Prueba de Animagia #24

[Suluk Akku]

Suluk admiró a Hayame Vladimir. Había pensado con sensatez al auto-sanarse para la gran misión que se le avecinaba. Ahora, plenamente humana, reflexionaba sobre las obligaciones y responsabilidades que iba a contraer al entrar en aquel Portal. El Anillo de Animagia no era un mero adorno, era un juramento eterno sobre una forma de vivir. Estaba dispuesto a afrontarlo.

 

Admiraba esa decisión en todos sus alumnos. La vio tomar el anillo y ponérselo, le calzaba muy bien.

 

- No lo sientas, muchacha. Los desamores nos persiguen toda la vida. Verás que hasta siendo animal, tendrás estas experiencias - le comentó, ensoñadora, al invocar sus propios recuerdos. No tardó mucho en ellos pero la pupila ya entraba en el Portal.

 

La Arcana de Animagia levantó la mano en la que sostenía la varita. Se había olvidado de avisarla de lo que iba a encontrarse en cuanto pusiera un pie dentro del mismo. Como no tenía experiencia en Habilidades, todo era nuevo para ella.

 

- ¡Srta Vladimir! ¡No puedo atraversar el lindar el portal! Si me necesita, toque el anillo y piense mi nombre. La sacaré de ahí dentro, aunque eso suponga que olvidará para siempre el haber intentado ser Animaga. ¡Pero es preferible que siga viva a perderse aquí dentro! ¿Me ha oído, Srta. Vladimir...? ¿Hayame...?

[Hayame Snape Potter Black]

PORTAL

La bruja no había ni siquiera terminado de cruzar después de haberse colocado el anillo provisional y ahora volteaba con sorpresa y algo de miedo para buscar a la que en esos momentos, era su profesora

-Que no puedo hacer qué!?

Intentó exclamar mientras se giraba hacia los lados intentando localizar a la Arcana que había estado a su lado y que había pensado que quizás iría con ella pero como pudo notar demasiado tarde, se había equivocado; a donde quiera que hubiera atravesado aquel portal, por lo pronto parecía haberla llevado hasta una habitación completamente negra donde ninguna luz se colaba y por un segundo, le pareció recordar aquella clase del Libro del Druida donde había tenido que batirse en duelo con alguien y emitió un grito nuevo

ODIABA los duelos con todo su corazón y con tantas reglamentaciones y limitaciones nuevas a la magia de las personas, le volvía loca el tener que decidir por donde aplastaria o la aplastaria su oponente

Y eso cuando a los maestros no les daba por hacerse los occisos

Por eso fué que el siguiente susto le fué mayor cuando de golpe, empezó a caer como si el suelo se hubiese desvanecido y toda la pirámide se hubiera convertido en nada, dejándola caer desde el interior; quizá de repente había decidido que no era merecedora de siquiera intentarlo y por ello la arrojaba de sus alturas como quien escupe algo que le ha resultado desagradable. En eso iba a terminar... o eso había pensado hasta que reparó en que el viento era demasiado fuerte en comparación del sitio donde había estado volando apenas una hora antes y que este la arrojaba de un lado a otro.

También era helado, había copos de nieve por todos lados encegueciendo su visión y continuaba cayendo sin que nada frenase su descenso

Sacó la varita y casi la presión se la quita de la mano, por lo que tuvo que hacer mayor esfuerzo

-Maldita sea, esto es una tormenta de nieve -se quejó la pelirroja aún girando en el aire mientras le parecía que debajo de ella algo negro se removía en objetos altos, como una especie de masa negra -el mar -dijo para sí misma dandose cuenta de que estaba a punto de estrellarse contra este -maldita sea piensa, PIENSA!

Se exigió a sí misma y casi como un canto, las voces de los pájaron en la huerta parecieron volverle a piar como cuando le avisaban del peligro; era como una memoria, algo que quería saltar junto a ella y que retumbaba en su memoria hasta que una brillante luz pareció empezar a moverse a su lado, algo que conocía familiar y que ya no era dorado sino que parecía resaltar para ser visto en la tormenta: un enorme zorro volador intangible pero bastante visible que se movía con ella y la veía con fiereza, como si estuviese retándola a hacer algo al respecto

Los ojos de la bruja se abrieron grandemente por unos momentos, la mirada fija en aquella criatura que caía a su lado y se movía con mayor facilidad que la bruja cuando el viento les golpeaba de un lado a otro...

70 metros... 50 metros...

Apretnado la varita y los dientes la Snape le dirigió una mirada fuerte y ruda a aquel animal que reconoció inmediatamente como Blue, el zorro volador de la fruta que no solo la había rescatado y que había tomado el tiempo de sanarla y de llevarla hasta las pirámides; nunca se le hubiera ocurrido que el espíritu del animal que estaba en su interior, aquel trozo de magia que tenía que tocar y que le impulsaba a transformarse adecuadamente, que le daba ese aliento para recordarse mantener las fronteras entre su animal mágico y su persona, todo lo que era... se trataba de un macho

Uno que ahora le ladraba sobre una muerte segura como no se unieran para salir de ese problema, en las tierras de la diosa donde los hombres que vivían en ella conocían de la magia de los animales y espiritus en su interior y la conocían como la que se alimentaba de ellos...

Una criatura que necesitaba abrazar de esa magia que la hacía una bruja y no solo un ser oscuro creado por otros medios...

Quienes le habían insistido que mientras no aceptase lo que todos llevaban en su interior, nunca sería un ser mágico completo y con su poder pleno al nivel espiritual

Cerró los ojos y asintió

A pocos metros de las aguas negras del océano, apretó la varita consigo y aquel zorro de la fruta que volaba a su lado se fundió en el cuerpo de la bruja, haciéndola brillar como una extraña luna por encima del mar embravecido que destelló en sus gigantescas olas durante el tiempo que duró ese abrazo largamente esperado por lo que algunos consideraban, era la parte vacía de un alma que los vampiros no debían de tener...

Y con un golpe salpicado de agua gélida, el zorro volador, el animago, aquella criatura de brillantes ojos rojos, pelaje rojizo por la espalda y los dos metros de envergadura se removió esquivando con dificultades pero la rabia latiendo en sus oídos la ola negra que estuvo a punto de devorarla

Las alas le ardían dolorosamente y fruncía el ceño entornando los ojos para intentar captar de alguna manera alguna señal para salir de aquella gelida tormenta que la azotaba por todos lados y que mojaba todo su pelaje; el agua en su cuerpo pesaba todavía más de lo que normalmente lo hacían las alas pero con asombro descubrió que tenía una triple capa de pelo que la mantenía en parte segura de que no moriría pronto por la hipotermia. Pero eso no hacía que la fuerza del viento no aprovechara la magnitud de las alas para seguirla sacudiendo hacia un lado y otro y por varios momentos estuvo a punto de estrellarse contra las negras aguas

La naturaleza generalmente le decía que tenía que volar a pocos metros del agua pero hacerlo significaría exponerse a ser ahogada por las negras fauces de siete metros que amenazaban con golpearla y se obligó a volar más alto para enfrentar el viento; casi se da de frente con algo delante suyo pero un golpe de viento justo en aquel sitio la elevó violentamente y casi la hace estrellarse nuevamente pero esta vez sobre una dura superficie de hielo:

Había llegado al borde de una plataforma donde limitaba la "tierra" firme de aquel polo pero los vientos ahora eran más veloces y casi la arrastran por la superficie; un largo corte se abrió en un lado de su cuerpo al bordear lo mejor posible los cantos cual colmillos de hielo que se alzaban como si intentaran atraparla y le recordó a las plantas carnívoras que intentaran devorarla en aquella prueba en las tierras del bosque. Acaso la anciana había adivinado su prueba en las tierras de Sedna y la había querido preparar por adelantado para lo que estaba por enfrentar?

Acaso lo sabía, en verdad ese era el poder de los Arcanos??

El zorro volador en su interior ladró con furia para que usara lo mejor posible sus sentidos, quizá no tenía eco-localización pero tenía unas alas poderosas y un sentido de la vista bastante decente y sus grandes orejas no eran solo un adorno más; la Snape con los latidos de su corazón a tope comenzó a moverse violentamente entre aquellas estructuras heladas, rozando apenas algunas que le arrebataron algunos pelos pero sacudiendo las alas para desviarse del camino de unas y otras, con el silbido de la cruel y fría tormenta en sus oidos, silbándole la muerte entodo segundo que transcurría

Algo de nieve saltó por encima suyo y el animal en su interior pareció detectar un aroma dulce y suave, aquel alimento de vida que quizás casi la mataba pero al mismo tiempo, significaba una memoria al hogar que la bruja deseaba regresar y que la hacía aferrarse a sus amores y a sus hijos, para no dejar de ser ella:

Imponente, en medio de la negrura de la tormenta e iluminando de blanco aterrador el suelo de nieve antártico, el gran templo de Sedna se alzaba imperante ante la naturaleza de la que formaba parte pero que se mostraba respatuosa ante su dominio y majestad

La seguridad que venía a su mente por el abrazo de la diosa del océano y la luna destellaron en su cabeza y la zorro de la fruta dirigió su vuelo furioso y desesperado hacia la puerta sagrada de aquel recinto; solo estaba apocos metros, sabía que el poder de aquel animal y de su espíritu la animaban y la impulsaban, sentía a Blur a su lado guiándola y al mismo tiempo, ella era Blue como siempre había sido hayame y los dos eran la misma criatura y ser mágico.

Solo tenía que confiar en el instinto de ambos... el instinto del mismo ser que eran...

Cerró los ojos y dió un último esfuerzo, sin saber si lo lograría... o al igual que con la otra pirámide, el templo desaparecería y entonces, la perdería eternamente...

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[Suluk Akku]

La Arcana mantuvo la mirada al portal, sintiendo la angustia de su pupila como de ella misma. La anciana soportó todo lo que sucedía en el interior sin mover ni un músculo de la cara, aunque se sentía como si todas sus arrugas se hicieran más profundas durante la espera. Su edad, inconfesable, le pesaba en aquellos momentos en los que casi se mordía la lengua para no gritar al Portal sobre sus alumnos.

 

Esta vez, le pareció que habían pasado siglos cuando vislumbró una tenue luz, ese resquicio que se forma al abrirse. Aguanto el aliento hasta que la vio, allá. Cerca de la salida.

 

Lejos...

 

Si no avanzaba... La Arcana no podía sacarla así que sólo murmuró su nombre, un par de veces, casi masticando el ansia que sentía por impedir que el Portal se cerrara, dejándola a ella dentro. Si salía... Es que estaba preparada y la vinculación había hecho efecto.

 

- Salga, señorita Vladimir... Mire su mano. El anillo brilla como nunca. Salga...

 

Y la muchacha salió con los ojos cerrados. Apenas tuvo tiempo de poner un lienzo de pieles bajo su cuerpo para que no chocara contra el suelo.

 

- ¡Animo, lo ha conseguido! Beba... Le hará bien.

 

En el aire flotaba una sencilla jarra de agua que saciaría su sed y acabaría con su cansancio.

 

- En pie, Animaga. Hoy ha demostrado su valía y ha adquirido el Anillo vinculado. Bienvenida a este nueva forma de ver el mundo.