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Libro de la Fortaleza - Octubre


Badru
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Mucho había pasado desde que el conflicto en la comunidad mágica internacional llevó a su pueblo a emprender un éxodo. Tanto su esposa, como su hijo, estaban seguros, gracias a que sus servicios para la Universidad aún eran útiles. Pero, aquella ocasión, no intentaría transmitir los poderes del Libro de los Druidas, que era su especialidad.

La fortaleza... susurró, mirando al horizonte mientras sus ojos se perdían en el cielo aparentemente infinito. El inicio del viaje que desembocará en la guerra. Porque la guerra...La guerra, nunca cambia.

Citó a su alumna, a través de una nota expedida por Uagadou, en la explanada principal de El Caracol, el mítico observatorio maya de la ciudad de Chichén Itzá. Era una de las ciudades arqueológicas más impresionantes, y una de las ocho maravillas del mundo moderno, por lo que el Uzza se sentía atraído hacia este tipo de lugares que eran testigo de la historia.

El sol menguaba bajo el atardecer, y los últimos visitantes comenzaban a retirarse, pero no Badru. Tomó asiento en los primeros peldaños que conducían a la edificación, y aguardó a su pupila. Sabía que habría vigilantes muggle en la zona, pero la magia de su pueblo los protegería de miradas indeseables. Pasó un rato, hasta que ella hizo acto de presencia.

¡Ah, mi querida alumna! Me da gusto que hayas logrado arribar sin problema.

Dio una palmada y se levantó de su asiento improvisado cual tigre, apoyándose sobre sus pies descalzos, como si estuviera al acecho. Llevaba la vestimenta que exhibía en las batallas: la túnica a juego el peto y las grebas que reforzaban su anatomía, de manufactura duendil. Dio una vuelta alrededor de su aprendiz, a la espera de su reacción.

Imagino que habrás leído el Libro de la Fortaleza tras adquirirlo...¿Así fue? comenzó, por fin situándose frente a ella, mientras hablaba bajo el velo que cubría su rostro. Porque de lo contrario, vamos a tener que hacer un breve repaso.

Aguardó la respuesta mientras desenfundaba el arco que llevaba a la espalda, para después tensarlo con una de las flechas que extrajo del carcaj. Una práctica común que hacía antes de dar inicio a la clase. Apuntaba hacia el Observatorio, pero no tenía intenciones de disparar el proyectil.

En cuanto al lugar, ¿qué te parece?... Es decir, ¿sabes algo del sitio en el que nos encontramos?

Más que atosigar con preguntas directas sobre el funcionamiento de los hechizos, el Uzza quería contextualizar la clase; al ser el libro más elemental que se impartía, tampoco esperaba que sus alumnos fueran unos ávidos combatientes al momento de cursarlo.
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<<Estoy lista>> Su reflejo en el espejo confirmaba sus pensamientos.

 

Hace un mes había retomado sus estudios, cursando un nuevo conocimiento dentro de una de las grandes escuelas de magia, ahora estaba a punto de partir hacia una nueva experiencia, sería la primera vez que estudiaría los conocimientos de uno de los libros de hechizos y no podía ocultar que estaba nerviosa.

 

Miro su reflejo una vez más; había decidido vestir cómoda, pues no sabia a que se enfrentaría en aquella ocasión. Vestía botas, jeans, una blusa vaporosa sin mangas y la melena cobriza sujeta en un flojo moño. La varita sobresalía de su bolsillo trasero, chocando ligeramente con su mochila, en donde descansaba el libro de la fortaleza y otros tantos objetos más, no estaba segura de si tendría que usarlos, pero quería estar prevenida.

 

-Es hora de partir, deséame suerte- se despidió de su elfo y salió de su habitación.

 

**********

El sol se estaba ocultando, hacia solo unos minutos que había llegado pero el calor húmedo que reinaba en el lugar hacia que el sudor comenzará a perlarle la frente. Recorrió el lugar con la mirada, cubriendo sus ojos con la mano, las sombras de las estructuras de piedra comenzaban a alargarse en el césped ante ella.

 

Sentado en los escalones de una de las estructuras se encontraba un hombre con una vestimenta un tanto diferente y particular, supuso que era el quien se encargaría de dirigir a aquella clase. Camino hasta donde se encontraba y en cuanto llego el guerrero se levantó, alegre de su llegada. Al parecer ella sería la única en aquel curso pues el guerrero comenzó a hacerle unas cuantas preguntas.

 

-Si, he estado revisando el libro poco a poco, pero debo ser sincera, hay muchas cosas que no he logrado comprender todo con claridad. Entiendo que este libro otorga conocimientos de curativos y de protección.

 

Esperaba que el guerrero no pensará que era una inepta, pero los conocimientos de los libros eran otro nivel de conocimientos y era la primera vez que ella estaba ahí así que todo era nuevo y un tanto confuso.

 

-Si, estamos en Chichen Itza una de las ciudades mayas más emblemáticas de aquella antigua civilización. Me agrada el lugar, he visto y escuchado mucho de esta civilización como sus dioses y los sacrificios que hacían para ellos.

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Asintió satisfecho ante el punto de partida propuesto por su pupila en cuanto al enfoque que tenía el libro. No le quedaba duda de que había hecho un esfuerzo por prepararse antes de acudir a su llamado, y eso era una motivación para el Uzza, quien generalmente gastaba retos desagradables en estudiantes no tenían idea de lo qué cursaban.

 

Es correcto. Al ser uno de los libros más elementales, se creyó prudente que alentara a la defensa, más que al ataque... terció, destensando el arco. Colocó el arma de vuelta a su espalda, pero conservó la flecha en la mano libre. Hasta podría decir, que es útil en tareas que requieren sigilo y discreción... Bueno, ése ha sido el uso que se le ha dado en años recientes.

 

Con una cabezada dirigida hacia la edificación astronómica, le indicó a la Crowley que le acompañara en la caminata. Subió los peldaños en pares, aunque no eran muchos, por lo que se detuvo en seco frente a la entrada de El Caracol. Sus ojos, oscuros como el cosmos mismo, podían distinguir lo que había en la penumbra. La estructura interna se había vencido, así que el acceso era prácticamente imposible, razón por la cual la zona se había acordonado años antes. Y era natural, las construcciones tenían cientos de años.

 

Me da gusto que estemos en la misma sintonía. Efectivamente, los mayas fueron una de las civilizaciones con mayor desarrollo en Mesoamérica... Guerreros, como muchas otras culturas de la zona. Chichén Itzá es una prueba de su existencia... Y como tal, debe preservarse. Es lógico que quieran limitar el acceso a ciertos sitios.

 

Tampoco quería irse por las ramas, por lo que, extendió la mano que sujetaba la flecha hacia la entrada al observatorio. Clavó la punta de esta justo en los bloques de roca que bloqueaban el paso; al haber contacto entre dos materiales muy similares, y en conjunto con la madera de la que estaba hecha la flecha, se produjo una chispa que iluminó el espacio. Nicole también podría ver el obstáculo para ingresar al recinto.

 

Comencemos con los poderes que implican recitar hechizos, ¿te parece? inquirió, sosteniendo su varita de la empuñadura de turquesa.

 

Si bien, la situación dejaba claro qué encantamiento podría utilizarse, el Uzza pretendía que su alumna no sólo lo aplicara directamente, sino que tuviera un breve contexto de lo que implicaba su uso.

 

La respuesta más común para sortear obstáculos, es removerlos, hacerlos volar... Pero, ¿qué tal si los dejamos ser? Algunos no eligen estorbarnos en nuestro camino, como un río de lava o un matorral cubierto de plantas que causan urticaria. Quizá ya tengas una idea de mi punto... ¿Transformaciones, quizá?

 

Recitó el Salvaguarda Mágica de forma no verbal, y apoyó la mano que no sostenía la varita sobre la pared del observatorio. Ésta se difumó, como si fuese humo, y atravesó la estructura como si fuese parte de ella. En efecto, se trataba de una modificación a su estructura molecular, permitiéndole atravesar los sólidos. Era como un fantasma.

 

¿Cómo crees que te sería útil este tipo de hechizo? formuló, retirando la extremidad de la pared, que a la brevedad recuperó su estado habitual. Porque también podrías preparar una Poción Incorpórea, y tendrías el mismo efecto...con un ligero inconveniente, desde luego.

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El guerrero pareció satisfecho con sus primeras respuestas, por lo que se sintió ligeramente aliviada aunque no lo suficiente como para pavonearse y dejar de estar concentrada en lo que se estaba desarrollando en aquel lugar. Hasta el momento todo parecía ir bien aunque no estaba segura de que era lo que le deparaba el guerrero para el resto de la clase pero por el momento escucho atenta lo que este explicaba para ella.

 

Se sentía algo extraña al ser la única que tomaba el curso, era la primera vez que aquello le pasaba pero no dejaría que aquello interrumpiera en su desempeño. Asintió en señal de entendimiento a lo que el Uzza mencionaba, con un movimiento de cabeza este le indico que lo siguiera hacia la estructura de piedra que se erguía frente a ellos, por lo que comenzó la marcha, andando a grandes zancadas junto al guerrero. Al llegar a la entrada de la estructura no pudo notar lo que tenia frente a ellos, fue gracias a una llamarada producida por su instructor que fue capaz de observar que la entrada estaba obstruida.

 

Ahora el guerrero comenzó un pequeño discurso, por lo que pudo notar que la clase y los conocimiento referentes al libro daban inicio de manera formal. Presto atención a cada detalle que salia de la boca del hombre junto a ella, tratando de entender hacia donde quería llegar, el mismo aclaro su punto hacia el final haciendo una demostración de lo que explicaba.

 

Al notar que las rocas frente a ellos desaparecían con el contacto del hombre recordó haber leído en el libro un hechizo que realizaba los mismos efectos, esperaba que estuviera en lo cierto, <<Salvaguarda Mágica>> si no recordaba mal.

 

Pensó unos segundos antes de responder al cuestionamiento del Uzza -Emmm- dudo un segundo -Tal vez para sacarnos de alguna situación en la que estemos en peligro como por ejemplo lo que acabas de hacer con las rocas eliminarlas para poder huir de algún lugar o- tomo un segundo para terminar de formular sus ideas -O tal vez cambiar la composición de alguna amenaza que se dirija hacia nuestra persona, ¿Es correcto?

 

Miro en la dirección del hombre, esperando para ver alguna respuesta.

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En efecto. respondió con un asentimiento ante la respuesta dada por Nicole. El Salvaguarda Mágica tiene gran utilidad para salir de un apuro, ya sea un obstáculo, o un ataque. Veamos...

 

De manera no verbal, conjuró el Fulgura Nox, el mítico portal que no se regía bajo las leyes espacio-temporales y que enseñaba en el Libro de los Druidas. Al ser un experto en dicha magia, ni siquiera requirió varita para hacerlo. Caminando de espaldas, lo cruzó, sólo para aparecer al otro extremo de la entrada al Observatorio. Habría unos cinco metros de distancia entre su estudiante y él.

 

Había un Oasis Uzza dentro de la Universidad, antes de que nos movieran a Uagadou, ¿sabes? Ahí, citaba a mis alumnos en la Plaza del Árbol del Fuego, un bello espécimen. Literalmente, parecía que estaba en llamas... Una magia bizarra, pero muy bonita.

 

Cargó el arco con una triada de flechas que sacó del carcaj. A momentos, se sentía impartiendo el libro que le correspondía, pero no podía negar que algunas técnicas, podía aplicarlas para la enseñanza del Libro de la Fortaleza. Así, como si Badru se los pidiera, las puntas de las flechas se envolvieron en elegantes llamas naranjas, a juego con la puesta de sol detrás de la edificación. Dirigió el arma hacia su pupila.

 

Hay una infinidad de fuegos mágicos, algunos se pueden evitar, otros requieren magia más compleja... Pero, a efectos prácticos. quitó tensión del arco. El Salvaguarda debería protegerte.

 

Las flechas salieron, raudas, al encuentro con su objetivo. Confiaba en que la Crowley lograría defenderse, pues tenía bastante claro el modo de empleo del hechizo. Así que, tras la reacción de Nicole, repitió el proceso con el portal, y volvió a su lado, manteniendo éste abierto. Había llegado la hora de que se desplazaran un poco por la zona arqueológica.

 

Vamos a visitar el Templo de Kukulcán, ¿te parece? Ahí mismo podemos aprovechar para ver el uso de los amuletos. Después de ti, claro.

 

Una vez que decidió cruzar el puente espacio-temporal, el Uzza hizo lo propio. Se encontraron en una amplia explanada verde, donde en horarios más diurnos se congregaba la gente para cargarse de energía. La imponente pirámide se erigía frente a ellos, impasible con el correr de los siglos. Un pequeño cerco impedía que se pudiera escalar hasta la cima.

 

Hay un dicho, que si aplaudes lo suficientemente fuerte, escucharás el sonido de un quetzal en la cima de la pirámide. ¿Crees que eso sea cierto?

 

Comenzó a caminar en círculos en torno a su alumna, mientras ordenaba sus pensamientos. Sus sentidos también le indicaban que debían ser cautos, o la vigilancia muggle les caería encima. Una vez que escuchó su respuesta, prosiguió con la idea que tenía en mente.

 

¿Qué me dices de los amuletos que tiene el libro? Si se te ha escapado alguno, creo recordar... pasó la mano sobre la barbilla, cubierta por el pañuelo de seda. Mencioné que se le daba uso a este libro para espionaje y esas cosas, como por ejemplo, el anillo del escucha. Varios magos centenarios lo prefieren en vez de un par de orejas extensibles.

 

Sin previo aviso, levantó ambos brazos y chocó sus palmas, con la esperanza de que el sonido se propagara lo mejor posible hacia la pirámide. Él tenía la capacidad de percibir ciertos sonidos, sí, pero quizá Nicole no, por lo que debía optar por una alternativa para escuchar y comprobar si el dicho era cierto.

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Bien, hasta ahora todo habia salido en orden, respondiendo correctamente a los cuestinamientos que le lanzaba el guerrero. Comenzaba a sentirse cada vez más tranquila y confiada, si aquello seguía de aquella manera no tendría ningún problema para aprobar la clase y lograr los conocimientos por los cuales habia venido.

 

Ahora el guerrero Uzza creo un portal que atravesó, como no le hizo alguna señal para que lo siguiera permaneció parada en el mismo lugar, observando y escuchando lo que el hombre le decía, no recordaba el oasis del que le hablaba, a lo mejor solo podían verlo aquellos que estaban a punto de cursar algunos de los conocimientos de los libros. Tan concentrada estaba que por un momento pensó que estaba alucinando el guerrero preparaba su arma y la dirigía hacia ella, cuando le escucho decir "El salvaguarda debería protegerte" vio como liberaba la tensión del arco y varias flechas volaban en su dirección.

 

Reaccionó lo más rápido que pudo, tomo la varita y la levanto solo lo justo para apuntarla a los proyectiles -Salvaguarda Mágica- recitó atropelladamente, justo a tiempo, las flechas estaban a menos de 5 centímetros de ella cuando cambiaron por completo a chorros de agua, uno impacto en su rostro y el resto en su torso. Se retiro el agua con la mano y vio su ropa mojada en ciertas partes <<Casi>> pensó para si misma, prefería estar algo mojada a tener que aplicar un hechizo curativo sobre ella misma.

 

Levanto la vista, el Uzza estaba de nuevo a su lado, no pudo evitar lanzarle una ligera mirada furibunda por atacarla de manera sorpresiva, el guerrero pareció no notarlo pues simplemente le señalo el portal que tenían frente a ellos, haciendo caso del gesto atravesó el umbral. Ahora se encontraban en una explanada cubierta de césped y, ante ellos, una pirámide imponente de piedras color crema, el Templo de Kukulcán. El guerrero ahora se encontraba caminando en círculos a su alrededor como un depredador que asecha a su presa, permaneció en su lugar por lo que el Uzza aparecía y desaparecía de su campo de visión.

 

-Creo que si es cierto, me parece haber leído en algún lugar que la ubicación de las construcciones prehispánicas de esta zona estaban colocadas estrategicamente con relación a la ubicación de los astros o algo parecido- la siguiente pregunta del guerrero no tenia relación con la primera por lo que se tomo un tiempo antes de responder -Si lo mencionó, y el libro contiene cuatro 3 anillos y un amuleto- abrió su mochila y tomo los objetos que venían con el libro.

 

Miraba los cuatro objetos que reposaban en su palma cuando el aplauso del Uzza la hizo levantar la mirada, entendió segundos después que lo que quería el guerrero era confirmar lo que decían del sonido y la pirámide, podría comprobarlo si desaparecía hacia lo más alto de la estructura pero teniendo en cuenta de que iba la clase y los objetos que sujetaba, supuso que debía usar el anillo adecuado. Recordó que uno de ellos servia para escuchar cosas a distancia, tomo el Anillo de Escucha y lo acomodo en el dedo anular derecho.

 

En el acto pudo escuchar cosas que se encontraban a una distancia considerable, pudo escuchar el susurro de los árboles que limitaban la explanada al igual que los pájaros que habitaban en ellos, voces de gente no alcanzaba a ver y el sonido de un ave, un quetzal, que canta a lo lejos, ese era el sonido del aplauso del Uzza, solo que escuchado desde la altura de la pirámide.

 

Se retiro el anillo del dedo -Pues creo que lo que dicen es cierto.

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Satisfecho ante la solución brindada por la Crowley, Badru dio un aplauso más, deleitándose con el sonido del quetzal que se escuchaba en lo alto de la pirámide. Era como encontrarse en tiempos antiguos, cuando la cosmogonía estaba orientada a los astros y a las distintas deidades a las que ahí se rendía culto. Dio un largo respiro, resoplando a los pocos segundos.

 

Maravillosos seres los mayas, construyeron una edificación que prácticamente está alineada con los puntos cardinales. Su conocimiento era vasto. Pero el saber también genera envidia... Y en tiempos más remotos, la guerra era el lenguaje universal de muchas culturas. Me temo, que actualmente continúa siendo así.

 

Dio varios pasos hacia el frente, hacia un solitario árbol que adornaba la explanada. Sus pies descalzos estaban frescos con el clima del lugar, que era más bien templado. Aún les quedaba un trecho por recorrer, pero ya tenía en mente su siguiente destino. Considerando que no quería problemas con los vigilantes muggle, moverse era la mejor opción.

 

Continuaremos la clase aquí mismo, pero no en la misma época... recitó, al tiempo que se separaba del tronco y extendía la diestra que sostenía la varita. Un portal vaporoso se formó a espaldas de ambos. Debes perdonar mi tendencia a invocar portales de la nada, pero... bueno, es un poder que eventualmente podrías aprender. Vamos, la historia apremia.

 

Cabeceó en torno a la rasgadura espacio-temporal, que adoptó una tonalidad sepia, como la de las fotos de antaño. Con sus conocimientos de Runas Antiguas e Historia de la Magia, Badru había creado un pasaje de tiempo que los dejó en la misma explanada en la que se encontraban. Sólo que no estaban más en 2019. Serían mediados del postclásico, como por el año 1200.

 

Supongo que te han contado de las reglas de los viajes en el tiempo. Técnicamente, no podemos interferir con eventos históricos, pero he aquí una forma de enseñarte el funcionamiento de los poderes restantes.

 

Con su atuendo de guerrero, el pasaría desapercibido fácilmente, pero quizá a Nicole no le resultaría tan sencillo hacerlo. La explanada, con más vegetación que en tiempos modernos, estaba medianamente ocupada; un par de transeúntes iban de aquí a allá, sin recaer en la singularidad de las dos personas que acababan de salir de la nada.

 

Así como el libro te da el poder de escuchar más allá de lo que tu oído capta, también te da la exclusiva privacidad.. un anillo de bronce con borde de oro se formó en el índice derecho de Badru, que levantó un poco la voz para que su pupila le alcanzara a escuchar entre los murmullos de la gente. Bien podríamos hablar del Estatuto Internacional del Secreto, o bien, del Viejo Mundo, y los demás sólo verían a dos individuos moviendo los labios. Más útil que un Muffliato, ¿no crees?

 

Entonces, decidió que visitarían una de las estructuras cercanas al templo de Kukulcán. Para la época en la que estaban, las disputas entre las distintas culturas mesoamericanas eran más comunes, por lo que no era de extrañarse que los guerreros lastimados en combate solieran habitar algunas de las edificaciones de la ciudad. Le indicó a la Crowley que visitarían una especie de sanatorio, donde hallaron a un solo combatiente, sosteniéndose el pecho como si intentara que la herida cerrara por sí sola.

 

Tenía varios impactos de flecha, por cuyos orificios brotaba la sangre como si se tratara de una llave de agua. A su lado, reposaba un escudo de palma, evidenciando que era un guerrero caído en batalla. En cuanto el Uzza se acercó, empleó su magia para que las palabras que emitiera éste, fueran traducidos y perfectamente entendibles por ambos.

 

La guerra. La guerra...Nunca cambia. Así como se usa la magia para agredir...También puede usarse para sanar. No importa qué tan buena seas con los Primeros Auxilios, el amuleto de la curación te permite realizar tratamientos que no sean muy elaborados.

 

Le vino a la mente el colgante en forma de topacio que había visto sacar a su alumna en cuanto comenzaron a trabajar con los artilugios del libro de la Fortaleza. Alternó la mirada entre el moribundo y su alumna.

 

Por otro lado, tenemos el hechizo de Curación, que sirve para sanarte a ti... O a alguien más. ¿Quizá podrías combinar ambos, y ayudar a esta persona?

 

 

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El guerrero Uzza aplaudió una vez más, el sonido se propago nuevamente por el lugar, parecía que le gustaba aquella maravilla, espero a que el sonido se desvaneciera por completo para continuar la enseñanza. ¿Qué mas tendría preparado el guerrero para aquella clase? Ella sabia que habia algunos otros objetos que faltaba por ver pero no sabia como podrían aplicar los conocimientos si eran las únicas dos personas en aquel lugar.

 

El Uzza no tardo en resolver las dudas que albergaba. Abrió otro portal frente a ellos y la animo a pasar, como habia hecho con anterioridad. Lo poco que alcanzaba a ver a través del umbral la dejaban un poco confundida pero después de unos segundos de observar lo que se desarrollaba ante ella, por fin atravesó el portal.

 

Cuando estuvo del otro lado del portal tuvo que obligarse a parpadear varias veces, estaban en la misma explana en la que habían estado hace unos segundo pero ahora esta se encontraba abarrotada de gente, aquello no era lo sorprendente, sino el hecho de que todos vestían ropas pocas prendas, hechas de manera muy rustica. Estuvo a punto de preguntar de que iba todo aquello cuando Badru menciono las reglas de los viajes en el tiempo, ahora entendía estaban en la época en la cual la civilización maya se desarrolló.

 

Estaba asombrada en serio, miro todo lo que sucedía a su alrededor y por un momento le asalto el hecho de que alguien podría notar su presencia, sobre todo la de ella, pues su ropa sin duda algo fuera de lugar. En aquellos momentos el Uzza continuó hablando mientras se colocaba un anillo, en el acto los sonidos del lugar fueron amortiguados, como si de pronto se encontraran debajo de un domo. <<El anillo de Salvaguarda, probablemente>> pensó.

 

Después de unos minutos caminaron por el lugar, dirigiéndose a lo que parecía un sanatorio, por lo que Badru decía comprendió que verían a algún herido en combate, pues los enfrentamientos eran algo muy seguido y usual en las comunidades prehispánicas. Al ingresar al lugar, noto que habia un hombre tendido en un lecho, se sujetaba el pecho, el que se encontraba cubierto de sangre, un caído en combate, el escudo a su lado confirmaba las sospechas, el hombre los miro, de seguro pensaba que eran una alucinación debido a la perdida de sangre.

 

Miro al Uzza y después de que este mandará una significativa mirada al hombre y después a ella comprendió que debía curar las heridas del hombre -¡Oh, si! Claro...- saco nuevamente los amuletos del libro, tomando el Amuleto de la Curación para colocarlo alrededor de su cuello, se arrodillo junto al hombre, saco su varita e, internamente, se agradeció haber cursado hace algunos años un curso de Primeros Auxilios en la Academia.

 

Paso la varita por encima de las heridas, no tuvo que pronunciar el hechizo curativo en voz alta pues pudo sentir como la fuerza del amuleto hacia su trabajo. La sangre dejo de brotar lentamente, pudo ver como las heridas provocadas por impacto de flechas se cerraban poco a poco. El hombre miro como todo aquello sucedía y debido a la conmoción se desmayo, su cabeza callo hacia atrás sin mucha fuerza.

 

Volvió a pararse, situándose junto a Badru -Listo- se quito el amuleto y lo guardo nuevamente. Aquello habia sido extraño, sentir como la fuerza del amuleto fluía a través de ella, mejorando su poder de curación.

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