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Pociones y Herbologia


Leslie Ashryver PB
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Herbologia y Pociones




Alessandra maldijo por lo bajo cuando apareció en plena selva de brasil, la última vez que estuvo ahí en aquella bonita cabaña para dar adivinacion y ahora estaba ahi para Herbologia y pociones.

Pero su torpeza ahí andaba haciendo de las suyas después de que los quintillizos nacieran, pensar en sus bebés la volvia más torpe que siempre pero al menos había llegado con todos sus miembros intactos.

Esta vez no daria en la cabaña, aunque el soto bosque tapara toda la luz del día habia un claro perfecto para usar para ambas clases, agradeciendo a los muggles que inventaron los pantalones y las botas de cuero largas avanzo hasta un pequeño claro, no era circular más bien tenía una forma ¿cuadrada? Medio extraña pero que tenia unos bancos o más bien troncos caidos que de usaban de bancos para los visitantes mágicos.

-Bien, Zum lleva esto a mis alumnas- le pidió a la lechuza negra que aleteo molesta.

La nota les avisaba que fueran con ropa comoda, pero después para la alumna de Herbologia tenía agregado que trajera su libro sobre plantas mágicas y para la que cursaba pociones los objetos a usar menos los ingredientes que los tenia su profesora a su vz la carta era un traslador que las llevaría directo a la Delacour sin tener que pasar por los peligros de la selva y sin necesidad de agregar la ubicación. Editado por Alessandra G. Delacour

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Nada más volver a doblar la carta y guardarla dentro del sobre de rigor, una repentina fuerza empujó a la mortífaga desde el estómago, obligando a que desapareciera pequeño apartamento a pocas calles del Callejón Diagón para aparecer en lo que parecía ser un trozo de selva.

 

Con un toque de varita su vestimenta cambió. Ya no llevaba la clásica túnica negra, sino otra color camuflaje con amplios bolsillos y botones de madera. La tela no era muy larga, le cubría justo hasta debajo de las rodillas siendo visibles unas botas de cordones de suela ancha. Un toque de varita más y un sombrero apareció sobre su cabeza, aunque no era necesario, pues el bosque se encontraba en completa sombra; los altos y frondosos árboles ocultaban cualquier resquicio de sol.

 

-Hola, soy la alumna de herbología - saludó con una amplia sonrisa en el pecoso rostro - Por su carta entiendo que somos dos alumnas aunque no cursaremos lo mismo... - mostró los libros que había traído dentro de un saco de cuero muy desgatado: árboles carnívoros por el mundo, plantas acuáticas mágicas por el mediterráneo (que dudaba mucho usar en aquel lugar), y mil hiervas mágicas y hongos... ¿qué haremos exactamente? - preguntó curiosa recordando las clases en Hogwarts; no había olvidado a las mandrágoras.

 

Echó un vistazo a su alrededor, y reparó en la hogareña cabaña. De demorarse mucho la clase, quizá pudieran pasar la noche en ella. El último conocimiento cursado, duró varios días. Por ello se había traído en el bolsito ropa de recambio y algún que otro objeto que podría serle útil. Suerte de los hechizos que agradaban espacio y reducían extremadamente el peso...

Mortífaga retirada
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La lechuza negra ululó dos veces antes de picotear la ventana del despacho de Mackenzie Malfoy en la Escuela de Arqueomagia de Florencia. A la académica siempre le resultaba sorprendente la facilidad que tenían aquellas mágicas criaturas para encontrar a sus destinatarios, aunque estuviesen rodeados de las más poderosas protecciones, como tal era el caso del lugar en el que se encontraba la Malfoy, revisando los informes procedentes de una reciente investigación en Terranova.

 

Mackenzie se levantó y abrió los amplios ventanales para dejar entrar a la lechuza, que depositó su misiva encima de la mesa de madera labrada y re-emprendió el vuelo, cruzando rauda la ventana y alejándose por el límpido firmamento azul que aquella mañana lucía en toda la Toscana.

 

Supo al leer la carta que tendría que posponer sus investigaciones pues su clase de Pociones estaba a punto de empezar y Mackenzie estaba especialmente interesada en ella. No entendía que no la hubiera tomado antes, quizás fuera un instinto natural, fruto de su antigua aversión al profesor de pociones que había tenido en Hogwarts. Era como una asignatura pendiente. Nunca consiguió aprender demasiado con aquel viejo cascarrabias con halitosis y poco dado a la higiene personal y ahora comprendía su error, pues era una de las materias más útiles de la magia.

 

Dejó la túnica color esmeralda que llevaba puesta en un pequeño ropero de su despacho y se enfundó unos cómodos tejanos y botas de montaña. La misiva no avisaba del lugar al que debían ir, pero sí advertía de la necesidad de llevar ropa cómoda. Tomó los objetos que le harían falta y los introdujo dentro de una mochila negra, agarrando después el traslador y dejando que éste la llevara a donde fuera que tuviera que ir.

 

Cuando el torbellino de colores cesó, Mackenzie se encontró en un claro de aspecto extraño, en mitad de la selva. Desde luego, agradeció la advertencia sobre la ropa, pues de no haberse cambiado, las picaduras de insectos y otros animales menos cariñosos la habrían martirizado durante toda la clase. Sintió una picazón, una especie de llamada, de necesidad... aquel lugar sería tan propicio para disfrutarlo bajo su forma animaga...

 

- Buenos días. -Saludó, sonriente y se alegró al comprobar que no iba a ser la única alumna, pero mucho más al ver a Felicity allí, a quien no veía desde hacía muchos años.

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Alessandra se sentó en uno de los troncos a esperar a sus alumnas, por los apellidos de ambas cálculo que debían ser familia, había conocido a Mackenzie de Adivinación pero su otra alumna no le sonaba de haberla visto antes, esperaba que ambas pudieran llegar porque tenía planeado que trabajarán juntas.

 

El ruido de alguien aparecie apareciendo la hizo pegar un brincó, sacudir su pantalón de jeans azul y su blusa de manga corta negra, el aire estaba pesado a causa de la humedad del lugar.

 

-Felicity no?- le preguntó con una sonrisa - tu y tu compañera trabajar enconjunto en una pociopoción- le explicó al ver los libros de su alumna.

 

Alessandra esperaba que se llevarán bien y más aún que les gustará la clase, Felicity se encargaría de conseguir los ingredientes atra vez de la Herbologia y Mackenzie se encargaría de preparar la poción que Felicity eligera para la ex ministra.

 

-Soy Alessandra Delacour- se presentó al darse cuenta que no lo había hecho -espero que Mackenzie llegué a tiempo sino tendremos que cambiar el tema- suspiró la Nigromante.

 

-Mientras esperamos a tu compañera- le dijo -le has dado una ojeada?- le preguntó señalando el libro de "Mil hierbas mágicas y hongos".

 

El sonido de alguien más apareciendo la hizo girar sobre sus talones para encontrarse con su segunda alumna.

 

-Bienvenida Mackenzie- saludo Alessandra -justo le estaba comentando a Felicity que tendrán que trabajar en equipo- comentó.

 

-Pero antes de comenzar me gustaría conocer sus conocimientos ¿Qué sabes sobre Herbologia?- señaló a Felicity comenzando con ella -y Mackenzie tu sobre pociones ¿has hecho alguna que te guste? ¿Qué sabes de ésta materia?-

Editado por Alessandra G. Delacour

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La profesora confirmó el nombre de la mortífaga que cursaría herbología y seguidamente se presentó como una Delacour. Felicity arrugó el ceño, pensativa. Hacía tiempo que no escuchaba aquel apellido dando por hecho que la familia se habría mudado muy lejos de Ottery pero quizá se equivocaba y aun se mantuviera en los conocidos terrenos repletos familias mágicas quedando en ellos muy pocos miembros. "Como casi todas las familias más antiguas" murmuró para sus adentros pensando en los Weasley o incluso en los Malfoy, ya no se veían tanto como antaño.

 

- Yo también espero que no tarde en llegar - apuntó Fee, echando un vistazo al reloj de muñeca cuyas agujas en forma de lanza apuntaban a una oscura nube y se encogió de hombros - aunque creo que soy yo la que ha llegado algo antes de la hora acordada, tengo esta manía... En cuanto al libro, si, lo he leído un poco por encima - apuntó - ¿tendré que lidiar con alguna planta carnívora? a juzgar por este lugar...

 

En aquel momento llegó la otra compañera y Fee se sorprendió al ver que se trataba de la mismísima exviceministra de magia. Parpadeó varias veces, quitándose de su sorpresa y le saludó alegremente con una mano. Desde el descenso de Crazy como ministro no había tenido noticias directas sobre ella. Por suerte, de su abuelo si, encontrándose por pura casualidad con el museo de magia de España.

 

-¿Cómo va todo Mackenzie? veo que la retirada de la política te ha sentado mejor, tendrías que ver al Black, ¡en que horrible momento le ha tocado estar a cargo de nuestra comunidad! - negó con la cabeza varias veces pero no añadió nada más, al fin y al cabo estaban en una clase y seguramente no era la primera persona en avasallar a Mack con preguntas al respecto. Ya tendrían tiempo para charlar cuando acabaran si es que aquella clase no se demoraba mucho.

 

¿Cómo lo harían para cursar porciones y herbología a la vez? se preguntó, curiosa, antes de responder la pregunta de la bruja de rubios cabellos.

 

- De herbología no sé más de lo que se enseñó en Hogwarts. La verdad es que nunca he profundizado sobre el estudio de las plantas y quiero aprender sobre ellas. No quisiera que un lazo del diablo me pillara por sorpresa.

 

Se fijó en que el suelo del lugar estaba muy mojado por la excesiva humedad, provocando un leve resplandor en las plantas cuando algún rayo de sol lograba filtrarse entre la espesor de las ramas, quizá por la presencia de un río cercano.

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Nada más saludar, se dio cuenta de que debía haber llegado tarde. Daba la impresión de que Alessandra la había estado esperando para empezar, pues enseguida entró en materia. Quizás la lechuza había tardado en encontrarla, después de todo.

 

- De herbología no sé mucho. En Hogwarts tuve un profesor que me provocaba nauseas, así que no llegué a prestar mucha atención en sus clases. No obstante, estudié por mi cuenta para el TIMO y el EXTASIS y llegué a elaborar algunas pociones interesantes. Esencia de díctamo, poción multijugos, poción alisadora, filtros de amor simples.... cosas así. Digamos que sé lo básico, pero no mucho más. Después de aprobar el EXTASIS nunca más volví a interesarme en las pociones hasta ahora.

 

Hizo una pausa para tomar aire y observó que el lugar era sin duda idóneo para estudiar tanto herbología como pociones. Seguramente era una gran idea lo de trabajar en equipo, aquellos dos conocimientos se complementaban muy bien.

 

- No sé si puede contar como algo, pero lo cierto es que hace poco también tuve ocasión de fabricar una poción tranquilizadora mientras estudiaba legilimancia. Aunque quizás no fue la forma más ortodoxa de elaborar pociones.

 

Hasta a ella le parecía raro su escaso conocimiento de pociones, pero por una vez asistía a una clase que le interesaba mucho y de la que tenía muy poca idea.

 

Cuando Fee le habló de Aaron, Mackenzie tuvo que disimular una sonrisa pícara. Era bien cierto que se había liberado de la política ministerial, pero eso no quería decir que estuviera desinformada. De hecho, estaba más informada de lo que cualquiera hubiera pensado que cabía esperar.

 

- Aaron nació para Ministro. Seguro que el cargo le va como anillo al dedo. Yo estoy feliz fuera de todo eso, me dedico a disfrutar de la vida e investigar un poco.

 

Procuró no aparentar demasiada frivolidad. Felicity la conocía y no habría colado. Ella sabía que Mackenzie investigaba la magia antigua y probablemente también sabría que daba clases en Italia, aunque poco más supiera sobre la verdadera y única pasión de Mackenzie Malfoy.

 

Escuchó la respuesta de Felicity y se sorprendió al comprobar que ella parecía saber tan poco de herbología como Mackenzie de pociones. Sin duda sería una clase instructiva para ambas.

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-Quizás- sonrió la Delacour.

 

No había tenido tiempo de recorrer la selva pero si había plantas carnívoras era mejor que Felicity leyers para prevenir cualquier situación de un posible ataque de plantas. No eran de sus favoritas más después de sufrir un ataque en la Rambaldi, gracias a que Galedra tenía tres regadas por los jardines.

 

-Herbologia es más que nada saber forma, olor y que puede hacer la planta que se tiene enfrente- comenzó a hablar acercándose a unas flores altas, blancas, cerradas parecidas a una piña -por ejemplo esto es un asfódelos, vean y toquen- les dijo tendiendole la flor.

 

-Mackenzie las pociones son mezclas mágicas que se preparan comúnmente en un caldero y son usadas para crear diversos efectos en el bebedor - habló sacando un par de frascos de colores -las pociones pueden tener usos medicinales, puede ser una poción letal, o simplemente puede dar a la persona que bebe cualidades diferentes como por ejemplo más fuerza o inmunidad ante varias situaciones- explicó.

 

-Mackenzie puedes decirme que poción es está- le dijo señalandole un frasquito que tenia un líquido color oro -está- señaló otra de amarillo sol -y esta- el frasco era más grande y su contenido parecía barro -puedes olerlas si deseas para guiarte- le ánimo.

 

-Felicity, quiero que me digas que son estos ingredientes en vos alta y Mackenzie debes decirme que forman todos juntos eso si, le faltan ingredientes pero es fácil reconocer para que se usa- les pidió sacando una bolsita transparente con varias flores.

 

Asfódelo, raíz de angélica, hinojo, acónito, ajenjo

 

-Felicity debes decirme que acónito es venenoso en su consumo- le pidió a la Malfoy.

 

Era hora de ponerse a trabajar sino querían que la noche las agarrara.

 

-Como podrán ver en este lugar apenas hay luz y seguramente debamos producirla nosotras para evitar algún ataque- les explicó -usaremos ciertos hechizos para protegernos- avisó mirando a ambas.

 

 

"Incendio"

 

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"Diffindo"

 

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"Lumus Solem"

 

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La cháchara con la ex viceministra no duró demasiado dado que la Delacour empezó la clase y en seguida les hizo una series de preguntas. Estaba claro que no tendrían mucho tiempo para recrearse y que debían estar por la labor. La mortífaga se arremangó hasta la altura de los cojos de la túnica descubriendo que también le tocaría repasar algo de pociones pero no le importaba, aquella materia le gustaba muchísimo.

 

La profesora les mostró unas flores de hojas delgadas y lineales que se reunían en unos penachos y Fee se acercó para observarlas más de cerca con detenimiento. Flexionó las piernas, agachándose (algo cansada de estar de pie), y aspiró el dulce pero fresco aroma de la flor cerrando los ojos un par de segundos. Eran blancas pero no totalmente puesto que más de cerca podían verse algunas hojas de un color rosado muy muy pálido; quizá porque el nervio central era de color oscuro. Se trataba de una asfódelos, tal y como les hizo saber la Delacour. Felicity anotó mentalmente aquel nombre, pensando que quedarían bien en alfeizar de la ventana de su pequeño pero luminoso apartamento cerca del Callejón Diagón.

 

-¿Tiene alguna propiedad mágica específica? - quiso saber la bruja, incorporándose tras dejar la planta cuidadosamente sobre el suelo verde repleto de hierbajos y bichitos pequeños.

 

Más la profesora estaba preguntando a Mackenzie acerca de algunas pociones que tenía en pequeños botecitos de cristal. Uno de los botes contenía un líquido amarillo que brillaba muchísimo y los azules ojos de Fee se iluminaron al creer que esta podría tratarse de suerte líquida. ¿Les permitiría la profesora hacerse con aquel pequeño frasco de ser así? se preguntó para sus adentros. Aquella poción llamada felix felicis no era fácil de preparar y, de no salir como debiera, podía llegar a tener efectos fatales en quien la tomara simplemente con un par de gotitas.

 

La voz de su compañera le hizo volver a la clase a tiempo para responder qué eran unas plantas que la profesora había sacado y mecía ante ellas. Las tomó y depositó sobre una pequeña mesa de madera que habían hecho aparecer, junto con un caldero y un leve fuego. Debía de tratarse de algún kit de pociones rápido y transportable.

 

- Mmm si, estos ingredientes son raíz de angélica - indicó apuntando con el dedo índice una planta de hojas grandes con gruesa raíz que al ser cortada libera un zumo de color amarillo de textura lechosa - acónito... ¡ai no! hinojo - corrigió a tiempo señalando el matojo de plantas verdes reconocida por ser una planta medicinal - acónito - siguió señalando ahora una planta de un morado intenso que bien podía parecer un racimo de uvas - y ajenjo - dijo acabando.

 

Si no recordaba mal aquellos ingredientes eran ideales para realizar la poción amortentia, un filtro de amor muy potente. Pero aquello lo debía contestar Mack, ella debía de decir qué acónito es venenoso para su consumo.

 

- Veamos, sé que el acónito se usa para pociones como la matalobos o la ojos abiertos, para que uno no pueda dormirse aunque lo esté deseando - respondió, sin saber que más añadir, esperando que la profesora le diera más información.

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Cuando la profesora comenzó las explicaciones, Mackenzie se alegró de que empezara por lo básico. Teniendo en cuenta lo poco que había estudiado de pociones, iba a tener que hacer su mejor esfuerzo para llegar a un nivel avanzado. Y, lamentablemente, lo fácil sólo era el principio. Cuando Alessandra le mostró los dos frasquitos con sendas pociones, Mackenzie no supo si reir o llorar. No tenía ni idea de qué podían ser.

 

Tomó primero el frasquito más pequeño, cuya poción tenía un color oro oscuro y acercó la punta de la nariz a su interior para intentar olerlo, tal y como le había indicado Alessandra. No reconoció el olor, aunque hubiera jurado que desprendía un leve aroma a tomillo. Tenía una textura compacta, y ello unido a su color, parecía que fuera oro fundido introducido en un pequeño frasco de cristal. En su superficie, gruesos goterones saltaban de un lado a otro, como pececillos dorados. No tenía ni idea de lo que podía ser.

 

Decidió probar a examinar el otro frasco, algo más grande. Aquella fue más fácil de adivinar. Ella misma había realizado en una ocasión aquella poción, sólo que no estaba terminada. Pero aquella textura parecida al barro era sin duda una poción multijugos a la que le faltaba el último ingrediente.

 

Esperó a responder. No quería reconocer que no tenía ni idea de qué poción era la que contenía el primer frasquito. Decidió consultar un libro de pociones que había guardado en su mochila. Tenía hermosos grabados, además de largas y claras explicaciones que ojeó con prisas hasta que sus ojos se posaron en una imagen muy similar a la que contenía el primer frasquito.

 

- ¡Felix Felicitis! - Exclamó con una enorme sonrisa y aguantándose las ganas de probarla. ¿Cómo había sido tan tonta? La había visto en alguna ocasión, aunque nunca la hubiera probado. En los años en que Mackenzie se tropezó con aquella poción, su vida era tan dichosa que estaba convencida de que ya tenía la suerte necesaria. No necesitaba más. Más tarde, al pasar de los años, ¡cuántas veces deseó tener un poco de aquella poción! - Esta poción otorga suerte. Hace que el que la bebe, experimente la más asombrosa fortuna durante un tiempo que depende de la cantidad ingerida. Durante ese tiempo, todo aquello que intente o emprenda tendrá un resultado exitoso. ¿Puedo? - Preguntó Mackenzie, casi con timidez. - La otra poción, la que parece barro, es una poción multijugos a la que le falta el último ingrediente.

Estaría genial poder probar un sorbito de aquella suerte líquida. Quizás Alessandra se lo permitiera.

 

La siguiente pregunta de la profesora no le pilló tan desprevenida, quizás porque acababa de ver esa poción en el libro que acababa de ojear.

 

- Asfódelo, raíz de angélica, hinojo, acónito y ajenjo. Todos ellos son los ingredientes principales para hacer Amortentia, el filtro de amor más fuerte del mundo. Causa una poderosa obsesión en el bebedor hacia la persona amada o deseada. Tiene un brillo nacarado y su vapor asciende formando unas inconfundibles espirales. Curiosamente, tiene un aroma diferente para cada uno que lo huela. A cada uno le recuerda las cosas que más le atraen, incluso si esa persona no conoce la verdadera afición a dicho objeto.

Bueno, casi parecía que hubiera bebido un poco de felix felicitis, después de todo no le había ido tan mal. Pero su deseo de beber aquella poción se incrementó cuando Alessandra comentó que debían protegerse contra ataques.

 

- ¿Ataques? ¿Porqué iba nadie a atacarnos?

 

Mackenzie cayó en la cuenta de su ingenuidad. Desde luego, no sería en la primera clase que intentaran atacarla.

Desde luego, cuando la profesora les mostró el Lumus Solem se dio cuenta de que los ataques podían venir incluso de las plantas. Afortunadamente, aquel era un hechizo muy útil para defenderse de un lazo del diablo, una planta que no soporta la luz del sol. Miró a su alrededor y comprobó que, efectivamente, había lazos del diablo en las cercanías.

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-La flor en si propiedades no tiene, lo que se usa de ellas son las raíces- les explicó a ambas Malfoys - La raíz en polvo del Asphodel se utiliza en la creación de varias pociones, como el filtro de Muertos en Vida-

 

Alessandra sonrió ante el brilló de los ojos de ambas brujas al tener en su poder aquélla poción que traía suerte, no había pensado en dar su contenido pero ahora que lo pensaba no estaría mal hacer que se esfuercen en la clase si querían la poción, para suerte de ambas tenía varios frasquitos con cada poción por si se les rompía o perdían. Le había ocurrido ya una vez en otra clase y no correría el riesgo una segunda asi que había ido preparada.

 

Alessandra le dirigió una sonrisa a Felicity al escucharla nombrar cada planta y tallo que le había dado para que lo reconociera, con eso podían avanzar a lo último que era la búsqueda de un par de ingredientes para la poción de Mackenzie.

 

-Felicity ese es el acónito común pero hay uno en la India que es sumamente mortal su consumo- le explicó - la Aconitum ferox, tienen de 50 a 120 cm de altura. Con unas flores de color púrpura y hojas de color verde claro recortadas en segmentos- no había podido llevar ninguna porque la clase había sido de último momento.

 

-Asi es señorita Malfoy pero recuerda que estás en clases y no se puede- le explicó riendo -aún asi si ambas colaboran y Mackenzie haces bien la poción que les daré podrán llevarse una cada una un frasquito- les dijo mostrandole otro igual.

 

-Señorita Malfoy las plantas para defenderse son capaces de todo, incluso matar sin con eso sobreviven- les aviso -por eso de los hechizos que les mostré por si algún lazo del diablo, planta carnívora, Snargaluff o Tentácula venenosa son atacan- avisó.

 

-Les comento que hay Flores voladoras por aquí también, son parecidas a los lazos del diablo pero tranquilas son inofensivas- les explicó para relajarlas.

 

La mesa con el kit de pociones de emergencia para llevar ya estaba preparado, Alessandra sacó de un bolsito unas púas medianas de color blanco con franjas negras.

 

-Esto es Púas de puerco espín- les mostró para depositarlos en un mortero - Mackenzie te faltó una poción pero se las diré ya que será la que harán el día de hoy-

 

-Es el Elixir para inducir euforia- exclamó encantada -Felicity tu buscarás los tres ingredientes restantes que son ramitas de menta, ajenjo y semillas de ricino - avisó a su alumna de Herbologia- y Mackenzie comienza a preparar la poción volviendo polvo las púas que te llevará tiempo-

 

-Comiencen-

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