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Feria Gastronómica Internacional


Ky.
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Matt Ironwood.

 

 

Se comentaba que por el inicio de Setiembre se realizaría una Feria Internacional Gastronómica en Londres, aquello era una de las tantas cosas que le gustaban de aquella ciudad, siempre había algo para hacer si uno se aburría viviendo allí era porque lo quería.

 

Llevaba apenas dos semanas en Inglaterra y ya había visitado varios museos, festivales, eventos y fiestas tanto mágicas como nomajs y parecía que el calendario de actividades de la capital británica no tuviera fin.

 

Primero de Setiembre amaneció soleado pero fresco, Matt seguía negándose a llamar aquel tiempo verano, catorce días de cielos encapotados y temperaturas que jamás pasaron los veinte grados fueron su marco atmosférico desde que puso pie en la ciudad. Pero no hizo oído sordos a las conversaciones de los londinenses de que aquel fue un verano muy caluroso ¿Bajo que parámetros? Reía internamente al escuchar aquellas declaraciones.

 

Pero el sol salió por fin de entre aquellas mantas grises y amenazadoras aquel día bañando a la ciudad con otra luz y dotándola de un aire revigorizante que se respiraba por las calles, las personas parecían de mejor humor, con sonrisas más fáciles y mejor trato hacia los demás.

 

El Ironwood no era ajeno a ese nuevo ambiente y todo aquel positivismo lo acompañaba mientras caminaba junto a la rivera del Támesis. El sol se reflejaba en las aguas del río que en aquella ocasión lucían azules un cambio contrastante con el color grisáceo al que se había acostumbrado el castaño, decenas de barcos de pasajeros se movían pesarosos perturbando la superficie del curso viniendo desde el este o llegando desde occidente.

 

Una fresca brisa agitaba las ramas de los distintos árboles que acompañaban el serpenteante camino que se movía junto con los meandros del río, los londinenses parecía querer aprovechar al máximo aquel clima, el castaño pudo observar a oficinistas y banqueros de traje almorzando en los bancos junto al Tamesis, estudiantes riendondose y tomando foto bajo los árboles, personas de todas las edades trotando en uno u otro sentido. Era un hermoso día.

 

Matt se subió un poco mas el cierre de la fina campera deportiva que llevaba mientras aceleraba el paso para llegar a la Feria antes de que se congregara más gente, no estaba en sus perspectivas para su día libre del curso hacer fila.

 

Llegó al edificio semi - abandonado y en decadencia donde se realizaría el evento, estaba al tanto de la apariencia externa de la edificación era una fachada para evitar que la población no mágica entrase. El interior por otro lado era prácticamente un hermoso espacio verde improvisado, el césped recién cortado cubría toda la superficie, pudo ver a los lejos un pequeño escenario donde alguna banda tocaría mas adelante, los foodtrucks ya se encontraban repartidos por todo el lugar cada uno con los colores del país que representaban dandole al lugar una colorida apariencia.

Ya había magos y brujas recorriendo y deteniéndose a dialogar con los dueños de los carros pero por suerte no eran suficientes para llamar muchedumbre al lugar. Una mujer a su derecha pregonaba comida mexicana, Matt adoraba la comida mexicana o por lo menos los grandes clásicos que se internacionalizaron.

 

-Buenos días – saludó alegremente a la bruja - ¿De que sabores tiene los tacos? – preguntó.

 

 

@@Nicole Evans Crowley

 

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Oficina del Ministro.
6 horas antes del Inicio de la Feria Gastronómica Internacional.

 

Buen día Señor Ministro.

Aries entró apenas escuchó que Black lo había invitado a pasar, iba vestido de un traje de lana color carbón con delgadas rayas verdes, la chaqueta estaba justo a la medida, con un chaleco de seda en radiantes sombras azules complementaban una sedosa camisa blanca. Unos zapatos y tirantes negros a juego. Tal y como le había dicho su tía que se debía presentar ante una figura como el ministro, aunque no llevaba corbata ya que le parecía ridículo aparentar alguien quien realmente no era.

Mi nombre es Aries Black Lestrange, —dijo mientras se acercaba al escritorio donde se encontraba sentado el hombre que estaba frente a él —estoy a cargo de la Feria Gastronómica Internacional que se va a llevar acabo el día de hoy, nos honraría demasiado contar con su presencia.

Aries comenzó con el discurso que había ensayado para convencer al hombre de que la comunidad mágica necesitaba un poco de entretenimiento ante los sucesos recientes por los que acababa de pasar, además, nadie podía negarse a probar deliciosa comida mientras escuchaban varios grupos de música, posiblemente las personas a cargo de contratar los grupos habían logrado tener contacto con el asistente del grupo El ronquido de Merlin, que eran en este momento los más exitosos a nivel mundial.

Queremos que alguien de su talla sea el padrino de esta segunda FGI y corte el listón inaugural. ¿Qué piensa?


En la FGI
Con Kate y Alessandra.

Aries se encontró con ambas mujeres en el puesto de Doña Conchita, él había estado bebiendo varios vasos de curado de guayaba en el food truck de Don Paulino, el fermentado de aquella bebida que estuvo tomando empezó a hacer estragos. Estaba empezando a ponerse ebrio. Así que había decidido parar de tomar lo que sea que le estuviese dando del hombre de aquella food truck.

Kate… Alessandra… Hoy fue un día laaaaaargo, largo, largo… —las miraba achicando los ojos. Estaba tratando de enfocarlas un poco mejor, estaba seguro de quien era quien, por el color del cabello, pero le gustaba tener una imagen clara de cada una en su cabeza.

Doña Conchita le acercó un plato con una orden de tacos de suadero con salsa picante para bajarle un poco la borrachera, la mujer de avanzada edad estaba segura que el joven mago se había emborrachado por no tener nada en su estómago, así que en cuanto Black Lestrange mordió uno de los tacos que había en su plato sintió que la panza comenzaba a arderle por lo picante de la salsa, pero el poco alcohol que había en su sistema mágicamente se estaba esfumando.

¿Qué les está pareciendo el lugar? ¿Lograron contratar al Ronquido de Merlin?

Poco a poco el lugar comenzaba a llenarse de gente. Esperaba que su esposa se presentará en el lugar, para poder vivir juntos aquel momento y compartirlo en un recuerdo en un futuro.

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Kaori M.

Con el ambiente que reinaba en todo el país, le pareció un tanto ilógico que el Ministro de Magia hubiera permitido que se lleve a cabo el festival. Congregar a tantos miembros de la comunidad mágica en un solo punto parecía el escenario perfecto para que los enemigos pudieran asestar un golpe. Quizá solo pretendía distraer a la comunidad con algo tan normal como una feria gastronómica.

De igual forma pensaba asistir, no solo por el hecho de que su esposo y una de sus primas estuvieran involucrados en la organización, sino también por el hecho de que era un miembro activo de la Orden del Fénix y como tal debía velar por la seguridad de los ciudadanos que acudieran, obviamente el que hubiera gran cantidad de comida, era un plus.

Llevaba varias fundas de compras en la mano, ya que había aprovechado para comprar algo de ropa pues la que tenía le empezaba a quedar ajustada. Cuando atravesó el hechizo que impedía que los muggles se acercaran al lugar, el escenario cambió por completo. Había varios puestos de comida ubicados estratégicamente, un escenario en donde un grupo de mariachis poco convencionales, amenizaban el ambiente.

Buscó con la mirada a su esposo, se encontraba en uno de los puestos comiendo lo que suponía era un taco. Había dado apenas dos pasos en su dirección cuando el agradable olor de dulces recién hechos la retuvo. Se acercó al food truck y pidió que diera una mezcla de todos ellos. Dio un mordisco a uno antes de acercarse a su esposo y compañía, era un dulce base de leche cuyo nombre era jamocillo o al menos eso le dijo el joven que la atendió, estaba muy rico.

—Hola cariño... —dijo la bruja cuando llegó. Depositó un beso en la mejilla de su esposo para luego limpiarle con su dedo la comisura de la boca, pues había restos de una salsa roja —Memy... hasta que apareces — dijo con una gran sonrisa a su prima, Dejó las fundas que llevaba en el suelo y la saludó con un abrazo y un beso en la mejilla. —Soy Kaori, mucho gusto — Añadió saludando a la otra mujer que estaba con ellos.

—¿Ya probaron los dulces? —preguntó ofreciéndoles los que tenía en su plato. —Están buenísimos...— añadió.

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-Que hambre- se quejaba Kate.

 

Alessandra tiraba de Kate para apurarse y poder comer algo antes de ponerse a buscar a Aries pero al llegar al puesto de Doña Conchita se llevaron la sorpresa que el peli azul estaba ¿ebrio?.

 

-Pero si apenas empezo- chillo Alessandra.

 

mier**.

 

Si su prima lo veia en ese estado no queria estar presente para la tirada de oreja que le daria, el era el responsable que se llevara aquella feria gastronomica.

 

-Disculpe Doña Conchita yo quiero unas empanadas- pidio Kate alejandóse de Alessandra que miraba con reproche al mago.

 

-Si lo hicimos- Alessandra se sento frente a su primo -se supone que ya deberian estar aqui- le explico estirando el cuello esperando ver a un grupo de veinteañeros en el escenario.

 

-¿Y tu que hacias borracho? ¿has contratado la seguridad?- le pregunto.

 

En ese momento llego Kate con dos platos lleno de empenadas, tacos y otra comida que no conocia. Dumont dejo un platos frente suyo nerviosa pero Alessandra no pudo preguntar porque llego su prima Kaori.

 

-Hola Kao- saludo con alegria -lo se pero se acerca Halloween y nunca se sabe que fiesta puede parecer antes- le explico apenada.

 

-Soy Kate Dumont, el gusto es mio- los ojos de Kate brillaron al ver a Kaori incluso le sonreia coqueta -recien vamos a comer con Ale pero me encantaria probar despues- con eso Kate le guiño el ojo a Kaori.

 

Alessandra se mordia la lengua para evitar reir por lo que se.puso a comer una empanada.

 

-Aries el ministro sigue aqui?- pregunto Alessandra al peliazul para que Kate no fuera asesinada por el Black Lestrange.

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En la mañana antes del evento...


El día anterior al evento uno de los elfos del negocio House of Books en una de sus salidas a comprar algo que faltaba para la comida había llegado con el volante del nuevo evento que se estaba planeando en Londres o eso me parecía haber leído cuando me lo habían dado, en ese momento no le había prestado mucho atención estaba un poco cansado y hambriento, solo quería pasar un rato con mi novia charlar y comer algo antes de ir a la cama.


A la mañana siguiente lo primero que vi fue el volante sobre el escritorio donde había sido puesto por Nana cuando había estado limpiando un poco, aunque el papel había corrido con suerte y no había ido a la basura como otros similares, igual ya hacía un tiempo que a la elfina se le estaba quitando esa manía de tirar todo.


Darla ya había salido a cazar aquella mañana o mas bien eso creía, últimamente estaba saliendo mas a menudo y eso solo me hacía sospechar que había regresado a un bando aunque todavía no sabía cual era, ni como estaba todo eso ahora, solo me habían llegado los rumores por los pasillos del banco, pero si el río sonaba era por algo decía un refrán muggle.


Eché una nueva ojeada al volante, lo de los carros de comida me atraía un poco, mas si podía probar de distintos países, aunque el enganche de que podría ser inaugurado por el nuevo ministro también, hacía mucho que no veía al Black Lestrange, habíamos compartido por muchos años trabajo pero los ideales habían echo que nos viéramos mucho menos, había sido una sorpresa cuando se había anunciado que él era el nuevo ministro, en realidad ni siquiera sabía cuando habían dejado de ejercer los otros.


-Tommy...!!- llame al elfo de Darla, quien mas que el podría decir a que hora podría llegar mi novia, o mas bien donde andaba.


-¿Sabes si Darla regresara pronto?, Estoy planeando en ir a esto- le enseñe el folleto en alto.


-Le podrías decir que si quiere me alcance en este lugar, tengo ganas de salir un rato- señale a Tommy mientras le entregaba el folleto para luego salir en busca de una chaqueta y algo de dinero.




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Aun no terminaba de procesar el por qué había seguido las indicaciones del tigre plateado cuando ahora se veía envuelta en otra locura de ir a Estados Unidos. Se retiró de la reunión decidida a regresar a casa y pensar bien todo. No se veía viajando y menos sin contarle a Seba primero todo lo que había pasado. Él la había seguido y acompañado en todas sus decisiones, debía explicarle el por qué y estaba segura de ella sabría cómo hacerlo, eso esperaba.

 

La pelirroja se apresuró a entrar a su local luego de regresar de Londres y alcanzó a escuchar la última parte de la conversación de su elfo con su novio.

 

—La ama Darla dijo que regresaría rápido, antes de media mañana —respondía Tommy en ese momento a Seba que estaba yendo a buscar algo y la pelirroja alcanzó a ver cómo le entregaba un folleto al elfo.

 

—Amor —llamó la pelirroja a su novio que en ese momento iba hacia los dormitorios, tomó el panfleto que su elfo le tendía y subió de dos en dos los escalones hacia el segundo piso, intentando alcanzar a Seba mientras leía el folleto que había traído uno de los elfos la noche anterior.

 

—¿Una feria gastronómica internacional? Suena interesante, es en Londres ¿verdad? —dijo mientras alcanzaba a su novio que estaba recogiendo una chaqueta en ese momento y le dio un beso tierno en los labios —hola bebé, espero no haberte preocupado, —sonrió y murmuró —¿aprovechamos a llevar dinero muggle y damos luego una vuelta por algún parque?

 

Desde que habían cursado Estudios Muggles y habían vivido la experiencia de viajar en metro y recorrer un museo cada cierto tiempo escapaban más seguido a recorrer lugares de divertimento muggle en Londres, incluso habían pensado en tomar el tren bajo el mar hacia París.

 

—Espérame que me pongo algo más decente para una salida en pareja amor —y se apresuró a buscar un conjunto más femenino y una cartera, cambiándose rápido, tendría más tiempo para luego contarle, ya fuera camino a la feria a su salida lo que había pasado en su visita a Londres.

 

—Estoy lista —dijo minutos después, reuniéndose con su prometido que la esperaba en el local, se acercó a él y tras darle un nuevo beso susurró con timidez —perdón por hacerte esperar.

 

@@Seba Granger

Editado por Darla Potter Black
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La luz del candelabro proyectaba la sombra de su figura contra la pared de su habitación, en la mansión Di Médici. La aristócrata había decidido prescindir del servicio de su siempre fiel vuelapluma y ahora escribía aquella carta de puño y letra. Su caligrafía era elegante, de trazos largos y curvos dibujados sobre el pergamino de manera prolija. En aquella ocasión utilizaba una tinta violácea muy en la tónica de los vestidos que la caracterizaban. Su mano se deslizaba con soltura, yendo y viniendo de un lado al otro del papel.

 

Sobre su escritorio reposaban tres botellas de vino de igual tamaño y vidrio verdoso. Un ojo ávido para la cata podía notar a simple vista que se trataba de un producto añejo. Las bebidas en su composición presentaba distintos tonos rojizos que las distinguía entre sí, al igual que el aroma que desprenderían una vez abiertos. En las tres se apreciaba una etiqueta blanca de bordes dorados, en la cual se leía con la mismísima letra de Lucrezia el apellido ‘Di Médici’. Además del detalle de su composición, en letras minúsculas, se lucía en letras doradas el año de elaboración.

 

La blonda italiana apartó un momento sus azules ojos de la misiva para centrarlos en otro objeto; un pequeño frasco de cristal cuyo contenido se encontraba por la mitad de su capacidad. Una grácil sonrisa desdibujó el semblante serio que Lucrezia siempre adoptaba mientras escribía. El líquido que contenía el frasco no era nada más ni nada menos que una poción bien conocida por los magos y brujas del mundo: Amortentia. Unas cuantas gotas de aquella pócima de compleja elaboración había ido a parar a cada una de las botellas por partes iguales. Satisfecha por las posibilidades que le venían a la mente, la aristócrata selló el fin de la misiva con un grueso punto sobre el pergamino.

 

Querida Aries:

 

Espero que nuestro enviado, Arcangelo Gamba, los esté complaciendo con su talento para la comida de mi tierra. Personalmente quería participar en esta hermosa jornada, muy necesaria para calmar los ánimos en una sociedad que ve la Guerra cada vez más cerca, compartiendo con los invitados una colección de vinos de mi empresa familiar. Son tres vinos distintivos de la marca Médici bien específicos para los gustos y necesidades de cada paladar: uno es frutado y fuerte, producto de una receta familiar; el otro es un delicioso Pinot Noir que despierta sensaciones muy refinadas en la boca, con un sabor característico a los más variados frutos rojos y un color tendiendo levemente hacía el ananranjado dado sus años en mi reserva personal; el último es un Cabernet rojo como un rubí, tímido pero de sabor frutado, bien entreverado con la acidez.

 

Espero que este regalo sea bien recibido y exhibido dentro de la feria. La exhorto a que le dé para catar a cada uno de sus invitados, le aseguro que no se arrepentirá. Sabrá que una dama de mi distinción no cuenta con el tiempo suficiente para pasar el día allí, pero estoy en tratativas para acomodar mi agenda y poder asistir aunque sea unos minutos hacia el final de la Feria.

 

Desde ya le agradezco su interés.

Lucrezia Di Médici.

 

La joven aristócrata dejó descansar la punta de la pluma dentro del tintero y acomodó los rizos de su cabello rubio que caían sobre sus hombros, dado la posición de escritura que siempre adoptaba. Siendo una mujer de negocios que confabulaba mediante su control de las finanzas con varios sectores de poder, muchas veces incluso rivales, sentía que era natural el desear despejarse un poco y mejor si era mediante ardid. Aquello que había deslizado como una posibilidad era en realidad lo que haría: no podía perderse las consecuencia de aquel casi ridículo plan. Dobló con suma delicadeza la carta y se la entregó a Terry, su lechuza, con el fin de que la entregara al inicio de la Feria Gastronómica Internacional.

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Daichi Shinozaki

Desde que en Ministerio Ingles comenzaron los cambios drásticos de empleo, Educación, Familias y hasta negocios, el adolescente japonés estaba planteándose la posibilidad de al menos dejar de lado su programa becario en Londres y pasar una temporada de al menos 3 meses en estados unidos pues gracias a una carta entregada por su mentora la señorita Bodrik Lockhart, el pelinegro tendría posibilidad de realizar el programa en ambos países.

 

De verdad era agradable tener a una mentora tan amable y que confiaba tanto en sus capacidades, pero a decir verdad el muchacho japonés no estaba seguro si podría permanecer en gran Bretaña con un pasaporte de estudiante y aprendiz, así que, prefería intentar buscando en Norte América una pasantía.

 

Estaba desembarcando en el aeropuerto de New York que al ser la capital de dicha nación suponía que sería el lugar adecuado para alojarse mientras conseguía el permiso de MACUSA para permanecer como pasante.

 

 

2

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Doña Conchita

La mujer se encontraba en el foodtruck, mientras sus manos trabajaban en la preparación de los antojitos, su boca seguía pregonando los bocadillos que se encargaba de vender en el camión. Hasta ahora todo estaba marchando de maravilla; un grupo de gente, entre los cuales se encontraban los organizadores del evento, habia comenzado a pedirle comida por lo que estaba ocupada llevándoles sus pedidos que iban desde tacos hasta empanadas.

 

Se encontraba en sus labores cuando un joven se acerco hasta el camión -Buenos días joven- saludo dejando notar su acento latino en cada una de las palabras -Tenemos tacos de asado, empanizado, pastor, barbacoa, suadero, tripa, lengua, maciza ¿De qué va a querer?

 

Espero a que el joven tomara su decisión, echo un rápido vista a su marido y a su hijo; desde su posición podía ver los foostrucks en donde ellos se encontraban. Su marido también habia vendido unas cuantas cosas y justo en aquellos momentos una mujer le compraba unos cuantos dulces a Pepe, hasta el momento las ventas habían sido buenas, teniendo en cuenta la cantidad de gente que había en el lugar.

 

-También tenemos tortas por si gusta, hay de asado, empanizado, cochinita, lechón, pastor- metió una empanada en la cacerola llena de aceite -Si quiere caldos, pozole o consomés también servimos.

 

Tomo una espátula, utilizándola para dar vuelta a las empanadas dentro de la cacerola. Todo estaba yendo de maravilla, en cuanto el joven le pasara sus peticiones ella comenzaría a preparar su comida. Hecho un vistazo al cielo <<Gracias a Dios hoy no esta nublado, ni hace tanto frío>> desde su llegada la señora había sufrido con las frías temperaturas características de aquella ciudad, hecho de menos los días cálidos de su país natal.

 

 

@@Syrius McGonagall

Editado por Nicole Evans Crowley

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Rumbo a la feria...


No había siquiera alcanzado a salir del departamento del local, pues Darla ya estaba llegando a casa y alcanzándome cuando estaba casi listo para salir, me giré rápido cuando sus labios ya estaban en los míos, sonreí con embobado y respondí a su saludo, -Hola mi amor, así es, es en Londres, a la altura del rió Tamesis según leí en la letra chica- guardé una parte del dinero en mi bolsillo del pantalón y otro tanto en mi chaqueta.


-La verdad es que si me tenias un poco preocupado, pero ya me contaras donde andabas ¿Verdad?- busqué un poco de dinero muggle en el cajón de la mesita de noche, siempre guardaba un poco por alguna emergencia en una cajita que había sido de unos chocolates.


Mientras que Darla se cambiaba de ropa fui a la cocina por algo para beber, lo extraño que en esos momentos Nana no estaba en la cocina, la elfina era muy raro que no estuviera ahí, observé hacía el pasillo pero ninguno de los elfos estaba visible, ¿donde se habrían metido todos?.


-Te ves preciosa- la besé con suavidad, tras eso bajamos las escaleras del departamento, Tommy como siempre ya estaba atento a lo que pudiera suceder, el sabía que mientras no estuviéramos en casa el se encargaba de los otros, además ya tenía las indicaciones de que hacer si el local era visitado por personas no deseadas, con todo el asunto ocurrido hace un par de días a la salida del banco era mejor estar prevenidos.


-¿Quieres que tomemos algún transporte muggle?, no se realmente donde nos podríamos aparecer en aquel lugar, no indica nada en el folleto y no me gustaría alertar a los muggles- en unos cuantos minutos estábamos traspasando el muro de ladrillos, y cruzando el local del caldero chorreante, la brisa Londinense nos daba en la cara cuando cerrábamos la puerta del negocio tras nosotros.


Tome la mano de mi novia mientras caminábamos en busca de un taxi que nos pudiera llevar o acercar a la dirección del folleto.




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