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|-|-|-| Familia Strange |-|-|-| (MM B: 114067)


Oliver Gaunt
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-Esta firmado por la directora -Aviso Thomas de pie frente al mostrador. Los ojos no dejaban de irsele a cada momento para la puerta vidriada que daba al exterior del Centro de Rehabilitación. Estaba muy ansioso por salir pero no debía demostrarlo. Un ataque de ansiedad no era signo de una persona que estuviera preparada para salir fuera a mezclarse con el resto de la sociedad.


Pero las manos empezaban a sufrir un leve temblor mientras la recepcionista cotejaba la información del pergamino. Fiarse de los pacientes, no formaba parte de su trabajo. Así que Thomas se vio respirando profundo para intentar calmar cualquier signo de locura que pudiera mostrar su cuerpo. Cerro en puño las manos y las guardo dentro de la campera de jeans con corderito, que se había puesto para simular ser mas normal. Dentro de las cosas que mas deseaba en su vida, era ser normal, sin ataques de rabia y sin que las personas estuvieran en peligro al estar cerca de él.


-Esta todo correcto, debes volver antes de las diez o se activara el protocolo de búsqueda -Informó la mujer antes de plasmar el sello de cera en el pergamino.


-Gracias, aquí estaré -Prometió no muy convencido de ello.


Salir a la luz del sol fue glorioso para el muchacho, no reprimió ninguna sonrisa mientras los rayos solares bañaban su rostro. Podría haberse quedado alli disfrutando de ese pequeño placer gratuito, pero tenia prisa. Debía encontrar a Frankie, y el espejo comunicador que ella le había regalado, le había dado una pista por pura casualidad. El aroma, esperaba que le diera el resto. El viaje a pie desde el Callejon Diagon a Ottery se le torno eterno. Las personas muggles no dejaban de emitir unas vibraciones que impactaban directamente en las ganas de alimentarse de ellos. Uso todo el auto control que poseía para no cometer errores.


El poblado de magos era muy grande con las enormes mansiones que había por doquier. El joven apuro el paso cuando detecto una fina linea del olor de su gemela. La búsqueda termino en un terreno baldío con cercas rotas. Dudando de su olfato por completo, el Clairmont cruzo la valla podrida de un salto y se adentro en el terreno arbolado. El sol se ocultaba detrás del follaje mientras se acercaba al centro del bosque. Un pequeño camino de piedras ocultas por el césped demasiado alto, lo llevo hasta las ruinas de una cabaña, desde donde se podía ver una pequeña tienda montada cerca de un lago.




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El estar tan cerca de Frances, producía un sin fin de cosas en el cuerpo de Oliver, que no quiso detenerse a pensar en detalle. Su mente estaba turbada y no podía pensar con claridad. Pero lo intento, volvió a rememorar el hilo de sus pensamientos para retornar a lo que estaba diciendo sobre la investigación hasta que la risa y la repetición de su rareza lo hizo sonreír. ¿Realmente estaba empezando a comportarse como un crío? Lo parecía. Estaba por moverse para darle espacio hasta que el hombro femenino le toco el pecho y provoco que su pulso empezara acelerase desbocado. Tuvo la suerte que ella desvió su atención a la mesa para dejar la fotografía que había tomado y así pudo abrir la boca buscando un poco de aire.

 

-Bueno... podemos continuar con lo que empezamos... -Dudó en ese instante a lo que se refería precisamente - ¿Hablas de la cabaña, cierto?

 

El castaño no estaba preparado para juguetear mucho tiempo, sabia que se volvería loco antes de que ella empezara con sus primeros movimientos, y saltarle encima una vez mas, estaba descartado de primera mano. Eso no solo era jugarse la vida, sino que también haría que la poca confianza que la bruja estaba depositando en él se perdiera por completo. Debía dar un volantazo y encaminar sus hormonas hacia un lado mas sano. El trabajo manual siempre seria la salvación de una mente fantaseosa. Se alejo un poco mas de la mesa con la excusa de ir a buscar la gaseosa, antes de volver y apoyarse en el marco de puerta sobre su hombro derecho.

 

-Me disculpo una vez mas por mi comportamiento. Creo que tengo muchas ganas de otras cosas, y eso me impide concentrarme en periodos de largos minutos en una sola cosa -Comentó para que no sintiera que estaba demente - Así que salgamos y recuperemos las maderas buenas, antes de que se haga de noche. Mañana ya podemos empezar con la reconstrucción y... -Un ruido de pisadas hizo que el castaño se interrumpiera unos segundos. Pero no volvió a oír nada, así que negó con la cabeza pensando que ya estaba imaginándose cosas - y prometo que podemos ir de compras para hacernos con nuevos tablones.

 

 

@@Frankie Triviani @@Thomas Clairmont Bienvenido

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—Por supuesto que hablo de la cabaña, Gaunt —respondí secamente, mientras tomaba una hoja del escritorio y leía su contenido con bastante curiosidad. Pude percatarme de que él se alejaba un momento para volver un instante después; yo estaba completamente absorta en lo que estaba leyendo, y no me giré a verlo hasta que comenzó a disculparse.


Le escuché atenta, un poco desconcertada al inicio, pero eso fue hasta que conecté su última pregunta con mi última respuesta, y después con todos los juegos e insinuaciones de las últimas dos horas. Había estado pensando que él solo estaba siendo fastidioso con el tema porque me había hecho entrever que le gustaba verme molesta, pero ahora podía ver que había algo más en el trasfondo de todo. Después de todo, con nuestro nuevo trato yo le quité el seguro a una puerta que había dicho no volver a abrir, y al parecer él no había dejado de pensar en eso.


Alguien se acercaba a la tienda, y me percaté de que Oliver también había escuchado sus pisadas. Dejé los papeles que había estado sosteniendo de vuelta en el escritorio, y me acerqué despacio al castaño —Ya habrá tiempo para ir a la habitación, solo dame tiempo ¿de acuerdo? —traté de sonar cariñosa, pero no supe si lo logré. Ya estando a su lado, puse una mano en su hombro para apoyarme mientras me ponía de puntas para alcanzarle y dejar un pequeño beso en la comisura de sus labios.


—Eso fue por la comida, estuvo deliciosa. Ahora iré a ver quién está afuera.


Salí de la tienda en un parpadeo, deteniéndome en la entrada para buscar al intruso, pero no fue hasta que inhalé la brisa del exterior que detecté aquél familiar aroma, y solo me tomó un segundo más apreciar la silueta de mi gemelo acercándose a donde nos encontrábamos. La alegría se imprimió en mi rostro inmediatamente —Es mi hermano. —alcancé a decir para el castaño, antes de correr hacia Thomas y brincarle encima con un abrazo.


—Tommy, ¿porque no me avisaste que venías? —pregunté después de darle un beso en la mejilla y le libraba de mis brazos —Espera, ¿cómo supiste dónde estaba?, ¿te dejaron salir hoy del hospital o te escapaste? Debiste avisarme así habríamos planeado el día entero. ¿Hasta qué hora puedes quedarte? —me encantaba verlo, y podía obviarse en mis incesantes preguntas cuánto le extrañaba. Entonces recordé dónde estábamos, y lo que yo aún no le había contado a mi gemelo. Lo que no le había contado a nadie. —Qui-quiero presentarte a alguien, es genial que estés aquí.



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El aroma de Frankie era mas estable a medida que los pasos de Thomas se acercaban a la cabaña. Siempre asociaba el olor de ella a un pequeño vivero de bulbos que solía visitar de niño, cuando el circo entraba en fase de receso para planear los armados de show del año siguiente. Él al no poder ser de ayuda en las planificaciones, iba de ayudante a cuidar las flores de un jardinero que las proveía a todas las florerías de la zona. El Clairmont disfrutaba de aquel empleo pasajero que le permitía comprarse cada año unos zapatos nuevos y pequeños objetos que utilizaba en sus actos.


En la fase reproductiva, los invernaderos solían tener una temperatura mas alta que la del exterior, donde se creaba un microclima húmedo que ayudaba a que los bulbos de las flores empanzaran a multiplicarse por doquier. El aroma de la tierra húmeda junto al perfume de los pimpollos nacientes era justamente la asociación que hacia su cerebro con su hermana. Peo esta vez, un olor diferente acompañaba al de ella, y no le resulto desconocido. Ya lo había olido en otro momento, en un lugar diferente.


-¡Frankie! -Gritó corriendo hasta atrapar a su hermana en un fuerte abrazo. Podía decirse que nunca había estado tan feliz como en aquel momento de reencuentro. La sonrisa no le entraba en la cara de lo amplia que se había vuelto - Te olí desde la Triviani como un cazador en busca de una presa -Bromeó entrecerrando los ojos con dramatismo- En el hospital no envían las cartas que te escribí, puedo quedarme hasta las -Rememoró el rostro de la recepcionista antes de decir las palabras "protocolo de búsqueda" - diez. Así que no tenemos mucho tiempo para ponernos al día, te extrañe mucho -Agregó desviando los ojos del rostro de Frankie por sobre su hombro - ¿Que hace aquí este hombre? Lo conozco, nos cruzamos en el Mercado Ilegal. Te olí en él -Volvió a mirar a la bruja, y sonrió. La había extrañado mucho de verdad.





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Frances acepto las disculpas del castaño y eso lo hizo relajarse un poco. No se había dado cuenta que estaba tensionado por las ganas de hacer otro tipo de cosas. Ahora tenia claro que la bruja no hablaba en dobles sentidos como él lo había estado intentando hacer. El arrepentimiento ya se había dado, por lo que ahora podían empezar de nuevo. Otra vez. Sintió la cercanía de ella cuando le pedía tiempo, y la sorpresa fue a mayores cuando lo beso por la comida. Se olvido hasta de respirar.

-Tomate el tiempo que necesites, tengo toda mi vida para esperarte -Respondió acariciándole con suavidad el brazo, que el había apoyado sobre él con dulzura- También me pareció que alguien estaba acercándose por el bosque -Admitió.
Oliver no estaba preocupado que fueran intrusos. Poco podrían robar de aquel lugar que apenas estaba empezando a construirse. Los comentarios de unos minutos atrás sobre los padres de ella, empezaron a tomar otra dimensión en la mente del Gaunt. ¿Que haría si venían a llevarse a la bruja? Él no iba a permitir eso bajo ningún punto. Debería encontrar algún acuerdo negociando con ellos. Pero estaba lejos de ver que podría ofrecerles para conformarlos. Habia tomado curso con uno de sus padres y no podía compararsele. En ningún aspecto.
Su cerebro dejo de pensar cuando salio fuera de la carpa para ver al recién llegado, que según las palabras de Frances era "hermano". Efectivamente, tal como pensaba, un Triviani había aparecido por el terreno en su búsqueda. Se limito a mirar el encuentro de los magos, antes de reconocer al chico de cabello negro. Era el mismo que lo había querido atacar en la plaza de vendedores ambulantes. Oliver había pensado que un alucinógeno estaba actuando en el chico por la actitud que llevaba, lo había querido ayudar hasta que nombro a Frances y él guardo silencio el tiempo que el niño tardo en irse dejándolo en paz.
-Hola -Saludó con voz amistosa mostrando la palma de la mano - Soy Oliver Gaunt. Bienvenido a la Strange.

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Tener a Thomas cerca era siempre como una lluvia fina de verano, esas que te sorprenden en el día mas caluroso de la temporada con el alucinante aroma del petricor y hace que se te antoje estar bajo de ella correteando por los prados, saltando en los pequeños charcos y dándole la oportunidad de arrastrar fuera de tu cuerpo todos tus mundanos pesares para no sentir otra cosa que tu conexión con la vida y la madre tierra.
Si tuviese que responder alguna vez lo que significaba mi hermano para mi, no habría otra respuesta: él era mi conexión con el mundo, el mas grande desencadenante de mi humanidad... la prueba mas fehaciente de que Frankie Triviani tenía un corazón.
—Hasta las diez —repetí, sonriendo y revolviendo su oscuro cabello. Apenas pasaba del medio día, pero las horas junto a mi gemelo se me pasaban como segundos —, tienes razón, no hay mucho tiempo. Yo también te he extrañado horrores. —seguí el curso de su mirada, mirando por encima de mi hombro al darme cuenta de que Oliver ya estaba detrás de nosotros.
Hasta ese momento no había hecho la conexión, pero entendí que ambos ya me habían advertido de su anterior encuentro, sólo que yo no le había dado ninguna importancia —Oliver es un... viejo amigo y colaborador de cuando trabajaba investigando dragones —le expliqué a mi gemelo, tras la presentación del castaño —, él es un experto en el tema, Tommy, y estamos trabajando juntos de nuevo. —no tenía idea de cómo podría reaccionar a mis siguientes palabras, pero ya había pasado mi oportunidad de explicarle tranquilamente. Era ahora o nunca.
—Además, Oliver también es mi esposo —solté, cuando sus azules ojos se encontraron con sus gemelos de nuevo —. Fue hace mucho tiempo, y no se lo había contado a nadie porque no creí que lo volvería a ver —agregué antes de que no me dejara explicarle porqué no se lo conté antes —, pero los dioses nos reunieron de nuevo para investigar un misterioso caso de dragones ¿no es interesante? —le sonreí, esperando su reacción no fuese muy dura conmigo—Este lugar será donde trabajemos, podrías venir aquí todas las veces que desees, ¿cierto Oliver?
Miré fugazmente al castaño buscando su apoyo, aunque sabía que no era necesario. Si estaba dispuesto a enfrentar a mis padres, pensé que aceptar a Thomas en la finca no sería problema —Incluso podrías vivir aquí, conmigo, cuando salgas de ese lugar donde estás ahora. ¿No te gustaría?

 

 

 

@@Thomas Clairmont @@Oliver Gaunt

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Thomas volvió la vista a su gemela, no quito la sonrisa de la cara en ningún momento. Cada segundo al lado de Frankie, valía mucho mas que el oro para él. Luego en la clínica, durante las horas eternas hasta que llegara el amanecer, tendría tiempo de rememorar cada segundo del día hasta que se gastara como lo hacen los recuerdos. Volviéndose indefinidos e imprecisos, pero Thomas jamas olvidaría un hilo de memoria donde estuviera Frankie. Abrió los ojos sorprendido borrando la sonrisa, al saber el nombre del castaño y la respuesta de porque sentía el olor de ella sobre él.

 

-No sabia que te habías casado -Acoto sin saber como tomarse la noticia. Era inesperada. Frankie no parecía de las mujeres que se casaban - No asistí a tu boda -Aquella afirmación le rompió el corazón. Por estar encerrado en una clínica de locos y ser débil de voluntad, se había perdido un paso significativo en la vida de su gemela. La desolación empezó a notarse en sus ojos - ¿Me perdonas? No... no se que decir.

 

Las cosas no estaban saliendo como Thomas esperaba de un día compartido con su hermana. Las historias de dragones que solía leer, ya no parecían interesantes para contarle. Ahora ella estaba en una investigación sobre ellos, y el pelinegro solo podía pensar en lo poco que podía aportarle ahora en su vida. Se sintió insignificante al lado de ellos. Los celos, no estaban apareciendo como siempre le dio miedo sentirse ante una noticia de ese calibre. No perder el control en ese momento, lo hizo sentir apenas un poco mejor.

 

-No quise interrumpirlos -Dijo digiriéndose a los dos - Es un gusto saber tu nombre, Oliver. Tienen un sitio precioso aquí -Miro hacia el lago, unos metros mas allá - Debería irme. No tengo nada que hacer aquí. Los estoy interrumpiendo -Miró a su hermana una vez mas y volvió a rodearla con los brazos fuerte -Lamento mucho haberme perdido la boda. Los días en la clínica me hacen perderme en el tiempo -Beso su mejilla en señal de despedida - Te buscare en mi próxima salida.

 

 

@@Frankie Triviani @@Oliver Gaunt

Editado por Thomas Clairmont

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La tensión del ambiente se estaba elevando a pasos agigantados. Oliver podía sentirla y estaba con los músculos del cuerpo inflexibles esperando que se desatara el caos. Sobrevivir a un ataque de vampiro no era cosa fácil, pero domar a los dragones tampoco lo era. Estaba dispuesto a pelear con todas sus fuerzas, si hiciera falta. Las palabras de Frances sonaban con la dosis justa de confianza que quería trasmitir, aunque el invitado, no parecía estar escuchando nada de lo que decía. ¿La estaba ignorando? El castaño dudaba de eso, en los ojos azules podía ver la conmoción que se trasmitía.

 

-No esta escuchando... -Murmuró a Frances, apenas despegando los labios, sabia que lo escucharía a un kilómetro de distancia como si estuviera a su lado, como en aquel momento -Creo que le pasa algo.

 

El castaño no sabia si agregar información sobre los dragones para llenar el vació de la conversación, pero no fue necesario. El chico a los pocos segundos, pareció reaccionar de una forma extraña a la que esperaba. Parecía confundido como lo había visto la primera vez. Perdido en un mundo incierto. Daban ganas de contenerlo, y el castaño dio unos pasos para situarse al lado de Frances cuando ´la abrazo en despedida.

 

-No te vayas.... -¿Como lo había llamado? ¿Toby? -Tob... no estas interrumpiendo nada, con Frances apenas habíamos terminado de comer unos Farikal y sobraron muchos, aunque no lo creas -Sonrió al chico - ¿Te gustaría quedarte?

 

Oliver no sabia si darles espacio, pero eso le pareció lo mas necesario. Apretó el brazo de Frances en señal de apoyo y murmuro "Los dejare solos un momento" antes de volver a la tienda. Fue a su escritorio y empezó a acomodar algunos pergaminos mientras su mente aun estaba pensado que ocurría afuera. Detestaba no tener el oído tan fino como los vampiros o licantropos. Fue justamente pensando en aquellas cosas raras que se le ocurrió mandar la dirección del nuevo hogar a un amigo recién salidito del horno. Si venia de inmediato, tal vez pudiera ayudar con el hermano de Frances. Envió la nota con una lechuza parda al nombre de Baelfire Peverell.

 

 

@@Frankie Triviani @@Thomas Clairmont @@Maekar Baelfire Peverell

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Oliver tenía razón: Thomas había dejado de escucharme. La reacción de mi gemelo había sido, por mucho, la que menos había estado esperando y tan solo ver la expresión en sus ojos me hizo sentir una fuerte opresión en el pecho, cortándome por completo el aliento. Volvió a abrazarme, despidiéndose, mientras el Gaunt hacía un intento más por que se quedara pero fue inútil, ya sentía menguar la presión de sus brazos alrededor de mi cuerpo y un débil beso en la mejilla.
—Tommy espera, no me dejes. —le pedí, reteniéndole del brazo con ambas manos. Apenas pude escuchar a Oliver a mi espalda un segundo antes de que volviera al interior de la tienda para darnos un poco de espacio; agradecería aquél gesto después, pero ahora solo me importaba una sola cosa.
Me situé frente a mi hermano, obstaculizando su paso mientras intentaba hacer que enfocara mis ojos —Escúchame, ¿de acuerdo? Lo de la boda fue hace mucho tiempo... y para ser precisa ni siquiera yo estuve presente porque estaba borrachina, ¿puedes imaginarme dando tumbos y cantando alto como loca?. —le sonreí, tratando de encauzar sus pensamientos hacia otros más agradables y menos confusos.
—Hay tantas cosas que nos perdimos uno del otro durante muchos años —levanté mi mano hacia su mejilla, iniciando una tierna caricia —, pero ahora tenemos la oportunidad de estar juntos. Quiero que estemos juntos, Tommy, y juro por los dioses que nada ni nadie logrará que vuelva a separarme de ti. Te necesito —revelé, inmersa en los profundos ojos azules de mi hermano —, y todo lo que hago ahora es para que tú y yo podamos ser la familia que siempre debimos ser... incluso esto.
Señalé todo el terreno, desde la sinuosa escarpada que nos ocultaba de la carretera hasta los límites del otro lado del lago, donde un verde y amplio valle se extendía hasta el horizonte; pero mis palabras implicaban más que el lugar. Tan solo estar allí, aceptando discurrir por un camino que jamás había contemplado para mi, al lado de un hombre que no tenía ningún engorro para ofrecerme un escape sin siquiera preguntar por qué no podía dármelo yo misma, todo era por los dos.
Todo esto pierde sentido si tu no estás conmigo, hermano —dije al fin, suavizando el agarre a su brazo pero sin soltarlo del todo, dándole la libertad suficiente para tomar una decisión en aquél momento —. Si te quedas ahora podemos explorar el lugar juntos, yo aún no le he explorado... podrías hablar de dragones con Oliver, yo no sé muchas cosas de ellos y puedes sernos de mucha ayuda. Podemos construirte un lugar aquí, para que vengas cuando tú quieras —me acerqué, rodeando su cintura con mis brazos y apoyando la cabeza en su hombro —. Si te quedas me harás muy feliz, Tommy,

 

 

 

@@Thomas Clairmont @@Oliver Gaunt

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Thomas se volteó para marcharse. Sentía que su cerebro era un chicle relleno con demasiado jugo que podría explotar de un momento a otro. Pero la voz de Frankie perforo aquellas capaz de confusión en cuanto pidió que no la dejara. El contacto de sus manos sobre el brazo del pelinegro lo hizo reaccionar quedándose muy quieto. Oliver los había dejado solos, aunque podía verlo escuchado extendiendo una invitación a quedarse a comer. ¿Sabría que su dieta era estrictamente basado en frutos secos y sangre...? Mucha sangre. Él era humano. Peligro. Las palabras de Frankie lo distrajeron, así como su postura delante de él para no dejarlo avanzar.


-¿Entonces no me perdí nada? -Preguntó esperanzado. Se dejo convencer muy rápido, porque su hermana sonreía. Nada podría estar mal si ella ponía esa sonrisa en su rostro. Las palabras de la bruja llenaban el vacío que se había formado en el pecho de Thomas. Él cerro los ojos al sentir la caricia en su mejilla. Era hora de decir algo. Le urgía hacerlo. Volvió a levantar sus parpados, solo para mirarla - Es lo que yo mas quiero en el mundo. Que podamos estar juntos como una familia normal. Mi tutora... bueno... -Thomas bajo la mirada un segundo - Mamá esta de acuerdo en que podamos unir lazos.


Siguio la mirada de ella para recorrer el denso follaje de los arboles, la tranquila vibración del agua con sus tantos peces nadando debajo de la superficie. Pudo notar que aquel lugar era un nuevo comienzo para ellos. Tal como decía Frankie, aquel sacrificio de pequeñas cosas durante toda sus vidas, los habían llevado a ese lugar. Para volver a empezar. Rodeo a su hermana con los brazos, aceptando todo lo que escuchaba. No iba a dejarla. No podía. Era su único vinculo con la vida que siempre soñaba en sus largas terapias en la clínica.


-No me iré -Sonrió contra el pelo rubio - Me agrada Oliver, apenas se asusto al verme. Pude sentir que estaba tensionado -La soltó para poder mirarla - Los escuchare hablar sobre dragones, me gustaría aprender de ustedes.




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