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Juliens
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Nunca le había gustado presentarse muchas veces en una misma noche y, sabiendo que a lo largo de los minutos se encontraría con más de una persona que no conocería, prefirió dejar las presentaciones para cuando más de uno pudiera prestarle atención. A fin de cuentas no pasaba nada por mantener el misterio unos minutos, los nombres o los apellidos no resultaban demasiado importantes mientras se comportasen todos como buenos compañeros.

 

Miró a un lado, miró a otro. Prestó atención a toda la decoración que iba encontrando a cada paso que avanzaba. En otros lugares hubiese sido sencillo distinguir qué parte de la decoración estaba puesta a propósito para esta fecha tan señalada y cuál no, pero teniendo en cuenta que la mansión había sido el lugar de un crimen no le sorprendería si las velas, las fotos y el altar que posteriormente vería permaneciesen puestas todo el año a modo de homenaje. Para saberlo tendría que volver alguna otra vez. Confiaba en hacerlo.

 

¿Y qué te ha parecido? ¿Te ha dado tiempo a dar un paseo por el pueblo o te has dirigido directamente hacía aquí? —preguntó con curiosidad mientras asentía, para el joven mago también era su primera vez en la Mansión. Sin embargo, no era su primera vez en el Valle de Godric. Si estaba tan interesado en conocer la opinión de su compañero respecto a su visión del pueblo es porque había nacido aquí. Si bien es cierto que no había pasado mucho tiempo aquí pues se marchó siendo solo un bebé, siempre lo consideraría su hogar.

 

Pronto supieron que no estaban solos. Primero por el ruido que provocaba una voz femenina y luego por ver a una pelirroja (@@Darla Potter Black) bajando lentamente las escaleras. Le dedicó una mirada extrañada porque le sorprendió verla ahí, pero también un educado gesto amigable con la cabeza. ¿Quién era? ¿Qué hacía allí? ¿Bajaba para acompañarles o para espiarles? Mientras se alejaban de ella, giró su cabeza para ver si también les seguía. Esperaba que sí, cuantos más fueran, mejor.

 

Llegaron a su destino. Su opinión general acerca de la decoración no era buena, su forma de celebrar estas fechas siempre había sido con decoraciones llenas de arañas, telarañas, calabazas, esqueletos... No, no le gustaba lo que veía, pero no haría mención a ello por respeto a los gustos de los demás. Eran Matt, un hombre que debía llamarse Rory por la forma en lo que llamó su acompañante y una mujer rubia que ninguno de los dos parecía conocer.

 

Dejó que hablaran mientras miraba a cada una de las personas. Todo rostros desconocidos, ¿qué sería de aquellos conocidos suyos que tiempo atrás habían sido miembros de la Orden del Fénix? Antes de poder tomar la palabra o de seguir haciéndose preguntas, una nueva persona llegó saludando con un 'buenas tardes'.

 

¡Buenas tardes! ¿Qué tal? —preguntó, no era una pregunta dirigida únicamente a la recién llegada, cualquiera podía responderla. Para romper el hielo y aprovechando que por fin eran unos cuantos en una misma estancia decidió presentarse cuando tuvo la oportunidad de hablar. —A mí pueden llamarme David —hizo una breve pausa. —¿Alguien me puede contar qué se está celebrando o qué está ocurriendo para que nos hayamos reunido aquí?

 

Cuando llegó pensó que quizá pudiera encontrarse una fiesta de Halloween, pero la decoración le indicaba que eso parecía más bien una festividad... ¿religiosa? Esperaba que alguien le sacase de dudas.

 

 

@@Rory Despard @@Syrius McGonagall @ @@Sherlyn Stark

 

 

 

 

 

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Una pareja de magos se encontraba ya dirigiéndose la estancia elegida de la casa de los Potter, podía notar que una vos femenina se dirigía al Despard y uno de los magos recién llegado conocían al predicador de antes. Eso le arrancó una sonrisa, siempre se sentiría como la nueva a pesar del tiempo que había pasado allí, pero hacía tantos eones atrás que sí, era la nueva.

 

Observó con curiosidad a los presentes, a parte del Despard, estaban allí dos hombres y dos mujeres con los cuales no había tenido la suerte de coincidir. Claro que coincidir en misiones de la Orden con Sherlyn y el Despard tampoco se le podía llamar conocer. De hecho siempre le había causado curiosidad el irlandés, cualquiera hubiera creído que a Escocia habría venido un irlandés del norte, protestante, después de todo por algo había perdido la cabeza María Estuardo. Recordó en ese momento la cruz de plata que su prometido solía y llevar y miró a la imagen escondida en un rincón, disimuladamente hizo una floritura mientras murmuraba un orchideus, dejando una pequeña corona de gladiolos blancos.

 

Los saludos se sucedían los unos a los otros y eso hizo que ella tomara conciencia, más a partir de la serie de preguntas que lanzaba uno de los jóvenes magos, que no se había presentado, ni saludado siquiera.

 

—Buenas tardes —dijo en general, para luego dirigirse al joven que había dicho llamarse David —el Señor Despard podrá informarle mejor, pero es una pequeña ceremonia de homenaje a los caídos en los últimos tiempos —seguía sin saber el por qué pensaba que podía incluir a su prometido dentro del homenaje cuando había partido de aquel lugar con más dolor que amistad hacía más de un año ya. Claro que tampoco podía decir que estuvieran allí los causantes de su decisión, pero todo acto que la ayudara a mitigar el dolor, ella lo aceptaba.

 

 

 

 

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Trataba de recordar cuando había sido la última vez que había visitado aquella casa y durante qué época del año lo había hecho, pero no le quedaba dudas era que habían pasado muchos meses desde su última visita y que jamás había visto las calles tan desoladas como esa noche en el Valle de Godric. Sin embargo, estar en una zona protegida por la Orden del Fénix le hacía sentir segura y de a poco su estado de ánimo comenzó a cambiar. En ese momento sólo dedicó su atención a observar todo lo que estaba a su alrededor y que eran parte de la ceremonia.

Creía que la decoración era muy linda y no había tardado en descubrir que los colores fueron los que le causaron esa impresión. También podía resaltar las velas encendidas que daban el contraste perfecto y estaba segura de que era uno de los elementos que más se destacaba. Sin embargo, además de las pequeñas velas en el altar, también había dos fuentes de luz que iluminaban el salón. Luego miró con atención las imágenes del altar que pertenecían a antiguos compañeros. Ella no era una persona con creencias religiosas, pero aún así lo respetaba y creía que era un lindo acto de cariño.

Tenía la sensación de que había errado al calcular la cantidad de compañeros que estaban presentes en el salón y no había prestado atención quién la saludaba. De hecho, tampoco sabía cuánto tiempo había pasado desde su llegada. Trató de concentrarse e imaginó que sólo habían pasado unos minutos. David, uno de sus compañeros presentes hizo una pregunta en relación a la reunión que tenían ese día.

— Un gusto —respondió a su breve presentación—. Soy Sherlyn.

Sin embargo, se detuvo cuando escuchó a Darla responder la pregunta de manera correcta. Al igual que ella también creía que la única respuesta la tenía Rory, ya que él había sido quien los había involucrado en la reunión— . Así es.

Fue lo único que dijo antes de aproximarse al asiento más cercano para descansar de una caminata que a pesar de no haber sido larga le había resultado agotadora. Había pasado tiempo desde la última vez que había sido parte de una reunión de la Orden del Fénix y no recordaba qué era lo que estaba permitido en las reuniones formales. Imaginaba que no traería consecuencias ni sería vista como irrespetuosa por sentarse a descansar, aún así, valía la pena, ya que se sintió aliviada al instante.

— Lo siento — se disculpó—. Necesitaba sentarme.

Las sillas eran muy cómodas. No podía imaginar de qué era lo que le hacían ser así, de qué material estaba hecho ni si Rory las había dispuesto sólo para esa noche. Por otra parte, le parecía bien que sus compañeros estuvieran ahí aunque no los conocía porque tenía la oportunidad de conocerlos mejor. Lo único que le impedía comenzar una conversación era su estado de ánimo. Una parte de ella simplemente quería estar sola y tranquila.

@@Rory Despard @@Syrius McGonagall @ @

Editado por Sherlyn Stark

 

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Al principio creyó que solo era su imaginación jugándole malas pasadas, pero pronto comprobó que no: Los miembros del bando estaban llegando, varios de ellos ¡acudiendo a su llamado! Rory se sentía feliz, una pequeña plegaria salió de su boca y tiempo después, se acercó a saludar a Hannah Rambaldi, su vecina en Pink Palace, y a la vez, compañera de bando.

 

Que la bendición de Dios esté siempre con usted, señorita Rambaldi — respondió Rory mientras tendía la mano a la mujer para saludarla.

 

Antes incluso que lo dijera, notó en el semblante de ella que algo en el lugar no terminaba de agradarle. Y aunque pensó (casi estaba seguro) que era culpa del atuendo que llevaba, cuando finalmente ella le pregunta, sobre si ha notado algo "raro" es que recién entiende lo que está atrás de toda esa incomodidad. La verdad era que con tanta ocupación no había percibido algo realmente extraño, excepto por supuesto esa sensación de sentirse seguido u observado, pero poco a poco se había hecho a la idea que bien podía ser la falta de sueño lo que le provocaba esa situación.

 

Tres personas más irrumpieron en el patio trasero entonces, a una de ellas Rory le conocía bastante bien, pues era amigo de los Evans, Matt Ironwood. También reconoció a Darla, quien había dejado una honda impresión en él con la frialdad con que empleaba sus poderes emanados de la oscuridad, pero no conocía al par de jóvenes que también habían ingresado y parecían no conocer del todo sobre la reunión.

 

— La reunión de hoy es para homenajear a los miembros de nuestra querida Orden, y elevar una oración para que sus almas alcancen la paz y la gloria eterna, por los siglos de los siglos.

 

Mientras hablaba, uno a uno Rory comenzó a encender los cirios y el olor potente que emanaban envolvió a toda la habitación. Todavía tenía en la cabeza las palabras de Hanna, pero tenía que despejarse y llevar a buen término todo eso a lo que se había comprometido. La ceremonia dio inicio, y con una efusividad que rara vez se le notaba, Rory pidió a la jovencita que lo asistiese en la oración, y ocupado con ella no fue capaz de notar que la luz del día ya practicamente desaparecía para dar paso a la noche.

 

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Gracias.

 

Le respondió con amabilidad a la pelirroja que había visto anteriormente. Por desgracia, fue una de las que optó por no presentarse. Se quedaría con la curiosidad de saber su identidad. No le corría prisa, si tenía que dirigirse a ella encontraría alguna forma de llamarla para que le prestase atención.

 

Estar allí para dar un homenaje a los caídos resultaba emocionante, a la par que conmovedor. Su tiempo alejado le hacían desconocer cuáles eran los miembros de la Orden del Fénix a los que iban a rendir homenaje en esa noche tan especial, pero su corazón y sus pensamientos estaban con ellos estuviesen donde estuviesen.

 

Tranquila, para eso están las sillas, ¿verdad? —comentó con una pequeña sonrisa mirando a la mujer que se había presentado como Sherlyn y que había tenido que sentarse. Por su parte, seguiría de pie hasta que la mayoría se hubiesen sentado. No necesitaba tomar asiento, se encontraba en perfecto estado y nunca le gustaba dar muestras de debilidad.

 

A pesar de que el hombre que parecía llevar la voz cantante le había confirmado que las palabras de la pelirroja eran ciertas, eso no había hecho otra cosa que causarle más dudas. Dedicar una oración era un tema controvertido. ¿Todos los miembros allí reunidos serían partidarios de una misma religión?

 

Su fe se había quedado en los tiempos antiguos, cuando no había uno único al que rezar las plegarias. Observó al hombre mientras encendía los cirios y respiró el olor que invadió toda la habitación. Se sentía fuera de lugar. Confiaba en que aquello pasase rápido, le gustaba dar homenajes a aquellos que lo merecían pero prefería otras formas de realizarlo.

 

Se retiró un paso hacía atrás, queriendo quedar al margen de la escena principal. Parecían que iban a ponerse de un momento a otro con la oración así que bajó levemente la cabeza como muestra de respeto y cruzó sus manos a la altura de su ombligo. ¿Era correcto lo que estaba haciendo? Si no lo era, se limitaría a imitar al resto para no quedar mal.

 

Lo importante era mostrar respeto y no entorpecer la ceremonia.

 

@@Darla Potter Black @@Rory Despard @@Sherlyn Stark @@Syrius McGonagall @

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Sus pasos la llevaron a dar una breve recorrida en torno al altar con las fotografías, a observar las velas y las flores, se detuvo ante la disimulada estatuilla, no sabía quién era pero había algo en ella que le transmitía cierta paz. Observó unos segundos a la muchacha que se había sentado, Sherlyn, había algo en ella, no, ahora lo notaba, no era en ella, era como si ella también sintiera algo. Darla giró, miró a cada uno de los magos y brujas que había allí.

 

El Despard bendecía a una señorita Rambaldi, él la conocía, miró a los otros dos. El predicador explicaba lo de la reunión homenaje. Pero ella no podía sentir en ninguno de los presentes esa presencia familiar que le llegaba. Debía haber alguien más, lo podía sentir, estaba por allí, pero no lo veía ni podía estar segura de quién se trataba. ¿O sería qué? Levantó la cabeza y aspiró profundo, el aroma de las flores, el incienso y las velas, la esencia de cada uno de los presentes, puros humanos. De hecho si se concentraba podía sentir el latir de sus corazones y el correr de su sangre por las venas. Darla apretó el respaldo de la silla junto a ella, algo estaba mal, ella podía sentir algo más que no estaba en el aroma del aire, o sí.

 

Giró en busca del origen del leve aroma disimulado del azufre alcanforado. Rory estaba con Hanna, David se había alejado respetuoso ¿o escondería algo más? Sherlyn continuaba sentada, se la veía agotada ¿u ocultaba algún otro sentimiento? Y el otro hombre, volvió a buscar al desconocido con la mirada ¿había dicho su nombre? Se recordó a si misma que Rory había hecho un gesto de confianza hacia él y no tenía ni la más pálida idea de por qué pero confiaba en el predicador.

 

Entonces ¿quién sobraba? ¿Sería ella? Se preocupó, ¿qué oscuros demonios podían seguirla? ¿Acaso su debilidad por la muerte de Seba podía volverla un canal a través del cual atravesaran a este mundo? Estaba segura de que podía controlarlo. Recordó el Grimorium Necronium y se estremeció ¿y si había cometido un error en algo? Sus uñas se clavaron en el respaldo de la silla y ella sintió que empalidecía aún más.

 

 

@@Rory Despard @@Syrius McGonagall @ @@Sherlyn Stark @

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Matt Ironwood.

 

 

A medida que el resto de los presentes en la mansión Potter llegaban a la sala donde se oficiaría la ceremonia, Rory el pastor irlandés se dispuso a darle inicio pidiendo ayuda a la bruja de cabello rubio que se presentó como Hanna para que lo acompañara.

 

El olor a incienso se mezclaba con el brillo de las velas y las plegarias que Rory con tanta naturalidad y facilidad pronunciaba, no era la primera ceremonia religiosa de Matt, el mismo se consideraba un creyente aunque no fuera un asiduo practicante pero casi hasta podía repetir si se esforzaba un poco en recordar las distintas oraciones que Rory pronunciaba.

 

Aun así guardó silencio mientras se mantenía de pie con la cabeza inclinada al suelo en señal de respeto, solo interrumpía el mismo para decir algún que otro amén cuando la situación lo ameritara. Era su segunda ceremonia en recuerdo a compañeros caídos en muy poco tiempo, aun recordaba como si fuera ayer la ceremonia que se ofició en el City Hall Park frente al Ayuntamiento de la Ciudad de Nueva York, junto a los restos de lo que fue un símbolo de la ciudad y sede el gobierno mágico de los Estados Unidos de América, el Woolworth Building.

 

Muchos compañeros del MACUSA y población nomajs perecieron en el atentado del Día de la Ira perpetrado por el Inquisidor, la ceremonia reunió a gran parte de la población de Nueva York y el país para homenajear y recordarlos, la misma fue oficiada por ambos presidentes de la nación y otras figuras políticas de importancia de ambas comunidades.

 

Nuevamente la ciudad de Nueva York lloraba a los caídos mientras que mostraba su increíble resiliencia, nuevamente se levantarían memoriales que acompañarían aquellos que recordaban los eventos del 11 de Setiembre que se alzaban apenas unas cuadras de distancia.

 

Matt repitió un último amén antes de levantar la cabeza y observar a Rory y Hanna que conducían la ceremonia al frente de todos.

 

 

Off: Chicos quien quiere hacer equipo conmigo para la siguiente etapa de la trama avise jajajajajajajaja.

 

@ @@Rory Despard @ @@Darla Potter Black @@Sherlyn Stark

 

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Kimberly había llegado al Valle de Godric ya cuando el sol caía, la rubia no tenía más que unas pocas indicaciones de la Potter Black, quien le había indicado dónde podía encontrar la Casa de los Potter. Aunque la rubia no era habitué de ese lugar estaría allí por la pelirroja, quien le había indicado que sería por un solo día, o mejor dicho por esa noche, la bruja quería luego que la acompañase a buscar a los elfos de su prometido, aunque los rumores decían que habían muerto con él.

Kim llegó al ingreso de la mansión y con un cierto dejo de preocupación atravesó las puertas de las mismas, descubriendo que la información de Darla sí le cedía el paso, más teniendo en cuenta que la bruja no iba allí con malas intenciones, siendo una subordinada en cierta forma pero la de mayor rango entre las dos. Kim no esperaba que un fénix le diera la bienvenida, pero al menos agradecía que ni el fantasma de Dumbledore y mucho menos los de los propios James y Lily Potter le dieran la malvenida. Se imaginó que ni el propio Kreacher podía presentarse a decirles sangre sucia. Simplemente ingresó y se dirigió hacia donde las voces indicaban que estaba llevándose a cabo la ceremonia.

Cuando la rubia llegó a la sala sus ojos recorrieron el lugar, no reconoció a ninguno de los presentes a excepción de la Potter Black, la cual tenía una expresión extraña en su rostro, pero la cual supuso se debía a la ceremonia y al recuerdo de su prometido. Se acercó respetuosamente a ella, notando en ese momento el extraño color de sus ojos y sus manos crispadas sobre la silla.

—¿Darla? —susurró una vez a su lado.



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La pelirroja lo supo, de alguna manera pudo sentirlo, todo era su culpa. Sus ojos se abrieron desmesuradamente cuando vio el fantasma frente a ella, su rostro surcado por un par de cortes y su pecho ensangrentado.

—Mi amor —susurró cuando vio al Granger frente a ella, mientras el iris de sus ojos se volvían negros como la propia pupila y ocurría lo mismo con las líneas de sangre en el blanco de sus ojos.

—Tú me mataste maldita vampiro —dijo el mago apuntándole con su brazo desgarrado que aún sostenía su varita.

—Yo no… —comenzó a decir la pelirroja y recordó en ese momento las últimas palabras del Granger, Vamos a buscar un hogar en el bosque, una cabaña donde podamos alejarnos de las guerras mágicas, sin Orden del Fénix ni Mortífagos ni nada, solo tú, yo y nuestros elfos”.

—Te juro que yo no fui
susurró con expresión temblorosa mientras intentaba retroceder un paso y no lograba que sus pies le obedecieran.

—Yo te di mi corazón
dijo el espectro del Granger abriendo con su zurda el pecho y sacando el ensangrentado músculo cardíaco de su pecho, el aroma de la sangre llegaba a la Potter Black, pero no era el habitual y sensual aroma de su pometido, que solía embriagarla sino un aroma ácido, con la fuerza del veneno y el habitual toque metálico era como la niebla de un pantano putrefacto.

—Tú clavaste en él el odio y el olvido en él, lo destrozaste
—la voz del Granger se llenaba cada vez más de odio mientras estrujaba su propio corazón en su mano y hacía que lágrimas de sangre se derramaran de los ojos e la Potter Black.




Off:
Modalidad A
https://imgur.com/tSdAMOt tiene edición porque como una est****a olvidé sacar el modo html ¬¬

 

Editado por Scarlet Akane
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Lunática Gryffindor Delacour.

 

Había oído rumores sobre la ceremonia de los caídos que se llevaría a cabo, la misiva carta la hacía suspirar más veces de las necesarias, porque entre ellos estaban personas que ella quería y había conocido tiempo atrás así que eso le supondría un suplicio pero tenía que ir y armarse de valor, agradecía al menos que sus padres no estuvieran entre los caídos en la gran contienda del ministerio, suspiro mientras caminaba hacía la casa de los Potter, preguntándose en cuanto tiempo más tardaría en llover en aquel lugar que parecía más oscuro y mucho menos alegre a lo que ella estaba acostumbrada años atrás.

 

Era como si la pesadez y la angustia de la vampiresa estuviera colándose en cada rincón de las casas de hermoso paisaje, antes todo prolijo y ahora medio desprolijo, ella no sabía si era por que todo el mundo mágico se iba a pique sin un rumbo adecuado o simplemente era una contastacion a todos los males que ocasionalmente ella veía a diario, esperaba que no fuera ninguno de los dos porque aquello a la auror le dolía mucho más, la pelirroja era una mujer de acción y odiaba ver como todo se iba a pique sin que ella pudiera evitarlo de alguna manera.

 

Avanzo hasta llegar a la mansión de los Potter, entró casi sin darse cuenta de nada, pasando por todos los lugares hasta llegar a un pequeño altar en donde se notaba que alguien estaba hablando, allí estaba Rory a quien ella conocía bastante bien, lo saludo con la mano, mientras se daba cuenta que Matt, David, Rory, Darla Sherlyn y Hannit también estaban ahí, así que los saludo con la mano preguntándose cuanto tardía ella en llorar o al menos en ponerse melancólica, porque ya se sentía medio mal de estar allí, pero homenajear a los caídos también era parte de su día a día, así que por nada del mundo se lo perdería en aquellos momentos.

 

Puesto a pensarlo bien, si tuviera que hacer equipo con alguien lo haría con Matt o con Rory, me mantuve sería y sin hablar escuchando a Rory hablar él decía lo que estaba pensando y la verdad sea dicha que no era buena para hablar en estos momentos, así que dejé que otros guiarán este ceremonia, preguntándome de que manera podría ayudar y si podría ser de alguna ayuda una Auror bastante alegré y algo atolondrada por allí.

 

- Lamento la tardanza, necesitaba algo como esto, para recordarme porque lucho y luchamos todos, tenemos que seguir adelante por todos ellos que ya no están, además de que no podemos rendirnos por nada del mundo, así que se que los caídos en el día de la Ira jamás serán olvidados y siempre estarán en nuestros corazones y es por ellos que necesitamos seguir luchando y peleando porque ningún otro este caído en batalla o servicio, así que sigamos adelante y honrémoslo de esta manera siempre que podamos y jamás olvidemos ese sacrificio que hicieron por todos nosotros y por darnos un país y un mundo mucho mejor para vivir - Dije de improviso, con mi repique de campanas más alto de lo habitual -

Ese era mi discurso el más largo que la Gryffindor Delacour había dicho en su vida, por lo general Lunita nunca hablaba y menos que menos para decir algo como eso, por lo general era alegre y feliz y permanecía al margen, pero en aquella ocasión decidió hablar y ayudar a Rory tanto porque era su amigo el predicador, como para no dejarlo solo con la ceremonia, eso sería todo cuanto diría y esperaba que nadie se asombrara de que ella hablará, esperando poder hacer equipo con Matt o Rory o mismo con algún otro que estuviera por allí cerca.

 

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La rubia se acercó más a la Potter Black, intentando entender qué es lo que le estaba ocurriendo. ¿Acaso era víctima de un escendia o un ilusionismo? No podía ser un boggart, Kim sabía que la muerte de Seba era el de su amiga pero también que si fuera un boggart ella misma se vería afectada al acercarse, claro que la bruja pelirroja estaba siendo afectada, pero ella vería ese boggar, y no veía nada.

 

—Darla por favor, ¿qué está ocurriendo? —miró a los demás, tratando de entender, pero ellos no parecían oír la voz quebrada de la vampiresa o cada cual estaba en su propio mundo, incluso una jovencita acababa de ingresar, saludando a los presentes. El atardecer iba cediendo lentamente su lugar al anochecer y las sombras nocturnas comenzaban a llenar el lugar.

 

Su compañera parecía no escucharla y de sus ojos comenzaban a correr lágrimas de sangre, Kimberly no sabía qué es lo que estaba ocurriendo y se acercó a la bruja, cubriendo sus hombros con uno de sus brazos. En el otro se había materializado su varita, la pluma de fénix de su núcleo parecía vibrar dentro de su cobertura de acebo, como si presintiera algún peligro desconocido.

 

—Darla ¿puedes oírme? —repitió cada vez más nerviosa la Black —specialis revelio —el rayo impactó en la silla frente a Darla pero no le reveló nada en particular, era como si lo que le ocurría a la pelirroja no estuviera ocurriendo fuera de ella, sino en su interior.

 

—Por favor amiga, reacciona —susurró una vez más, no estaba desmayada pero no pudo evitar apuntarle, alejándose unos centímetros —ennervate —el rayo no hizo ningún efecto en la bruja, Kim hizo un objeto, era obvio que no iba a funcionar pero tenía que intentarlo —finite incantatem —el efecto hizo que un suave destello cubriera el cuerpo de Darla pero sin otro efecto sobre ella, no era algo leve lo que le ocurría.

 

—¡Despierta! —gritó desesperada mientras sacudía a la pelirroja que yacía sentada en una de las sillas y aferrada al respaldo de la silla frente a ella, con los ojos por completo negros hasta en el blanco del ojo y con las lágrimas de sangre corriendo ya no solo por su mejilla sino también por su cuello. Kimberly no podía entender lo que Darla estaba viviendo en ese momento.

 

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