Libro del druida - Abril 2020

[Hessenordwood Crouch]

Siguió entonces los pasos del guerrero y se alejó dejando a la bruja Feyre con la silueta que el mismo Badru había materializado para que se enfrentará con ella. Hess se despidió de ella con un ademán simple y un “suerte” apenas audible, no quiere distraerla tampoco, ademas de que ni siquiera él puede casi apartar la mirada de la extraña silueta que nació de la tierra, ¿que clase de magia era esa? Hess quedó desconcertado y la idea de perderse el enfrentamiento entre esa cosa y Feyre ciertamente no le agrada, alguien debería decirle a Badru que hay aprendices que aprenden mucho mejor observando, no era siempre el caso de Hess, pero era una buena oportunidad de ver más de cerca también la técnica de la bruja.

 

Ante la vista del trol Hessenord no se queda mucho menos sorprendido, !pero qué criatura más maravillosa! y cuanto oro valdría. Sabe en cambio que no es momento de pensar de ello, y Badru se lo recuerda también tras comenzar la explicación de su ejercicio. Es una explicación bastante vaga, ciertamente, pero tampoco necesita demás detalles para saber cual es su objetivo; evitar que esas monstruosas manos de troll lo machaquen. Tras los pasos del guerrero que se le había adelantado para pararse junto a la criatura Hess calcula una distancia promedio, en realidad debe actuar mucho más rápido de lo que piensa, por lo que mientras el guerrero aun habla algo sobre recordar las palabras de Feyre, por lo bajo repite el movimiento de varita como si practicara.

 

No habrá una advertencia, ni una señal antes de que Badru decida atacarlo con el troll, por lo que la pálida mirada de Hessen, que en esos momentos es de un azul casi cristalinos que se pierden con la esclera de sus ojos, observaron fijamente al guerrero junto a la criatura y luego al trol. El rostro demasiado serio de Crouch no representa justamente la emoción que comienza a sentir en esos momentos. Lo primero que siente es la rápida falta de aire que no lo deja respirar, no era tampoco tanta su emoción tras ver a aquella criatura como para quedarse sin aliento, así que el mañoso guerrero debió haber hecho otra cosa, Hess agradece solo que el veneno o lo que fuera actuara tan rápido que le da más oportunidad de pensar algo que hacer antes de que el troll lo alcance.

 

―Anapeo...-, la varita apunta hacia él, estando bajo los efectos de un cinaede, y con menos esfuerzo una gran cantidad de aire limpio es administrado a su interior rápidamente, necesita respirar, necesita poder hacerlo antes de que incluso pronunciar el hechizo le cueste más trabajo, aunque por fortuna para él su segundo ataque no necesita de ser pronunciado. ―Obsistens-, piensa apuntando esta vez a la enorme figura del troll mientras el comienza a sentir nuevamente cómo sus pulmones se llenan de aire limpio.

 

La red comienza a enredarse desde la parte baja de los pies del trol para hacerlo caer antes que otra cosa, el cerco color plata se proyectó a desde abajo hacia arriba atacando las piernas del troll primero haciéndolo caer al suelo pesadamente, luego creció y tomó fuerza terminando de atrapar también los brazos de la descontrolada criatura. Hessen siente el agotamiento conforme más va creciendo la red, pero se mantiene concentrado hasta que la invocación rodea completamente a la criatura. Se suponía que si repele el ataque de una criatura de este modo terminaría por absorber, desapareciendo sin dejar rastro, y él espera que efectivamente la criatura desaparezca, por que de haberlo entendido mal, a Hessen solo le quedaba un intento más. Por otro lado, a pesar de que Badru es un brujo evidentemente poderoso, Hessen no necesita un episkey para terminar de sanar los efectos del cinaede.

[Badru]

Badru permanece atento al desenlace de ambos enfrentamientos. Conoce lo suficiente como para saber quien está respondiendo y quien, al parecer, no ha podido solventar el ejercicio como él ha indicado expresamente. Y si bien eso no va impedir que ambos lleguen a la etapa última de ese entrenamiento, él cree que, si tienen un mínimo de honor, sus propias conciencias le remorderán lo suficiente como para no permitirse errores en lo venidero.

 

Porque si fallaran, el desenlace podría ser profundamente desalentador.

 

Sus pasos lo dirigen en primer lugar a Hessenordwood, quien ha conseguido superar el ejercicio, aun cuando luce bastante cansado por el despliegue de magia realizado.

 

― Un desempeño correcto, ejecutó los hechizos en el orden correspondiente. A otros, la figura del troll, imponente y violento, podría haberlos empujado a creer que él era la principal amenaza a ser eliminada― con un solo movimiento, su varita se convierte en la vara de cristal del inicio, oscura y de empuñadura turquesa― y de esto puede aprovecharse un rival, crear la distracción, para subrepticiamente, ejecutar los ataques más letales, que dejen a su oponente fuera de combate, o directamente acaben con su vida.

 

El énfasis con que las últimas palabras han sido pronunciadas, es apenas un recordatorio constante a su alumno de que está aprendiendo una magia cuyos efectos le costaron la vida a otros menos afortunados que él, tanto en su intento por aprenderla, como siendo víctimas de ella, y que es en esa dicotomía que los uzzas han sabido hacerse un nombre, entre los muchos pueblos y tradiciones mágicas del mundo.

 

― El haz de la noche (fulgura nox) es una magia tan poderosa, que permite abrir portales e ir de un lugar a otro del mundo, en apenas segundos, aun cuando geográficamente sean muy distantes. Lógicamente, abrir el portal requiere de extrema concentración para mentalizar en todos sus detalles el lugar de destino y además, mucho esfuerzo para que la magia pueda ser canalizada a través de la varita y consiga su objetivo― Badru tenía una facilidad natural para aquel hechizo, pero abrió el portal con paciencia y paso a paso para que Hessenordwood no tuviese problemas en memorizarlo.

 

La abertura, tan alta y ancha como para que incluso dos hombres fornidos pudiesen pasar sin problemas, rompía el espacio/tiempo, y conducía a las mismísimas faldas del Monte Nyamuragira, en cuyo interior se encontraba el volcán del mismo nombre.

 

― Tu siguiente entrenamiento es a la vez tu primera misión. Deberás recolectar del interior del volcán Nyamuragira dos cosas: Sangre de las salamandras de fuego que habitan allí, de grandes propiedades mágicas curativas, y polen de los lirios de fuego que crecen en el cráter― Tendiéndole dos frascos de mediano tamaño, Badru dio sus últimas indicaciones― una vez lo hayas conseguido, desde lo alto del monte, pese a la distancia, observarás el lago de lava al pie del monte Nyiragongo. Esa será toda la ayuda que tendrás para realizar un fulgura nox que te transporte hasta allí, pues será en en ese lugar tu enfrentamiento con tu compañera, para probar que eres digno de los conocimientos del libro de los druidas.― sus ojos, que hasta entonces habían estado mostrando una apacible indiferencia, se oscurecieron todavía más, tornándose amenazadores ― ni siquiera intentes llegar por otros medios. Son muchos kilómetros por sortear, en cuyo espacio tu magia podría no funcionar por la inestabilidad del lugar, y si no te matan las manadas de erumpent, lo haré yo mismo por desobedecer mis órdenes.

 

No iba ser ni el primero ni él último que matase. Y vaya que había quitado la vida a otros hombres por cuestiones similares o menores. Badru no esperó a ver el ingreso del hombre al portal, y caminó hacia donde había dejado a la bruja minutos antes. La silueta ya no se encontraba allí, pues había cumplido perfectamente la misión para la que había sido creada, así que eran solo los dos, y él la vio directamente a la cara, no disimulando ni un poco su decepción.

 

― Tener una magia y nivel avanzado no es garantía de nada si no se la emplea en el momento adecuado, ni antes ni después. Los ataques de su oponente rara vez tendrán consideración con usted, o le darán todo el tiempo que necesite para pensar su respuesta, y es por eso que les dije de antemano que la estrategia era la clave. Conocer al dedillo la definición del hechizo es solo una parte. La otra es saber con qué otros combinarlos para lograr el resultado esperado

 

Badru no iba gastar más palabras en ella, tampoco pensaba decirle, a menos que ella lo preguntara, que con tan solo un confundus en el momento correcto, hubiera impedido que la maldición le afectase, permitiéndole conjurar el cantar del eleboro. Él estaba seguro que posiblemente, la bruja ya había dado con esa respuesta, pero lo había hecho demasiado tarde.

 

― Espero que esta experiencia haya conseguido que interiorice ese aprendizaje, pues de lo contrario tampoco será capaz de superar la misión, que va exigir de usted no solo empleo de la magia uzza, sino de los conocimientos que ha adquirido más allá, habilidades...― Badru, como cualquier guerrero uzza, conocía de sobra la magia de sus enemigos, los arcanos, y reconocía en ella como si fuese un olor especialmente desagradable, el rastro de dicha magia― se adentrará en el mundo de los muertos, y de allí me traerá sangre de sus ancestros, la cual deberá entregarme en este frasco. Si consigue volver al mundo de los vivos, la estaré esperando junto al lago de lava que está al pie del monte Nyiragongo.

 

La única forma de volver, por supuesto, era a través del fulgura nox. Ambos lo sabían, y Badru abrió el portal, con el mismo cuidado y paciencia con que lo había hecho antes con Hessenordwood, para que ella pudiese tomar nota de la postura, la forma como había ido concentrando la magia en un punto de su cuerpo para luego, canalizándola con la varita, expulsarla y que el portal se abriese. Del otro lado, no alcanzaba a vislumbrarse nada más que una profunda oscuridad, acompañado de lamentos de múltiples voces al unísono.

 

― Creo que ha entendido perfectamente que aunque yo le haga ingresar, únicamente serán sus poderes los que conseguirán que salga de allí ¿verdad?― bajo la pañoleta, la sonrisa de Badru afloró una vez más― ojalá nos encontremos y si no, fue un gusto señorita.

 

Apenas caía en cuenta que desconocía el nombre de ambos ¿pero eso importaba a esas alturas?

 

@ @@Hessenordwood Crouch