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Libro del Equilibrio - Zoella Triviani Yaxley


Khufu
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Deslizó el pie descalzo por la arena suavemente pero con firmeza. Giró al mismo tiempo la palma de la mano hacia el cielo y extendió el brazo con determinación. Su rostro siguió la dirección de la mano y movió acorde y lentamente su torso, manteniendo la espalda recta. Un equilibrio impecable, movimientos precisos bajo las primeras luces del alba. Respiración calmada y acompasada. Los músculos en tensión se marcaban bajo la piel curtida mientras sostenía la postura. Después de unos segundos contrajo el brazo extendido frente a su pecho y juntó ambas palmas en dirección a la luna. Presentó su vida a su diosa como lo hacía todas las madrugadas con una reverencia, antes de que la luna se perdiera en el día. Era la Diosa de la Guerra Uzza quien lo mantenía con vida. Le otorgó el más sagrado y honorable propósito: servir como guerrero a ella y a su pueblo. Su fuerza emanaba de ella y a ella volvería cuando cayera en batalla. Con la mano derecha se golpeó el pecho al grito uzza de guerra, su voz resonó en el campo de entrenamiento e hizo que las aves emprendieran el vuelo.

 

Para su edad tenía un cuerpo fuerte y una mente más fuerte aún. El secreto de un guerrero tan longevo era lograr un equilibrio entre la fuerza bruta -los hechizos, las artes de la guerra- y la cabeza -serenidad, claridad y conocimientos-. Lograr ese equilibrio llevaba tiempo, a algunos más que otros. Rodeó el campo de entrenamiento pensando en todos los guerreros a los que había visto morir jóvenes, algunos por mala suerte, otros por dejarse llevar por la locura de la sangre. Era de los pocos guerreros y humanos vivos que hubiesen visto tanta muerte. Se cruzó de brazos. La muerte y la vida, el ouroboros, el ciclo del mundo. Arrebataba vidas para entregárselas a su diosa.

 

Las primeras luces se colaron entre la alta hierba y los árboles que rodeaban el campo de arena de entrenamiento. Las antorchas estaban apagadas y la cascada resonaba a su espalda. Los muñecos de madera de práctica estaban quietos, con marcas rojas señalando órganos y arterias. Su alumna debería estar por llegar. Todavía tenía unos tiempos para sí. Cada vez que enseñaba a magos tan distintos a él, comprendía un poco mejor aquel mundo del que venían. ¿Realmente sabían mantener el equilibrio? Incluso en las artes de la guerra había opuestos, un equilibrio natural entre diferentes poderes, acciones y efectos. La naturaleza era puro caos, los humanos tienden al caos, y muy pocas veces aparece el equilibrio en sus vidas.

 

- Bienvenida joven Zoella -realmente era joven. Aunque comparado con él casi todos eran jóvenes- Soy Khufu, el guerrero Uzza que te entrenará en los poderes del Libro del Equilibrio. Espero que hayas traído todo lo necesario.

 

Remarcó la palabra entrenar. Su misión era que supiera utilizar los poderes que su pueblo recelaba, saberlos de memoria no iba a bastar en su clase y mucho menos en el mundo real.

 

- Tú das inicio al duelo y yo seguiré el ritmo que marques -le hizo un gesto para que se pusiera frente a él- Muéstrame lo que sabes y lo que desconoces. Puedes hacerme preguntas y las iré respondiendo mientras practicas. Si alguno muere, tengo el amuleto de la resurrección para que podamos continuar con nuestro pequeño encuentro. Te advierto que este sitio está encantado, poderosas fuerzas nos rodean, fuerzas de la naturaleza, por lo que a veces tendremos que defendernos de ellas si queremos salir vivos.

 

Fue claro, no estaba ahí para matar alumnos, aunque algunos merecieran morir por incompetentes. Le hizo una reverencia a su pupila después de distanciarse de ella. En su mano llevaba el anillo antiveneno, las semillas de hielo en un colgante y el amuleto de la resurrección en un bolsillo del pantalón de lino. Llevaba el torso desnudo y los pies descalzos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Normas:

  • No existen los límites de tiempo entre respuesta y respuesta. Por tanto, la regla de hechizos impactados desaparece.
  • En el tercer turno, las antorchas se encenderán para inundar el aire con el perfume de los pétalos de pensamientos. Ambos se verán afectados y deberán encontrar la solución de forma rolística -no quita acciones del duelo-.
  • Duración del duelo: Del 06 de septiembre (inclusive) al 23 de septiembre, constando de, al menos, seis rondas.
  • Nos guiaremos por las reglas de duelos existentes.
  • Hechizos: Neutrales, Graduados, y los Libros de Hechizos hasta el Libro del Equilibrio. (Con especial hincapié en este último).
  • Están prohibidos los Off. Consultas, dudas o sugerencias, al topic correspondiente.
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Recordaba a Uagadou, el colegio de magia africano. Había ido en mi curso de historia de la magia con Anne, y hoy caminando entre la antigua construcción, recordé lo que más curiosidad me había dado en aquel entonces, el hecho de que los magos aquí usaran sus manos.

 

Mi estancia hoy, en la montaña de la luna, era para cursar el libro del equilibrio, libro conocido por su gran complejidad que adentra al mago en lo más profundo de las tumultuosas corrientes de la magia y le enseña a dominarlas. Me causaba bastante curiosidad, con respecto a cada libro cursado hasta ahora y como todos tenías sus propias características únicas. Aunque sí, no era la mejor en ello, pero siempre pongo mi mayor empeño en ello, tratando de hacer la clase más grata tanto para mi como para el profesor y compañeros.

 

Hoy, por primera vez cursaría con un guerrero Uzza y me sentí extasiada por la situación, la historia de todos ellos siempre me había fascinado y hoy por fin tendría la oportunidad de encontrarme con el primero. Khufu sería quien me entrenaría en esta ocasión, y desde lejos el verle interactuar de tal manera con el aire manteniendo cada movimiento de manera prolija y perfecta, me hizo asustar y ponerme nerviosa. Era bastante temprano, y ya se podía observar los primeros rayos del alba se hacían presente conforme pasaban los minutos, las antorchas alrededor del campo de entrenamiento estaban apagadas, y a la espalda del guerrero Uzza una cascada sonaba, algunos muñecos de entrenamiento estaban a nuestro alrededor. Y cuando me decidí a acercarme escuché el saludo de Khufu seguido de su presentación.

 

Por mi parte, me encontraba vestida de manera deportiva, y en mis caderas llevaba una pequeña riñonera con los amuletos y anillos de los libros anteriores, y puestos en mi cada anillo y amuleto del actual libro. Asentí al escuchar sus indicaciones, yo comenzaría el duelo y el se adaptaría a mi ritmo, solo esperaba que no fuera un ritmo tan lento como para molestarle. Caminé hasta quedar frente a él, mientras prestaba atención a cada palabra, gesto y movimiento que realizaba, estando atenta a cada cosa por igual, me quedé pensando un poco en sus palabras "Te advierto que este sitio está encantado, poderosas fuerzas nos rodean, fuerzas de la naturaleza, por lo que a veces tendremos que defendernos de ellas si queremos salir vivos" debía mantenerme alerta de nuestro entorno, pero sobretodo no descuidar el hecho de que debo hacer uso de los hechizos pertinentes.

 

Imitando su reverencia, me alejé unos dos metros de él y saqué mi varita mientras estiraba mi cuello - ​Gracias por la bienvenida, de una prefiero advertirle de mi poca destreza en cuanto a duelos y hechizos, pero tenga por seguro de que daré la talla, o bueno lo intentaré - confesé, mientras pensaba mi siguiente movimiento.

 

Flechas de Fuego, pensé como primera acción. A sabiendas de que invocaría una andanada de filamentos de fuego en su dirección, filamentos que le incendiarían la piel y producirían heridas sangrantes a lo largo de su pecho, fuego que debería de apagar inmediatamente y posterior a ello curar su heridas y que no fueran estas permanentes, pretendía tener determinación con cada movimiento, y poner en practica cada critica que el guerrero me diera.

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- Lo importante es intentar y no quedarse quieto - Khufu estaba aprendido a comunicarse mejor con las personas y dejar de ser solitario. Los años habían venido con cierta carga para el guerrero y eso lo había hecho ser una persona cerrada. Estaba allí para enseñar sus conocimientos aunque solo a los mejores alumnos o aquellos que estaban mejor preparados para acceder. Al menos no estaba en una clase del Libro de los Ancestros en donde la exigencia era mucho mayor.

 

- Salvaguarda Mágica - Las palabras que unos segundos antes pensó fueron las mismas que evitaron que las flechas de fuego le impactaran y lo quemaran de una forma muy grave - Esa ha sido una elección interesante para empezar - Entendía que la mujer estaba dispuesta a intentarlo aunque eso significara morir. Khufu estaba listo para atacar y esperaba que eso no le quitara los ánimos a Zoella, en cambio esperaba que la pudiera motivar más.

 

- Cinaede - El veneno se encargaría de generarle graves consecuencias si no lo evitaba. Khufu era un guerrero bastante poderoso y no sería algo bueno para ella si lograba ingresar en sus vías respiratorias pero tenía que llevarla al límite para hacerla aprender y mejorar sus habilidades en los duelos. Al menos eso sería necesario para continuar su aprendizaje y tal vez encontrarse de nuevo con el guerrero en la clase del Libro de los Ancestros.

 

- Gran lugar - La paz que le inspiraba el lugar en el que estaban era muy agradable y le hacía sentir seguro.

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Y justo cuando los filamentos de fuego se acercaron a su cuerpo, hizo uso de aquel hechizo del libro de la fortaleza, ese hechizo que lo volvió intangible y por tanto los filamentos pasaron por su cuerpo sin siquiera herirlo. Me mantuve atenta, a la espera pero sin bajar la guardia de lo que nos rodeaba, en cualquier momento empezaría cualquier ataque de lo que tuviéramos a nuestro alrededor, y debíamos ir contra ellos. Me moví un poco sobre mis pies esperando su siguiente acción.

 

Y en cuanto lo vi que iba a pronunciar algo lo pensé Maldición aquel conjuro que causaría que todo lo que hiciera terminara mal y que cada palabra que pronunciara contra mi saliera incorrecto. Y así, el hechizo que quería lanzar salió como una derivación ridícula del original, reprimí una risa y apreté mi varita otra vez, maquinando mi próximo movimiento.

 

Asentí ante sus palabras sobre el lugar, levanté mi varita y en mi mente pronuncié Arena de Hechicero, los huesos de un mago muerto gracias al fuego maldito irían directo a sus ojos, imposibilitando su visión durante dos turnos, dándome algo más de tiempo para pensar que otra cosa usar y así observar con más precisión el exterior.

 

@Khufu

Editado por Zoella Triviani Yaxley

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- Impresionante - Estaba acostumbrado a esperar lo mejor de sus alumnos dado que era el guerrero encargado de enseñar el Libro de los Ancestros, uno de los libros para magos más poderosos. Sin embargo, no esperaba encontrar una alumna que pudiera manejar la magia uzza de esa manera y que lo intentara tanto como lo estaba haciendo su aprendiz de dicho momento. Podía sentir sus ganas de aprender y de utilizar los hechizos.

 

Había logrado evitar que su hechizo saliera y no solo eso, también lo había logrado dejar ciego pero todo tenía un costo y Khufu se lo haría pagar muy caro - Cinaede - No podría hacer nada para evitarlo así que justo después de realizar la arena del hechicero quedó recubierta por una nube de un gas venenoso que se encargaría de llevarla a la muerte lentamente debido a la cantidad de daño que Khufu podía generarle gracias a su poder mágico.

 

- Morphos - No estaba acostumbrado a utilizar magia no uzza pero tampoco deseaba darle más problemas de los que ya tenía. La parte superior de la ropa deportiva de la mujer comenzó a cambiar lentamente hasta convertirse en una serpiente venenosa que deseaba morderla para inyectar todo su veneno y contribuir aún más con el daño que ya le estaba generando el gas invocado por el guerrero unos segundos antes.

 

- Esto será suficiente para entretenerla - Permanecía callado más que para decir los hechizos, pero en su mente estaba anotando todo lo que observaba para poder definir si era o no suficiente lo que estaba realizando para continuar en el proceso de aprendizaje del Libro del Equilibrio.

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Y ahí, Khufu lanzando nuevamente aquel efecto que se convirtió en un gas imperceptible a la vista pero no al olfato. Dicho gas se internó en mis vías respiratorias, poco a poco podía sentir como la garganta se me cerraba y respirar era más doloroso a cada segundo. Aún con la conciencia por la falta de aire que me quedaba lo vi que comenzaba a pronunciar su siguiente hechizo y cerrando mis ojos pensé en Maldición y terminó diciendo "Morphanofo".

 

Y ahí tenía un poco de tiempo para recomponerme. Pensé inmediatamente en un Anapneo, que despejó mis vías aéreas del gas que me había acorralado. Poco a poco mi garganta comenzó a retomar e aire pero de forma dolorosa. Ahí en ese momento recordé y pensé en un Curación para comenzarme a curar las heridas en mi tracto respiratorio.

 

Me incorporé un poco, lista para seguir con el duelo, pero de las antorchas se encendió un fuego que desprendido un rico perfume que por segundos me desconcentro. Al parpadear sentí cierto mareo en mi cuerpo y pasé mi mano por mi cara intentando apaciguar la sensación de hormigueo que sentía en mi rostro. Al ver mis manos, estas estaban arremolinadas, las moví rápidamente y seguía, así. Llevé mi vista hasta Khufu, quien ante mis ojos bailaba al estilo irlandés.

 

Refregué nuevamente mi cara, aquel perfume no era más que de pétalos del pensamiento. Quise actuar, pero cuando me di cuenta caminaba hasta quedar a unos pocos centímetros del guerrero Uzza y acto seguido mi mente comenzó a hablarle - Señor Khufu, debemos ponernos los Anillos Antiveneno, pero usted pongamelo y yo se lo pongo. Así terminamos este duelo en santo matrimonio - Y terminé riéndome de aquellas palabras pero no cumpliendolas. Tomé yo misma mi mano, pronuncié un fuerte acepto y me coloqué el Anillos antiveneno activandolo en cuanto lo tuve puesto del todo. Sentí los efectos desaparecer y a percatarme de donde estaba y o que había dicho simplemente me alejé en silencio hasta donde minutos atrás estaba.

 

@Khufu

Editado por Zoella Triviani Yaxley

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Khufu seguía sin poder ver adecuadamente debido a los efectos de la arena del hechicero pero sabía que no tenía que preocuparse por ello mientras pudiera seguir usando hechizos uzza del tipo efecto - Esto sé cómo debo resolverlo - Era uno de los guerreros uzza y claramente sabía cómo manejar las consecuencias de los hechizos del Libro del Equilibrio, así que esperaría a que el efecto del mismo se terminara sin tener que hacer mucho más.

 

- Cinaede - Un nuevo efecto comenzó a rodear a la mujer. Estaba aún recuperándose de los efectos del primero. Justo cuando estaba haciendo el anapneo ya tenía de nuevo el gas a su alrededor para producirle de nuevo los mismo efectos. Khufu no le daría espera de nada y esperaba que pudiera defenderse con todo lo que tuviera a su disposición e incluso intentar atacarlo de la misma manera que él estaba haciendo con ella.

 

- Morphos - Su necesidad por usar efectos se mantenía así que se limitó a intentar por segunda vez que la parte superior de la ropa de su alumna se convirtiera en una serpiente venenosa con un veneno mortal. La misma tendría como objetivo morderla para permitir que el veneno de ella ingrese en su sistema y tal vez hacerla colapsar en pocos minutos.

 

- Menos mal tengo el anillo antiveneno - Khufu sabía bastante bien lo que ocurriría así que había decidido ponerse su anillo antes de dar inicio al duelo. El gas producido por los pétalos del pensamiento no pudo ingresar a su sistema respiratorio gracias al anillo que llevaba en su mano.

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El Uzza venía con todo, y ya el efecto de los pétalos había pasado junto al perfume que el viento se había encargado de alejar. Debía curarme pronto las vías respiratorias pero esperaría a ver que lanzaría y yo actuar seguido de él. El duelo se estaba tornando tedioso y ya me sentía ansiosa por saber como resultaría todo. Mi garganta comenzaba a contraerse, había lanzado nuevamente el efecto y comenzaba a faltarme el aire cuando escuché pronunciar su siguiente hechizo. Levanté mi varita en su dirección y con una floritura lancé yo mi hechizo.

 

- Cinaede - Pronuncié con el poco aire que me quedaba, el efecto en su cuerpo sería inmediato, una nube gaseosa imperceptible a la vista se comenzaría a extender a su alrededor, y en el acto penetraría sus vías aéreas, cortándolas para pasar a su torrente sanguíneo, detendría su sistema nervioso causando finalmente su muerte. De la misma forma en la que mi hechizo surgía efecto, mi blusa cambio de forma a una serpiente que posteriormente cayó al suelo, enrollándose en su cola sobre la tierra. Levanté mi pie y la pise fuertemente en la cabeza, matándola y regresando a su forma original, mi blusa ensuciada.

 

Cerré mis ojos y me concentré, pensando en un Anapneo que me despejó inmediatamente las vías respiratorias permitiéndome volver a respirar, pero nuevamente debía curarme. A mis pulmones volvió el aire de manera dolorosa, pero no me rendiría, no aún.

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- Bien jugado pero no suficiente - Zoella logró invocar adecuadamente un Cinaede pero Khufu había recuperado su visión en dicho momento. Además, en el proceso de pisar la serpiente la misma logró picarla en el tobillo y ahora el veneno de la misma estaba empezando a recorrer su cuerpo. Había dejado pasar segundo valiosos en dicho instante y el guerrero no le dejaría fácil su tarea. Tenía aún un par de curaciones que realizar para sobrevivir pero no tendría que lidiar solo con eso.

 

- Flechas de Fuego - Khufu había recuperado los ojos y por ende la capacidad de ubicarla geográficamente así que no dudó ni un solo momento en cuál sería el siguiente ataque. La mujer sufriría quemaduras muy serias si no hacía algo para evitarlo. Además, empezaría a perder mucha sangre a consecuencia de las heridas generadas por el fuego del guerrero.

 

- Anapneo - Suspiró aliviado al saber que el gas invocado por su aprendiz no seguiría haciendo efecto en sus vías respiratorias y que no tendría que preocuparse por morir en dicho lugar. No era la forma más decorosa para que un guerrero uzza muriera y no quería perder su honor, al menos no de dicha manera.

 

 

OFF:

 

Puedes pisar a la serpiente pero suponer que ella no hace nada es muy forzado. La serpiente igual te alcanza a picar.

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El guerrero había recuperado ya su vista pero debía de despejar inmediatamente sus vías respiratorias. El tiempo había pasado por sobre nosotros sin darnos cuenta, mientras ambos estábamos totalmente enfrascados en la clase, su siguiente movimiento fue lanzar los filamentos desde la punta de su varita y yo al mismo tiempo que estas salían desprendidas pensé en un salvaguarda mágica, para hacerme totalmente intangible ante su invocación, ocasionando que los filamentos de fuego me traspasaran sin causarme daño alguno.

 

Aproveché el tiempo en el que Khufu se despejaba las vías respiratorias para usar para curarme que corría por de mi cuerpo. - Morphos - susurré mientras señalaba a mi zapato, el calzado se convirtió en un bezoar que tomé entre mis manos para comer. El mismo absorbería todo veneno de mi cuerpo, sin embargo, aún mantenía las heridas de mi garganta, heridas que poco a poco seguían sangrando, haciéndome comenzara vomitar y posteriormente dejarme caer al suelo con el peso de mi cuerpo. Muriendo al segundo.

Editado por Zoella Triviani Yaxley

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