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Maestría con Escoba


Thoth
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Las hojas de los árboles caían lentamente en la envolvente suave y fría brisa de otoño, en verdad fue extraño que el inicio del mes pasará de una forma tan rápida y todo ahora se centraba en el último día para pasar la clase. Aunque, para alargar el día de evaluación se me ocurrió prender bajo encantamiento la vela oculta en la calabaza y así poder impartir con más calma, no obstante a la media noche todo se acabaría ¿Acaso mis estudiantes van aprobar?

 

-¿que voy hacer con esas dos estudiantes?- Menciono y camino rumbo al estadio, un lugar que había invocado a quienes impartía la clase, pidiéndole lo básico para reparar, cuidado y mantenimiento de las escobas, así como para la práctica de vuelo.

 

En ello se me ocurre un juego, era sencillo y fácil de jugar, era que en el estadio de Hogwarts había dejado a una esfinge para que resguarde un pergamino, este decía: Si me buscas no me encontrarás, si deseas me encontrarás ¿En que lugar del castillo estoy? y con el dibujo del escudo familiar de los Tonks. Aunque, la esfinge le preguntaria a quienes anhelan el saber del arte de vuelo: Si al profesor deseas encontrar, me deberás responder ¿Cuantos juegos en el mundo existen con el uso de la escoba? Y si acaso no respondes bien, tu clase vas a fracasar. No era del todo cierto, pero si respondían mal Peeves apareceria y les molestaría, mientras el pergamino ardería en llamas, en ese caso deben convencer a peeves para que le de la pista de donde me encontraba.

Editado por Demian Luxure

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Felicity llegó volando sobre un thestral color humo. Aterrizó en los terrenos de Hogwarts y un mar de recuerdos inundó sus pensamientos. Hacía años, unos catorce, que había dejado las clases, las noches en vela en la sala común de Ravenclaw y las mil y una travesura realizadas con su prima Protter Black por todo el castillo, siendo la causa del continuo dolor de cabeza de más de un profesor, sobretodo de sus respectivos jefes de casa. Suspiró, embriagándose del fresco aroma de los extensos jardines, teñidos de marrón ante la llegada del otoño y sonrió sintiendo una suave brisa golpear contra su rostro, pálido y lleno de pecas que la oscurecían.

 

Una vez en el lugar, se deshizo de la negra capa de viaje, dejando al descubierto un traje de Quidditch a base de una malla ceñida y una camiseta de manga corta que combinaba el color gris con un azul intenso muy eléctrico que destacaba el color ceniza de sus cabellos que había recogido en una larga trenza algo despeinada. Unas botas altas y negras a base de cordones marrones envolvían sus pies y resguardaban sus piernas hasta casi las rodillas.

 

La mortífaga desató su nimbus 3000 del lomo del animal y la cargó sobre el hombro derecho, dando instrucciones a la criatura de que la esperara. Se fue directa hacía el estadio de Quidditch donde pensaba que recibiría aquella clase pero no había nadie, solo una esfinge. La mortífaga entrecerró los ojos y miró a su alrededor ¿había llegado temprano? La voz de la esfinge interrumpió sus pensamientos.

 

- Si me buscas no me encontrarás, si deseas me encontrarás ¿En que lugar del castillo estoy?

 

La mortífaga miró confundida a la criatura, dejando caer la escoba al suelo.

 

- Si al profesor deseas encontrar, me deberás responder ¿Cuantos juegos en el mundo existen con el uso de la escoba?

 

- ¿Cómo...? - al menos, la criatura había hecho referencia al uso de la escoba, así que no podía estar en el lugar equivocado, dedujo que aquello sería obra del profesor asignado a aquel conocimiento y se encogió de hombros - pues.. está el Quidditch, y las carreras en escoba, ¿no?

 

Esperaba haber acertado. No conocía más que aquellos dos deportes mágicos sobre escobas y eso que se había criado entre magos. De la primera pregunta no tenía ni idea, y se quedó mirando pensativa aquella bandera, que le era sumamente familiar, la había visto antes pero no sabía exactamente donde.

 

@

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La esfinge negó con la cabeza ante la respuesta de @ , era en verdad curioso cómo la bruja no comprendiera la existencia de otros deportes mágicos con escobas. Aunque esa criatura no era dada por segunda oportunidades, así que seria en resonancia a la segunda estudiante el responder la pregunta. Sin embarga el fantasma más molesto de Hogwarts apareció.

 

-Una Malfoy y no sabe la respuesta. - Se bufó de ella. Entre comentarios molestos y si pronto no le hacía reír le jugararia algunas tretas.

 

En verdad era una desgracia ese desafortunado acierto, sin embargo, usando una bola de cristal en una locación secreta me reía del progreso de mi estudiante y me cuestionaba si la otra llegaría, mientras tanto me encontraba tomando el té en el sitio que ni aparece en el mapa creado por canuto, cola de gusano y el otro ser o seres. En fin, eran muchos sitios que no aparecían, ya posterior a Potter muchos lugares eran desconocido para ese mapa, pero existía uno muy especial.

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Había recibido la aceptación a un nuevo conocimiento. Hacía tiempo que no asistía a un curso y aún así estaba contenta. Al menos sería divertido el jugar a quidditch o al menos movernos con esos palos por el aire. El sol aún no se había levantado pero yo estaba procurándome vestir lo más adecuadamente para asistir a las clases. Con cuidado y de no hacer ruído, coloqué el set de quidditch dentro del morral de cuero, y un par de escobas de carreras. Encima de la ropa de deporte, me había colocado los protectores que compré en el concilio de mercaderes y que había usado un par de ocasiones nada más.

 

La mansión Potter Black se hallaba en silencio y lo agradecía porque generalmente parecía un mercado en un día de domingo. Dejé una nota a mi marido que descansaba tranquilamente en su cama, indicándole en dónde estaría el resto del día. Esperaba al menos, llegar para la cena. Terminé de colocarme las zapatillas de deporte y até el pelo en una cola de caballo alta. Cogí mi varita de álamo y susurré un 'fulgura nox' el portal negro se abrió dentro de la habitación y en cuánto acabó el encantamiento, ya estaba en la entrada de los terrenos de Hogwarts. Tenía curiosidad por saber si estaba yo sola en clase o tendría a algún compañero.

 

Por suerte, el morral no pesaba en demasía gracias a la magia. Pero para no llegar tarde fui veloz gracias a mis piernas largas. Llegué hasta el estadio y resollé un poco. Guardé la varita en el bolsillo y lo que parecía ser la entrada, me pareció reconocer a alguien. Aunque era cierto que hacía siglos que no la veía, me alegró verla...

 

- ¡Hola Feliciy! - saludé con ilusión - ¿perdón? - había escuchado unas voces y momentos después una esfinge se apareció. Parecía que llevaba un pergamino, levanté una ceja desconcertada, después ese ser mitológico empezó a decir un acertijo...

 

- Estás de coña, ¿no? -miré a mi compañera alucinada- creía que vendríamos a hacer algo de vuelo no a resolver acertijos - protesté por lo bajo, pero me concentré en la pregunta que ese ser me había formulado, quedé por unos momentos, pensativa...

 

- veamos... principalmente hay dos tipos el juego de quidditch y la carrera anual de escobas... entre los juegos hay varias modalidades, unos antiguos otros más modernos, están el Aingingein (juego irlandés), el Creaothceann (juego escocés), el Quodpot deporte americano parecido al quidditch, el Shuntbumps que consiste en derribar a los jugadores que estén en escobas y gana el que quede en pie. Y, no sé si me queda alguno más -comenté pensativa, mirando al animal.

 

- ¿tendremos que ir a buscar al profesor? -sonreí con una mueca burlona- bien pareciera que, por la pregunta del pergamino, pudiera estar en la sala de los menesteres, ésta aparece cuando realmente la necesitas... o, quizás... esté aguardando dentro de las oficinas del estadio con una snitch dorada, jugando con ella. Eso hacen los buscadores... cuando quieren encontrarla las pasan negras -reí por lo bajo- espero que no llegase demasiado tarde, sería la primera vez.

 

@ @

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La esfinge le comenzó brillar los orbes ante la respuesta de @ Ramblandi Vladimir ,pero poco su brillo se opaco, era una lastima que no fue correcta la respuesta. En ese sentido el fantasma de divertirá con ambas estudiantes en insultarles y jugarle broma. La criatura término su objetivo y desapareció por medio un portal que se creo en el piso y la adsorvio, este se cerró. En verdad era un grave error no responder bien la respuesta de la esfinge, si cuestiona cantidad a ello no le interesa saber los nombres, pero aun así anhelo escuchar la cifra, el cual era ocho. Entre los cuales se encontraba algunos mencionado por las estudiantes, aunque debates si se considera la carrera como un deporte o no aún no estaba definida, ya que al igual al torneo de los tres magos tenía ciertos sutiles cambio de año a año. En ello se contó como los siete oficiales: Aingingein, Quidditch, Quodpot, Shuntbumps ,Stichstock ,Swivenhodge y Creaothceann.

 

Y sin importar el predicamento, que enfrentaba debería evaluar de forma negativa el primer desafío, eso no sería buena señal para aprobar el conocimiento y tan poco era tan grave para no aprobar. En ello se me ocurrió un recuperativo y era ver que tan buena buscadoras eran. El objetivo era fácil persiguiran la snitch dorada. Aunque ese juego es más cosa del azar.

 

Y así como desapareció la criatura por medio de un portal apareció aquel objeto del popular juego de la escoba.

 

Está se encontraría revoloteando a gran velocidad y tendría la complicación del fantasma. En verdad Peeves es un dolor de cabeza.

 

off.

Jugaremos con los dados, el juego de 21. No colocaré la cantidad de dados que lacen. Pero sí en cada choque por capturar la snich Peeves le dará un +2 a la cantidad. Y como en el juego tienen la opción de parar la cantidad. Es decir este primer rol, solo podrán lanzar un dado. Y este será el inicio, decidirán si se quedan con esa cantidad o no. En el siguiente rol se produce un choque y el fantasma a esa cantidad va a sumar + 2 a su cantidad.

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Por suerte, otra alumna llegó a la estancia. Se trataba de Heliké, una bruja que conocía porque era muy cercana a su tía Sagitas. Agradeció que llegara puesto que Peeves, el conocido poltergeist de Hogwarts por sus bromas y continuas travesuras, había aparecido en el campo de juego soltando frases obscenas y burlas hacia la mortífaga. Si no fuera porque este ya estaba muerto, Felicity no hubiera tenido ningún reparo en apuntarle la maldición asesina.

 

- Suerte que apareces, ¿cómo estás? - saludó, también en tono alegre sin dejar de fulminar a Peeves, el muy ingrato ahora hacía muecas con la boca y las manos. Suspiró profundamente y asintió con la cabeza - si, parece ser que el profesor ha dejado esta esfinge aquí a saber con qué fin. No entiendo nada y espero no tener que jugar al escondite en busca del profesor como dices tú... ¿sabes de quién se trata? - arrugó el ceño, pensativa - la verdad no podría decir a nadie conocido.

 

Por otro lado, agradeció que Heliké hubiera mencionado más o menos bien un listado de juegos sobre escoba, porque la esfinge desapareció , justo en el momento en que el sol empezaba a descender tras las altas montañas que rodeaban el lugar donde se encontraba el colegio.

 

En ese momento, entre los improverbios de Peeves, apareció una snitch dorada pequeña. Ambas brujas se miraron y se apresuraron a montar sobre las escobas. Felicity gritó "arriba" y una vez la tuvo a la altura de la cadera, pasó una pierna sobre ella.

 

- ¡A por ella...! - exclamó una vez encima de la escoba, tomando velocidad pero Peeves se empeñaba en querer tirarla de la escoba. - Maldito fantasma... - gruñó entre dientes.

 

off: no he entendido mucho el sistema de la clase... ¿tengo que lanzar un posteo con un número del 1 al 21 o cómo? x.x

Mortífaga retirada
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Peeves observo a la Malfoy y a su otra compañera, entre risas se reía y se cuajaba la risa, en verdad ambas estudiantes eran un desastre en la clase, no sé algo me decía que sería algo curioso. Sin embargo, quizás la dinámica de clase andragogica no estaba del todo claro, fue en ello un que un fantasma, como cualquier arbitro de todo partido apareció, era uno del siglo XII. Esté era un español a ese estilo antiguo.

 

-Muy buenas tardes, quien os tenéis el gusto en estar con vuestra merced, es Sir. Luis XIV , el primer caballero de su majestad. En esta oportunidad ten el gusto de presidir este encuentro. En verdad será curioso, jamás pense que vería a dos damas verse en está situación.- Bajo la mirada y el fantasma molesto se burlo de aquel ser que había llegado.

 

En eso observe, como las estudiantes del Luxure buscaban al que objeto dorado, en consecuencia y por intriga fuern, pero algo me estaba diciendo que no comprendía del todo lo que debían hacer, pero al menos lo basico que era montarse de la escoba, lo harían. En ese sentido sería curioso el juego ¿Quien ganaria?

 

off.

 

@ @ Ramblandi Vladimir , ese era la idea. Al pasar unos días, supongo que no le gusto la propuesta o no tienen tiempo. Por ello lo cambiare a un dado de dos caras. Quien tenga mayor número atrapa la snitch. Al atraparla este objeto les indicará que mi pJ esta en la Sala de Menesteres.

Editado por Demian Luxure

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1d21
On:

Una vez en el aire, otro fantasma hizo acto de presencia en la escena. Se trataba de sir Luis XIV, un viejo ente y caballero que haría de arbitro en aquel sencillo juego que se trataba de coger la pequeña y escurridiza snitch antes la otra. Felicity resopló sobre la escoba. No le gustaban mucho los fantasmas, solían ser bastante molestos o sino susceptibles, al menos lo de Hogwarts.

- Por lo menos Sir Luis XIV es educado - murmuró por lo bajo tras zafarse de Peeves por unos minutos. Ahora estaba concentrado en Heliké.

La mortífaga aprovechó aquello para buscar la snitch, entrecerrando los ojos y mirando hacía todas las direcciones... pero nada... hasta que... empezó a tomar velocidad, divisando aquella pequeña mosca dorada a unos veinte metros de distancia de su posición. ¿La cogería antes que la otra bruja? la miró por el rabillo del ojo, no se encontraba muy cerca pero Peeves se había percatado de su movimiento y también iba al encuentro de la pequeña pelotita, simulando volar en una escoba invisible.

A todo esto el profesor seguía sin dar señales de vida en los terrenos. ¿Le harían llegar aun así los galeones que habían pagado por inscribirse a dicho conocimiento? La Malfoy esperaba que no. Editado por Felicity Malfoy

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Mientras que las estudiantes seguían jugando atrapar la snitch una puerta se comenzo aparecer en los jardines, la cual se encontraba formaba por cráneos y una madera de roble y una perilla con la figura de una serpiente. Además, de los cráneos salían de la boca varias alimañas que recorrían toda la puerta y la cercanía de la misma. En verdad observar aquello era desagradable, aunque la tarea era abrirla e ingresar por ella.

 

En caso que lo hicieran viajarian por medio un portal a otra dimensión, ellas cambiarían de sexo e incluso serían más jóvenes y estarían nuevamente en el estadio, en esa ocasión serían estudiantes de primer año. En ese sitio estaría esperandola al lado de varias escobas.

 

"¿que sentirán ante esa nueva posibilidad?" Les observó curioso y tras de mi se encontraba una gran mesa para hacer el mantenimiento a la escoba. En eso me percate que las mismas o los mismos no habían traído escoba, por ello ante un chasquido las aprecia, estaba consciente que sus vidas alternas eran diestra en el vuelo de escoba y eran tan hábil como ellas.

 

-En el día hoy repasaremos lo básico. -Hice pausa. -Deben llamar a su escoba, montarla y elevarse.- Suspire y espere que lo hicieran. Sin embargo, cuando lo hicieran regresarían a su edad y sexualidad del inicio a la clases.

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La mortífaga no llegó a coger la escurridiza snitch por culpa de Peeves, quien en el último momento le tapó los ojos impidiéndole la visión. Las manos del fantasma estaban tan frías que la bruja dio un respingo sobre la escoba y casi se cae a una altura de cuatro o cinco metros. El corazón le iba a mil por hora del susto. Se sostuvo con fuerza al palo de la escoba y justo en ese momento vio como Heliké alzaba la mano con actitud triunfal, mostrando que ella se había hecho con la snitch. Resoplando, Fee descendió al suelo, estaba muy enfadada.

 

- No entiendo qué tiene esto de bueno - se quejó de mala gana Fee desmontando de la escoba - montar en una escoba con un fantasma que no deja de molestarte y hasta puede llegar a matarte y otro que, supuestamente, "arbitra" - dijo lanzando una mirada asesina a Sir Luís que estaba completamente despistado con un par duencedillos de cornualles que habían aparecido en el campo - fantasmas...

 

Sir Luís pareció un tanto ofendido pero a la mortífaga le dio completamente igual. Estaba a punto de marcharse de aquella clase por la indecencia del profesor que ni siquiera había dignado a presentarse cuando vio un siniestro portal aparecer en medio del campo.

 

- ¡Mira Heliké! - señaló a la bruja - un portal, quizá dentro se encuentre algo mejor que esto. Aun así, sigo sin entender a este profesor... como no haya algo que merezca la pena, cojo a mi thestral y me voy de aquí - apuntó, decidida.

 

Sin esperar más tiempo se dirigió a la puerta, repleta de calaveras grisáceas demasiado pequeñas como para haber pertenecido a alguien humano y giró el pomo en forma de serpiente. No entendía que quería decir aquella decoración pero tampoco lo pensó mucho y empujó la madera, encontrándose de nuevo en el mismo estadio solo que en diferentes condiciones. Miró a su compañera, extrañada. Heliké, parecía una alumna de primer año y ya no era ella, sino él, un jovencísimo mago de once años de edad con cara de sabiondo y pelo revuelto. ¿Qué aspecto tendría ella? no tenía el espejo de rigor a mano, aquel que llevaba siempre en uno de los bolsillos de la túnica, por lo que no le quedaba más que verse en el reflejo de un pequeño charco que se había formado en el campo. No solo había cambiado ella, sino el tiempo, encontrándose todo el estadio empapado por una lluvia que acababa de cesar.

 

- Ahora si que no entiendo nada, esto es absurdo.

 

La voz de un mago la interrumpió. Felicity lo miró de arriba abajo. Se trataba de un mago que nunca antes había visto, delgado y cabello plateado.

 

- Así que tu eres el profesor - dijo con una voz de chiquillo - ¿y la gracia de esto? tenga por seguro que interpondré una queja a la dirección como esto no mejore.

 

No sabía si el mago la había entendido bien pero les indicó que subieran a las escobas. Felicity le mostró la suya, la nimbus 3000 que había traído desde el momento cero e ignoró las birrias que aquel les había indicado montar. Una vez sobre la escoba, volvió a su aspecto original: al de una bruja de mediana edad con cabellos color ceniza trenzados y un uniforme de Quidditch conformado por unas mayas y una camiseta grises y azules. Dio un golpe al suelo con la pierna izquierda y se elevó dos metros sobre el campo.

 

La mortífaga mantenía el ceño fruncido, señal de que aun se encontraba muy modesta por las direcciones de aquella clase.

Mortífaga retirada
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