Mundos paralelos

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Realmente mi yo interior estaba muerto de la risa. Es que no se...tenia fascinacion de ver ese gesto de enojo en las chicas y mas si eran por celos. Ahhh, puede que sonara raro pero enojadas es cuando mas magnetismo y potencia emanaba una mujer y uno podia tener una magnitud de la intensidad con la que podia vivir la vida. Claro no es que me gustase tenerlas todo el tiempo enojadas...porque se amargan y ahi lo que empezo siendo bueno pasa a ser algo malo......muy malo e indeseado. Increible..la finas lineas con las que coquetea uno en el ambito interpersonal.

 

-Ahhh mi nombre es Xena- dije sonriendo al chico..mientras sujetaba mas su brazo- antes era Sean..Sean Linmer pero uno tiene que adaptarse a lo que el azar mande. -claro ahora respondiendo al exabrupto de jeremya sobre que no eramos amigos- No...esta dama y yo no hemos sido amigas (era evidente mi interaccion con Jeremy habia sido con su yo masculino)...pero si hemos hecho algun que otro negocio..digamos que pasamos a un termino de conocidos lejanos. -Eso si tome nota del negocio...si saliamos de esta sin lugar a dudas pasaria por alla....

 

Y ahora regresando al tema en cuestion..el maletin. Mucho paso en poco tiempo, mi colega celosa trato de abrirlo....y claro, tenia proteccion. Ante tanto calor se asusto y el mancebo como caballero de brillante armadura fue a protegerla entre sus musculosos brazos y pecho desnudo...sin lugar a dudas jeremya estaria encantada. Sin mas me acerque y me arrodille ante el maletin.

 

-Al parecer reacciona ante aquellos que no sean su dueño que intenten abrirlo- dije admitiendo lo obvio..aunque congelarlo pareceria extremo- Por mi congelalo...

 

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[Tauro M.]

La chica nueva tenía nombre: Xena, que le recordaba a un personaje fuerte, una guerrera, de un fuerte carácter y una personalidad sin nada que envidiarle al más encantador de los hombres. Xena confirmó que Jeremya y ella no tenían relación alguna, al menos no tan cercana como para hacerse llamar amigas y la verdad dudaba que al final del día volvieran a hablarse.

 

Tauroboy estuvo de acuerdo con las conclusiones de Xena respecto al maletín, el que sea que lo hubiese diseñado se había asegurado de colocar un hechizo protector contra miradas indiscretas y aunque sus intenciones no eran malas, lo que sea que resguardara debía ser tan importante como para que alguien se hubiese tomado tantas molestias.

 

- De todos modos no perdemos nada con intentarlo. Por favor, aléjense -en actitud protectora, el peliazul apartó de manera delicada a la mujer que estaba arrodillada frente al maletín y se aseguró de que Jeremya quedara detrás de él. Sacó su varita y haciendo uso de los hechizos aprendidos con los Uzza, se dispuso a congelarlo hasta las últimas con ayuda de las Semillas de Hielo. Como era de esperarse el maletín empezó a enfriarse, haciendo posible que lo tocaran en caso tal de que alguno se hubiese atrevido, pero aun era muy riesgoso. Siguió haciendo aquello por varios minutos más y cuando estuvo seguro se detuvo.

 

- Bien, ¿ahora quién quiere romperlo?

[Jeremy Triviani]

Jeremya grito cuando Tauroboy la salvó de prenderse fuego. Bueno, no tan así, pero ella lo sintió como si su carne estuvo al borde de derretirse. El pecho le subía y bajaba con rapidez, por la conmoción que le había dado estar al borde de la muerte. No se imaginaba morir atrapada en esa realidad, siendo una mujer. Los brazos musculosos que la rodearon eran firmes, apoyó apenas su cabeza sobre el pecho desnudo que la protegía de la explosión.

 

Quiso demorarse ahí un poco más, pero Xena estaba impaciente por investigar el maldito maletín. Suspiro mientras la escuchaba con su parloteo sobre la protección del objeto. Otra vez tuvo ganas de meterle un golpe en su perfecta nariz para que sangrara un rato. Pero no había tiempo ni hasta para eso. Las emociones desconocidas que estaba sintiendo en aquel extraño cuerpo, la llevaban camino a la histeria. Tauroboy no dudo en acercarse con cuidado a la valija.

 

-Congelarlo estaría bien, pero creo que deberiam…-no pudo terminar la respuesta sobre el maletín porque Xena la interrumpió con observaciones y solo pudo mirarla con vehemencia queriendo que de sus ojos salieran rayos láser para fundirla con el suelo. Se cruzó de brazos a la espera que terminaran su “charla personal”. Estaba casi ni prestándoles atención, fingiendo desinterés, hasta que en un pestañeo, vio las manos del peliazul sobre la mujerzuela, ayudándole a levantarse. Estaba por protestar pero también vio que el hombre se colocó delante de ella para protegerla mientras usaba las semillas de hielo.

 

-Yo lo haré -Se apresuró a decir apuntando con la varita, para que Xena no se le adelantara- ¡Confringo!

 

El rayo rosa impacto en el objeto haciendo una explosión que solo araño la parte de arriba del material con el que estaba hecho el objeto. Por las pequeñas hendiduras parecía empezar a salir un líquido espeso de color oscuro que empezó a manchar el suelo.

 

-¡Noooo! -Gritó nerviosa una señora, que Jeremya reconoció a simple vista como la mujer que les había pedido que salieran por la otra puerta - Si lo rompen jamás saldrán de esta realidad. Es la fuente de pod… -Un hombre apareció corriendo directamente hacia la mujer, a la cual agarró de la cintura antes de desaparecer frente a los ojos del trío.

 

 

 

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[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Y ahora todo pasaba muy rapido, tal vez demasiado. Claro lo que parece que no variaba era el temperamento hormonado de Jeremya que lanzaba cada miradas a mi persona que parecian querer desintegrarme al momento. Oye y eso que el mozo apenas si me habia ayudado a levantarme, imaginate tu si me hubiese llegado a tomar en sus brazos para llevarme en ellos a un lugar mas comodo. De seguro seguro Jeremya, que parecia estar en esos dias, hubeiese tenido un derretimiento de cerebro por tanta sangre caliente en el por el enojo. Pero dejando eso a un lado, aunque no por mucho tiempo pues ya me encargaria yo de molestar a la celosa de Jeremya, el plan parecia funcionar....hasta que...

 

Si, sin lugar a dudas o habiamos perdido la nocion de mantenernos a buen resguardo o estabamos chocheando, pues a medida que ya estabamos por saber el contenido del maletin se aparecio tal vez demasiado cerca la misma mujer que nos habia mandado a cruzar la puerta trasgenero, para acto seguido (y despues de decir ciertas palabras bien interesantes) un hombre llevarsela ante de nuestros ojos. Un secuestro delante de nuestras narices y nadie habia lanzado no se...un desmaius???. Pobre mujer secuestrada...aunque todo tenia su lado bueno al cargarla creo que le habia visto parte de sus posadera :perv: .

 

Asi que despues de perder otra pista solo quedaba usar lo que teniamos a mano. Saque la varita para apunta al descosido del maletin -Reparo- dije en voz baja para ver como el arañazo desaparecia dejando el maletin intacto. Despues solo fue inclinarme y en un pose bien visible para los ojos de el fortachon(Tau) sacar de entre el sosten que custodiaba mi exuberante delantera un frasquito de cristal. Que lleve al suelo tomando una pizca del liquido que se habia derramado. Que conste que el frasquito lo tenia en el sobretodo que llevaba mi yo masculino. Ahora como chica no tenia bolsillos donde guardarlos...y entre mis....proporcionados melones si habia espacio y sujecion.

 

-Bien, alguien conoce a algun especialista en pociones o liquidos raros???

 

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[Kiyotaka Ayanokouji]

(Sherock Mujer: https://i.ytimg.com/vi/CV821okk-3I/maxresdefault.jpg)

 

La bruja se encontraba corriendo en ese extraño mundo, ella solo se había presentado en ese evento para cubrir la noticia, tomar un par de fotos y llevarlo al profeta... pero lo siguiente que recordaba era el estar corriendo en lo que parecia una especie de deja vu ya que en su memoria, recordaba un mundo igual en una de sus clases de la academia... pero en ese momento se habia convertido en una chica digna de la portada del conejito...

 

--AYUDAAAA!!! AAAAH UN HOMBRE!!--

 

Decía la bruja que parecía drag queen al momento de ver a tauroboy (@) y sin pensarlo dos veces se aferro a su brazote bastante temblorosa.

 

--Ayudame guapo, una cosa rara esta alla y me viene siguiendo!!.--

[Tauro M.]

Tauroboy estaba casi seguro que cuando Jeremya lanzó el confringo, imaginaba que el maletín era la cabeza de Xena. La explosión logró despeinarle el cabello y unos restos fueron a chocar en su pecho, quizás si debía ponerse una camisa o algo para cubrirse, pero es que nunca antes había sentido la libertad de ir con el torso desnudo y que eso se considerara como lo más normal del mundo. Notó que los pantalones le apretaban y con disimulo se acomodó algo en la entrepierna. «Mucho mejor». Fue lo que pensó, sintiéndose avergonzado pues no sabía qué le había provocado esa reacción o tal vez sí.

 

En eso una mujer ya conocida por el grupo se acerca con expresión alarmante.

 

— ¡No nos vaya a querer quitar el maletín ahora! Justo cuando... —detrás de ella, un hombre que no reconoce, corre con serias intenciones de no dejarla terminar la frase y efectivamente eso es lo que hace. Ante la mirada estupefacta de los tres, el sujeto toma de manera brusca la cintura de la mujer y con la otra le tapa la boca, para entonces desaparecer sin que nadie pudiera evitarlo.

 

Es Xena la que toma la delantera en esta ocasión, inclinándose delante de Tauroboy, exponiendo su gran parte delantera al punto de que casi lo roza. Él intenta mirar hacia otro lado, pensar incluso en otra cosa. Ahora que lo piensa ser hombre no es tan fácil, en especial en ese tipo de situaciones cuando no puedes ocultar la emoción de cierto amigo.

 

— Yo... —intenta decir que él era un experto en pociones, pero no puede. En un movimiento brusco se puso de espaldas a Xena, para encontrarse de frente con la mirada furiosa de Jeremya —Te juro que no es lo que parece —alcanza a decir, pero sus disculpas se ven interrumpidas por la llegada de una nueva mujer, que por si fuera poco se sujeta del brazo de él, cual damisela en peligro y él por supuesto no hace otra cosa sino sostenerla.

 

— ¿Donde? ¿Quién te persigue? ¿Estás bien?

 

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[Kiyotaka Ayanokouji]

--No... no lo se... era grande... iba en dos patas... sus brazos eran como dos espadas... muy grande... yo... este... lo siento...--

 

Decía la bruja separándose del grandote al ver que muchas mujeres se encontraban aferrados a el... cosa que la hizo incomodarse un poco al punto de sonrojarse...

 

--creo... Que lo perdí... pero, pero Donde... Estamos?... yo solo recuerdo haber tomado unas fotos y de pronto aparecí en este sitio... @--

 

Le decía mientras miraba a su alrededor... Con algo de miedo.

[Tauro M.]

La descripción dada por la nueva señorita era demasiado confusa, era difícil decir si estaba hablando de una persona o de un animal, o quizás ambos, pero Tauroboy no la juzgó ni llevó la contraria, ya que por el susto a veces el cerebro te traiciona haciéndote pensar cosas que realmente no están ahí o sucedieron, también como mecanismo de defensa altera los recuerdos y mezcla los eventos.

 

— ¿Que donde estamos? —esa sí que era una excelente pregunta, complicada de responder —Pues intuimos que estamos en nuestro mundo, pero en una realidad alterna. ¿Me explico? —ni él mismo le encontraba sentido —Al parecer todo sigue igual, excepto por nuestros cuerpos, no sabemos si estamos atrapados o estamos alucinando. Como yo lo veo podría estar ocurriendo cualquier cosa —suspiró —Así que respondiendo a tu pregunta, estamos en cualquier lado.

 

— Por cierto, ¿tienes nombre? Cualquiera de los dos me viene bien —dijo haciendo referencia a su verdadero ''yo''. —Y sobre las fotos, ¿alguien te contrató para tomarlas? —de ser así estaba interesado en saber más sobre esa persona.

 

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[Kiyotaka Ayanokouji]

El mago su. Seguía un poco en shock por todo lo sucedido... Pero las palabras del chico por un momento hicieron que se planteará seriamente en donde estaban... Será acaso que la cosa esa que vio sea producto de su imaginación?... Todo eso será verdad?... Pero nuevamente las palabras del mago hizo que la chica saliera de sus pensamientos...

 

-- ya veo... Pero en todo el rato que llevo aquí no eh visto ningún animal... Usted si?--

 

Decía la bruja mientras seguía mirando a su alrededor... Pero esa última pregunta del mago le cayó como un balde de agua fría... Sus fotografías...

 

--lo siento no puedo responder a esa pregunta... Solamente puedo decir que me pagaron muy bien por cubrir ese evento... ahora... Que tiene de especial ese maletín?--

 

Decía la bruja mientras señalaba el maletín...

[Jeremy Triviani]

Jeremya no podía controlar los celos atroces que le daba la desgraciada de Xena. ¡¡Tan perfecta iba a ser!! La furia que sentía ya sobrepasaba el límite de lo normal. Ni ella misma entendía porque celaba a Tauroboy, si no eran más que conocidos íntimos. ¿Sería eso? Pues siendo hombre no tenía reacciones tan virulentas. ¿O sí? No podía responder nada con coherencia en esos momentos. La mano empezó a picarle con las ganas que tenía de darle un bofetón a la descarada mujer que se insinuaba constantemente. Hasta se fijó que tenía uñas bien cuidada como para arrancarle los ojos de raíz si seguía mirando así a su hombre.

 

-¡Podrías ser un poco más decente! -Le gritó a Xena en el momento que Tauroboy se daba vuelta para decirle que podía explicarlo. Le bastó bajar un poco la mirada hasta su pantalón para saber de qué estaba hablando -¿Cómo puedes hacerme esto? -Gritó en medio de la calle, mientras los ojos se le llenaban de lágrima.

 

Otra bendita mujer apareció como si regalaran perfumes gratis, y no contenta con interrumpir la escena, tocó al hombre como si fuera un trofeo. ¿No lo era? Jeremya volvía a tener competencia. Pero esta vez, la mujer no era tan provocadora, estaba perdida y deliraba sobre algo. No quiso escucharla. Se cruzó de brazos dedicándose a mirar alrededor todo lo que no fuera el peliazul y sus dos mujeres.

 

-No te diremos nada, si tu no nos dices quien te pago las fotos -Respondió a la otra mujer que aún no tenía nombre - ¿Nos tomas por idi***s? ¿Quién eres y quien te paga para estar aquí? ¿Acaso eres uno de ellos? -Lo atacó a preguntas mirándola furiosa y eso que había pensado ignorarlos toda la tarde a los tres. Era evidente que no podía confiar ni en ella misma.