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Prueba de Legilimancia #12


Rosália Pereira
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La luz solar comenzaba a extinguirse por el ocaso. Pereira esperaba a las afueras de la pirámide a su pupilo quien comenzaría la prueba de vinculación a la habilidad. El Ragnarok había sido enviado por un portal justo al principio del laberinto, donde tres pasadizos estaban a disposición del mago. Con suavidad, Rosália había preparado minusiosamente cada espacio de la prueba que al azar iría siendo presentada ante él.

 

"Como podrás percatarte, tienes tres caminos frente a tus ojos" comenzó a dejar Pereira en la consciencia del mago "Uno te llevará a un recuerdo modificado, un recuerdo que será usado en tu contra, otro te hará ver a la persona que más amas pero no te confíes, puede pasar cualquier cosa y no será positivo" agregó, percibiendo como el mago observaba con detenimiento y empezaba a maquinar en su mente las estrategias a utilizar durante la prueba "En el tercer pasillo hay algo desconocido, algo que tomara algún pensamiento en tu contra. Escoge cualquiera de ellos y vence lo que encuentres" soltó Pereira, explicando la dinámica de la prueba.

 

Los tres caminos terminaban en una puerta de madera oscura, que lo llevaría a una memoria del pasado, donde el Ragnarok debería convertir el mal recuerdo en uno nuevo y pasar a la pare final, donde una joven mujer estaría llorando bajo un árbol, los instintos del vampiro le llevarían a descubrir la razón de su llanto y tristeza y su tarea debía ser borrar lo que la atormenta.

 

"Finalizado el recorrido por el laberinto, y cumplidas todas tus barreras puestas se abrirán los arbustos hacía la pirámide, donde te estaré esperando para la prueba final" terminó de susurrar en su mente para dejarle empezar la prueba.

 

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El vampiro cruzo aquel portal sin saber que sucedería después. Era un ser valiente, oscuro, cruel y despiadado, pero cada vez que tenía que afrontar aquella prueba final con alguno de los arcanos el cainita sufría de nervios. Había llegado al lugar indicado y la luz del ocaso lo recibía. Observo el cielo para luego posar sus orbes oscuros en aquella entrada del laberinto. Si lo recordaba bien, la arcana lo estaría esperando al final del camino.

 

Cerró los ojos y se concentro, había llegado el momento de plantarle cara a la situación y de demostrar de qué valía. Escucho la voz de la Pereira en su mente explicándole lo que sucedería a continuación. ¿Cuál de aquellos caminos escogería?, ninguno le parecía muy agradable pero nadie le había dicho que aquello sería fácil. Lo mejor era hacer lo que siempre hacia en aquellos casos, por bien o por mal, dejaría que su instinto decidiera. Ella no había especificado cual camino era cual, por lo que quizás el del medio era el primero, o podría ser el de su mano derecha o el otro.

 

Comenzó a caminar lentamente dejándose guiar por sus sentidos vampíricos, ni siquiera intentaría utilizar su habilidad de videncia para intentar averiguar ¿Cuál camino era más seguro?, por lo que una vez que llego al punto exacto donde debía escoger y dio un paso las cosas cambiaron. Abrió los ojos y lo vio…

 

La imagen no era nítida pero podía sentir como los pelillos de la nuca se erizaban. Allí, frente a él o cerca de él, en algún lugar de aquel pasillo había algo vigilándolo. Supo que había entrado en el ultimo pasillo que la Arcana Pereira le había mencionado y no le gusto nada, si bien, los otros también hubieran sido difíciles y muy peligrosos este era mucho peor, quizás una pesadilla venida desde el inframundo para torturar su alma. Al menos, en los 2 primeros sabía a que se enfrentaba, en este último pasillo, no.

 

En su mente se comenzó a formar una imagen, un viejo recuerdo…

 

*****************

 

Era de día y el lugar donde se encontraba era selvático, muchos árboles y animales extraños y exóticos, tal como si hubiera estado en el amazonas pero sabía que no era allí. Había llegado a aquel lugar por casualidad o cuestiones del destino en uno de aquellos viajes de conocimiento. Era un neófito que le gustaba meterse en problemas y que no le temía a nada. Frente a él un extraño templo como si fuera una construcción Maya o Inca. Se encontraba con una hermosa mujer rubia. Sonrió al verla allí en aquel recuerdo. Había sido en aquellos tiempos cuando descubrió que aquella chica era su alma gemela. Juntos dieron unos pasos adelantes hasta llegar a la base de aquella extraña edificación y comenzaron a subir las escaleras. Una vez adentro observo los símbolos, las ruinas y pudo sentir la magia ancestral de aquel lugar.

 

Después de caminar un poco y afrontar algunos peligros el Ragnarok junto a la joven llegaron a la cámara principal, la cual estaba iluminada por antorchas y allí, sentada en un trono de oro los estaba esperando una mujer cuyo poder era inmenso. Quicas una ninfa, quizás algo mucho peor, solo que, el cainita había caído en sus juegos y se encontraba en alguna especie de trance.

 

-Sabes quién soy –dijo la mujer- has jugado bien vampiro, por lo que, gracias a tus servicios te hare un ofrecimiento, escoge bien, porque solo tendrás una oportunidad y esta no se va a volver a repetir, te daré el poder que quieres, el conocimiento que necesitas y la felicidad junto a tu alma gemela, solo debes darme a cambio, debes ofrecerme la vida de una inocente, la vida de la sobrina de aquel Lestrange…

 

*****************

 

Aquella cosa, aquello que lo estaba vigilando, quizás una sombra invocada tal como aquella que lo había engañado alguna vez estaba usando sus pensamientos contra él, esa cosa conocía el defecto fatídico del cainita. El Ragnarok no podía ostentar el poder.

 

El Ragnarok no estaba preparado para aquello, para aquel recuerdo. Volver a ver a quién amo y fue al madre de su hija fue un golpe duro, además, recordar aquella escena fue mucho peor, sin embargo, y aun contra sí mismo levanto aquel muro imperceptible por un segundo para cambiar el resultado de aquella historia. Recordó que en aquel momento había decidido no escoger nada, había desechado el ofrecimiento y más aun, se había dado cuenta que su oscuridad había tomado el control cuando pensó en ofrecer a aquella inocente en sacrificio.

 

-<<Visionimes>> -pensó el Ragnarok para crear una imagen modificada de aquel recuerdo que aquella cosa intentaba usar a su favor contra él. Ya que era sabido que de una u otra forma el cainita se hubiera sentido culpable si en verdad hubiera sacrificado la vida de aquella pequeña inocente por el poder que deseaba.

 

*****************

 

-la respuesta a esa pregunta es fácil –le dijo a la hermosa mujer- obviamente te voy a ofrecer a esa inocente, quítale la vida si lo deseas, no me importa –dijo mientras un brillo de intensa maldad se apoderaba de sus orbes negros como el abismo y sentía la rabia, la ira surgir desde el centro de su pecho.

 

-Hades, despierta, ese no eres tu –dijo la rubia observándolo.

 

-déjame tranquilo, es lo que deseo, así podre proteger a quienes me importan –dijo en tono molesto y serio dibujando una mueca sádica en su nívea faz.

 

El rostro de aquella hermosa chica fue un poema cuando escucho las palabras del cainita mientras él veía a la otra mujer.

 

-¿Y bien?, ¿qué esperas?, ya te dije mi deseo, ahora cúmplelo –contestó.

 

*****************

 

El Ragnarok se mantuvo en silencio mientras comenzaba a caminar por aquel pasillo, si bien, no le había enorgullecido aquel cambio en su recuerdo sabía que era lo que necesitaba para poder seguir adelante sin ser molestado. El cainita había dejado que aquella cosa que intentaba entrar a su mente viera exactamente lo que deseaba ver, permitió que intentara acceder a ese recuerdo o más bien a ese pensamiento que podría utilizar en contra del hijo de la noche, sin embargo, lo importante es que el cainita conocía la verdad y no era aquella que había dejado ver.

 

Sin importarle nada mas el Ragnarok llego hasta una puerta de madera oscura, parcia pesada y maciza. La observo sin saber si debía tocarla o intentar traspasarla, claro estaba, como si esta hubiera leído la mente del Ragnarok se abrió sin hacer ningún ruido, tal cual, como si algún ente o fantasma hubiera movido aquella puerta para cederle el paso. Ahora se estaba enfrentando a una nueva prueba y él lo sabía.

 

*****************

 

No iba a preguntarse ¿Cómo se había metido en aquel lio?, pues obviamente él lo sabía. Había sido su decisión, era consciente de que lo había hecho y ahora se encontraba quizás en algún tipo de peligro mortal. ¿Cuántas veces había estado su vida en peligro desde el momento de su nacimiento?, ¿Cuántos enemigos había tenido que ver y con cuántos luchar?, aun así, al menos en aquel momento era como volver a vivir. Pero ahora se encontraba solo.

 

-<<Pan de cada día>> -pensó.

 

Había tenido un dejavu y ahora se encontraba en aquel laberinto en el cual no hallaba forma de penetrar. La magia protectora de aquel sitio era muy poderosa, era magia vital por lo que debía tener mucho cuidado. Cada vez que intentaba penetrar en aquel sitio los arbustos le cerraban el paso y peor aún, recibía una profunda herida. No era de sentir dolor pero había algo más. Podía sentir como poco a poco la ponzoña (y no la propia), recorría cada centímetro de su cuerpo. Maldijo por lo bajo. Era obvio que no podía usar sus otros conocimientos, no podía transformar nada en un bezoar para eliminar el veneno. Debía elegir entre la vida o la muerte.

 

Cerró los ojos y sintiéndose cada vez más débil se obligo a recordar los conocimientos aprendidos. No era necesario tener una profecía en el lugar, solo era necesario atisbar un pequeño rayo de luz en aquel misterioso sitio. Había estado guardando parte de odio y dolor en su pecho por si necesitaba utilizar al señor del caos y allí dejo el sentimiento, más bien, intentó concentrarse en el fuego, su propia energía vital. Cerró los ojos y se dejo guiar no sin antes recibir muchas más heridas venenosas hasta al fin encontrar una serie de caminos estrechos, muy angostos, casi imperceptibles a los ojos comunes. La verdad es que cada camino estaba muy bien escondido, tanto así que una persona normal no se hubiera dado cuenta de ellos. Ahora había llegado el momento de volver a escoger. No hizo más que ir por el primero, el de su izquierda, algo le decía que era el camino correcto por el cual debía avanzar. Al final casi ya con la vista nublada y más débil de lo que le hubiera gustado admitir encontró un cuenco, el líquido que observaba o lograba ver dentro de él no le daba buena espina. Si estaba allí era por algo… Bebió.

 

*****************

 

El Ragnarok observo aquel recuerdo escaparse de su mente, o más bien, se podría decir que lo estaba viviendo otra vez en su cabeza. No le gustaba aquel recuerdo, había sido una parte dura y una prueba que había tenido que pasar. Casi había muerto aquella vez, y si estaba vivo era por suerte. Bufo por lo bajo y casi maldijo al mismo tiempo. Aquella prueba estaba siendo más dura de lo que deseaba, estaba trayendo sus miedos, sus peores recuerdos, unos que jamás hubiera deseado mostrarle a nadie.

 

-<<Transmemo>> -pensó para sí mismo, había llegado el momento de usar aquel encantamiento que había utilizado con el niño en el mismo.

 

*****************

 

En cuestión de segundos todo había cambiado en su mente creando ahora gracias a aquel encantamiento un nuevo recuerdo, podía ver mejor, más aun, se sentía mucho mas fuerte pasando por aquel laberinto donde “casi estaba muriendo”, sonrió seguro de que podía seguir adelante ya que el veneno que casi lo dejaba eternamente en aquel sitio, como recordatorio de que hasta los más poderosos podían caer, estaba siendo eliminado de cada una de sus células.

 

Respiró profundamente. Había burlado por un segundo a la muerte pero aun así se encontraba dentro de aquel laberinto. No había salido aun. Aun faltaba mucho más, los arbustos se abrían a su paso, como si mágicamente ellos desearan que él pasara sin hacerle ningún tipo de daño, ahora más que nunca el fuego vital, su regente, sus ganas de vivir y de lograr lo que deseaba le permitían seguir adelante, ahora tanto su mente, como su propio ser interior tenían que estar en sincronía si quería salir de todo aquello.

 

*****************

 

El Ragnarok sabia que había pasado aquella prueba cuando siguió adelante sin ningún tipo de problemas. El Ragnarok no sabía cuánto tiempo más iba a estar allí o ¿Qué iba a suceder ahora?, ¿Qué encontraría más adelante?, eso lo descubriría en cualquier momento.

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Justo como Rosália lo había previsto, el Ragnarok tomó el ultimo camino de los que ella había preparado ese día, para la prueba donde el cainita le demostraría que era merecedor de vincularse con el anillo, y comenzar a ser parte de los Legilimantes formados por ella. El anillo reposaba en su mano, se percibía la ansiedad por parte del mago, percibió los nervios y calló, dejando al mago seguir por su destino dentro de aquella maraña de pasillos.

 

Las memorias empezaron, y el ente traido por Rosália comenzó a hacer uso de su poder sobre el vampiro, torturando su mente hasta que este logró vencerlo. La puerta llegó y con ello el pasado se reveló ante el mago, siendo usado en su contra, explotando su mente ante sus propios ojos. La bruja se mantenía en silencio, observando la mente de su pupilo, frente a la entrada al castillo, con ambas manos tras su espalda, aguardando por él.

 

La última parte del calentamiento llegó, Pereira despertó a la mujer inconsciente en cuanto los pasos del hombre cruzaron la puerta negra. Un llanto desconsolado, llanto que se escuchaba desde cada recóndito lugar del laberinto. La mujer estaba tumbada bajo un árbol marchito, cubriendo su rostro con sus rodillas. Escuchó los pasos y alzó la mirada, observando la figura de Hades, gritó fuertemente y le lanzó la piedra a su costado, para levantarse y esconderse tras el árbol, aún llorando.

 

Pereira se mantuvo en silencio, esperando el actuar del instinto de su pupilo ante lo que sucedía, ¿Lograría descubrir que atormenta la confundida y desfragmentada cabeza de la bella mujer a unos metros de él? Debía de unir lazos dentro de la mente desfragmentada de la damisela, que lloraba por mera confusión y temía del hombre desconocido que la observaba.

 

Pasada la ultima parte de esta prueba, la mujer caería inconsciente y a un costado del árbol se escucharía un ruido, ruido que anunciaba la apertura de los arbusto, lugar donde el vampiro observaría la figura de Rosália, quien lo esperaba justo frente a la entrada de la pirámide, donde la ultima fase de la prueba marcaría un inicio y un final para Hades.

 

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Se detuvo al escuchar aquel llanto tan lastimero. Aquello no le gustaba nada. El Ragnarok tenía una sensación de Dejavu que lo alertaba a que lo mejor era salir de allí, buscar otro camino y rodear aquella parte de la prueba ya que era obvio que el obstáculo que se podría encontrar mas adelante estaba puesto para atormentar un poco mas su alma, sin embargo, al voltear, la puerta ya había desaparecido y al recorrer con la mirada el lugar supo que no tenia escapatoria.

 

Tras cada paso que daba el llanto era mucho peor, podía sentir la desesperación de aquella persona que lloraba como si le atravesara cada una de sus células. Al observar aquel árbol y aquella mujer dio un paso atrás. ¿Era en serio?, ¿Qué hacia ese árbol allí y precisamente aquella chica que ya conocía allí? La recordaba perfectamente, era una tontería pero sabía perfectamente lo que el pasaba y quien había sido el causante de aquel dolor que el taladraba el alma a la joven. Había sido él al negarse a quedarse con ella quien había causado su propia maldición. En aquel momento e instante, aun aquella ninfa no se había suicidado.

 

Era hermosa, su vestido era estilo griego color blanco, la joven era perfecta. Al escuchar como él se acercaba el ruido la alerto. Escucho el grito y podo ver la desesperación en sus orbes. Esquivó la piedra que la joven lanzaba y observo cómo se escondía tras el árbol. Al menos no lo había reconocido aun y quizás era mejor. Recorrió con la mirada el laberinto y noto que solo estaba allí la mujer, sus hermanas no estaban en el lugar, al menos era un punto bueno porque si discorda lo veía no había nada que pudiera salvarlo, ella había pedido su cabeza hacia mucho.

 

Busco los ojos grises de la chica y logro entrar en su mente. Observo aquella imagen. Se observo así mismo ayudando a Iovis en el momento en que fue envenenado por aquella criatura. La mirada de discorda desconfiando de él cuando el señor poderoso le entrego aquel regalo y se vio así mismo, aun Hades mucho más joven y poderoso sentado al lado de aquella muchacha que sin él saberlo se había enamorado de él. Observo la felicidad en su rostro, como hablaban, sus gestos, como se reía. Era un idi*** al no ver como la chica comenzaba a enamorarse. Pero la imagen cambio poco a poco ya que pudo notar la tristeza de ella cuando le confesó que no podía quedarse, que en su mundo, alguien lo estaba esperando, En la mente de la joven noto como poco a poco el corazón de ella se quebraba en mi, pedazos.

 

-Lamento lo que te hice, lamento que por mi culpa te hayas convertido en un alma en pena y maldita por tanto tiempo –susurro- pero creo que ahora puedo cambiar tu destino

 

-<<Transmemo>> -dijo adentrándose en la mente de la joven ninfa.

 

Sabía lo que debía hacer. Muy sutilmente comenzó a cambiar aquel recuerdo que la joven tenia de aquellos eventos desafortunados y que habían herido su alma, Poco a poco el fue borrándose de su mente logrando así que aquel recuerdo que tanto la había atormentado ya no lo hiciera. Ahora para ella el cainita no existía.

 

Claro estaba, no deseaba correr riesgos así que aprovecho el momento en que estaba modificando el recuerdo para acercarse a ella con mucho cuidado y de manera sutil coloco la varita en su sien.

 

-<<Cogitatere>> -pronuncio en su mente mientras encontraba el momento preciso. Un hilillo plateado como el mercurio se pego en la varita y poco a poco fue saliendo de la mente de la mujer. Sin pensarlo metió la mano en el bolso de piel de moke y saco un frasquito de poción vacía donde guardo aquel recuerdo. Una vez hecho aquello se retiro nuevamente.

 

-<<Bien, ya el recuerdo no está en tu cerebro mi hermosa, tampoco yo estaré en el, acabo de borrarme de tu memoria, ya no será necesario que sufras y puedes volver a vivir>> -pensó el Ragnarok- <<en verdad desearía que todo fuera diferente y me recordaras de una manera bonita, como amigos, pero no deseo causarte mucho más daño>>

 

Se retiro un poco más, solo quedaba algo mas por hacer.

 

-Hinmandascam –susurro para cambiar lo que le estaba rodeando, aquel árbol marchito ya no se veía en los ojos de la chica de esa forma, ahora se veía hermoso y frondoso lleno de frutas. Manzanas para ser exactos, el pasto crecía en aquel jardín. Las mariposas, las aves, los insectos, todo estaba cobrando ahora vida a los ojos de la chica o al menso así ella lo vería ya que aquel sueño podría lograrlo.

 

El Ragnarok pensó que aquello sería suficiente. Hizo una ligera reverencia y dio unos pasos más. Escuchó un sonido que llamo su atención. Frente a él los arbustos se abrían. A lo lejos pudo ver a su maestra esperándolo. Camino lentamente sin saber si aquello era el final o tenía algo más preparado antes de llegar frente a ella. Se volteo para contemplar aquella hermosa figura que había caído nuevamente en u profundo sueño. Dibujo una mueca de sonrisa y suspiro.

 

-Maestra, aun siento su dolor –dijo el Ragnarok con tristeza.

 

Quizás de una u otra forma aquello estaba conectado. De una u otra forma aquella prueba estaba hecha para recordarle ¿Quién era? Y para que pudiera luchar contra sus propios demonios internos.

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Escuchó las suaves palabras de su pupilo, que observaba con gran pesar a la mujer que dormía tranquila bajo el árbol, estiró su brazo hasta dejarlo frente al mago, donde abrió su mano y pudo observar el anillo de aprendiz, el que luego de todo se convertiría en el anillo que acompañaría al Ragnarok durante lo que le resta de vida.

 

- Viene la prueba final, esa que marcará un antes y un después para tu vinculación exitosa al anillo. Sobrellevar el dolor de la habilidad es algo que con el tiempo aprenderás a manejar, como te dije las cosas son lentas y esta habilidad conlleva una gran responsabilidad para la cual no todos están listos. ¿Estás preparado para someterte a esta prueba? Si la respuesta es afirmativa toma el anillo y cruza la puerta a mis espaldas. Pero debo advertirte, ni yo misma sé que tiene preparado el portal para ti, joven Hades. El Portal da acceso a un mundo ajeno al nuestro y que resulta único en cada prueba. Nunca se repite. Pueden conducir al pasado, al presente, al futuro, a universos paralelos, a mundos de fantasía o a recreaciones de la mente; en definitiva, a cualquier parte. Va a jugar con tu mente, de una forma más cruda que la mía - calló, dejando al vampiro meditar sus palabras cortos segundos - Deberás ser fuerte y saber que veas lo que veas, es solo una ilusión, ni siquiera es una visión de algo que sucedió, sucede o sucederá. Es solo el portal demostrándote a ti y a mi que puedes o no vincularte a la habilidad. Estaré observandote en todo momento pero no te acompañaré, si quieres regresar o te sientes en peligro, puedes tocar con tu pulgar la parte superior del anillo y de forma inmediata te traeré, tomando esta prueba como un intento fallido y seguiremos con las enseñanzas hasta que te sientas preparado - finalizó, estirando la mano para que el cainita decidiera seguir o no.

 

De él tomar el anillo, la arcana lo guiaría por el salón circular que aguardaba por ellos, con un suelo de en forma de estrella de cinco puntas dentro de una circunferencia formada por una serpiente que se muerde la cola, que representa el Ouroboros. El Portal de las Siete Puertas sería lo que Hades observaría, pero solo el portal de la Legeremancia estaría despierto, aguardando por él y su aventura.

 

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El cainita observo a su maestra en la habilidad de Legilimancia y escucho cada una de sus palabras, sus advertencias y que entre líneas le decía que aquella prueba probaría más que su habilidad su mente. ¿Cuántas veces de manera sutil la Pereira se lo había insinuado? La observo abrir la mano y allí vio el tan anhelado anillo. Poco a poco movió su mano para tomarlo. Sin saber o sin sospechar que había sellado su destino justo en aquel momento. Tomarlo significaba la aceptación de que cualquier cosa podría pasar, estuviera listo o no.

 

Pensó muy bien aquello, aun así, pasara lo que pasara intentaría llegar al final, no tocaría aquella parte del anillo que obligaría al Ragnarok a volver para seguir la instrucción. Claro, también podría comerse sus palabras y hacerlo e intentarlo nuevamente después, aun así, sabía en su mente, alma y corazón, que se esforzaría hasta el final y que aquello sería su último recurso.

 

Siguió a la arcana a hasta el salón que aguardaba por el Ragnarok. Observo las puertas y como lentamente la principal, o mas bien, la que pertenecía a la habilidad de Legilimancia se abría. El portal lo estaba atrayendo, lo llamaba, era un susurro sutil pero aun así, podía sentir como lo invitaba a entrar.

 

-Gracias por todo maestra –dijo el vampiro.

 

Un segundo después, cruzo.

 

*********************

 

No sabía como había llegado allí, pero conocía la sensación. Había perdido noción de aquello que una vez lo había acompañado dentro de él, lo que el Ragnarok solía llamar su acompañante en aquella maldición. Sabía que estaba maldito y su alma estaba siendo marcada y torturada, aun así había seguido adelante, luchando contra eso que había luchado para tomar el control de él.

 

Aquello no sabía si era el futuro o parte de su pasado. Al menos estaba seguro de que no era el presente. Aun así, no reconocía el sitio donde se encontraba, quizás aquello solo estaba en su mente. Si era así se había superado con creces porque aquella cosa o aquella criatura que se encontraba frente a él destruyéndolo todo a su paso no había podido imaginarla nunca.

 

Una masa oscura y con cuernos, imponente, corpulenta, con unos brazos que ganaban tamaño por momentos. Poco a poco, aquella cosa fue dándose forma. De casi todas las superficies asomaban afanosas protuberancias de un tipo u otro que le rasgaban la ropa. Se veían cuernos, espinas, relieves en forma de cuña, crestas, alas, tentáculos y pólipos de todos los colores. También tenía protuberancias bajo la piel que la deformaban, la abultaban y la hundían. A las antiguas piernas se les habían unido otras tres en diferentes fases de desarrollo. Parecía que a uno de los brazos le había salido una segunda articulación en el codo, lo que le permitía sacudirlo adelante y atrás con movimientos complejos. Tenía el rostro crispado como el de un pez globo. Unos pequeños pelos le sobresalían de los y los ojos se habían convertido en un par de ardientes ascuas. La boca, que ahora se extendía de oreja a oreja, dejó escapar un lastimero rugido. Rowe, aquella cosa estaba alimentándose de lo que se encontraba a su paso. Lo peor es que el hijo de la noche no sabía a ciencia cierta cómo sabia su nombre.

 

El Ragnarok tenía un mal presentimiento. Aquello definitivamente era una pesadilla, aun así, podía sentirse como aquel neófito que alguna vez fue, uno al que no le importaba absolutamente nada, ni siquiera la idea de morir. Y eso, era lo que parecía que iba a suceder, no se sentía lo suficientemente fuerte como para vencer aquella vez, si aquello era creación del portal, de su mente o su maestra, definitivamente se habían superado.

 

-“debo advertirte, ni yo misma sé que tiene preparado el portal para ti, joven Hades.” –recordó que su maestra la arcana Pereira le había dicho.

 

-Si he de morir, quiero ver algo bonito por última vez –susurro apuntándose así mismo… Hinmandascam –conjuro para crear una nueva visión, solo para él.

 

*********************

 

Sonrió al verse en su mansión. El hermoso jardín lo rodeaba todo. La piscina a lo lejos tenía el agua pura y cristalina. Allí, en una de las mesillas se encontraba la Macnair en su traje de baño y correteando alrededor del Ragnarok una pequeña niña de ojos verdes y cabellos negros.

 

Kore Artemis reía y estaba feliz.

 

-Papi… papi… abrázame –le pedía la niña levantando los brazos para que el Ragnarok la cargara- anda, vamos a jugar, me prometiste que me enseñarías a nadar hoy –dijo luego de aquello cruzando los brazos y haciendo un pequeño puchero para luego sonreír.

 

-Eres igual a tu madre, no tienen paciencia –bromeo sabiendo que la Macnair lo había escuchado y lo fulminaba con la mirada- pero está bien, vamos a nadar –dijo llevándola hasta la piscina.

 

*********************

 

Morir era la parte fácil. El mayor problema del vampiro era atraer la atención de aquella cosa.

 

Ambos se plantaron (Aquel demonio que llevaba en su interior y él) con su único cuerpo justo debajo de la cúpula central que allí había en aquel edificio. Podía ver las escalinatas bajando y a Rowe en aquella plaza. Tenían que atraerlo hasta allí, hasta el epicentro, hasta el lugar donde había más hierro, pero Rowe era demasiado grande, demasiado escandaloso y estaba demasiado confuso y desolado para atraerlo con facilidad. Se arrastraba de un lado a otro sobre su lío de piernas, pisoteando tenderetes y caballitos para niños y embuchando árboles al azar con su enorme bocaza. Llevaba a cabo este trabajo con admirable convicción y ninguno de sus ojos se volvía hacia ellos.

 

Había descartado la idea de saltar para colocarse más cerca, pero sabía que no lo conseguiría, estaba cansado, su mente le estaba jugando una mala pasada, podía sentir el peso de sus músculos, de sus huesos, de todo su ser. Incluso dar un salto en aquellas circunstancias habría resultado una hazaña. Necesitaba casi todas las fuerzas que le quedaban para mantenerse en pie. De seguir así, estaba seguro que terminaría desplomado en el suelo. Se observo en el reflejo del piso pulido, y lo que vio no le gusto nada. Despeinado, sangrando, herido, así se encontraba el hijo de la noche.

 

Así que el vampiro se quedo donde estaba y se puso a gritar.

 

-¡Rowe! te desafío a ti, ¡ven y da la cara! –grito el vampiro. Nada. Rowe estaba ocupado mascando algunos artículos expuestos en la plazoleta.

 

«Eso cuenta como provocación, ¿no Ragnarok?» –pregunto aquel demonio que él llevaba dentro.

 

-Oye, una provocación es cualquier cosa que provoca o incita al enemigo y... Bueno, vale, no ha funcionado, ¿contento? Estamos perdiendo el tiempo –se respondió a sí mismo.

 

-«Déjame probar.» -dijo el otro tomando por un segundo el control del cuerpo del cainita- «¡Maldito demonio! ¡Tu fin está próximo! ¡Te espera el fuego estremecedor! Esparciré tu repugnante esencia por este lugar como si fuera... esto... margarina, una capa muy gruesa de margarina... » -Vaciló.

 

- bueno... No estoy seguro de que capte la analogía, pero no importa, tú sigue -dijo el Ragnarok

 

-«¡Maldito demonio, atiéndeme!.» -volvió a decir el otro.

 

Lo lastimoso del asunto era que la voz del cainita era cada vez más débil y desesperada. Sin embargo, remató el desafío con un golpe efectivo, un rayo conjurado desde su varita alcanzó a Rowe en el trasero. El gran espíritu respondió con un rugido y se retorció, agitando las extremidades y buscándolo con sus ojos saltones. Al verlo, envió varios rayos que se estrellaron a su alrededor. Aquella cosa tenía una puntería de pena. Un par cayeron a unos metros de él, pero se mantuvo firme en el sitio, sin moverse.

 

-¡Ragnarok! Te estoy viendo... -dijo el vozarrón.

 

Un nuevo rayo alcanzó a Rowe. Fue acercándose lentamente hasta donde se encontraba él. Una sombra colosal que no pertenecía a este mundo, sino que había sido arrancada del otro, una sombra que impedía el paso de la luz.

 

-«A eso lo llamó yo una provocación en toda regla» -dijo el otro.

 

-Sí, no ha estado mal. –se dijo así mismo.

 

Al vampiro se le escapaba la vida, pero su resolución seguía intacta. Reunía las pocas fuerzas que le quedaban. Poco a poco, tranquilo, murmurando entre dientes, fue murmurando palabras salidas de quien sabia donde, como si fueran parte de una magia antigua u olvidada. Alguna vez había hecho aquello en Grecia, le habia regalado a su tía una lagrima de cristal de magia pura y elemental la cual la habia salvado una vez, ahora, parecía que al ver la muerte a los ojos de manera inminente sus recuerdos volvían hasta él. Sin embargo, Rowe todavía no estaba donde el vampiro quería. Le apunto con la varita. Ya solo tenía que esperar. Sabía que las muertes heroicas son algo digno de admiración, un argumento que nunca le habia convencido, al menos hasta aquel momento, sobre todo porque no importa lo genial, elegante, sereno, imperturbable, viril o desafiante que se sea: al final siempre se acaba muerto. Algo un pelín irreversible para su gusto.

 

-Oye tú –se dijo el Ragnarok.

 

-«¿Sí?» -contesto aquel que se encontraba dentro de él.

 

-Siempre has sido un enorme dolor en mi trasero –dijo el cainita en tono burlón y mucho más débil del que le habría gustado.

 

-«Sí, bueno, esto, tú también has sido de gran ayuda» -se burlo el otro.

 

-No he dicho que fueras perfecto, sabes lo mucho que te odie, lo mucho que intente luchar contigo en mis momentos de neófito cuando me odiaba a mi mismo –volvió a decir el vampiro observando como Rowe cada vez estaba más cerca.

 

-«¿Cómo?» -pregunto aquel.

 

- Seamos francos, casi siempre conseguías fastidiar las cosas –se volvió a burlar el cainita.

 

-«¡¿Cómo?!» -volvió a preguntar en un tono mas enfadado- «Bueno, pues entonces, ya que nos estamos sincerando, permíteme decirte, Ragnarok...»

 

-Por esa razón voy a despedirme ahora mismo, una vez que muera tu volverás a ser libre y podrás ir a fastidiar a alguien más –susurro el cainita.

 

«¿Eh?» -el cainita podía sentir la confusión de aquel espíritu que llevaba arraigado dentro de él.

 

-No te hagas ilusiones... -Sus pensamientos se fragmentaban, revoloteaban, pero su boca seguía murmurando aquellas palabras extrañas- no pienso decir jamás que voy a extrañarte estás destinado seguramente a estropearle de alguna manera la vida a alguien más.

 

El hijo de la noche perdió ligeramente la conciencia. Le costaba mantenerse despierto, la vida se le escapaba a raudales por el costado, pero siguió murmurando las palabras necesarias con un último esfuerzo.

 

Rowe se echó encima del cainita apuntando directamente a su corazón. Abrió las bocas, lo azotó con sus tentáculos. El Ragnarok en un último esfuerzo concluyo su oración, sus palabras antiguas, su réquiem de muerte y atacó.

 

En aquel momento, el Ragnarok… murió.

 

*********************

 

- ¿Dónde estoy?, ¿Qué hago aquí?, lo único que hay es oscuridad, mis sentidos no me responden, ni siquiera siento el dolor de la muerte, porque estoy muerto ¿verdad?, debo estarlo, si, no hay más explicaciones para estar en un lugar como este –susurro el vampiro- No es el infierno, no hay llamas, ni el demonio dándome la bienvenida, tampoco es el cielo, si así fuera, ella debería estar aquí esperándome… ¿el purgatorio?

 

Volvió a pestañar en aquella especie de trance, estaba boca arriba, flotaba en un limbo de oscuridad nada parecido a lo que siempre había pensado, no se encontraba la maravillosa luz al final del túnel, ni siquiera una tonta vela para iluminar el camino de su alma, quizás, el simple hecho de no temerle a la muerte fue lo suficientemente fuerte para él y por eso aun no cruzaba la fina línea entre los vivos y los muertos.

 

Intentó moverse varias veces pero difícilmente logró alguna mejoría hasta el quinto intento, ¿estaba débil o era débil?, el hijo de la noche se maldijo a sí mismo por saber la respuesta de ante mano.

 

No sabía si algo o alguien podía haber cambiado su destino cuando decidió hacer su ultimo sacrificio, si la Macnair o alguna de esas personas importantes de su pasado hubieran llegado a tiempo para verlo en aquella situación dudaba que se hubiera atrevido a entregar lo último que le quedaba estando ellas presentes. Ya no había dolor, sentía que no existía la redención ni la salvación para él, esperaba haber sido perdonado, si no, ¿Qué hacía allí?

 

Abrió los ojos. “Respiró” o más bien, busco el vital gas como si en verdad lo necesitara. Estaba ahogándose. El cainita era un vampiro y por un segundo sintió la necesidad de respirar aunque no lo necesitaba. Estaba en el suelo, tirado de espaldas viendo el techo. Poco a poco comenzó a mover sus músculos que de una u otra forma se habían agarrotado. ¿Qué era aquello? O más bien ¿Por qué había sucedido aquello?, ¿Por qué se sentía así?

 

Poco a poco fue consciente de sí y de su entorno. Movió lentamente los músculos, sus pies y sus manos, sus brazos. Colocó la mano derecha donde debería estar su corazón. ¿Estaba vivo?

 

La Pereira le había dicho o más bien le había advertido que aquella prueba iba a ser la más dura, que algo iba a jugar con su mente. Él aunque no se lo dijo, no le había querido creer, ahora sabía que la mujer tenía razón. Pudo sentir el peso del anillo en su dedo, allí estaba.

 

Lentamente se levantó y limpio su nívea faz con la manga de su túnica. Recorrió aquella especie de cueva o templo con la mirada. Allí la vio observándolo a los ojos. La arcana lo estudiaba. De alguna forma el portal lo había escupido dejándolo nuevamente en la misma habitación que ella.

 

-Lo siento… -la miro arrepentido- yo… debí… creo que falle, no fui lo suficientemente fuerte –dijo tras caer a los pies de la arcana, se sentía como si le hubieran dado una paliza.

 

El cainita se incorporo lentamente.

 

-me lo advirtió, ¿la prueba era más que todo mental cierto?, tuve que pelear contra mi mismo, contra los demonios que llevaba dentro, me llevo a mi pasado y a mi futuro, el portal me mostro imágenes, jugo conmigo, me hizo sentir nuevamente como aquel que fui cuando era neófito, me hizo recordar al demonio que una vez domino mi vida, y aunque intente pelear, mantenerme en pie y obligarme a ser lo que debía aun así morí –se volvió a disculpar- aunque hice las paces conmigo mismo, creo que falle.

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Pereira asintió con gratitud a las palabras de su pupilo, siempre era grato ver el agradecimiento de sus alumnos con las enseñanzas impartidas por su parte. Tomó el anillo y se adentró al portal, la mujer observó a través de los ojos del Ragnarok cada suceso dentro de su prueba y ahí la bruja supo lo que el portal hacía, medir las capacidades del mago para identificar lo real y lo ficticio, cosa que el mago no estaba logrando descubrir.

 

La bruja quiso intervenir, pero le dio confianza al mago. Su anillo vibraba, la habilidad quería aceptar al mago pero aún había algo que no hacía, usar la Legilimancia para vencer el portal cerró sus ojos y sintió el dolor de Hades como propio. Sabía que su pupilo era fuerte, pero lo que la prueba le enseñaba estaba jugando brutalmente con su mente.

 

Una sacudida llegó al sistema de la arcana al percibir como su alumno perdió la consciencia, encontrándose en un lugar oscuro de su mente - Vamos Hades, despierta - pidió al aire, observarlo despertar en una ilusión de la habitación donde ella se encontraba parada. El Ragnarok seguía dentro de la prueba y esto era una ultima oportunidad del portal para que el mago hiciera uso de su Legilimancia y leyera a la Rosália de su imaginación, dándole la ultima enseñanza Descubrir lo real de lo ficticio.

 

La bruja observaba y estaba preparada para traer de vuelta al cainita, tenía sus esperanzas puestas en que lo lograría. La mujer hacía mucho no sentía ese sentimiento en su interior, esta prueba había mostrado a los ojos de la pelirroja una vez más la característica más humana de los magos y brujas que a diario acudían a ella.

 

@@Hades Ragnarok

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El vampiro podía sentir una especie de latido en su mente. Era como si su corazón estuviera latiendo. Era una sensación extraña, tan “humana” como cuando te lastimas algo y sientes el dolor en el lugar y aquello comienza como a latir. Así se sentía, solo que de su pecho paso hasta su cerebro. Escucho en la lejanía la voz de la Pereira obligándolo a concentrarse, a “abrir los ojos” o más aun, “abrir su mente”.

 

Observo a aquella mujer frente a él. La Pereira le devolvía la mirada pero no pasaba nada. No le decía si había aprobado o si había suspendido, No le recriminaba nada, ni siquiera la Pereira le reñía por ser débil y haber caído contra aquella cosa con la cual se había tenido que enfrentar. Allí no había nada y eso le tenía desconcertado. ¿Tendría que buscar acaso en la mente de la mujer la respuesta?

 

Una vez empezada la clase la arcana le había permitido entrar un poco en su mente, había intentado derribar los muros de su mente y lo había logrado, por ello la había visto en aquella selva o paraje natural, aunque sospechaba que quizás la mujer no había puesto mucha resistencia. Ahora ¿debía hacer lo mismo?, dudaba que esa fuera la respuesta. ¿Tendría que entrar en la mente de la mujer y buscar algún recuerdo?, debía usar el legeremens para buscar en lo más profundo de ella? Debía acaso intentar crear una visión interna o externa para la mujer? Pensó en las posibilidades, tal vez tendría que cambiar un recuerdo por otro. Aquello era una lucha interna. Sabía que el portal lo estaba probando de alguna forma. Su maestra también lo haría?

 

Busco los ojos de la arcana. No había nada, estaban vacios o sin expresiones.

 

Se dio cuenta que aquello era una trampa. Estaba confiando como siempre en que viniera alguien a rescatarlo tal como solía suceder en Grecia. Ahora aquello era diferente. Tenía que confiar más en sí mismo. Camino dejando a aquella figura atrás.

 

******************

 

No paso mucho tiempo una vez que dejo a la “mujer”. Se dio cuenta al instante del cambio en el ambiente. Podía ver una luz al final de aquel camino y una vez que cruzo se sorprendió. Estaba nuevamente en Ottery. Recordó que allí (aunque nadie más lo sabía porque era un secreto muy bien guardado) estaba la cueva de las Antígonas, una cueva muy extraña donde muchas cosas podían pasar y algunas cosas jugaban con su mente. Así que era eso. Sonrió al sentir el viento en su nívea faz. Todo había sido un sueño. Una pesadilla. Todo lo que había vivido en su pasado era una pesadilla.

 

Recorrió rápidamente el camino a su mansión. Llego a la Ragnaventus pero no encontró a nadie. No había cambiado en nada. Bueno, en realidad aquella mansión jamás cambiaba en su parte exterior. La casa se veía demasiado sola. Recordó que había dejado a la Macnair allí decorando la habitación de su pequeña Kore pero al entrar y buscarla no vio a nadie, mas bien, su elfo Odín ni siquiera sabía de quien le estaba hablando el cainita.

 

Estaba demasiado confundido y se sentía agotado mentalmente. Físicamente estaba bien. Podía seguir adelante sin ningún problema, pero aquellas extrañas experiencias vividas habían hecho mella en su mente.

 

-Creo que mejor voy a buscarla en la Mansión Macnair –se dijo así mismo saliendo en busca de su prometida.

 

…………………………

 

No tardo mucho en llegar a la mansión Macnair. Toco la puerta y espero. Sonrió al ver a la Elfina perteneciente a Cissy y pregunto por la ex vampiresa.

 

-la ama esta en el jardín –dijo la elfina- le diré que llego –dijo mientras salía corriendo con sus pequeños piecitos.

 

El vampiro la siguió simplemente para darle la sorpresa a la Macnair, sin embargo, el sorprendido fue el al toparse con alguien que jamás había pensado volver a ver.

 

-¿Missy? –dijo sorprendido al ver a Artemis.

 

-Hades querido, que bueno verte, ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos –dijo dándole un beso en la mejilla.

 

-Este… si… bueno, la verdad hace mucho tiempo –comento.

 

-¿A que debemos esta amable sorpresa?, no me digas que vienes a ver a mi querida Cissy –dijo con tono divertido la mujer- vienes a conocer a nuestra pequeña Kore?

 

-<<¿De cuándo acá Artemis se comporta así conmigo?>> -se pregunto el vampiro algo confundido.

 

-Te sientes bien querido?, parece que te hubieras indigestado –se burlo la chica.

 

-Oh, yo estoy bien, no te preocupes, supongo que es el cambio de horario –bromeo- espera… dijiste a la pequeña Kore?

 

-Si tonto, ¿no sabías que Cissy tiene una hermosa niña?, es tan hermosa e inteligente como su madre y se mete en tantos problemas como su padre –rio- salió a los 2.

 

-Sí, yo se que suelo meterme mucho en problemas –comento divertido.

 

-De que hablas Hades, en serio te encuentras bien?, -Artemis lo vio directamente a los ojos.

 

-Del padre de Kore –respondió sonriendo.

 

-A ver querido, quien te dijo que tú eras el padre de la hija de Cissy? –pregunto la chica.

 

-Es obvio no? –Comento.

 

-Déjate de juegos Hades, ya estuvo bueno de la broma, fue muy divertida –dijo Artemis- ven, quiero que la conozcas –sonrió y guió al hijo de la noche hasta los jardines.

 

…………………………

 

Aquello no podía ser posible y el cainita se negaba a aceptar lo que le estaba diciendo Artemis Macnair. El siempre había sabido que ella lo odiaba y deseaba que se alejara de Cissy pero aquella broma era un golpe muy bajo.

 

-<<Legeremens>> -pensó el cainita adentrándose en la mente de Artemis para intentar encontrar la verdad.

 

El Ragnarok comenzó a buscar en la intrincada mente de la Macnair. Podía ver retazos de sueños y pensamientos. Imágenes que iban y venían como si fuera una película mal sintonizada, aun así sabía que aquellos eran los pensamientos de quien alguna vez había considerado su amiga y con la cual tenía una relación de amor/odio que nadie podía entender. Recorrió con la mirada aquellas imágenes hasta que encontró la que deseaba.

 

Observo a Cissy Macnair junto a un hombre que no era él, pero si era un vampiro. La veía feliz, sonriendo mientras se tomaba la panza. Parecía que estaba pronta a dar a Luz.

 

…………………………

 

La imagen era muy diferente ahora. Podía ver en la mente de Artemis a la pequeña Kore dando sus primeros pasos. Corriendo para llegar a los brazos de su mami y como aquel hombre sonreía completamente orgulloso y las abrazaba a ambas. La niña era hermosa, tenía las facciones de su madre junto con su cabello, los ojos eran negros y su sonrisa eran las del Ragnarok.

 

-Quita tus sucias manos de ellas –dijo en tono amenazador el vampiro.

 

…………………………

 

-¿Te diviertes Ragnarok? –escucho en su mente- Sabia que te encontraría aquí –dijo aquella voz tan familiar – tu siempre tan tonto y predecible –dijo Artemis en tono burlón- siempre tuve razón de odiarte, tú jamás la mereciste y nunca la merecerás, eres una piltrafa humana, eres lo peor que existe, no lo ves?, ella está mucho más feliz sin tenerte cerca.

 

-Tu –dijo molesto- esto es obra tuya

 

-Oh! Que vampirito tan inteligente, al fin te diste cuenta?, eres débil, incompetente y lento Ragnarok – dijo la chica volteándose- más lento y caminarias para atrás.

 

-Tu, maldita mujer –dijo apuntándole al corazón.

 

-Mátame, no tengo nada que perder, si muero ella te odiara mucho mas, ella jamás querrá verte, ni siquiera podrás acercártele, conoces a Cissy mejor que yo vampirito, este juego jamás lo podrás ganar –se burlo mirándolo a los ojos.

 

-Esto no es real, esa niña es mía, mírala –la señaló – ¡¡¡MIRALA!!! yo le puse el nombre maldita sea –dijo cada vez mas molesto.

 

-¿Así como le pusiste el nombre a Athena? –revelo Artemis.

 

-¿Cómo sabes eso?, ¿cómo conoces ese nombre? –bufo por lo bajo sintiendo su ira y su oscuridad quien estaba comenzando a tomar el control, de él- ¿Cómo conoces el nombre de mi hija?

 

La risa de Artemis no era natural. Era muy diferente a la que alguna vez llego a conocer. Poco a poco la mujer se fue acercando al cainita quien la miraba sorprendido. Las facciones de la Macnair eran amenazantes, los sonidos guturales, como si fuera una bestia escondida esperando abalanzarse a su presa.

 

-No lo entiendes verdad Ragnarok?, fue tu incompetencia la que no te permitió salvar a quienes amabas, eres débil, eres lo mas asqueroso que puede existir en todos los mundos, un cobarde que rompió sus ideales y sus palabras, deberías odiarte, tu amada te odia, tu hija te odia, todos quienes conociste te podían, ríndete de una vez, eres una piltrafa –le decía Artemis mientras se acercaba mucho mas a él.

 

-No… no lo soy… no soy débil –le dijo apuntándole- aléjate, no pienso herirte, no quiero hacerlo –la mano comenzó a temblarle.

 

Se obligo a mirar a los ojos a Artemis. ¿Qué le pasaba?, ¿Por qué le temía a aquella mujer?, aquello no podía ser posible y él lo sabía. Comenzó a buscar en su mente las enseñanzas de la Arcana quien después de pensar que había muerto o fracasado en un susurro antes de que volviera reaccionar y seguir con aquel camino le había instado a que despertara. Se obligo a entrar nuevamente en la mente de Artemis. Iba a descubrir ¿Qué demonios era todo aquello? aunque fuera lo último que hiciera.

 

Esta vez no fue necesario que dijera "Legeremens" como había hecho la vez anterior, esta vez estaba seguro de poder hacerlo sin necesidad de ningún truco o hechizo. Aunque de una u otra forma tenía miedo, el vampiro estaba furioso por la situación a la que había sido empujado.

 

Volvió a entrar en la mente de la mujer. Esta vez, noto que Artemis oponía resistencia, tal como había hecho la Pereira en la instrucción. Forzó un poco todo. La ira del Ragnarok era cada vez más fuerte y su instinto le decía que debía seguir adelante. Aquel muro que intentaba colocar la Macnair era cada vez más débil, no podía compararse con el Ragnarok, no, ella jamás habría podido ponerlo en aquella situación y mucho menos vencerlo.

 

-Caíste Macnair –dijo una vez que aquel muro cedió- eres mía –dijo pasando ahora sin problemas mientras intentaba la chica recuperarse.

 

Comenzó a indagar en la mente de Artemis lo que buscaba, comenzó con desesperación, luego fue acompasando su respiración con sus pensamientos como había hecho cuando la Pereira había jugado con su mente y había colocado aquellas imágenes en él.

 

-“Por mí se va a la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se va hacia la raza condenada: la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo la divina potestad, la suprema sabiduría y el primer amor. Antes que yo no hubo nada creado, a excepción de lo eterno, y yo duro eternamente. ¡Oh vosotros los que entráis en mis dominios y me conocéis, abandonad toda esperanza, porque sufrirán eternamente!” –se repitió una y otra vez como si fuera un mantra.

 

El hijo de la noche esta vez no iba a utilizar ningún truco, no iba a cambiar ningún recuerdo o crear algo más, esta vez, aceptaría lo que sucediera. Por cada muro que intentaba la mujer colocar el Ragnarok lo hacía cada vez mejor, hasta el punto de ver en la mente de esta cuanto lo odiaba. Observo y “escuchó” lo que tanto Artemis como Latil le decían a la Macnair para que esta se alejara de él. Vio algunos pasajes de la vida de Artemis. Hasta el momento de su muerte…

 

-<<¿Su muerte?>> -dijo el vampiro en su pensamiento- <<Si Artemis está muerta (cosa que se obligo a recordar ya que Cissy se lo había contado), ¿Quién es esta mujer que está frente a mi?>>.

 

Decidió salir de la mente de quien fuera que estaba frente a él a punto de atacarlo. Observo su mano. Observo a la varita que esta poseía. Y como se materializaba una filosa daga de plata en la otra. Dio un paso atrás. Lo reconoció. ¿Era tan tonto y débil así?, se maldijo al saber la respuesta, pero esta vez podía cambiarlo todo, hasta su propio destino, se obligó a recordar aquello que se había dicho alguna vez. “Hades No fallar... Mejorar... Ser el amo... seguir tus instintos... JAMAS olvides eso Ragnarok, fracasar no es una opción”.

 

-Maldita sea Ragnarok, ya déjate de juegos –se dijo así mismo reconociéndose frente a él- sé quién eres tu, no eres Artemis Macnair, ella jamás me hubiera tratado bien, la hipocresía no era su fuerte, eres mi oscuridad, eres mis temores, mis debilidades, eres todo lo que me hace un ser tan oscuro y temible, por eso sabias como afectarme, por eso conocías mis secretos, absolutamente nadie sabía que fui yo quien decidió el nombre de mis hijas –dijo el vampiro entrecerrando los ojos.

 

-Eres débil Ragnarok, debiste haberme dejado salir hace mucho tiempo, de no ser por tu estupidez, tu debilidad, por creerte superior a los demás y ser el “señor oscuro” perdimos todo, perdiste a tu alma gemela y perdiste a tu hija, ella creció lejos de ti, se caso, tuvo hijos y tu jamás fuiste parte de su vida –se dijo así mismo- eres el peor padre del planeta, ni cuando bebe pudiste cuidarla, siempre te lo dijeron ¿recuerdas?, que eras el peor padre de todos, que hasta tu compañero era mucho mejor padre que tu.

 

Al fin, el vampiro cayó en cuenta de lo que estaba pasando. Por eso había visto a Cissy con alguien más, a su pequeña Kore con otro padre. Estaba luchando contra sus propios miedos, con el miedo de perder nuevamente a quienes amaba y a quienes debía proteger y cuidar. A la Macnair y a su pequeña Kore. Tenía miedo de fallar y de no ser un buen padre para esa pequeña niña.

 

-No eres ni seras nada sin mi oscuridad –dijo el vampiro- ven, enfréntame, quizás cometí muchos errores en todo este tiempo, quizás no logre ser el mejor padre del mundo porque sé que puedo fallar, aunque no quiera admitirlo no soy perfecto, pero de algo estoy seguro, seré el mejor padre que esa niña pueda tener y desear –dijo apuntándose así mismo con la varita- jamás tuve miedo de herirme recuerdas?, una vez me apunte al corazón y casi me hice un avada, que te hace pensar que no puedo hacerlo de vuelta? –le pregunto a aquella figura frente a él.

 

Era su miedo a fallar como padre y esposo lo que estaba jugando contar él.

 

-No te atreverías, morirías aquí, dentro del portal, no lograrías obtener la habilidad –dijo aquella figura con el rostro del vampiro, porque había dejado de esconderse en la forma de Artemis Macnair.

 

-si es así, que así sea –podía sentir el calor que producía su varita al contacto con su nívea mano- ahora quein es el que tiene miedo?

 

******************

 

Salió de aquel portal agotado mentalmente, había tenido que pasar una gran prueba y quizás hasta pelearse consigo mismo para lograr todo aquello. ¿Sería suficiente acaso?. Suspiro mientras se colocaba frente a su maestra esperando saber si debía devolver el anillo o podía mantenerlo en su dedo.

Editado por Hades Ragnarok

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La desesperación se podía sentir en el cuerpo de la Pereira, que a cada minuto que pasaba se sentía más preocupada por su alumno que luchaba contra su mente, sus miedos e inseguridades, cosa que el portal había aprovechado para usar e su contra. Tapó su boca se asombro al observar como poco a poco el cainita comenzaba a entender y vencía el portal, atacando a todo lo que apareciera frente a él con inteligencia.

 

Tomó su anillo, preparada para traerlo de vuelta, pero el escozor tan conocido llegó a ella, su pupilo se había vinculado exitosamente al anillo de la habilidad y el portal había sido vencido. La bruja caminó hasta posarse frente al portal, esperando a la salida del alumno, sin embargo, los últimos sucesos dentro de la prueba la hicieron darse cuenta del futuro potencial que mostraba el Ragnarok.

 

Reconoció el rostro de Hades al cruzar el portal, saliendo con un aspecto mezclado entre derrotado y victorioso. EL cansancio era perceptible en su rostro y por su parte Rosália se mantuvo inexpresiva, observando y leyendo los pensamientos de su más nuevo Legeremante. Sacó su vara y con suavidad se permitió regalarle una sonrisa a su pupilo.

 

- Felicidades joven Hades, espero que luego de esta prueba confíe más en usted y sus capacidades. Es más de lo que usted cree, quítese esas anteojeras que no le permiten ver todo el potencial que guarda en su interior. Solo espero que logre muchas cosas y que algún día comparta un café conmigo - finalizó, realizando una suave floritura con su muñeca para enviar al mago nuevamente a la entrada del invernadero.

 

Un nuevo Legeremante se mezclaría con la comunidad mágica, trayendo consigo la dicha a la arcana.

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