Mundos paralelos

[Jeremy Triviani]

Los sentimientos de Jeremya eran como un electrocardiograma de alguien con taquicardia. Estaba completamente absorta en los ojos azules del mago, en su barba del mismo color y hasta en sus bellos movimientos que despedían masculinidad a cada segundo. Las palabras de él, calaron hondo en su corazón. ¿Como había podido vivir toda vi vida sin que él estuviera en ella? Ya ni le molestaba Xena, que parecía haber comprendido que ese hombre era suyo y se había puesto a investigar la muestra de la maleta que los había llevado hasta ahí.

 

-Si -Lo miro sonrojada - si lo siento -Agrego cuando Tauroboy le puso la mano suya de uñas cuidadas y pintadas sobre sus pectorales. El corazón estaba enloquecido y el de ella acoplo al mismo ritmo. Realmente sentía que necesitaban un cuarto cuarto. No era prudente tener relaciones en aquella realidad, pero no había nada que le dijera que fuera un error. Sentía que las cosas debían ser así. Ella había nacido para él y él para ella.

 

-Vamos a descansar...-Propusó tirando de su mano para que la lleve hasta el fin del mundo - llévame contigo para siempre -Susurró con el corazón en los ojos totalmente enamorada.

 

 

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[Tauro M.]

Xena optó por el papel de ciudadana preocupada por lo que podría pasar con su futuro y la verdad Tauroboy no le vio ningún inconveniente a ello, ni siquiera la iba a intentar detener o decirle que él también quería participar, no ahora, no en este preciso momento en el que Jeremya le proponía perderse juntos en un cuarto donde los dos pudieran estar a solas y para por fin darle rienda suelta a esa pasión desenfrenada que sentían el uno por el otro.

 

-- Nos vemos en un rato, Xena --mintió descarado. Tomó la mano de su amada Jeremya, con el corazón latiéndole a mil, igual que su amigo el de abajo. Juntos llegaron hasta la puerta y de repente el mundo se estremeció. La sacudida que sintieron fue parecida a la de un terremoto, solo que duró apenas unos cuantos segundos. El peli-azul miró hacia todos lados, preguntándose si había sido el único, porque de lo contrario lo atribuiría al golpe que se dio antes en la cabeza cuando cayó desmayado, preso de un sueño profundo.

 

-- Jeremya... ¿Estás bien? --preguntó cuidadoso, no quería que su imagen de macho protector se viera dañada por sus dudas.

 

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[Jeremy Triviani]

-Nos vemos, Xena -Dijo con tono de burla, secundando el saludo de Tauroboys.

 

Estaba tan feliz por llevarse el premio a su cuarto, que los ojos se le llenaron de nuevas lagrimas... pero esta vez de felicidad. Estaban saliendo al pasillo de la hostería con rumbo a otra habitación cuando un sacudon desde el suelo los hizo estremecerse. ¿Que había sido eso? Jeremya ya no sentía ganas de llorar, ahora su desbocado corazón era por otra cosa. Gritos y corridas en los pisos inferiores les hicieron notar que algo estaba mal... bueno, peor de lo que estaba antes.

 

-Estoy bien -Respondió apretando la mano del hombre con cariño - ¿Los escuchas?

 

Busco su varita para tenerla a mano en caso de necesitarla. Miro al peliazul y asintió en mutuo acuerdo. Ya no iban a ir hacia un cuarto a revolcarse como tanto querían, primero debían de ver que estaba pasando abajo. El ascensor estaba fuera de servicio por lo que las escaleras fueron la mejor opción para los magos. Cada piso que bajaban podían ver las pertenencia de las personas tiradas en el suelo. Aunque extrañamente la mayoría de las cosas eran prendas de vestir, varitas mágicas y zapatos de todos los tamaños.

 

-No entiendo que pasa, ya no se escuchan gritos -Comentó cuando noto que los tambores que escuchaba era su propio corazón retumbando en sus oídos por el miedo. ´Lo que vieron en la recepción dejo de piedra a la bruja, que rápidamente dejo de agarrar la mano del mago para cubrirse la boca.

 

La delicada alfombra de bienvenida estaba lleno de bebes durmiendo. Alguna falla en la realidad ahora había producido un retroceso en el tiempo sobre la mayor parte de las personas del hotel.

 

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Editado 2 de Diciembre del 2019 por Jeremy Askar Triviani

[Tauro M.]

Al principio no escuchó nada, agudizó el oido para saber de qué hablaba Jeremya, que se veía convencida de haber escuchado algo. La imitó al buscar la varita, la otra, la que lo ayudaría a defenderse del peligro, porque mientras tanto la otra tenía que seguir permaneciendo oculta ya que sus intentos de usarla habían quedado pospuestas para quién sabe cuando, probablemente nunca, pero ahora tenía que pensar en otras cosas, antes de que terminara de perder la cabeza (cualquiera de las dos).

 

Descendieron juntos por la escalera siguiendo los sonidos de los que hablaba Jeremya y en el camino encontraron varios objetos esparcidos por el suelo de forma descuidada. Lo más inquietante es que ninguno de los poseedores de las prendas y varitas se encontraba por allí, por lo que la opción de un posible robo estaba siendo descartada.

 

-- No lo sé, es todo muy raro --concordó con la bruja. Llegaron hasta la recepción y lo que se encontraron allí los dejó sin habla. Intercambió miradas con Jeremya, oh, lo que le encantaba perderse en sus ojos, pero de inmediato volvió a la horrible realidad que les esperaba si no hacian algo pronto.

 

-- Cada vez es peor. Necesitamos salir de aquí como sea. Vamos por Xena, al parecer ella si estaba centrada en buscar una solución --admitió sin culpa --Vamos a salir de esta, te lo juro --afirmó, tomando ambas manos de la mujer sin dejar de mirarla a los ojos.

 

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[Hayame Snape Potter Black]

En el universo original, algo tarde quizás...

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-Porqué no me dejaste saber acerca de esto?

Su reclamo no iba dirigido al elfo doméstico de la casa que en aquellos momentos parecía retroceder levemente ante la mirada acusadora de la bruja que movía aquel panfleto enfrente de ellos; en aquellos momentos la mujer observaba al hombre que vivía en aquella pequeña casa muggle con ella y que en esos momentos leía el periódico con un gesto de sentirse bastante aburrido por tener que verse encerrado todavía sin permiso de estirar las piernas apropiadamente.

Las risas de un pequeño niño se escucharon en el piso superior, evidentemente se sentía bastante divertido con lo que ocurría con sus padres

-A mi me parecieron un grupo de religiosos y no veo motivo por el cuál querrías eso en tu vida... no lo necesitas

Respondió secamente el hombre y la bruja pelirroja alzó la mirada, levemente fastidiada para luego, bufar y ver nuevamente aquel panfleto, entornando los ojos

-Ideas para darle esperanza a las personas... quien sabe si también estarían engañando muggles... uno nunca sabe... -comenzó a decir la bruja despacio y el hombre detuvo su lectura del periódico para verla de lado y dejar escapar lo que parecía una risa burlona y despectiva por la actitud de la mujer

-En verdad usarás eso de excusa para investigar?

Le dijo y entonces la vampiro se colocó bien la capa y observó la dirección escrita en el papel

-Bueno... últimamente el trabajo está muy tranquilo y comienzo a aburrirme -dijo y le vió de lado para luego, levantar una ceja -iré a esta dirección... quieres venir?... sé que no te gusta trabajar de asistente ni estás hecho para eso... pero es un poco de acción quizás para mí y una forma en que me ayudes con tu inteligencia... y estires las piernas. Vamos, podrás salir y te prometo que si encontramos algo interesante haré la vista gorda para que te lleves cualquier cosa que pueda servirte en un experimento... últimamente, todas las cosas se pierden...

Se encogió de hombros y el hombre gruñó para luego, cerrar el periódico de golpe y ponerse de pie

Tenía un presentimiento fastidioso de que todo aquello, era una pésima idea...

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[Tauro M.]

En el Universo original, buscando nuevas víctimas.

 

Los miembros de la secta no descansaban en la tarea de seguir reclutando ingenuos, personas que les creyeran todas sus mentiras o al menos acudieran por mera curiosidad, cualquiera de las dos funcionaba. Los panfletos arrojaban los resultados, pero aun así no era suficiente, los primeros experimentos estaban saliendo mal y ahora además de cambiarles el sexo a las víctimas, los estaba convirtiendo en bebés y eso al parecer se debía a que poco a poco se iban olvidando de quiénes eran y eso no sería problema si al menos tuvieran a un solo adulto en esa realidad, encargado de reeducar a los nuevos nonatos, de sembrar en sus cabezas las ideas que tenían ellos para así moldear a la sociedad a su antojo.

 

-- Ohh, bienvenidos, pasen, el orador está a punto de empezar --indicó el hombre cuando vio a una pareja acercarse, seguida de otras tres personas más --Cualquier pregunta que tengan se responde dentro de la casa, pero no lo interrumpan, solo al final es que pueden hablar. Sigan, adelante --el que los recibía era de lo más formal que pudieran encontrar, no había nada en él que lanzara una señal de alarma y sin embargo, específicamente él era un maestro en el arte de la manipulación.

[Jeremy Triviani]

-¡Son bebes! -Dijo con voz elevada Jeremya impresionada con la visión. Estaba en shock de nuevo. Volvió a mirar a Tauroboy y a repetirle pero con mucha mas calma -Son bebes...

 

Lo eran. Habia mas de 30 bebes en el suelo dormidos sobre sus ropas de grandes. Como si los hubiera agarrado de sorpresa el cambio de edad a mitad de la corrida a la salida. ¿Y si todos se convertían en personas recién nacidas? Jeremya quiso llorar, busco con su mano la del peliazul, tocando toda su masculinidad a su paso, hasta que dio con la manaza del hombre. Luego lo arrastro con ella por las escaleras, volviendo a donde estaba Xena. La mente de la rubia solo repetía "Que no este convertida en bebe, que no este convertida en bebe" como rezando para que su enemiga numero uno, no hubiera caído en aquella desgracia. No podía imaginarse a una lactante mas insoportable.

 

-Tengo miedo... -Confesó deteniéndose en la puerta de la habitación, sin querer entrar. La vulnerabilidad había vuelto. Se sentía desprotegida contra una magia tan poderosa como aquella - ¿Y si Xena se convirtió? -Expresò al fin su miedo, lanzándose a los brazos de Tauroboy para llorar desconsolada -No quiero criarla. Ella se portara mal. Sabes que me odia.

 

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Editado 3 de Diciembre del 2019 por Jeremy Askar Triviani

[Tauro M.]

Tauroboy no se alcanzaba a imaginar a Xena en forma de bebé y era seguro que de ser así era Jeremya quién se tenía que ocupar, pero no se lo dijo, porque lo siguiente que sucedería es que la mujer estallaría en lágrimas, como tantas otras veces. Intentó calmarla diciéndole palabras alentadores, tratando de mostrarle un mejor panorama acerca de todo, en que quizás ellos dos tendrían que criar a los bebés pero que los podrían ver como sus hijos, ya que dudaba que en su condición fuesen capaz de concebir una familia, al menos no del modo tradicional.

 

--Vamos, no te odia. ¡No imagino a nadie en este mundo que te odie! -- y era cierto, porque afuera, donde Jeremya volvía a ser Jeremy, sí que tenía muchos enemigos. La abrazó tan fuerte contra su pecho que no quiso soltarla nunca más --Nunca más vuelvas a decir algo tan horrible como eso, ¿bueno? Me tienes a mí, para siempre --secó sus lágrimas con delicadeza y le propuso salir del hotel, era momento de retomar su búsqueda, de seguir buscando pistas porque hasta ahora se habían distraido y por una muy buena razón.

 

--Tenemos que salir de aquí... Si nos volvemos bebés capaz no pueda reconocerte y no sé si podré vivir con eso --añadió trágicamente. @

[Zoella Triviani]

La Triviani días atrás había pasado por el frente de un lugar extraño, lugar que llamó a su curiosidad y simplemente entró, la mirada interrogante de la mujer observó toda la estancia y pasó a sentar al fondo, cerca de la puerta de salida. En su campo de visión logro ver entrar a Jeremy y a la mujer de cabellos azules, quienes habían salvado su vida del inframundo. Vio la mirada del Triviani, se le observaba alegre, y un sentimiento de tristeza se alojó en el pecho de la Triviani, causándole una gran opresión en aquel lugar donde anatomicamente está su corazón muerto.

 

Sintió sus ojos picar y se levantó corriendo para salir por aquella otra puerta custodiada por las mujeres. La Triviani corrió, sin saber que ahora su aspecto había cambiado. La mujer había pasado a ser un hombre, de 1,90 metros quizás, de figura cuadrada y bastante marcado, sus brazos musculosos, cualquiera que lo viera pensaría que es un luchador. Sus facciones cambiaron, de las delicadas que la vampiresa poseía a ser toscas, una mandíbula cuadrada, la nariz levemente torcida, unas cejas bastante pobladas y la mirada fría, aunque escondía la tristeza que ahora Zoel sentía.

 

La calva del hombre brillaba bajo el sol, camino a pasos desganados hasta el bar que observó en la esquina. En su interior sintió todo endurecerse y sin emitir palabra alguna levantó la mano, pidiendo un trago para ahogarse en el alcohol hasta perder la conciencia.

 

DÍAS DESPUÉS, EN UN HOTEL DESCONOCIDO.

 

- mi**.. - pronunció Zoel, dejando las palabras a medio decir. Se levantó alarmado al escuchar el grave tono de su hablar. Se sostuvo la cabeza, lanzando un grueso quejido, producto del dolor de cabeza que sentía. Tomó la alarma en su mano, un par de días o quizás horas habían pasado, el mago no sabía con exactitud pero había perdido la noción del tiempo. Levantó la sabana y se observó desnudo. ¿Desnudo? Gritó al observar aquello que colgaba de su vientre y el como habían desaparecido sus pechos.

 

Corrió hasta el gran espejo frente a la cama y se observó desnudo, aun conservaba la cicatriz de las garras del Nundu en su abdomen, y aquella mancha blanca en su abdomen bajo, lugar donde el fierro había atravesado en Azkaban. Pasó las manos por su cuerpo, intentando descifrar que había sucedido. Notó su varita en la mesa de noche por el espejo y tras darse una ultima mirada, alargando más el tiempo en aquello nuevo que colgaba, corrió hacia la varita - Luego experimentaré lucido contigo - habló a su nuevo amigo, mientras con una floritura de su varita se vestía.

 

Su cuerpo fue cubierto por pantalones entallados, rasgados en sus muslos junto a una musculosa que se apretaba a su cuerpo. Gruñó, sus ropas de mujer ahora cubrían su figura y le apretaban de más. Tomó su entre pierna, acomodándola como pudo gracias a lo apretado de los pantalones. Y sin éxito alguno gruño, volviendo a realizar otra floritura, apareciendo ropa similar pero esa vez de su talla. Sus pies, por otra parte eran cubiertos por sus zapatos blancos, por suerte su talla en calzado no había cambiado.

 

Rascó su calva y tomó su monedero de piel de Moke, guardándolo en su bolsillo para salir de la habitación de hotel para bajar a la recepción. El ascensor se abrió dándole la bienvenida al recibidor del hotel. Dos figuras llamaron su atención, un chico de cabellos azules y una mujer rubia que le daba la espalda al Triviani. Recordó a su pareja, Dennis e inmediatamente pensó que aquella figura se trataba de su futura esposa.

 

Decidido se acercó y rodeo el cuerpo de la mujer por la espalda con ambos brazos para susurrarle al odio - Dennis mi amor, ¿Donde has estado? - preguntó, para dejar una suave mordida en el lóbulo de su oreja.

 

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Editado 5 de Diciembre del 2019 por Zoella Triviani

[Hayame Snape Potter Black]

Universo Original

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Las dos personas comenzaron a acercarse a aquel sitio donde indicaba el folleto que llevaba y el hombre a su lado hizo una mueca despectiva al escuchar a las personas que los invitaban a ingresar

-No me dirás que en verdad piensas que estaremos a salvo ahí adentro, cierto?

Volvió a decir aquel hombre con tono de voz cínico mientras que la pelirroja a su lado le daba un tirón en el brazo y negaba unas cuántas veces con la cabeza, para que no hablase de aquella forma; sonrió a quienes les abrían las puertas para pasar a ver el espectáculo y se encaminó con aquella persona alta y cubierta a su lado hasta que encontraron un par de asientos desde donde podrían vigilar todo lo que ocurría a los alrededores... y escuchar mejor lo que fuera a decirse en el escenario

-No queremos vernos sospechosos, intenta pasar un poco más desapercibido, quieres? -le pidió a su pareja mirándole de lado mientras que esperaba a escuchar a quien fuera a darles el discurso y volvía a ver aquel panfleto -seguro que eran religiosos?... esto se parece más a un anuncio para el Circ de Joglars de mi hermana...