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Prueba de Animagia #24


Suluk Akku
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vDCE1sC.jpg?1 Y allá estaba la Pirámide de los Arcanos, escondida en medio de un hermosísimo bosque japonés, muy cercano al colegio de Jade de Mahoutokoro donde se habían instalado tras la huida de la ciudad de Londres. Aquel edificio albergaba la Sala de Ouroborous y los portales de las Habilidades que tanto ansiaban cruzar los pupilos. Por ello, estaba cerca pero lejos, no al alcance de todos. Sólo los que demostraran que eran válidos para conseguir la vinculación del anillo, llegarían a localizarla.

 

Y esta fue la Visión que tuvo la Señorita Snape Potter Black la noche previa a su Prueba de Animagia. La pirámide, brillante, casi traslúcida, rodeada del azul del cielo y el verde de la hierba que intentaba cubrirla, le llamaba, le pedía que se acercara. No sabría donde estaba pero tendría que estar al tanto porque en la misma Visión que la enseñaba, le dejaba las instrucciones para su prueba.

 

"Querida Zorro de la Fruta:

 

Allá te estaré esperando, dentro de la pirámide de las Habilidades. No te será fácil llegar porque el camino está lleno de impedimentos que te harán dudar de tu capacidad para ser esta linda criatura, a veces; otras te hará dudar de seguir siendo humana... Confío en que llegarás a tiempo para entrar en el Portal pero has de estar preparada para lo que te espera. Sólo si sientes que serás capaz de superarlos, acude a la cita.

 

Tu aventura empezará en la puerta de tu casa. Allá mismo sentirás hambre pero no podrás comer ni beber nada que comerías como humano. Deberás comenzar en ayunas, resistiendo cualquier tentación. Durante la prueba sólo podrás alimentarte y beber en tu figura animaga.

 

Has de llegar al jardín japonés que hay delante de la escuela y, desde allá, buscarás el camino de la pirámide. Nadie sabe dónde está, nadie sabrá indicarte. Sólo te diré que, antes de llegar a ella, encontrarás un campo de árboles frutales de un hortelano. Ama sus higueras de dulcísimo néctar así que mantiene el lugar rodeado de depredadores para los murciélagos de tu especie. Come todo lo que puedas para sobrevivir para las siguientes pruebas y vigila que quienes se alimentan de ti no te alcancen.

 

Cuanto hayas recuperado fuerzas y si has sobrevivido, deberás buscar otra referencia. Sé que el oído no es vuestro fuerte pero sentirás la brisa de los árboles y un leve rumor de agua. Vas por buen camino si encuentras esta zona pero vigila, no hay agua en esta zona, sólo gigantes plantas carnívoras que comen todo tipo de animales que puedan ser atrapados con su lengua; tú también entras en su dieta así que cruza con cuidado este trozo del bosque.

 

Si la superas, tendrás que adentrarte hasta encontrar una colonia de tus iguales. Allá, vigila, la vida se te antojará muy atractiva a su lado. Tener pareja, reproducirte, vivir con los tuyos... Tu parte humana desaparecerá en cada acto de convivencia con ellos hasta que nunca recuerdes lo que has perdido. Resiste, si puedes, o conviértete en Zorrito de la Fruta para siempre. De tu fuerza dependerá que encuentres, finalmente, mi persona.

 

Uno de los compañeros de tu especie te guiará, sólo uno, hasta la zona más profunda donde miles de pirámides sobrevuelan el cielo. Es un lugar que nadie se atreve a visitar. Sólo tendrás tres intentos para encontrar la pirámide que no es una ilusión. Sólo una. Sólo podrás llegar volando y si tocas suelo, sólo una vez, todas desaparecerán, perdiendo toda oportunidad de entrar.

 

Cuando la encuentres, llega ante mí en tu forma humana para que te dé el Anillo provisional que te dará acceso al Portal de Animagia.

 

Me alegrará mucho verte, sabiendo que has sido capaz de superar todas las pruebas. Mucha suerte, pupila.

 

Suluk Akku"

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La muchacha se encontraba en aquellos momentos de pie delante del jardín de Mahoutokoro, abriendo y cerrando las manos en espasmos mientras trataba de recordar del todo el sueño que había tenido

O más bien, Visión

No había tenido ninguna de esas desde que hubiera tenido que ir por un certificado de Adivinación que había resultado en más trámite que otra cosa, aunque la fortuna le sonreía por saber que conocía lo que necesitaba en su momento; cuando el Ministerio había sacado las nuevas reglas de aquel entonces (hoy en día antiguas), todos los que tenían conocimientos especiales habían perdido sus certificaciones, sin importar que tan bien o mal los hicieran:

Tenían que registrarse uno por uno en el Ministerio para que los hicieran legales y ahora costaban por lo que muchos no deseaban siquiera pasar por ello... o lo hacían tomándose su tiempo

Ella uno de ellos.

Y ahora con aquella imagen sobre lo que tenía que hacer... habían sido varias cosas que había tenido que ordenar al momento de sentarse en su cama aquella mañana

La persona que ahora vivía con ella, con Lisette y el bebé ni siquiera le había dirigido palabra mientras se arreglaba y les veía desayunar,, como si hubiera notado que algo no estaba del todo bien en ese momento y ambos le habían despedido con cuidado; pero la bruja pelirroja sabía que de todas maneras la apoyaban a su manera y era algo que les agradecía en verdad. Sin embargo tal cuál y cómo lo hubiera visto en su visión, apenas y hubo puesto los pies afuera de su hogar, el estómago le dió un vuelco.

No había probado alimento, quizá tomándose demasiado literal lo que había visto en su cabeza pero no quería arruinarlo apenas y en el primer momento.

Quizá la Vision era real o no pero lo cierto era, que ni bien había salido ahora se moría por comer algo irregular incluso a su imagen como persona, terminando por sacudir la cabeza un poco en un vano intento de aclarar sus ideas; se estaba distrayendo demasiado con aquella sensación, por lo que decidió emprender camino manteniendo la mente sencillamente en el pensamiento de llegar hasta los jardines japoneses y de ahí, hacer la transformación.

No había bastado practicar la noche anterior, se sentía aún insegura pero no pensaba demostrarlo en aquella prueba

Ansiaba con toda su alma poder pasarla

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Por ello una vez que pudo llegar en su trayecto a aquel sitio, la cabeza dándole vueltas al mismo tema se frotó los brazos y cerró los ojos por unos segundos

-Muy bien, puedo hacer esto, yo puedo hacer esto...

Se dijo en un susurro y entonces, comenzó a concentrarse en encontrar nuevamente aquel filamento dorado de magia, cosa altamente difícil ya que con el hambre que sentía le parecía imposible en cierta manera el poder pensar en cualquier cosa que no fuera un fruto, algo jugoso, húmedo, dulce, que pudiese llevarse a los colmillos y llenar ese vacío que le estaba apretando por dentro. Y al parecer ese pensamiento era justamente lo que necesitaba, porque la criatura que estaba dentro suyo pareció querer asomar la cabeza, más chillante que nunca por el hambre y queriendo alzar la nariz, olfatear, sentir el suave y dulce aroma de cualquier fruto fresco y olvidarse de cualquier estupidez de los magos y sus reglas

Solo quería comer y punto

Sin pensarlo extendió los brazos... sintiendo la extraña pesadez de la membrana que colgaba de estos. Eran alas, nuevamente, aquellas enormes y pesadas alas que en nada se parecían a las del pequeño roedor que solía ser y abrió el hocico antes de verse nuevamente, con un cuerpo disminuído y cubierto en un suave pelaje que se volvía rojizo a lo largo de la espalda

Tenía demasiada ansiedad... demasiada hambre... no podía pensar con claridad...

"higueras"

 

Emitió un quejido extraño y empezó a mover las pesadas alas, revolviéndose, cayéndo, arrastrándose...

Tardó unos momentos más en retomar el vuelo, temblando por la ansiedad de comer, por esa fuerte necesidad que en aquellos momentos le estaba arrebatando cualquier idea sobre una clase, un poder o siquiera, algo como lo podía ser la Animagia...

Quizá si podía alimentarse... si podía derrumbar esa horrenda sensación de vacío...

Quizás entonces, podría volver a concentrarse...

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El hortelano japonés agitó la hoz por encima de su cabeza, alejando unas aves atrevidas que se acercaron demasiado a su persona. El hombre era mayor pero regio, de grandes músculos que se originan de estar día a día cuidando de la tierra, fortaleciendo sus músculos con los quehaceres diarios en la granja. Continuó recogiendo aquel trigo maduro y apilando gavillas para que se secaran antes de la maja. Era un trabajo muy cansado y laborioso, durante días, no iba a poder recoger la fruta casi madura de sus árboles.

 

A la derecha del camino, luciendo brillantes, las higueras rezumaban un olor a miel atractivo para todo tipo de animales. El campesino no podía recogerlas aún. Ya había decidido que esperaría, al menos tres días. Pero sabía que su decisión no sería respetada por aquellos malditos pajarracos. Grandes y pequeños, por un igual, atacaban sus árboles frutales, así que había ideado una trampa genial. El hortelano se paró un momento y sacó un pañuelo de cuadros, todo arrugado, del bolsillo trasero de su peto tejano. Se secó el sudor de la frente y miró hacia el sol. Aún era temprano para beber un trago. Esperaría dos lineales más del campo antes de parar. Pero sonrió al ver que un par de pájaros caían en las trampas que había puesto entre los árboles. Desde allá sintió un tintineo de cascabeles, que le anunciaba que alguna de aquellas infames criaturas dejaba de ser un peligro para sus higueras.

 

Pero uno se había escapado. Se inclinó raudo a recoger una piedra y la lanzó contra una especie rara de gaviota. La vio alejarse. Volvería. Todos volvían en busca del manjar que eran sus frutos. Y eran suyos. Les pertenecían.

 

 

La Arcana se posó de forma grácil en un árbol casi seco alejado de aquella granja. Cerca, el bosque donde estaba la pirámide, le invitaba a entrar y olvidarse de aquel humano enfurruñado. Sin embargo, saber que su pupila estaba cerca, le impidió buscar la tranquilidad de aquel lugar y estar allá, al acecho, por si tenía que ayudarle.

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La cabeza no le daba para mucho

El hambre era enloquecedora y le hacía zumbar la mente como si se tratara de una migraña demasiado fuerte para olvidarla pero al mismo tiempo, no tan molesta como para hacerla caer del todo

Su vuelo era lento y pesado, sintiendo un ligero engarrotamiento en los músculos del hombro que se unían cerca del cuello y en varios puntos de su espalda para darle el agarre en el aire que necesitaba, para mantener la fuerza de asegurar aquella figura en el aire tanto como fuera posible; si bien era sabido que aquella especie no podía volar realmente tanto como las especies menores, de todas formas requería de una fuerza especial por el tamaño, para que no cayesen al suelo

Lo mismo para mantener la velocidad suficiente de aire corriendo bajo las membranas que se abombaban al impulsarse en una linea bastante irregular hacia el interior de aquellos jardines

Olía la dulzura, percibía casi el sabor del manjar que le aguardaba en aquellas tierras pertenecientes a alguien más

Un humano que como todos los demás, robaba de un espacio que debía de ser sagrado a las demás especies animales pero que insistían en reclamar para sí, como si fueran los amos y creadores absolutos del todo; que repartían un cuidado muy especial a aquellas plantas?... hasta los seres como ella lo reconocían pero no por eso significaba que el resto de animales careciesen de los derechos para alimentarse de ellas también

Después de todo, los de su clase ayudaban a repartir las semillas para nuevos árboles y plantas por todo el lugar, asegurando que estos creciesen en mayor número y a veces, hasta en mejor salud y forma de lo que lo harían normalmente; pero para los humanos y en especial, los mágicos parecía que el aporte de los demás seres vivos no era suficiente porque medían su inteligencia de acuerdo a la suya

Si tan solo supieran...

Su visión empezaba a hacerse borrosa por la debilidad, necesitaba comer pronto o sencillamente caería al suelo y se dejaría morir, sin más fuerzas para luchar y sin pensar en que aquello era una prueba...

Una pequeña... una sola prueba...

Le pareció percibir que algunos animales soltaban improperios en su propio idioma y alguno se lamentaba, pero solo le dió el tiempo de mover las orejas por un segundo, antes de ignorar aquello; tenía cosas más importantes que hacer que prestar atención a unas aves para ella menores, que habían salido afectadas por algo que no comprendía ni le interesaba en esos momentos. Solo la guía de los higos, la imagen mental de su suavidad y el crujir de las semillas entre los dientes mientras saboreaba su miel, le mantenía en movimiento.

Al menos hasta que llegó a un árbol donde el aroma era todavía más fuerte y a sus ojos, los frutos colgaban gordos y suculentos como las joyas más hermosas y brillantes en toda la existencia de la creación; su corazón palpitó con emoción, con ansiedad y antelación a lo que recibiría y se dejó caer en la rama más cercana que crujió y casi se partió por el peso del zorro volador que hizo caso omiso y con una desesperación extraña, comenzó a aferrarse con las garras de las alas para acercarse al higo más próximo

"COMIDA... COMIDA!!"

Chillaba el enorme animal sin detener su pensamiento en el resto de animales que le rodeaban y que empezaban a graznar a cubierto en algunos árboles de los cuáles no se atrevían a salir. La vampiro sencillamente hundió los colmillos en el primer higo al que tuvo acceso y después, se estiró para tomar otro... y otro... y otro...

Si hubieran podido hacer una imagen de gula por sobre pensamiento, aquella sería su estampa en esos momentos

Nuevamente el corazón le zumbaba con el dolor de cabeza pero una gran parte era de alivio al poder sentir aquel sabor en su lengua, en su paladar y percibir la felicidad de su vientre por finalmente, recibir algo de energía para continuarel trayecto que pasó de ser una prueba... a una especie de viaje de migración. Migración para llegar a la nidada, le parecía recordar.

"VETE DE AQUÍ, VETE DE AQUÍ!!"

Hayame movió las orejas y volvió a ver a las aves que por desespero, se asomaban un poquito más entre las ramas del árbol más espeso y sus ojos reflejaban el miedo de que el zorro de la fruta no comprendiese nada; la Snape les mostró los colmillos, no le interesaba en nada lidiar con aquellos animalejos y casi en un movimiento de reto, mordió el higo más gordo mientras observaba con un brillo amenazando a los pájaros de plumas oscuras y brillantes, que daban saltitos alarmados

"VETA, VETE!! HUYE DE AQUÍ!!"

Es que acaso querían quedarse con toda la comida ellos?... menudos egoístas.

Resopló con fuerza a través de la nariz y se movió entre un par de ramas más, agitándolas... meciéndose con un poco más de energías...

Las aves parecieron gritar al unísono con mayor fuerza mientras que la chica se acercaba al higo más bonito y redondo de aquel árbol, uno que sería el premio máximo a su deseo antes de partir... se estiró, sus ojos rojos brillando como nunca lo habían hecho...

Un chasquido

Comenzó a lloriquear y a agitar las alas, con una pata aún aferrada a la rama, colgando de manera extraña mientras que la izquierda parecía enredada de forma cruel con una especie de soga de cazador que sonaba con toda la rabia de la campanita dorada que ahora anunciaba, que el zorro de la fruta había caído. La mujer se viró para empezar a morderse la pata, la soga, intentar liberarse con más lamentos desesperados y los pájaros no le dejaban pensar adecuadamente...

Pequeñas lágrimas de animal salieron y entonces...

-VIENE, VIENE!!

Alzó las orejas y levantó la cabeza para después, encogerse en la rama mientras estiraba más la pequeña pierna. Un ave de presa. Una que volaba junto con otras dos, acechando, buscando el sonido de las campanas que anunciaba que una presa fácil estaría cerca de ser agredida y de convertirse en el alimento de estas.

La Snape se sacudió y se lamentó

Tenía que pensar en una forma de salir de aquel sitio y rápido... o no lo contaría...

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Suluk cantó al aire. Mientras estuviera en su forma animaga no podría comunicarse con palabras con su pupila. Sin embargo, sí podía oírla, sí sentía sus deseos y sus frustraciones. Sí, la Arcana veía todas sus reacciones como si fueran suyas. Valoraba el esfuerzo que la muchacha realizaba para seguir siendo animaga y acostumbrarse a su nueva forma pero... Si se dejaba ganar por el poder de su esencia animal, perdería lo poco humano que aún conservaba, siendo vampira.

 

- ¡Resiste, muchacha! - pió con fuerza, aleteó sobre el árbol seco y, por unos instantes, tuvo la necesidad de acudir en su ayuda, al ver que llegaba un ave de presa. - ¡Piensa, deprisa, eres humana!

 

La Arcana sonrió y una sonrisa hubiera lucido en su cara ajada si no fuera que aún lucía como una pequeña golondrina. Se suponía que los Arcanos no pueden ayudar en las pruebas a los alumnos aunque, para ser estrictos, eso se había de cumplir a rajatabla dentro de la Pirámide. Se transformó en un robusto jabalí y se quedó al pie del árbol seco, esperando.

 

No. No podía ayudar a sus alumnos. Aunque nada le impedía asustar al labriego japonés que blandía aquella herramienta de forma amenazadora, dirigiéndose a paso rápido hacia los árboles frutales. Ni golpear con ímpetu el árbol donde estaba atrapada la señorita Vladimir, para asustar a la ave de presa que pretendía devorarla. Aunque mejor era esperar un poco. Seguro que ella podría liberarse sin su ayuda... Era una gran bruja y encontraría la manera de hacerlo.

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Continuaba agitándose sin pensar en otra cosa que no fuera el hecho de que le iban a caer encima aquellos animales y que comenzaba a sentir como perdía la circulación en su pata debido a la forma en la que se había enredado aquella soga; el sonido de la campana solamente iba a atraer con mayor fuerza al hortelano y antes de siquiera poder regresarse de una mejor manera, un fuerte golpe y una herida sangrante le hicieron chillar más fuerte y agitar las alas, lagrimeando a como podía hacerlo en aquella forma animal

Ahora el sonido de los pájaros era ensordecedor y le pareció que algunos empezaban a dar varios revoloteos y saltos cerca de su persona, gritando más fuerte "VETE, VETE!!" a la enorme ave de presa que se había lanzado para rasgar la espalda de la bruja transformada

Sabía que se transformaría en la comida de aquella ave si no lograba zafarse

Se estiró a como pudo para poderse alzar en la rama en la que estaba atrapada y comenzó a mecerse con fuerza hacia arriba y hacia abajo; las pequeñas aves que se habían estado ocultando de alguna manera parecían comprender que requería ayuda y aunque no podían hacer nada con la soga, si podían distraer a las aves de presa: revoloteaban entre árbol y árbol a los lados de la en ese momento, transformada vampiro de forma que no permitían que ni las aves que todavía volaban en lo alto ni la que había descendido y ahora trataba de remontarse de nuevo, pudieran hacer un cálculo preciso y algunas hasta se habían atrevido a picotear un poco a la que estaba a su nivel

Hayame se agitó con mayor desespero y finalmente, pudo escuchar crujir a la rama:

El peso del zorro volador era lo suficiente como para hacer un ángulo y peso que iban más allá de la resistencia de la superficie donde se encontraba y continuó moviéndose hacia arriba y hacia abajo una y otra vez. No se detuvo, a pesar del cansancio, del dolor y de la sangre que caía por su espalda hasta que con un chasquido sintió el alivio de la rama al caer donde estaba atada la soga-trampa y sin pensarlo, comenzó a revolotear tan rápido como pudo para alejarse del sitio mientras que las otras aves continuaban distrayendo a los depredadores, como si fuera la mejor ayuda que podía conseguir.

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Para cuando pudo dejarse caer en la única zona que le pareció de descanso, estaba segura de que pronto se moriría

Ella solía adorar las plantas carnívoras y ellas solían ser muy amables y cariñosas con ella pero tal y como la Visión se lo había mostrado, las que se encontraban en aquella zona solo parecían querer asesinarla de alguna manera u otra. Ella se moría de sed pero eso no bastaba para no haber terminado siendo mordida por una de aquellas plantas que atraída por la sangre de la pobre zorro volador se las arregló para estirarse lo suficiente y atraparla por la cintura, arrastrándola hacia las sombras de aquella zona donde las demás carnívoras chasqueaban sus mandíbulas, ansiosas por darse un banquete con la bruja...

No recordaba como había escapado.

No recordaba como había logrado remontar el vuelo, con toda la debilidad que cargaba en su cuerpo.

Lo último que recordaba antes de cerrar los ojos, habían sido unos preciosos ojos anaranjados que la observaban con preocupación entre la bruma del dolor, de la sed y del miedo, antes de que la consciencia se fuera por un tiempo. Pero lo que fuera que estaba con ella... ahora le acobijaba con algo espeso y cálido, algo amoroso...

Algo que no quería dejar

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- No había dudado ni un momento de ti, querida - murmuró la Anciana Arcana, desde su puesto de vigilancia. La pupila había conseguido imponer la lógica de su pensamiento humano a la forma animal y había aplicado la física para salvarse. - ¡Bien hecho, muchacha!

 

La Arcana se relajó. La primera fase había sido cubierta. Un peligro menos... A punto de volver a usar su animal preferido, la golondrina, prefirió caminar con su nueva forma animaga. Como jabalí, sus carreras no eran rápidas pero era robusto, fiero... Eso le daba cierta confianza sobre el resto de animales que quisieran amenazarla. No tenía ganas de usar su vara con cabeza de león. Además, en la zona que se adentrarían, llena de plantas carnívoras, pasaría desapercibida. Un gran jabalí no era comida para ellos; preferían las aves.

 

Tal vez se relajó un poco en el camino, al fin y al cabo tenía su edad y, aunque vital, aquellos largos paseos le afectaban. La Arcana tuvo un pinchazo de confusión cuando dejó de sentir a su pupila. Corrió con sus patas estrechas y cortas para alcanzarla, con la duda sobre lo que habría sucedido para no sentirla. Cuando consiguió ver su cuerpo, de murciélago magullado, alguien (otro animal como ella) la estaba sacando del campo de acción de aquellas plantas carnívoras. La Arcana sonrió, muy curiosa por lo que iba a suceder ahora. No se esperaba que recibiera ayuda del grupo siendo un miembro desconocido.

 

A veces, los animales demostraban un alma mucho más humana que la de los humanos.

 

Se transformó, ahora sí, en gaviota ártica, para poder seguirlos desde el aire y disfrutar de sus arrumacos. ¡¡Esta prueba iba a estar tan re-que-te-bonita...!!

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La bruja abrió los ojos muy lentamente mientras trataba de enfocar algo nuevo pero se daba cuenta de que se encontraba de cabeza y algo cálido la estaba cubriendo

Volteó levemente y movió las orejas cuando vió a otro zorro volador a su lado, durmiendo con ella y cubriéndola con sus alas; ladeó levemente la cabeza, quería reconocerlo pero vagamente le parecía familiar aunque nada que hubiera visto como bruja antes. Quizá habían sido las heridas o que estaba muy cansada pero le tomó largo rato hasta que pudo darse cuenta de que era la misma criatura que la había ayudado cuando cruzase el paraje con las plantas carnívoras

Si, eso sí lo recordaba

Esas plantas terribles, de quijadas chasqueantes que intentaban alcanzarla mientras buscaba algo de beber, después del susto provocado en la hortaliza de higos y todavía con la campanilla colgando de una pata; a pesar de la Visión que había recibido, el murmullo del agua parecía haberle cantado suavemente para que la buscase y entonces, se había visto rodeada para que al final una de esas cosas la hubiese podido capturar

Todavía no entendía lo que había pasado... pero alguien la había rescatado...

Y ahora estaba a salvo

La criatura que colgaba con ella movió suavemente su hocico en contra de su oreja y la chica la empezó a mover con molestia, dejando salir un leve quejido que pareció simpatizar al otro zorro volador, uno bastante grande y de un agradable tono dorado tostado por encima de su pelaje; al parecer este había sido el que la había rescatado al final y el que la había llevado hasta una colonia de especímenes, donde varios colgaban o se removían entre los árboles, algunos viéndola con franco interés y otros gruñendo de vez en vez, como si no les hiciera simpatía aquella extraña que se había colado tan fácilmente entre ellos

Hayame suspiró y cerró los ojos, dejándose dormir nuevamente en el abrazo cálido de las alas del otro

No quería pensar

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El tiempo parecía no contabilizar en aquel pequeño paraíso donde no había hambre o sed

Lentamente los demás murciélagos de la fruta comenzaban a acostumbrarse a la presencia de la criatura nueva y extraño color rojizo, que había permanecido largo tiempo a la sombra de uno de los árboles más frondosos y grandes donde el grupo solía reunirse; ya habían aceptado que uno de los líderes del grupo hubiese llevado a esa hembra y de vez en cuando veían al enorme zorro dorado que llevaba comida a la hembra, que devorada aquellas frutas con algo de desconfianza pero cada vez un poco más tranquila y recuperada

El pelaje que había perdido durante el ataque de las plantas carnívoras se iba recuperando lentamente pero aún se podían distinguir los pequeños huecos donde los colmillos de las plantas carnívoras de habían hundido en la carne de la mujer; y en la recuperación, aquel macho, Blue, se encargaba de asegurarse de que la hembra comiese y bebiese la suficiente agua para tomar fuerzas

Unos días después, fué su primer prueba de vuelo después de no hacerlo

Por supuesto que aquel macho la acompañaba y había volado por debajo para que si la bruja caía, el fuera capaz de alzarla

Algunos más de la especie comenzaron a volar con ellos en una pequeña bandada que se dirigió hasta un nuevo árbol, uno de plátanos suaves y dulces donde podrían alimentarse tranquilamente y dejar que se pudiera recuperar un poco más; pero de todas maneras, siguieron haciendo esas prácticas por un buen tiempo. Lo suficiente para que la fuerza volviera a su cuerpo y a sus alas y pudiera sentir de nuevo la magia fluyendo por ella. Pero... realmente importaba?

Esos momentos habían sido suficientes para que empezara a tomar un cariño muy grande por Blue

La procuraba, la buscaba, le llevaba alimentos y veía porque realmente se mantuviese satisfecha y nutrida. Le daba cariño, le daba calidez... deseaba con toda su alma el poder quedarse y tener una familia aunque por unos momentos, una punzada de memoria le hizo pensar en dos niños a los que quería con toda su alma y que quería abrazarlos... pero eso cambiaba cada que volvía a ver los ojos del otro zorro que le aceleraba el corazón y le hacía pensar, que no había mayor felicidad en el mundo

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Y entonces...

Aquel día volaban un poco más alto de lo normal

Blue había estado comportándose de forma muy extraña, con expresión dolida y seria mientras que seguían alzando el vuelo más y más lejos del grupo y más y más alto hasta que los árboles parecían pequeños brocolis

"A dónde vamos?"

Su compañero no le respondió. Continuaba volando hasta que llegarona un espacio en el cielo donde no parecía que fuese arriba o abajo; la vampiro de pelaje rojizo comenzaba a sentirse mareada por una bruma blanquecina que los rodeaba hasta que era imposible distinguir exactamente donde estaban parados.

"A dónde vamos?"

Salieron de lo que parecía ser una espesa nube de algodón nebuloso... y se toparon con lo que parecía el paraíso de las pirámides flotantes.

Si es que alguien amara las pirámides

"Encuentrala, encuéntrala, encuéntrala..."

Aquello resonaba en su cabeza de manera continua y comenzó a sacudir esta intentando concentrarse... tenía que encontrar la pirámide real, tenía que hacerlo...

Atravesó la primera.

Eran como un montón de ilusiones, una detrás de otra y ya no se atrevia a golpearse con ninguna otra porque estaba segura de que en su visión se le había dicho que solo tendría tres oportunidades y después de eso, lo que acompañaría a la muchacha sería una total verguenza. Por haber fallado la prueba

Y no quería fallar

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Los pasos de sus zapatos de tacón resonaban con fuerza en el interior de aquella pirámide cuando se acercó a la Arcana en su interior, con la capa de forro interno rojo chasqueando con fuerza por la manera veloz en que la mujer se movía; parecía bastante enojada, dolida, con los ojos enrojecidos por cansancio y lo que parecía quizás haber sido un intento de guardarse las lágrimas al descubrir que, con el corazón quebrado tanto ella como Blue tendrían que separarse puesto que ninguno pertenecía al mismo mundo que el otro y cualquier intento de amarse, sería considerado algo bizarro

Podían amarse a distancia sí, quizás solo como parte de una memoria pero jamás tener algo real entre ellos a menos que la vampiro dejara su lado humano para siempre

Algo imposible por el momento y dudaba que Blue fuera a vivir tanto a menos que ella lo transformara

-Esta era la idea de la prueba?... superar los límites de amar a alguien y hacerse pedazos el corazón en el camino? -le preguntó a la arcana mirándola a los ojos mientras que una enorme esfera del tamaño de una pequeña toronja sobresalía de la frente de la Snape -encontré la pirámide real porque no la ví y me dí en la cabeza con la puerta de entrada

Se explicó poniéndose tan roja como un tomate

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La Arcana puso una cara seria ante las quejas de aquella pupila. Entendía su enfado, era algo por lo que todos los Animagos pasaban en algún momento, el atractivo de la vida animal hacía muy difícil volver a ser humano.

 

- Necesitabas ver los límites de la Animagia. No puedes engañarte, eres humana. Dejar que tu parte anímica animal te gobierne te traerá algo bonito pero... ¿seguirías siendo humana si te sumerges dentro de la vida animal hasta el punto de olvidarte de ti misma?

 

Guardó unos minutos de silencio porque la pelirroja los necesitaba. No le dio tiempo, sin embargo, para victimizarse por la pérdida que había tenido. La elección había sido acertada y ella debía entenderlo así. Si no lo hacía, no tenía sitio en el Portal. Un anillo flotó entre ambas.

 

- Si te crees preparada, aquí tienes el anillo. Pero has de estar muy segura. El Portal no tiene piedad. Si quieres vincularte con el Anillo de Animagia, debes tener claro lo que ganas y lo que pierdes con ello. Así que decide... ¿Quieres hacer la Prueba en el Portal?

 

Aún esperó un segundo para finalizar la frase.

 

- Si es que sí... Toma el Anillo y entra. Salir será más difícil.

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La bruja se quedó viendo aquello que le mostraba la Arcana y dejó escapar un quejido, con una expresión pensativa y todavía dolida

Seguía sin agradarle el haber tenido que pasar por algo así de fuerte y de pesado, que dolía en el fondo y que le había dado una ilusión bastante felíz que no iba a durar por siempre como se sentía; pero también sabía que la maestra tenía razón y debía de recordarse que era humana muy por encima de lo feliz que hubiera sido como animal durante aquel corto tiempo, si es que realmente ese tiempo había existido y no había sido una ilusión también

Levantó una mano y se frotó la enorme pelota que le sobresalía de la frente, sintiendo el dolor de ello

De alguna manera, eso había ayudado a tomar su decisión también

-De acuerdo

Dijo y sacó la varita que ahora se sentía extraña entre sus dedos aunque al mismo tiempo cálida y feliz de volver a conectarse con la vampiro; con un suave movimiento, se pasó la punta de la varita por la herida en la cabeza y la inflamación bajó lo suficiente para que la bola ya no fuese tan protuberante. Pero no la quitó del todo, quizás la necesitaría para que el dolor la mantuviese concentrada para la siguiente prueba

"Por favor, que no sea un duelo, que no sea un duelo!"

Penso alzando un poco la mirada para después, tomar con cuidado el anillo que le ofrecía la maestra y se colocó este en el dedo corazón, donde lo sentía mucho más cómodo

Un pequeño cosquilleo atraveso su columna y suspiró profundo

-Lo lamento

Se disculpó con la Arcana con toda la sinceridad de su corazón y la vió de reojo con algo similar a la pena y la verguenza

-Creo que aún no me acostumbro del todo a las pérdidas amorosas

Sonrió muy lánguidamente para luego, asentir con decisión y avanzó tal cuál lo indicado esperando poder entrar en el Portal y llegar a la prueba final, el corazón bombeando con fuerza mientras que se cuestionaba a qué tendría que enfrentar en aquella ocasión... y si volvería a ser tan afortunada como para salir con vida de la prueba final para ser una Animaga plena

O si decepcionaría nuevamente a su profesora por culpa de sus sentimientos...

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