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Periplo de realidades


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Periplo de realidades

 

En la torre sur del castillo...

La rubia y hermosa bruja ( @@Lisette Ryddleturn ) lamentaba no tener su varita mágica, su situación era desesperada al estar encadenada en el centro de aquella torre, respiraba lentamente tratando de no sentir esa sensación de que las paredes parecen acercarse hacia ella... seguro era una ilusión mágica... ¿cierto?... el lugar es medianamente oscuro, una luz central le permite ver que hay un espejo donde puede mirarse, extiende su brazo, pero no puede tocar nada en aquella torre, hay también un cerco mágico que le retendrá a pesar de que logre liberarse de las esposas y las cadenas que le inmovilizan en el centro... ¿cómo fue que llego hasta aquí? por más que lo intenta no puede recordar lo que ocurrió el día anterior y se sorprende cuando ve en el espejo, un momento de su vida en que sintió mucho miedo, tanto que siempre que lo recuerda, desea que nunca hubiese pasado...

 

En la torre sureste del castillo...

El jefe de la guardia llega hasta la torre, está iracundo, varios de sus subalternos están terminando de encadenar al rubio vampiro que presento una gran pelea ante sus captores... el jefe estaba alterado por las cuatro bajas que resultaba de aquella captura además de diez heridos, dos de ellos con los brazos arrancados con ferocidad por aquel hombre ( @@Jeremy Triviani ) pero el detalle que lo tiene más preocupado, es la posibilidad de que conocidos del Triviani traten de encontrarlo... ordena que se doblen las guardias y mantengan al rubio bajo control hasta que terminen con él...

 

En la torre norte...

A una joven mantienen encadenada sobre una silla metálica, antes también había visto un recuerdo de un acontecimiento determinante en su vida y ahora bloqueada su magia, estaba a merced de aquellos extraños, ¿eran mercenarios? su pulso se acelera... ¿qué pensarán hacer con ella?

ve entrar a un individuo con un atuendo que parece piel de dragón... porta un yelmo que emula la cabeza de un gales verde y una máscara de cobre oculta su rostro, lleva en sus manos un frasco con arena del hechicero, la bruja conoce ese implemento mágico y se pregunta que hará esa persona con ella ¿la cegará...porque? hace un intento de volverse intangible pero por alguna razón no puede...

Aquel individuo introduce dos de sus dedos al frasco de arena y luego dibuja en la frente de la joven un par de runas, le da la espalda para ir a un pedestal de piedra donde hay un cesto, lo toma en sus manos y lo lleva hasta la joven, ahí lo abre, está tan cerca de su brazo derecho, que la joven puede ver bien a una serpiente colúbrida de veinte centímetros de largo, el individuo la cubre con un desconocido polvo azuloso y repite repetidamente:

 

-- Tempus...reditus...tempus...reditus...

 

Después que la colúbrida deja de brillar, la acerca al brazo de la joven, la colúbrida se desliza y se enrosca en su antebrazo, sus ojos se vuelven rojos, parece una pulcera viviente... entonces muerde haciendo una herida que sangra, el dolor es soportable para la valiente joven que se pregunta si la culebra será venenosa, solo que la criatura se abre paso por su piel, penetra todo su cuerpo al interior... al desaparecer el extremo de su cola, la herida desaparece, una cicatriz es lo único visible y la joven ( @@kaori Avery ) mira interrogativamente a esa persona que oculta su identidad...

 

Un luz mágica envuelve a la joven, ella trata de ver a traves de la luz pero no le es posible, cuando por fin la luz desaparece, ella se encuentra libre en un lugar que ella recuerda bien, no tiene las cadenas ni en sus muñecas, cintura, ni tobillos, se palpa la ropa...¡y ahí está su varita!...y no es la única sorpresa... también se ve a si misma pero con una edad menor a la que tiene... a regresado a un hecho pasado de su vida... ¿se atreverá a cambiar su pasado?....

 

En la torre noroeste...

 

La cabeza les duele... al fin recobrar el sentido... se encuentran en una torre con hechizos que les impiden abandonar el lugar, una triangular ventana les dejan ver como varios dragones custodian a los que ocupan las torres... ¿cómo lograrán salir del extraño lugar?...

 

En una pradera...

 

La ojiazul no entiende nada... las coordenadas que le enviaron la trajeron al sitio donde no ve nada...¿cómo esperan que pueda rescatar a los magos y brujas que han desaparecido? y ¿cómo es que es a ella a quien contactaron?... camina por el lugar. lanza hechizos para ver si logra descubrir la presencia de humanos...pero nada, el lugar es tan abierto, que no entiende donde pueda estar el escondite de esos locos que le enviaron aquella misiva...tal vez sea una broma, no logra detectar edificaciones ocultas a kilómetros, los arbustos dan al paisaje algo de vida, es cuando de atrás de uno de ellos, sale un jarvey, la magizoologa ( @@Tauro M. ) intenta que la criatura le ayude a saber sobre el caso que le ha traído hasta ese lugar...

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  • 3 semanas más tarde...

TORRE SUR

-Hay alguien aquí? por favor, alguien que pueda contestarme, necesito ayuda!

 

Realmente no tenía ni idea de cómo era que había terminado en aquella situación y por más que lo intentaba no podía traer ninguna memoria fresca a su mente

Tembló observando los grilletes y tuvo que resistir las náuseas que ahora la envolvían por el pánico que comenzaba a crecer dentro de su pecho con cada segundo que pasaba

No podía evitar recordar aquel momento en que hubiera terminado encerrada en las cavernas malignas que se encontraban por debajo de su mansión y donde había sido retenida por las criaturas oscuras en ellas

Por unos segundos volvió a ver los alrededores, imaginando que podría verlas arrastrarse por fuera de las esquinas mientras estiraban sus negras garras para arrastrarla de regreso

-No, no, no me pueden llevar otra vez

Empezó a llorar más y se puso de pie, tragando en seco mientras que sentía como sus pies también estaban encadenados y trataba de ver alguna forma de acercarse a las paredes

No quería ya ver ese espejo, era como si su reflejo la acusase en todo momento de que era su culpa el estar encadenada en aquel sitio y que se merecía lo que le estaba pasando

Solo esperaba que alguien pudiera ayudarla en aquella situación tan desesperada

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http://i.imgur.com/7WhajUW.gif ♥ TE AMAMOS SAGITAS ♥

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El hombre enfundado en su traje de dragón, atendía al jefe de guardias, se rumoraba que uno de los empleados auxiliares, salía del castillo con una carta escrita por uno de los prisioneros, el cual convenció al empleado con una cuantiosa recompensa si el empleado hacia llegar aquella carta hasta los familiares del prisionero. El servicio de seguridad era impresionante, tenían sondas mágicas y una de ellas era para detectar tinta, elemento vital para escribir, pareciera que aquel hombre había pensado en todas las posibilidades que los retenidos en el castillo, pudieran llegar a intentar para comunicarse con el exterior. Ninguna precaución salia sobrando cuando se trataba de evitar que se fugara información de aquella índole, el hombre necesitaba el mayor de los secretos sobre sus experimentos e investigación, si se conociera lo que intentaba, seguramente le prohibirían continuar con ellos y eso no podía permitir que sucediera, pero un secreto con tantas personas involucradas, era muy difícil de lograr, solo esperaba que no fuese tan rápido, por lo que era muy generoso cuando su guardia mostraba lealtad al poner al descubierto cualquier intento de algo como una carta dirigida al exterior. Para el infractor, era pasar a ser parte de los sujetos de experimentación, privado de su libertad y recluido al confinamiento, para quienes lo delataron, un saco de cuantiosos galeones...

 

Todo estaba resultando bien, pero marchaba lento, mucho más de lo que esperaba el hombre, por su traje singular, sus empleados le comenzaron a nombrar "Draco" lo que al hombre le fascinaba, así que dejo a todos creer que ese era su nombre, no toleraba que le interrumpieran a sus habitaciones, tampoco permitía envió de mensajes, ni de ellos hacia él ni él ocupaba es medio de comunicación, era oral en su mayoría, aunque con los de mente débil, usaba la comunicación mental y estos solo eran los de más bajo escalafón, simples subalternos y sirvientes domésticos.

 

Por la tarde tendría una reunión con los guardias de su palacio, el hombre que se hace llamar Draco, estaba ideando una nueva estrategía para que se mantuviera hermética la actividad en el palacio, de eso dependería que tanto avanzaría su trabajo y si llegaría el éxito que esperaba obtener.

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  • 4 semanas más tarde...

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La bruja llegó a aquel enorme lugar, con la cabeza y el cuerpo cubiertos con su larga capa negra mientras que del hombro llevaba colgando lo que parecía un largo morral d cuero negro, bastante pesado en apariencia; las invitaciones y los mensajes a veces tomaban su tiempo, sobre todo cuando se trataban de aquel tipo de situaciones pero siempre había la forma de hacer llegar cualquier comunicacion sobre todo si esta requería cierto tipo de discreción

 

Y en el Callejín Knockturn, entre los negocios que había en el lugar, siempre se sabía el cómo y el dónde hacer llegar cualquier pedido o mensaje a su destinatario

 

En aquella ocasión, la bruja pelirroja había recibido una curiosa carta

 

Tanto así, que ni siquiera había dudado en acudir por interés personal, asegurándose de si acaso dejarle saber a su familia que iba a hacer una investigación muy aburrida; aquello sería suficiente como para que no quisieran seguirla ni hacerle preguntas de más que de todas maneras, no tenía ánimos de responder. Había situaciones que sencillamente, despertaban ese lado en el espíritu de la Snape que le devolvían la chispa que de principio la habían llevado a estudiar las artes oscuras... y a querer aprender e investigar sobre muchas situaciones humanas

 

Ocasión que ahora un amigo le presentaba, para ampliar aún más el panorama y por lo que entendía... de forma mucho más privada de manera que no hubiera visitantes que interrumpieran ninguna labor

 

Realmente aquello, le hacía erizar la piel de emoción

 

-Quién vive?

 

No podía ver a quien la cuestionaba pero estaba segura, de que esa voz era la menor de sus preocupaciones y que seguramente, en aquellos instantes estuviese siendo blanco de espera a una reacción agresiva; sonrió por debajo de la sombra que proyectaba la capucha que tapaba su rostro y cabeza y apenas la movió suavemente

 

-Vengo a ver al amo de este lugar -musitó con una pequeña sonrisa -dígale... que La Fate ha traído suministros para la ocasión especial -indicó, aguardando a que alguien pudiese pasar su mensaje a la persona adecuada

Que emocionante sería aquello...

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El hombrecillo se rascaba la cabeza, en verdad no entendía nada... pero acudió ante el jefe en cuanto recibió el comunicado, le avisaban de que llegaría una especialista en pociones y que estuviese al pendiente para cuando ella llegará, la guardia entera estaba informada, solo una mejer pelirroja, nadie más esperaban. Claro que todo era extraño... el toque de queda, la ubicación del castillo, las ordenes giradas a los guardias, los dragones, aquel hombre enigmático que no se quitaba la máscara ni aquel traje... se figuraba estar en un sueño.

 

Su pelo grisaseo revelaba su edad, además era un squib, por lo que al ofrecimiento de aquella paga, acepto sin reparo el trabajo, Mensajero, cocinero y portero, lo último era muy escaso que lo llevase a cabo, pero este día se afano a terminar la preparación de comida muy temprano y fue a plantarse detrás de la puerta de hierro... paso muco tiempo, parándose en un pie, en otro, recargándose sobre el muro, en cunclillas y nuevamente de pie... hasta que escucho que llamaban a la puerta. Temeroso hizo la pregunta, y la respuesta le lleno de muchas dudas, pensó si debía llevar el recado... trago saliva y abrió al fin la puerta.

 

--Pase, le espera, le conduciré a su laboratorio-- Comunico a la recién llegada y la condujo por los pasillos mustios, era como un pasaje secreto, había sectores donde ilusiones actuaban con el único propósito de disuadir a cruzar los, otros si que accionaban trampas pero eso no se mostró en ese momento, hasta que por fin llegaron al citado laboratorio...

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La confusión hacia que el mareo del vampiro se profundizara de a momentos. No entendía que es lo que había pasado. Su cuerpo estaba recostado sobre el duro suelo de granito como si se hubiera desmayado. Lo que seguramente había echo en algún momento. No reconocía el techo, ni los olores agrios del recinto. No estaba en casa. Eso podía confirmarlo con solo sentir su cuerpo magullado. Logro aguantarse las nauseas cuando pudo inclinarse lo suficiente para estar sentado con la espalda descansando en el muro de piedra. Una fuente de metal con puré y otra con agua le daban un mensaje muy claro. Estaba prisionero de alguien. Su mente brumosa apenas podía recordar la violencia contra sus atacantes. El vampiro solía quedar enceguecido por la furia y luego poco recordaba que había ocurrido.

 

-¿Hola? -Pregunto a la oscuridad.

 

No se sorprendió por no recibir respuesta. Estaba solo y aturdido, pero su mente no dejaba de pensar como huir de ahí. No tenia la varita mágica y sus ropas habían sido cambiadas por unas simples de prisionero, hasta el color gris databa de un secuestro. Miro su marca tenebrosa que no servia sin la varita. Se puso de pie y busco mirar por la ventana algún reconocimiento del lugar. Solo piedra que daban a un patio amplio hecho de cemento. Parecía ser que los colores en los bloques no era la prioridad del castillo. Busco en sus botas el pequeño monedero de Moke, pero no lo encontró. Debería utilizar otra cosa.

 

-Rambaldo -Llamó esperando que se apareciera su elfo personal.

 

Un ruido de explosión lo hizo tener esperanza hasta ver un dedo en el suelo. Definitivamente el elfo había sufrido una desparticion y no podía aparecerse. La celda tenia hechizos de bloqueo. Se guardo el dedo para devolverlo en algun momento. Ahora dependía de que el tiempo pasara lentamente mientras se le ocurria alguna cosa.

 

 

 

Rambaldo - Elfo personal de Jeremy, en el Castillo Triviani.

 

 

-¡Mi deditoooo! ¡Me duele! ¡Me dueleee! -Lloro desconsolado el pequeño elfo, arrodillado en el suelo de la cocina. Los Chuck lo miraban con expresión de odio y ninguno de ellos hizo un movimiento para ayudarlo. Se sabia que aquel elfo se resguardaba en el Castillo Gaunt por temor a su vida. Los Chuck dejaron de prestar atención y siguieron con sus quehaceres, mientras Rambaldo lograba ponerse de pie y correr a buscar alguien que lo ayudara.

 

-Ama Impostora -Llamo a la calva, ingresando a sus aposentos - Se me salio el dedo cuando quise buscar a Jemy -Empezó el relato, con lagrimas volviendo a recorrer su rostro - Esta en un lugar gris. No puedo ir a buscarlo - Chilló viendo como una gota de sangre reventaba contra el suelo alfombrado empezando a formar un charco.

 

Rambaldo perdió el conocimiento de la impresión. No era muy diestro en el arte de las curaciones.

 

 

@@Zoella Triviani

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Triviani escuchó la chillona voz del elfo de su hermano, y cuando terminó de pronunciar aquellas palabras giró su cuerpo, furica, para ver a la pequeña criatura caer tendido en el suelo. La bruja se sobo la sien, tratar con Rambaldo nunca había sido fácil para la calva, y menos cuando este pronunciaba todo lo que el rubio decía.

- Malario - llamó a su elfo, quien apareció segundos después a su lado, con los labios chorreados de chocolate - Lleva a Rambaldo al laboratorio, ya mismo voy para allá - orden´, tomando su varita y colocando todos sus anillos y amuletos de libros, la mujer presentía que los iba a utilizar, tomó su varita y apareció en el laboratorio del C.R.A.A. junto a la camilla donde el elfo lloraba por su dedo.

- A ver, inmunda criatura ¿Que Jeremy está donde? - preguntó, tomando del cuello al elfo, con agresividad mientras Malario observaba al fondo, con sus brazitos detrás de su cuerpo y saltaba ansioso de un pie a otro. EL pequeño elfo negaba y repetía "Esta en un lugar gris. No puedo ir a buscarlo". Zoella ya perdía la paciencia, y tomó un frasco para sacar la lágrima que corría por el rostro de la criatura.

Lo empujó - Vete, ya traeré yo a Jeremy - dejó caer la lágrima sobre las aguas del pensadero y posterior a eso, metió su cara, observando una lúgubre celda junto a mugriento Jeremy, guardando el dedo del elfo en su bolsillo. Salió del recuerdo y pensó que quizás el hechizo antiaparición era para elfos y pensó en el lugar donde su hermano estaba, sintiendo un repentino ardor en su pecho derecho, la bruja había sufrido una despartición. Gritó y observó dentro de su blusa - Genial - había perdido la mitad de su pecho y estaba segura de que su hermano soltaría la carcajada al reconocer el lunar característico de la bruja.

Enojada, Triviani observó el recuerdo un par de veces, antes de que una idea pasara por su mente, recientemente había cursado adivinación y hoy sería primera vez que pondría en práctica dicha mancia. Tomó una de las tazas de té que habían en la sala, y comenzó a agitarla levemente hasta observar los restos de hojas del fondo, una imagen llegó a su mente, era ella caminando por Diagón hasta llegar a Ottery, cerca de los castillos de las familias mágicas.

La bruja frunció el ceño ¿Quién había secuestrado a su hermano? La bruja regresó al recuerdo y observó una ventana, agudizó su vista y logró observar el pico del castillo Delacour, justo ese pico que recordaba haber visto una de las últimas veces de haber visitado a Dennis - Bingo - pronunció, sobando su zona desparticionada, adolorida y con ardor.

Cerró sus ojos y apareció en los jardines Delacour, observó a todos los castillos hasta encontrarse con uno en particular, con varias torres a su alrededor y con bastante vigilancia en el frente, activó su Anillo salvaguarda contra miradas indiscretas antes de invocar el haz de la noche - Fulgura Nox - pronunció, abriendo un portal justo en la puerta trasera de aquel extraño castillo. Activó su Anillo de Escucha, esperando escuchar alguna conversación.

 

Caminó despacio por los pasillos, agradecía haber hecho uso de los encantamientos para silenciar sus pasos y que no retumbaran en el interior. Escuchó voces y se detuvo, su anillo estaba transmitiendo lo que hablaban en la puerta abierta a 3 metros de donde ella estaba.

 

- El muy maldito me rompió la nariz - espetó una voz masculina, recibiendo risas en respuesta - Pues mira, mi hombro está dislocado por el vampirito - Zoella prestó mayor atención y comenzó a andar - Por suerte tenemos un gran motín en este monedero - mencionó otro, mientras Zoella se asomaba por la puerta y entraba, aprovechando su anillo contra miradas indiscretas. De inmediato reconoció la ropa, la varita y el monedero, ellos habían secuestrado a Jeremy.

 

La calva salió y lanzó un hechizo que hizo explotar una pared e inmediatamente regresó a la habitación, metiendo las cosas de su hermano en su monedero de piel de Moke. Pensó en Salvaguarda Mágica, y comenzó a correr, atravesando todas las paredes hasta dar con unas escaleras. Miró a sus espaldas y comenzó a subir - Espero encontrarte aquí, hermano - pronunció al aire, sacando su varita de su bolsillo.

 

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Torre Sureste.

 

 

Mientras Jeremy esperaba con poca paciencia una ayuda divina, tuvo el agrado de volver a escuchar una pequeña explosión en el aire y ver otro pedazo de carne que caía sobre el inmundo suelo de la celda. Al acercarse, con un rápido movimiento, pudo ver la mitad de un pecho perfecto. Inesperadamente sonrió al reconocer el color del pezón y el lunar sobre la pálida piel. La impostora podía ser de todo, pero aun poseía los encantos de su hermana fallecida. Recogió el agradable medio seno del suelo, y lo guardo en su bolsillo inmundo. Tenia la intención de devolverle a su dueña la parte seccionada.

 

El vampiro empezó a caminar dentro de su celda como un oso enjaulado. Su mente no paraba de emitirle preguntas tales como ¿Que significaba ese secuestro? ¿Que había pasado mientras estaba desmayado? ¿Porque Zoella acudía a su rescate, luego de que él la maltratara desde que salieron de Azkaban? No entendía nada, y aquellas dudas se interponían una sobre otras con cada minuto que tomaba fuerza y era reemplazada con la anterior, como un circulo vicioso que buscaba enloquecerlo por completo. No quería caer rendido por aquello, pero estaba a poco de que su cuerpo explotara de furia.

 

-¡Ghetava! -Rugió con toda la fuerza de sus pulmones, invocando a la mismísima italiana que tanto conflicto interno le traía.

 

 

 

 

@@Zoella Triviani

Editado por Jeranne Triviani

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Torre Sureste.

Triviani subía sigilosamente las escaleras, por el barandal hacía arriba se notaba la amplitud de la torre y como poseía varios pisos llenos de celdas y quien sabe que otra cosa más. La bruja llegó al primer piso y comenzó a recorrer los pasillos, sin encontrar al padre de sus hijos. Las preguntas surgían de la mente de la Triviani sin ella esperarlo, y la duda del porqué Rambaldo había ido a ella cuando pudo buscar a Anne era la mayor de todas, aunque claro, muy bien ella pudiera haber dejado al mago a su suerte, pero lamentablemente su mayor debilidad era él y su seguridad.

 

La calva aún y después de todo seguiría dando la vida por el rubio, seguiría sacrificando su pellejo por él y seguiría aguantando las duras palabras que el mago soltaba a diario en su contra. Regresó a las escaleras y subió otro piso más, encontrándose con un penetrante olor a desechos físicos, tapo su nariz. Dio un par de pasos y escuchó un llamado de lamento que al girarse un cuerpo menudo la estaba viendo detrás de las celdas. Reviró los ojos y regresó nuevamente a las escaleras.

 

Y así pasaron dos pisos más. La bruja revisaba celda por celda, buscando a Jeremy con apuro. Un fuerte rugido con su seudónimo mafioso llegó, reconoció la voz y supo que su hermano estaba al final de la torre, Zoella subió las escaleras de dos en dos, tropezándose cada tanto pero con el desespero clavado en su garganta. Desenfundó su varita y se detuvo a escasas escaleras del final. No sabía con que se iba a encontrar luego de eso y sólo pudo subir lentamente hasta encontrarse con el rubio tras las rejas.

 

Bajó las manos aliviada, el vampiro estaba solo y encarcelado. Sacó su monedero y extrajo todas las pertenencias de su hermano, pasandolas por los barrotes de hierro que impedían la libertad del Triviani. En silencio, y tratando de no ver a los ojos a su hermano, sacó de entre su blusa el Amuleto contra defensas carcelarias, uno de sus favoritos en apariencia gracias al colgante en forma de aro dorado, colgante que la bruja usaba para decorar su cuello más que como amuleto Uzza.

 

Tomó con sus manos repletas de anillos los barrotes, y mientras el Triviani se cambiaba, la calva concentró toda su magia en sus manos, apretando los barrotes para activar dicho amuleto, obtenido con las magias Druidas, sintió una corriente eléctrica abandonar su cuerpo hasta llegar a sus brazos, concentrándose en sus muñecas. Sus piernas flaquearon, la magia usada por ese amuleto era tal que la bruja aún no conseguía controlar del todo, pero hacía su mayor esfuerzo.

 

Los barrotes desaparecieron, y con ello el cansancio cayó sobre el cuerpo de Zoella, quien cayó al suelo casi perdiendo la consciencia. Logró ver a Jeremy parado del otro lado de la celda ya libre, solo observándola. Levantó su mano temblorosa en su dirección y se giró, devolviendo todo lo que en su estomago contenía, mareada y cansada. Daba gracias a las Diosas por no llevar una peluca en ese momento, porque estaba totalmente segura de que sería un desastre.

 

Limpió las comisuras de sus labios con el dorso de su mano, y se tiró a un lado del vomito, cerrando los ojos por algunos segundos - Espero que después de esto dejes de decirme Usurpadora, si realmente no fuera Zoella créeme que jamás hubiese venido a por ti - espetó, buscando dentro de su monedero la poción herbovitalizante que siempre fabricaba, con una que otra variación a la original. Extrajo el corcho y tomó un largo sorbo de ella, para guardarla nuevamente.

 

Poco a poco recuperó sus fuerzas y se levantó, suavemente, sintiendo aún el mareo en su sistema - No me mareaba así desde mi ultimo embarazo - soltó de repente, quedándose luego estática y girando a ver a su hermano con ojos nostálgicos, recordando que el vampiro no sabía nada del feto que ella escondía.

 

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Torre Sureste.

 

El vampiro espero a Zoella de pie. Sabía que si ella estaba ahí, podría oírlo y hasta olerlo. Una de las cosas que más le gustaba de ser un vampiro, era poder tener sus sentidos bien desarrollados. Disfrutaba aprovechando esos elementos a su favor, y solo los dioses sabían cuanto tiempo había dedicado, en su vida, a perfeccionarlos. Hasta el día actual, seguía haciéndolo día a día. Rendirse no era algo que estaba en sus planes. Nunca.
Zoella llegó y le pasó todas las pertenencias que le habían quitado. Jeremy no tardó en utilizar su varita para higienizarse y volver a su vestimenta diaria. Unos jeans holgados cubrieron sus piernas, una remera de mangas cortas blanca cubrió su pecho debajo de una chaqueta de cuero negro sin mangas. Su pelo volvió a brillar con el rubio natural de siempre y para cuándo estuvo listo, pudo ver qué la impostora estaba desapareciendo los barrotes con magia Uzza.
-No hablemos de eso en estos momentos -Pidió, ignorando la puya sobre sus palabras. La mujer parecía haber consumido bastante de su energía en la utilización de su magia. Los efectos secundarios estaban a la vista y al olfato de todos. Parecía ser que Zoella aún no había dijerido el desayuno en su totalidad.
-Gracias por venir, aunque espero que solo haya sido porque pertenecemos al mismo núcleo familiar -Cerró de forma fría, ayudándola a ponerse de pie.
Aunque estaban libre, lejos estaba de estar a salvo. Debían tener cuidado con el regreso a casa.

 

 

@@Zoella Triviani

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