Jump to content

Portales de pergamino y tinta


Ellie Moody
 Compartir

Publicaciones recomendadas

«Gracias»

Piensa agradeciendo a la bruja que ayudó a liberar del transe a Kaori, sin embargo no lo alcanza a decir debido a su debilidad producida por los poderes que Emily había lanzado sobre él. Desde su monedero saca una poción Herbovitalizante e inmediatamente la bebe para recuperar sus fuerzas, la necesitaba para poder nuevamente separar su sombra de su ser, esperaba que aquel ente producto de utilizar Umbra pudiese ser más perceptivo al ataque de algún ente incorpóreo. Necesitaba más ojos y oídos para poder defenderse en caso de que el libro decidiese contraatacar mientras Kaori y Madeleine destruyen aquél libro.

Sabe que ambas brujas debían concentrarse para lograr destruir aquella bitácora, la cual no podía evitar recordar el libro de Riddle, aquél objeto que podía mostrar memorias y poseer cuerpos al tratarse de un horrocrux ¿será la bitácora un objeto que guarda el alma luego de separarla por asesinar a alguien o simplemente será una coincidencia? Nunca, ni siquiera en sus misiones, había encontrado un horrocrux y es que no era una magia simple de hacer ni una con la que cualquiera quisiera jugar por lo que, al menos por un momento, tiene el deseo de acercarse y estudiar la bitácora aunque desecha la idea en el instante en el que cruza por su mente.

Mismo pensamiento había surgido cuando aparece la espada Excalibur no necesitaba haberla visto antes para reconocerla. Hubiese deseado tenerla más tiempo en su campo visual pero aún así siente ese resto de magia divina que le hace sentir que no están solos, que hay algo o alguien que cree en ellos y les dice que aún siendo simples humanos son capaces de batallar contra almas deterioradas por el mal, por aquél enemigo incansable e invisible que ha cobrado tantas víctimas a lo largo de los eones.

No te preocupes Kaori, solo concentrate en destruir la bitácora para salir de acá en una pieza

AINSXnu.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Los ojos de Vera se abren como platos cuando ve como Graves le lanza el Tambō que le pertenece. Un resplandor blanco azulado inunda la estancia cuando el Tambō de Graves toca la Pole de Vera. Desde la punta de sus dedos que sostienen la Pole, nota al mismo tiempo una intensa fuerza que le recorre todo el cuerpo y se siente bañada con el poder de la tormenta. En ese momento se siente capaz de todo. Pero el Tambō de Graves no se queda en las manos de Vera, sino que retorna a Graves como un boomerang. Las armas han quedado conectadas y un rayo electrizante las une. Vera siente la potente fuerza del Tambō unida a la de Pole y está segura de que Graves siente lo mismo.

 

¿Qué pueden hacer sus armas unidas? Vera no lo sabe, pero está segura del intenso poder sostenido en aquellos momentos en las manos de Vera y Graves. Siente los campos magnéticos de toda la sala y de todos los objetos que contiene, siente la fuerza de las esquirlas celestiales de Odin. Y, entonces, como si una fuerza superior a ella la empujara a actuar, apunta la Pole, conectada al Tambō de Graves hacia la bitácora de los Maestros.

 

Un círculo de energía rodea al instante al libro que empieza a retorcerse en el aire, como si estuviera luchando contra un poder superior a él. De la bitácora surgen intensos chillidos, gritos de dolor y rabia, gemidos de intensa agonía.

 

Vera sostiene su arma con fuerza y confía en que Graves haga lo mismo. Siente que el poder de uno sólo no bastaría para contener la furia que se ha desatado de la bitácora.

 

Como si aquel libro maldito supiera que debe atacar con todas sus fuerzas, una risa grave y maligna resuena con fuerza en el Palacio de la Memoria a la vez que una pestilencia verde, una putridez venenosa comienza a salir del libro en dirección a los miembros de la Orden del Fénix. Pero la bitácora sigue rugiendo, estremeciéndose y haciendo temblar de pavor a Vera que sólo se mantiene en pie por la fuerza de la tormenta que ha producido la conexión de su arma con la de Graves. Mientras la putridez sigue extendiéndose por todas partes, los efluvios comienzan a ser invasivos y Vera nota que sus vías respiratorias se cierran, nota el veneno penetrar en su cuerpo, justo en el momento en que varias sombras se desprenden de la bitácora y les envuelven en una portentosa oscuridad. Y, en medio de la oscuridad, los terribles ojos rojos de fieras que Vera no es capaz de identificar, surgen del infame libro y se lanzan sobre ellos.

 

@

yqvll1m.gifO3zbock.gif
firma
iRyEn.gif4ywIp1y.gifXuR0HEb.gifZmW4szS.gif
bfqucW5.gif
Come, my friends,
Tis not too late to seek a newer world.
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

No esta tan segura de si su método funcionó, lo único que siente es un calor abrasante y en cierta parte obsesivo que se quiere adentrar, escapar ...

 

Y la escucha, o al menos visualiza como aquel ente corrupto abandona poco a poco el cuerpo de su tía por lo que la pelinegra la suelta lentamente sintiéndose algo cansada. Aquella misión estaba representando más de lo que ella había calculado y si bien tenía la convicción de que unirse a la orden era un deber, no contaba con que lo haría justo al regresar de mucho tiempo en el mundo muggle.

 

Perdida en sus cavilaciones se encontraba cuando el jalón por parte de la pelivioleta le trajo de vuelta a la realidad, ayudándola a tenerse en pie.

 

- ¿Que no estamos unidos? - preguntó incrédula, cayendo en cuenta de cuan obvia resultaba esa pregunta.

 

No obstante, siguió con la mirada el libro cuya portada reflejaba una espada sublime y poderosa a la vez.

 

- ¡Excalibur! - murmuró prestando atención a lo que Madeleine y los demás comentaban al fondo. Invocaciones, intentos fallidos, todo aquello se le antojaba por demás absurdo, lo que si le quedaba claro era que tenían que trabajar como un conjunto, por lo que decidida avanzó hacia dónde se encontraba Vera, quién ya sostenía una majestuosa arma en sus manos.

 

- Es hermosa - musitó sintiéndose intimidada pues debía admitir que ella nunca en su vida había manejado algo por el estilo, y aquella bruja parecía elegante y ágil como si aquello fuera cotidiano.

 

Sus pies se encontraban en contacto directo con las frías baldosas del suelo haciéndole estremecer sin embargo, su determinación a deshacerse de aquella corrupción que tanto daño les había causado fue mayor por lo que con súbita valentía, se hizo a un lado al escuchar la voz de Graves acercarse blandiendo un arma por demás desconocida para ella.

 

Un resplandor divino inundó la estancia, cegándola por unos segundos, pero como si aquello no fuera poco y después del impacto de esa especie de lanza sobre la bitácora maldita, una risa aguda e infernal precedida por un humo venenoso comienza a inundar el recinto.

 

- ¡Basta! - musita, incapaz de respirar aquella putridez. Ahora creía saber lo que tenía que hacer.

 

Poco a poco concentra su poder, elevando una plegaría a la diosa para buscar su ayuda y encontrar el arma que acabe con todo eso. Segundos eternos antes de que una brisa cálida roce su mejilla, una caricia muy familiar.

 

Y lo siente, en sus manos extendidas puede palpar la solidez de la mítica lanza de Assal, y sabe que es porque recuerda el relato de su madre tiempo atrás...

 

- Es una lanza de luz que purifica todo lo que atraviesa y nunca falla al encontrar la oscuridad - completó rememorando mientras sostenía la misma entre sus níveas manos. Y sin más tiempo que perder, la arrojó contra la bitácora justo en el instante en que fieras de ojos rojos se materializan del libro maldito.

 

- ¡Por la diosa! - murmuró antes de sentir un fuerte empellón y observar anonadada como las garras de uno de esos seres traspasaba la carne de su brazo como si de papel se tratará.

14vPSUI.gif


7hXFL0w.png



Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Mantenía la mirada en el libro y la espada refulgía como si fuera un diamante puro, una escultura de hielo brillante, un arma reluciente que nos protegería. Esa energía que despedía el creer en Excalibur era lo que todos necesitábamos. Supongo que todos los clanes sentirían lo mismo pero yo misma no me fijaban en sus libros, no. El nuestro, el de los sacerdotes, me mantenía como hipnotizada mientras mi energía vital se recuperaba de lo vivido. Aquello era sensacional y desbordante.

 

Y no sólo para mí, también para el resto de mis compañeros. Luna también pensaba igual y, como yo, extendió la mano. La energía salió del libro hasta su mano y eso me hizo sonreír.

 

-- ¿Te das cuenta? Avalon te reconoce como Sacerdotisa y reposa en ti sus poderes con la imagen de Excalibur, pero es sólo la energía. La espada descansa donde debe estar, en la pirámide. Aprovecharemos esta energía, ¿te parece? Estoy segura que cada Clan encontrará cómo conseguir este enlace como tú lo han conseguido, Luna.

 

Puse mi mano sobre la suya y me sentí desbordada de aquella energía que sólo daba el confiar en la Diosa y en sus poderes. Avalon nos protege. Me apena que Madeleine no consiga materializar esa energía en sus libros. Es raro, sólo el de Sacerdotes ha brillado y se ha materializado su energía en Luna, compartiéndola conmigo. Dudo si le dio tiempo a los otros sacerdotes de disfrutar de este renovada energía hasta que desapareció; mi mirada estaba obnubilada por aquel fulgor pero espero que sí, lo hayan conseguido. Y siento que Lillian también lo ha disfrutado, como nosotras.

 

Porque ahora me siento con una fuerza interior que yo misma desconocía que tenía, tal vez necesitaba eso, recordar Avalon, para saber que haré cualquier cosa para que todo funcione. Por ello, cuando Madeleine dice que hay que destruir el libro siento que me he perdido algo. Algo que, tal vez, era importante y que no llegué a ver con la ocupación momentánea de Eso... Pero asiento. Ella debe saber lo que es correcto y doy un paso hacia él, como todos los demás, dispuesta a acabar con el libro.

 

Aunque cuando Vera dice lo que sabe hacer, enarco una ceja y me alejo un paso de ella. Es mejor no enfrentarse con la chica ciega, si fallara...

 

Hice bien.

 

No creo que fuera un daño, más bien dio la impresión de ser algo buscado pero algo pasó entre el hechizo del líder y el de Vera. En un principio, pensé que le había atacado y me pregunté si la muchacha había sido (de nuevo) atrapada por aquella malignidad que habitaba en el Palacio de la Memoria. Después, me percaté que, en realidad, se habían unido y se habían hecho más fuerte. "Como hemos hecho Luna y yo", pensé para mis adentros.

 

Se me erizó el pelo, la piel de gallina pero eso no era lo peor. Era el "sentir" retorcerse algo vivo allá dentro. Por un momento sentí lástima. La compasión es necesaria pero no en sus extremos. "Sentí" que el libro se defendía y que pedía ayuda y que, en cierta manera, debía tener conmiseración por él. La Piedad es algo que nos enseña la Diosa en sus mandatos.

 

Aunque ese sentimiento es algo que hay que saber interpretar y yo, en este momento, interpretaba que la piedad que podía ofrecerle era acabar con esa aura de maldición, corrupción, esa alma putrefacta por tanto tiempo sola. Lo mejor era hacer lo que todos pensábamos: acabar con él, ayudar a todos, juntos, para que, si era posible, encontrara la paz con la Muerte.

 

Y así, sin darme cuenta que había conseguido abrirme gracias a la serenidad de aquella energía extra de Avalon, gracias, a la compañía de todos los presentes, que me hacían sentir como un miembro de aquella unidad que éramos y conformábamos, gracias a que había conocido en mi interior aquel Mal que había intentado poseerme, gracias a haber conocido todo lo malo que podía hacer, la Amenaza que era para todos, ahora tenía mi mente abierta y dispuesta para ayudar a acabar con él. Sin darme cuenta que podía hacerlo, lo hice, usé un efecto Absobio inesperado.

 

Inesperado porque necesitas una calma que, hasta ese momento, no había conseguido, para poder usarlo bien. Inesperado porque consume mucha energía y, sin aquel brillo mágico del libro de las Sacerdotisas que consiguió activar Luna, seguramente no habría conseguido para superar esta prueba. Inesperado porque me daba cuenta que no sólo era yo sino que aquel Efecto era producto de la ayuda de muchos compañeros que, a lo largo de la misión, me habían dado la fuerza para usarlo.

 

Así, el Absobio recogió aquel ataque de las sombras que salían de la bitácora y los reunió en mis manos como si una pelota de mugre pestilente se hubiera enredado entre mis dedos. Respiré con calma, intentando mantener la calma por el máximo tiempo posible, sintiendo como aquella energía mágica se metía entre mis uñas, los poros de mi piel y acababa entrando en mí, esta vez como algo inocuo, sin obligarme hacer cosas que no quería, sin mandarme, siendo absorbido por mi cuerpo.

 

Aspiré un poco aunque el olor no acompañaba y después solté un hálito de aire frío por la boca, como si la temperatura hubiera bajado a nuestro alrededor. Había una sensación de electricidad estática cerca de mí pero creo que esto era debido a magia de algún otro clan, no relacionado conmigo ni con los sacerdotes.

 

-- Ay, Diosa...-- dije, al fin. -- No me había dado cuenta que duele.

Editado por Sagitas Potter Blue

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Había dejado de utilizar el control corporal sobre Sagitas y ésta había manifestado la intención de invocar la espada de la Dama del Lago. Como si estuviera muy segura de ello una joven, que ya había visto tomar la iniciativa antes, se dirigió hacia el libro que tenía la espada tallada brillante en su superficie y la tomó, como si de la real se tratara. Por un momento los labios de Darla se abrieron con asombro, escuchando como alguien pronunciaba un apellido, el de la joven seguramente, pero el espectáculo duró poco más que un destello. La reliquia no se dejó convocar o quizás la Dama del Lago no la había dejado salir de su lugar de reposo.

 

Madeleine se adelantó haciendo referencia al libro del cual habían salido los recuerdos que habían invadido su mente tras los suyo propios. Los cuatro libros yacían allí y el Necronomición pareció destellar en el libro de los Oscuros cuando pasó su mano por sobre él, pero notó que la bruja no se atrevía a tocarlo. Seguramente pasaría como con la espada, se disolvería tras materializarse. Alguien había vomitado mientras tanto, podía sentir el sonido y por un momento el aroma ácido lleno el lugar, deseó estar en casa, con Seba y no allí.

 

¿Destruían entonces el libro tras asegurarse de encerrar a los espíritus que habían escapado de su prisión? Las palabras de la Moody la hicieron pensar. Podía utilizar el Phanton para recorrer rápidamente todo aquel Palacio de la Memoria, buscando en cada rincón, cada libro una solución lo más rápido posible. Podía duplicarse con su sombra mediante el Umbra y de esa manera haría el doble de trabajo, ya que ambas podrían acceder a tocar o ver todo lo que allí había, y su velocidad le permitiría no mantenerse alejadas demasiado tiempo. Quizás el ser o seres que habían estado allí podrían ser acelerados o desmayados mediante el Control Corporal. Había visto que sí se podía cuando ocupaba un cuerpo, pero con sinceridad prefería que no se apoderase de ninguno más de ellos.

 

Sus ojos observaron a Vera, que en ese momento invocaba un arma similar a una lanza y extraño tener su scythe. La advertencia de la bruja la sorprende y en cierto modo la preocupa, he allí una bonita oportunidad para utilizar la velocidad del Phanton, alejándose y alejando con ella a quién deba si por error se cruza ante la magia de la Pole, aunque sinceramente desea no tener que ponerla en práctica por tales motivos.

 

La pregunta de Hobbamock la toma por sorpresa, en el pasado sí podía… no tiene idea de cómo lo sabe, apenas puede recordar detalles de una vida de más de una década atrás, eso seguramente está en las bitácoras, quizás hasta haya alguna escrita por ella en algún lugar. Por algún extraño motivo sabe que los oscuros podrían intentar unir sus sombras de alguna manera, tomarse de las manos transmitiendo su energía entre sí quizás. Pero es algo de lo que no está segura, mira hacia sus otros compañeros, sabe que Madeleine y Kaory se han adelantado en obtener la recuperación de sus poderes. Ella piensa, cuál de los hechizos que conoce de la Orden o de los Libros podría utilizar si fuera necesario, los oscuros que ha logrado recuperar todavía no tienen la fuerza para poderse enfrentar, solo podría ayudar a estabilizar a sus compañeros si alguno fuera atacado, levantar su presión o bajársela para que recuperen su control corporal si son poseídos, pero de nuevo la idea le parece mal. Siente que se repite y aquello le molesta en realidad.

 

Nunca nada es simple, eso lo sabes hace demasiado tiempo, piensa la Potter Black mientras imita a uno de sus compañeros e invoca a su sombra mediante el Umbra, definitivamente la necesitara, no cree que la sombra se vea afectada por lo que empieza a fluir desde la bitácora maldita, pero será necesario que todas las fuerzas y manos posibles colaboren con lo que se viene. Nunca una tarde de lectura pacífica en la biblioteca con una taza de café y planificar su boda con el Granger.

 

Su sombra debía protegerlos, mientras veía como la sacerdotisa que abrazaba a Sagitas invoca una lanza, sigue envidiándoles sanamente. Su sombra se mueve silenciosa alrededor de ellos, buscando, observando, aunque no pueda hacer magia ni comunicarse si va a poder detener algún ataque físico de esas criaturas oscuras de ojos rojos que parecen querer rodearlos y defender a la bitácora.

 

—Cantar del Eleboro —susurra de pronto, consciente de que es una locura pero la vibración musical se desprende de su varita buscando proteger a Vera, confiriéndole inmunidad contra ataques a sus sentidos, lo que intenta penetrar a través de su olfato la deberían ayudar a poder seguir atacando y le curará los sentidos que hubiera perdido por ese primer ataque de la bitácora. A Darla no le importa lo que ocurre con ella, aunque también está protegida, al no tener idea de cómo proteger a otro que no sea ella además de Vera.

 

Su sombra se debate en ese momento en una pelea con una de aquellas criaturas de oscuridad y ojos rojos, puede sentir como la sombra logra dominarla y sospecha que pronto ella misma tendrá que lugar con aquella forma de ojos del color de sangre si no se apuran a destruír la bitácora. Mientras tanto Sagitas se ha unido a la Gryffindor, seguramente estarán pronto poniendo sus poderes para eliminarla también.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Kaori M.



No necesitó explicar con mayor detalle el cómo acabar con la bitácora, antes de que ella pudiera terminar de contar los dos paladines hacen algo increíble, de alguna forma logran hacer que las dos armas se conecten entre sí creando un círculo de energía alrededor de la bitácora, manteniéndola en el aire. Ahí suspendido, como estaba el libro, le facilitaba un buen campo de visión desde el lugar en el que la bruja se encontraba.


Destruir el libro parecía cosa sencilla, solo tenía que concentrarse y hacerlo, pero ¿cómo hacerlo cuando este trataba con todas sus fuerzas de impedir ser destruido? Lo podía escuchar gritar de dolor y de rabia, como si de una persona se tratara, sus chillidos eran de agonía. Su mirada se posó entonces en Vera y Hobb, los dos haciendo un gran esfuerzo por contenerlo el suficiente tiempo como para que ella o Madeleine lo hiciera polvo, tenía que darse prisa.


Volvió a concentrarse en el libro mientras pensaba «Fragoquinesis» intentando visualizar cada partícula del libro, imaginando que la hacía explotar, pero el libro apenas tembló y al hacerlo dejó escapar un gas verdoso cuya pestilencia no tarda en llegar hasta la pelinegra «Fragoquinesis» volvió a pensar esta vez con un poco de desesperación y aunque el libro volvió a vibrar una vez más, no se destruye «¿Que estoy haciendo mal?» se preguntó molesta consigo misma por no poder conseguirlo, justo en el momento en que unas sombras se desprenden de la bitácora con la intención de atacar a sus compañeros.


Cerro los ojos por un momento, respirando profundamente, serenando su mente, sus sentidos. La respuesta llegó a la bruja por si sola, dentro de ella estaba el poder que necesitaba. Cuando se sumergió en las frías aguas del lago de la fortaleza, no solo había aceptado ser parte de la Orden Oscura, había aceptado que una parte de ella misma era tan obscura como las aguas del lago, ella era obscuridad, ella podía moldearla a su antojo, usarla a su antojo.


Cuando finalmente abrió los ojos estos eran como dos pozos sin fondo, negros como una noche sin luna. Abrió las manos y las sombras que hasta ese momento habían estado atacando a sus compañeros se detuvieron, como si una mano invisible las hubiera detenido, entonces poco a poco las fue absorbiendo y solo cuando la última de ellas ingresó en su ser, miró hacía el libro de los maestros y susurró «Fragoquinesis» esta vez Kaori pudo ver y sentir cada una de las partículas que conformaban el libro.


Una leve sonrisa asomo en sus labios cuando sintió como algo intentaba detenerla, intentando apoderarse de su voluntad como ya lo había hecho antes, pero esta vez no tuvo efecto sobre ella, su mirada y su concentración estaban puestas en su objetivo. Entonces liberó el poder de la oscuridad que había absorbido de las sombras y la bitácora se convirtió en minúsculas partículas de polvo.


El negro de sus ojos empezó a desaparecer dando paso nuevamente al hermoso azul de siempre. Sintió algo húmedo en su nariz y solo cuando se limpió se dio cuenta de que era una pequeña gota de sangre, quizá por el esfuerzo que había hecho. Tenía que practicar sus nuevos conocimientos, para que no le tome tanto tiempo poder usarlos, para que sean tan naturales en ella como respirar. Levantó la mirada hacía sus compañeros, al parecer todos estaban a salvo, con algunas magulladuras, un poco sudorosos, pero a salvo.

trFd9O9.gif       |E1K6rE7.gif |             6ulee7D.gif

https://i.imgur.com/IALDOC3.png

OtrJr1c.gif |1WWGxI5.gif|BeQGYFc.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

APROBADOS

CONOCIMIENTO DE BANDO I

 

Paladines • Herrería sagrada

--

Sacerdotes • Sanación y purificación

Lunatica Lupin Evil Black

Lillian Potter Evans

Oscuros • Control de energía interna

Darla Potter Black

Goderic Slithering

Zahil Aranel Granger

Emily Karkarov

CONOCIMIENTO DE BANDO II

Paladines • Intelecto sagrado

Hobbamock Graves

Mackenzie Malfoy

Sacerdotes • Conexión espiritual

Sagitas Potter Blue

Oscuros • Control de energía psíquica

Ellie Moody

Roxanne W.

NHCeJlw.png
iB5wHYG.gif
T7t3MEE.png
sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.