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Pociones & Primeros Auxilios


Kahlan Blackthorn
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El tiempo había pasado demasiado rápido dentro de Mykonos, volvía a estar dentro de su oficina en Castelobruxo. Rodeada por libros de primeros auxilios y algunos calderos mágicos, hechizados por ella misma para crear pociones que no estaban avaladas por el Ministerio de Magia. Tremendo quilombo se armaría entorno a todo aquello, pero para su buena suerte un buen amigo ostentaba dicho puesto actualmente.


— ¿Qué habrá sido de tan peculiar personaje?— soltó aquella interrogante con desgano, no le apetecía verse envuelta por recuerdos de un pasado sepultado definitivamente. Su atención debía centrarse en sus clases, lamentaba no contar con la presencia de su querido sobrino en está ocasión. Pero el saber que se desempeñaría como profesor de conocimientos, si que le arrancó una sonrisa sincera de los labios. Era extraño que no se hiciera presente su habitual mueca lóbrega y cínica.


Levantándose con parsimonia del cómodo sillón, recorría con la mirada los tomos que necesitaría para la realización de algunas pociones. Empero, no daría a conocer las que eran de su propia autoría, seguiría los protocolos designados por los Uzzas y Arcanos, control que ella conoció en carne propia. Una visión se proyectó en su cabeza, dándole algunos datos del sitio donde posiblemente se desarrollarían sus clases.


— Una mazmorra es buena idea, aunque puede que este demasiado trillado a decir verdad—echando un mechón de cabello dentro de una bolsita negra, analizaba los ingredientes que necesitaba recolectar. Sangre de dragón, pelo de unicornio, el cuerno de un erumpent, escamas de cocodrilo, mandrágoras y algunas cosas más. Acomodando todo dentro de una bolsa, no olvido depositar los amuletos de curación y calzar su varita dentro de la pretina de su pantalón. Elaboración de pociones avanzadas de Libatis Borage, Mil hierbas y hongos mágicos de Phyllida Spore y Filtros y pociones mágicos de Arsenius Jigger.


Estaba listo su equipaje y el destino a seguir, redactando con elegante caligrafía una nota para ambas jóvenes, no emplearía ningún tipo de traslador. Ellas tendrían que ser creativas y encontrar el modo de llegar al sitio señalado por Black Lestrange. No existía un sitio mejor que una morgue dotada de un crematorio repleto de difuntos frescos, deseosos de volver a la vida o al menos no marcharse de este mundo con el cuerpo tan magullado. Desapareciendo en medio de una bruma espesa, visualizaba el lugar donde llegaría en un abrir y cerrar de ojos.


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Editado por Juv Malfoy Croft

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Rompe el sello del pergamino. Ya se acerca la hora del comienzo del curso de Primeros Auxilios, así que es momento de averiguar las indicaciones específicas para aquella tarde. Ellie acaba de terminar de arreglarse. Viste una sencilla túnica de un tono azul oscuro, con mangas de tres cuartos y la falda larga que le roza las pantorrillas; usa unas botas marrones, que hacen juego con el bolso cruzado de piel de Moke donde están guardados un par de libros, pociones y algún artefacto que quizás podría resultar útil. En esta ocasión, la clase no tendrá lugar en Castelobruxo, lo cual agradece internamente ya que no le agrada el clima de la selva sudamericana. Normalmente los profesores adjuntan un traslador, cuando quieren llevar a los estudiantes a un lugar específico, pero parece que hoy no será así. Tendrá que buscar la forma de llegar a aquel lugar, un hospital del cual no recuerda haber oído hablar.


Lo primero que se le ocurre es intentar usar la Aparición, pero le preocupa que no conocer su destino pueda provocar algún problema... Una despartición, para ser más exactos. Además, últimamente Ellie ha dejado de lado éste método y ha optado por el encantamiento Fulgura Nox, que aprendió del Libro del Druida. Ya que no quiere cargar la escoba voladora encima y ella no es de las personas que usan criaturas mágicas como método de transporte, decide usar un portal.


Levanta la varita mágica y, con los ojos cerrados, se concentra en el lugar descrito en el pergamino. Se trata del sótano de un hospital, lo cual le parece razonable para un curso de Primeros Auxilios, aunque le preocupa tener que atender a una persona. Con un movimiento lento, dibuja una línea recta y vertical justo frente a ella. Con el poder de su pensamiento y su visión del lugar destino, la línea se expande hasta que hay frente a ella una abertura circular, dónde no puede ver nada más que una noche estrellada. Aunque, por supuesto, no son estrellas. «Son puertas». Es un salto de fe. ¿Es esa la expresión, no?


Con la varita fuertemente sostenida en la mano derecha y su bolso asegurado, Ellie da un paso hacia adelante e ingresa en el portal con los ojos cerrados.


Abre los ojos con cierta emoción, pero éste sentimiento es reemplazado por verdadero horror cuando observa dónde está. Todo es blanco: las luces, las paredes, los muebles, las sábanas que cubren a los cuerpos. Se supone que aquel color transmite paz, pero en aquella situación no hace más que alterar a Ellie. Hace frío, mucho frío. Y el olor... A humedad, a químicos. A muerte. Da un paso hacia atrás, pero el portal ha desaparecido y sus manos tiemblan tanto que no está segura de ser capaz de conjurar nada. Intenta alejarse de los cuerpos, pero pareciera que las camillas la rodean. ¿Qué clase de broma mala es ésa?


Rápidamente busca la puerta con la mirada, pero, antes, se consigue con otra persona. Es una mujer muy alta, de cabello rubio. No está segura de conocerla, aunque tampoco es que ahora le importe demasiado.


—¡Disculpe! —dice Ellie, intentando mantener la compostura aunque es evidente que está alterada. Aquella situación es demasiado para ella, simplemente— Supongo que no realicé el encantamiento correctamente y acabé aquí. Por favor, ¿me podría decir en qué lugar del hospital es el curso de Primeros Auxilios?

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¿Qué era lo que esperaba? En realidad no lo sabía, estaba preparada para marcharse, se había arreglado con bastante tiempo de anticipación con un vestido negro que llegaba arriba de la rodilla y tacones altos para que su corta estatura pasara desapercibida, su capa de viaje y bolso con un par de libros de pociones, algunos ingredientes, un bezoar por si las dudas y su varita estaban listas y a la espera de que ella decidiera salir.

 

Pero ¿Qué era lo que realmente quería? Está vez la casa no le negaba la salida, estaba sentada en el sofá favorito del Ollivander en la sala de estar esperando...

Probablemente lo que quería era ver a la Evans, pero si se quedaba más tiempo allí se haría tarde, jugueteaba con la nota que había recibido con las indicaciones acerca de qué lugar sería aquél en dónde tuviera sus clases, si su memoria no fallaba aquél lugar era un hospital muggle o tal vez no, aún así el tiempo se le agotaba y era hora de irse, así que decidió no esperar más y con la varita en mano giró y desapareció de la heredad.

 

Apareció en las escaleras de emergencia, le costó trabajo lograr ubicarse y saber que en realidad estaba allí, se colocó la capa de viaje y tapó su cabeza con la capucha, había salido a la recepción e inmediatamente regresó a las escaleras para dirigirse al lugar correspondiente.

 

Una morgue... La rubia estaba acostumbrada a ese contexto en dónde se entiende que la vida termina y de cierta forma sentía algo de envidia, ellos podrían tener el descanso eterno del que muchos hablan y aquellas ilusiones que se forman entorno a ver a los seres queridos que se habían ido antes que uno, ella no lo haría, el único lugar en dónde podía ver a su madre adoptiva que había fallecido un par de años atrás era en sus pensamientos, ella había sido maldecida por la vida eterna, la habían convertido en una especie de monstruo. El frío... Ese ni era problema, ella ni siquiera tenía sensación térmica y en cuanto a los cuerpos... le gustaba ver cómo eran las posiciones en las que habían terminado su vida, al contrario de Ellie (quien fue una vez su profesora) Hannity no sentía miedo o desagrado, sentía curiosidad por todo lo que podía aprender allí, aunque ¿cómo iba a aprender a realizar pociones en un lugar así?.

 

Ellie preguntó a la mujer alta, quien Hannity creía que era la profesora de la clase dónde tomaría el curso de primeros auxilios, a lo que la pequeña rubia entro de lleno al lugar y también quiso que le aclararan sus dudas. -Disculpe, usted es la profesora que dará el curso de pociones, o debo trasladarme a otra planta?

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— Han llegado justo a tiempo , ambas están en lo correcto está es la clase de pociones y primeros auxilios—respondió mecánicamente la Nigromante. Deslizando con parsimonia su surda sobre la roca negra que descansaba cerca de su pecho. El sitio no era lo esperado por una de sus alumnas, pero no existía mejor sitio que ese para poner en práctica ambos conocimientos. Su mirada paso de Ellie a Hannity alternadamente, analizando las facciones de las féminas, detectando que la primera de ellas, no estaba del todo cómoda dentro del nosocomio.


La vida y la muerte estaban íntimamente ligadas, tal y como lo estaban los gemelos. Aunque entre ellos casi siempre reinaban algunas diferencias y variadas similitudes, el cortar la vida de una persona era tan sencillo como pestañear—Aprenderán a devolverle la vida a una persona, pero también a quitársela con tanta facilidad que les costará asimilarlo en el primer intento—el vaivén de sus palabras se podía comparar con un barco en medio del océano, dejando escapar las mismas como una analogía general sobre como descubrir la causa de muerte, si ha sido de forma natural o causada por alguna enfermedad. Me


Las paredes cubiertas por moho, recitaban un grito de auxilio que se vio acallado por la presencia de las hechiceras dentro del recinto. Las almas no descansaban del todo, no hasta sufrir el proceso, al cual las había condenado con antelación Black Lestrange. Hechizando todo lo que estaba dentro de la zona de la morgue, el instrumental quirúrgico, las camillas y los cuerpos permanecían presos del control de la rubia. Indicándoles que le siguieran, respirando profundamente intentaba infundirles un poco de falsa serenidad.


— Volver no es lo complicado, sino como se vuelve después de la muerte. Muchos de los que han pasado por ese proceso, no siempre son los mismos—indicó abriendo una puerta que rechino—Pierden algo que no pueden recuperar, no es algo que sea conocido por la ciencia o la magia, simplemente es algo que no tiene una explicación que deje conformes a los que la solicitan—acercando sus pasos hacia una de las camillas, levantó sin el más mínimo respeto la sabana que cubría el cuerpo. Delante de los ojos de sus alumnas, el cadáver de un joven victima de una despartición.


— Le ha dolido demasiado, no murió por el daño causado, sino por la agonía de no saber como recomponer sus extremidades— levantando su cuello señaló el moretón que tenía cerca de la zona baja del cráneo. Desnucarse era una manera rápida e indolora, pero lastimarse las cervicales eran palabras mayores, no existía vuelta atrás tras un golpe contundente en esa zona tan delicada del cuerpo— Pudo morir pensando en que viajar de modo imprudente con nuevos métodos de transporte que no se conocer, no eran tan seguro como el lo pensaba—alargando la mano para tomar un escalpelo cortando la piel con pulcritud.


— Deben sanarse los huesos dañados con el hechizo adecuado, dejaré que observen con atención y después lo harán ustedes. Además, podrá realizar una poción revitalizante señorita Ollivander. Trabajaran en equipo, les ayudará a aprender o reforzar los conocimientos que ya posean sobre magia sanadora que tal vez hayan leído en algún libro. No importa si una esta cursando pociones y la otra primeros auxilios—tomando con fuerza un amuleto de color ámbar recitó para ella un conjuro, después de eso parafraseó moviendo su varita sobre las cervicales dañadas.


—¡¡¡ Regentio !!!—regenerando los huesos, piel y carne dañada de la victima. Devolviéndole la sanidad en su totalidad a su humanidad, recordando el proceso que ella tuvo que desarrollar dentro de su clase de la habilidad de Nigromancia. Su grimorio apareció sobre la mesa abriéndose en un conjuro que emplearía más adelante dentro de la clase, le agradaba la idea de compartir esa faceta con sus alumnas.


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Ellie parpadea un par de veces, atónita, como si deseara que aquella acción desdibujara la escena que tenía ante ella. Pero tras unos segundos, se da cuenta de que no es una broma. El rostro de la mujer no le transmite mucho y su voz es mecánica, sin expresividad alguna; por otro lado, Hannity —a quien reconoció de inmediato, pero no le dedicó un saludo adecuado debido a la incomodidad que siente por estar allí— parece tomarse el tema con seriedad, puesto que incluso preguntó por su curso de Pociones, como si aceptara que una clase desarrollada dentro de una morgue es una opción perfectamente válida. Aunque ya no ejerce la docencia, sabe que en el Claustro hay personajes bastante peculiares... pero aquello va más allá de una clase fuera de lo normal. ¿Es siquiera legal que "jueguen" con esos cuerpos, sin ser Medimagas o por lo menos aprendices? ¿O no importa, porque nadie se preocupará por esos cuerpos...?

 

Su rostro pierde el poco color que tiene, las rodillas le tiemblan y siente escalofríos en los brazos; sin embargo, desmayarse no es una opción ahí, donde siente que al menor tropiezo caería sobre uno de los cuerpos. De verdad quiere irse de ese lugar, pero no puede ignorar la sensación de "compromiso". La profesora está ahí por ella, aquello se orquestó por ella, porque estaba aburrida en casa y decidió tomar un curso de Primeros Auxilios, algo que nunca antes le había interesado. Se ve a sí misma de regreso en Hogwarts, con dolor de estómago por el miedo de enfrentarse a las monstruosas plantas de Herbología —así las recuerda, por lo menos— pero sintiendo que era su obligación aprobar la clase, sólo porque sí. Así se siente ahora mismo, más que tener un auténtico deseo por aprender.

 

Intenta mantener la compostura. Asiente enérgicamente, quizás con más fuerza de la que debía, y decide que se tranquilizará con la introducción a la clase... Pero aquello sólo logra empeorar sus nervios. ¿Que aprenderán a devolverle la vida a una persona? Ellie sabe muy bien que aquello no es posible. Por supuesto, ha oído hablar de magos desesperados que incursionan en la nigromancia, pero nunca ha oído que aquello resulte bien. La magia es extraordinaria, pero existen límites establecidos por el universo.

 

—Disculpe, profesora Malfoy —logró recordar el nombre, de la lechuza de Castelobruxo. Prefirió no analizar demasiado los detalles de la muerte, pues no es algo que le ayudará demasiado—, pero estoy segura de que es imposible revivir a los muertos. Es decir, sé que hay prácticas nigromantes, pero eso es otro tema. Lo que quiero decir es que, ¿no deberíamos enfocarnos en algo más tradicional, como usar los primeros auxilios y pociones en personas con más... esperanza? —ahora que lo piensa, ni siquiera está segura de que la magia regenerativa funcione en cadáveres.

 

Por supuesto, no ignora lo que sucede. Observa cómo el cadáver se regenera, ante la magia de la profesora. Sabe que sanar a una persona debería ser reconfortante, saber que lo está ayudando, pero aquello es simplemente repulsivo. Es decir, funciona, quizás sea útil para un funeral a ataúd abierto. Entonces advierte que la mujer está usando un grimorio, al cual Ellie intenta echar un vistazo pero de inmediato obtiene una jaqueca al intentar leerlo; ese libro, esa magia no es algo que ella domine.

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Era increíble que una clase de primeros auxilios y de pociones se pudiera dar en una morgue, a la rubia le gustaba aprender cosas nuevas que pudiera desempeñar en su trabajo de San Mungo, era por esa razón que por primera vez estaba llevando un curso en Castelobruxo y vaya clase que sería, era una experiencia única.

Aprenderán a devolverle la vida a una persona, pero también a quitársela con tanta facilidad que les costará asimilarlo en el primer intento

 

¿Devolver la vida? Lo había visto, o por lo menos la forma en la que la nigromancia actuaba cuando el joven Moody la había ocupado para sonsacar los últimos recuerdos de las cabezas que la reina había mandado cortar, pero tanto así como devolverla... Espero a ver qué era lo que sucedía o qué era lo que vería al momento en que descubrieran los cuerpos inertes que yacían en las camillas y en eso la Ellie hizo la pregunta que a ella también le inquietaba e inmediatamente después la rubia también pregunto -Disculpe profesora, pero ¿Cómo o en qué condiciones regresará la persona a la vida si ha perdido su esencia?

 

Era algo que le causaba emoción y al mismo tiempo intriga, el joven tenía en sus facciones aún el miedo, pero ella miraba maravillada como los tejidos de aquél cuerpo se regeneraban, aquél hechizo que la profesora había utilizado no le debía olvidar, era algo que en sus prácticas en San Mungo nunca había visto y mucho menos intentado.

Después de ver aquello sintiéndose más cómoda que Ellie de trabajar allí con un delicado movimiento de varita apareció un caldero en una mesa cercana y sacó los libros de pociones que llevaba en el bolso y se dispuso a busca aquella poción que la profesora mencionó, posteriormente con el libro abierto en la página correcta observó algo que no conocía aunque si se ponía a urgar en su memoria había visto algo similar en la casa de los Ollivander la primera vez que ingresó en ella, dejando de lado el grimorio se acercó hasta donde estaba la Moody y le sonrió tímidamente -Tranquila, pasara pronto

 

No pensaba que eso fuera a animarle, pero al menos Hannity tenía a alguien conocido a su lado y eso les haría a ambas chicas el trabajo más llevadero.

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Ellie le responde a Hannity con una sonrisa, aunque baja la mirada, apenada. Hace unos meses, aquella joven fue su estudiante; le gustó tener una nueva aprendiz, le gustó la sensación de transmitir sus conocimientos a alguien más. Le gustó sentirse útil. Pero ahora se siente apenada porque la muchacha la vea así, más vulnerable de lo que debería lucir una mentora. Si tuviera más fuerzas probablemente haría el intento de hacerse la valiente, pero no tiene el estómago para eso. Ellie sabe muy bien que la muerte es sólo parte del ciclo de la vida, es algo natural e inevitable. Como su madre le dijo, tras leerle el Cuento de los Tres Hermanos: «cuando llegue el momento, no temas; recíbela como a una vieja amiga». Su madre le leyó aquella historia poco después del fallecimiento de su abuela, Cordelia St. Marín, como parte del duelo y aceptación. No fue nada traumático; aceptó la condición de salud que sufría su abuela, aceptó que le había llegado la hora. Sin embargo, no se atrevió a ver el ataúd en el funeral. Le dijo a su madre que quería recordarla como la había conocido, no así como debía estar en aquella caja de madera.

 

Y, en sus treinta y varios años de vida, no recuerda haber visto a una persona sin vida, mucho menos así de cerca. Le parece chocante, los problemas de límites que tienen algunos profesores. Y le parece chocante no ser capaz de protestar.

 

—El secreto de la poción, es la sangre de salamandra —le dice en voz baja a Hannity. Por supuesto, aunque la profesora Malfoy mencionó "poción vitalizante" Ellie está segura de que debió haberse referido a la "poción herbovitalizante".

 

De repente, aparece una ligera esperanza: quizás no están rodeados de cadáveres, sino de personas que están bajo los efectos del poderoso Filtro de Muertos en Vida. Aquello sería mucho más lógico... aunque no menos perturbador. Ellie decide concentrarse en un ejemplar de primeros auxilios, busca un capítulo acerca de regeneración de huesos.

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Había empezado a sacar su estuche en el que guardaba los ingredientes para pociones, algunas plantas las había tomado del negocio de su padrino quien le intentaba ayudar a comprender la elaboración de pociones, ojalá este tema fuera tan fácil como las artes oscuras... Siempre le habían costado trabajo la elaboración de pociones, eso le había costado llevarse el Extraordinario en sus E.X.T.A.S.I.S y había alcanzado un modesto Supera la expectativas, cuando escucho el susurro de Ellie diciendo cuál era el ingrediente principal la miró con una enorme sonrisa y en el mismo tono de voz le respondió con un -gracias.

 

Había hecho levitar el caldero y debaj de el había hecho aparecer una pequeña llama azul, la cual ayudaría a calentar lentamente los ingredientes que ella ha vertido en el, los cuales previamente ha cortado y pesado. Realmente no es tan malo elaborarlo, por lo menos no en un principio, es cuestión de seguir instrucciones para lograr el cometido, pero parece tan lento... Comienza a revolver todo girando yres vueltas a la derecha (en sentido del reloj) y una a la izquierda para después colocar más ingredientes y volver a remover.

 

La pócima va tomando la textura y color que dice el libro, pero a ella le parece una eternidad en la que debe concentrarse para no olvidar cuántas vueltas lleva a la derecha y cuántas a la izquierda, sólo hay que dejarlo unos minutos más sobre el fuego y estará lista la poción, pero hay algo que llama su atención, aquel libro que yace en la mesa donde la profesora se encuentra y que al parecer, según su percepción, emana una especie de magia oscura de la que Hannity nunca había escuchado, aunque si visto, aún así le genera dudas.

 

-Prof... perdón, Ellie ¿tú sabes que es lo que está allí?

 

Probablemente la estuviera interrumpiendo, pero de una u otra forma tenía que saciar esa curiosidad, por otro lado también espera a serle de ayuda como ella lo hizo con Hannity

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Ellie es el tipo de bruja que toma primero el libro que la varita. Muchas personas asumen que con saber qué palabras pronuncias y qué movimiento de la varita realizar, es suficiente... Quizás, incluso, lo sea. De esa forma puedes realizar hechizos aceptables, pero, ¿cuál es la gracia de eso? Ellie siempre necesita ver más allá. Estudia la etimología del hechizo, su historia, su funcionamiento específico, su alcance, sus limitaciones. Es por eso que mientras Hannity está desarrollando su poción vitalizante, Ellie tiene la nariz metida en un grueso tomo de Encantamientos orientados al campo de la Medimagia. La mayoría de los hechizos, los conoce: episkey, ennervate, ferula, braquiam emendo. Sin embargo, hay algunos que no conocía: aecus vicus, para arreglar la vista; vulnera sanetur, como contrahechizo para la maldición sectusempra; ventriculum, para reanimar el corazón. Y, el que usó la profesora sobre el cadáver, regentio: un encantamiento regenerador, capaz de regenerar piel, carne y huesos.

 

Al fin y al cabo, no es una materia demasiado complicada ¡Sólo son primeros auxilios, por las pantaletas de Morgana! Pero esa clase es más extraña de lo que debería y eso le preocupa. No quiere probar esos encantamientos en los cuerpos que la profesora Malfoy ha dispuesto, pero ¿qué otra opción tiene?

 

—Ellie, ¿tú sabes que es lo que está allí?

 

Alza la mirada y observa lo que capta la atención de Hannity.

 

—Es un grimorio —responde Ellie en voz baja, bajando la vista a su libro tras sentir un escalofrío en la espina dorsal—. Son libros de magia muy antiguos, que pueden tratar diferentes temas: astrología, demonología, herbología y medicina. También pueden tener instrucciones para aquelarres acerca de rituales, conjuración de hechizos, realización de pociones... No sé de qué trata ese grimorio de la profesora, pero debe ser magia muy avanzada, pues no todos los ojos pueden leerlo —a esas alturas, su voz es prácticamente un susurro.

 

»Creo que será mejor que no le prestemos mucha atención —añade, dirigiéndole una mirada significativa a Hannity—. No sé si sea una buena idea...

 

Lo que está a punto de hacer, tampoco es una buena idea pero debe esforzarse para aprobar la clase. Ellie sostiene con firmeza su varita de sicomoro y, con pequeños y lentos pasos, se acerca a una de las camillas. Normalmente Ellie usa las manos para las tareas mundanas, pero no se atreve a tocar aquella cosa. Agita levemente la varita mágica, para retirar la sábana blanca... Y, entonces, aparta la mirada. Con observar por un segundo la carne abierta, la sangre seca y los huesos expuestos, es suficiente. No quiere pensar, sólo debe actuar y demostrar lo que puede hacer. Así que levanta su varita con determinación.

 

¡Regentio! —exclama, imitando el movimiento de varita realizado por la profesora.

 

Y baja la mirada, y observa cómo la carne y la piel se extienden sobre los huesos expuestos... pero suelta un grito de horror, cuando ésta se fractura como barro reseco y se cae. La herida incluso empeora. Está tan asustada y horrorizada, que ni siquiera puede castigarse internamente por no hacer un buen trabajo. Sin embargo, aquel no es el caso en verdad: sí lo hizo bien. Pronunció bien las palabras, realizó el movimiento de varita correcto, su mente como de costumbre se concentró en el encantamiento. La razón de que aquello no funcionara, es que simplemente no tiene el poder mágico de arreglar lo que ya está muerto, deteriorado y sin la más mínima pizca de vida. Quizás, si dejaran la morgue y buscaran a un voluntario vivo, lo podría demostrar. Pero, mientras tanto, éso es lo que hay.

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La poción había quedado terminada, en realidad no había sido tan difícil su elaboración, no sabía si aquel brebaje había sido de los fáciles, puesto que no fue complicado, solo faltaba probarla, pero en cuanto consistencia y color era como lo marcaba el libro. Sacó de si bolsa un embudo y una botella de cristal, había sido bueno que trajera el bolso que le había regalado Evans, aquel con el hechizo de expansión indetectable, vacío el contenido ya que este estaba a temperatura ambiente y recordando mentalmente lo que había dicho Ellie sobre aquel grimorio y que no pusieran atención en él.

 

Para quitarse la tentación de querer ir a ver por lo menos lo que decía aquel libro extraño se puso a etiquetar la botella, posteriormente siguió con la mirada a Ellie, observó que aquel cuerpo que había destapado y escogido para practicar el hechizo de la profesora, ya no estaba en tan óptimas condiciones o más bien, no era fresco, Ellie gritó al ver cómo es que se desprendía husedos y carne seca, a lo que Hannity estaba tan interesada en ello que se acercó también a dónde se encontraban, se colocó un guante en la mano y se agachó a recoger los restos del cuerpo que yacían en el suelo.

 

-No, este cuerpo no te va a funcionar,- movió la cabeza negando y lo analizó -Su piel y tendones han pasado mucho tiempo expuestos a la interperie, está seco, además de que probablemente ya lleve mucho tiempo muerto- una débil sonrisa se asomó en ella, dejó el hueso encima del joven, se acercó a otra camilla y destapó el cuerpo con algo de dramatismo involuntario, se encontraba una mujer rubia, de pelo largo y suave, le recordaba tanto a Marella que su entusiasmo por querer seguir descubriendo cuerpos se apagó y aquellos ojos brillosos y sonrisa curiosa dejaron de reflejarse, si no fuera por el hecho de que Marella había sido asesinada ya hacía tres años Hannity hubiera jurado que era su madre, la mujer tenía heridas en todo el cuerpo, su piel había sido abierta en sitos diferentes y algunos cortes eran realmente profundos -Pu... puedes prac-ticar con ella si gustas, te será... más fácil hacer el hechizo con alguien... como ella.

 

Se sentía nerviosa, así que se alejó lo más que pudo, se quitó aquel guante que traía en la mano, lo tiró a la basura y tomó su botella con la poción para terminar de escribir en la etiqueta y dejarla a buen resguardo dónde no pudiera caerse. Volvió sobre sus pasos a una camilla cercana a Ellie y con un poco de náuseas y sin entusiasmo se dispuso a destapar otro cuerpo, está vez era un hombre de mediana edad, parecía como si le hubieran intentado sacar los órganos, colocó un nuevo guante en su mano y se dispuso a explorar el hueco que tenía a mitad del abdomen, al parecer tenía todos los órganos, aunque por ningún lado decía que había pasado con él -¡¡¡Regentio!!!

 

No pido evitar impresionarse cuando los tejidos del hombre se recompusieron, era maravilloso ver cómo aquel hechizo funcionaba tan bien que ahora estaba ansiosa por ver qué seguía, qué cosas nuevas le enseñaría la profesora y ansiaba probar su poción.

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