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Maestría con Escobas


Anne Gaunt M.
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La habían avisado a última hora pero, como siempre, no había podido resistirse a dar clases en Castelobruxo. De la última hacía ya bastante, aunque eso no hacía más que convencerla de que precisamente por eso disfrutaría de la ocasión.

 

La suplencia que debía cubrir era la de Maestría con Escobas, una de las especialidades que más había disfrutado enseñando en su juventud. Ahora, sin embargo, no volaba tanto con escoba desde que se había vinculado a un animal mediante la animagia, precisamente uno volador. ¿Para qué usar escoba cuando puedes surcar los cielos como una imponente águila marina? A pesar de ello, se había equipado con todo lo necesario para acudir al campo de entrenamiento de vuelo de la escuela brasileña, indumentaria incluida.

 

El clima en aquel lugar era bastante más húmedo y cálido de lo que ella solía tolerar con comodidad. Si bien supuestamente su raza soportaba bien el calor, ella parecía ser la excepción que confirmaba la regla: odiaba el calor con todas sus fuerzas. Así que había recurrido a ropa más bien ligera, con un short vaquero y una blusa holgada de color claro que resaltaba la palidez de su piel. Su pelo, en aquella ocasión, lucía corto y de color azul eléctrico.

 

Colocó su escoba y otra parecida en el suelo del campo, y luego movió la varita para ir preparando algunos de los obstáculos que utilizarían durante la lección. No obstante, ni siquiera sabía quién sería su alumno o alumna, ni tampoco qué base o conocimientos sobre vuelto tendría. Así que necesitaba establecer contacto antes de saber qué harían a continuación.

 

Miró su reloj, faltaban unos minutos antes de la hora estipulada. Esperaba que los responsables de la escuela hubieran avisado al alumnado del mismo modo que habían hecho con ella pues, en tan poco tiempo, había olvidado hacerlo ella misma.

 

 

 

 

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¿Qué había estado pensando cuando se inscribió en esa clase? No tenía ni la más remota idea. Volvió a leer la nota que le habían enviado indicando que su clase de maestría con escobas se iba a realizar en Castelobruxo y suspiró. Por un momento se planteó la opción de no asistir, pero estaba malgastando galeones en inscribirse a clases y luego no asistir. > pensó la pelinegra

—¿Y eso que es amor? —Preguntó un mago rubio que entraba a la sala de estar aun con el cabello mojado. Le dio un rápido beso en los labios y acarició su ya enorme pancita de embarazo, después de todo ya estaba de siete meses de gestación.

—Nada, el aviso de la clase de meteorología. Seguramente tienes una igual —Mintió doblando el pergamino para que no pudiera leer, si su esposo se enteraba que asistiría a una clase en donde estaría a varios metros de altura, se podría como loco. Lo mejor era que de momento no lo supiera.

Luego de que su esposo saliera del departamento, pues tenía una reunión con la matriarca de los Black Lestrange, Kaori se apresuró a tomar un bolso en donde metió algunas cosas y abrió un portal que la llevaría al lugar exacto en donde se dictaría la clase. El cambio de temperatura en el ambiente la tomo por sorpresa, había olvidado lo caluroso que era y ella llevaba ropa para clima frio. Antes de acercarse a la mujer que suponía sería su profesora, la pelinegra sacó su varita y trasformó su ropa en una más adecuada para la clase, unos shorts zapatos deportivos y una blusa sin mangas muy suelta.

—Buenos días, perdón por la demora —Se disculpó con una sonrisa en los labios —¿Solo soy yo la alumna o esperamos a alguien más? —Preguntó la bruja.

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Su alumna no se hizo de rogar. De lejos, vio cómo se cambiaba de ropa mágicamente, quizás no había recordado qué clima predominaba en los terrenos de Castelobruxo. Ella aguardó, seria y con la mirada clavada en algún punto del cielo. Cuando su alumna llegó y saludó, excusándose por la tardanza, bajó la mirada hacia ella y sonrió suavemente.

 

No ha habido demora, he llegado hace pocos minutos —le respondió—. Sólo estarás tú, así que no tenemos que esperar a nadie. Soy Anne Gaunt, y seré tu profesora de Maestría en Escoba —se presentó, realizando una suave inclinación de cabeza en su dirección. Señaló las escobas que había dejado allí preparadas—. Permíteme preguntarte, ¿qué te ha motivado para venir a esta clase? Cuéntame, no es lo más usual. Hay otras disciplinas o destrezas que los magos de esta sociedad valoran mucho más que el vuelo en escoba.

 

Aguardó a que ella respondiera mientras caminaba unos pasos cerca de las escobas.

 

También me gustaría saber qué conocimiento tienes sobre vuelo. ¿Viajas en escoba habitualmente? ¿Has jugado alguna vez al quidditch, aunque fuera en la escuela? No sé, cuéntame qué sabes de esta materia para que yo pueda determinar de qué punto partir contigo.

 

Estiró una mano y una de las escobas voló directamente hacia ella, que la agarró con firmeza mientras sentía una especie de escalofrío de emoción. Ella volaba en escoba desde niña, amaba todo lo relativo al aire.

 

Si tuvieras algún reparo en el tema del vuelo, entonces podríamos dedicarnos a otras cuestiones como es el mecanismo interno de la escoba, o su cuidado. Todo depende de ti y de tus preferencias.

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— Mucho gusto profesora Gaunt —saludó la pelinegra a la bruja que se presentó como la encargada de impartir la clase —Soy Kaori Avery... —tomó una de las escobas.

La verdad era que volar en escoba no era uno de sus medios de transporte favoritos, prefería aparecerse y ahora que estaba embarazada los portales se habían convertido en el medio favorito, era el único que al parecer Sammael toleraba. Esperaba que durante la clase se mantuviera tan calmado como hasta el momento estaba.

— la verdad es que me inscribí cuando en bodoquito pesaba y medía menos. Con el deseo refrescar los conocimientos y habilidades que ya tengo —empezó a responder las preguntas que le había hecho — Conocimientos son los básicos, los que enseñan en el colegio, aunque he de admitir que en Mahoutokoro eran muy estrictos, los entrenamientos los hacíamos sobre el mar y en tormentas —Le contó —no he jugado al quidditch, no porque no me gustara, solo no tenía tiempo. —añadió.

La verdad era que le gustaba ese deporte, pero en si época de colegio su maestro del Simposio no se lo permitía siempre le decía que tenía cosas más importantes que aprender y no podía perder tiempo montada en una escoba. Así que aparte de las clases obligatorias no practicaba más el volar.

—Últimamente no uso la escoba, resulta que a él no le gusta ni volar, ni los trasladores y menos las apariciones —bromeo señalando su vientre —Pero creo que hoy me permitirá volar un poco, así que no tengo reparo en que la clase sea practica — dijo, sentía moverse al bebé dentro de ella, pero eran pataditas suaves que no le apretaban algún órgano interno o hacían doler las costillas como cuando escuchaba la voz del papá.

—Así que bueno, usted dirá. Yo estoy lista para lo que usted desee — Aun tenía la escoba en su mano, la verdad es que le hacía ilusión volar un rato, tan solo tenía que tener cuidado de no caerse y si se caía tener la varita cerca para amortiguar la caída o el amuleto que había obtenido con uno de los libros de los Uzzas.

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Saludó con un asentimiento de cabeza a su alumna cuando ésta se presentó con su nombre, y luego escuchó el resto de respuestas sin interrumpirla para establecer el punto del que partiría su clase. Conocía los métodos de enseñanza de Mahoutokoro, así que imaginaba que los conocimientos de vuelo de la Avery no eran tan modestos como describía. No obstante, jamás se había presentado antes a una clase de escoba con una alumna embarazada. Tendría que tener más precaución que en otras ocasiones, si bien tampoco podía rebajar el nivel por ello.

 

De acuerdo, entonces vamos a volar un rato, y luego hablaremos un poco de la teoría de mantenimiento, ¿te parece? No tengo que darte indicaciones para alzar el vuelo, así que... te espero arriba.

 

Dicho aquello, la Gaunt pasó una pierna por encima de la escoba que había tomado un poco antes y pateó el suelo, haciendo que ésta comenzara a elevarse mientras ella colocaba los pies en los apoyos traseros y se removía suavemente para colocarse. Tiró un poco del palo y siguió ascendiendo hasta que la separaban más del triple de su altura del suelo. A pesar de la distancia, comenzó a hablar sabiendo que Kaori la escucharía, desde el suelo y mientras ascendía para colocarse a su lado.

 

Bien, quisiera que empezásemos volando allá y haciendo unos zig-zags en el aire. Para ello, colocaré algunos obstáculos estáticos, ¿te parece? Si en cualquier momento necesitas parar, o lo que sea, solo detente y listo. No queremos sustos —añadió, señalándole el vientre. A continuación, movió su varita y varios aros y postes se elevaron desde el suelo hasta el aire para hacer una especie de circuito aéreo que Kaori debería atravesar con facilidad, pues no tenía giros demasiado bruscos ni complicados.

 

Mientras que los aros estaban a distinto nivel para que practicara el ascenso y descenso, los posteos estaban en fila, consecutivos, para que la muchacha los sorteara en zig-zag. La Gaunt, por su parte, realizó el mismo ejercicio que debía hacer su alumna a modo de demostración y luego la esperó al otro lado.

 

Si tienes alguna duda, es el momento. Si no, te espero aquí. ¡Ánimo!

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El corazón le empezó a latir más rápido a causa de la emoción que sentía, así que tomó una gran bocanada de aire y respiró profundamente mientras que intentaba acomodarse lo mejor posible en la escoba. Dio una suave patada en el suelo, lo justó para elevarse tan solo un par de metros sobre el nivel del suelo, deseaba comprobar que podía estar cómoda y asegurarse de que era una buena idea montar en escoba antes de elevarse más.

Su pancita sin duda la hacía sentir un poco incomoda, pero luego de moverse logró que tanto ella como el bebé se sintieran a gusto. Así que hizo el mango de la escoba hacia arriba para ganar mas altura, mientras ascendía escucho las indicaciones que la profesora Gaunt le estaba dando. Observó los objetos estáticos que debía evitar, asintió y sonrió por la parte de los sustos, ella tampoco quería sustos, si algo le llegaba a pasar al bebé jamás se lo perdonaría.


—Entendido, zig-zag y luego ascenso y descenso —Repitió la joven que para ese entonces ya estaba a la misma atura —Y, nada de sustos—Añadió. Dicho aquello observó con atención los movimientos de su profesora. No parecía tan complicado.


Un cosquilleo recorrió sus manos, se inclinó hacia adelante empezando a ganar velocidad, el viendo le rosaba las mejillas y sus ojos empezaron a arderle. Olvidó ponerse gafas, un grave error ya que le dificultaría un poco la visibilidad. Los obstáculos estaban al mismo nivel y no tan juntos o separados como para tuviera que hacer algún giro brusco, fue un poco sencillo sortearlos.

Con los aros sin embargo no tuvo la misma suerte y es que hacerse hacia adelante o atrás para subir y bajar se le complicaba por su estado. Además, cuando empezó a hacerlo sintió como Sammael se inquietó dentro de ella, quizá era la sensación de caída, no lo sabía, pero le estaba pateando en una costilla y le hacía doler. Terminó de completar el circuito y se detuvo junto a su profesora.

—Ok, creo que subir y bajar no le gustó —Dijo la bruja tocando el lugar en donde le dolía. —Tengo una duda. Cuando se rompe una escoba ¿Hay manera de repararla y que quede bien o siempre tendrá fallas? —Preguntó mientras intentaba calmar a Sammael.

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Se detuvo al otro lado del improvisado circuito y esperó para ver qué tal se desenvolvía Kaori durante su vuelo con escoba. Y lo cierto es que lo hizo muy bien. Anne la siguió con la mirada en todo momento, preparada para intervenir en caso de que necesitara ayuda de cualquier tipo durante el vuelo. Pero no fue necesario, porque la mujer demostró que había sido modesta hablando de sus habilidades. Una vez alcanzó el otro lado, donde estaba la Gaunt, le hizo una pregunta relacionada con la reparación de escobas. Ella frunció el ceño, pensativa.

 

Realmente no puedo darte una respuesta fiable al 100%. El motivo es que siempre dependerá del tipo de avería que tenga la escoba, y de quién la trate a la hora de repararla. Por ejemplo, si la avería es producida por magia externa y no afecta físicamente a la escoba, se puede reparar por muy complejo que sea el hechizo que lo ha provocado. Si el daño es físico bueno... entonces ahí dependerá de muchas cosas —hizo una pausa y le señaló el suelo, para que bajaran y tomaran tierra. Ella lo hizo y luego apoyó la escoba por la parte trasera, quedándose apoyada ella en el palo como si fuera un bastón—. Por ejemplo, imagina que alguien choca con su escoba y se quiebra el cuerpo —señaló toda la extensión de madera de su propia escoba—. Podemos hablar de rotura, fisura o simples roces. Sí que puedes arreglar todo eso, por supuesto. Pero si afecta al núcleo de la madera, es decir, si hablamos de que el cuerpo está partido... no, entonces no hay solución. Respecto a la parte trasera —la señaló con la mano— o los apoyos externos —también los señaló, allá donde apoyaban los pies— estos sí pueden repararse sin ningún problema.

 

A modo de prueba y tras hacer un gesto de demostración, quebró varios pelos de madera de la escoba dándoles un golpe con el pie. A continuación, apoyó la escoba en el suelo y sacó su varita del bolsillo, con la que conjuró un hechizo reparador y la madera del extremo se arregló.

 

Ahora seguirá funcionando sin problemas —le explicó. Hizo que la escoba se elevara hasta su mano y se subió a ella. Luego pateó el suelo y se elevó en el aire un par de metros para luego volver a descender—. Si hiciera lo mismo con el cuerpo... bueno, entonces posiblemente no conseguiría volver a alzar el vuelo con ella. No obstante, se recomienda consultar a un experto en la materia en caso de avería de la escoba, así se sale de dudas. ¿Alguna pregunta más, Kaori? Si la respuesta es no, te invito a que montes de nuevo en tu escoba y me acompañes en el aire, haremos un último ejercicio para que yo pueda constatar que sabes lo suficiente de escobas como para obtener la titulación. Vamos.

 

Se alzó en el aire y esperó a que la mujer la acompañara. A continuación, movió la varita y, de una de las gradas del campo de entrenamiento aparecieron dos pelotas de quidditch: una bludger y una snitch. La segunda salió volando a toda velocidad hasta que se perdió a la vista de ambas mientras que la bludger se quedó quieta junto a la Gaunt. Evidentemente estaba encantada por la bruja.

 

Quiero que intentes capturar la snitch mientras evitas que la bludger te derribe de la escoba. Ambas pelotas están encantadas, así que ni la snitch será demasiado difícil de capturar, ni la bludger te golpeará como para lesionarte de gravedad. Además que dado tu estado... en fin, estaré atenta para evitar complicaciones. Pero así veré qué tal te desenvuelves en un vuelo no dirigido, ya que en el circuito anterior lo hiciste genial. ¡Suerte, adelante!

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La pelinegra escuchó con atención lo que la profesora le estaba enseñando, grabando en su mente las partes importantes y era una pena constatar que su escoba favorita jamás volvería a funcionar pues había sufrido un gran daño en el cuerpo de la misma y a pesar de los multiples intentos por arreglarla, nada había funcionado, ahora tenía más claro el porque no lo había hecho.

Mientras la Gaunt había estado explicando, Kaori estaba acariciando su pancita para que Sammael dejara de patearle tan fuerte como lo había estado haciendo, esas caricias y haber descansado por esos minutos sin duda ayudaron, pues ya no sentía nada incrustado en sus costillas, al parecer se había calmado.

—No, no hay mas preguntas —Respondió para luego imitar a su profesora. Monto nuevamente en la escoba, esta vez no tardo tanto en encontrar una posición adecuada en donde su vientre no le incomodara.

Al ver las dos pelotas, una bludger y una snitch, los ojos de la pelinegra brillaron, hace muchísimo tiempo que no jugaba. Observó a la mas pequeña y brillante revolotear a su alrededor y luego salir volando lejos de ella, mientras que la pelota más grande permanecía quieta no muy lejos de su profesora, quien de inmediato le dio varias indicaciones para poder seguir con la clase.

—Ok, veamos si no he olvidado como es que se atrapa una snitch —Comentó la bruja que con un moviento de su mano guio a su escopa para subir un par de metros más tratar de divisar la brillante esfera voladora.

Poco tiempo después la bludger salió disparada hacía donde ella estaba, se inclinó hacia la derecha y se hizo hacia adelante para rápidamente ganar velocidad. Había olvidado lo difícil que era buscar algo mientras intentas escapar de ser golpeada, descendió en picada pues creyó ver algo brillante y casi al llegar giró a la derecha ganando algo de tiempo pues la pelota más grande impactó en el suelo.

No sabía cuanto tiempo llevaba volando, pero ya deseaba terminar, en varias ocasiones estuvo a punto de ser golpeada por la bludger y en un par casi cae de la escoba por atrapar la snitch y es que estaba siendo un poco cautelosa al momento de volar, no hacía giros muy bruscos ni maniobras que pudieran poner en peligro a su bebé, mismo que nuevamente estaba empezando a inquietarse.

—Vamos bonita...¿donde estas? —susurró buscando con la mirada algún destello dorada. Se agachó justo a tiempo para evitar ser golpeada en la cabeza por la pelota y al hacerlo la vio, estaba varios metros por debajo de ella. —Esta vez no escaparas—dijo descendiendo a gran velocidad.

Tenia la mano estirada y podía percibir a la bludger persiguiéndola de cerca, estaba tan cerca de atraparla que por un momento olvidó toda precaución. Dos cosas sucedieron en cuestión de segundos, ella cerró la mano alrededor de la snitch y la bludger la impactó en el hombro haciéndole perder el equilibrio. Por suerte para ella pudo estabilizar su escoba y no caer.

—La tengo... —Informó la bruja que a pesar de no demostrarlo, estaba bastante asustada por lo que acababa de pasar > le susurró al bebé que le dio una patadita suave, como si estuviera de acuerdo con la idea .

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