Melrose Moody y Eileen Moody

[Runihura]

Los dos días de descanso que les había dado a sus alumnas habían pasado muy rápido para su gusto. Estaba de pie mirando hacia la blancura del horizonte, era casi tan hipnotizante como las arenas de los desiertos que ella tanto amaba. Ese día no corría viento y el sol brillaba en lo alto del firmamento, cualquiera podría pensar que, hacía un buen día, si no fuera por que el aire estaba helado.

 

Junto a ella, como si de dos guardianes se tratara, estaban los Golems que había usado para el entrenamiento. Tras una indicación de la Uzza, estos completaron un círculo que sería el lugar en donde se llevaría a cabo el duelo, era lo suficientemente espacioso para que los señores del caos se movieran con libertad y que las dos jóvenes pudieran llevar un duelo a gusto.

 

Le había costado un poco decidir si serían duelos individuales con ella como oponente, pero tras meditarlo, finalmente optó por hacer que las dos primas se enfrentaran. Durante en entrenamiento les había hecho algunas observaciones en las fallas que habían tenido y también les dio algunas indicaciones, esperaba que no volvieran a repetir esos errores. Igual permanecería atenta durante todo el enfrentamiento y de ser necesario intervendría, no quería que ninguna de las dos terminase muerta.

 

—Bienvenidas —Saludó Runihura a las dos primas cuando hicieron acto de presencia. Estaba vestida como siempre que iba a una batalla, una falta de tiras de cuero que iba al juego con el peto que dejaba al descubierto su abdomen, sus amuletos y pulseras no podían faltar.

 

—Luego de pensarlo detenidamente, he decidido que para vincularse al libro del caos deberán enfrentarse en duelo. No me interesa quien gane o pierda, lo que deseo es ver su manejo de las ruedas y señores del caos. Solo en caso de ser necesario intervendré, procuren que no tenga que hacerlo. —se había girado hasta quedar frente a las dos jóvenes Moody.

 

—Siéntanse libres de usar cualquier tipo de hechizos a los que tengan acceso, pero recuerden...Es el poder del caos el que quieren dominar. —Dichas esas últimas palabras la pelinegra se retiró a un extremo opuesto del círculo.

 

Tendría la varita en su mano en todo momento y su rostro estaba completamente serio. A pesar de que la guerrera tenía un muy buen humor y siempre andaba alegre o gastando bromas, cuando tenía que concentrarse lo hacía, después de todo era ella la que las estaba guiando y si algo les llegaba a pasar, sería culpa suya.

 

—¿A qué esteran? — preguntó al ver que no se movían —Por favor. Empiecen— las animó.

 

Aun no se decidía si usaría a las figuras de hielo para atacarlas, después de todo era un manejo muy grande de su energía de su aura, para poder controlarlos y al siguiente día tenía una prueba en donde tendría que hacer uso de esa energía.

 

Reglas

 

• No existen los límites de tiempo entre respuesta y respuesta. Por tanto, la regla de hechizos impactados desaparece.
• Duración del duelo: Del 18 de octubre (inclusive) al 26 de octubre.
• Nos guiaremos por las reglas de duelos existentes.
• Hechizos: Neutrales, Graduados, y los Libros de Hechizos hasta el Libro del Caos. (Con especial énfasis en este último).
• Están prohibidos los Off. Consultas, dudas o sugerencias, al topic del Libro del Caos

Editado 19 de Octubre del 2019 por Niko Uzumaki

[Melrose Moody]

1d7

Señor del Caos

[Melrose Moody]

Melrose había quedado un tanto confusa pero no del todo. Había asentido cuando Runihura les diera sus indicaciones y se había pasado los siguientes dos días ojeando el libro distraídamente. Sabía por experiencias pasadas que su flojo interés por machacarse la teoría en la cabeza no sería ni de lejos suficiente o siquiera estaría al nivel del comportamiento obsesivo de Ellie pero de otro modo sabía que se sentiría demasiado culpable de fallar una segunda vez.

 

Por otro lado, había intentado constantemente aplicar los poderes de los señores del caos y las ruedas, con resultados atroces pero efectivos. Había huido de Peeves, se había pasado buena parte de la tarde haciendo finites para librarse de la hechicera y había llegado a ver a otro par menos vil. A pesar de ello, se sentía todavía poco preparada.

 

Por eso, llega con sus pantalones de forro doble y las botas en negro, la sobrevesta de tonos claros y un enorme abrigo de piel. Sus anillos, sus colgantes, todos ya colocados, brillan con el sol que ahora se cierne sobre ellas pero Mel intenta no prestar atención. Debe verse rara, como mínimo pero también intenta olvidar ese detalle. En el cinto, lleva firmemente el soporte de cuero en el que se suspende su libro.

 

Todo estará bien, eso espera. Eso es lo que intenta repetirse.

 

Se acerca al espacio preparado por Runihura y saluda a la guerrera Uzza con un asentimiento. Los golems también se encuentran allí pero no parecen estar dispuestos a atacarlas. Todo parece encontrarse en relativa armonía. Mel toma el libro luego de quitar el seguro y lo abre sobre su mano izquierda. En la derecha, sostiene la varita, aunque según la teoría que ahora sí se ha tomado cierto tiempo en repasar, no la necesitaría... aunque no es seguro saber qué cosas son las que va a requerir para intentar vencer a su prima.

 

Cuando ella llega, Mel hace poco más que saludarla con una ligera sonrisa. La bestia farfulla, cosas ininteligibles en su mente (parece emocionada). Lo importante es, según la propia guerrera, la concentración. Así que cuando concentra su poder, Mel está esperando conseguir un ente benéfico, un ente que le otorgue algún beneficio, de alguna forma. En su lugar, observa por primera vez al ente demoníaco del caos, el señor del caos.

 

Por un instante, se queda sin habla. Las volutas multicolores que se formaran en su brazo, la manifestación del caos, se desvanece. Es como si el señor del caos hubiese drenado su energía, convirtiéndola en algo en estado cero. Mel intenta recordar que eso es posible, que podría suceder en ciertos casos pero sabe también que a partir de ese momento se encontrará en sus manos y que todo aquello que haga dependerá de sus designios. Suspira: había esperado no tener que topárselo hasta concluir la clase pero quizá sea mejor que su aparición haya sido con Runihura presente; solo por si acaso, tengan que recoger sus pedazos.

[Ellie Moody]

1d7

Señor del Caos

[Ellie Moody]

Definitivamente las cosas no salieron como Ellie lo hubiera deseado. Luego de casi morir a manos de la Hechicera, naturalmente se lo pensó dos veces antes de presentarse a la prueba. Lo cierto es que tras el entrenamiento se sintió con la moral un poco baja y, en la noche previa al encuentro, se sintió tentada a permanecer en la comodidad de su cama, donde no sufriría el frío del Ártico, los encantos mortales de la Hechicera ni las bromas de Peeves. Estaría a salvo y tendría la oportunidad de seguir estudiando el libro del caos, para volver a intentarlo cuando fuera capaz de dominar aquella magia a la perfección. Ya había fallado una vez, ¿por qué no una segunda? Se acostó en paz, sin la presión de la prueba y de alcanzar las expectativas de Runihura, e incluso de Melrose, quien sabía tenía una imagen de ella un poco irreal.

 

Sin embargo, al despertar y bajar al desayunar, advirtió que era muy temprano en la mañana. Tenía tiempo de sobra para entrenar en el patio con Madeleine, tomar un desayuno generoso y prepararse mentalmente para la prueba. Al final, eso fue lo que hizo.

 

Una vez más se encuentra en el Ártico, acompañada de Runihura y Melrose. Mientras la guerrera Uzza les habla, Ellie aprovecha de dedicarle una mirada a su prima y sonreírle levemente. Está nerviosa; tiene un ligero tic en el ojo, las manos le tiemblan, siente que en cualquier momento devolverá las tostadas a la francesa y el jugo de naranja... Pero la actitud de Runihura es reconfortante y el hecho de enfrentarse a su prima le ayuda a tranquilizarse. No se trata de ganar, no se trata de la estrategia, de demostrar quién es mejor en el campo de batalla. Sólo debe demostrar de lo que es capaz su manejo del caos. ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Volver a casi morir a manos de la Hechicera?

 

—Bien, aquí vamos —musita Ellie. A grandes zancadas, se aleja para quedar separada a unos cinco metros de su prima. Aunque está bien abrigada bajo la gruesa túnica y capa, los guantes, la bufanda, el gorro y las botas para la nieve, sigue temblando. Espera que atreverse a romper el hielo y así comenzar el combate le ayude a entrar en calor y relajarse. Cuando echa un vistazo a su espalda, observa a uno de los golems, que delimitan la arena; es el golem sonriente, aunque el gesto le parece un poco perturbador.

 

Vuelve la mirada a Melrose y, tras realizar un leve asentimiento, empuña con fuerza su varita de sicomoro. Su prima realiza el primer movimiento. Esa mañana parece que la Diosa Uzza está de su parte, pues logra invocar al mismísimo Señor del Caos. ¿Qué quedará para ella? Como lo ha practicando, se concentra para invocar las fuerzas del caos; se concentra en ellas, las canaliza. Es un gran uso de energía el que está haciendo, así que debe aprovechar muy bien aquella oportunidad pues no está segura de tener suficiente poder como para volver a invocar los poderes del caos. Apenas unos momentos después, cuando se siente prepara, libera aquellas fuerzas caóticas para invocar a un Señor del Caos.

 

Ellie sonríe levemente, cuando la Ninfa aparece. Su invocación se coloca junto a ella. Ya que de momento no está herida, no tiene por qué sanarla, aunque su simple presencia le resulta reconfortante y le ayuda a tranquilizarse. Si su prima se pone un poco ruda y la ataca, la Ninfa la curará y Ellie podrá concentrarse en otro tipo de movimientos.

[Melrose Moody]

1d3

Señor del Caos

[Melrose Moody]

—Oh...

 

Es la primera vez que ve a la ninfa. No porque no lo intentara, supone, si no porque no le había tocado la ocasión. Sabe que el desarrollo del enfrentamiento podría ser problemático para ella debido a lo que le ha tocado a su prima, así que concentra nuevamente las fuerzas del caos pero en aquella oportunidad, sus influencias no parecen del todo "adecuadas" para lo que intenta. Puede percibir los designios del caos con claridad sobre ella, a pesar de que no se ejecuten palabras o alguien le diga qué hacer. El ímpetu, la magia rebosante, es irreversible.

 

—Avis

 

El grupo de aves es algo conocido para ella. Aparecen, son doce cuervos pequeños, que están dispuestos a protegerla ante cualquier ataque que pueda llegarle, sobrevolando alrededor de ella, sin impedirle la visión. Sin embargo, las cosas no terminan allí:

 

—Detritus

 

Es la primera vez que utiliza el hechizo, por lo que le resulta extraño pero intenta no pensar en ello si no en los efectos que habrá de tener su magia. Se supone que habrá de protegerla de ataques de parte de Ellie o cualquier otro agente externo, a excepción de los más veloces, de efecto inmediato. A su vez, se supone que podría haber protegido a compañeros adicionales, de haberlos, pero dado que es un enfrentamiento único, no ha aprovechado tal ventaja. En su lugar, intenta pensar en su siguiente movimiento. Mel no está habituada a los enfrentamientos, por lo que le resulta difícil pensar (al menos de momento mientras el señor del Caos haga de ella su juguete) qué hacer a continuación.

 

Así que se permite un ligero descanso, observa a su prima sin estar segura de si es ella la que actúa o es tan solo el caos, llevándola. Quiere encontrar una respuesta a esa interrogante, antes de que todo termine.

[Ellie Moody]

Ellie frunce el ceño, confundida. Esperaba que Melrose comenzara oficialmente la danza, el intercambio de hechizos, pero lo que hizo fue conjurar defensas. Aunque ahora que lo piensa, el Señor del Caos tiene cierta influencia sobre sus invocadores; probablemente sea eso. No le gusta tener que ser la primera en atacar, pero parece que no tiene alternativa. La mano le tiembla ligeramente cuando levanta la varita mágica hacia su prima. Sí, sabe que aquel duelo tiene fines didácticos, no es sólo una actividad para matar el tiempo o el aburrimiento, pero aún así le cuesta. Están jugando con fuego.

 

Si la ataca con hechizos que tengan que recorrer cierta distancia, los cuervos interceptarán el ataque. Es lo lógico. Además, el escudo que ha invocado sobre sí misma la protegerá de la mayoría de los ataques. No tiene muchas opciones, pero hay algunas buenas.

 

―¡Limitate! ―musita, agitando la varita mágica hacia Melrose.

 

El encantamiento actúa directamente sobre su varita mágica, limitando la magia que puede usar. Durante un rato, no podrá atacarla con ciertos tipos de hechizos. Ahora, Ellie se concentra en acumular su energía mágica para su siguiente ataque.

 

―Strellatus ―añade por lo bajo luego de unos momentos. Una luz flashea a Melrose, impactando en su rostro y causándole problemas de vista. Nada muy peligroso, pero que limita sus posibilidades.

 

La ninfa permanece a su lado, todavía sin nada qué hacer. Por algún motivo le gustaría poder usarla, aunque sabe es un pensamiento un poco extraño.

[Melrose Moody]

1d3

El Señor del Caos

[Melrose Moody]

La niebla que la cubre no es densa, si no utilitaria, el detritus la defiende. Tiene perfecta visión de todo alrededor, por lo que las acciones de Ellie no la toman por sorpresa. Por supuesto, no es ella la única que hace algo; lo primero que sucede es que Mel nota que los poderes del señor del caos sobre ella rescinden, por lo que empieza a concentrar una vez más toda esa energía caótica. En la segunda oportunidad, su cuerpo se ve insuflado de mayores fuerzas, sus músculos se relajan y puede percibir con claridad como éste la ha "bendecido", término que sin duda usaría Runihura de saber la situación que atraviesa.

 

Puede atacar.

 

Su figura tan solo se mueve unos pasos a la izquierda y es ahí cuando nota que Ellie no se ha mantenido ociosa. Su varita tiembla de forma casi imperceptible al verse afectada por la magia de Ellie. Pronto, no podrá atacar con hechizos potentes, que requieran tiempo en su actuar: tan solo tiene un tiro. Sabe a su vez que Ellie no se detendrá allí, por lo que se apresura a atacar antes que ella pueda hacer alguna otra cosa que la deje en peor estado.

 

―Expelliarmus

 

El rayo sale disparado de su varita y antes de que este pueda alcanzar el pecho de Ellie un flash de luz alcanza sus ojos. Sin embargo, sabe que estaba adecuadamente dirigido, antes que la luz la cegara. En caso Ellie no haga algo rápido por detenerlo, su hechizo hará que su varita salga despedida de sus manos, cinco metros a su izquierda. A la par se hace con su libro de la fortaleza para pensar en un curación. Es una acción demasiado rápida, como para que pueda resultar en alguna ventaja para su prima o eso supone. Así, se ve libre de los molestos efectos del strellatus impactado. Después, aprovecha para pensar rápidamente en su siguiente acción antes de que ella pueda adelantarla:

 

―Confundus

 

La intención de dicho hechizo, de acuerdo tiene entendido a la teoría (pues ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que lo utilizara) es la de nublar los sentidos de Ellie, inducirla a un estado de aturdimiento tal que se vea incapacitada de atacarla, defenderse o realizar acto alguno, con los pensamientos inconexos.

 

Así, espera haber aprovechado de forma adecuada la bendición del señor del Caos.

 

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