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¡La magia frente a tus ojos!


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LA MAGIA FRENTE A TUS OJOS


Theo es un chico de color que vive al sur de Londres, en Croydon, un barrio que podría considerarse algo peligroso para el transeúnte común o ajeno. "Bird-T" o "BT" como suelen llamarle sus amigos, tiene un cabello a ras y extremadamente ondeado, tan así, que si lo dejase crecer parecería llevar una moda de la onda disco, con esos afros extravagantes de los años setenta. Viste poleras anchas, de hecho aquél día llevaría una de color gris, manga corta, que rozaba los cinco dedos sobre sus rodillas, con un diseño urbano en un estampado negro; jeans o shorts, le dan igual, pero a veces le gusta lucir el tatuaje que lleva en el gemelo derecho, un tribal que se hizo en honor a su difunto abuelo; utiliza de esas gorras gangsta o sombrerillos de turista.

A sus recientes veintitrés años no le ha salido un solo pelo de barba, por lo que a veces debe mostrar la credencial para entrar a los antros o discos donde suele desempeñarse- ya hablaremos de ello-. Sus ojos son de un celeste intenso, herencia del padre que nunca conoció y posee unos prominentes labios que destacan su blanquecina sonrisa. Ríe con facilidad, es un tipo simpático pero con los suyos, es decir, los de tez oscura. Sin embargo, tiene unos cuántos contactos de buena relación con algunos "blancos", por el comercio al que se dedica... venta de drogas.

-¡Hey Bird T!, ¿cómo va bro?...-Randall, amigo y casi hermano de Theo, sacaba medio cuerpo desde un carro que entraba a la villa en la que eran vecinos, donde a su vez podía notarse una pistola que alcanzó a agarrar antes que se le cayera desde la altura de la cremallera del blue jeans.

BT fumaba un cigarrillo de esos que te sacan media sonrisa sentado en el pórtico de su casa.

-¡Qué pasa Randy!, aquí man, otro día aburrido en el Croydon- saludó el chico, con el clásico acento de las jergas londinenses y un amague de su diestra en alto en son de saludo, como si hubiese estado alentando una carrera de caballos- ¿vendrás a casa más tarde?... ¡llegó mercancía bro!...

-¡Theo! ¿qué te he dicho de gritar esas cosas aquí en el barrio?- cuestionó su madre, con disgusto mientras bordeaba la casa tras salir por la puerta de entrada, con un canasto de ropa que colgaría en unos alambres del costado.

-¡Mom!... todo el mundo sabe lo que vendo...- soltó el chico con una carcajada, aunque no se distinguía bien si era una tos repentina o una felicidad inexistente- eso paga las cuentas...-susurró para si mismo, carraspeó y le dio una última calada para apagarlo en la madera del escalón de entrada.

Randall se había bajado del vehículo en aquel intertanto, mirando hacia ambos lados para percatarse que nadie le haya visto la pistola- o esa era lo que él creía, pues todo el barrio sabía en la ilegalidad que se movían el par de amigos; un tipo gordo y sin polera que regaba el jardín había negado al piso tras los comentarios de Theo-, sacudió su nariz con el pulgar y, tras ajustarse los pantalones de gruesa mezclilla, se acercó hasta BT. La madre colgaba la ropa pero aún así intentaba oír la conversación de su hijo con Randall.

-Y ...¿dónde hay que ir a buscar los encargos?- preguntó el amigo de Theo.

-A Hackney...-un municipio al nordeste de Londres-...hoy a la una de la madrugada. Son unas pastillas que ¡prometen hermano!...

-¿Qué prometen?- preguntó Randall un tanto incrédulo mientras ambos se saludaban con el clásico apretón y abrazo de hermandad.- lo último que le compramos al viejo Jack, ¡estaba un asco hermano!

-¡Volarte la cabeza!...No no, esta vez me ha llegado el comentario de Amanda...

***X***


Los cielos de Londres fueron cambiando rápidamente desde un limpio azul hasta anaranjados, lilas y finalmente un negro azabache, pincelados con larguiruchas nubes que pronosticaban algo de lluvia. Theo y Randall habían estado en sus casas la mayor parte del día, salvo por el par de horas en las que jugaron un partido de baby fútbol en la rotonda al final de la villa, con otros chicos del barrio; el espacio era lo suficientemente grande para dos equipos de seis o cinco personas; ambos tenían buena llegada con el vecindario a pesar de la vida que traían, y es que sinceramente, en aquellos barrios de gente de color, se cuidaban como si fuesen una sola familia.

>>...Y bendice ésta mesa, amén...<<

Sí, aquella familia, la de Theo (conformada por él, su madre y un par de gatos), agradecían cada día por la comida que estaba puesta en su mesa; habían cenado chuletas de cerdo, salteadas en ajo y romero, con puré. La pepsi de litro y medio no podía faltar, así como la vieja costumbre que tenía el difunto abuelo del chico cuando vivía con ellos, que era comer algo de fruta luego de la comida.

El par de horas que restaba, BT estuvo acostado sobre su cama, un catre de plaza y media con el televisor encendido de fondo; estarían dando un capítulo de los simpsons en ese momento; pero él estaría inmerso en la música que le envolvía desde los audífonos, observando el techo tenue e iluminado por uno de los pocos faroles buenos que quedaban en el barrio. A veces podían oírse unas cuántas sirenas a lo lejos, ¿ambulancias, bomberos o la policía?, el chico claramente reconocía las frecuencias después de tantos años en el rubro. Era Jack, el policía que encendía la sirena cada vez que le llegaba algo de mercancía (¿qué creían?, en éstas redes hay de todo), pasaba por los barrios vecinos al de Theo y así avisarles a los cabecillas del contrabando que debían ir a Hackney, donde Amanda, una joven adulta de 27 años, colorina y de atributos prominentes, les esperaría en su departamento para hacerles la entrega.

-Contesta, contesta....vamos Randy...- susurraba el chico mientras marcaba al celular de su amigo, pues él tenía que poner el carro para que se acercaran al noreste de Londres. Contestó.

-A...¿aló?

-Randy, ¡Randy!...tenemos media hora para llegar hermano...

-¿Sí?...¿Theo?...¡Bird-T!...¿qué hora es herm... me quedé dorm... ok ok, salgo al tiro.

***X***

Ambos chicos habían salido muy silenciosamente de sus casas; el carro emanaba gases por todas partes, pero no era nada más que por el frío y algo de llovizna que había bajado las temperaturas. Randall vestía los mismos jeans más una chaqueta celeste y larga sobre la primera capa, en cambio Theo vestía un buzo negro y un canguro del mismo color; los cigarrillos no podían faltar, por lo que BT encendió uno para él y otro para su amigo que ya conducía por las autopistas hacia el lugar donde debían recoger las mercancías.

-¿La traes?...

-¿Qué cosa?- preguntó Randall.

-Pues, la cosa hermano...

-¿Qué cosa viejo?- volvió a cuestionar el chico mientras calaba el cigarrillo con ambas manos al volante al momento que adelantaba un camión.

-¡El arma viejo!...

-Ah ¡sí!, está ahí... mira...no recuerdo si la dejé, a ver, revisa allí...- toqueteó la guantera sin perder la vista de la pista, hasta enseñar un agujero a los pies del copiloto.

-Ah sí, aquí está hermano...-suspiró Theo aliviado- ... siempre hay que andar protegidos man, nunca sabremos si Jack nos traicionaría para salvar su blanco cu.lo...ve por la pista de la derecha, ya estamos cerca...

Cuando llegaron a lo que parecía ser una bodega, se percataron que la moto de Amanda estaba aparcada cerca de una puerta metálica. El coche de Jack no estaba, así que supusieron que no había llegado aún o que tal vez ya se había ido, teniendo la fe de que le hayan dejado la entrega a la colorina. Theo se encapuchó y Randall escondió el arma entre sus prendas, luego ambos bajaron del carro y se encaminaron hasta la edificación a trote lento por la llovizna. Tocaron a la puerta con un código por el cual les dejarían entrar.

-¡Creí que no vendrían muchachos!, pasen pasen...- Jack, quien vestía unos jeans de moda conjunto a una chaqueta de cuero sobre la blanca camisa, les invitaba a pasar, abrazando a un incómodo Randall por los hombros- ¿se han portado bien chicos?, espero no tener que verlos en la comisaría por la entrega de hoy ¡eh!, mis superiores andan bien metidos con éstas redes, por eso tuvo que traerme Amanda hoy...

-Tranquilo policía, nosotros nacimos para ésto...-soltó Theo con algo de ironía; Jack le dio unas palmaditas en la espalda.

-Me caes bien chico, me caes bien, vengan por acá...

Al llegar al salón, unos tipos blancos, tres rubios de metro noventa y bien vestidos, cruzaban miradas con los dos chicos de color que entraban a la estancia tras Jack; traficantes al igual que ellos, cada uno llevaba una caja del tamaño de una impresora, cada caja llena de dosis repartidas para ser vendidas en los terrenos ingleses que se adjudicaban en éste vil y sucio negocio.

-¡¿Qué miras blanquito?!...-dictó Randall, recibiendo luego, un apretón en la nuca por parte de Theo- ¿qué onda bro?, a éstos desabridos hay que meterles miedo...

Para su suerte, el rubio pecoso que parecía liderar el trío, les dijo a sus compañeros que siguieran caminando.

-Vincent podría meterte dentro de la cárcel hasta por robar un kilo de pan muchacho...- le dijo Jack con una sonrisa mientras le hacía una seña a Amanda para que trajera las cuatro cajas que le correspondían a los chicos. Tendió la mano a Theo- ¿traen la pasta?

-¡Of course man!- exclamó BT mientras sacaba un fajo de billetes y se los depositaba en la mano como quién está dando los cinco- ten... quiero ver lo que hay dentro...

-Me encanta éste chico...-sostuvo la sensual Amanda mientras se acercaba con un carrito. La chica debía tener alrededor de treinta años, iba con una blusa verde y pantalones ajustados a juego con los tacos que producían un particular eco por el salón-...Vincent jamás te ha hablado así...

-Es que nosotros no tenemos el cul....blnco...-terminó diciendo por una tapada de boca de su amigo BT. La mujer rió al mismo tiempo que Jack encendía un cigarrillo; le ofreció al resto, pero todos se negaron.

Theo iba a abrir la caja con una navaja que había heredado de su abuelo, cuando las luces del lugar pestañearon, y un fuerte estruendo se oyó en el techo, como si alguien hubiese caído encima de los latones de la bodega. Jack desenfundó su revolver casi al mismo tiempo que Randy liberaba el seguro de su pistola.

>>¿Qué es esto Jack?... ¿Qué es esto Theo?<< Se preguntaron al unísono, evitando apuntarse cuando se dieron cuenta de que no había sido obra de ninguno de los dos.

-¡Vincent! maldito traidor, ¡de seguro nos vendió a James!...- sustuvo Jack casi seguro de lo que estaba diciendo- ¡ven chico!, échame una mano...-le dijo a Randy; ambos estaban armados. Theo no les dejaría atrás y Amanda comenzaría a guardar todo con rapidez para evitar ser descubiertos.

Cuando salieron de las bodegas, oyeron el rugido de lo que parecía ser un animal salvaje, y de hecho ¡fue eso lo que vieron!...Habían bolsitas de pastillas por el suelo y un hilo de sangre hasta un tipo tirado en el suelo y un oso...sí, ¡un oso! que le estaba mordiendo el brazo. El tipo estaba muerto o en un shock que le llevaría al mismo camino.

-¡¿Qué pasa muggles?!...-se oyó una voz. Un tipo con vestimenta cursi estaba parado y de brazos cruzados sobre el capó del carro de Randall.

-¡Alto! ¡policía!- gritó Jack, apuntando al desconocido con un arma, mientras la lluvia comenzaba a resbalar por sus mejillas. Cuando se percató de que Vincent y el otro chico del trío que le había acompañado, colgaban de un tobillo, disparó al tipo sobre el coche.

-¡Evanesco!- exclamó el chico de vestimenta cursi apuntando hacia Jack con una rama, ¡una maldita rama!. La bala nunca impactó en nada, se había esfumado.

-Qué mie...-susurró Jack entre dientes, perpetrando un par de disparos más hacia una voluta de humo que comenzó a zigzaguear- ¡Dispara hijo!...-dictó a Randy, pero éste estaba tan anonadado que comenzó a echarse hacia atrás.

El tipo desconocido se aparecía frente a frente a Jack.

-Eres valiente muggle- sonrió el hombre; tenía una barba bien esculpida y una larga cabellera rubia que se trenzaba- pero no puedo tolerar tu falta de puntería, ¡imperio!...-Jack comenzó a sentirse extraño, no podía controlarse, bajó el arma mientras el tipo que le apuntaba con aquella vara le revolvía el cabello- buen chico...¡eh eh! ¿para dónde van ustedes?...

Theo jalaba a Randall hacia las bodegas para encontrar alguna vía de escape. ¡Lo que estaban presenciando era totalmente desconocido!.

-Corre, Theo, ¡corre!- reaccionó por fin uno de los jóvenes muggles y se escabulleron rápidamente a la edificación.

-¡Los encontraré luego!... ve tú, hombrecillo. Recoge tu arma y ve tras ellos, mátalos de ser necesario- le ordenó a Jack, quién como en estado catatónico, pareciendo una marioneta, cumplió la orden y se perdió de vista tras Theo y Randall- ¿qué haré con ambos?...ahora que tengo vía libre puedo vengarme al fin de ustedes...-susurró en un cántico hacia los dos hombres que colgaban mientras el oso, que ya había cumplido su cometido, volvía a transformarse en un compartimento de basura en medio del estacionamiento. Un haz de luz verde logró por terminar el cometido del mago, quién y en vista al cielo, se perdió surcando en una voluta de humo.

-Amanda, ¡Amanda!...

-¿Theo?... qué sucede, ¿dónde está Jack?...

-No lo sabemos, tenemos que irnos de aquí...

-Mi moto...

-La moto es lo de menos, ¡vamos!, ¡vamos!...

 

 

***X***

OFF: Para más detalle, pinche éste traslador

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Michel Grint caminaba hablando por el manos libres del móvil de forma muy apresurada. Sus azules ojos demostraban lo enojado que se encontraba.

 

Chocaba con cuánta persona se cruzaba y sin pedir disculpas seguís su camino tras soltar una palabrota.

 

-Flint ¿Cómo es posible que Robinson nos haya echo esto? Estuvo con nosotros desde el principio de todo

 

Algo le dijeron del otro lado de la bocina provocando un exabrupto por parte de Grint.

 

-¡mier**! est****o Robinson. Ese hijo de la gran punta me las va a pagar cuando me lo cruce

 

Un auto negro se paró a un costado de él, en la avenida Oxford Stret provocando un barullo de clacson por la misma.

 

-Panda de imbeciles

 

Se subió en el auto arrojando el maletín a un costado sin miramientos. El hombre al volante lo veía por el espejo retrovisor con un poco de miedo. Ya sabía que el señor Grint solía ser un mal nacido cuando estaba molesto.

 

- Qué esperas Peters, ¿Una invitación acaso? ¡A la oficina, idi***!

 

El chófer arranco en el acto mientras Grint seguía gritando al teléfono. A los minutos la llamada termino y Grint se arrancó el manos libres de la oreja derecha y lo arrojó a la parte delantera del coche sobresaltado al chófer.

 

Se llevó sus largas manos a su cabello cerrando los ojos y reacomodando el mismo. En un alto de luz roja, Peters le había colocado el manos libre sobre el maletín sin que si jefe se diera cuenta.

 

-Llegamos señor Grint

 

El chófer miraba al frente sin siquiera atreverse a parpadear. Grint volvió a acomodarse el manos libre en su oído derecho y tomo el maletín para pajar del auto sin dar muestra de haber escuchado a su chofer.

 

-Susan, boletina a Roberts en la lista de desempleados sin derecho a recomendación

 

Colgó de nuevo y entro en el edificio.

 

Iba sumido en sus pensamientos como cada día. Tan centrado que no escuchaba el caos que se vivía a su alrededor. El elevador no funcionaba, tendría que marcar al técnico y que viniera a arreglar el desperfecto.

 

Tomo las escaleras no habiendo más opción; los gritos a su alrededor eran cada vez más potentes pero Grint no se enteraba de nada.

 

-¿Que mier**? Susan habla a la inútil de Imelda para que lim...

 

Había pisado un charco de color rojo intenso que se formaba a partir de un pequeño río proveniente de algo que su visión periférica no se había percatado.

 

Lentamente levantó la mirada hasta dar con el cuerpo desmembrado de su secretaria. Sus azules ojos se abrieron de par en par, su maletín calló de sus manos con un golpe seco que soltó un ligero splash al hacer contacto con la sangre.

 

Se tambaleó a un costado sosteniéndose en un escritorio mientras el teléfono sonaba sin que el respondiera.

 

Un rayo de luz verde le pasó rodando la cara haciéndolo trastavillar hacia atrás. Tomo impulso y regreso corriendo por las escaleras esquivando esas luces verdes y rojas que al parecer era objetivos de rifles de francotiradores.

 

-Flin... Flint, Antoni, amigo ¿Que mier**...?

 

Un rayo verde le impacto en el vientre haciéndolo retorcer de dolor, como si le estuvieran quemando en ácido cada uno de sus huesos y entrañas.

 

-est****o muggle, ahora va la nuestra, por todos sus años de caza de brujas, esto es lo que hace una verdadera bruja... cruciu

 

Los ojos de Grint se pusieron blancos mientras espuma salía de su boca y el aire poco a poco le faltaba.

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Nataly tenia 33 años, se había mudado del orfanato antes de cumplir la mayoría de edad, empezó a trabajar en un supermercado, como cajera y lo que ganaba se iba en su alquiler y comida, sin parientes, sin amigos (salvo sus compañeros de trabajo) sus días se basaban en despertar, trabajar y dormir, era una mujer común, de cabello rojo, teñido, un sobre peso que no era alarmante, ojos café y un temperamento dócil y gentil, por eso en su trabajo los clientes le tenían estima.

 

Su vida amorosa se centraba en un gato que ya tenia doce años, Nataly se había preparado emocionalmente que algún día llegaría y encontraría el cadáver de Croos en el sillón-cama. Pero el animal no tenia ganas de abandonarla aun y ella lo agradecía, pues pensaba que su vida no podía ser más monótona, más simple, más común ¿cuánto daría para tener una aventura? Pues daría mucho, claro si lo tuviera.

 

Ese doce de Marzo se levanto como todos los días a las seis, se ducho y cambio, no prendió la radio ni el tele, ese día no quería escuchar malas noticias, se vistió con su ropa de trabajo, ya estaban los primeros calores que solo le apetecía ponerse una musculosa, pero ya debía irse sino no tomaría el bus que la dejaba justo a tiempo, corrió unas cuadras y llego hasta la parada, se sentó cerca de la salida, no le gustaba pedir permiso, casi nunca la escuchaban, saco su móvil, puso una alarma de 45 minutos, y música, cerro sus ojos y se dejo llevar por el vaivén del colectivo.

 

Al llegar apenas abrían las puertas para los empleados, saludo con una sonrisa al guardia que les daba paso, ficho y se fue a vestuarios a cambiarse, tomo su bolsita con dinero para dar cambo, y rogo que trajeran tarjetas así esta vez no le faltaba plata a su caja, suspiro y se sentó en la terminal de ese día, toda su jornada (8 horas) la paso sin nada de entusiasmo, casi mecánicamente saludaba, fichaba, cobraba, y se despedía, comió algo ligero en la sala de descanso y siguió su trabajo.

 

-Hola Nataly

 

-Buenos días señora Terrance ¿Cómo esta su día?

 

-Asustada la verdad, pensé seriamente no salir de casa- la mujer la miro interrogativamente- ¿no escuchaste las noticias del mediodía?

 

-estaba aquí y en el descanso prefiero no ver noticias ¿Qué paso?

 

-pues salió un loco a decir que había magia en el mundo, y no hablo de la magia del amor o el nacimiento, magia de verdad, brujas y magos ¿puedes creerlo? Yo moriría si mi vecino me saliese a decirme que es verdad y transforma mi Ford anguila en un carro ultimo modelo- Nataly rio, pues si moría seria porque ya quería cambiar el auto y con su jubilación ni las llantas podría cambiar- esa gente debería quedarse escondida, o apartaba de los normales ¿no crees?

 

Nataly rio ante esto pues la misma mujer había dicho, algo parecido en cuanto al matrimonio igualitario y la adopción de personas del mismo sexo, ella solo se encogió de hombros y siguió con sus tareas sin darle el menor crédito de lo que la mujer le había dicho, el primer error, al salir a la calle, las personas actuaban tan extrañas como si alguien las estuviese vigilando, caminaban en grupos, al llegar a su barrio la cosa estaba todavía peor, solo gente vestida extrañamente para el calor que hacia se veía, capas, y no solo capas sino los colores que traían, Nataly pensó que era divertido ver tan colorido a su barrio que siempre le había parecido lúgubre, bajar del autobús se cruzo con algunos y capto algunas palabras sueltas, pero todas con el mismo sentimiento alegría. Invisible, así se sintió hasta llegar a su casa, en el pórtico estaba la Señora Pierre hablando con uno de esos extraños vestido

 

-Señora- saludo cortésmente dirigiéndose a la puerta

 

-Hola Naty, ven, ven, te presento a la señora Thompson, me estaba diciendo que tratemos de no salir a la noche, o más bien durante unos días a que todo se calmara

 

-¿calmarse? Perdón no entiendo- Nataly se dirigió hacia las mujeres, la señora Thompson vestía una capa color magenta muy bonito que hacia resaltar su cutis blanco.

 

-NO has leído las noticias querida, pues que estamos rodeados de magos y brujas- miro a la señora de magenta- sin ofender- la mujer sonrió

 

-Tranquila Claire sabes que no me ofendo, pero es cierto que hay otros que se ofenderán más rápido y son menos amables, como con los muggles, hay buenos y malos

 

-¿muggles?- pregunto la pelirroja

 

-Gente no mágica,

 

-Ah ósea que usted seria una… bruja?

 

-claro, el ministro de magia ah levantado el secreto así que la mayorías se ha hecho un festín con travesuras y cosas más sórdidas, por eso le pedía a Claire que tratara de no salir

 

-ósea que es verdad, la magia existe, y usted es bruja

 

-nacida de muggles, por eso Claire y yo somos amigas, su madre era amiga de la mía y pues fue inevitable conservar la amistad después del tiempo, por eso les pido que traten de no salir, porque no solo nosotros estamos, ¿Cómo decirlo? Sin correa, muchas criaturas mas estarán al acecho desde este momento

 

La mujer se despidió, y desapareció ante sus ojos, ambas mujeres se miraron aterradas y entraron lo mas rápido que sus pies les permitieron, al llegar a su departamento encontró a Croos en el sillón lamiéndose, lo acaricio y se tumbo a su lado aun sin creer lo que sus ojos habían visto.

 

Por favor magos y brujas, esto de seguro era una muy mala broma.

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Londres, Inglaterra

13 de marzo, 24:00 hrs aprox

S A G E B R O O K S.

 

⸺ ¡Tho (ooo) mas! ⸺alargó la "o" a propósito cuando le vio doblar la avenida, con la típica sudadera de color vino tinto y esos pantalones ligeramente holgados que solía usar casi todos los lunes después de su entrenamiento; la pelirrubia estiró sus brazos y con ellos rodeo el cuello del joven, para luego llenarlo de pequeños besos.⸺ Demoraste, ¿dónde andabas?

 

⸺ "Te noto emocionada, ¿buen día? ⸺murmuró el joven con una sonrisa ladina, tomándola de la cintura para alzarla ligeramente del suelo y devolver uno de sus besos, pero en sus labios. Cuando Sage tocó el suelo, él volvió a hablar.⸺ Me quedé ayudando a mi hermana, se pone algo intensa cuando me ve los ojos rojos, pero ya llegué".

 

La joven curvó a penas sus labios y mientras alzaba sus hombros un tantito, le restó importancia; no era muy preguntona. Agarró la mano del castaño y minutos mas tarde, ya se encontraban caminando tranquilamente por uno de los callejones, esos que los guiaban hacia la bodega de Anker, el compañero de distribución, no era un día donde precisamente trabajaban, pero si donde solían contar las ganancias y hacer las apuestas para el futuro éxito del jueves en adelante.

 

El cielo parecía boca de lobo, a penas y se veían estrellas por tanta contaminación en los cielos. A penas habían personas, por lo que el silencio era casi sepulcral y solo las gotas de algunas cañerías interrumpían las voces de los dos jóvenes que abrazados, disfrutaban de una noche común de invierno.

 

O no tan común.

 

El ruido fue estruendoso. Todo lo que aconteció después de eso, para Sage, fue completamente sorprendente. No supo en qué momento exacto las cosas pasaron, ni si el p.orr.o que se habían fumado horas atrás habían distorsionado su realidad; un hombre, era un hombre robusto, de barba prominente y ojos azulados, llevaba una ropa casi victoriana, tenía porte y de él, emanaba maldad pura. Thomas no logró defenderse, no importaron los gritos de la muchacha ni la amenaza del castaño por disparar de su arma, el hombre simplemente sonrió con un triunfo que le erizó la piel a la rubia.

 

El rayo verde brotó por arte de magia desde el interior de una vara de madera perfectamente tallada, fue tal la impresión, que Sage cayó de bruces sobre varias bolsas de basura; su corazón latía a mil por minuto, quería gritar pero tampoco le salía la voz, estaba segura de que caería inerte al suelo, igual que su novio...pero no.

 

⸺ "Tan hermosa e inocente...⸺el hombre se posicionó de cuclillas frente a ella, mientras le alzaba el mentón con la punta de la vara de madera. Sage gimoteo con miedo, su labio inferior temblaba y las lagrimas poco a poco brotaban de sus ojos cristalinos.⸺ Dile a toda tu asquerosidad de amigos muggles que tienen los días contados...⸺acercó su boca a la oreja de Sage y siguió⸺ o se arrodillan frente a nosotros, o terminaran como nosotros, cazados como alguna vez los de tu clase nos cazaron a nosotros".

 

⸺ ¡No!

 

Cubrió sus labios con las manos y recibió en los aires un rasguño en su mejilla derecha, "¿cómo? ¿cuando? ¿qué estaba pasando?"; la joven temblaba, sus ojos no paraban de derramar lagrima tras lagrima, estaba realmente desesperada, asustada (...) todo parecía haber sido sacado de algún libro de ficción escrito por aquellos autores que disfrutan y aman el terror. No podía ser verdad, ¿acaso era una broma de Thomas? ¿una cámara indiscreta?

 

Cerró sus ojos con fuerza. Los presionó y se pellizcó a si misma. Una brisa agresiva le voló los cabellos, sumado con una risa estruendosa que pronto se disipó en el ambiente...la gotera volvía a interrumpir el nuevo silencio y Sage abrió sus ojos de golpe. Esperaba que fuese un mal viaje, lo esperaba con toda su alma.

 

Pero no.

 

⸺ Tho-thomas...

 

Se levantó como pudo, resbalando con los charcos de agua, corriendo hacia el cuerpo de Thomas que inerte se encontraba estirado en el piso frío, sucio y húmedo. Sus ojos abiertos, sin vida, vacíos...Sage gritó descontrolada, tomando la cabeza del joven entre sus manos para depositarla sobre sus piernas. Comenzando a arrastrar sus delgados dedos temblorosos por el cuerpo masculino, intentando despertar al joven que lastimosamente, un 13 de marzo del 2020, había sido asesinado a sangre fría por un hombre misterioso que se fue tan rápido como llegó.

Editado por Juliette Macnair

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Aquella mañana Tyler se levanto unos quince minutos antes de su hora habitual, paso como una ráfaga de viento de su guardarropa a la habitación de sus padres, prendió la luz y prendió la secadora/planchadora de ropa de vapor, le daba una pasada a su traje hecho a la medida que sus padres le regalaron por la navidad, conocedores de lo que el joven se preocupaba por lucir bien, los padres se despertaron sobretodo por la intensidad de la luz y preguntaron que ocurría, a lo que Tyler les respondió:

 

--Disculpen... pero hoy es la exposición de mi proyecto, ¿recuerdan que se los mencione el mes pasado? debo lucirme, todo está listo, seguro ganaré el primer galardón. -- Menciono con una sonrisa de suficiencia, se inclinó para besar a su madre y salió para vestirse y asicalarse, también uso fragancia y se coloco un fino pisacorbatas, gemelos y un reloj con caratula de baño de oro blanco... era para él impresindible "brillar" tanto por su atuendo como su exposición.

 

Tomo su laptop y la memoria para su presentación y muy contento salió al encuentro del auto que había contratado con anticipación para llegar a su universidad. Acostumbrado a dirigirse a grupos numerosos, realizó sin titubeos su exposición, cosechando aplausos ante su magistral participación, el gusto le duro hasta que hubo que cambiar su atuendo y marchar en autobus a su empleo vespertino... hubiese querido ir directamente a su hogar y mostrar la presea ganada... pero precisamente ese día, el señor Seamus, administrador del supermercado donde labora el joven, le iba a permitir ejecutar un programa para hacer el control de existencia de productos y para ser sinceros, ya Tyler había esperado varios meses para que accediera.

 

Se sentó Tyler cerca a la ventanilla y la abrió para sentir en la cara el aire que le hace "soportable" ir en transporte público, con aquella gente que el ojiazul considera no apta para ser de sus amistades. Ve los vehículos y admira un auto que considera lujoso y sueña despierto con el día que podrá conducir uno igual o quizás hasta mejor... apenas nota a tiempo su parada y se incorpora de un salto para luego descender. Aún tiene que caminar hacia el supermercado, va tan abstraído en sus pensamientos de como obtener el dinero suficiente para una cámara, que aquellos gritos le traen de "sopetón" a la realidad...¿o sueño?... parpadea incrédulo...¡Pesadilla! ve un amenazante león y ya que este está mordiendo a un transeúnte mas al frente, él corre despavorido hacia el supermercado y se adentra buscando a alguno de sus compañeros, aún siente su corazón latiendo rapidamente, su semblante muestra su miedo y tocandose la frente, se pregunta si no ha sufrido alguna alucinación o algo... de inmediato busca en su celular, si hay alguna noticia que aclare la presencia de ese león en la vía pública... pero no encuentra nada hasta el momento y se recarga en la pared sintiendo que aún tiembla ante la evocación de lo que vio...

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  • 1 mes más tarde...
Eilon Rice

Noche en que el velo cayó


⸺Vamos, no seas llorón, te dije que sería divertido.


Tomé su mano con fuerza y lo atraje hacia la entrada del cine. James siempre repetía que uno de sus sueños era conocer Londres y ahí estábamos, el cómo llegamos quizás no fue decisión suya, y de haberlo sabido, no le habría interesado demasiado. Me miró un poco confundido y luego sonrió, me abrazó hasta que me dolieron las costillas y soltó una carcajada. Habíamos recorrido media ciudad en bicicleta, estaba agotado y sudado, pero aún así podía ver lo emocionado que se encontraba.


James Barton y yo nos conocimos en el último año de Antropologia en Oxford, nos hicimos buenos amigos y cuando decidí ampliar mis horizontes simplemente me siguió. Pero desde hacía algunos meses aquella amistad había evolucionado en algo más. Fue una tarde, luego bajar las cajas del camión mudanza que nos besamos tras abrir una cerveza, estábamos felices por el bello piso que pudimos conseguir, tenía una vista espectacular. Esa noche nos descubrimos hasta las sombras y nos volvimos inseparables.


⸺¡Estás Loca E, pero esto es alucinante! ¿Qué veremos?


Parecía un niño pequeño con el que amaba pasar tiempo.


⸺Lo que tú quieras cariño, es tu cumpleaños. Más tarde podemos ir a un bar aquí cerca.


Mi teléfono sonó. Miré la pantalla sacándolo a penas del bolsillo y lo volví a guardar. Era Quillan


El rubio analizó mi expresión mientras tontamente estudiaba la cartelera y pedía unas entradas al centro y sonrió pero con menos entusiasmo que antes. De soslayo había reparado en el remitente del mensaje que ensombreció mi semblante. Quillan y yo llevábamos dos semanas sin hablarnos y por ello Barton prefirió no preguntar, la última vez que lo hizo tuvimos nuestra primer discusión de pareja. Él creía que el único motivo de mi enojo con Atkins era su nueva novia paramédico, pero no, eso no tenía nada que ver.


Borracha le había admitido que solo me acerqué a él, en un principio, por si apellido. Aunque más tarde el cariño fue real. Y simplemente se negó a darme información sobre su familia, mi familia, y de ese modo ayudarme a encontrar a mi madre ¿Lo pueden creer? Había preferido enojarse conmigo y llamarme mentirosa, que descaro.


Un acomodador nos hizo señas para que ingresáramos a la sala cuando fuera comenzó el alboroto. Me giré restándole importancia, creyendo que se trataba de un malentendido o una disputa callejera, y me perdí en la oscuridad de la habitación, tomando la mano de James, preparada para ver la mejor película de la historia.


1:40:37 de la peor comedia romántica del mundo.


Solo lo hice por él, en verdad estaba sumamente feliz, pero lo cierto fue que casi me duermo al comienzo y casi vomito al final. Carecía de sentido del humor y el romanticismo no era lo mío, cuando tenía algún detalle con James él prácticamente lloraba, como ahora. La película le encantó, fue una fusión de todos los géneros que le gustaban en aproximadamente dos horas de cine; tenía las nalgas entumecidas.


⸺¿Aún quieres ir a ese bar?


Le pregunté, necesitaba que dejase de hablar de la historia narrada, de la guerra y la protagonista por un minuto. Y porque en realidad lo veía cansado y los cócteles no solían ser lo suyo. A pesar de ello asintió, cosa que me sorprendió, pero quizás por haber hecho algo bonito sentía el deber moral de devolverme algo en esa noche. Sonreí y di unos saltitos adolescentes. Mi teléfono volvió a sonar, no iba a verlo, sabía que era Quillan otra vez y eso me revolvía las tropas.


James colocó su brazo en aza y fue mi señal. Me aferré a él como Rose a la tabla y atravesamos algunas callejuelas iluminadas, lo que me gustaba de ese bar era que acudían magos camuflados y podíamos identificarnos entre nosotros, además, la magia tenía un olor particular que mi sentido vampírico no podía eludir.


Había sido una velada encantadora, más allí acababa.


Tras de mí alguien gritó. Ninguno de los dos se giró, nunca habíamos vivido algún episodio violento desde que nos mudamos. Poco a poco los gritos de volvieron insultos y como un chasquido, aquellos que estaban siguiéndonos aparecieron frente a nosotros. James se asustó y me miró apretando mi mano, en sus ojos estaba claro que no comprendía cómo esos tres sujetos habían aparecido de la nada.


⸺Asquerosa, sangre impura.


El primero de ellos escupió a mis pies ¿Qué le pasaba? Barton intentó interponerse entre nosotros pero sabía perfectamente que eso era peligroso para él. Tampoco podía hacer uso de mi fuerza sobrenatural, James le tenía pánico a las películas de terror ¿Qué pensaría de su novia monstruo? Por lo que me limité a lo que haría cualquier Muggle en apuros, huir.


⸺¡Corre, James, cooooorre!


Tiré de él mientras revolvía en el bolsillo de mi pantalón, necesitaba encontrar el celular, llamar a Quillan, él aparecería sin chistar si me sabía en peligro pero no lograba centrar mis ideas por lo que los dedos resbalaban al maldito aparato. El rubio corría delante de mi, las calles se tornaban más y más oscuras y solo era capaz de oír nuestros pasos, respiraciones agitadas y las malévolas carcajadas de quienes nos perseguían.


⸺¿Quiénes son, Eilon, qué quieren?


James estaba cansado de correr, no era un gran deportista.


⸺No lo sé Jamie, pero debemos escondernos antes de que nos encuentren


Habíamos dado con un callejón sin salida repleto de bolsas de basura y enormes contenedores putrefactos. Yo no podía morir, ellos no lo sabían y él tampoco, pero si atacaban a mi novio, podrían matarlo.


Oí sus voces doblando la esquina, entré en pánico debo admitir, miré a James y cerrando el puño lo noqueé de un solo golpe. Justo cuando uno de ellos lanzaba un hechizo contra mi, yo arrojaba el cuerpo del rubio entre las bolsas de basura.


⸺¿Qué quieren? No tengo dinero.


Le grité. Había salido con Jamie, no tenía mi varita.


⸺Limpiar al mundo de la gente como tú


Me respondió y sus amigos se le sumaron. Comenzaron a atacarme sin piedad, primero con los puños, luego con hechizos. No podían dañarme demasiado aunque me causaran dolor, la maldición que corría por mi cuerpo me permitía regenerarme. Entonces oí a uno de ellos murmurar "mestiza" y rebuscar entre los contenedores. Intenté ponerme en pie, gritando cuanto pude para evitar que dieran con James pero no buscaban eso.


Un segundo después sentí la madera atravesar mi pecho de manera rústica y medieval. Luego intentaron, mal hecho, lanzarme una maldición imperdonable para acabar con mi vida.


Ya no podía hablar, la sangre se me escapaba por la boca y la nariz. Los tres maleantes se miraron entre sí y salieron corriendo, huían como ratas. Intuía que alguien más se acercaba, tenía todos los sentidos agudizados por el dolor, saboreaba mi fin.


⸺¿Quillan?


Llamé, mis ojos se cerraron pesados. A mí acudieron un hombre y una mujer pelirroja. James, con una mano en la cabeza se lanzó sobre mí llorando desconsolado. No sabría nada del mundo hasta dos meses en adelante.

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