La Marca Tenebrosa ~ Mansión Riddle ~

[Jeremy Triviani]

-¡Brayan! ¿La mejor cosecha de hongos arcoiris están aquí? -Preguntó el vampiro a su ayudante muggle.

-Si, señor. Eso es lo ultimo. Necesitamos el ingrediente X para continuar experimentando con su crecimiento -Respondió el hombre.

Estaban en El Refugio Askar donde Jeremy tenia montado un laboratorio en una de las grandes habitación de la mezquita. Allí cultivaban los hongos especiales que luego mejoraban genéticamente, para integrarlos al mercado de consumo ilegal de plantas. Como buen distribuidor, el vampiro solia correr peligros consiguiendo los materiales que necesitaba para desarrollar su trabajo. La guerra mágica no había hecho mas que ampliar el abanico de problemas que surgían a cada rato con los grandes pedidos de mercadería.

Tenia suerte que su nueva rama de comercio con muggle era un ingreso constante de dinero sonante, que acallaba las protesta de varios proveedores de semillas que mantenía alrededor del globo. Pero la sustancia x no podía conseguirse en ningún otro lado que no fuera en Zoella. ¿Seria igual con la usurpadora que ahora habitaba su cuerpo? Jeremy no lo sabia, pero tenia pendiente de probarlo... o buscar algun reemplazo que funcionara de la misma forma.

-Ponlo en una bolsa, me lo llevo -Ordenó al Brayan, quitándose los anteojos protectores transparentes, seguido del delantal blanco y los guantes de látex. Metió todo en el cesto de desechos tóxicos, antes de ponerse su chaqueta de cuero y tomar la bolsa que su ayudante, de forma obediente, le trajo para que pudiera desaparecer con rumbo a la Mansión Riddle donde esperaba su cita.

El ambiente oscuro del lugar le renovaba las energías. Sentía esa inmensa mansión como si fuera suya, y no era por cuestiones de liderazgo, sino mas bien sentimentales que lo ataban al lugar con mejor efecto que un amarre de bruja. ¿Donde estaría Isabella? Creía que en el salón principal y allí se dirigió a paso vivo.

-Que placer volverte a encontrar, guapa -Dijo de forma galante sin sonreír del todo, en cuanto la vio. Parecía un poco alterada - Traje lo que me pediste. ¿Quieres decirme que ocurre para querer volver a estar bajo sus efectos

 

 

@ Disculpa la tardanza.

[Hayame Snape Potter Black]

La bruja al final no había ingresado en aquel sitio, ahora imaginando qué era lo que debía de encontrar en el interior pero... todavía no sentía tanta curiosidad como para ingresar en la mansión como tal

 

Incluso las personas que estaban en su interior parecían estar bastante entretenidas en lo que hacían como una manera de socializar entre ellos pero... realmente, no era de su tipo; no en la actualidad, cuando su mentalidad había cambiado de esa chica que trataba de agradar a todo el mundo a una que era muchísimo más calculadora

 

Le había parecido que una voz familiar le había llamado pero no había conseguido ver quién había sido o de dónde así que finalmente dejó escapar un pequeño suspiro; lo mejor sería pasear por los alrededores de la mansión, observándola, memorizándola y asegurándose de que notaba si había salidas o entradas extras.

 

Todos eran cuidadosos y estaba segura de que esa mansión también estaría vigilada hasta por debajo del suelo

[Isabella Hawthorne R.]

El incesante segundero del reloj comenzaba a alterar aún más el nivel de ansiedad, fijando su mirada en la aguja a la espera de que la puerta de roble macizo que tenía a sus espaldas se abriera, dándole la bienvenida a la esbelta figura que portaba el patriarca Triviani. Le dio la vuelta numero trescientos al anillo de oro que tenía en el dedo anular, acción que determinaba sus ansias hasta que por fin percibió el suave sonido del picaporte girar y destrabarse provocando que su corazón diera un vuelco.

 

—Jeremy —. Masculló con su típico acento francés, antecediendo las palabras del muchacho mientras que giraba sobre su propio eje, provocando que la tela de su falda negra se meciese en torno a su figura, volvía a fijar su mirada en la del mago; aquella mirada azul la volvía a atrapar como la primera vez en el quirófano donde ambos habían disfrutado de estar bajo los efectos de aquellos hongos alucinógenos que Hawthorne tanto ansiaba.

 

Deslizó fugazmente la mirada hasta las manos de su compañero asegurándose de que tenía su recado entre las manos e inmediatamente el rostro de la banshee se iluminó, dejando en evidencia una sonrisa enmarcada con aquel característico rojo carmín. —Jeremy —Reiteró, esta vez un poco más alto para que detectara la efusividad que se delataba en su voz y, sin dudarlo por un segundo, acortó la distancia que los separaba para enmarcar con ambas manos el rostro del vampiro y poder depositar un beso en cada una de sus mejillas.

 

Se limitó a negar de forma automática ante aquel interrogatorio, la matriarca de los Ravenclaw’s era una mujer demasiado desconfiada como para revelar sus más profundos secretos, pero de todas formas le daría la respuesta que él esperaba escuchar. —Demasiado trabajo en el laboratorio—. Realizó una pequeña pausa para luego continuar con un deje de picardía — Además, necesitaba un poco de compañía y una buena excusa para volverte a ver —. Musitó aquella última frase lo suficientemente bajo, como si se tratara de un secreto que nadie más podía oír.

 

 

 

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[Leslie Ashryver PB]

Alessandra se encoge de hombros a las palabras de Demian, Alaric era un demonio, él no tenía un origen en la tierra pero como las había creado a su hermana y a su demonio de una sola alma, no estaba muy segura de si aquel hombre pelirrojo que se había convertido en un fantasma tenía alguna relación con los egipcios. Con Lady tampoco se habían reunido para averiguar más sobre el, seguramente habría más hijos como ellas pululando por el mundo como Danny.

 

Asintió a las palabras del mago, era cierto, era muy complicado el árbol familiar como para entender que era quien, muchas veces le había reclamado a su pelirroja hermana que no le complira la existencia diciéndole quien era cada uno.

 

-Alaric nunca nos habló de algún hermano- le respondió recordar la única que vez que se había visto con el.

 

Ella seguía sin reconocerlo como padre, el le había dado vida a Asami pero no a ella, apretó el libro en sus manos al ver que no la había escuchado su última pregunta, ella misma tendría que ponerse a buscar aquel objeto, el ruido de una música de fondo hizo que su ceño fruncido se acentúara más.

 

-​Creo que han decidido aparecer algunos miembros más- le comento aspirando el aire a tinta, pergamino y papel -​en qué relación nos deja esto entonces? tio y sobrina político?- le preguntó volviendo a la charla principal que empezaron a tener.

 

 

 

 

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[Thoth]

-En rara ocasión mencionó mi relación o parentesco exacto con los Luxure, a decir verdad ahora que lo pienso no estoy seguro de nuestra relación, pero esto no afecta nada, para mi es igual como desees llamarme, igual seguiremos siendo los mismo y nuestra historia no cambiará. responde tajante, en eso piensa sobre tu comentario.-Creo que si ha llegado alguien, quizás nuestra conversación, a pesar que sea tan amena y esclarecedora, considero que es bueno ir a saludar, ya que se corre el rumor de la existencia de un nuevo líder en las filas ¿Acaso crees que la Gaunt fuera a dejar el poder?

 

Le cuestiona y se pone analizar la situación, cada momento en esa mansión sacaba su forma más analítica, además este no le importa los rasgos familiares, a pesar que algunos de los Luxure lograrán arder su helado corazón, pero la historia es la historia y algunas huellas no se borran, por eso era vital que si bien, pudiera omitir algunas cosas, sus pensamientos y acciones ya estaban establecidas por el pasado.

[Xell Vladimir Potter Black]

Reunión previa al gran acontecimiento, en la Mansión Snape:

 

Desperté con un grito que perduró en mis labios a pesar que ya veía la luz entrar por la ventana de mi mansión. Sentía dolor en mis manos, allá donde aquellas dagas me habían atravesado y, durante unos segundos, vi la sangre gotear en las sábanas de mi cama. Después, toda imagen desapareció como si hubiera sido comida por una bruma. Fue ese instante el que me convención que no había sido un sueño, una pesadilla. Había sido una visión en la que mi tía Sagis, la Ministra actual, éramos asesinadas por mortífagos. La violencia de la muerte para ambas había sido tal que la sangre roja tiñó toda la visión hasta que desperté.

 

Taga, la elfina de mi madre, entró corriendo a ver qué me sucedía. Como seguía temblando, me tapó con la colcha de la cama y me tocó la frente.

 

- No tengo fiebre, Taga - empecé a hablar, al sentir su preocupación. - Sólo fue una... pesadilla.

 

A ella no le podía decir nada, no lo entendería, seguro que su reacción era meterme en la cama y no dejarme salir de la mansión durante días. Necesitaba a alguien que entendiera de Videncia. Ahora mismo sólo se me ocurrían dos personas en las que podía confiar: la tía Haya y la tía Sagis. Por ello fue que me levanté de la cama, sujetando bien la colcha con la que me tapaba, sentándome en la silla del tocador. Escribí un par de notas.

 

- Toma, Taga, envía estas notas a la tía @@Sagitas Potter Blue y @@Hayame Snape Potter Black. Prepara algo de merienda, vamos a celebrar... ¡Mi santo!

 

Era una pequeña mentira para engañar a la elfina. En las notas ponía:

 

Tías, tenemos que vernos en la mansión Snape por algo muy urgente.

Hoy a las 18 horas.

La Tía Sagitas va a aceptar algo que nos va a matar a las dos.

Tenemos que hablarlo, por favor. Sagis,

no aceptes nada hasta hablar conmigo antes.

Xell

 

Empecé a vestirme, tenía que comprobar algo antes de dirigirme a la mansión Snape. Esperaba que la tía Sagitas accediera a irnos a visitar allá sin toda esa gente de vigilancia que le acompañaba a todas partes ahora que era Ministra.

[Anthony R. Dracony M.]

Apenas si el peliverde movió su cabeza al lado izquierdo hacia el tronco rugoso en el que descansaba, enfrente está postrado el fiel thestral, cuidando el mago que sueña sobre alguien muy importante… Anthony camina por entre plantas con flores, le parece ver brillar el suelo, algo que le extraña, echa una mirada hacia atrás sobre su hombro, no hay paisaje que ver, solo extraños brillos que parecen una cortina de diamantina…

 

El sendero es estrecho y por el camina sin poder adivinar a donde llegará, sus pasos le llevan hacia un pequeño claro, en el ve a una niña que acaricia un pequeño cerdo de pelaje azul oscuro y a la niña de vaporoso vestido lila, se le cae el sombrero blanco que llevaba en su cabeza, a la vista queda su hermoso cabello azul, largo hasta los hombros, llama con cariño al animalito, aquello es tan repentino, que Anthony no alcanza a decir nada cuando unos hombres llegan y mientras uno obedece el ademán del segundo que ordena sujetar al animal, otro le habla con un tono de satisfacción a la niña: --Excelente! Se ve que lo has cebado muy bien. — Nos quedamos boquiabiertos y los vimos partir… no sé si ella entendió lo mismo que yo, su mascota sería tal vez la cena de esa noche…

 

El aire se arremolinó a mi alrededor, me puse el brazo derecho al frente de mi cara, aquel aire se hizo más fuerte, llevaba hojas y pétalos danzando de aquí para allá, no veía a la niña, cerré los ojos para evitar que alguna brizna de césped o una hoja me lastimara los ojos y cuando volví abrirlos, pude ver a la niña peliazul unos años mayor, sujetaba de las manos a otras dos niñas, sus vestidos eran blancos con lazos rosas, jugaban a la rueda, girando y riendo, luego se soltaron, la peliazul salió corriendo, me puse a un lado de aquellas niñas, alce los brazos , los baje y volví a subir dando saludos pero ninguna parecía verme…¿era yo un fantasma o lo eran ellas?

 

La peliazul volvió y abrazo a la rubia llamándola Alexandra…y le colocó al cuello un collar con una margarita de metal…el mismo collar que recordaba tenía mi tía…con duda miraba la escena…¿acaso estaba presenciando un momento entre las primas?...varias preguntas venían a mi mente, la otra niña le colocó una corona de flores a la peliazul, ella muy sonriente le beso la mejilla y la abrazo mientras le decía: te quiero…

 

El viento arrancó el sombrero de la niña rubia y lo arrojo sobre mi rostro, lo tome para quitármelo de enfrente y ver a las niñas pero ya no me encontraba en aquel jardín sino en un salón enorme con cuatro mesas, en mi mano el sombrero puntiagudo me extraño al cambiar sin que me diera cuenta, una chica dijo gracias y lo tomo para ponérselo, estaba rodeado de muchos chicos y chicas, aquella escena nunca la vi antes, con varios magos y brujas adultos al frente sentados ante una larga mesa con copas de oro, una mujer de pie, leía nombres de un pergamino en su mano.

 

Parecía una ceremonia, la bruja dijo un nombre con bastante claridad: Danielle Malfoy!—Con gran sorpresa miré a la chica peliazul acercarse a la bruja, sentí un vuelco…era ella, recuerdo su nombre…el nombre que hay en mi certificado de nacimiento, ¡era ella! Trague saliva, ella caminaba altiva, con soltura de quien sabe la clase de persona que es, se sentó en aquel banquillo, como si fuese una reina a punto de ser coronada, su mirada resuelta, llena de confianza en si misma, el sombrero apenas y llego a posarse sobre su hermoso cabello azul.

—¡Slytherin!—Con elegancia se dirigió a la mesa donde otros ya aplaudían por su designación, ella dejo varias manos en el aire, a nadie dio la mano, a nadie se digno a mirar y se hizo un hueco a su alrededor…

 

Con el deseo de hablarle, di algunos pasos en su dirección, sentí que tropezaba, alguien me había puesto el pie y trasquibille, al levantar la vista vi que la peliazul viste un vestido negro con un corse violeta, su cabeza baja, su barbilla tocando el pecho, frente a ella una tumba de mármol negro con un ángel con los brazos abiertos como aguardando para dar un abrazo…todos con los rostros llorosos, menos ella, su rostro juvenil se ve muy triste pero ninguna lagrima hay en sus bellos ojos.

 

Deseo con fervor acudir a reconfortarla, pero ella alza la mirada hacia alguien más, camina hasta un oscuro thestral, recarga su cabeza a la de la criatura mágica, las miradas de los demás muestran su extrañeza, entonces pienso que solo ella lo ve, por eso no entienden su conducta, de sus labios se escucha el nombre que le otorga a su inseparable amigo: “Sombra”.

 

Miro fijo los ojos blancos del thestral y distingo aquel cariño entre nosotros…de repente siento un mareo, me llevo la mano a la cabeza, pestañeo y el sitio ha vuelto a cambiar, es de nuevo aquel salón de cuatro largas mesas de antes, solo que hay grupos de chicos que están haciendo tareas, escribiendo en pergaminos, leyendo y platicando en voz baja. Escucho hablar a varios de ellos, mencionan que Dany es temible, una muy mala persona, los comentarios son parecidos, tienen una opinión negativa hacia la bruja peliazul… Ella se encuentra en un extremo de una de las mesas, está sola, rodeada de libros, me acerco a ella, está muy concentrada, veo que la mayoría de los volúmenes son sobre encantamientos, también puedo ver su pulcra letra, sin levantar la vista me aconseja: ¡Vete! No necesito de nadie.

 

Me alejo de ella pero no mucho, parece que a ella solo le interesa lo que puede aprender, lo cual me deja pensativo. Hay un nuevo cambio, aquel hombre de rasgos tan severos está hablando con ella, le exige que cumpla con su parte, que aquel es el modo de seguir los pasos del feniciano sin levantar sospechas, ella dice no quererlo y el mago sonríe satisfecho – No esperaba otra cosa de tu parte, muy bien.—ella echa una fugaz mirada a su uniforme del colegio, al parecer no hace mucho termino sus estudios...a cumplido la mayoría de edad según la sociedad mágica.

 

Ahora el lugar se me hace familiar, aunque no creo recordar porque, pero es la tercera vez que la veo sonreír. El corazón me da un vuelco al oírla llamar a aquel niño con ese sobrenombre: *******

Lo besa en la frente y lo recuesta en una camita con cobertor blanco, coloca el encaje como una sutil cortina y se gira, nuestros ojos se cruzan y su sonrisa amplia me envuelve con gran cariño…mis labios no logran formular palabra, ella me rodea con sus brazos… su voz suena desconocida para mis oídos que hace muchos años le escucharon por última vez, pero lo que dice es solo para mi:

 

--Quise estar contigo toda mi vida, quise cuidarte, en principio no sabía lo importante que serías para mi, no creo que tengas una idea de cuánto te quiero, tu piensas que me necesitas, lo que no sabes es que yo a ti te necesito más…cuenta conmigo, siempre te voy apoyar, eres mi peque, no tienes idea de lo mucho que me encariñe contigo en este corto tiempo, quisiera que no terminará para hacerte sonreír mil veces más.

¡Eres un niño increíble! Y tú puedes lograr todo aquello que te propongas, nunca lo dudes, nunca dudes de ti mismo. A veces hace falta el empujoncito de alguien para lograr ver de todo lo que somos capaces, pues yo quiero ser tu empujoncito :3

Te veo en las estrellas…

 

Era extraño tener plena conciencia de que era un sueño, aunque sus palabras, aquel abrazo y el tierno beso que deposito en mi mejilla, eran solo para mi-- Mami-- dije embargado por esa feliz emoción, ella me revolvió el cabello...ahora sé porque esa caricia siempre remueve en mi interior esa gran dicha...desperté de pronto pero aún podía verla y me incorporé con ansias de seguir hablando solo que su rostro sonriente movió los labios diciéndome un último mensaje "eres como una semilla sembrada en la adversidad, hay una fuerza en ti que hará que logres surgir, no lo dudes" su semblante sonriente se fue esfumando, como cuando se trata de un espejismo.

 

Camine pensando en aquel sueño, tratando de fijar en mi memoria cada detalle, "Sombra" se acercó a mi y dio un par de cabezadas, era su modo de darme su despedida, le acaricie la frente dandole las gracias por vigilar mientras dormía, era este el mejor de los sueños, ahora poseo el recuerdo de Dany y de Adriano, breves ambos recuerdos pero muy valiosos para mi. Con renovado animo me encamine de nuevo a aquella mansión, la mansión Riddle.

[Sagitas E. Potter Blue]

Reunión previa al gran acontecimiento, en la Mansión Snape:

No puedo decir que aquel manuscrito de Xell me pillara de sorpresa. Aunque el pergamino era bastante dramático, he de confesar que algo de lo que decía me convencía que era cierto que deberíamos vernos. Vamos, que una decisión mía matara a Xell también pues... Negué varias veces con la cabeza para alejar todo aquel amasijo de pensamientos negativos que discurrían por mi cabezota. Sabía, por desgracia, a lo que se refería, pero en ningún momento implicaba que Xell venía conmigo. Entonces... ¿Por qué ella estaba tan convencida de lo contrario? Y lo que más me preocupaba, ¿cómo se había enterado ella?

Todas estas preguntas sólo tenían una forma de ser contestadas: acudir a la cita y escucharla. Que hubiera elegido la mansión Snape, de mi mana Haya, no implicaba nada positivo. Sabía que Haya podría intentar impedirlo en cualquier lugar, en cualquiera de las mansiones de la Familia. Sin embargo, elegir la Snape, aquel antiguo mortífago con el que Hayame había mantenido ciertas relaciones, con aquellos cuadros tan relacionados con el Señor Oscuro y todas aquellas mazmorras destinadas, presumiblemente, a laboratorio de pociones, me parecía demasiado indicativo de que ella sabía lo que iba a aceptar.

-- ¿Cómo demonios se entera esta mujer de estas cosas? Si es una mosquita muerta...

Sí, bueno, es que estaba algo enojada porque se hubiera enterado antes de que yo lo informara a la familia. Así que me vestí cómoda y me tomé una poción de la Santa Paciencia para soportar todo lo que tuviera que decirme Xell y me presenté en la mansión de mi hermana. Aún antes de aporrear la puerta, el elfo ZCésar la abrió y tiró de mí hacia el interior. Después miró hacia los lados antes de cerrarla a mis espaldas.

-- ¿Le han seguido? La Ama Hayame dijo que vendría hoy a la casa. Aún es temprano y duerme.

Enarqué la ceja derecha en señal de enfado.

-- Pero si son las seis de la tarde. Anda, golpea en la tapa de su ataúd y que se levante de una vez.

Sí, un poco mordaz pero es que hoy no estaba siendo un buen día y la noche no auguraba que iría mejor, por la cita que nos había dado Xell con tantas prisas.

[Xell Vladimir Potter Black]

Reunión previa al gran acontecimiento, en la Mansión Snape:

A pesar de haber sido yo quien había convocado la reunión, llegué tarde. Me había en comprar dulces de miel, muy empalagosos, para la meriendo. Eran los que más le gustaban a la tía Sagitas y, si conseguía ponerla feliz, tal vez tuviera alguna oportunidad de convencerla para que no lo hiciera. Yo la seguiría, de todas maneras. Lo había visto. Mis Visiones eran acertadas. No siempre las tenía, no venían a mí a menudo, pero siempre se cumplían. A pesar de ello, esperaba convencerla para que se echar atrás en su decisión. No debía hacerlo. Sabía que era peligroso, en realidad había visto que las dos íbamos a morir allá.

 

Y el hecho que estuviera presente la tía Hayame en todo aquel sin sentido, me llevó a pedirles la reunión en su casa. ¿Accedería a ayudarme o la apoyaría a ella? No lo había visto en mi Visión.sólo su presencia a nuestro lado.

 

Toqué el timbre, me disculpé en cuanto el elfo Czésar nos abrió la puerta. Tiró de mí, cerró la puerta con tanto ímpetu que lo vi todo oscuro hasta que mis ojos se acostumbraron a la poca luz del pasillo.

 

- ¿Ha llegado la tía Sagitas?

 

- Sí, - dijo el elfo. - Enseguida despertaré a la Ama Hayame. Estaba echándo una cabezadita mientras llegaban. Pase, pase. Me encargo de esos pasteles en la cocina.

 

Pasé con cuidado. La tía Sagitas estaba de pie y con cara de enfadada. ¡Vaya! Necesitaría engañarla con muchos pasteles para que se animara.

[Cissy Macnair]

Reunión previa al acontecimiento, Mansión Riddle

 

 

El lugar era un completo desastre y no porque estuviera desordenado, sino porque la mansión nunca había vuelto a ser reconstruída luego de que se viniera abajo. Claramente eso era una ventaja para ocultar que los Mortífagos ahora se reunían en un sótano esplendoroso debajo, pero se veía bastante desaliñado con el acontecimiento que pronto tendría lugar en los descuidados jardines. Luego de hablar con Shelle y Ariadna, había llegado a la conclusión de que mi boda sería allí, pero no porque precisamente me gustara el espacio abierto -que bien para eso podía usar mi propia mansión o la Ragnarok-, no, el tema estaba en que querían que fuera algo memorable y, por supuesto, nada más memorable que invitar a todos los Mortífagos.

 

-Hades no está nada de acuerdo con esa idea- me recordé en voz alta, mientras admiraba el horrendo paisaje de pastos crecidos y quemados por el sol que tenía delante de mí.

 

Había muchísimo parque, pero había que volver a darle ese esplendor que había tenido alguna vez. Mecí a Kore, a quien sostenía en mis brazos. Ya era una regordeta bebé de seis meses, inquieta, a la que le gustaba gatear. Pero ni de loca la dejaba meterse en esos horribles pastizales. Otro suspiro salió de mis labios y me di la vuelta.

 

-Jill- llamé.

 

Mi elfina apareció con un "plop" poco sonoro e hizo una reverencia totalmente innecesaria. Al contrario que otros magos, yo la había liberado hacía poco tiempo, pero ella no quería irse de mi lado luego de tantos años de servicio.

 

-Diga, señorita Cissy- casi se atragantó llamándome así, luego de prohibirle usar la palabra "ama".

 

-¿Sabes dónde está mi dulce hija Ariadna? Se suponía que nos íbamos a ver aquí hace media hora, pero no ha enviado ni un memo- Kore rió al ver volar una mariposa cerca.

 

-Creo que estaba en la mansión... Iré a ver...

 

-Gracias- sonreí, aunque de forma forzada.

 

Todavía Ariadna no había conocido a Kore de forma oficial y aunque sabía que me iba a casar con Hades, tampoco lo conocía muy bien a él, después de todo mi hija había estado lejos un tiempo considerable y nuestras vidas habían cambiado desde entonces.

 

@ @ @@Hades Ragnarok