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Libro de la Fortaleza — Abril 2020


Khufu
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La larga vida que ha llevado ha convertido de Khufu en un guerrero difícil de impresionar, no cree justo que sea él entonces quien tenga que impartir un libro tan esencial dentro de la magia uzza como lo es el de la fortaleza. No obstante, lo motivaba la idea de ver a estas generaciones de hechiceros formarse con magia tan antigua, el híbrido entre épocas que hay entre la magia tan antigua de los libros de hechizos y las vivencias aprendidas por parte de estos nuevos aprendices, que además vienen de un mundo completamente diferente al de él, da lugar sin duda a nuevas experiencia, a nuevos conocimientos.

 

Sin embargo, ¿qué tan dispuestos estaban ellos de entregar de sí mismos con tal de conseguir el dominio, el vínculo con con la magia guerrera de los uzza? Pues el libro de la Fortaleza era su primer obstáculo para averiguarlo.

 

Khufu se recargó sobre una rama seca que se parece mucho a él mismo, con esas grietas como las cicatrices viejas que lleva en todo su cuerpo, con la resequedad en su piel a causa del duro sol del desierto de Egipto y con esa apariencia de haber estado ahí toda la vida. No le queda más que esperar en la oscuridad de la madrugada, con esos ojos cansados que han visto pasar ya tantas noches, y lo acompaña solo el sonido de la cadena que cuelga en su cuello, golpeando su torso desnudo con el viento del casi amanecer, cuando la noche es más fría, mucho más oscura.

 

Para fortuna de todos el colegio de brujería Uagadou está ubicado geográficamente en un lugar rodeado por tierras de magia ancestral, no sería difícil llevar a los aprendices a un escenario extraordinario. Pero en esta ocasión la naturaleza misma de la selva africana sería el escenario para las pruebas que enfrentarían los aprendices, no solo los forzada entonces a llegar a un límite mental si no también físico, estarían expuestos ante un número considerable de adversidades con las que deberían enfrentarse pare demostrar ser capaces de conseguir su vínculo.

 

Esas eran las exigencias mínimas que Khufu espera que aquellos que desean aprender de la magia uzza puedan cumplir.

 

Por lo que ha investigado previamente, esta vez solo acompañará durante la formación de su vínculo a una sola persona. Antes de llegar ahí ha estudiado el expediente de la bruja que deberá presentarse esa misma madrugada en el punto más alto de las montañas de la luna, ese iba ser su punto de partida. Ella no tiene nada más extraordinario que su origen mismo, un caso verdaderamente particular era decir mucho, pero lo era. Con la vista puesta en el horizonte, las nubes quedando por debajo de ellos, Khufu cuestiona la verdadera habilidad y capacidad de la aprendiz.

 

 

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Editado por Niko Uzumaki
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¿Cuántas cosas había vivido a lo largo de su corta existencia? Si se ponía a pensarlo eran muchas, el haber estado con una familia, enterarse de la verdad, el perder a las personas que más quería, llegar a un lugar desconocido, conocer nuevas personas que se fueron involucrando en su vida y que formaron parte de ella, enterarse de verdades de la manera menos convencional y por criaturas extrañas... Sin duda todas aquellas cosas y las que faltaban de mencionar habían hecho que aquella pequeña rubia hubiera madurado de forma tan rápida y supiera que hacer en el momento preciso, sin embargo eso no había hecho que disminuyeran sus temores y sus fervientes miedos siguieran latentes.

 

En esta ocasión Hannity tenía que empezar un nuevo curso, los libros de magia Uzza, no sabía muy bien lo que aprendería en esta ocasión, suponía que era magia un poco diferente a la que habitualmente había practicado y si no recordaba mal, alguien le había dicho algo acerca de duelos. ¡Vaya! Ella no era muy buena en ellos, aunque aquel último entre lo que se había apoderado de su padre y ella (probablemente por obra de la suerte) había podido supéralo, sin más pensamientos que lo que le esperaría aquel día se levantó muy temprano, aún el cielo estaba oscuro y las estrellas brillaban en el firmamento. Con sólo una ligera mochila de piel de dragón, unos jeans, botas de montaña y sudadera salió de aquella casona en medio del bosque.

 

La clase tendría lugar en África, que era dónde se encontraba la escuela, pero no sería en las instalaciones de esta, no, sería en un lugar mítico lleno de magia y al que llamaban Rwenzori o montañas de la luna. La rubia apareció en la cima de la montaña, no era su medio de transporte favorito, la causaba mareo y náuseas aquella sensación, pero era la forma más rápida de llegar de Londres a Uganda y especialmente al punto a dónde ella debía llegar.

 

En aquel lugar ya se encontraba un joven de piel curtida por el sol, la luz de su varita, a pesar de que era tenue le mostraba la apariencia y cicatrices del joven, lo cual le hizo recordar un poco a su padre, sonrió.

Hizo una leve reverencia y saludó. -Buen día, soy Hannity Ollivander, estoy lista para empezar la clase ...

No quería sonar emocionada o asustada(?) pero no creía que la hubiera citado a esa hora para observar la salida del sol, aunque eso sería muy buena idea...

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No apartó la mirada del horizonte aun cuando la aprendiz se aparecía en lo más alto de la montaña, su entrecejo se contrae disgustado con la facilidad que la bruja ha llegado hasta la cima de aquellas montañas, sin el mayor esfuerzo que el de una simple aparición, sin embargo, es ese un truco válido, pues Khufu también cree que son tontos aquellos que tienen los recursos en sus manos y los desaprovechan.

 

Por su puesto que eres tú, Hannity Ollivander, nadie más vendría a este lugar por pasatiempo-- su ironía es evidente, es algo que Khufu no puede evitar. Levantó una mano hacia ella como para evitar que dijera algo más y negó levemente con algo de exasperación, luego intentó disculparse con una venia de cortesía. —Yo soy Khufu, guerrero uzza desde tiempos inmemoriales y yo voy a acompañarte en este camino hacia tu vínculo con la fortaleza-- el guerrero se puso de pie y caminó lo suficiente hasta quedar a un metro de distancia de la hechicera. —¿Trajiste el libro contigo? por que de nada te servirá a partir de ahora.

 

Khufu no espera que la aprendiz se atreviera a aparecerse frente a él sin tan siquiera haber hojeado un poco el libro que tocaba aprender, o al menos de uno anterior; el aprendiz de brujo, ella iba a necesitar de esos conocimientos, pues los contratos que el guerrero Khufu utiliza permite a los brujos y hechiceras ver el contenido de las páginas de los libros cuando se consideran así mismo finalmente preparados para comenzar su formación. Así que se ahorra las preguntas protocolarias y se centra más en lo que a ambos les concierne, en lo que los ha reunido a ellos dos en ese lugar.

 

La fortaleza es una virtud que permite al individuo enfrentar, soportar y vencer los obstáculos que van en contra del bien y de su parte espiritual-- comenzó una cuidadosa explicación. — Como tal, la fortaleza es una fuerza física y moral que permite al individuo ser fuerte, perseverante y vencer el temor que siente en determinadas situaciones-- sus palabras están inspiradas en experiencias mismas, en todos aquellos amigos que ha perdido en batalla y en todos esos enemigos a los que se ha enfrentado a lo largo de su extensa vida.

 

¿Entiendes entonces por que la fortaleza es uno de los primeros libros con los que debes aprender a vincularte si quieres seguir el camino y aprender de la magia uzza?-- espera que lo haga por que de no hacerlo el camino que a la bruja le espera por delante iba ser tortuoso para ella.

 

El guerrero asintió y se alejó de ella.

 

Los amuletos y demás joyas que con cada libro se te otorgan deben ser usado con el mismo cuidado que los hechizos que aprendes de ellos-- Khufu utilizó algo de magia guerrera un poco más avanzada para hacer unas figuras en el aire. —La mayoría de ellos solo pueden ayudarte a dar resolución de una misión, sin embargo, en una confrontación, en una batalla...-- Khufu negó —No te serán de mucha ayuda--, había algo importante en aprender que hechizos solo eran eficientes durante un duelo y cuales los ayudaban más allá de una batalla.

 

¿Lo comprendes?-- los claros ojos del guerrero se clavaron en los de ella. —Si es así, adelante Hannity, enfréntate a tu primera prueba, muestra tu fortaleza-- se hizo a un lado para dejarla ver el abismo que quedaba justo detrás de él, mientras le había dado todas aquellas explicaciones el guerrero había creado un portal. —Debes encontrar el santuario dentro de la selva, solo así conseguirás que el vínculo este completo-- para llegar a él la hechicera tenía que saltar al abismo y traspasar el portal. —Si tienes dudas, es el momento de dejarlas antes de que decidas saltar.

 

De arrojarse, Hannity tenía que enfrentarse primero a una larga caída para aterrizar en medio de una húmeda y pantanosa selva del Congo infestada no solo de criaturas mágicas y no mágicas, sino de pestes ponzoñosas y fieras que tratarían de causarle daño. Khufu por otro lado estaría observando su progreso siempre de cerca.

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Se sentía un tanto extraña con aquel profesor, sabía que el estudio de ese libro era importante, tal vez el más importantes de todos, aunque no podía evitar pensar que era como si la estuviera regañando por no saber que la clase sería sólo para ella, la rubia creía que debía haber preguntado acerca de ese detalle al momento de la inscripción y sobre aquello de pasar el tiempo le parecía buen lugar, sobretodo estando en un lugar tan privilegiado como en donde se encontraban ellos, aún así sacó esos pensamientos de su cabeza y se dispuso a poner la mayor atención posible, puesto que lo que probablemente vendría después del sermón vendrían las instrucciones y aquello si sería importante.

 

Estuvo a punto de asentir cuando preguntó por el libro que llevaba dentro de la mochila al igual que el del aprendiz, aunque ya los había leído varias veces y memorizado la mayoría de lo que contenía, se sentía segura de llevarlos, aunque sabía que no iba a poder hacer uso de ellos para alguna consulta.

 

Se dedicó a escuchar lo que el profesor le decía acerca de la fortaleza, en base a sus recuerdos y vivencias se daba cuenta de que lo que él decía no era más que una parte de lo que ella había pasado desde hacía mucho tiempo, sus recuerdos le llevaron a las últimas dos ocasiones en donde ponía a prueba la fortaleza, el día en que había tenido que buscar a su padre tras haber tenido un duelo y las peticiones que quién se había apoderado de él hacía o cuando huían de aquellos duendes en Baker tras haber leído aquella carta de su madre, así que sí, ella tenía lo que se necesitaba para enfrentarse a lo que viniera en aquella prueba, pero no por eso dejaba de sentirse nerviosa.

 

-Sí, con su explicación entiendo perfectamente que la fortaleza es el inicio del todo y no sólo dentro de la magia- se sentía un poco más tranquila con lo que él le ha dicho, y el tener muy cerca de ella las joyas que los libros traían consigo,ahora solo restaba seguir las indicaciones, saltar al vacío, adentrarse en la selva llena de criaturas y llegar al santuario para que el vínculo estuviera completo, repitió mentalmente todo lo que Khufu había dicho, se acercó al límite de la montaña preparándose para saltar, pero antes de saltar tenía una duda y la externó -Al llegar al santuario ¿debo encontrar algo?

 

No sabía si debía de hacerse de algo para completar el vínculo que él mencionaba o solo con su llegada se completaría, se sentía tonta al preguntar algo que quizá para él era muy obvio, aunque deseaba ya con todas sus fuerzas saltar hacía la nada esperando lo que encontraría.

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No solo es el inicio, será también tu base durante el camino que te espera por delante, no solo aquí, sino en tu aprendizaje de todos los libros uzza. Si no eres capaz de encontrar tu fortaleza, de despertar esa virtud que te hará más fuerte en todos tus sentidos; me temo decirte que es poco probable que puedas vincularte con algún otro libro de magia uzza-- sentenció Khufu con una peculiar neutralidad en sus palabras. —Y es que aquel que no domina sus fortalezas ¿cómo espera vencer sus temores?

 

El expediente que ha leído sobre Hannity Ollivander es bastante breve, pero desde su origen mismo Khufu sabe que en algún momento ella tendría que haber enfrentado sus miedos en algún momento, haber mostrado un lapsus de valentía inspirada por alguna razón que hacía explotar sus fuerzas. Era por eso que no cualquier mago podía aprender de la magia guerrera, debían tener todos un dominio de ciertos conocimientos, vivencias y habilidades propias que se acumulaban a través de sus experiencias de vida.

 

El guerrero se giró para quedar junto a la bruja, la media sonrisa en su rostro es por que, de todo lo que a Khufu pudo preguntar, ella parece más interesada en el santuario, cuando llegar hasta el santuario no es la verdadera primera prueba, sino el cómo.

 

¿Algo? Bueno, lo sabrás cuando llegues ahí-- el guerrero se asomó al abismo para contemplar su trabajo.

 

Desde la abertura que es apenas un estrecho espacio, se escapan los sonidos de algunos animales que se esconden entre la flora también salvaje de la selva. Para comenzar, la caída no sería simple; ella tendría que librarse de las avispas anidadas en las partes altas de los tallos más altos. Una vez en el suelo, la bruja sería rápidamente acechada por la pareja de jaguares que dominan la zona, y abrirse camino por el resto de la selva hasta llegar a la laguna con cascada que permitía la entrada al santuario.

 

Será una caída larga, yo te recomiendo que tengas cuidado al bajar-- Khufu sonrió con autosuficiencia.

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Sabía que tal vez la pregunta que había formulado no hubiera sido la correcta, lo supo cuando vió la expresión del rostro de Khufu, habiendo tantas cosas que preguntar probablemente se fue por lo más obvio, agradeciendo su respuesta y tomando en cuenta lo que decía Será una caída larga, yo te recomiendo que tengas cuidado abrió sus brazos y se lanzó al vacío. Sintió que había pasado muy poco tiempo a comparación de lo que había imaginado al estar en la cima de una montaña tan alta, pero a penas había traspasado el pequeño hueco, aunque probablemente era una especie de portal, que la separaba de la montaña y la selva comenzó a caer más y más rápido, aunque lo preocupante no era la velocidad de la caída, sino con lo que se había topado al ir cayendo, un panal de avispas que estaban furiosas por la intromisión de la rubia durante su caída en su territorio.

 

No sabía si hacía lo correcto, pero recordó lo que decía el libro de aprendiz de brujo acerca de las plagas, probablemente aquella no era ninguna (a pesar de lo numeroso que eran aquellos insectos) y sobretodo que no eran insectos mágicos, pero no perdía nada en intentarlo, así que con todas las joyas y amuletos de los dos libros tenía la oportunidad de utilizarlos en caso de emergencia, con la varita y los conocimientos que tenía podía librar aquella misión a la que la habían mandado. Con el anillo que tenía del libro de aprendiz las avispas que estaban, algunas dispersas, y que por la oscuridad de la hora no se distinguían, así que con la magia de aquel anillo las avispas parecian tener brillo propio y seguían su trayectoria, con dificultad tomo la varita y la dirigió hacía donde estaba el grupo más grande preparado para atacar -Confundus las avispas se dispersaron en otra dirección, por lo menos tenía un problema menos, no sabía que tanto le faltaba por caer, así que decidió usa el amuleto, uno de los que traía al cuello, pero sabía que aquel le serviría para aminorar la caída.

 

Aquel amuleto en forma de alas de plata hacía que la velocidad con que caía fuera menor y también le aseguraba un aterrizaje tranquilo, ahora sabía por qué le llamaban el amuleto volador. Cayó tal y como lo imaginaba, de una forma sutil, en la que de pie y sin problema de equilibrio estaba en tierra firme, aunque por el sonido de gruñidos sabía que se acercaba uno de los momentos más difíciles que tendría antes de la llegada al santuario, aún no sabía a lo que se enfrentaría, sobretodo por que la espesura de la selva y el apenas inicio del amanecer no le proporcionaba la luz que ella quisiera para poder ver lo que había a su alrededor Lumus la punta de su varita de encendió en una cálida luz que ilumina un poco, pero lo suficiente para ver qué la tenían rodeada.

 

Un par de ojos de un color verde brilloso por el efecto que causa la luz en ellos ante la oscuridad están acechando frente a ella, sabe que no debe dar la espalda, pero hay otro gruñido detrás de ella que la hace imaginar que hay otra criatura del mismo tipo que la que tiene frente a ella y probablemente, en esta ocasión pueda utilizar una nueva joya del primer libro, si no se equivocaba aquel anillo le haría entender a los animales y podría convencerlos de dejarla ir.

El anillo de amistad con las bestias estaba haciendo su magia, en lugar de escuchar gruñidos, ahora oia voces feroces y molestas por la invasión de su territorio. -Yo... yo no pretendo hacerles daño, yo sólo quiero pasar para poder llegar al santuario.

 

-¿Tú crees que es tan fácil? ¿Que sólo por qué una humana puede hablar con los animales vamos a ceder?

-No niñita, las cosas no son así de fácil, - terció el jaguar que tenía detrás -tu bien podrías alimentarnos, aunque eres pequeña y flacucha y no nos saciaría...

-Pero sería un gran ejemplo de que un humano no se saldría con la suya sólo por poseer una habilidad

-Yo sólo quiero pasar, mi intención no es lastimarles y puedo ayudarles a obtener alimentos que de verdad sean suficientes para ustedes...

-Una humana ayudando a los animales...- la jaguar rió estridentemente -eso nunca se ha visto, los humanos sólo quieren nuestras pieles y matarnos para quitar el territorio que nos corresponde para seguir haciendo sus enormes comunidades que les dan dinero a costa de nuestras vidas...

 

Sabía que ella tenía razón, los humanos hacían todo y cuánto hiciera falta para ganar tierras en favor del turismo y la economía, pero no podía hacer que cambiarán de opinión en cuanto a ello, no había forma de defender aquel maltrato a la naturaleza y a la fauna, así que de manera sutil apunto su varita a dos arbustos grandes y los transformó en un par de cebras grandes, gordas y apetitosas que corrieron alrededor de los jaguares y los distrajeron para que la pequeña rubia que se había hechado al suelo pudiera escapar en cuanto los jaguares fueran tras ellas. Su plan no falló, el instinto de cazar algo en movimiento de los felinos ayudó a Hannity a poder escapar de allí.

 

Caminó durante bastante tiempo, estaba segura que habían sido horas ya que la luz del sol ahora era más brillante, su camino no había sido fácil ya que se había encontrado con serpientes, arañas y otros animales salvajes tanto los animales convencionales como mágicos, pero sin duda lo más difícil del camino era el trayecto, subidas, bajadas, el enfrentarse a la planta lazo del diablo que la había tomado desprevenida en una zona bastante oscura de la selva a pesar de que ya había más luz. Estaba cansada y con unas leves heridas que curó gracias al amuleto de sanación, pero eso no hacía que mejorara el camino o su estado, tenía sed y a pesar de que podía hacer uso del hechizo aguamenti para obtener agua, un sonido peculiar le hizo salir de aquel letargo, se escuchaba una corriente de agua, lo cual, si tenía suerte la llevaría al santuario que buscaba.

 

Corrió con las pocas fuerzas que le quedaban, rió abajo encontró una cascada, que con los rayos del sol directamente en sus aguas reflejaban un arcoiris, pero dónde estaba el santuario. Se dejó caer de rodillas, sus piernas ya no soportan su ligero peso y si tenía que nadar para encontrar la entrada seguramente no tendría fuerzas suficientes. Recordó lo que tenía en su mochila, se la descolgó y sacó de ella una botellita con una poción que había elaborado en su clase de pociones, una poción herbovitalizante, la bebió sin dudarlo y al instante se iba sintiendo mejor, el temblor que recién llegaba a experimentar por el sobreesfuerzo se controlaba y su respiración se apaciguaba, ya tenía la fuerza suficiente como para reemprender el viaje.

 

Se lanzó a nadar entre las aguas y sus pequeñas corrientes que avanzaban conforme se acercaba a la caída de la cascada, pero no había nada más ahí, así que tomando suficiente aire para sumergirse y ver si había una forma de traspasar la cascada. La cantidad de peces y criaturas dentro del agua era admirable, pero se centró en lo que buscaba y encontró una abertura, la cual era estrecha, pero con si delgadez y su tamaño no era problema traspasar, al salir del agua se encontró con un lugar mítico, parecía una especie de pirámide, la cual imponía a cualquiera, en la entrada ya se encontraba Khufu y aunque Hannity había tomado la poción sentía todavía el peso de aquella aventura.

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Khufu la perdió de vista tras pasar la estrecha brecha que se abría en medio de la nada. Los claros ojos del guerrero se entrecerraron, luego desapareció de lo alto de las montañas para aparecer en la cima de un árbol en medio de esa selva africana. Desde ahí tiene una vista perfecta de la bruja Ollivander cayendo, contendiendo contra las avispas e incluso hasta el momento de su aterrizaje. Khufu se mantuvo cerca de Hannity en todo momento, de tanto en tanto el guerrero se aseguraba de que se mantuviera despierta, y se disponía a enviarle alguna ponzoña más a atacarla bajo los efectos de un orbis bestiarum, como si el ambiente mismo y la naturaleza no hicieran ya suficiente con ella.

 

A Hannity le llevó mucho más tiempo de lo estimado por el guerrero conseguir llegar al oasis que era la bella cascada donde se encontraba la entrada al santuario. Bajo la mirada de Khufu la hechicera parecía alguien poco fuerte hasta ahora, él cree que alguien con tan poca resistencia física no debería aprender de la magia guerrera aún, pues muchos de los hechizos requerían de gran cantidad de energía. ¿De que le serviría a alguien tan débil tener estos conocimientos?

 

El guerrero desapareció de la selva luego de ver a Hannity sumergirse en las profundidades del estanque. Él apareció en la entrada adelantándose a que ella no tardaría en encontrar el camino. La cueva era alta, casi con forma de un prisma triangular y eso apenas era solo el vestíbulo hacia el santuario. El lugar justo donde se encuentra esperando por ella tiene forma de media luna, era un lugar húmedo, a su alrededor hay rocas brillantes que se iluminan gracias a un efecto natural por el agua que se filtra y los escasos rayos del amanecer que entran. De tras de él hay cinco entradas arcadas a la cueva con runas nativas en cada una de sus columnas, es un trabajo escultórico labrado a mano.

 

La bruja salió del agua varios minutos después de haberse sumergido y se acercó, era evidente que su cuerpo no estaba repuesto del todo, pero en ella se alzaba la misma determinación con la que había comenzado esta prueba. El guerrero sonrió de medio lado, aunque no estuviera del todo de acuerdo, al final la aprendiz había conseguido llegar hasta ahí casi con su último aliento, ¿Habría Hannity aguantado mas sin aquella poción herbovitalizante? Quiza no, y su cuerpo se habría roto antes de llegar siquiera al santuario, pero parecía claro para Khufu que la fortaleza de Hannity no se mostraba en su fuerza física, si no en algo mucho más espiritual.

 

Sin embargo, ella aún tiene que mostrar más de ello.

 

Veo que conseguiste llegar, pero evidentemente te ha costado demasiado esfuerzo-- recibió a la bruja con una dura mirada. ―Esta primera parte de tu prueba consistía en la comprensión de los hechizos y el valor de las joyas guerreras-- Khufu se mostró paciente ante la aprendiz, aunque no lo parezca sus largos años lo han hecho alguien comprensible. ―Antes de seguir hacia ahí adelante, hagamos un repaso de tus acciones allá en la selva-, antes de continuar Khufu activó el anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos, así que nadie más que él y la aprendiz escucharían la conversación en un radio considerable. ―El anillo de plagas permite al portador localizar fácilmente cualquier plaga que amenace la tranquilidad de su hogar. Las avispas ya iban sobre ti, aunque pudiste evitarlo.

 

Khufu esperó unos segundos para que la señorita Ollivander repasara sus acciones junto a él, muchas veces era más sencillo pensar cuando todo estaba en calma y no en el clímax de la situación, seguramente ella ahora, estando en la seguridad del oasis, tendría en mente más de una opción de enfrentarse una vez más a ese trayecto. Pero lo cierto es que en una batalla no es así, y cada fracción de segundo que pasa puede costarte la vida...o a un compañero.

 

Al llevar puesto el anillo de amistad con las bestias tenías un entendimiento especial con todos los animales hasta los de nivel 3x. El libro especifica claramente que aunque la comunicación no llega a ser total, el anillo permite conocer lo que inquieta o preocupa a las bestias. No entendías realmente lo que te decían, eso solo lo creíste tú, sin embargo, respondiste bien a su inquietud de falta de alimento y les has dado lo que querían. Algo que comer. Tu interpretación sobre el anillo de amistad con las bestias fue medianamente correcta.

 

Khufu se encaminó hasta una roca alta y se sentó sobre ella.

 

El amuleto volador, si, ese colgante con forma de alas de plata que llevas en el cuello, te permite planear pequeñas distancias y caer lentamente desde grandes alturas, sin duda has comprendido el valor de este amuleto y te ha salvado de una caída tormentosa. No te dejes engañar por su nombre, pues no puedes volar realmente con él-- Khufu casi sonrió, complacido con el aterrizaje impecable y elegante de la bruja. ―Recuerda que debes ser muy específica con los hechizos u objetos que decides utilizar, y a diferencia de la curación que has empleado correctamente también, aun cuando considero que te falta práctica en la posición de manos, los amuletos no te serán útiles durante una batalla, ayudan a enfrentarse a los medios, pero en un duelo no te servirán de mucho-- repitió la advertencia.

 

Con la ayuda de la vara de cristal tatuada en su brazo, Khufu materializó su varita nuevamente e invocó una luz en la punta de esta que iluminó para ellos el camino hacia los cinco túneles.

 

Ahí adelante está nuestro siguiente destino-- le indicó. ―Estos caminos están llenos de nativos que impedirán a toda costa que un intruso robe sus tesoros y sus conocimientos escondidos en cada rincón de este su santuario-- explicó. ―Debes adentrarte por los pasadizos sin ser descubierta, y llegar hasta la capilla al centro del santuario, nos volveremos a ver ahí-- Khufu devolvió la mirada a la bruja, era una mirada profunda, llena de paciencia. ―Esta parte de la prueba necesita mucha más astucia de tu parte que resistencia física, pero abre bien los ojos, se muy observadora, o podrías caer engañada.

 

El camino que le espera a Hannity por delante es incierto, cada entrada es un túnel distinto, donde solo varían en sus características físicas; pero al final de cuentas todos terminaban conectando en una serie de túneles como el alcantarillado de una vieja ciudad, sin embargo, los caminos están llenos de acertijos, señas y símbolos para confundir a cualquiera que intente cruzarles. No hay un método correcto para atravesar los túneles, era solo una trampa de los nativos para jugar con tu mente antes de que consigas llegar hasta su tesoro, ella tenía que usar sus medios y aprovecharse de cada cosa que se encontrara en su camino para llegar a la capilla. Eso sí, tenías que tener el cuidado por no ser descubierto por uno de los monjes que cuidaban de los secretos del santuario, de lo contrario acceder a la capilla sería imposible.

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Había llegado hasta donde se encontraba Khufu, el lugar parecía una especie de templo antiguo, lo cual era muy lógico por lo que le llamaban santuario. La poción herbovitalizante ya había soltado todo su efecto y al fin se sentía con la misma fortaleza con la que había iniciado, aunque cuando el guerrero comenzó a evaluar su desempeño en aquella primera prueba la rubia no pudo evitar sentirse un poco decepcionada por su desempeño, lo que había hecho en palabras de Khufu parecía un completo desastre, aunque para ser la primer prueba y con todas aquellos obstáculos en la selva llena de peligros, no lo había hecho tan mal.

 

Escuchó con atención todo lo que decía el guerrero, asentía o negaba con la cabeza ante las palabras de este; ya en otro clima y otro escenario sabía que lo que decía Khufu era verdad, pero nunca dudaba de sus habilidades ni de lo que la rubia había aprendido con sólo la teoría, puesto que aquello lo había implementado y no había salido tan mal. Sortear todo aquello físicamente había sido cansado, puesto que ella no tiene una gran condición a pesar de ser pequeña y ágil. Pero ahora venía otra clase de reto, aquella que con su habilidad, heredada de su padre de deslizarse con cierto mutismo, de comprender acertijos y sortear laberintos podía llegar hasta el centro del santuario sin ser descubierta por los nativos.

 

-Lo veré allá entonces maestro- juntó sus manos e hizo una leve reverencia, se sentía más tranquila de que en aquella siguiente misión fuera diferente y en un lugar menos húmedo, le dió la espalda al guerrero por un momento para contemplar el camino que tendría por delante, había varios túneles, todos con inscripciones en lo que ella creía que eran runas, no lo sabía puesto que nunca había estudiado aquella rama de la magia, todas y cada una con un diferente mensaje y antes de siquiera tomar una decisión volvió su rostro para ver a Khufu, pero el había desaparecido.

 

Antes de tomar cualquier decisión de por dónde ir caminó con sutileza y sin hacer ruido por cada entrada de los pasillos y tocando con su mano, cerrando los ojos al tacto de cada uno fue como descartó cada una de las entradas, era un método extraño e incluso raro para quien la viera, pero su conección con las cosas o con la clase de magia que pudiera tener le hizo saber, o por lo menos eso le parecía, que camino tomar. Tomó el pasadizo del lado derecho, el que tenía una entrada un poco más pequeña que los demás, cualquiera hubiera dicho que si decisión era errada puesto que por la sombra que se dibujaba había alguien en el mismo túnel que ella, se colocó su mochila al frente y tomando con los dientes la varita pudo sacar una de las recientes adquisiciones del Magic Mall, la capa camaleón.

 

Se la colocó y tomó la varita con la mano, antes de avanzar usó el anillo detector de enemigos el cual le ayudó, supo que quién iba delante de ella era un enemigo, en caso de que la viera no sólo la sacaría del santuario, sino que también podría hacerle daño al creer que robaría algo de allí, por fortuna cuando el hombre regreso sobre sus pasos, Hannity con la capa camaleón quieta, replegada a una pared quedaba camuflada y pasaba desapercibida, no le quedó más remedio a aquel hombre, tras revisar el lugar, que regresar y seguir con su camino.

 

La rubia espero unos minutos antes de a andar por el túnel de nueva cuenta y ésta vez utilizó una nueva joya de los libros, el anillo de escucha, con el cual podía escuchar lo que sucediera en aquel túnel o en los que estuvieran cercanos a ella, por el momento se escuchaba una conversación, pero por el sonido amortiguado de esta, estaba segura que provenía de otro lugar y que por el momento su camino se encontraba libre. Continúo caminando con agilidad hasta llegar a una nueva desviación dónde debía tomar un camino, está vez no hizo lo mismo que al inicio del camino, sino que pronunció -Oriéntame- la varita funcionaba como una brújula, de lo poco que había escuchado por esa conversación, el centro del santuario estaba al este, así que con la ayuda de su varita llegaría hasta donde estaba el guerrero Khufu, aunque tenía un pequeño problema, la varita señalaba justo a la izquierda y aquel túnel doblaba a la derecha, sabía que si se desviaba tomaría más tiempo y probablemente se encontraría nuevos obstáculos que la retrasarían aún más, así que recordó las habilidades que mencionaba el libro y pensó Salvaguarda mágica.

De inmediato sintió una extraña sensación, era como un frío recorriendo su cuerpo al momento de poner la mano sobre la pared y comprobar que está podía traspasarla.

 

Estaba maravillada, pero no por eso perdió tiempo, en cuanto traspasó la pared y se encontraba en el centro del santuario su cuerpo volvió a tener la calidez de siempre, desvío su mirada para contemplar la estructura y sobretodo la arquitecta del lugar, la cual era asombrosa y maravillosa a partes iguales, además de que no era como ninguna que Hannity hubiera visto en alguno de sus viajes o como alguno que hubiera leído en aquellos libros de la biblioteca, no, este lugar era único con sus runas y sus figuras de oro, ahora la rubia sabía por qué los nativos buscaban tanto protegerlas de extraños.

Por fin llegó el momento de que el guerrero Khufu hiciera su aparición, puesto que no encontraba otra explicación a su llegada, se acercó a él y con una leve reverencia preguntó -¿Y bien maestro, cuál es nuestra siguiente misión?

Si era algo como aquello, estaba segura de que esté tipo de pruebas, en donde contaba más con si agilidad mental, le estaban gustando.

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