Zoella vs Roxanne

[Ellie Moody]

¡Bienvenidos a la primera edición de los Duelos Relámpago!

 

En este duelo se enfrentarán Zoella Triviani vs Roxanne W.

 

Recompensas a obtener:

 

4000 G por participar, siempre que el duelo haya sido activo (*)

+ 2000 G por ganar el duelo.

+ 10000 G a los dos participantes del mejor duelo. Este premio será entregado por la Comisión de Jueces.

(*) Un duelo activo implica que el participante tenga al menos 6 rondas de duelo, (6 posteos por cada participante). Nos reservamos el modificar el premio de actividad en cada duelo, es decir, que en caso de que no se cumpla con las 6 rondas analizaremos el duelo y definiremos el premio de actividad. Quien abandone un duelo no llevará premio.

Reglas:

• El duelo tendrá una duración de dos semanas, a partir de la apertura del topic.
• El primer jugador en postear en el topic podrá describir el escenario en donde se llevará a cabo el duelo. El otro jugador podrá complementar la descripción del escenario, pero sin contradecir el rol previo.
• En al menos uno de los roles de cada oponente debe hacerse mención de un relámpago (solo como detalle rolistico, no interfiere en el duelo).
• En caso de existir una duda o error durante el duelo, éste debe presentarse en el Tablón de Dudas de la Sala de Duelos Mágicos o usarse dentro del rol. No se aceptarán reclamos acerca de errores en el duelo que fueron aceptados por el oponente.
• Solo los miembros de la Comisión de Jueces podrán atender dichas dudas.
• No existen los límites de tiempo entre respuesta y respuesta. Por tanto, la regla de hechizos impactados desaparece.
• No está permitido el uso de objetos consumibles.
• Pueden hacer uso de sus libros de hechizos excepto los de Libro del Caos y/o el Libro de las Auras.
• Pueden detallarse los Puntos de Poder y Puntos de Vida durante los posteos para ir practicando, aunque no es obligatorio.
• Los hechizos que podrán usar serán los conformes al rango del rival cuyo nivel sea más bajo.

Editado 12 de Abril del 2020 por Jank Dayne

[Zoella Triviani]

La mascara cubría la nívea piel de la Triviani, quien se movía por la oscuridad con gran pericia, como si fuera parte de ella. Su marca relucía brillante en el antebrazo, bajo la mirada de todo aquel que posara su vista en ella. Sus pasos eran silencioso por los largos pasillos de aquella mansión abandonada, donde un llamado había llegado y aquello elevó la emoción apagada dentro de la bruja. Con su varita siempre en alto caminó un par de pasos hasta llegar a la esquina del pasillo, donde dos encrucijadas estaban.

 

Su cuerpo cubierto por la larga túnica negra se detuvo, en medio de todo aquello, observó los pequeños rayos de luz lunar colarse por la ventana cubiertas con madera, iluminando apenas el lugar desolado, sus amuletos brillaron bajo la luz de la luna, alcanzando a observarse a penas bajo la túnica. Posó su mano en la pared y sintió el polvo ensuciarla, un fino halo de polvo cubría las repisas llenas de cuadros y floreros, los estantes con atávicas reliquias. Recordó años atrás, durante los simulacros de ataques cuando solo era una aspirante, quien diría que tiempo después llegaría a ser una alto rango, ni ella se lo imaginaba.

 

Sus sentidos agudizados percibieron el ruido de algo caer, giró su cabeza en dirección del ruido y sin siquiera pensarlo dos veces sus pasos la llevaron hasta ahí, una oscura y amplia biblioteca, donde libros reposaban en los múltiples estantes de los eternos pasillos. un cielo raso se observaba a penas, deteriorado. Un par de mesas con sillas rotas decoraban el lugar junto a cuadros de personas antiguas, quizás magos, quizás muggles.

 

Levantó su varita y comenzó a caminar, esquivando el pequeño carrito donde libros reposaban. Sus dedos repletos de sus anillos adquiridos en las clases con los Uzzas sostenían fuertemente la varita, a la altura de sus ojos y frente a su cuerpo.

 

- Ya te vi - soltó, sonriendo con aquella terrorífica sonrisa que sacaba de vez en cuando. Apuntó a la figura femenina que sus ojos observaron, justo a dos metros de donde ella estaba.

 

- Fuego Maldito - Pronunció, invocando dos llamaradas de fuego maldito con la forma de una pantera, las cuales se expandieron hasta llegar a donde Roxanne se encontraba, abalanzándose a su cuerpo y las llamas comenzaron a consumir su ropa, adhiriéndose a su piel, quemando cada porción de su epidermis.

[Valky]

Kaori M.

La lluvia poco a poco iba bajando la intensidad, dentro de poco solo sería una ligera llovizna acompañada de relámpagos, lo que era bueno ya que la reunión había terminado y por fin podría volver a casa. Terminó rápidamente de arreglar los pergaminos firmados con un reporte de misiones, asignaciones y ganancias cuando ingresó a la oficina uno de los miembros más nuevos del Simposio.

—Mientras estaba ocupada llegó esto, me pidieron que fuera usted quien lo atendiera —Dijo con el ceño ligeramente fruncido. Kaori tomó el pergamino y ya entendía por qué el joven mago tenía esa expresión.

—Lo dejó Gabriel ¿Verdad? —Preguntó y el mago asintió —Tranquilo, ya me ocupo yo. —Le dijo mientras tocaba con la varita el pergamino y lo volvía cenizas. Al parecer no podría ir pronto a casa como quería.

Esperó a que el mago saliera de su oficina para transformar su cuerpo y facciones usando la metamorfomagia. Su estatura aumentó, su cabello negro se volvió rojizo y rizado, su tez sumamente blanca ahora era de un tono chocolate y sus ojos antes azules, eran de un negro muy oscuro. Al igual que su apariencia, también cambió su ropa, atrás quedó ese atuendo tan formal que se veía obligada a usar en esas reuniones, los cambió por unos cómodos jeans, unos botines de caña alta y una camiseta negra.

Aun le daba vueltas al pedido de su compañero, parecía ser una misión sencilla de realizar «con él no hay nada sencillo» pensó tocándose el cuello de forma distraída. En los bolsillos de su túnica ya estaban guardadas algunas cosas que quizá pudiera necesitar, en sus manos y cuello estaban cada uno de los amuletos que había obtenido con los Uzzas. Ya cuando estuvo segura de que tenía todo lo necesario Kaori desapareció de la sede del Simposio.

La mansión a la que llegó estaba claramente abandonada, la maleza había hecho de las suyas y poco a poco iba ganando terreno. Acomodó su túnica y empezó a recorrer el jardín, el único sonido que había era el que hacían sus pasos por le hierba mojada. Entrar por la puerta principal era imposible, al parecer ese lugar estaba cayéndose a pedazos, la entrada de servicio fue una mejor elección tan solo tenía que deshacerse de un poco de maleza. «Kansho» invocó la filosa daga, aunque al final no la tuvo que usar, pues quitó las ramas con sus manos.

Encontrar la biblioteca le tomó algo de tiempo, pero al fin lo consiguió. En su mano aún tenía una hermosa daga, la lanzaba al aire haciéndola dar vueltas y lo volvía a atrapar una y otra vez mientras recorría las viejas, empolvadas y desgastadas estanterías. En una de ellas estaba lo que buscaba «Pero, ¿En cuál?» se preguntó. Un libro cayó al suelo haciendo un ruido sordo y seco que se expandió gracias a lo abandonado y solitario que estaba todo. No se molestó en recogerlo, no era el que ella necesitaba.

Revisó dos estanterías más sin mucho éxito y entonces, todo paso muy rápido. A escasos metros de donde ella estaba, la figura encapuchada de una mortífaga, lo sabía por la voz, la atacó, era sin duda una suerte que tuviera ya en sus manos aquella poderosa daga que había obtenido en una de las tantas clases que había recibido de los Uzzas, es más no podía recordar quien le dio la clase y en todo caso no importaba.

«Kansho» pensó la bruja haciendo uso de la daga que minutos atrás había invocado, esta absorbió de inmediato el ataque de la mujer enmascarada (Zoella Triviani) y lo devolvió de inmediato. Las dos llamaradas de fuego maldito en forma de algún felino grande, se atrevía a pensar que eran panteras, no tuvieron oportunidad de tocarla ya que giraron hacía su creadora (Zoella Triviani), las llamas comenzarían a quemarle la ropa y luego el cuerpo «quizá pueda ver quien es» se aventuro a pensar.

La varita de la castaña ya estaba en su mano, tan fría al tacto como siempre. «Confundus» pensó entonces haciendo una fortuita, el efecto de su hechizo le causaría confusión y desorientación, a la mujer (Zoella Triviani), aunque eso era solo temporal.

—He de admitir que no me esperaba esta calurosa bienvenida… —Dijo Kaori, aprovechando el momento para aumentar la distancia entre ellas, si calculaba bien quizá ahora estaban a al menos unos cinco metros, tal vez menos y es que en una biblioteca no había tanto espacio.

[Zoella Triviani]

En lo que un chasquido irrumpe el aire contaminándolo de sonido, las dos panteras se volvieron contra ella. La jugada de Roxanne fue rápida, limpia, en los segundos siguientes supo que no había demasiado qué hacer respecto a ello, por lo que apretó los dientes dispuesta a recibir el impacto, con la vista fija en su contrincante, pensando, instantes antes que ella, o casi a la vez:

- Confundus.

El segundo hechizo de Roxanne se perdió dentro de su propia cabeza. Jamás sabría con qué nuevo ataque se habría desenvuelto. La muchacha creyó haber dicho o murmurado algo, más nunca sucedió. La calva disfrutaba ver la mirada perdida que por un breve momento le devolvió la mujer, tener al rival en desventaja era excitante. Recordó los simulacros dentro de sus inicios y sintió la emoción llegar a su cuerpo como siempre.

> pensó, seguido. El ataque que devolvió Roxanne era grave, si, pero al quemar la ropa, notó que fueron dirigidas al mismo sitio de su cuerpo. Solo por ello aceptó el impacto, y aunque las lágrimas le corrían por las mejillas limpiando la sangre y el sudor, no sentía dolor, todo sentimiento de dolor había muerto dentro de ella. Menos luego de que, teniendo una sola quemadura, ésta desapareció dejando únicamente una zona de piel rosada que escocía.

Maldición>> Volvió a pensar, hablaba para sus adentros, sin sentir la necesidad de malgastar saliva por su contraparte. El efecto siguiente sería inmediato, atacaría la buena fortuna de Roxanne, quién al pronunciar su próxima jugada, lo haría mal, desperdiciando así una valiosa acción.

[Valky]

Kaori M.


Ver el fuego quemando a la mortifaga por un momento le pareció hipnótico, las llamas recorrían el cuerpo de la fémina quemando ropa y piel ahí donde tocaban. El aire empezó a llenarse de un aroma un tanto peculiar. Era sin duda un espectáculo que hubiera preferido no observar, desvió la mirada un momento y entonces su mente pareció desconectarse a tal punto que por un momento creyó haber lanzado un confundus, ¿Había sido solo ideas suyas? No. Llegó a la conclusión de que había sido la mujer quien le lanzo el mismo hechizo que ella pretendió usar.



Movió su cabeza aclarando sus ideas y entonces pensó «Kansho» una vez más pues estaba segura de que un nuevo ataque (Maldición) llegaría por parte de mujer o eso era lo que ella hubiera hecho. De esta forma la daga lo absorbió el ataque y lo regresó de inmediato a la mujer, tal y como lo había hecho con el Fuego Maldito. De esa forma sería la mortifaga (Zoella) quien sería victima una vez más del propio hechizo que pretendiera enviarle.


—Cinaede— dijo la castaña apuntando en dirección a Zoella. El poderoso veneno gaseoso extraído a partir de los Pétalos de Pensamiento, empezaría a hacer efecto de inmediato. Alrededor de la bruja surgiría un gas invisible que penetraría en el acto en sus vías respiratorias, cortándolas, para pasar posteriormente a la sangre, provocando la paralización del sistema nervioso y circulatorio y, en consecuencia, la muerte.


Aun no bajó la varita pese a darse cuenta de que la bruja estaba en serios problemas. Las llamas aun la quemaban, aunque no con la misma intensidad. Sería interesante observar cuál sería su siguiente movimiento y era precisamente esa curiosidad lo que la hacía permanecer en su lugar, además de que aún no sabía cómo es que la había encontrado ¿Coincidencia? No, ella no creía en las coincidencias.

[Zoella Triviani]

"Episkey". Pensó.

No podía hablar, y por el poder mágico de su rival casi se desmayaba ante la falta de aire. Aún así no lo demostró, por su temperamento hubiera lanzado aquella curiosa daga de una patada a la estratósfera, más debía comportarse como la persona de alto poderío que era, además, si Jeremy le estuviera viendo, no solo le llamaría usurpadora como de costumbre, sino también cobarde, aunque no estaba muy lejos de serlo. Quizás era aquel escenario imaginario lo que le motivaba a seguir.

Entonces, casi al instante, sus vías respiratorias (cerradas) recibieron una curación. No podía decir que sabía el ataque que su compañera de duelo le tenía preparado, pero para no perder una valiosa acción existían dos posibles movimientos, el realizado o un anapneo. Y optó por la primera, viéndose afortunada pues el Cinaede impactó casi un segundo después, asfixiandola.

- Cantar de eleboro -Musitó.

Tan pronto como la palabra brotó de sus labios cereza, la varita que portaba en la mano buena emitió una vibración que fue a parar a todo su cuerpo en repercusión. El encantamiento la mantendría protegida, o más bien a sus sentidos, durante dos turnos completos. Además, saltaba a la vista, que el propio canto había restablecido sus vías respiratorias por completo.

[Valky]

Kaori M.

 

La bruja finalmente bajo su varita, la daga Kansho aun estaba en su mano aunque ya no la usaría, estaba claro que la mortifaga estaba mureta. ¿Tenia caso causarle más daño del que ya tenía? No, la verdad es que era un desperdicio de su magia. Sin apartar la mirada de Zoella, quien seguía quemándose con las llamas del fuego maldito que en primera instancia había sido dirigido hacia ella, se acercó un poco. Kaori no había recibido daño alguno lo que era bueno, no quería llegar a casa con moretones o cortes y tener que explicarle a su esposo como se los había hecho.

 

Tenía curiosidad de saber de quien se trataba, aunque ya le habían comentado sus compañeros de bando que la mascara era como si fuera parte del cuerpo de los mortifagos, tenía la esperanza de quizá reconocer algo más, un tatuaje que aun no se hubiera quemado. Mientras se acercaba estaba segura de que el veneno del cineade había sido el que le arrebató la vida a la mujer, puesto que jamás hizo un anapneo para despejar las vías respiratorias. En todo caso el resultado de aquel enfrentamiento había estado escrito desde el inició.

 

Se detuvo a un metro, observó el cuerpo pero no pudo reconocer nada. Observó a su alrededor pues quizá alcanzó a pedir refuerzos, estaba segura de que la mujer que yacía muerta a sus pies, era un alto rango en las filas de los mortifagos. El Fuego Maldito que había intentado enviarle la había delatado. Pasaron varios minutos, pero nadie llegó, el fuego amenazaba con propagarse por la biblioteca, así que tenia que apresurarse en conseguir el libro que le habían pedido recuperar.

 

«Gabriel... maldito hijo de...» murmuró la bruja con rabia luego de atar cabos. Solo él sabía que iría a ese lugar. En su mente empezó a rondar la idea de que quizá estaba involucrado en el repentino ataque, quizá el objeto que tenía que recuperar para el Simposio ni siquiera existía. Apartó la mirada del cadáver de la mujer Zoella y se dispuso a revisar rápidamente una ultima vez antes de marcharse.