misión Portales de pergamino y tinta

[Darla G Dumbledore]

La Potter Black giró la cabeza y miró al mago con expresión vacía. ¿Había dicho tía? Volvió su mirada hacia Sagitas que aún abrazaba aquel libro. Sabía que su tía tenía muchos parientes y le aparecían sobrinos hasta de las rocas, debía ser algo natural teniendo tantas familias y siendo ella la hija de la Dama del Lago, sacerdotisa. Además de la Potter Blue tenía aún más raíces que ella en las diferentes familias que habían poblado Ottery.

 

Las palabras del mago hacia ella la sacaron de balance, era una forma gentil de expresarlo ¿quién demonios se creía para hablarle así? Se contuvo de pensar en una proyección mágica, pero el deseo de estamparlo contra la pared de cristal detrás de él hizo que su sombra, umbra, susurrara en sus oídos que se mantuviera alejado de ella o le costaría caro el provocarla. El ir y venir de su sombra hacía que la vampiresa sintiera una mezcla extraña de sensaciones a la cual se iba acostumbrando lentamente.

 

A sus voces los magos y brujas de la Orden hablaban, exponían sus ideas sobre los libros y el conocimiento y lo que era un maestro. Obviamente los antiguos, los que habían tenido el conocimiento pleno en otras épocas tenían la capacidad de transmitir, como maestros, sus conocimientos. Ellos eran todos “alumnos”, “discípulos” algunos más neófitos que otros, que estaban aprendiendo o recordando lo que alguna vez supieron. Darla observó el libro en los brazos de Sagitas.

 

—¿Es Excalibur? —susurró viendo brillar en su tapa el labrado de la espada ancestral, su abuela la había tenido, la Dama del Lago, Darla inclinó la cabeza y sin pensarlo extendió el brazo, no utilizaría un accio, no quería que su amiga le lanzara un hechizo del cual no supiera defenderse, jamás había prestado atención a los hechizos sacerdotales ni siquiera al enfrentarse a Dalixan. Aquel recuerdo la estremeció y se vió navegando Saeta Carmesí y un pensamiento que en aquella ocasión le había venido a la mente ” Si Oscurus ni Paladines no alcanzaban para vencer a Dalixan, las Sacerdotisas quizás si pudieran lograr algo más. Obviamente deberían luchar todos unidos… todos los clanes… toda la Orden de ser posible.”

 

Era verdad, siempre sería así, lanzó un bufido por lo bajo, al notar que los ojos desde los que veía el recuerdo eran como esmeraldas, Darla había matado a dos de sus amigos y su alma se había quebrado dando espacio a Scarlet para que ocupara su cuerpo. Jamás le había dicho a la bruja que le había pedido matarla que ese sería el precio a pagar. Respiró profundo. Basta de pasado, bufó para sí misma. En realidad no sabía si quería olvidar el pasado o quería olvidar ese preciso momento dirigiéndose a las puertas del infierno, ese instante previo que había hecho regresar a Scarlet.

 

Se giró, olvidando el libro de los Sacerdotes que abrazaba Sagitas, a su sobrino impertinente y buscó refugio cerca de una desconocida, era una sacerdotisa también por lo que había entendido. Y ella estaba preguntando qué hacían.

 

—Podrían intentar purificar el lugar, con las energías combinadas, quizás sea solo la última prueba, ya tenemos los libros, ya tenemos las bitácoras, solo debemos juntos comenzar a estudiarlas luego de que las purifiquen o que las energías oscuras sean controladas, encerradas de nuevo en sus contenedores originales —a decir verdad no estaba segura de lo que estaba diciendo y el punzar en sus sienes, que iba creciendo lentamente, le recordaba que aquello era una locura total. ¿Por qué había vuelto allí? ¿Volver a dónde si nunca había estado allí? ¿O sí? ¿Era la misma biblioteca que ella conociera siglos atrás?

[Sagitas E. Potter Blue]

Reseguí con la mirada el poder que residía en todos y cada uno de aquellos libros, aún resguardando aquel que había osado tocar Dick, contra el pecho. La voz de la fémina que se acercó me disgustó porque se atrevía a llamarme por mi nombre y decir que eran para todos.

 

Gruñí un "No para vosotros, ilusos" que no sé si se llegó a oír. Tal vez nadie lo notara pero yo sí, el ruido del agua golpeando aquella cúpula. Me distrajo la insistencia de aquel muchacho en llamarme "tía"

 

-- Estoy perfectamente. Y estaré mejor cuando todos desaparezcáis de aquí, cuando os hayáis ido por donde habéis venido.

 

Mis palabras fueron acompañadas por otro batir del agua contra el techo, esta vez algo más audible. ¿Se pararían a mirar que varios hipocampos golpeaban el cristal ¿irrompible? con la cola? ¿O que varios tiburones se lanzaba con su cabeza para agrietarla? Sonreí.

 

-- Los libros no os pertenecen. A nadie. Sólo a mí, que los he guardado durante siglos...

 

Parpadeé levemente al sentir nuevos golpes contra la cúpula. Los animales acuáticos se agolpaban ahora en aquel espacio de tal manera que no era visible apenas el agua que nos rodeaba. Parecían estar siendo dominados de alguna manera por un poner que les subyugaba hacia nosotros, embistiendo con fuerza una y otra vez. Me sorprendí moviendo la varita hacia arriba, girándola y murmurando hechizos que nunca debían salir de mi boca y, sin algún día los había conocido, aún no eran de mi conocimiento en este nuevo estadio. Pasé la mirada de mi varita hacia la cúpula y de nuevo a la varita.

 

Y lo supe.

 

Durante la primera experiencia con la Diosa, al entrar en Avalon, tuve que luchar contra mi propio yo escondido que me animaba a dejar de lado aquella sabiduría del clan. Aquella Sagitas que se alejaba de toda nuestra doctrina. Y conseguí doblegarla.

 

Ahora, sin embargo, era un ser mucho más fuerte y exterior el que lo conseguía conmigo. ¿Por qué yo? A saber... La alegría de ver a Antara y el suponer, tan inadecuadamente, que lo habíamos conseguido, había hecho bajar la guardia y... Allá había algún tipo de energía corrupta que quería usarme para bloquear el accesoa a todos al Palacio de la Memoria y a sus secretos. ¿Por qué yo... con tantos miembros de la Orden que estaban presentes?

 

Un nuevo golpe hizo temblar el cristal y minúsculas gotas de agua se filtraron, cayendo sobre nosotros. Apreté con fuerza la varita, para evitar su uso contra nadie y busqué el apoyo visual de mis Hermanos.

 

-- Lilian... Dick... Por favor... -- ¿Cómo se llamaban los otros...? ¿Luna...? ¿Emily...? Volvía a perder el control que había arrebatado por unos segundos de mi interlocutor. -- Purificación...

 

No pude continuar con mi petición de ayuda. Mi ojos volvieron a ser fríos y mi pose, prepotente ante los intentos de aquellos...

 

-- Niñatos ingreidos... ¡¡Fuera!!

[Ellie Moody]

Algunos años atrás, algunos de los integrantes de la Orden de la Mano de Plata,

la Orden de Avalon y la Orden Oscura decidieron crear un lugar seguro donde guardar sus bitácoras...

Un paladín, un sacerdote y un oscuro encontraron un bosque alejado de comunidades mágicas y muggles,

un bosque donde jamás el hombre dejó su huella, y allí construyeron el Palacio de la Memoria.

 

Pero su obra no fue bien recibida por todos.

 

Hubo un mago, alguien a quien llamaron aliado y hermano, que se reveló contra lo que habían hecho. Para este mago estos conocimientos y memorias debían ser tratados con extremo recelo y secretismo, incluso para sus propios aliados. Este mago durante muchos años fue uno de los más devotos y leales a la buena causa, pero comenzó a obsesionarse hasta el punto de negar la magia a sus aliados. Aseguraba que debía existir un Maestro por cada especialización de la magia, el único capaz de transmitir sus saberes y misterios. Sus compañeros tuvieron que ir en su contra para defender la magia que le pertenecía a la Orden y él, simplemente, desapareció de sus vidas.

 

Pero, por supuesto, aquello no fue lo único que pasó. Este mago, llamándose a sí mismo Maestro se alió con dos compañeros a quiénes otorgó el mismo título y juntos se infiltraron en el Palacio de la Memoria, preparados para saquear todo lo que allí se guardaba. Sin embargo, lo único que consiguieron fue un trágico fin, provocado por la maldición del olvido. Desaparecieron y, con el tiempo, fueron olvidados. El único lugar donde quedó registro de su existencia es, irónicamente, en algún lugar del Palacio... Sin embargo, algo del mago que provocó aquella tragedia permaneció allí: parte de su esencia, noble y leal un tiempo, pero finalmente corrompida por su obsesión por adueñarse de la magia. Con el tiempo ésta se infiltró en las páginas de los libros, en las paredes, en el fuego mágico y llegó al lago y al bosque, transformando aquel santuario en una trampa mortal.

 

Es su esencia la que afecta a los miembros de la Orden del Fénix, haciendo que algunos de ellos se vuelvan contra sus propios compañeros que buscan indagar en las bitácoras, provocando que otros se pierdan en las nieblas del pasado para distraerlos del ahora. Su esencia es la que intenta empujarlos a abandonar aquella misión y darse por vencidos; a dejarlo solo, con sus conocimientos y su magia. Aunque todo parece volverse en contra del grupo, todavía hay una forma de salir triunfantes de aquella aventura.

 

La Bitácora de los Maestros, el único lazo de aquella terrible esencia con el mundo real.

 

 

OFF: Recuerden que la misión estará abierta hasta final de mes. Deben tener en cuenta el Funcionamiento de las Misiones de Clanes (acerca de los criterios para superar una misión y por lo tanto aprobar el conocimiento). Además, recuerden tener en cuenta qué poderes rolísticos pueden usar según los conocimientos que posean o estén cursando, los cuales están explayados en las Especializaciones Mágicas de la Orden del Fénix.

 

Editado 21 de Abril del 2020 por Ellie Moody

[Juliens]

Por un momento siente algo extraño. No en él, sino más bien en algunos de sus compañeros. Le cuesta un poco comprender lo que está pasando. Su mente se aclara de apoco conforme. Y aún así, con el dolor lejos de su cuerpo, le cuesta entender que algunos están siendo víctimas del pasado. No entiende del todo porque él se libra, aunque tiene una teoría. El presente le duele más que los años que a vivió, el presente es quién más daño le hace. El tiempo que fue lo recuerda con nostalgia, como una experiencia de la que aprendió.

 

Y aunque el presente le duele también lo disfruta. De alguna forma extraña es feliz y vive con el dolor de la guerra. Aquel sitio es especial, lo siente. Tiene en su interior la esencia del Templo Paladín, pero también hay otras dos energías que reconoce. En realidad tres, pero esa tercera energía es extraña y le cuesta comprenderla, parece incluso imposible. Activa el poder paladín llamado Divine Intelect.

 

Cierra los ojos y respira profundamente tres veces. Luego tres veces más. Ahora es mucho más sencillo unir los puntos que antes se veían separados, formar una sola idea con pensamientos que en apariencia no tenían ninguna relación. Cuando abre los ojos no dice nada a nadie, simplemente camina siguiendo su intuición (o más bien lo que dedujo) y toma un libro. Aquel libro es distinto que el anterior de una forma que no es capaz de entender incluso con la magia paladín acelerando su cerebro. Cuando lo toma siente un escalofrío y al abrirlo es como si todo lo que sabe dejara de tener sentido.

 

Una niebla espesa se arremolina por toda la estancia y enseguida desaparece. En poco menos de un minuto varias imágenes pasan a toda velocidad, parando el tiempo justo para mostrar la historia del lugar. También se pueden escuchar algunas palabras, pero la mayoría son imágenes que relatan en detalle el como con el pasar de los años esos 3 magos corrompieron el templo.

[Kiyotaka Ayanokouji]

Dick se encontraba visiblemente preocupado... no sabía con exactitud que estaba sucediendo... su tía estaba bastante cambiada, gruñia y se alejaba de todos... haciendo uso de su "​Lectura de aura" de hace un momento podia ver claramente como algo estaba empezando a corromper el aura de su ser... aquella brillante luz verde comenzaba a tornarse obscura... y nuevamente escucho aquel susurro... cada vez mas largo... le pedía que los llamara... pero llamar aquien... a que... porque?... que estaba sucediendo?... porque estaba sucediendo?... no tenia claro lo que estaba sucediendo en su cabeza... era como si los espíritus le hablaran... acaso querían algo de el?... pero en eso una serie de golpes ... le sacaron de su trance...

 

--Oh por dios... los hipocampos quieren hundir este sitio!!...

 

Dicho eso señalo hacia la cúpula que estaba siendo azotada por varios de esos animales... a simple vista no se veian debido a la oscuridad que traía consigo el agua... no se hacían presentes hasta que chocaran contra el cristal... por lo que mirando a todos los presente esperaba que decidieran que hacer, por lo que mirando a su tía la cual se tocaba su cabeza, comenzaba a nombrarlo y a sus demás hermanas sacerdotes... terminando con una sola palabra... Purificación... y sin dudarlo mas el mago se giro hacia sus hermanas

 

--Lilian... Griffindor... Emily cierto?... por favor... necesito de su ayuda... necesito la ayuda de todos... a mi... no me queda suficiente fuerza para la purificación... por lo que una de ustedes deberá de hacerla... confió en ustedes... solo... tienen que concentrarse...--

 

Fue entonces que sonriendoles, se giro hacia su tía y arrebatandole el libro de un manotazo, inmediatamente la sujeto con fuerza con sus brazos... no sabía que esperar, sabía que iba a ver daño y mucho peligro... pero estaba dispuesto a soportarlo... quería que lo usaran ahi mismo... todo con tal de ayudar a su familia... por lo que sonriendo le susurro a su tía algo que fue inaudible para todos los presentes... algo que hiciera que se aferrara a ello... le recordó su bebe... su familia que la esperaba en la Potter Black... y ahi fue cuando mirando hacia el estante que había detras de ellos miro aquella sombra...

 

--RAPIDO!!!...--

 

El mago no sabía cuanto tiempo soportaria lo que fuese que su tía estaría haciendo... pero mas sorprendido quedo cuando comenzo a ver aquella sombra... le causaba cierta desconfianza... y ahi fue cuando escucho otro susurro "Peligro..." luego la voz de una mujer... "maestro..." el cual comenzó a caminar entre los estantes hasta desaparecer... algo en Dick estaba comenzando a despertar... casi podía jurar que podia llamar a los espiritus...

[Sophie Elizabeth Granger]

La rubia miro a Madeleine y de pronto las voces que aun escuchaba hacia unos momentos salieron de su cabeza. Después de todo no podías atacar a un oscuro con oscuridad pues si este sabia como usarla, solo lo fortalecerías y eso estaba haciendo en su percepción la biblioteca, fortaleciendo a su clan. No con intención desde luego pero eso era lo que había y tal vez eso seria lo que salvaría a todos al final.

 

- Memorias, eso es exactamente, la biblioteca esta usando nuestra mente en nuestra contra, nos muestra fragmentos de nuestra vida o nos hace escuchar las voces de nuestra gente, pero solo de aquella sobre la que sentimos alguna culpa, algún asunto pendiente, escuche la voz de nuestro viejo comandante, Madeleine, escuche a Zarco, escuche a Sally y ...a alguien mas, pero ellos no pueden estar aquí, la energía corrupta se defiende jugando con nuestro psique - dijo ya totalmente sueña de si misma

 

Camino hacia donde estaba el libro que Vera había encontrado y se dio cuenta que era el libro de la Orden Oscura, por lo que al parecer solo los sacerdotes habían tomado su libro a la primera, lo cual se le hizo un poco extraño porque los otros dos clanes no habían sido capaces de encontrar el propio. Tal vez por ello actuaban raro, como si vieran cosas que los demás no y hablaban de maestros y animales que querían romper la cúpula.

 

La ex auror miro hacia arriba pero no vio nada, ningún hipogrifo golpeando ni nada de lo que sus compañeros decía, y supuso que la presencia oscura estaba jugando con ellos de diferente manera que con ella. Comenzaba a ver las cosas con mas claridad que hacia un momento, al menos la razón de porque los ataques eran mas notorios en los demás pero a su clan apenas los afectaba un poco. Estaba consciente también de que la fortaleza de cada mago era diferente, algunos eran mas fuertes que otros y eso los hacia mas resistentes y otros eran mas débiles y aquello los hacia mas vulnerables y hasta manejables. También estaba segura que puesto que su clan tomaba energías como la que los atacaba en eso momento y las manejaba a su favor los hacia mas inmunes a lo que sea que estaba ahi protegiendo el conocimiento que ellos necesitaban.

 

- yo no se nada sobre purificación, lo segundo creo que podemos hacerlo nosotros - dijo refiriéndose a los miembros de la orden oscura - supongo que tocara alejar a la oscuridad de la luz para que esta pueda purificar el palacio. Levanta la mano para tocar al chico que grita también que hay animales queriendo romper el techo pues esta segura que esta siendo afectado por la energía corrupta, pero al final Hobb la distrae, acaba de tomar un libro y parece entrar en trance y el joven le quita un libro a una de las sacerdotisas y lo tira lejos de ella.

 

Contempla la escena y no esta muy segura si debería usar el control corporal o el umbra contra sus compañeros o simplemente esperar un poco a ver si reaccionan. Al final comienza a entender que estos no podrán hacerlo solos, necesitan que alguien los libere de la oscuridad y al final se decide

 

- Darla, Madeleine, si los desmayamos, la energía los liberara, creo que solo puede actuar sobre los estamos conscientes y vulnerables a sus ataques. - La Granger se concentra sobre el mago usando control corporal, hace que la presión de este comience a bajar lo suficiente para que sufra un leve desmato y espera que sus compañeras hagan lo propio sobre las otras dos brujas, la única que parece no estar bajo el influjo es la joven Gryffindor, Luna, pero esta casi segura que es por su vampirismo. Si logra liberar a los sacerdotes estos podrán hacer la purificación.

[Lillian Potter Evans]

Dolor, melancolía, ansiedad.... Un golpe de emociones que le hicieron tambalearse y sostenerse de una repisa cercana. Escuchaba las voces de sus compañeros a su alrededor, pero para ella esas palabras no tenían el menor sentido o coherencia porque su dividida mente trataba de buscar a ese que le había hecho daño y al mismo tiempo, sentía la necesidad imperiosa de ayudar a su tía pues veía algo oscuro a su alrededor, como si la esencia de su aura hubiese cambiado de la nada ...

 

<... basta .... ¡BASTA!> aquella batalla de voluntades estaba siendo por demás extenuante y cualquiera que la viese desde fuera podría pensar que había perdido la razón, no obstante, guardo a Evenstar en el interior de la manga de su túnica y dejó que sus sentimientos tomaran el control justo después de apartarse hacía un rincón de aquel abovedado lugar.

 

Escenas del pasado invadieron sus ojos al cerrarlos mientras su respiración antes acompasada se volvía pesada e irregular. Con presteza posó su mano sobre el relicario de lapislázuli en su cuello aferrándose como un salvavidas.

 

- No es cierto, ya te he perdonado - murmuró tratando de mantenerse fuerte a esa aseveración pues era verdad. Recordaba perfectamente como junto a Max se había acercado a la cabaña entre los terrenos de los Batería y la Marauder, aquel lugar que una ocasión había servido de refugio para una querida prima, y ahí, justo al lado del camino de piedra que llevaba al lago, ambos habían construido una pequeña lápida de piedra en honor a él.

 

Rememoró como de rodillas y con las mejillas bañadas en lágrimas le había perdonado por dejarla e incluso le había agradecido por su hijo.

 

Y aún con los ojos cerrados y aquella frialdad que quería envolverla se concentró fuertemente, orando a la diosa y a su vez, dejando salir la magia por cada uno de sus poros.

 

Poco a poco la sensación de rabia que le carcomía fue desapareciendo, dejándola desgastada y alerta, dando un respingo al escuchar la apremiante voz de Dick. Sin reparar en los libros de los estantes a su alrededor dirigió su andar hacia su compañero, sorprendiendose al verlo sostener de una manera poco amable a su tía quien con voz fuera de si, los vilipendiaba.

 

Sin embargo, por el rabillo del ojo se percató como otra de las chicas, del clan de los oscuros para se exactos, comienzaba a ejercer su magia sobre Dick haciendo que el agarre sobre la matriarca Potter Black fuese cada vez más nimio por lo que dejando de lado el ataque de las criaturas marinas contra la cúpula del lugar, la Evans se lanzó sobre la pelivioleta, envolviendola en un abrazo, su propio círculo protector ...

 

- Disculpame - musitó antes de comenzar a recitar una oración ancestral protectora mientras parte de su magia les envolvía con un halo de luz. No estaba del todo segura que aquello funcionará, tomando en cuenta el poder que poseía la persona afectada, sin embargo, esperaba que sus compañeras de clan encontrasen el libro que les correspondía para así dar por terminado todo aquello.

Editado 22 de Abril del 2020 por Lillian Potter Evans

[Valky]

Kaori M.

 

Kaori se sorprendió en cuanto finalmente, junto al resto de los oscuros, ingresó a aquel extraño lugar lleno de recuerdos, lleno de historias y lleno del pasado. Recordó entonces algunas historias que leyó en los libros de la Orden del Fénix en la biblioteca de la antigua casa de Harry Potter en el Valle del Godric. Por un momento se asustó al pensar que los recuerdos también la afectarían, aunque ahora que lo pensaba, esos libros bien podrían haber sido bitácoras de las diferentes misiones o desafíos que los miembros de los antiguos clanes tuvieron que atravesar.


Ingresar por el portal de los oscuros no fue nada sencillo y ella aún tenía en la mente todo lo que sus compañeros tuvieron que hacer para que las tres plataformas se mantuviesen en armonía. Ella ayudó como pudo, que no fue gran cosa pues llegó tarde por ir a buscar la poción, pero bueno finalmente se había unido al grupo. Aunque pensó que podría estar tranquila luego de usar las sombras para entregar la poción, mientras luchaban contra la magia que les permitiría activar el portal no dejaba de pensar en si su sobra sería capaz de encontrar a Graves y entregarle lo único que le podía mantener con vida.


Aunque no lo demostró ni con sus acciones ni con la expresión de su rostro, Kaori sintió alivió en cuanto finalmente vio la figura de Hobbamock emerger por el portal de los Paladines. Y fue precisamente el mago quién usando la magia de su clan hizo que los recuerdos de un libro lleno de corrupción fuesen liberados para el entendimiento de todos. Quizá cuando volvieran al cuartel y estuviera todo en calma, le comentaría su reciente descubrimiento.


Apartó la mirada del mago y centró su concentración en lo que estaba sucediendo dentro de la plataforma de los Oscuros. Al principio parecían imágenes sueltas, pero conforme iban apareciendo llenaban de entendimiento su mente. Era capaz, incluso, de escuchar lo que en el pasado había sido dicho. Escuchó la sugerencia de la vampiresa y quizá tenía razón, podrían intentar y ver que sucedía.

[Darla G Dumbledore]

Las palabras de Sagitas y de Dick la asombran y preocupan a la vez, observa los cristales, si ve los peces, si ve cada criatura que habita en aquel lago, pero aunque la esfera de cristal no se rompa sí puede sentir la oscuridad que rodea aquel lugar hacia el cual Sagitas y el mago miran. Puede sentir el sonido de la ruptura pero no la ve, nota como se preocupan del agua que comienza a filtrarse y sin embargo. Cierra los ojos y se concentra, como vampiro puede sentir esencias y poco a poco fue permitiéndose alejar todo, escuchando las voces a su alrededor, los sonidos, concentrándose en estar una vez más allí presente.

 

Abrió los ojos, las palabras y recuerdos que llenaban su mente no eran propios, ni de Scarlet, eran del lugar. Mal que le pesara era obvio que lo que fuera que les hacía daño tenía que ver con los libros. No podía creer que lo más preciado, una de las fuentes de conocimiento que podían tener estuviera siendo utilizada en contra de ellos. Cobraba sentido que el mago tirara lejos de Sagitas el libro, el conocimiento es poder y todos lo desean. La vampiro cerró su mente con más fuerza, no sabía si la oclumancia surtía o no efecto contra entes demoníacos, recuerdos ¿o eran fantasmas? Lo que fueren, no podía dejar que usaran su pasado en su contra. Solo cosas buenas, su amor, su hogar, su local, la familia que conformaban.

 

Al escuchar las palabras de Zahil asintió en silencio pero antes de que pudiera hacer algo ya otra bruja abrazaba a Sagitas, Darla notó la fuerza protectora de la misma, pero no sabía si sería suficiente para controlar a la pelivioleta. No sabía si sería suficiente ni si la protección la dejaría hacer su propia parte. La pelirroja se concentró mientras pensaba Control Corporal, podía sentir la corriente sanguínea y el latir de las venas de Sagitas, era tan simple ir de a poco domando aquel torrente, haciendo que fuera más lento, la presión iba bajando, necesitaba que Lilian la dejara pasar para ayudarla a contener a Sagitas, el mareo que le iría provocando y quizás llegaría al punto del desmayo pero en brazos de su otra sobrina no caería ni se golpearía.

 

—¿Y ahora qué? Si necesitamos que los sacerdotes purifiquen el lugar, los necesitamos bien —dijo con tono ansioso, ya tenían los libros, las bitácoras quizás también podía ser purificada y si lograban recuperar a sus compañeros a tiempo podían salvar todo el lugar. En verdad lamentaba solo poder ir rápido o multiplicarse para ayudar, pero además de calmar la presión de Sagitas para poder recuperarla, hasta que no lograra avanzar en sus conocimientos, no podía hacer mucho más para ayudar sin recurrir a los poderes aprendidos de los uzzas y arcanos.

[Valky]

Kaori M.

 

Por un momento Kaori pensó que todo estaba bien, que el hecho de ser nueva en clan no le afectaría, pero pronto esa percepción esta por cambiar. Empezó a sentir como algo extraño se estaba apoderando de ella, era una energía que nunca antes había sentido. Trato de ser fuerte y apartarla, pero cada intento le fue imposible, su mente se empezaba a nublar pues esa presencia poco a poco se iba haciendo más fuerte.

 

La conciencia de Kaori quedó relegada y ahora era algo más la controlaba y controlaba sus acciones. «Ilusionismo» murmuraron los labios de la bruja aun en contra de su voluntad, el objetivo del hechizo era una de sus compañeras de la Orden Oscura, Emily. El efecto le haría creer que el mago rubio que estaba junto a ella, Goderic, era su peor enemigo y trataría de atacarlo.

 

—Jamás obtendrán las bitácoras... no lo permitiré—Dijo una voz que no era la suya, en un tono desafiante.

 

Dentro de su cabeza Kaori intentaba retomar el control de sus acciones, pero se empezaba a sentir como una marioneta por lo que sea que los estuviera afectando. La única solución que podía encontrar era que sus compañeros se dieran cuenta de que en realidad no era ella quien deseaba hacerles daño, sino algo más, algo que se estaba defendiendo de ellos, tratando de alejarlos de ese lugar, de hacerles desistir de su misión.