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Aaron vs Scavenger


Ellie Moody
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¡Bienvenidos a la primera edición de los Duelos Relámpago!

 

En este duelo se enfrentarán Aaron Black Lestrange vs Scavenger Wheaterwax.

 

Recompensas a obtener:

 

4000 G por participar, siempre que el duelo haya sido activo (*)
+ 2000 G por ganar el duelo.
+ 10000 G a los dos participantes del mejor duelo. Este premio será entregado por la Comisión de Jueces.
(*) Un duelo activo implica que el participante tenga al menos 6 rondas de duelo, (6 posteos por cada participante). Nos reservamos el modificar el premio de actividad en cada duelo, es decir, que en caso de que no se cumpla con las 6 rondas analizaremos el duelo y definiremos el premio de actividad. Quien abandone un duelo no llevará premio.
Reglas:
  • El duelo tendrá una duración de dos semanas, a partir de la apertura del topic.
  • El primer jugador en postear en el topic podrá describir el escenario en donde se llevará a cabo el duelo. El otro jugador podrá complementar la descripción del escenario, pero sin contradecir el rol previo.
  • En al menos uno de los roles de cada oponente debe hacerse mención de un relámpago (solo como detalle rolistico, no interfiere en el duelo).
  • En caso de existir una duda o error durante el duelo, éste debe presentarse en el Tablón de Dudas de la Sala de Duelos Mágicos o usarse dentro del rol. No se aceptarán reclamos acerca de errores en el duelo que fueron aceptados por el oponente.
  • Solo los miembros de la Comisión de Jueces podrán atender dichas dudas.
  • No existen los límites de tiempo entre respuesta y respuesta. Por tanto, la regla de hechizos impactados desaparece.
  • No está permitido el uso de objetos consumibles.
  • Pueden hacer uso de sus libros de hechizos excepto los de Libro del Caos y/o el Libro de las Auras.
  • Pueden detallarse los Puntos de Poder y Puntos de Vida durante los posteos para ir practicando, aunque no es obligatorio.
  • Los hechizos que podrán usar serán los conformes al rango del rival cuyo nivel sea más bajo.
Editado por Jank Dayne

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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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Siendo realistas, ha tomado peores decisiones. No puede pensar en una en estos precisos momentos, pero está segura de que existen. Al menos, se consuela, no hay gente cerca para presenciar su infortunio.

 

Lleva el largo cabello recogido en un chongo firme, lo cual agradece cuando el viento se estrella contra su cara con una agresividad característica del lugar, vestida con ropa muggle como es su preferencia trae puestos unos jeans simples, zapatillas deportivas color azul y una sudadera negra. Nada de ropa elegante porque seguro que terminarán manchadas de sangre y no tiene tiempo, ni ganas de comprar ropa nueva. Anillos adornan sus manos y el único amuleto mágico que posee rodea su cuello.

 

Escoger el lugar fue lo más fácil, frontera con Escocia se encuentra el bosque de Kielder, uno de lo más grandes en el Reino Unido. Con todo lo que está pasando en el mundo muggle se encuentra vacío de cualquier persona que pudiera salir lastimada. Además, siempre se ha sentido a gusto cerca de la naturaleza, los árboles y los animales son mucho más fáciles de entender que la ciudad y la gente y sus motivaciones.

 

El claro donde se encuentra está rodeado de árboles gruesos y altos, esos que pueden soportar tormentas sin terminar destrozados o muy dañados. Rocas de diferentes tamaños adornan el piso, y a la distancia se escucha el sonido de varias aves.

 

Ahora que lo piensa, no tiene idea de quién es su oponente. Aunque el nombre le suena familiar, no tomó la molestia de investigar por qué. No es que hiciera falta, tampoco, su experiencia en duelos le ha demostrado que en campo de batalla no hay apellidos o puestos, sino habilidad y práctica. De esta última no tiene mucha, pero va a pelear con todo lo que tenga. Con la guerra tan cerca, oportunidades de pulir sus habilidades no deben ser desperdiciadas.

 

La llegada de alguien al claro la sacó de sus pensamientos, repasando sus estrategias, Scavenger opta por la defensa. Empuñando la varita, la apunta en dirección a la figura del recién llegado:

 

Zancadilla — es un hechizo simple, un lazo mágico en los tobillos y el oponente cae al suelo, dándole al menos un momento para planear su siguiente movimiento.

 

something amazing: a boy, falling out of the sky
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Aaron Augustine Black Yaxley

 

El parque de Kielder Forest; Me encontraba de camino a Escocia con un grupo selecto de inquisidores cuando la caravana se vio truncada por una decena de dragones que sobrevolaban los bosques de Inglaterra. Era mejor no alertarlos ni amenazar su terreno aéreo- podría simplemente haber usado la aparición, pero me gustaba apreciar el viaje- por lo tanto descendimos en nuestras escobas para levantar una tienda de campaña a orillas de un lago.

 

-Iré por leña señor...- me dijo uno del trío de escoltas que me acompañaba- ... la noche está por caer y de seguro el frío nos golpeará fuerte...-sostuvo el joven inquisidor alzando la vista a unos nubarrones que se acercaban.

 

-Señor Black, ¡tenga!...-exclamó Charles, el comandante más fiel de todo el cuartel de seguridad mágica, mientras me lanzaba una manzana roja.

 

-No está envenenada ¿no?...-bromee y luego le dí un mordisco; dulce y jugosa; detuve al muchacho que me había hablado primero pegando la manzana mordida a su pecho-...deja, ayuda a tus compañeros muchacho. Yo iré por leña...

 

-Pe...pero señor...- los otros dos inquisidores nos observaban. Ellos ya me conocían. El chico le dio un mordisco a la fruta.

 

-¿Crees que por ser Ministro no puedo cargar un poco de madera?- cuestioné luego de tragar y desenvainé mi varita desde la parte posterior del cinto, donde siempre la llevaba envainada en paralelo al mismo- sé ocupar ésto, así que puedo defenderme... aparte, ¿quién sería tan necio de seguirnos por éste bosque?...es una salida confidencial. Nadie más que ustedes lo sabe, ¡y de paso!... llevo toda ésta baratija mágica...-finalicé enseñando unos cuántos anillos y un amuleto que colgaba oculto.

 

Los inquisidores rieron, y sin más, les dí la espalda para excursionar el bosque que tenía en frente. Paso a paso, con mínima dificultad de asenso entre uno que otro sacado o montículo, mi figura se fue perdiendo de la vista del trío de inquisidores.

 

***

 

Poco a poco me fui adentrando entre los troncos aledaños, bosques de gran misticismo para el muggle y de plena realidad para nuestra sociedad. Pude ver a un par de thesthral a lo lejos, parecían ser madre y cría hasta que uno más se les sumó, seguramente el macho. Sin darle mayor importancia , sacudí un hombro de la túnica y comencé a recoger algunas ramas para darnos algo de calor en la fría noche que se avecinaba. De hecho si no hubiese sido por el destello de un relámpago, jamás me hubiera dado cuenta que había llegado hasta un claro, donde más que luz de luna, hallaría la humedad de la lluvia inminente. Oí una pisada en las hojas y ramas secas a unos pocos metros, al mismo tiempo que una ráfaga de aire golpeaba mi espalda. Solté los leños y desenvainé nuevamente mi varita, paseando la gélida mirada gris por las sombras de la frondosa arboleda, mientras avanzaba lentamente hasta el centro de la estancia.

 

>>zancadilla<<

 

Un lazo mágico se ató a mis pies logrando que cayera de bruces al suelo; aferré mi varita con determinación y pude ver a mi oponente a unos tres metros de distancia, bajo las ramas de un árbol que seguramente le habrían estado dando la sombra para su alevosía. Era una bruja de cabello atado y vestimenta muggle; ¡seguramente alguna traidora a la sangre!, pensé en prejuicio de que fuese una sangre sucia ¿de otra manera, porqué me atacaría?

 

Rápidamente y sin quitarle la vista desde el suelo, pensé en un útil hechizo: "maldición", paradoja de lo que habría dictado en la reciente caída por efecto del zancadilla. Obstinado en que su suerte cambiara repentinamente, el efecto del libro de la sangre sería útil para que su siguiente jugada se viera afectada a tal punto que no me ocasionaría ningún problema. Intenté ponerme de pie, pero olvidaba que los lazos mágicos duraban unos segundos considerables, por lo tanto le apunté ágil con mi varita.

 

-¡Sectusempra!...- exclamé entre dientes, ¡molesto por no haber previsto su ínfimo ataque!. Un rayo esmeralda con notas negras salió expedido desde la punta de mi arma mágica, surcando el limpio espacio entre nosotros, directo hacia ella. De impactarle ocasionaría unos cuántos cortes de gravedad, tan así, que requerirían de una curación inmediata y porqué no decirlo, estratégica.

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El destello de satisfacción al ver su que su hechizo impacta al recién llegado no le dura mucho. Es un hombre con ropas muy elegantes, pero lo que más le llama la atención es la sorpresa con la que reacciona ante su ataque, cómo si no tuviera idea de qué está pasando.

 

La invitación que la trajo al lugar fue clara para ella, pero ahora que lo piensa, no está segura siquiera de que este hombre sea el mismo con el que se deba enfrentar, tal vez debió de haberse presentado antes de atacar.

 

Intenta hacer justo eso al tiempo que la figura en el piso apunta su varita directo a ella, recordándole que el hecho de que el hombre esté tirado en el piso no le impide atacarla. Apuntando su varita hacia él, Scavenger decide hacer algo para evitar que eso suceda. — Desmaius — la idea es que un rayo salga de su varita disparado hacia su oponente para dejarlo inconsciente, pero eso no es lo que sucede. En vez de eso, unas chispas salen de su varita hacia el cielo con una fuerza mínima. Por unos segundos, decoran el aire junto con los relámpagos que ya también decoran las nubes.

 

¿Qué ha sido eso? Ella sabe que cuando se trata de duelos, aún le quedan muchas cosas por aprender. Precisamente por eso está haciendo esto, para aprender, aunque ningún hechizo que ella conozca puede evitar sus ataques como acaba de suceder. Apenas tiene tiempo de reaccionar cuando escucha, no muy lejos de ella, al hombre musitar su siguiente ataque, este al fin familiar para ella.

 

Sabe que, de impactar el sectusempra, estará en problemas y tendrá que curarse casi de inmediato, perdiendo la oportunidad de atacar. Quiere evitar eso, así que rápidamente eleva la varita frente a ella.

 

Protego — el escudo se materializa a menos de un metro de ella, justo a tiempo para que el rayo verde conjurado desde el piso se estrelle contra él, destruyéndolo por completo pero evitando que el daño llegue hasta ella.

 

— Creo que hemos empezado con el pie izquierdo — dice. El hombre va a ponerse de pie en cualquier momento, y probablemente quiera una explicación de lo que está pasando. — Mi nombre es Scavenger.

 

Le gustaría explicarle más cosas, pero sabe que una vez empezado el duelo, no hay tiempo para pláticas casuales. Opta nada más por sujetar su varita con fuerza, y esperar.

 

 

 

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Aaron Augustine Black Yaxley

 

Todo había sucedido muy rápido, mientras mis piernas forcejeaban con los lazos mágicos del zancadilla. Fue en el intercambio de hechizos cuando pude ponerme de pie, viendo como la varita de la bruja disparaba chispas celestes que iluminaron el lugar a destellos que me hicieron entrecerrar los ojos. El sectusempra había dado de lleno en el torso de la bruja, tiñendo la sudadera negra que llevaba; tal vez fue el impacto o la desesperación, pero cuando se iban abriendo los cortes provocados por mi hechizo, soltó un protego que no le serviría de mucho. Me sacudí las prendas mientras me percataba que la mujer que tenía en frente tambalea de un lado a otro...pérdida de sangre, no podía ser otra cosa.

 

-Claro que hemos empezado con el pie izquierdo niña...- cuestioné a quién se presentaba como Scavenger. Le veo sujetar su varita con fuerza-...qué... ¿no te vas a curar?. Te ayudaría, créeme, pero atacarme en medio del bosque, ad portas de la noche en mi viaje a Escocia no fue muy inteligente. Aaron Black, ministro de magia...- me presenté con una leve venia, para luego rascarme la cabeza con la punta de mi varita- ¡demonios!...

 

Sí, mi temperamento era frágil, pero por sobre ello y al darme cuenta que la tal Scavenger era solo una niña o al menos no representaba más de los veinticinco años, me ofusqué. ¡Ni siquiera sabía si era alguna bruja de sangre pura!, a quién claramente intentaría salvar, pero tampoco conocía si era una traidora a la sangre o peor aún, una sangre sucia. Sabía que el sectusempra le dejaría débil, de hecho ya se le notaba al verle allí intentando aferrarse a su varita con determinación, ¿me atacaría?...

 

-Ah no no...- le advertí con una floritura de mi varita hacia su cuerpo- ¡Silencius!...-el efecto sería inmediato, logrando que sus labios se apegasen para que no pudiera soltar palabra alguna- ¡incárcerus!...- exclamé de inmediato y sin dejar de apuntarle. Viendo como tres sogas de medio grosor salían en dirección suya; la primera se le ataría a la boca, cruzando tras la nuca para impedir hechizos verbales; la segunda se ataría a su torso, apegando ambos brazos al tronco a mitad de los antebrazos, y así obstruir la movilidad y dirección de su arma mágica; y la tercera, se ataría a sus tobillos, haciéndole caer al suelo como si fuese un saco. Me crucé de brazos sin soltar la varita en ningún momento- ¿qué haré contigo?... si Charles estuviese aquí te cambiaría de lugar los brazos y piernas...-rasqué mi barbilla y dí un suspiro, cerré los ojos y exclamé- ¡por Merlín Scav!...

 

Al parecer recordaba algo; una carta de invitación que había llegado a mi despacho hacía tan solo unos días. ¡Un torneo de duelos!, ¿quién iniciaba una revuelta de ésta clase en medio de una guerra y caída del estatuto del secreto mágico?, qué conspiración habría tras todo ésto. Porqué no se hacía en un castillo, con público, ¡como antaño!. Tampoco es que me mintiese, es decir, ver a la chica allí en medio de la nada, con altas probabilidades de morir, no era un problema mayor; salvo que sus padres la buscasen, aunque ¿cómo podrían saber que fui yo?, ¡el maldito torneo de duelos!, si ella no aparecía luego de ésto sabrían que fue alguno de los participantes...Bueno, como sea, nadie debió de ponerle una varita al pecho, atentando contra su vida para llegar a ésto, ¿no?...

 

-Dime bruja, ¿toujours pur?...-solté al fin con una sonrisa ligera. Su respuesta determinaría mi decisión.

 

@@Scavenger Weatherwax

 

OFF: ¡Sorry la demora!, sinceramente lo había olvidado. No volverá a pasar, ¡lo juro!...solemnemente (?) xDD. Saludos !! :P

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Todo empieza a hacer sentido, después de escuchar el nombre de su oponente. Ahora puede ponerle rostro a todas las historias que ha escuchado estos meses pasados; está frente al hombre que declaró la guerra, el que eliminó el estatuto mágico. Se lamenta un poco el no haber cubierto su rostro antes de empezar el duelo, le habría ahorrado muchas preguntas incómodas.

 

En el transcurso de los hechizos, Aaron se ha puesto de pie, quedando no muy lejos de ella. Está oscuro, y salvo la poca luz de la una que se filtra por los árboles y las chipas de los hechizos que se han lanzado no hay mucha iluminación. Tal vez es por eso que el Ministro asume que su rayo la ha impactado.

 

Scavenger abre la boca para decírselo, para confirmarle que aún no tiene nada que curarse, pero al intentar hablar su garganta no responde. Ah, la ha silenciado. No ha dejado de apuntarlo directamente con la varita, así que sólo le vasta con mover un poco la muñeca al tiempo que piensa, disparo de flechas, y un puñado de flechas sale de su varita al mismo tiempo que un par de cuerdas salen de la de Aaron.

 

La cantidad de flechas que vuelan hacia su oponente es mayor que las cuerdas que él le ha lanzado a ella, pero no por eso más efectiva. Scavenger sabe que por la naturaleza de su hechizo unas flechas terminarán adornando los árboles o el piso a su alrededor. Las que sí impacten, por supuesto, le provocarán al Ministro un daño grave del que tendrá que curarse.

 

Por su parte, las cuerdas que Aaron le ha lanzado la alcanzan un par de segundos después. Una encima de la boca, otra en los antebrazos y la última en los tobillos -ésta sin fuerza suficiente para tirarla al piso, pero sí lo suficientemente fuerte como para evitar que se mueva del lugar.

 

No le cuesta mucho trabajo el apuntar hacia ella misma, sus muñecas y manos aún son libres, así que aprovecha para ayudarse un poco.

 

Evanesco, — la cuerda que ata sus brazos desaparece, devolviéndole la movilidad de las manos y más importante, la habilidad de apuntar. Aún quedan dos cuerdas de las que tiene que deshacerse, pero ya tendrá tiempo para eso… espera.

 

No se olvida que Aaron le ha hecho una pregunta, “tojours purs”, pero espera que el hombre entienda que con una cuerda en la boca no le es posible responderle. Scavenger sabe cuál es su respuesta y está segura que no es la que el Black espera.

 

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