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Libro de los Ancestros


Runihura
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Cuando la pelinegra recibió el aviso de que tenía que hacerse cargo de una clase soltó un largo suspiro. Las ultimas alumnas que había tenido habían sido un verdadero reto, la única ventaja que tenía ahora es que tan solo era una bruja la que deseaba aprender la magia de los Uzza y aunque no eran las Auras lo que enseñaría, dominaba a la perfección los otros poderes. <<Será como un entrenamiento>> pensó animada ante la idea de un futuro duelo con una bruja desconocida.

 

El sol apenas se estaba empezando a alzar por el horizonte, la temperatura del ambiente era fresco, aunque claro en el desierto esto pronto cambiaría. Runihura había hecho varios preparativos con antelación para que su alumna pudiera practicar cada uno de los poderes que el libro de los ancestros daba acceso. Iba vestida como siempre que dictaba una clase, con un peto de cuero en la parte alta de su torso dejando al descubierto su abdomen, una falda de tiras del mismo material, manillas en sus muñecas y estaba descalza.

 

Lo único diferente era su cabello, estaba suelto y lo había recortado hasta media espalda, no había sido su deseo obviamente, pero un entrenamiento tuvo un resultado inesperado. Aun no se acostumbraba al cambio y a pesar de que sabía que en un par de meses estaría tan largo como le gustaba, se sentía un tanto incomoda. Dio un suspiró mientras intentaba trenzarlo. Varios minutos más tarde cuando finalmente terminó y el resultado la dejó un poco satisfecha, se sentó cerca del pequeño pozo de agua mineral del oasis en el que se encontraba. Esperaba que su alumna hubiera recibido las indicaciones pertinentes para poder abrir un portal que la llevaría hasta ese lugar.

 

Antes de cerrar sus ojos y meditar un poco hasta que su alumna llegara, la joven guerrera sumergió sus manos en la tibia arena para vincular su aura con todo lo que la rodeaba. El agua en el desierto era más importante que cualquier cosa y si aquel oasis en donde había decidido dar parte de la clase, tenia dueño, lo más probable es que apareciera y ella quería saberlo con al menos unos minutos de anticipación.

 

—Creo que con este favor estaremos a mano Khufu —Susurró, aunque no estaba muy segura si con esa clase quedaban a mano. En todo caso ese tipo de clases siempre le servían como entrenamiento algo que sin duda la emocionaba, rivales nuevos siempre eran bienvenidos.


@@Hayame Snape Potter Black

Editado por Niko Uzumaki
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La bruja nunca se había imaginado que tan pronto llegaría el aviso para estudiar el libro nuevo y con las fiestas había perdido el hilo de ello hasta que llegó la lechuza dejándole saber que era hora.

Había hojeado el libro cada cierto tiempo mientras estaban en el castillo de su hermana, interesandose en su contenido que le parecía bastante usable al menos en el día a día de su casa; sobre todo le interesaba el poder de la varita transformándose en bastón, más que nada porque le encantaban los bastones y si además podía utilizarlo para hacer magia, todavía mejor.

Aquel día llegó según las indicaciones que le daban pero todavía se sentía bastante mareada.

Revisó nuevamente las indicaciones en la carta que había recibido y miró los alrededores, cubriéndose un poco con el brazo de la luz que el desierto despedía; últimamente todas las clases parecían ser en el desierto, sobre todo después de todos los cambios que se habían hecho al respcto de las universidades pero tampoco podía estar muy segura. No recordaba la última vez que había estado en una, quizás por videncia o quizás por el libro del Caos.

Estaba levemente ansiosa y nerviosa por encontrarse con su nueva profesora así que intentó verse lo mejor posible, a pesar de que aún se sentía soñolienta debido a los niños; finalmente le pareció que notaba a su profesora del libro sentada a la lejanía y tragó un poco, antes de acercarse levemente y luego, inclinó la cabeza con suavidad.

-Buenos días -saludó antes de continuar viendo a su nueva profesora -mi nombre es Hayame Snape. Un placer. He venido para estudiar con usted si me lo permite.

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—Bienvenida, Hayame Snape —Dijo la guerrera cuando su alumna finalmente hizo acto de presencia. —Soy Runihura, seré tu maestra ya que Kufhu tenía un encargo que hacer —Le comentó mientras se ponía en pie.

La Uzza era pequeña, más que una guerrera parecía ser una niña que empezaba a entrar en la adolescencia. Esperaba que la mujer no pensara que no sabía lo que hacía o que tuviera la mala idea de subestimar el poder que Runihura podía llegar a tener, pues su manejo de las auras y de la magia de su pueblo era excepcional, a pesar de la apariencia frágil que tenía.

—Imagino que leíste el libro. ¿Tienes alguna duda antes de pasar a la parte práctica? —Le preguntó.

La mayoría de los alumnos eran curiosos y llegaban a las clases con un solido conocimiento teórico de los hechizos, lo que sin duda alguna era bueno ya que a la pelinegra le gustaba más la práctica, enseñarles como usarlos y dejar que experimentaran con ellos hasta que lograran dominarlos. Esta técnica de enseñanza obviamente tenía sus riesgos, pero hasta el momento tan solo una de sus alumnas había estado en peligro de muerte.

—¿Sabes para que sirve esta arena? —Preguntó levantando con su mano un pequeño frasquito en cuyo interior había lo que a simple vista parecía ser arena, pero que si se observaba mejor tenía un ligero brillo —Espero que sí, pues dentro de poco tendrás que usarla y llevarnos a otro lugar —Añadió sonriendo.

Tres aldeanos, probablemente los guardianes del oasis donde se encontraban, se acercaban peligrosamente a donde la bruja y la guerrera estaban de pie. Ellos eran muy celosos con el cuidado del agua y probablemente las atacarían antes de preguntarles que era lo que hacían ahí. Así que, si la repuesta y accionar de su alumna era la indicada, podrían salir de ahí evitando un posible enfrentamiento.

Esperaba que la mujer estuviera a la altura de la clase, pues Runihura a pesar de que la mayoría de las veces estaba de buen humor y era bastante accesible, ponía a prueba a sus alumnos en todo momento, era como su pasatiempo preferido, eso y batirse a duelo con rivales nuevos.

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La bruja iba asintiendo y observando lo que la actual profesora decía y sus labios se movieron un poco de lado, al momento de sonreír muy discretamente

Si, claro que había leído el libro. Siempre hacía eso antes de ir a cualquiera de las clases, leía y estudiaba los libros aunque en aquella ocasión no había tenido tanta oportunidad como antes, pero lo había hecho; no le gustaba ir sobre las bravas a las clases en especial cuando los profesores comenzaban a hacer preguntas y la pillaban desprevenida, detestaba completamente el mostrarse ignorante ante cualquier cosa y prefería adelantarse.

Pero aún así...

-Si... reconozco esa arena...

Dijo despacio mientras que entornaba los ojos mostrando que le desagradaba en cierta forma, por el recuerdo que le traía

Ella, tratando de ingresar al Ministerio muchísimo antes de la guerra y con su familia en riesgo, pensando en las maneras que tenía para apoyar a su departamento y entonces... entonces aquel sujeto, arrojándole los polvos a ella mientras que la acusaba de enemigo a pesar de que siempre había formado parte de la plantilla del ministerio. El solo recuerdo de aquel evento la hizo apretar un puño con fuerza, sintiendo su corazón acelerarse con el deseo de golpear algo.

Y apun así, cuando volvió a separar los labios, sus ojos rojos se movieron hacia un lado, mirando a las tres personas que se acercaban

Porqué siempre aparecían personas agresivas durante las clases?... o eran los profesores, o eran criaturas invocadas para atacarlos aunque en ese caso, no sabía si era una treta de la profesora o en verdad eran personas que les estaban viendo como una amenaza al sitio que consideraban su hogar

Volvió a sonreír de lado

-Es una prueba? -inquirió con curiosidad mas que nada para salir de dudas mientras que sacaba el colgante del bolsillo donde tenía los objetos de aquel libro de estudio y miraba con seriedad a las personas que se iban acercando -no tendremos problemas si atacamos a personas inocentes?

Volvió a preguntar antes de tomar un poco de polvos y soplarlos en dirección de aquellas personas, disculpándose internamente por lo ocurrido

No le gustaba realmente atacar a cualquier persona sin un buen motivo

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—Bueno, en realidad nosotras no deberíamos estar aquí —le respondió a la joven —Y no es un ataqué en sí, tan solo evitaremos que nos vean y poder marcharnos —Añadió.

Si la guerrera quisiera de verdad atacar a los aldeanos, no usaría la arena. Su especialidad eran las auras así que probablemente habría usado alguna en ellos o quizá otro hechizo que causara algún daño real, pero no, el único objetivo que tenía en mente era que la alumna pudiera ver el funcionamiento de la arena mágica del desierto. Pesé a que al parecer Hayame no aprobaba sus métodos, les lanzó la arena a los aldeanos, dándoles el tiempo justó para marcharse de ahí.

Un portal se abrió y la guerrera la invitó a que lo atravesara. Dicho portal las llevaría a un pueblo algo alejado de Londres llamado Castle Combe, cuyas calles eran empedradas y las casas eran sin duda del siglo pasado, un hermoso lugar en donde vivía una comunidad de magos y brujas desde hace varias décadas. La pelinegra sacó de un pequeño boso de cuero que llevaba atado a su cintura un pedazo de pergamino y una diminuta pluma.

—El anillo de presencia, basta una gota de la esencia que produce para poder observar lo que ocurre en lugar que sea. Por favor envía una nota a alguien a quien desees espiar. Que no sea muy lejano el lugar, quiero que veas al final si funciona o no—le pidió, dejando que la bruja hiciera lo que le había solicitado, ella empezó a buscar con la mirada la casa que estaba involucrada la siguiente demostración.

—Luego que termines con eso, deseo que ingreses a la ultima casa de este callejón y que me traigas algún objeto de su interior. —Dentro de la casa, como si fuera un adorno más estaba un amuleto anti robo que ella mismo le había dado al dueño de la casa, esperaba que la joven lo identificara, si había leído el libro no tendría problema alguno en hacer lo que le indicaba.

Con eso ya solo le faltaba enseñarle a usar el Kansho y que finalmente invoque su vara de cristal, responder las dudas que pudiera tener y pasar a la parte preferida de las clases, enfrentarse en un duelo. Tan solo con pensar en eso, los ojos de Runihura centellearon como los de un niño entrando a una juguetería.

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..........

Definitivamente la mirada de la maestra le preocupaba y temía lo que fuera a pasar a continuación

Al final y aunque tambien había arrojado su arena hacia las personas que atacaban parecía que la profesora no lo había notado puesto que ella también había arrojado sus polvos para que las brujas pudieran irse de aquel lugar; dejó escapar un suspiro y siguió a la maestra a donde la llevaba, acomodándose bien el libro mientras escuchaba lo que le pedía a continuación hacer

Era normal que le estuviera pidiendo utilizar cada objeto y cuestión del libro, suponía que no tenían mucho tiempo para las cosas o era que la profesora ya tenía ganas del duelo

Probablemente, en ese sentido la iba a decepcionar

No le gustaba la parte de los duelos y se negaba rotundamente a luchar de forma innecesaria, más que lo necesario para pasar el estudio de los libros; se rascó un poco un lado de la cabeza y volvió a suspirar antes de asentir y sacar el anillo, colocando una gota de aquello en un pequeño pergamino al que colocó el nombre de su elfo

-Bueno, ver cómo van las cosas en casa nunca está de más, aprovechando que solo están los elfos ahí

Comentó con tranquilidada para luego, darle un par de golpecitos a aquel pergamino para que este saliera volando como los memorandums que solía enviar al Ministerio; esta vez no era un memo pero esperaba que al menos el elfo entendiera que era parte de la clase que estaba tomando en aquellos momentos y no sencillamente lo arrojase a las llamas, como hacía cuando estaba de mal humor

Asintió otra vez, sin estar segura de porqué querría la profesora que se metiera en una casa para traerle algo pero ella no era la maestra

-Muy bien... veamos que hay entonces...

Dijo bajando un poco los párpados y se encaminó a la casa que le habían indicado, aún queriendo saber exactamente porqué tenía que llevar un objeto; no recordaba que hubiera un hechizo de transformación en el libro, o acaso tendría que defenderse de algo? esperaba que no, solo le faltaba salir herida antes de que la lastimaran dirante el duelo. Ya sabía que así iba a hacer y estaba preparada mentalmente para ello. Lo que hacía por esos libros...

Finalmente sacó la varita para abrir la puerta de aquel hogar sin hacer un daño al propietario (solo le faltaría hacerse un reporte a sí misma en el Ministerio por intrusión a un hogar) y entonces, se asomó al interior frunciendo el ceño

-Oiga... pero qué quiere que robe si el hogar no tiene objetos?... no puedo ver nada! segura de que alguien vive aquí?... o hay algo en específico que debería de ver?

Preguntó entrando en la casa mientras que alzaba la varita e iluminaba los alrededores, intentando encontrar algo en los pisos y paredes blancos y sin objeto alguno que pudiera tomar

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Observó a su alumna enviar la carta para poder espiar algún lugar que quisiera, esperaba que fuese entretenido de ver, quizá alguna conversación incomoda o una pelea entre hermanos, ya se vería cuando la carta llegara, por el momento solo debía esperar y ver que sucedía cuando entrara a la casa, el amuleto de Hermes siempre actuaba de forma diferente.

A la mente de la guerrera llegó el recuerdo de una ocasión en la que sufrió unas feas quemaduras en la mano cuando trato de tomar sin permiso un juguete que no era suyo. De eso ya había pasado muchos años, en ese entonces no sabía para que funcionaba ese amuleto, después de todo apenas tenían un par de años de edad.

Mientras su alumna se encaminaba hacía la casa, ella se dedicó a poner varios hechizos protectores y antimuggles que abarcarían parte del pueblo. Le gustaba el clima frio y la nieve que estaba empezando a caer, haría la siguiente parte de la clase en ese mismo lugar, ya luego se encargaría de los destrozos que pudieran causar.

—Curioso... —Dijo cuando entro en la casa. Estaba completamente vacía. Era la primera vez que veía ese tipo de efecto y le gustó. Si no había nada dentro de la casa el ladrón no tendría que robar. Sin duda ingenioso. —¿Sabes porque esta vacía verdad? —Preguntó.

—El amuleto anti robo esta justo detrás de ti, en la ventana. Muy útil. Puede proteger una bóveda, un negocio, una pequeña casa como esta o una mansión. Sus efectos son variados. En algunos casos lastima al ladrón, en otros los objetos pesan tanto que es imposible levantar o a pesar de que los tomes regresan a su lugar. —Le explicó.

Hasta ese momento la joven no había hecho peguntas así que esperaba que estuviera claro, aunque antes de pasar a la siguiente parte de la clase siempre preguntaba si tenían dudas. Mientras recorría la casa con curiosidad, preguntándose ¿si los objetos estaban ahí solo que invisibles? o ¿si de verdad habían desaparecido? De ser así ¿A dónde habrían ido? Suspiró, su amigo no estaría contento si todo desapareció.

—Kansho. —Susurró entonces y una hermosa daga apareció en su mano. Ya luego pensaría que decirle al mago que amablemente había accedido a prestarle su casa —Tan filosa como para cortar diamantes y tan poderosa que puede almacenar hechizos para que luego los puedas usa. Sin importar si tienes o no el poder para hacerlos. —Hizo una pausa y se giró hacia donde estaba de pie la bruja.

—Te lanzaré una Aura para que uses la daga y si deseas uses el aura —A Runihura le encantaba aprender usando los hechizos, es por eso que había llevado a su alumna al desierto para que probara la arena, a esa casa para ver en acción el amuleto de Hermes.

—Aura fantasmal —Dijo entonces la guerrera esperando que Hayame usara la daga para absorber el hechizo, mismo que aun no tenía acceso a usar pero que la magia del Kansho se lo permitiría.

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La bruja suspiró, comenzando a entender porqué le habían indicado robar algo que no podía ver; movió una mano por donde se imaginaba que tenía que existir un objeto (si fuera una casa suya) y le pareció sentir que atravesaba algo, lo que tenía sentido para lo que decía quien le estaba dando la clase: no iba a tener gracia un objeto que protegiera de los robos, si solo los invisibilizaba pero igual permitia que los llevaran con solo agarrarlos

Sonrió levemente, ya sabía donde iba a colocar su propio amuleto en cuanto lo consiguiese: su bóveda trastero sería todavía una mejor fortaleza, claro siempre y cuando...

-Y... si alguien le arroja un Accio al amuleto este, sospechando que se encuentre en una habitación, no haría que el encantamiento anti-robo se anulase? -preguntó pero entonces, la mención de la daga la hizo voltear solo a tiempo para temrinar de escuchar el resto de indicaciones y entonces, ser agredida. Sus ojos se abrieron casi como platos, no esperaba recibir tan pronto aquello pero tuvo que retenerse de usar la varita o un hechizo de los otros libros en esos momentos

Ya reaccionaba a aquellas cosas casi por instinto y resopló mientras que obedecía a lo que imaginaba, era lo que quería aquella bruja; sin abrir la boca, invocó la Kansho en aquellos momentos para absorber lo que le habían arrojado mas sin embargo, entornó los ojos levemente sin arrojar de regreso aquel hechizo. No que no quisiera hacerlo sin embargo, por la forma en la que le había visto tener cuidado con aquella casa le hizo pensar que no era buena idea comenzar una especie de duelo en el interior de esta

-Supongo que esto se ha de usar en caso de que alguien quiera cortar la garganta de otros... pero me gusta un poco mas la del Juramento de Sangre -se rió levemente -esta me gusta más para las pociones -cerró los ojos un segundo antes de hacerla desaparecer otra vez -en realidad, de este libro lo que me interesa es la Vara de Cristal... mas por vanidad que por otra cosa... dejé mis días de pelea hace mucho tiempo -suspiró soltando fuertemente el aire por la nariz -eso ya se lo dejo a los más jovenes...

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Quizá Runihura debió explicarle que el aura fantasmal que había lanzado no era un ataque como tal, era todo lo contrario, un hechizo defensivo que traería un fantasma para que la protegiera de cualquier ataque. Frunció el entrecejo ya que para ella le parecía un desperdicio malgastar una oportunidad de probar un hechizo que le serviría para el duelo que tendrían dentro de poco.

Estaba por responder la pregunta sobre el amuleto anti robo, pero lo que acababa de decir la bruja la sobrepaso. La magia de su pueblo era poderosa y extraordinaria, si bien ellos estaban obligados a compartir sus conocimientos por un contrato que firmaron, lo menos que esperaban de sus alumnos era que mostraran el debido respeto.

La sola idea de que Hayame quisiera usar la vara de cristal por vanidad, hizo que se le revolviera el estómago y le hirviera la sangre. Se imaginó usando el poder de las auras sobre su alumna y cerró los ojos para controlarse. <<Estos magos ingleses...son todos tan banales>> pensó la Uzza llenándose de paciencia para poder continuar la clase.

—Vara de cristal—Susurró, su voz había perdido el tono juguetón y amable que había tenido desde el inició de la clase, ahora era completamente neutral. La varita de la guerrera que normalmente medía unos 24 centímetros creció crece hasta adquirir un metro ochenta de alto; el cristal era de un color plata luminoso, con un mango cilíndrico y liso. La parte superior tenía exactamente la misma forma que su tatuaje, aunque con la medialuna acostada y en tres dimensiones; la decoración interna está en relieves. En el centro de la medialuna se halla una esfera cristalina que simula las fases de la luna en colores negros y plata.

—Además de linda...tiene la capacidad de convertir rayos en efectos. Pero claro. Eso a usted al parecer no le importa. —respondió de forma sería — Vamos, invoque su vara de cristal, veamos que tan bien se ve. —Añadió y luego recordó que no había respondido la pregunta de la bruja sobre el amuleto anti robo.

—El amuleto le responde únicamente a usted, así que solamente usted podrá quitarlo o ponerlo del lugar que desea proteger. —Respondió —¿Alguna otra pregunta? —Añadió, se había cruzado los brazos, por primera vez entendía a Kufhu cuando se ponía de mal humor por culpa de algún mago inglés.

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La bruja pelirroja volvió a sonreír al ver la expresión de quien tenía delante

Le parecía divertido que siempre terminara causando ese efecto en quienes le enseñaban, o al menos, la mayoría de ellos; no le incordiaba y no pensaba sobrepasarse tampoco, sencillamente, había sido sincera al respecto de lo que le interesaba de el libro en sí. No era precisamente de las que les encantara pretender algo que no iba con ella, sencillamente, no le nacía y la idea de ponerse a pelear con ello... bueno...

Si que respetaba lo que tenían los demás respecto a su magia pero esperaba que entendiesen, que al menos por su parte no les iba a decir que esperaba obtener grandes poderes para la lucha; la vara de cristal le gustaba porque simplemente, le encantaba la idea de los bastones mágicos desde que hubiera visto aquellos dibujos de Merlín

Simple y sencillamente

Además...

Si quería seguir estudiando los demás libros, estaba obligada a llevarlos en orden, si o sí. Lo mismo le había pasado con otro de los libros, no era su favorito y sin embargo, había tenido que aprobarlo para llegar al que quería.

Le interesaba el libro de los ancestros?

Claro, lo había sabido cuando hubiera visto el asunto de la vara. Que hiciera efecto con los rayos no le había llamado mucho, le gustaba manejar hechizos más simples en las batallas y la vejez la había llevado a un punto en que prefería ver primero que tenían los demás antes de hacer lo propio; sin embargo, al leer en sí lo que se mostraba con la vara de Cristal...

La profesora se sentía ofendida o eso parecía, pero la vampiro continuaba tranquila

-Lamento que se lo tome personal... o como si fuera en contra de sus conocimientos o de lo que significa el libro de los Ancestros para usted o para otras personas -dijo con tranquilidad mientras que tomaba su propia varita y le pasaba los dedos por la superficie -respeto lo que conoce y respeto a quien haya creado el libro para compartir lo que saben con los demás... pero así como quien toma un libro de la biblioteca al momento de los estudios y puede prenderse tan solo de un parrafo y no del tomo entero, es para mi esto

Cerró los ojos y dejó que aquello se manifestara según lo que se decía que era la transformación

-En este caso, para mi la parte mas importante del libro era la Vara... como dije, en mi caso es vanidad porque... -dejó que su varita se extendiera hasta formar un bonito bastón de color negro profundo, liso en la superficie principal y rodeado de lo que parecían ser una especie de pétalos de fuego de un rojo intenso. Los ojos de la vampiro relucieron maravillados con la transformación -adoro el hecho de que tome forma según el poder o la magia de cada individuo

Giró suavemente la vara y la acarició con los dedos nuevamente

-Donde unos ven el efecto magico, yo prefiero leer otra cosa... como por ejemplo, qué podría significar una forma o un color determinado?... si alguien me va a atacar y utiliza esto... que puedo adivinar de la personalidad de quien la posee?... hacia donde se inclina su poder?... le veo belleza y algo de elegancia a ese hecho, es peligroso pero hermoso

Volvió a sonreír y luego, suspiró y se encogió levemente de hombros

-Nuevamente, me disculpo por el hecho de que mi inspiración para este estudio le haya ofendido. No era la intención principal al decir la verdad

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