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Libro de los Ancestros


Gahíji
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Otra vez en casa. Me siento tranquilo porque esta vez nadie me molestara. He vuelto a tocar mi instrumento bajo el árbol de fuego, mi lugar de paz. Nkuku cocina algo bueno, puedo olerlo desde este lugar. Mantengo mis ojos cerrados mientras busco el tono perfecto en mi laúd. Las notas poco a poco traen una melodía, las vibraciones viajan por el viento inspirándome, ayudándome a mantener la calma.

 

-Otra vez no, solo deseo paz, ¿también quieres molestarme en este momento?, no te lo aconsejo –los pasos del nuevo aprendiz se escuchaban más cerca pero mi voz era lo suficientemente alta como para que la escuchara sin necesidad de gritar - No estoy de humor para soportarte a ti ni a nadie más.


 

Tuve que abrir los ojos para estudiar el rostro del alumno. No veía potencial en él. ¿Me sorprenderá acaso?, ¿Debo darle una oportunidad o el beneficio de la duda? Odiaba que a mi más de 190 años la vinculación que hice con los directivos del colegio me obligara a dar clases cuando no deseaba hacerlo. Sé que Nkuku podía sentir como mi humor iba cambiando de pacifico a destruir todo a mi paso. Convertirme en dragón era fácil, utilizar el fuego, mi elemento vital mucho más.

 

Dejo nuevamente el laúd de lado. Me levanto y camino esperando que quien intentaba vincularse con el libro me siguiera. Si era listo se quedaría allí donde estaba o se iría. Si era lo suficientemente valiente, quizás, solo quizás, merecería mi atención.

 

@@Anthony Ryvak Dracony

Editado por Niko Uzumaki
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Antes de que le embargara la duda, había enviado su solicitud para tomar una nueva clase... ¿porque no? si ahora comenzaba a notar que algo abría su entendimiento, era como haber estado sumergido en el fondo de un abismo o en el interior de una cueva a oscuras... pero había tomado las clases de los libros de hechizos, primero porque un mago desconocido que se hospedó en el hotel que maneja, le dijo que era solo para magos de habilidad especial... aquello dicho como si de nueva cuenta le restregaran que era posible solo ser un "ladrón de magia"... tenía que saber si era capaz... muchas dudas tenía en su haber, pero inició aquel entrenamiento con los guerreros Uzzas.

 

Desde el principio noto aquella enorme diferencia entre magos y guerreros Uzza, no tenía aquella educación guerrera, solo su instinto de supervivencia y su "sed de conocer", por eso continúo a pesar que le costaba un poco más que a los otros magos, pero de tanto intento, de tantos errores, de tanto fallar y tener que practicar una y otra vez, comenzaba a entender que solo se podía foguear entre aquellos que dominan el arte de la guerra y si era demasiado para su persona, mejor saberlo ahora que tenía tiempo de encausar a otro camino.

 

El Dracony recibe la misiva de la Universidad Mágica, el Director le comunica las coordenadas a las cuales acudir a la nueva clase... "Es mejor montar el caballo de inmediato" se dice a si mismo... toma en sus manos su varita y traza una imaginaria línea vertical y con ella rasgando el espacio tiempo, se crea un portal mágico usando el Fulgura Nox, sin pensarlo dos veces, lo atraviesa y llega al lugar donde seguramente encontrara al guerrero, sus pasos calmados y sus ojos observando el lugar, una tranquilidad antojable, escucha unas notas en el aire, con aquellas se guía siguiendo su procedencia, al poco rato ve bajo el árbol de fuego que hay un hombre, el peliverde se acerca con la clara intención de preguntarle por el guerrero Uzza que le guiara en el estudio del libro de los Ancestros, pero la voz le aclara que no es solo un hombre descansando, es el guía que va buscando, solo que por sus palabras el Dracony se entera que no es de su agrado instruir...tal vez es como él, que le agrada explorar, aprender, pero que no se siente con inclinación por volverse un maestro... y sabe perfectamente porque no se volvería uno: por tener que lidiar con sabe Merlin cuantos aprendices con sus mañas, defectos y características deplorables...

 

Emite una exhalación y responde al guerrero:

 

--Pues si usted me señala a alguien más que pueda guiarme para entender el libro de hechizos de los Ancestros, le podré evitar la molestia y darla a otro guerrero. -- El ojimiel fija su mirada en el guerrero, este también lo observa, el Dracony sabe que lo está estudiando y puede que hasta emita una critica, más no lo hace, solo se levanta y comienza a caminar. El muchacho comprueba que no es muy platicador aquel hombre ¿pero que guerrero lo es? le sigue a corta distancia, su varita en su mano comienza a trasmitirle un grato cosquilleo, parece que adivinara lo que va acontecer... el despliegue de una gran habilidad con su vara de cristal... el Ryvak se pregunta ¿cómo será la vara de cristal de este hombre? y está deseoso de que esa incógnita se despeje de un momento a otro...

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Sorprendentemente aquel aprendiz tuvo la valentía de seguir mis pasos. Quizás era un tonto al no saber a qué se enfrentaba y con quien se metía. A pesar, de mí más de 190 años era ágil. Parecer un viejo enclenque y débil era mi especialidad.

 

-Por el momento todos se encuentran ocupados o realizando sus actividades, por lo que, para su suerte o desgracia seré yo quien lo instruya –los pasos que daba eran mas rápidos mientras mi mente evaluaba cada situación o lugar a los cuales podríamos acudir para realizar tanto la clase como la práctica.

 

Al crear el portal mi mente estaba en un solo lugar. Esperaba que el aprendiz hubiera traído su protector solar, porque, definitivamente, el sitio no sería común o de fácil acceso para quienes no hubieran sido invitados.

 

~ 0 ~ 0 ~ 0 ~ 0 ~ 0 ~

 

El calor sofocante. El sol justo sobre nuestras cabezas. El aire seco y la tormenta de arena que se avecinaba. Sentado en posición de loto, concentrado sin abrir los ojos. Esperando el momento justo.

 

-zujajat saghira –recité haciendo aparecer un frasquito en forma de colgante, moviéndome un poco al abrir los ojos en paz estaba. Levantándome camine hasta quien deseaba vincularse con el libro y con la varita apunte a su corazón- Dentro del colgante esta la arena mágica del desierto, si la soplándola contra un oponente causaras que pierda la vista por un tiempo.

 

Coloque el colgante en la mano de Anthony.

 

-No te confíes, puedes usar la arena para escapar mientras tu oponente recupera la vista, además, puedes realizar pociones para obligar a una persona o a ti mismo a dormir, esto no es un juguete el cual puedes usar a diestra y siniestra, ¿entendido? –Lo observé sin confiar aun en él- si se gasta con el pasar del tiempo el colgante se irá llenando.

 

Poco a poco el calor se iba intensificando, pero a mí no me importaba. El calor, el fuego, me dan la energía suficiente para continuar soportando a los aprendices.

 

-¿Leíste el libro de los Ancestros?, ¿Al menos lo abriste? -el tono que utilizaba para las preguntas formuladas era serio y no dejaba dudas- si es así, veamos que harás ahora.

 

Solo una oportunidad le daría para sorprenderme, para demostrar que en un principio valía la pena haber ido hasta allí y perder mi tiempo.

 

-¿Estamos solos?... –con esa pregunta extraña aguarde su respuesta.

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Ryvak trata de no enfadar al guerrero con preguntas, le sigue procurando mantener el paso que el Uzza imprime a su andar, cree el peliverde que es porque desea terminar cuanto antes con la instrucción por lo que puede que le sea útil practicar desde el inicio, pero primero van a un sitio donde explayarse con la clase. El guerrero abre con maestría un portal mágico, tras cruzarlo el calor que emana de aquel sitio es ciertamente sofocante, los Uzzas están familiarizados con ese especial tipo de clima, como en las entrañas de un volcán...el mago en forma de rumor y moviendo su varita con aquel pase aprendido invoca un hechizo.

 

--Aeris-- Alrededor del muchacho se desplaza el aire haciendo ondear la capa oscura e inclusive a despeinarlo un poco... solo unos segundos y después lo finaliza, mejor resistir al calor, como si a diario se enfrentará a ese clima, en otras ocasiones tuvo que habituarse a soportar la sed por días y lo logro, debía intentar hacer lo mismo con el calor, sobre todo por su admiración a los dragones...

 

Aquel pensamiento le alegro... dragones... pero mejor dejar de distraerse, sus ojos miel se fijan que el guerrero se encuentra meditando, al menos en esa posición de loto lo parece y el peliverde se para cercano a él, el ojimiel mira que el guerrero nota su presencia porque inmediatamente abre los ojos y camina hacia él, no puede encontrar un adjetivo para describir los ojos del guerrero pero el joven presta atención a sus indicaciones y cierra su mano después de que el guerrero le coloca el colgante que contiene la arena mágica del desierto.

 

Ryvak abre un poco su boca, ahora siente que su garganta se reseca, sus labios los empieza a sentir partidos, toma aire que está caliente, sobre su cabeza siente la intensidad del sol... abrazador, respira despacio, el fuego es luz, es energía pura, "no solo es destructivo" ese saber que le brindo uno de los Uzzas que le instruyo antes... así que debía dominar su mente de que se encuentra bien.

 

El tono serio caracteriza al instructor pero eso le garantiza al peliverde que no se "irán por las ramas", en un deseo de corresponder a su guía con esmero por sus enseñanzas, le responde sin tardanza:

 

-- Lo leí, creo muy útil al amuleto anti robo y el anillo de presencia. -- No estaba seguro que le esperaba, pero algo hacía activar su Anillo por lo que decidió concentrarse, sabe que a veces algunas criaturas o seres, utilizan la arena para ocultarse en ella, como en aquella expedición en la cual varias momias e inferis brotaron rodeando al grupo, esperaba que no fuesen tantos porque precisamente no cuenta con compañeros que compartan la clase, pero... ¿entonces que es lo que acecha?

 

No es muy grato sentir que es observado, pero sus miradas de soslayo aún no captan lo que es aquello, el peliverde decide prepararse para aquel enfrentamiento e invoca la vara de cristal, el muchacho apenas y la mira, está tan concentrado en observar su alrededor que apenas le dirige un vistazo, su color entre verde y azul, más bien turquesa, le hace pensar en la joya que su vecina Valentina posee, aunque no puede ser, la bruja hallo esa joya en su viaje a las pirámides del Cairo, así que seguramente solo es una coincidencia.

 

 

El latir de su corazón parece el ritmico sonido de un reloj, amenazando con hacerle perder la concentración, miro a la izquierda al captar un leve movimiento de la arena, casi imperceptible de no ser que buscaba con afán aquello que emanaba hosca su presencia, por lo que apuntando con la vara de cristal dirigiendola hacia aquel montículo que se estaba formando envió un hechizo defensivo:

 

--Desmaius-- El rayo se transformo en efecto debido a que utilizó la vara de cristal.... -- Disculpe que no comprobé antes que es lo que estoy afectando...

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Podía sentir como iba perdiendo el control de mi carácter. ¿Acaso le había pedido al aprendiz que invocara la vara de cristal?, solamente le había pedido de manera indirecta que utilizara el anillo de presencia. ¿No hubiera sido fácil crear algún ave, colocar aquella gota en el pájaro y enviarlo a recorrer el territorio? Primer error. Knunu no lo salvaría.

 

-Para ser muy útil como ha dicho no vi que utilizará el anillo de presencia –intenté calmarme. Difícil era y seria aguantar un aprendiz que no supiera seguir instrucciones o razonara antes de actuar- pudo haber utilizado la arena del desierto que le di para cegar a quien quiera que estuviera acercándose.

 

Apreté los dientes. Deseaba hacerle daño. No podía hacerlo, al menos no aun.

 

- qatal mae nafsak 'iidha kunt targhab fi altaghalub ealaa alghadab , fahi la tastatie 'an tafuz bik , wasawf tafuz 'iidha 'awqafat alghadab , wa'iidha kunt ln tasmah lahum bialkhuruj –recite.

 

Leer el libro, entenderlo, saberlo utilizar no era lo mismo. Anthony tendría que aprender esos detalles de mala manera. Si en la anterior clase había sido duro con algún alumno, el Ryvak obligaba a mi persona a ser mucho más exigente. Si cometía mas errores no iba a permitir bajo ningún concepto que aprobara.

 

-avis –conjurar aquellos pájaros sencillo fue y colocar la gota del anillo de presencia mucho mas.

 

Al enviar aquel ave debía demostrarle al Ryvak que no todo en este mundo era lanzar hechizos, debía pensar todas las posibilidades, buenas y malas, además, así observaba como debió utilizar aquel conocimiento.

 

Mi vista era buena, pero la utilización de aquel anillo me permitía captar muchas más cosas a la lejanía. El Ave dirigiéndose hacia donde Anthony había lanzado el demaius mostró lo que había hecho y causado el aprendiz. Había desmayado a una mujer quien había salido a buscar agua.

 

Sólo había fría cólera en mi cara e irradiaba una fuerza similar a la de una hoguera.

 

-balnsbt li yadhhab 'iilaa madinat aldmwe. balnsbt li yadhhab 'iilaa al'alm alabdi. balnsbt li yadhhab 'iilaa alsibaq almudan: shajaeat aleadalat muemari alssami ; laqad jaealani alquat al'iilhiat walhikmat aleulya walhabu al'awla. 'amamiun , lm yakun hunak shay' makhluq , biaistithna' al'abadiat , wa'ana akhar 'iilaa al'abad ya 'ayuha aladhin yadkhulun , altakhaliy ean kl aml! –murmure.

 

Mis ojos no tuvieron otra opción que observar al aprendiz.

 

-Más cuidado para la próxima o el aseguro que lo va a lamentar –afirme amenazadoramente sin temor a equivocarme- si tiene alguna duda es mejor que hable ahora.

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Ante las palabras del guerrero, iba aumentando la sensación de incomodidad ante la justa desaprobación de mi actuar... no siendo ni por asomo un triste reflejo de guerrero mi desempeño dejaba mucho que desear, como ahora que deseaba volver el tiempo atrás, hasta pensé usar uno de los hechizos anteriores pero recordé que solo afectan al rival, así que no funcionaria para corregir mi error, tampoco dar una excusa esta bien, me parece de personas débiles, mejor era aceptar la verdad, por duro que fuera, presione con más fuerza mi arma mágica, necesitaba valor para decir lo que pensaba, mantuve mi vista baja porque no me tome tiempo para pensar lo que hice, no el requerido, había vuelto a dejarme dominar por esa inquietud que me colma.

 

--Cuando leí que esa gota de esencia se puede sitúa en cualquier lugar, no pensé en algo animado, disculpe-- Era bochornoso, tanto como me ocurrió con la profesora Leah Snegovik que menciono que no siempre hay que buscar "cinco patas al gato" ( »Cuando le comenté que debía liberar su mente de la complejidad de los hechizos, es porque debe ver lo que hay frente a sus ojos sin buscarle la quinta pata al gato.>>) mi falta de comprensión me va a meter en serios problemas, seguro.

 

Observe como conjuro aves y coloco aquella gota de esencia extraída del anillo en una de ellas para luego enviarla a recorrer el lugar, imaginé que enviaría una vista de lo que veía a Gahíji pues era él quien uso su anillo de presencia. Observar como se usa el anillo parece tan sencillo que me parece volver a escuchar como dice André "te colocan las cosas frente a ti y ni por eso las ves, un día sera una cobra y te morderá" No hay manera de eliminar mi error solo queda dar vuelta a la página del libro de la vida... Algo que viví me molestaba al pensar en el Anillo de presencia...

 

--El libro de los ancestros menciona que pueden observarse lugares protegidos, ¿eso también incluye los lugares in-marcables? -- Preguntó con marcada preocupación... de ser cierto, Ruslan tendrían serios problemas con el refugio de sus "amigos"... aunque, al menos ... primero tendrían que averiguar sobre el territorio donde los resguardaba y eso al menos era un secreto muy bien guardado por quienes saben de el...

 

--Puede aclararme por favor, si la daga invocada con Kancho ¿se usa como los báculos? a distancia para absorber el ataque del enemigo y poder devolverlo enseguida contra el oponente ...

»Cuando le comenté que debía liberar su mente de la complejidad de los hechizos, es porque debe ver lo que hay frente a sus ojos sin buscarle la quinta pata al gato.

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Quizás aquello le serviría de escarmiento. Quizás aprendería de su error. Era duro, pero era la forma de hacerle entender que había cosas más que evidentes frente a él y que si no prestaba atención todo se le escaparía de las manos. Justo, las 2 gotas de aceite.

 

-Te contaré una historia y espero que prestes mucha atención, veo que tiendes a pensar demasiado o a no pensar en nada justo cuando la respuesta está frente a tus ojos, no ves lo evidente y allí es donde se encuentra todo –invite a sentarse al aprendiz para que escuchara aquella historia que una vez me había confiado mi maestro.

 

Cierto mercader envió a su hijo a aprender el Secreto de la Felicidad con el más sabio de todos los hombres. El muchacho anduvo durante cuarenta días por el desierto, hasta llegar a un bello castillo, en lo alto de una montaña. Allí­ viví­a el sabio que el muchacho buscaba.

 

No obstante, en lugar de encontrar a un hombre santo, nuestro héroe entró en una sala en la que se deparó con una enorme actividad: mercaderes que entraban y salí­an, personas conversando por los rincones, una pequeña orquesta tocando suaves melodí­as, y una mesa muy bien servida con los más deliciosos platos de aquella región del mundo.

 

El Sabio conversaba con todos, y el muchacho tuvo que esperar durante dos horas hasta que pudo ser atendido.

 

Con mucha paciencia, el Sabio escuchó atentamente el motivo de la visita del chico, pero le dijo que en ese momento no tení­a tiempo para explicarle el Secreto de la Felicidad.

 

Le sugirió que diese un paseo por su palacio, y regresase al cabo de dos horas.

 

-De todas maneras, voy a pedirte un favor -añadió, entregándole al muchacho una cucharita de té en la que dejó caer dos gotas de aceite-. Mientras estés caminando, lleva contigo esta cuchara sin derramar el aceite.

 

El joven empezó a subir y a bajar las escalinatas del palacio sin apartar la mirada de las gotitas de aceite. Dos horas más tarde, regresó ante la presencia del Sabio.

 

-Entonces – preguntó el sabio- ¿ya has visto los tapices de Persia que están en mi comedor, y el jardí­n que al Maestro de los Jardineros le llevó diez años concluir? ¿Y te has fijado en los hermosos pergaminos de mi biblioteca?

 

El muchacho, avergonzado, confesó que no habí­a visto nada de eso. Su única preocupación habí­a sido no derramar las gotas de aceite que el Sabio le habí­a confiado.

 

-En ese caso vuelve y conoce las maravillas de mi mundo -dijo el Sabio-. No puedes confiar en alguien hasta que no conoces su casa.

 

Ya más tranquilo, el joven muchacho tomó una vez más la cucharilla y volvió a pasear por el palacio, pero esta vez fijándose en todas las obras de arte que colgaban del techo y las paredes. Vio los jardines, las montañas de alrededor, la delicadeza de las flores, el refinamiento con que cada obra de arte habí­a sido colocada en su lugar. Por fin, una vez más ante la presencia del Sabio, le contó pormenorizadamente todo lo que habí­a visto.

 

-Pero, ¿dónde están las dos gotas de aceite que te confié?- preguntó el Sabio.

 

Mirando a la cuchara, el joven se dio cuenta de que las habí­a derramado.

 

-Pues este es el único consejo que puedo darte – dijo el más Sabio de los Sabios-. El secreto de la felicidad está en saber mirar todas las maravillas del mundo, sin olvidarse nunca de las dos gotas de aceite de la cucharilla.

 

 

Al finalizar aquel relato estudie nuevamente al aprendiz esperando que hubiera entendido aquello. Aquel era el mejor consejo que podía darle, él debía encontrar su significado, cada quien era dueño de su destino, cada quien entendía aquel relato de una forma u otra, solo esperaba que no me obligara a hacerle daño y necesitara enseñarle los secretos del libro de los ancestros a los golpes.

 

Medité las preguntas del Ryvak mientras observaba el sol. El calor, la luz, la energía que me daba fuerzas, a parte del fuego.

 

-Lugares protegidos puedes observar siempre y cuando logres entrar allí –sabía que no podría entender aquello por lo que tuve que ordenar las ideas para que entendiera- lo que quiero decir es… Si este lugar está protegido por fidelio solo podrías entrar o usar el anillo de la presencia si de una u otra forma conoces la ubicación o lo que envías llega a ese lugar.

 

Estudiar a aquel aprendiz era cada vez más sencillo. Ya podía imaginar lo que estaba sucediendo en su cerebro.

 

-Imagina que envías una carta a un lugar con fidelio, obviamente si el guardián te dio la información podrás acceder sin problemas a ella, por lo que una vez entregada la carta podrías observar lo que se encuentre en el sitio –explique de forma seria.

 

Medite por un momento su segunda pregunta dándole tiempo a ordenar sus ideas sobre la última explicación dada.

 

-Sí, el kansho puedes usarlo a distancia, es lo recomendable a menos que tengas unos reflejos envidiables, cosa que es muy poco probable –confesé quizás duramente pero debía el aprendiz entender todo aquello- pero no te apresures porque el Kansho te permite retener el rayo o lo que absorbe para lanzarlo un poco después.

 

El camino del sol seguía su curso, podía saber la hora observando su movimiento en el firmamento. Se acercaba la hora de finalizar la clase, aunque aun el tiempo era suficiente para continuar.

 

-Invoca el Kansho, camina un poco y prepárate, tendrás que aprender de una u otra forma como se utiliza –ordené- te pienso atacar y te aseguro que no tendré misericordia, prepárate –Solo debía esperare unos segundos más para atacarlo.

Editado por Gahíji
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No le agrada equivocarse, los errores pesan demasiado, pero Reacón asegura que la vida está llena de problemas en los cuales puede uno fallar y que no importaba cometer errores como aprender de ellos... eso le falta a él...

 

El guerrero le mira con implacable rudeza pero menciona que le contara una historia recalcandole que en su accionar va de un extremo de demasiada cavilación a otro de un actuar impulsivo, una punzada en el pecho le molesta al recordar que Cindy había sido la única que le contará una historia para enseñarle sobre su ser al igual que a ella sus padres adoptivos muggles le enseñaron durante sus primeros años... Anthony obedeció al guerrero para tomar asiento y abrir mucho más que solo los oídos, atendiendo a esa narración que seguramente contendrá una enseñanza...

 

Escucha sin poder evitar visualizarse como aquel muchacho... piensa en las gotas de aceite, entiende que esas dos gotas son un símbolo para algo más... "dos que forman una unidad... uno... cuerpo y alma... en nuestras manos está cuidar de nuestro cuerpo y alma... ¿será eso" piensa mientras el guerrero sigue narrando la interesante historia, trata de no perder detalle, es una historia para reflexionar pero debe escucharla muy bien para después poder interpretarla.

 

En aquel final de la historia, Anthony pestañea para alejar aquel par de lagrimas... "el secreto de la felicidad... " muerde su labio inferior al recordar su encuentro con Adriano Wallace ... justo como dijo el mago rubio: solo a él le correspondía elegir su destino... tenía mucho que pensar sobre la historia y su propia búsqueda de la felicidad, la que ha buscado infructuosamente, pero la clase continuaba y requería atender, sobre todo porque el guerrero respondía a sus interrogantes.

 

Ryvak respiro con alivio al escuchar aquella respuesta sobre el Anillo de Presencia y la esencia que puede emplear para observar... ¡los amigos de Ruslan seguirán a salvo!

 

El guerrero Gahíji fue benevolente al responder mi siguiente duda, al menos mi lógica respecto a la daga era correcta, en ese momento él considero que debemos pasar a la práctica, por lo que me incorporé y concentrando me invoque la daga de acero con un filo tan agudo y aquella rica empuñadura que es de admirar, Kansho... me aleje del hombre para quedar frente a él y aguardar su ataque, era hora de medir mi entereza, me había dicho Reacon y Wallace, que era de la raza paladín, pero sin adiestramiento era tanto como estar cegado... Gahíji ya estaba listo, le miré, posicione mi pie derecho un poco más adelante que el izquierdo, abriendo un poco el compás de mis piernas, la daga en mi mano diestra...

 

--Adelante maestro, quiero saber si también me mintieron con respecto a mi raza...-- Aguarde, si él ocupaba su vara de cristal, no tendría oportunidad, pero aún a si, deseo saber la verdad.

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Esperaba que el aprendiz pudiera entender la historia. Cada quien la entendía a su manera, solo que, aquello era sencillo. Anthony debía aprender a controlarse. Cuando actuaba de manera impulsiva olvidaba los diferentes panoramas que tenia frente a él. Había tenido muchos aprendices así. ¿Desesperado por demostrar lo que vale o lo que sabe?, espero que me sorprenda.

 

Mientras el Ryvak se colocaba en posición decidí como actuaria. Una vez que observe sus ojos pude descifrar su alma. Podía ver y no por ser un guerrero Legilimantico que estaba atormentado por su pasado, sin necesidad de leer su mente podía vislumbrar cada herida. Anthony había olvidado que cada decisión, cada paso que había dado en su pasado, fuera bueno o malo habían hecho o forjado lo que ahora era. No se detuvo a pensar que gracias a lo pasado estaba allí, frente a mí, dispuesto a ser atacado o perecer.

 

-'iidha aikhtarat msarana , tuqbal eawaqib 'afealik –Prepare mi varita para atacar.

 

-Sectusempra –apuntando al corazón del aprendiz pude ver como el rayo salía directamente hasta su pecho. Era ahora o nunca cuando el Ryvak debía actuar y sorprenderme, por la posición del sol, le quedaba muy poco tiempo. Casi llegó el ocaso.

 

Una prueba de fe. Una prueba sencilla si Anthony había leído y revisado cada una de las páginas del libro de los Ancestros. Era ahora cuando el aprendiz debía darlo todo. Una sonrisa apareció en mi anciano rostro, debía comprobar lo que de una u otra forma ya sabía. Potencial o no, Anthony iba a aprender a confiar en si mismo por las buenas o por las malas. Sería mucho más divertido de esta segunda forma.

 

-Cuando hayas usado el Kansho puedes invocar tu vara de cristal y atacar, deseo ver ¿Qué tan bien se te da su utilización?, ya la vi una vez, quiero volver a verla muéstrame el poder que puedes dominar –no era una petición, era una orden.

 

Una vez que hiciera aquello no iba a tener mucha más misericordia de él. De una vez por todas iba a romper cada una de sus defensas físicas como mentales, si el Ryvak estaba preparado para afrontar la siguiente prueba, lo sabria.

Editado por Gahíji
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Mira sus ojos, en ellos ve la determinación del guerrero, atento a su accionar porque sabe que algún ataque va enviar sobre él, es como estar frente a un poderoso dragón que con su sola presencia impone por su ser excepcional, le mira fijamente cuando el guerrero ha enviado un sectusempra directamente a su pecho, si falla en la defensa, a Ryvak le impactara el rayo realizando heridas de cortes que sangraran hasta dejarlo en la inconsciencia total pero Ryvak se mantiene en calma, no es bueno dejarse dominar por el peligro inminente, fija la vista en aquel rayo, hace un movimiento circular frente a sí, su mano en la daga conjurada con Kansho... haciendo después que la daga se interponga en la trayectoria del rayo dirigido a su pecho, y de hecho el rayo impacta sobre la afilada hoja que brilla intensamente al absorber sin dificultad aquel rayo mortal, Ryvak solo imaginaba que era algo útil aquel poder pero al usar el Kansho sintió el fuerte impacto que la poderosa varita del guerrero impregnaba en ese hechizo, sostuvo con más firmeza la daga mientras está absorbía el rayo.

 

Miro la daga cuyo contorno emitía un brillo, era hora de devolver al ataque mágico realizado por el guerrero, recordaba como aquella loca bruja (Patricia Doynel) en sus descansos de las clases mágicas, usaba su báculo contra él, la pobre no tenía idea de lo que era duelo pero al menos le hacía tener practica sobre los duelos siendo siempre el mismo resultado, su constante derrota ante él, que a ella siempre le hacía disgustarse aún más en contra del peliverde , Ryvak hizo un movimiento con la daga en su mano diestra al igual que se lanza una estocada, devolvía el Sectusempra al guerrero sin preocupación de que aquel saliera herido, después de todo, ha visto que los Uzzas dominan excelentes defensas como el Aura Escudo y cosas igual de efectivas.

 

Aún siendo una clase donde se práctica los poderes del libro en cuestión, era una buena oportunidad de atacar usando esos recursos que brindaba el libro de los ancestros y había que recordar que justo su guía le pedía mostrar que podía manejar, por eso mismo intercambio en un movimiento veloz, la daga con su vara de cristal de una mano a otra (tenía aún un tercer turno para ocuparla después de que la había invocado y usado).

 

-- Vara de cristal...Sectusempra --La varita de Dracony color turquesa, convirtió el rayo en un efecto, con intensión de hacer heridas sangrantes al guerrero, pero faltaba que él le permitiera al peliverde tener éxito, después de todo Ryvak tanto le devolvió aquel ataque mágico como efectúo un propio ataque contra Gahíji , Anthony sin perder la postura de guardia, aguardo al accionar de su maestro y guía.

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