con alivio mientras escuchaba la sugerencia de la bruja –Tampoco creo que la Orden de Nox sean los autores de la amenaza de atentando, simplemente son una organización que trató de sacar provecho de este momento de confusión, el MACUSA es muy atractivo – de eso no tenía duda, eran uno de los países mas poderosos e influyentes del mundo mágico, más de alguno querría una porción de todo eso.

 

-Muchachos lleven a estos tres a la sala de detención, después nos encargaremos de las interrogaciones – aquello no había terminado, lo presentía, todo lo que acaba de suceder no era más que el comienzo. Caminó hacia Chad y apoyó su mano derecha en el hombro del mago -¿Te encuentras bien? ¿Cómo te lleva tu pierna? -

[Lucrezia Di Medici]

Lucrezia Di Médici

Bajo la identidad de Chad Michaels (Auror)

Debía reconocer que, pese a la robustez de su cuerpo potenciada por el grosor de la túnica de auror, Chad Michaels podía ser bastante flexible. Relegó el uso de hechizos defensivos cuando comprendió que podía ahorrarse el uso de su varita; además, tal vez porque habían detectado el movimiento que había hecho con Demian, los miembros de la proclamada Orden de Nox habían desistido la hostilidad casi rabiosa hacia el falso funcionario de seguridad. Lucrezia, extasiada por el motivante vértigo de la batalla, no dejó ni un momento de controlar con el rabillo del ojo la posición del Luxure en aquella acalorada contienda. Alzó nuevamente su varita con firmeza, evitando el femenino movimiento con el que solía hacerlo, y se preparó para formular un nuevo hechizo. Algo pasó.

 

- ¿Qué?- exclamó, con un acento amorfo que se interpretaba como una mezcla de inglés americano con el británico y algo de su original italiano. Por suerte, las múltiples voces que se alzaron ocultaron su fatídico error en su personificación de Chad Michaels.

 

Una capa de hielo se había extendidó por el suelo y había trepado uniformemente por sus zapatos protocolares hasta llegar a sus tobillos; fue un instante en que sintió que perdía el equilibro y temía caer de bruces al suelo. Sin embargo, al extender en un veloz acto reflejo sus brazos hacia los costados logró hacer equilibrio y evitar un potencial golpe. A su cabeza llegó un recuerdo que aún tenía muy nítido dada su cercanía temporal: durante una expedición a Brasil, justamente guiada por el encapuchado mago que había prometido ayudar minutos atrás, uno de sus colegas había usado las semillas de hielo para producir un efecto similar en un radio circular bastante extenso. Aquella era una poderosa magia Uzza que aún estaba fuera de su alcance pero a la que ya le había asignado una variedad inusitada de potenciales usos. La coincidencia en la presencia del Luxure en ambas situaciones no hacía más que llamar su curiosidad ¿Acaso aquel hombre era irresistible para los problemas?

 

Las exclamaciones encarnizadas de maleficios habían llegado a su fin con aquel gélido hechizo, apaciguando los ánimos enardecidos de los presentes, tanto aurores como miembros de aquella extraña Orden de la que nunca había oído hablar. Muchos habían huido asertivamente de la sala antes de que el hielo se extendiera, quedando unos pocos magos en la sala. Lucrezia, bajo la fisionomía de un Chad Michaels que debía seguir atrapado en uno de los incontables pasillos laterales, observó como un grupo de funcionarios detenía a quienes habían atentado contra el presidente. Fue en ese momento, mientras detectaba como le confiscaban sus respectivas varitas, que cayó en cuenta de que había perdido de vista a Demian ¿Dónde estaría?¿Cuál de esos encapuchados terroristas sería el Luxure? Cuando el efecto de las semillas de hielo se disolvió, la italiana sintió una mano sobre su hombro.

 

- ¿La pierna?- agachó su rostro para observar la parte inferior de su pierna derecha, levemente humedecida por el derretimiento del hielo- Todo bien. Con su permiso, acompañaré a estos intrusos a la sala de detención. Si me permite el comentario, es increíble cómo piensan que pueden tener éxito invadiendo nuestro Congreso.

 

Agachó la cabeza en un gesto que intuía protocolar en el trato entre aurores y caminó hasta donde reunían a los cautivos, falseando una leve tomara; la mortífaga había llegado a la conclusión que tal vez el Chad Michaels original tenía algún problema de movilidad en su pierna y de allí surgía el comentario de su par. Al llegar junto a los inconscientes miembros de la Orden de Nox que yacían espalda con espalda en un círculo improvisado escudriñó en los pocos rasgos que sus negras vestimentas dejaban escapar bajo su opacidad, intentando reconocer al Luxure. Elevó nuevamente su diestra y realizó una floritura.

 

Fuertes cadenas invisibles ataron los pies y manos de los desmayados atacantes, elevándolos en el aire para facilitar su transporte y custodia por los pasillos de MACUDA; había visto aquella escena miles de veces en los periódicos, más aun en los últimos tiempos. El resurgir de la tenebrosa figura de Grindelwald, que el recientemente electo Ministro inglés había enarbolado como una bandera partidaria en su discurso, hizo que muchas editoriales le dedicaran páginas y páginas a aquel hombre que había quedado en los anales de la historia, absorbida por una figura más sádica y tenebrosa como era Voldemort. La italiana recordó que el mago tenebroso había estado bajo ese mismo hechizo en 1927, antes de escapar de MACUSA con maniobras que nunca salieron a la luz pública.

 

- Vamos, andando.- le indicó a los demás aurores, esperando que Demian reconociera la voz de Chad como la que ocultaba a su potencial liberadora.

Editado 1 de Octubre del 2019 por Lucrezia Di Médici

[Darla G Dumbledore]

En algún lugar de Inglaterra

 

--¿Estás loca? ¿Y qué voy a hacer yo allá? --preguntaba la Black a la bruja que estaba frente a ella --tú conoces mejor el lugar, ya estuviste allí.

 

--En el pasado, tú tienes contactos, Scarlet convirtió a aquella bruja de la tribu wichi...

 

--Eso es Sudamérica Darla --gruñó Kimberly haciendo que la Potter Black lanzara un suspiro.

 

--Yo tampoco sabría que hacer allá, el presidente del MACUSA ha hecho una jugada arriesgada al apoyar a la Orden del Fénix y no a Gran Bretaña por causa de su nuevo Ministro.

 

--Sabes bien que el presidente del MACUSA tiene razón en sus motivos para no apoyar al nuevo Ministro --un nuevo suspiro escapó de los labios de Darla ante la respuesta de Kimberly.

 

La Potter Black intentaba encontrar un sentido a su viaje a Estados Unidos, proteger al presidente del MACUSA solo porque el nuevo líder de la Orden era algo así como su contacto, su mano derecha. No se atrevía a volver a discutir el tema con Seba, sabía que a él le preocupaba su seguridad más que la del presidente del MACUSA.

 

--Él tiene a sus aurores --decía Kim en ese momento --¿de verdad creen que un grupo de fenixianos harán la diferencia? ¿No han pensado que es una trampa para sacarlos de Inglaterra? --Darla asintió a sus palabras.

 

--Razón de más para que vayas tú y no yo, a tí no te conocen, yo aquí aún tengo un poco de contactos, es más seguro y puedo ayudar más averiguando lo que planea el nuevo ministro que yendo a proteger a un desconocido.

 

Kimberly suspiró en esta oportunidad, maldiciendo por dentro.

 

--Está bien, ¿cuál traslador dices que deberé usar? --dijo mirando la colección de objetos extraños que había sobre la repisa --tendrás que ocuparte de mi sobrina Cat, luego de la epidemia ha estado muy tensa.

 

--Lo haré --respondió Darla mientras tendía hacia Kimberly un objeto pequeño, un reloj de bolsillo de plata, en cuya tapa estaba grabado el escudo de Ilvermorny.

 

Kimberly Black llegando a Nueva York

 

El traslador se había tornado azul a la hora que le había indicado la Potter Black, Kimberly cerró el reloj entre sus manos y sintió el jalón que la llevaría hasta City Hall Park, al otro lado de Brodway Bv. Había muchas personas en la calle, pero en la parte más boscosa en donde ella había aparecido no, había pasado desapercibida, pero era mejor que se apresurase a dirigirse al lugar del discurso. ¿Podría encontrar a los compañeros de Darla? Creía que sí, pero ¿cómo lograría que ellos confiaran en ella si no la conocían?

 

Metió el reloj en el bolsillo del pantalón de cuero que llevaba y se aseguró que en la chaqueta a juego estuviera segura y a mano su varita, con la punta de la bota pateó un par de piedras de la grava del camino del parque mientras se apresuraba a ir hacia el edificio al otro lado de la calle. En el aire se puede sentir la tensión y entre los no maj distingue la presencia de varios magos que se dirigen discreta pero rápidamente hacia el mismo lugar que ella va.

[Maida Black Yaxley]

La bruja que estaba justamente ahora revisando la correspondencia privada de Aaron tenía la vista cansada, la mayoría eran invitaciones inaceptables en lugares mucho más que inseguros y con personas que ni siquiera de detenían a indetificarse. Hasta que vio un pergamino la letra del Canciller, su primo tenía que saber de esto, aunque claro necesitaba información antes. Se puso de pie y verificó si Aaron estaba en su oficina, en efecto, no. Rasgó un pergamino con una de sus vuelapluma y pronto, un origami se disolvió en el aire en busca del ministro, tenía ventajas otorgadas en cuestiones de comunicación. El mensaje era claro, "suspende tu agenda, hay un tema con el canciller que requiere tu atención y pronto. M."

 

Acto seguido utilizó el anillo que dejaba todo silenciado en unos metros a la redonda y se dedicó a lanzar hechizos en unos susurros ininteligibles, pronto frente a ella, se vio reflejada la transmisión de la conferencia de prensa en una especie de holograma. Maida escuchó con atención mientras en su regazo, las manos se movían como formando símbolos rúnicos en el aire. Aquello no sólo iba en contra del gobierno británico, sino y de manera abierta contra la Marca Tenebrosa, ¿que organización era más sencilla de salvar? Tragó saliva en espera y una de sus Vuelaplumas rasgó un segundo pergamino, dirigido al Canciller: "Despacho Ministerial, orden directa, sin necesidad de agendarlo, el Ministro agradecerá su presencia en la brevedad de lo posible", ¿qué tanto conocimiento tenían en MACUSA de la guerra interna entre fenixianos y mortífagos? ¿Por qué se hablaba de represalias mortífagas? No había habido un solo incidente de ninguno de los dos lados desde hacía mucho tiempo, y de hecho los rumores más fuertes decían que se habían extinto. Maida y el Ministro bien sabían que no, pero no era una noticia pública tampoco. Tenían que tomar una posición con respecto a las fronteras entonces. Que salieran los que quisieran, pero no sería seguro con estas declaraciones permitir que americanos cruzaran las fronteras muggles o mágicas del territorio británico.

 

@ @@Niko Uzumaki

[Kiyotaka Ayanokouji]

El tiempo es un crudo rival... es aquel que te puede matar en un abrir y cerrar de ojos, y sin embargo si lo comprendes... si lo llegaras a entender se podría convertir en un gran aliado... ya que te puede otorgar un minuto mas y un solo minuto puede ser una vida completa para aquel que lo sabe aprovechar...

 

Sherlock había estado alejado tantos años del sistema que le resulto fácil estar desde el principio de la rueda de prensa sin ser ubicado... como su trabajo de periodista le permitía tener un estatus bajo, pero con una amplia variedad de "opciones" por donde moverse o donde acudir... la nueva guerra finalmente habia obligado a las grandes potencias comunicarse...

 

Nuevas amenazas que si bien eran un secreto a voces, nunca antes alguien los habia visto tan expuestos como sucedio el dia de hoy... la orden... ese nombre causo un pinchazo en el brazo izquierdo del mago, un recuerdo... un tatuaje casi totalmente borrado de su antigua profesión... su pasado reclama por el nuevamente... pero aun no era el momento...

 

El mago escondido detrás de una columna protegiéndose de la ráfaga de hechizos hasta que un nuevo hechizo de carácter helado detuvo todos los actos...esa magia era nueva... al parecer alguien tuvo mucho tiempo libre... pero no era el momento de pensar, veia a un grupo que aprisionaba a los que parecían ser los malos, sin perder tiempo el mago reportero comenzó a tomar fotografías de toda la escena.

 

--Seran del macusa?... o tal vez son de esos chicos de la orden del fenix...--

 

Respondía el mago para si mismo, mientras detrás de el, su vieja confiable vuelapluma se disponía a tomar apuntes...

[Syrius McGonagall]

Matt Ironwood.

 

 

Chad se encargó de transportar a los miembros de aquella organización que fueron detenidos hacia las oficinas del FBI dentro del Woolworth Building, esperaba que no le causaran problema alguno pero al ver que se encontraban completamente inconscientes descartó de aquello fuera a suceder.

 

-Sea o no los que enviaron la amenaza al Congreso van a tener que se interrogados, lo que acabo de hacer la Orden de Nox fue atentar contra nuestro país, no creo que el presidente se quede cruzado de brazos frente a esta afrenta – se giró hacia Eileen, apenas conocía aquella mujer pero se sentía cómodo expresándole lo que pensaba.

 

-¿La Orden sabe algo sobre Nox? – bajó su voz hasta casi volverla un susurro, no estaban solos en la sala de conferencias, había otros compañeros suyos del FBI pero que no eran miembros de la Orden del Fénix y supuestamente el mago presentó a los mismos como aurores británicos.

 

Apenas escuchó la respuesta de la mujer cuando comenzó a sentir un fuerte aroma a ajo. Matt arrugó la nariz mientras olisqueaba el aire -¿No sienten…. – a su espalda sintió una especie de chasquido seguido inmediatamente de una onda de calor que lo envolvió. La enorme chimenea de aquella sala, talla y esculpida en granito negro con rebordes de oro se encendió de la nada, un vigorizante fuego rojo crepitaba con fuerza en su interior.

 

-Algo esta ascendiendo desde aquellas sillas – anunció la voz de alguien que no pudo reconocer – es una especie de gas – agregó.

 

El corazón del castaño se detuvo, un escalofrío le recorrió la espalda pese al calor que emanaba de la chimenea. Conectó los puntos, la chimenea, el gas, aquel penetrante olor a ajo que comenzaba a llenar el lugar.

 

 

-¡TODO EL MUNDO FUERA! – Se obligó a destrabar el nudo que se le acaba de formar en la garganta – ¡ES ACETILENO! – todo el lugar iba a explotar.