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Cuero, runas e idiomas


Orión Yaxley
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*inserte baner de idiomas acá que no tengo pero veo si hago más adelante*

 

 

 

El teléfono comenzó a sonar. La mujer con la diligencia que la caracterizaba, atendió. Sonrió ante la voz masculina del otro lado, que, como miel, pareció endulzarle toda la oreja. Porque, pues, piel de gallina, ojos dilatados, y busto acomodado. Le encantaba cuando ese tipo de personas llegaban a la fiesta. Igual, Rodolfa presentía que no era exactamente el tipo de persona de Gregory. Cuando lo vio pasar por la puerta se babeó mentalmente. Gregory, claramente, con su grupito de hombres con pantaloens apretados, tatuajes, perforaciones.

 

- Rodolfa, amiGAAAAAAAA, ¿cómo te va? ¿Cuándo dejarás ese escritorio sucio y aburrido? NosotrAs te adoptamos.

 

- Ay Gregory… sabes que no puedo.

 

- Sí, Charles no le gusta cuando sus empleadas dejan de hacer su trabajo. ¿Nos dejas pasar verdad?

 

- ¡Pero claro! 1000 Galeones cada uno…

 

Los muchachos, todos muy representativos del estereotipo de mago consumidor de sustancias… duras, sacaron sus billeteras. Todas de cuero. Le dejaron sus monedas de oro en el escritorio, que desaparecieron ni bien tocaron la superficie de madera. Rodolfa al ver el pago realizado, tocó la piedra de amatista que tenía al frente. Una puerta se formó delante del grupo y amontonados todos entraron finalmente. La mujer suspiró, ¿por qué le gustaban los muchachos que claramente no gustarían de ella? Otro tema para su terapeuta. Sacó la última edición del profeta y siguió con lo suyo, esperando los próximos invitados.

 

Toda esta introducción sirve para imaginarnos un poco a qué se iban a enfrentar el alumnado de Runas e idiomas.

 

Con la globalización, los nuevos medios de comunicación y la importancia de las relaciones internacionales delicadas en el mundo mágico, comenzó un proceso de sincretismo cultural agobiante. Cada vez había más fiestas privadas donde los excesos, música de alto volumen y un manejo de magia ilegal. Por eso, la entrada al sótano de un edificio común en Brooklyn era la fachada de una de estas reuniones. Bajabas las escaleras, seguías por un pasillo oscuro y llegabas a la oficinita de Rodolfa. Esta funcionaba como una antesala para el evento de Charles, uno de los subjefes de una mafia mágica en Nueva York.

 

Aparte de las drogas mágicas y besos franceses entre desconocidos, los idiomas eran una moneda corriente en lo que parecía de ser un galpón. Uno lleno de luces de neón, reflectores rojos, cuero, tapizados de terciopelo, bailarines de todos los cuerpos y tamaños. Era un antro mágico.

 

Pero lo que más llamaba la atención era una placa en el centro del lugar. Tenía cuatro runas talladas. Ansuz, Pentho, Eihwaz y Thurisaz. Pero había otros cuatro espacios más. Un tipo de unos dos metros de alto por tres de ancho cuidaba la misma. A su lado había un pedestal con una varita de cristal diseñada para tallar mágicamente la placa. Tras toda esta parafernalia existía un motivo un poco más oscuro de Charles. Igual, todos y todas lo sabían. La placa supuestamente tenía una profecía para la guerra que se había desatado al otro lado del mar. Alguna información de qué rumbo tomaría la cosa.

 

Y ahí estaban lingüistas y expertos en runas para ver cómo rayos se completaba el mensaje.

 

Ansuz - _____ - Eihwaz - Thurisaz _____ - Pentho - _____

 

Orión sabía, pero había comenzado a hibernar en su animagia de oso, ¿por qué? No hay porqué. Les dejó a los tres alumnes las invitaciones con las entradas pagadas.

 

El objetivo de la clase era simple. Sacar información, preguntar sobre las runas, descifrar el mensaje. Robar la tabla. Mezclarse entre les académiques vestides de cuero y tachas, con humo, luces rojas y estética under. Pedir un trago, para deshinibirse quizás. Acercarse a algune, pedir una seca, preguntarles de las runas. No lo sé. Los tres eran adultos y suponía que este sería su primer rodeo.

 

Bailando, charlando, gozando. Seguro les iban a contestar.

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No me gustaba molestar a la tía Hayame pero hoy la necesitaba. En el desayuno, la elfina Taga me había felicitado por estudiar Runas Mágicas con la tía; se lo había dicho su elfo Czésar. Me había puesto muy contenta con la noticia, estudiar en familia siempre es mucho más divertido. Sin embargo, ahora estaba tan confundida que decidí que era mejor ir a la Casita Snape para preguntarle sobre la clase.

 

Es que la información que nos habían hecho llegar era tan ambigua que casi creí que faltaba algo que se habría perdido en el camino. Tampoco supe bien cómo había llegado eso a la Vladimir. Parecía una invitación a una fiesta privada poco recomendable. No sé porqué pensaba eso, a mí nunca me habían invitado a ninguna fiesta en el pueblo. Era una auténtica desconocida para casi todos los vecinos que no fueran familiares directos.

 

¿Cómo pude suponer que eso estaría relacionado con la clase de Runas? Ni lo sé, tal vez una intuición. Sin referencias a la clase, sin nombre de profesor, sin cita a una hora concreta ni los libros a seguir... Sólo una invitación a una fiesta privada con una referencia estética que me asombraba por lo ultra-moderna referenciada con mi propia forma de ser...

 

Lancé un suspirirto y me arriesgué a ir a la mansión Snape, en busca de la tía Hayame. Cuando entré en su mansión, sin más, hice la gran pregunta que me carcomía por dentro.

 

- ¡Tía Hayame! ¿Tú entiendes algo de runas? Yo nada... ¿Sabes dónde y cuándo empezará la clase? - no me arriesgué a decirle nada de la invitación por si me confundía y sólo era una publicidad de apertura de un local con tendencias... extrañas.

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En aquellos momentos la bruja observaba un papel entre sus manos, lo volteaba y lo revolteaba y luego, le pasaba un cerillo o una vela por detrás del papel al grado de que por un segundo tuvo que usar la varita para reponerlo y apagarlo porque le había prendido fuego; estaba a punto de pegarle de gritos al papel y aplastarlo con el libro muggle de la RAE más cercana que tenía a la mano cuando repentinamente la puerta mágica de la mansión se abrió para darle paso a Xell Vladimir que como siempre, era bienvenida.

 

Un enorme tic se veía sobre una de las cejas de la vampiro pelirroja y parecía a punto de pegar gritos de pánico que estaba segura podrían despertar a su hermana menor; y no quería hacerlo, como fuera Ashley la que leyera aquel papel tendría que arrastrarla al ala psiquiátrica de Santos Mangos para que la amarrasen a una mesa, rogando por apagar su instinto suicida.

 

Dió un respiro profundo y caminó hacia su sobrina negando con la cabeza.

 

-Nena, si no puedo siquiera descifrar esto... es una invitación? pensé que estaban intentando maldecirme, diablos... -movió el papel que tenía entre los dedos y un escalofrío la recorrió -mucho menos puedo descifrar runas. Si estoy tomando la clase es justamente, porque no las conozco, si las conociera o supiera qué diablos son o cómo se leen, me ahorraría los mil galeones de la clase y los usaría en comprar un libro o mejor aún, imitaría a Odín y me colgaría de un árbol para ver si con eso se me ilumina algo

 

Dejó escapar un suspiro pesado mientras cerraba los ojos y un pequeño globito de aliento salía por entre sus labios

 

-Ni hablar. Yo digo que vayamos a la dirección de la Academia y le pidamos ayuda al director o directora de turno, a estas alturas ya no sé quién esta a cargo pero seguramente ellos tendrán un mapa -dijo -de hecho, si no fuera porque Czésar estuvo dando vueltas en la universidad y se fijó en que ya estaba el horario de clase, ni siquiera me habría llegado la invitación, tal parece que no llegó siquiera a la lechuza de turno

 

Negó nuevamente con la cabeza un par de veces para luego, encaminarse a la puerta y colocarse la capa de viaje

 

-Vienes?... no tengo ni un solo libro que hable de runas y cosas así y la clase no venía con instructivo de cosas necesarias para aprender. Ahora que lo pienso, tengo unas piedras rúnicas por si las quieres traer pero eran de la clase de adivinación -señaló vagamente con una mano una mesa con un pequeño vasito con marcas extrañas -pero mientras no sepamos que significa cada uno, supongo que dará lo mismo...

 

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Había tenido la sensación que la tíita Haya me llevaría de la mano hacia la clase de Runas, en la Universidad. Sin embargo, ella parecía ignorar, como yo, dónde se iba a dar la clase. Eso sí, llevaba en la mano la misma invitación que yo había recibido en la mansión Vladimir.

 

- Esto no puede ser una casualidad... Yo creo que... Parece... Sí, parece una invitación pero... ¿Se hablan runas en esas fiestas? Nunca he ido a ninguna... ¿Cómo podemos aprender runas en una fiesta? No es ortodoxo.

 

Aunque, pensándolo mejor, en peores sitios nos metía la tía Sagitas en sus clases de Estudios Muggles. Suponía que todo era posible, aunque fuera incluso en una asignatura tan mágica como la del conocimientos de las Runas. Sopesé la idea que fuera una maldición, como había dicho la tía pero... ¿Nos iban a maldecir a los dos?

 

- No creo que sea una maldición, sólo es una... ¿Invitación a una fiesta? Podríamos ir... ¿Cómo, tíita?

 

La tía había soltado un "ni hablar" tan fuerte que me asustó.

 

- ¿Ir a la Academia? No hay Director todavía, desde que declararon la guerra contra Londres. No sé quién podría ayudarnos. ¿Y si vamos a... a ese lugar, a esa fiesta...? Sólo a mirar, tal vez sólo sea una broma de alguien - Pensaba en la tía Sagitas, ella era capaz de hacer este tipo de cosas pensando que podría ser algo divertido. Era una payasa. - Vamos, ojeamos, tal vez esté nuestro docente al cargo y nos pueda enseñar... runas...

 

Aún no estaba convencida de que en una lugar como el que señalaba la invitación pudiéramos aprender runas. Pero era la único que teníamos en común la tía y yo en aquel momento.

 

- ¿Me dejarás ver las piedras rúnicas? Yo nunca he visto runas aunque he oído decir que son muy importantes para la Magia. - Miré el vaso que señalaba y me dejó algo preocupada. - ¿Las piedras están dentro de un vaso? ¿Se han de beber? ¡Ay, tíita! Yo no sé nada de Runas, pensé que sería como los idiomas muggles. ¿Tan difícil es, como para necesitar de un vaso así?

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La bruja se quedó viendo a su sobrina y no pudo evitarlo, terminó soltando una muy buena risa

Esa era la parte buena de hacer estudios con la familia, una siempre podía tener la seguridad de que podrían reirse si algo salía mal o si terminaban bien perdidas, como ellas en aquellos momentos; sacó la varita y le dió una sacudida a lo que el vaso que tenía en aquella mesa dió un salto largo para que la vampiro pudiera atraparlo en el aire en ese instante mientras le seguía sonriendo a su sobrina, esta vez con un humor mucho mejor del que con la que la había recibido

-Si bueno... en las fiestas siempre suele haber comida y yo me muero de ganas por comer algo diferente en estos días

Le dijo a Xell y la tomó de una mano para que las dos pudieran encaminarse rumbo a lo que su sobrina al parecer, había interpretado y por mucho, mejor que la pelirroja

-Si, bueno... lo poco que yo sé es que dependiendo de la manera y la forma en la que las runas caigan y si estas están hacia arriba, tienen un significado diferente pero esto es en adivinación -le fué comentando y con otro movimiento de varita duplicó el vaso que contenía las piedrecitas de runas y se lo brindó a su sobrina -anda, revísalo

Le sonrió de buena gana mientras continuaban andando camino a aquella fiesta, la verdad era que la Snape pensaba seguir a su sobrina que era la que había interpretado el mensaje

-Mira, por ejemplo esta -del bote sacó una piedrecita con algo parecido a una P tallada de forma rudimentaria -esta creo recordar como que se llamaba Wunjo o algo así y representa el aire y el equilibrio... generalmente cuando te sale este símbolo en una lectura da una conotación positiva, como que si has hecho un esfuerzo por algo muy importante, lo vas a obtener como premio al sacrificio que estés haciendo

Le contaba con una sonrisa pensativa

-Y ahora que lo pienso... es curioso que esta runa me haya salido en este momento, porque también habla de... celebraciones... reuniones... -frunció levemente el ceño mirando la piedrecita en su mano, tranquila y plana como siempre -tendrá que ver justamente con la reunión a la que estaremos yendo?

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Observó la invitación por enésima vez, maravillado. ¿Una fiesta? Desde luego las cosas estaban cambiando en la Academia para mejor, por fin alguna mente preclara había encontrado el perfecto entorno pedagógico, Crazy estaba dispuesto a explicarle a cualquiera que había aprendido mucho más en las tabernas que en una aburrida aula mientras garabateaba en un pergamino con los dedos manchados de tinta.

 

¿Qué vestimenta debería llevar? La invitación no especificaba el tipo de evento, aunque el logo hortera y los colores chillones le disuadieron de elegir una túnica de gala. Tras pensarlo unos segundos se decidió por una de aspecto sobrio aunque hecha de tela fina de alta calidad, era negra y su único adorno eran unos basiliscos de color azul bordados en espiral recorriendo las mangas hasta el antebrazo.

 

Cuando cruzó el portal y estuvo frente a la dirección indicada observó el anodino edificio con cierto escepticismo, no le gustaban demasiado los magos americanos porque tenían ese talante del nuevo rico torpe y arrogante que se considera lo único importante en el universo. Había tratado con numerosos diplomáticos del Macusa y todos habían intentado darle órdenes de una forma u otra, como un noble dirigiendo a su vasallo. Mostrarles el tamaño de su equivocación había ocasionado no pocos incidentes.

 

Lo recibió una mujer atractiva y sonriente, que tras echar un fugaz vistazo a la invitación lo trató como si lo conociera de toda la vida. Otra cosa que lo irritaba.

 

- Creo que nuestro local será de su agrado - dijo guiñándole un ojo -

 

La observó unos segundos con rostro impasible.

 

- No lo sé, soy un cliente muy exigente - dijo - ¿Tienen whisky?

 

- Ehh... Claro

 

- Entonces sí - dijo mientras cruzaba el umbral -

 

La fiesta lo decepcionó un poco. Quizás estuviera demasiado viejo, pero su idea de una celebración incluía una taberna de mala muerte, un camarero de higiene deficiente y beber sentado en un rincón mientras contaba anécdotas e historias de la guerra que no le interesaban a nadie. Aquello en cambio estaba lleno de niños ricos vestidos de forma estrafalaria que en lugar de conversar se dedicaban a bailar de forma espasmódica.

 

Como tenía por costumbre registró el lugar visualmente, localizando las salidas y cualquier potencial amenaza. Un mago con el indudable aspecto de ejercer labores de seguridad le llamó la atención, estaba alejado de los clientes, vigilando una extraña placa con varias runas grabadas. Reconoció sus significados, ya que había estudiado las runas mágicas mucho tiempo atrás, pero no dejó de resultarle extraño.

 

Estaba en una clase, así que decidió aprovechar el tiempo antes de que apareciera un profesor con molestas tareas y se dirigió a la barra. El camarero llevaba un ridículo uniforme de cuero pero no puso objeciones a servirle el whisky, a diferencia de los taberneros a los que estaba acostumbrado no intentó sonsacarle información, aunque tampoco es que se pudiera hablar mucho en medio de aquel barullo.

 

- Bien, esto es una clase - murmuró para sí mismo mientras apuraba el vaso de un trago - ¿Dónde aprendo idiomas aquí?

 

Le indicó con un gesto al camarero que le sirviera otro vaso, el cual lo miró enarcando una ceja con incredulidad mientras se acercaba.

 

- Igual terminas antes dejando la botella

 

El hombre de cuero resopló, le sirvió otro vaso y se llevó la botella mientras meneaba la cabeza y murmuraba algo que sonó peligrosamente similar a vejestorio.

Sapere Aude - Mansión Malfoy - Sic Parvis Magna

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Estaba tan preocupada que la risa de la tía Hayame me produjo consternación. ¿De qué se reía? ¿De aquel vaso que volaba hacia ella por una invocación de su varita? Escuché su explicación y, sin pensar, me puse a reír yo también.

 

- ¡Ay, tiita! Pensé que era para beber algún líquido donde se hubieran diluido las runas.

 

¡Era bien boba por haber tenido ese pensamiento! Pero en mi defensa, nunca había oído hablar de las clases de runas y mi conocimiento era totalmente cero en esta asignatura, por lo que al ver aquel vaso con piedrecitas dentro... ¡Esto es un mundo mágico, se hacen brebajes de cualquier cosa y estoy acostumbrada a las manipulaciones de Babila!

 

Seguía riéndome de mí misma, siguiéndola hacia el lugar de la fiesta, aunque me parecía que no estaba vestida de forma apropiada. Elegante sí, por supuesto, aunque no de la manera tan ultramoderna que se veía en aquella invitación. Hayame seguía indicándome el funcionamiento de las runas en el vaso, intenté contestarle sin soltar alguna risita que aún se escapaba.

 

- ¡Ah! Quieres decir que si las runas caen hacia arriba significan algo y si caen hacia abajo, otra cosa. Huy, será fácil su estudio, entonces, ¿no? - Aunque después añadió que eso era en Adivinación y me sentía perdida de nuevo: ¿sería igual en todos los conocimientos? Cuando añadió que una de las piedras que había salido antes se relacionaba con las celebraciones, temblé un poquito, aturdida. - Entonces vamos bien a la fiesta, seguro.

 

Aunque no estaba tan segura como aparentaba, la seguí feliz de tener una mano amiga en aquella asignatura que se me antojaba muy difícil en estas circunstancias. Llegamos ante un edificio sorprendente, por lo poco que parecía. Saqué mi invitación y después, de puntillas, intenté ver la que la tía Haya traía consigo.

 

- ¿Crees que es aquí? Parece poca cosa - comenté, algo decepcionada. Habíamos bajado unas escaleritas y seguido un pasillo oscuro hasta llegar a una especie de mostrador de secretaria.

 

Creo que no debí decirlo porque la señorita, por llamarla de alguna manera diplomática, me miró con cara de pocos amigos y nos pidió 1000 galeones.

 

- ¿1000 G?

 

- Cada una.

 

Abrí la boca varias veces, con torpeza, intentando articular alguna de las palabras que se me ocurrían pero no salían de mi boquita. Mejor, estaba insultando al profesor o profesora de Runas. Seguro que aquel negocio era suyo y quería tener beneficios a nuestra costa.

 

- ¡Pero nos han invitado! - logré decir, de un tirón, de maanera que casi no sonó inteligible.

 

La mujer miró el papel que llevaba en la mano y movió la cabeza con un "de acuerdo" que parecía que le costaba horrores pronuncia.

 

- ¿Idiomas o Runas? - preguntó, al fin.

 

- Runas.

 

- Al fondo entonces.

 

La pared se abrió con una hermosa puerta de pomo de color violeta. Entré casi corriendo y, cuando vi lo que había, intenté salir de nuevo pero la puerta había desaparecido.

 

- Ay, tiita Hayame. Creo que nos hemos metido en un mal sitio. De aquí no salimos vivas. O enteras.

 

Tal vez aquella era la finalidad de la clase, aprender runas para abrir alguna puerta o una vía de escape antes de morir en aquel lugar tan sombrío.

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-Asumiré que nos tienen en lugares separados a los que estudian idiomas de los que estudian las runas...

La bruja había seguido a su sobrina y casi con resignación había pagado lo que se le había pedido, de todas maneras sabía que era algo que le iban a pedir tarde o temprano y no estaba de humor para hacer más lios; dejaba que su sobrina Xell tomara la iniciativa, últimamente la chica estaba muy ansiosa y dispuesta con las cosas que la rodeaban, como si un aura nueva la hubiese poseído y ahora la empujase a ser más dada a liderar en todo momento

Y a la Snape en lo personal, eso no le molestaba en lo absoluto

-Tú le entiendes a algo de esto?

Le preguntó a la chica y luego, volvió a revisar su invitación como si quisiera entender algo de lo que decía pero le seguía dando dolores de cabeza por la manera en la que estaba escrita; un escalofrío le recorrió y le entregó su invitación a su sobrina puesto que ya no quería tenerla agarrada y en lugar de eso, tomó el pequeño vaso que había llevado consigo y comenzó a agitarlo un par de veces

-Creo que quien nos ha invitado es una especie de esas chicas que están queriendo cambiar los diccionarios por algo más... nuevo? o quizás vegana pro grupos familiares grandes

Dijo y volvió a sacudir la cabeza

-No lo sé, desde mi punto de vista parece algo demasiado muggle y me sigue causando esa sensación de que quizá nos hemos equivocado de academia o de clase, no se parece en nada a lo que esperaría de una clase de la universidad -cerró los ojos y se sentó en el suelo por unos momentos para después, dejar salir unas cuantas rocas en el suelo y moverlas con un dedo -cuando me apunté a runas fué para complementar con adivinación pero ahora, esta habitación me parece perdida, no entiendo nada de nada... y soy yo o se supone que deberíamos de estar con más gente pero realmente, no hay nadie aquí?

Le cuestionó a la chica y luego la vió a los ojos

-Tu sabes algo del profesor... o profesora que ibamos a tener?... demonios, por eso siempre investigo primero a mis maestros pero esta es la segunda vez que no me entero de nada

Maldijo por lo bajo y se sacó un pequeño silabario de un pequeño bolsillo escondido para revisar lo que tenía delante

Levantó una pequeña roca blanca con lo que parecía una H y bajó un poco los párpados

-Hagalaz... -recitó y resopló nuevamente -si tomamos la decisión equivocada, nos vamos a destruír a las dos y no va a haber sentimientos en quienes nos vean caer -hizo una mueca y ladeó la cabeza revisando otra pequeña piedra -sin embargo... -esta vez levantó una pequeña runa que parecía un anzuelo al revés, mostrándoselo a la Vladimir mientras ella misma se ponía de pie -esta es Laguz y nos indica que si queremos salir de este problema en lugar de pensarlo demasiado... debemos guiarnos por instinto

Dijo y finalmente le tomó la mano a su sobrina y cerró los ojos

-Así que dime... tu magia que es más pura que la mía, hacia dónde dice que debemos de caminar?... o adónde dice que debemos de ir para intentar adivinar el mensaje que nos han enviado?

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Aquel lugar no me gustaba. Me recordaba... Me estremecí al recordar aquella taberna oscura de la Marca en el breve momento en que estuve dentro. No, aquel lugar no se parecía en nada a éste, mucha más luz destellante, mucho más ruido de música electrónica, mucha más gente consumiendo bebidas y más cosas que no quería conocer... No, no se parecía nada excepto en que me sentía fuera de lugar. Aquel no era una taberna o un bar amigo. Lo notaba. Por eso no me gustaba y quería salir de allá, aunque suspendiera la clase. No me importaba reconocer que estaba asustada. Pero, a raíz de todo lo que decía Hayame, terminé por sentirme más aún, si era posible.

 

- Pe... Pero... ¿Pero de qué estás hablando, tía?

 

Miré a mi alrededor. Gente vestida de cuero, gente bebiendo cosas que ni oler quería, bailes muy extraños y... Parecían estar contaminados pon una serie de algo que les había comportarse de forma extraña. Hasta la tía Haya parecía contagiada de algo y decía cosas inconexas. Me acerqué a ella y la zarandeé un poquito.

 

- ¿Vegana? ¿Tenemos un profesor de Venus? - Vegano era una estrella de la constelación de Venus, ¿o sería de otro planeta? No recordaba mi clase de Astronomía. No contesté a su alusión que no parecía una clase universitaria. En realidad, me recordaban las locuras de la tía Sagitas para su clase de Estudios Muggles pero ésta la superaba. - No no sé quién es nuestro profesor. O Profesora. ¡¡Ooooh, mira!!

 

Había visto una cara amiga. No sé si amiga pero era conocida y yo, en aquel medio hostil, me pareció maravilloso reconocer la espalda de Crazy Malfoy. Pero los movimientos de Hayame me distrajeron momentáneamente.

 

- ¿Qué es eso? - Traía un libro que parecía un ¡libro de texto de runas! ¿Por qué no lo había dicho antes? Observé el dibujo de la piedra e intenté compararlo con la página del libro que consultaba mi tia. No entendía nada, para mí eran muescas en la piedra como arañazos del tiempo en las lápidas de las iglesias. - ¿Seguro que es una Hachalaz?

 

¿Qué era una Hachalaz? ¿Y qué era una Laguza? La miré con los ojos casi anegados en agua. Yo no veía la diferencia, parecían palos infantiles sin sentido.

 

- ¿Qué nos guiemos por nuestro instinto? - pregunté, enfadada porque no me sentía capaz de entender las runas? - ¡Pues eso voy a hacer, tia!

 

Aceleré el paso y me puse al lado del antiguo ministro de magia. Parecía beber demasiado Le golpeé con los nudillos en el hombro.

 

- Hola, Sr. Malfoy, ¿Se acuerda de mí? Compartimos clase en Primeros Auxilios - Me callé que le había salvado la vida porque me pareció fuera de lugar hacer ese recordatorio. - ¿Es usted nuestro profesor de Runas? Porque no estoy entendiendo nada y necesito que me lo expliquen muy despacito. ¿Qué se supone que debemos hacer en su clase?

 

Fui demasiado directa. Pero fui educada.

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Una enorme gota de sudor cayó por la nuca de la vampiro al ver cómo terminaba reaccionando su sobrina

Al parecer se había perdido por unos momentos debido a que se había concentrado demasiado en adivinar qué era lo que había pasado y por unos segundos, había perdido de vista a todas las personas que estaban alrededor; realmente, había dejado de verlos a todos y para ella, en su mundo, solo habían estado su sobrina y la Snape sin nada más, en un enorme vacío del silencio que le estaba provocando severas migrañas, como si algo más la estuviera llamando.

Pero prefirió dejarlo de lado cuando repentinamente voces, cuerpos y movimientos hicieron aparición a su alrededor.

Dónde estaban?

No tenía ni la más mínima idea y solo se puso de pie, sosteniendo con mayor fuerza las pequeñas piedras blancas con tallados que le servían para adivinar el futuro, terminando por acariciarlas entre sus dedos mientras su sobrina parecía quebrarse un poco, víctima de la tensión y de los nervios de estar en un lugar que realmente parecía demasiado poco apropiado para una clase de cualquier tipo; nuevamente, se dió cuenta de que lo mejor sería seguir la corriente a los demás alumnos y permanecer atrás, tan solo viendo todo y quizás en algún momento, preguntar al profesor, si había uno, de qué se trataba todo ese juego.

Sostuvo una de las piedritas entre sus dedos y la observó, una con una rasgadura con forma de R

Raidho

-Claro -gruñó la Snape mirando la pequeña rasgadura sobre la superficie blanca de su guijarro -cambio... comunicación. Comunícate con las demás personas para avanzar y para saber qué es lo que está sucediendo. Sigue tus instintos y fluye

Suspiró y se dió cuenta de que sus poderes de adivinación no estaban apareciendo al azar, querían comunicarse y de alguna forma el tomar esa clase estaba empujando ese pequeño poder a la superficie para irla guiando; por lo tanto, se terminó de guardar aquellas pequeñas rocas rúnicas y siguió a su sobrina, observando de reojo a Crazy Malfoy y dejó que fuera la chica la que hablase, ya que por el momento a ella no le correspondía ese paso.

No todavía

No pidió nada para beber, realmente no se sentía con animos para ello en ese momento y se apoyó en la barra de espaldas aún sobre una de las sillas, tan solo aguardando a ver qué sucedería y si en verdad sería el Malfoy el profesor de runas pero lo dudaba; desde que lo conocía, la comunicación que este utilizaba era completamente diferente a la de la extraña invitación que habían recibido.

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