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• Familia Potter •


Juliens
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La pelirroja no había esperado una respuesta de las otras mujeres tomó una silla que había en el lugar y la acomodó contra la pared, como si se fuera a sentar en penitencia, pasó su pierna por sobre ella y se sentó a horcajadas, con las piernas a cada lado del respaldo a donde apoyó los brazos y acomodó sobre el borde su barbilla. Observando desde esa posición el ingreso de la cocina y las ventanas que daban al patio exterior.

 

Había ingresado poco después un mago al que no conocía pero cuya esencia le recordaba una que había sentido en la Dumbledore mucho tiempo atrás, le sorprendía que pudieran usar metamorfomagia en aquel lugar, pero ¿por qué no? el mago debía conocer el lugar porque ignorando a todas las presentes se dedicó a sentarse a comer. Darla se encogió de hombros y dejó de prestarle atención, pensando en que le gustaría saber más del tema de las reliquias, e iba preguntarle a "E" cuando una joven bruja llegó antes de darle tiempo a consultar.

 

--Hola, bien --observó la caja y el aroma llegó hasta ella, café, la mezcla de café con vainilla le atrajo, por lo cual se puso en pie --creo que aceptaré tu oferta --dijo mientras se dirigía a la cocina y tomaba la pava para llenarla con agua con un movimiento de su varita --aquamenti --dijo para luego con un nuevo movimiento, con sumo cuidado, encendía con un incendia pronunciado con delicadeza.

 

--Un gusto Ela, soy Darla, ¿cómo está Cye? --preguntó pensando si haría bien en hacerlo o no, por lo cual inmediátamente respondió a la otra pregunta mientras buscaba una taza en las alacenas --no, la verdad que he estado pensando y tenía una vaga idea, pero no he podido cuajarla aún --se giró de golpe y miró hacia afuera, tenía la sensación de que alguien la observaba, podía sentir algo pero no terminaba de determinar qué o quién era.

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El mago seguía comiendo como si nada del mundo pasaba, algunas personas iban, otras llegaban, al final para el mago todas eran caras que no conocía, exceptuando la de su ángel de fuego, pero eso a esas alturas ya no importaba... Tenía que tener un contacto mínimo con todos, por el el bien de ambos... Su mente no era estable... El combate eterno que tenía por el control de su cuerpo con su maldición era algo que no lo hacía sumamente sociable que digamos...

 

--Me pasarían la miel?--

 

Decía para el primero que le escuchará, y sin decir ni una palabra siguió comiendo de su plato de huevos con chorizo mientras dejaba de lado de los hot cakes y tomando un sorbo de su jugo escucho en el aire que alguien hablaba acerca de alguna reliquia... No sabia exactamente para que era... Ya se había acordado para que era... Entonces que era lo que debía de traer?... Que era aquello tan importante para un hombre que nunca ha tenido algo propio en la vida?... Fue entonces que limpiándose la boca noto que aún traía puesto su traje de batalla... Cosa que tocando la ropa con su varita está comenzó a cambiar...

 

--ya no es necesario la miel gracias--

 

Decía el mago mientras veía como su chaleco se iba siendo presente a medida de que su traje iba desapareciendo... Fue entonces que sacando de uno de sus bolsillo una pequeña llave sonrió... En ella estaba su bien más preciado... Aunque ciertamente no era suyo... Pero significaba mucho ya que fue la primera cosa que se había comprado con su primer sueldo en toda su vida...

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—Eso parece —replicó de vuelta, una vez terminó de masticar y tragar (a la velocidad del rayo).

 

Malfoy y Mel son muy distintas y, desde luego, no las únicas que habrán de llegar. De hecho, apenas acababan de saludarse y Mel estaba pensando en qué otra cosa podría decir cuando Ellie aparece asomándose de improviso con una caja de madera entre las manos. La muchacha tiene claras muestras de entusiasmo y Mel cree saber por qué: le fascina las cosas con las que los demás podrían llegar a dar u obtener; el verlas, el analizarlas, le fascina, casi lo mismo que a Richard al respecto. A Mel le interesa, sí... pero es mucho más relajada en cuanto a ese particular.

 

De hecho, todavía no había tenido oportunidad de incluirse en la conversación de nuevo cuando una mujer de melena de un rojo encendido llegó también. Mel correspondió a sus palabras con un saludo amigable, agitando la mano. También llegó un muchacho que se apresuró a tomar asiento a la mesa, un tanto alejado de ellas. El aspecto de los otros miembros de la Orden la tranquilizó un poco, la hacía sentirse más normal, dado que la elegancia de Malfoy la había puesto nerviosa. Los pantalones cargo de aquella mujer pelirroja... gracia divina, sin duda. Ella también llevaba unos en tela delgada, sumados a unas zapatillas y un hoddie.

 

La llegada de Ela la sacó de sus pensamientos y, terminando de comerse los restos de su pan con jamón se dispuso a ayudar a servir el café luego de que la mujer pelirroja lo pusiera a punto. Una vez el espacio se inundó del delicioso aroma, empezó a repartir tazas e hizo un hechizo para poder aumentar el número de panes hechos que había encontrado rebuscando en el horno de la cocina. Replicó a Ela con un quieto "gracias... y mucho gusto" estrechando su mano antes de volver a su tarea de alimentarse. Había servido a todos excepto al muchacho en la esquina de la mesa, porque él tenía delante de sí ya toda una escala diferente de merienda.

 

Dejó a Ellie para el final y se apresuró a llevarle la taza mientras echaba miradas de rato en rato a la ventana. Al igual que la mujer pelirroja que había tomado ya asiento hacía un rato, ella había percibido algo pero a diferencia de ella no fue una corazonada si no el sonido de una lechuza: se apresuró entonces a dejar su taza a un lado por un instante y abrir la ventana: sin embargo, allí afuera no había lechuza alguna si no tan solo un hombre de considerable estatura que observaba el lugar como si lo viese y a la vez no.

 

El tiempo que le tomó traerlo consigo a la cocina y explicarle sobre el lugar (porque por supuesto, pertenecía a La Orden del Fénix) fue suficiente para que su café dejara de estar caliente. Igual, le gustaba tibio, así que se quedó apoyada contra el respaldo del lavadero al lado de Ellie, luego de haberse presentado, indicándole su nombre: Melrose Moody, de la familia Moody en Luss.

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Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

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Me escurrí entre aquellas malezas con un pequeño saltito y un batir de alas. Tanto la cerca como los arbustos lograron ocultar mi transformación nuevamente a humano. Era hora de entrar. Había estado investigando un poco todo y no me era todo desconocido. Las noticias en el mundo mágico corrían tan rápido que a esa altura, ya estaba enterado de casi todo. Y claramente, ayudaba saber un poco sobre el arte de leer las mentes.

 

Acomodé mi túnica grisácea. Era la vestimenta adecuada para aquellos momentos. La brisa se había enfriado solo unos grados más. La primavera estaba llegando a su fin, pero las lluvias al parecer no. De a poco, las nubes iban cubriendo casi todo el cielo del Valle de Godric, pronosticando que iban a caer unas cuantas gotas.

 

Lluvia

 

Murmuré, mirando hacia arriba. Deseaba con todo mi corazón estirar mis alas a la par que la lluvia, pero tenía que presenciar aquel sitio. No por nada había regresado.

 

Acomodé además el cuello de mi camisa blanca. Intentando parecer un poco más formal. La entrada de la casa de los Potter me recibió y con ella, algunas voces que al parecer se estaban juntando. Si conocía a alguien no fue importante en aquel momento, porque me encargué de rebuscar entre los pliegues de la túnica y encontrar aquel memorándum que nos habían enviado para la reunión.

 

¿Llego tarde? Espero que no —comenté, mostrándoles aquel avioncito morado y dejándolo sobre la mesa. Me crucé de brazos y me apoyé en una de las paredes más alejadas.

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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  • 2 semanas más tarde...

Entre los muchos cambios que habían sucedido en su ausencia, éste era el que más le intrigaba. Nunca dudó de su lealtad o compromiso a la orden, incluso lejos tenía su misión presente, pero los rumores de cambios habían llegado hasta sus oídos y tenía la incertidumbre de qué se iba a encontrar al llegar a la nueva … ¿base?

 

Scavenger no estaba familiarizada con el valle Godric, pero para su suerte la invitación que la había llamado al lugar tenía instrucciones precisas. Miró el papel por última vez antes de centrar su atención en la casa frente a ella. Parecía una casa como cualquier otra, pero estaba segura que -al igual que los otros lugares con la marca del fénix en ellos- adentro la esperarían muchas sorpresas.

 

¿A quién reconocería adentro? ¿Quién la reconocería a ella? Intentó alejar esos pensamientos de su cabeza, y sin pender más tiempo se adentró a la casa. No tuvo mucho tiempo de observar el lugar antes de que unas voces llamaran su atención hacia la cocina. Una sonrisa cruzó su rostro, al menos ciertas costumbres no se pierden, y el centrarse a conversar junto a té y galletas era una de ellas.

 

Siguiendo el sonido de las voces llegó a la cocina, donde para su alivio la sorprendieron las caras conocidas de Mel y Ellie, y un montón de rostros que no conocía.

 

— Hola,— empezó a modo de saludo —soy Scavenger. Espero no llegar tarde.

 

No parecía que estuvieran haciendo algo más que esperar, lo que la tranquilizó. Decidió entonces tomarse el tiempo de hacerse un té, mientras esperaba más instrucciones.

something amazing: a boy, falling out of the sky
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Estaba mirando a todos los que se habían presentado allí. Solo a dos o tres personas no conocía aunque con el resto si había tenido algo de relación al menos. La chica que al principio se había acercado a mi, volvió su atención a la taza de café, que claramente se había preparado antes que mi llegada. Asi que aproveché de alguna manera a agradecerle el gesto.

Es un gusto, Melrose. Soy Elvis Gryffindor —no creía que el resto de la presentación fuera necesario. A veces no me agradaba eso de las personas cuando largaban casi todo su curriculum. Y a veces uno ni recordaba el nombre que le acababan de hacer—. He tenido el placer de conocer algunos Moody, pero solo laboralmente —le dirigí un guiño. Claramente por estar relacionados con la Orden del Fénix. Le dirigí una sonrisa y me enfoqué en el medio de la reunión.

Aunque aquello de reunión no tenía nada, porque nadie parecía indicar ni hablar al respecto. ¿Era mi turno? Aprovechaba que nadie había pedido la palabra.

Para los que no me conocen soy Elvis Gryffindor. Pertenezco a la Orden hace muchísimos años —comenté con una especie de reverencia. Ya había perdido la cuenta de los años, pero era de aquellas personas que tenía demasiadas cosas para contar y la experiencia me había enseñado de todo. Avancé algunos pasos hacia el medio y los miré: — Yo creo que no tenemos solo el objetivo de aquellas reliquias. Con lo que está sucediendo hoy en el mundo, nuestro trabajo se potencia aún más. Se vuelve cada vez más grande y hoy somos pocos en la Orden del Fénix.

No quería aburrirlos con algún monólogo incentivador. Pero si íbamos a trabajar teníamos que hacerlo bien. Y jamás olvidar de nuestros primordiales objetivos.

Si me permiten decirles, tenemos que hacer el trabajo de las reliquias, pero sumado a un rastrillaje. Y proteger todos los sitios que están relacionados con nosotros y asegurarnos —hice una pausa e intente acomodar las ideas para que se entienda— de que todos los miembros estén a salvo. Con la caída del Estatuto corremos riesgo de que alguno de nosotros caiga a la deriva. Asi que traje ésta problemática para que veamos que hacer y resolverlo. Las fuerzas oscuras se van a aprovechar de eso. Nosotros tenemos que adelantarnos.

Había muchísimos tema. ¿Los magos que se aprovechaban de la ausencia del estatuto para hacer de las suyas? ¿Los mortífagos que se estaban moviendo libremente? Y lo más importante, de las personas que estaban totalmente desprotegidas y que nuestro foco de atención se encontraba ahí. Si a la par podíamos hacernos de aquellas reliquias, mejor aún.

@@Ellie Moody @ @@Mackenzie Malfoy @@Darla Potter Black @ @@Ela Karoline @@Scavenger Weatherwax

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Con cuidado, coloca la caja de madera sobre la mesa. Mientras ella está ensimismada organizando los engranajes, tuercas, trozos de cobre, cristales, clavos y otras piezas que servirían para la ocasión, más miembros de la Orden del Fénix han comenzado a llegar a la casa Potter y se han reunido, quizás de forma accidental o quizás por inercia, en la cocina. Aunque escucha los saludos y las preguntas de cortesía, Ellie mantiene la mirada baja y no deja que su atención se vaya a otro lugar. Junto a las conversaciones, la estancia se llena del cálido olor del café recién colado; al volver la mirada hacia las brujas que parecen estar preparando la merienda, observa a Melrose multiplicando unos panecillos. Aunque todavía no es hora de comer, no le parece una mala idea llenarse de energías para rendir durante la jornada que les espera.

 

Se permite distraerse brevemente de la faena, cuando Melrose se acerca a ella con una taza de café. Mientras da un par de sorbos, Ellie escucha las pequeñas conversaciones que ocurren a su alrededor. Tiene el presentimiento de que, al igual que ella, no todos están preparados. No observa ninguna "reliquia" y le parece que, si alguien hubiese traído una, ya la habría expuesto. Aquello no le extraña, por supuesto: muy pocos magos y brujas tiene objetos que no están relacionados con el Ministerio de Magia o el Concilio de Mercaderes, y muchísimos menos son inventores. Es una profesión difícil donde tener éxito lo es todavía más, Ellie lo sabe de primera mano; sin embargo, cree que si están ahí, es porque tienen ideas que podrían ejecutar en conjunto.

 

Ellie piensa que, incluso para un novato, algo bueno puede hacerse con los encantamientos y piezas correctas. La cuestión, es conseguir éstas... Aunque ella tiene varias cosas que pueden servir, no serán suficientes. Y en la casa, sabe que no hay mucho dónde buscar.

 

Supone que es eso lo que mantiene frenados a los presentes. Le parece que quizás debería lanzar la sugerencia de coleccionar los materiales, aunque ahora un mago toma la palabra. No lo conoce, aunque para ser justos, no conoce a varios de los presentes. Bueno, salvo por Mel, Mackenzie y Scav —se dice para sus adentros que debe buscar la oportunidad de saludar a Scav, aunque ahora parece que no es el mejor momento para una plática casual—.

 

—Bien, estaba por sugerir que, en definitiva, en la casa no tenemos suficientes recursos para el proyecto que anunciamos —dice Ellie, luego de que el mago llamado Elvis termine de hablar—. Quizás ustedes sepan de lugares dónde podamos encontrar piezas, incluso encantamientos que sean de ayuda. Evidentemente, desde que Yaxley anunció que iría contra el Estatuto todos comenzamos a tomar las medidas correspondientes, pero supongo que un poco de vigilancia extra no está de más —a decir verdad, esos temas de vigilancia prefiere dejárselos a Madeleine, que tiene más experiencia en ese campo. Ellie, en ese momento, está más preocupada por ver qué artefactos podrán construir y sí, por supuesto, encontrarles utilidad. Sabe que hay poco que puedan hacer en una problemática de esa magnitud, pero, como lo mencionó Hobb la última vez que se reunieron, algo deben hacer.

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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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Súbitamente me encontraba en los jardines de aquel lugar y podía estar segura de que la información me había llegado de manera correcta ya que en lugar de ver un montón de ruinas, podía ver una antigua casa inglesa reconstruida. Aquel lugar era histórico en el mundo de los magos y representaba mucho para la Orden del Fénix, aún así, era la primera vez que pisaba aquel lugar.

 

El olor de tierra húmeda llegó a mi nariz haciendo que sonriera espontáneamente, era uno de mis olores favoritos. La lluvía parecía haber terminado hace poco y el rocío aún se podia observar en las flores más cercanas. Bajé la capucha de mi capa mientras caminaba despacio, dudosamente hacía aquel lugar. Mi túnica se arrastraba por el pasto mojado y mis manos, nerviosas, jugaban con un viejo papel morado. Para cualquiera mago que no fuera de la Orden, simplemente parecería que era un antigüo memorandum del Ministerio de la Magia, sin nada escrito en él. Sin embargo, yo había podido leer el contenido.

 

Aún me encontraba dudosa de si estaba haciendo lo correcto, siempre había pertenecido a la Orden, desde el inicio de todo y aún así, había algo que me hacía dudar de si debía entrar a ese lugar. Algo hacía que no me sintiera cómoda del todo. Respiré profundamente y me animé al fin a entrar. El vestíbulo lucía vacío pero podía escuchar voces cercanas.

 

Sonreí pensando que, por más que las cosas cambiaran, la escencia no lo haría. Y, es que como siempre, estaba segura que encontraría a mis compañeros en la cocina. Es por ello que cuando me asomé y los vi allí reunidos, no pude evitar una sonrisa. Aclaré la garganta para atraer su atención y respiré tranquila al encontrarme con caras familiares, aquello me dio el valor que sentía que me faltaba.

 

- Disculpen la tardanza, vine para ayudar.

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Estoy empapada de pies a cabezas y mascullo en silencio porque por más vampiresa que sea mojarme jamás me iba a gustar me maldigo por no traer el paraguas y sostengo firmemente aquel avioncito de papel que me llego justo cuando estaba por irme a leer a la biblioteca de la Mansión Gryffindor, me reprendo por no haber pensado en buscar a Elvis, mi papá, para venir con él, pero en aquel momento solo pude agarrar mi sobretodo violeta y salir pitando de mi casa, como si un mortifago me persiguiera, que no era lo que sucedía en realidad, pero corrí rápido para llegar hasta allá y me planto en la entrada de la casa de los Potter, pensando en si entrar o no, suspiro y me encamino hacía allí, sintiendo una especie de alegría y felicidad, mezclada con preocupación, no sé que me recibirá adentro y pesé a que no estoy en el ministerio, siento que tendré que resolver algo y que algo se me esta escapando, espero que verlos a todos haga que comprenda el que.

 

Cuando entro y me recibe el calor del hogar sonrió al escuchar voces conocidas en la cocina, por supuesto pasen los años que pasen, siempre los miembros de la Orden nos reuniremos allí, la cocina nos vio ordenar batallas y contar chistes, fue el lugar que me recibió la primera vez que fui ahí y no necesito oler el aire para saber que están Made y Elvis, porque oigo sus voces antes que nada, pero es solo un murmullo lejano, también escucho una voz que nunca escuché antes y me digo que debe de ser de alguien nuevo, por supuesto mi idea de pasar desapercibida se va lejos, cuando me tropiezo con el paraguero de la entrada haciendo que se cayera y hiciera ruido con él, por ironías del destino allí esta lo que necesitaba para aquella noche, un paraguas, algo que me había olvidado por el apuro inicial de llegar a mi segundo hogar, porque el primero siempre sería la mansión Gryffindor por supuesto.

 

- Lo siento, perdonen, no quise hacer ruido es que este paraguero esta aquí y me tropecé con él, ya mismo levanto todo, por cierto, estoy de acuerdo con papá,digo con Elvis, tenemos que proteger todos los sitios que tengamos y por supuesto asegurarnos que todos estemos bien, sin ir mas lejos, cuando venía para acá tuve que esconderme dos veces, la caída del Estatuto del Secreto, hizo que todos estemos más paranoicos, no se si fue idea mía o que, pero algo o alguien me seguía cuando caminaba y me daba vuelta y ya no había nada. en fin... que yo no soy el tema, estaba diciendo que estaba de acuerdo con él y que tenemos que proteger todos los sitios que conozcamos y a todos los miembros, no quiero que a nadie le pase nada, así que ¿qué haremos al respecto? - Pregunte al aire, mientras acomodaba el paraguero y al fin si entraba a la cocina para poder verlos a todos, silenciosamente esperaba recibir un chocolate caliente, aunque la problemática que se planteaba en la mesa era más importante que todo lo demás, me alegre de sentirme en familia de vuelta y de ver a tantas personas que conocía reunidas allí, estaba en casa y me sentía feliz de poder ayudar de alguna manera -

 

 

- Lo de vigilar todos los lugares me parece una idea estupenda, creo que necesitamos más guardias y porque no también ver en donde podemos encontrar más piezas antiguas, se que podríamos lograrlo, yo tengo un medalla que avisa de peligro, pero no se si eso se puede considerar antiguo ¿o si? en fin, que decía que tenemos que investigar que nos puede servir y que no, encontrar todos los objetos quizás nos ayude a poder vigilar todo más ¿qué les parece? es solo una idea - Dije con mi cantarina y alegre voz, frunciendo el ceño en clara muestra de concentración absoluta, siempre hacía ese gesto cuando me concentraba y me pregunté si es que podría ayudar de alguna manera y si mis conocimientos de Runas Antiguas serian adecuados para tal fin -

 

 

- Hola bienvenida, por cierto, me alegra tener más personas que nos ayuden, ¿Helen verdad? creo haberte cruzado en algún momento, mi nombre es Lunática Gryffindor Delacour, aunque solo dime Lunita que es más corto y fácil. me alegra de volverte a ver - Le digo alegremente a la chica que creo haber cruzado en alguna oportunidad y espero que se acerque más a la reunión, preguntándome si no estaré sonando muy avasallante con ella, descarto la idea por absurda, siempre había sido así de alegre y feliz y eso era algo que nunca cambiaría pasara el tiempo que pasará -

 

Ya no digo más nada y me colocó cerca de papá Elvis, sigo pensando que algo tenemos que hacer con lo de vigilar todos los lugares, sin ir más lejos sigo teniendo esa sensación de que alguien me vigilaba cuando venía para acá, ¿eso era posible o solo era pura paranoia mía?, me pregunto si es que es eso factible y recuerdo haber pensando que alguien estaba detrás mío, girarme y no ver a nadie, niego con la cabeza y espero que alguien más hable, mientras me digo que ayudaré en lo que haga falta y estaré allí para quien me necesité al fin y al cabo, ser miembro de la Orden del Fénix y ayudar en lo que pueda es lo que me mantiene contenta y feliz, ayudar a mi familia es lo que hace que tenga un propósito y un motivo de estar allí, así que sonrió esperando que alguien más hable y nos ayude con esta problemática planteada y diga su idea sobre el asunto, esperando poder ayudar de alguna manera a todos.

Editado por Lunatica Lupin Evil Black

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Escucho tranquilamente la conversaciones del resto de miembros de la Orden, por supuesto que tendríamos que hacer algo para vigilar, me pregunto si planean solamente vigilar los lugares de la Orden o también de los neutrales en peligro. Resoplé ligeramente, ante aquella decisión, todos estábamos en peligro. Muggles, magos, fenixianos, neutrales... sería iluso pretender salvar a todos, pero al menos podríamos intentarlo.

 

- Disculpa - interrumpí a una bruja que hablaba - ¿A qué te refieres con recursos que necesitamos? Es decir, sé que no pueden ser objetos mágicos regristrados por el MM porque sería un problema ¿Pero qué clase de objetos exactamente necesitaríamos?

 

Pensaba que todos debíamos tener algún objeto mágico regalo de alguien o herencia de alguien, sin que necesariamente lo hubiésemos comprado al MM, sin embargo dudaba de si necesitaban tener propiedades especiales, por llamarlo así.

De pronto una bruja que recordaba de hace mucho tiempo me saludó y me dio la bienvenida. Le devolví la sonrisa diciéndole:

- Si, soy Helen. Gracias Lunita, si yo también creo que ya nos hemos visto antes. Seguramente en la mansión Gryffindor, o en los viejos cuarteles.

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