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Prueba de Oclumancia


Aailyah Sauda
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El amanecer nunca había sido tan hermoso como aquel día. Sauda había permanecido allá, a pesar de que sus años le aconsejaran descansar en una cobija cómoda y y con el calor de mantas alrededor de sus articulaciones. Lucia en aquel momento con toda la edad que el Tiempo le había ido acumulando en su rostro. Era hermosa, sin dudarlo; las arrugas que mostraban eran expresiones de su carácter cortes y, siendo ella misma, conservaba la juventud en sus ojos y con una semi sonrisa de sus labios. En aquel momento donde la luna se escondía y apenas robaba un beso del sol saliente, abrazándose apenas, Aailyah se sentía en su tierra natal, junto con sus hermanos y hermanas, aspirando el aire fresco de la noche que huía, asustada por el calor del cuerpo Rey.

Aquel era un día especial, la pupila había accedido a venir a la gran prueba porque ella misma se lo había pedido. Sabia que el ímpetu de una respuesta rápida no era fiable para constatar que quería pasar la prueba. Muchos acudían obligados por su decisión precipitada y muchos eran, por eso, quienes fracasaban ante el Portal. ¿Seria el mismo destino para Delacour?

Siguió contemplando el cielo hasta que la ultima estrella desapareció del manto nocturno, apagados por la luz del sol, que invadía toda la superficie del lago, haciéndola brillar como si fuera un espejo. En aquel momento, lo era. Aquella iba a ser la primera prueba que debería superar la hechicera. Cuando Alessa Delacour llegara allí, porque estaba segura de que vendría, lo había visto en sus ojos, se encontraría un agua calma como un espejo, cristalina como un cuarzo en su estado más puro. Solo unos porta velas sobresaldrían del lago, alumbrando su camino.

Con apenas espacio para dar un paso largo y mantener el equilibrio entre uno y otro junco en un espacio en el que apenas podría posar el pie, el agua se transformaría en el "espejo de lo que siempre fue", reflejaría un recuerdo doloroso de su infancia, que al recordarlo, le haría desear dejar todo de lado y correr lejos. Entre los diez porta velas que servirían de puente mágico junto con los juncos para llegar hacia la orilla, debería caerse y sobreponerse. El agua encantada reaccionaria al dolor que sintiera y se revolvería, intentando engullirla. Debería evitar eso y ocultar sus sentimientos para que el agua no lograra acceder a su mente y leer sus miedos. Si la joven no lo hacia bien, el cilindro desaparecería, haciéndola caer. Debía conseguir crear un muro entre su mente y el agua encantada, con calma, para evitar la muerte.

 

-Recuerda, no puedes utilizar tu varita, ni algún otro artefacto mágico que te ayude a ello... Todo debes lograrlo con la magia que existe en tu interior.-

 

Sauda desapareció para esperarla al otro lado de la albufera, pasar por él, era una tarea sencilla, más no lo que vendría después.

 

 

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Editado por Niko Uzumaki
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Un nuevo día y Alessandra estaba con los ojos más que abiertos, no había podido pegar un ojo en toda la noche a causa de sus nervios, Sauda ya le había preguntado si deseaba tomar la prueba y ella respondió muy segura de ella pero después de mandarla a descansar en realidad lo que menos había hecho fue eso, descansar. Frotándose los ojos se levantó de la cama y corrió al baño para colocarse unos short de jeans azules cortos, una camisa de manga larga azul cielo y su cabello rubio estaba atado en una cola de caballo alta dejando al descubierto su cuello. Era el día, tendría que hacer la prueba que la arcana le dijera para poder hacer su vinculación al anillo de Oclumancia.

 

-Debo irme, si algo me ocurre ve directamente a San Mungo- le dijo a su esposa.

 

Ya había hecho pruebas con otros arcanos, aunque ninguno daba lo mismo siempre exigen todo de uno para esas pruebas, era mejor estar preparado por cualquier problema, siempre le decía a su esposa, una vez lista sin ninguna joya, amuleto e incluso sin su varita salió rumbo a donde debía encontrarse con la arcana.

 

Su corazón latía con rapidez con cada paso que daba, sus nervios siempre la traicionaban cuando debía hacer cosas que desconocía, le daba un horrible apretón en la boca del estomago o quizás era su embarazo, no estaba segura en ese momento porque solía darle mareos cuando estaba tranquila, lo que le fastidiaba bastante. Respiro y exhalo cuando llegó a un hermoso lago que brillaba con todo su esplendor. La magia nunca terminaba de sorprenderla porque en el mismo lago sobresalen unos porta velas que flotaban sobre ella, alumbrando el camino que debía seguir.

 

Sus ojos, a pesar de no haber dormido, estaban completamente abiertos observando todo a su alrededor, dándose cuenta que solo estaba aquellos juntos como base para pasar, tuvo suerte de haberse puesto unos short y zapatillas para ese día, dio unos tres pasos para atrás para dar su primer salto al junco más cerca, era bastante baja desgraciadamente y para poder cruzar aquello debería dar un par de saltos largos para poder llegar al otro lado pero mientras trataba de mantener el equilibrio escucho unos susurro cerca suyo. Alarmada fue moviendo su cabeza para todos lados tratando de encontrar aquella voz de Jay, su madre adoptiva, ¿que hacia allí? se preguntó.

 

Su garganta se hinchó a causa de la emoción de escuchar a la mujer que la cuidó en su niñez de esa vida, pero al buscarla con la mirada no la veía, solo escuchaba su voz que provenía de donde estaba ella, le resultó muy extraño y curiosa como ella asomó su cabeza sobre los juncos para observar el lago, Amaya Jay estaba de pie frente a ella con una niña rubia muerta, su cuerpo y su respiración se paralizaron al ver que era su muerte, muerte que solo recordaba en sueños porque siempre despertaba sudorosa, la sangre salía de su pecho por cortes que no parecían hechos a mano sino por algún hechizo o embrujo, su rostro ya blanco adquiere un tono más blanco casi enfermo al ver aquello, dio unos pasos para atrás queriendo escapar de eso, no quería ver más, ni escuchar los gritos desesperados de la pelinegra, quería escapar pero su pie había tocado el agua del lago y esta como si fuera una enredadera había comenzado a subir por ella.

 

Alessandra chillo y trato de safarse dando patadas pero nada funcionaba sino fue hasta que la voz de Sauda sonó en su cabeza, indicando que nada que hiciera físicamente podría ayudarla sino que la fuerza venía dentro suyo. Con la respiración agitada la Delacour cerró sus ojos para concentrarse en cerrarse al mundo exterior, haciendo lo mismo que hizo cuando Sauda la llevo al mar del volcán, comenzó a respirar y exhalar, fue relajando su mente, despejandola, rompiendo todo recuerdo o pensamiento con su pasado, evitar sentir dolor, felicidad o algún otro sentimiento, se recostó sobre el junto y dejó que el tiempo pasara despacio, comenzó a levantar barreras para que sea lo que fuera el lago no viera dentro suyo, dejó que su cuerpo se relaje y encerrara todo su dolor, amor, humillación, ira y demás en una parte muy pequeña casi imperceptible, lo que había comenzado a trepar por su pie se había detenido e incluso la presion que sentia habia desaparecido, con cuidado Alessandra se puso en pie y con su mente en calma fue dando un par de saltos largos a los juncos.

 

No había perdido su ejercicio de respiración que le ayudaba a relajar su mente, cuando acabara todo eso se meteria en clases de yoga, pensó, no podía hacer las respiraciones siempre, debía controlar su mal temperamento o no podría usar la habilidad para protegerse. Después de nueve saltos a los juntos sin problema había llegado a donde estaba Sauda esperándola.

 

-¿Que ha sido eso?- le pregunto medio temblorosa una vez que se sintió a salvo al lado de Sauda - lo siento...como esta Arcana?- le pregunto cuando se dio cuenta que no la había saludado.

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Le regalo una sonrisa con sus labios sellados por haber pasado la primer prueba con facilidad, Sauda había navegado entre sus recuerdos para observar lo que estaba atravesando, una mujer que se demostraba frágil pero con un gran corazón, valiente.

 

-Esa fue la primer fase de esta prueba, Alessa.- Sauda se mostró tranquila con sus brazos entrelazados bajo su ropa, y asintió ante su saludo.

 

La manera en la que se comunicaba la Arcana con sus alumnos era peculiar, intentaba no emitir algún tipo de sonido, simplemente hacerlo por su mente. Lo disfrutaba. La Arcana le había dirigido una única y significativa mirada antes de desaparecer de allí para ir directo a la Gran Pirámide, donde su prueba final la esperaba. Era algo maravilloso, de hecho, poder sorprenderse aun luego de haber vivido tantos años. Pero incluso con todos los conocimientos que poseía, Sauda no era la dueña de todos los saberes, y dudaba que realmente hubiera algún ser, que tuviera aquella capacidad.

 

-Ahora entraras por el laberinto- Le comunicó mientras acariciaba las hojas verdes de los arbustos. -Ah, no es necesario que lo diga... Pero dentro tendrás diferentes obstáculos que te harán tomar un camino equivocado... Debes bloquear tu mente y llegar hasta los escalones de la Pirámide, donde estaré esperándote. -Fue lo ultimo que dijo y desapareció.

 

La Oclumancia era una habilidad difícil de controlar, y hasta el momento Alessa no había recurrido a su ayuda, eso le agradaba. Aailyah se reposo sobre un banco de madera, con la vara de cristal entre sus manos apoyada sobre el suelo, cerro sus ojos y se concentro en ver cada uno de sus movimientos.

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Suspiro.

 

Después de tantos cambios con la guerra la Delacour creyó que también habían cambiado las pruebas pero al parecer estaba equivocada, ya hace mucho tiempo que no pisaba la pirámide que le daría acceso a la prueba de vinculación, aunque estaba ansiosa y nerviosa de que llegara el momento había pensado que Sauda la llevaría con ella cuando desapareció.

 

<<Esa fue la primer fase de esta prueba>> ya había comenzado a odiar aquellas palabras.

 

Recién la primera, miró con desesperación al laberinto que había frente suyo mientras escuchaba por su mente a la arcana, ya no se podía dar el lujo de caer en la falta de confianza, había llegado tan lejos después de tanto trabajo que dejarlo seria ridiculo mas bien peor que ridiculo, seria humillante y vergonzoso, ¿quien podría abandonar en ese momento? la respuesta era fácil, nadie que ella conociera, al menos, se consoló.

 

Su cerebro se llenó de preguntas sobre los obstáculos, la imagen que había visto hacía solo unos segundos aún estaba fresca en su mente, trago en seco para agitar su cabeza y tenerla en blanco, aquello era mejor, sin pensamiento, sólo un lugar blanco, ni fresco, ni cálido sino neutro, el clima perfecto por decirlo de algún modo, nada de recuerdos ni mas laberintos, ni muros, solo un lugar puro de colores, con su mente así comenzó a caminar por el laberinto.

 

Iba bien, por el momento, había comenzado a seguir el camino de la derecha directo, con muy pocas curvas pero que llegaba a la pirámide, su mente seguía en blanco mientras caminaba con pasos un poco acelerado, no sabía el tiempo que le quedaba para hacer la prueba ni cuánto tiempo faltaba, pero unas voces hizo que se detuviera en una bifurcación, donde no solo tenía elegir el camino sino que debía confiar en su habilidad para usar la Oclumancia para evitar el engaño y perderse. Claro que en eso no se esperaba que volviera aparecer Asami, quien ya antes la había manipulado en su clase de adivinación, ¿lo haría de nuevo? se pregunto al ver a la niña demonio que sonreía con burla.

 

-¿Te perdiste?- río Asami.

 

-No- le respondió Alessandra cortante tomando el camino derecho, sentía a Asami a su lado soltando risitas bajas solo para fastidiarla -Si vas a decir algo hazlo ahora- gruño Alessandra.

 

Su cuarto blanco había comenzado a mancharse de un color rojo a causa de su irritación, esa era una de las razones por la que no la quería a su lado, siempre pasaba eso, se detuvo y dejó que los sonidos de su mente y a su alrededor desaparecieran, le agradaba el hecho de que a medida practicaba más la Oclumancia, más fácil se le hacía. Por lo que siguió caminando dejando a la niña pelirroja atrás lanzando insultos a su persona, al menos eso le pareció siendo que no podía escucharla sino que además su cara era un horrible manchón rojo.

 

<<Falta poco>> pensó al ver mas cerca a la pirámide casi enfrente.

 

Debía aguantar un poco más, se dio ánimos, camino con más ganas pero se topó con su esposa cubierta de sangre, sus ojos grises, por lo general, estaban oscuros, sin brillo y se mostraban completamente horrorizados. El corazón de Alessandra comenzó a latir de forma apresurada, un gimoteo se escuchaba de donde ella iba a seguir caminando, era como si fueran niños ahogados o algo parecido. Kamra corrió a su lado y comenzó a llorar.

 

-No vayas por ahí, te van a matar como lo hicieron con los niños- lloraba entre sus brazos.

 

Su cuerpo y su mente se bloquearon ante eso, sus hijos, a quienes ella amaba a pesar de ser unos diablillos, su barrera comenzó a temblar porque estaba apunto de derrumbarse, la pérdida de sus hijos era algo que la dejaba fuera de si, ya había perdido a uno, su corazón aun lloraba por el pero aquello había sido mucho, no ver a ninguno, sus risas, sus llantos y mas que nada su amor.

 

-Noooooo!!- gritó alejándose de su esposa.

 

Sauda se lo había dicho, <<tendrás diferentes obstáculos que te harán tomar un camino equivocado>> era obvio que le decía eso para que tomara el otro pero imaginarse la pérdida de sus hijos la había dejado sudorosa y alarmada, apenas terminara todo aquello iría a buscar a los quintillizos para abrazarlos y saber que estaban bien. Con cuidado se fue moviendo por el lado derecho para echar a correr al final, con su respiración agitada fue levantando muros esta vez, por cada pensamiento lo envolvió con cuatro muros enormes que impiden que alguien accediera a ellos.

 

Siguió corriendo con desesperación hasta que llegó a la pirámide cansada, no había sido buena idea no haber dormido un poco, ahora todo eso, más su cansancio mental le estaban pasando factura.

 

-Arcana tiene un vaso de agua?- le pidió con la boca seca a causa de que habia estado corriendo.

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Le había enseñado a recorrer su propia barrera, a formarla de aquellas cosas que le eran conocidas y proporcionaban un refugio seguro. Alessa, había logrado con éxito el traspasar los obstáculos que su propia mente le habían colocado frente. Y si bien Sauda había planeado ese pequeño percance en el camino, desconocía las esencias de aquellos reflejos, porque no eran mas que cosas que Delacour detestaba.

 

-¿Estas lista para la prueba final?- Fue la primera vez que Aailyah dejo escuchar su voz y le ofreció un vaso con agua fresca.

 

Una ligera brisa removió las ramas de los arboles y arbustos que las rodeaban. Algunos pájaros piaban desde las alturas, observando a aquella muchacha que se había adentrado a su territorio entre la hierba aplastandola con sus botas. El aire se fue volviendo más cálido según iba avanzando, hasta la puerta de la Gran Pirámide. Ella, ya había pasado por pruebas así anteriormente, por lo que el desafío no le seria nada desconocido, al contrario, podría pasarlo con mayor facilidad si realmente estaba preparada para lo que ahí dentro encontraría.

 

-Si realmente te encuentras lista, puedes ingresar - Señalo con su mano derecha el camino hacia ella.

 

Dentro de ella encontraría un salón circular, llamado el Portal de las Siete Puertas, cada una de esas puertas, era un portal, que daba acceso a un mundo ajeno al que ellos conocían y resultaba único en cada prueba, interesante también; podría conducirla al pasado, al presente, al futuro... O incluso a un universo totalmente paralelo y desconocido. En éste caso, solo estaría abierta la de la Oclumancia. Movió su vara y creo un Anillo de Aspirante en la palma de su mano, la extendió y se lo entrego.

 

Tomo el antebrazo de Alessa, le dirigió una sonrisa y juntas se dirigieron hacia la puerta para ingresar en ella.

Editado por Aailyah Sauda
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Alessandra aceptó gustosa el agua que Sauda le tendía, después de haber pasado lo que pasó en el lago estaba con los nervios a punta. La Arcana le hizo la pregunta que llevaba tiempo esperando.

-Estoy lista Arcana Sauda para la prueba- le dijo segura.

 

Ya había tomado la decisión de hacerla hace mucho tiempo, la brisa fresca que sopló la hizo estremecer porque tenía su cuerpo sudado pero sin más comenzó a seguir a la arcana a la cima de la pirámide, después de tanto tiempo volvía pisar aquel lugar una vez más, las veces anteriores que lo había hecho había sido con habilidades que había practicado y salido bien, a fin de cuenta con una había nacido pero con las otras eran con las que más fácil practicar, en cambio Oclumancia solo había sido usada una vez y había terminado inconsciente para evitar que Kamra entrara en su mente.

 

El aire cálido iba en aumento a medida que se acercaban a su destino, al igual que sus nervios, por el momento no había tenido inconveniente en usar la habilidad lo cual supuso un gran alivio, Sauda tenía razón, solo debía practicar para mejorar. Cuando la Arcana le mencionó que podía ingresar si estaba realmente lista afirmo con la cabeza, está con su Vara de Cristal creó un anillo de aspirante, Alessandra lo tomó y se lo colocó en el dedo que estaría para siempre al menos si lograba aprobar. Ingresando juntas a la pirámide llegaron al portal que se abrió pero antes de decir algo más Sauda la tomó del brazo y juntas desaparecieron.

 

Un olor a comida podrida hizo que Alessandra abriera sus ojos en un callejón, había unos gatos entre la basura pero reconoció que era Londres muggle cuando salió a las calles, ¿que hacia allí?, se preguntó desconcertada pero si no quería llamar la atención comenzó a caminar para buscar algo que le dijera de formas más específica que fecha era.

 

Camino por la atestada vereda medio empujando y pidiendo permiso, los muggles ni siquiera reparaban en ella, una muchacha rubia con ropas de verano, lo veían siempre en las adolescentes por lo que ya estaban acostumbrados, Alessandra aprovechando eso se acercó a un puesto de periódicos. Eso le diría todo lo que necesitaba, no tenía dinero muggle así que con cuidado haciéndose la tonta en el momento que unas personas se detenían con el puesto le arrebató un periódico.

 

Sus mes como periodista le había servido para conocer un poco más los puestos muggles así que solo estiro el "Daily Express" para ver la fecha, era ese dia, le pareció extraño y confuso pero un cosquilleo en su mente la hizo detenerse y girar para ver si alguien la observaba pero todos se limitaban a chocar y estar concentrados en sus cosas, celulares y demas tecnología. Giró sobre sus talones para rehacer el camino al callejón donde había aparecido para buscar a Sauda.

 

<<Deja a tu maestra y mejor limitate a escucharme...ve al callejón donde apareciste>> le habló una voz.

 

No era Asami, la reconocería, esta era una voz masculina y ligeramente familiar, como si su cerebro la reconociera aunque no la hubiera escuchado en ese momento.

 

<<Sabes quien, soy...Will, te acuerdas? si te preguntas por Charlotte la mate cuando te dio la nota "anónima" y te escapaste>> le dijo con voz dura <<mi amo aun te quiere asi que no puedo matarte pero ni te creas que te salvaras asi de facil>> le amenazó.

 

<<Un Legilimante>> pensó con horror cuando comenzó a mostrarle las imágenes de la muerte de aquella demonio que la incitó y le dio los recursos para escapar. Sus pensamientos iban en aumento por el pánico pero primero debía cerrar su mente y buscar a Sauda.

 

Dejó que un sentimiento de paz y tranquilidad llenará su mente, no sabía que tan bueno era Moore en utilizar la Legilimancia pero no iba a permitir que entrara en ella para descubrir que podía hacerle daño a través de sus hijos o familia, cerrando su mente por completo, creo el mismo cuarto blanco que había hecho antes en el lago, un lugar con luz, sin pensamientos solo un basto vacío de nada.

 

No fue a donde el demonio le dijo que fuera sino que se dirigió a una cafetería, no iba a temer porque tenía su mente protegida, mientras siguiera con ella cerrada Moore no la encontraría, camino hasta una esquina pequeña donde había solo dos personas, Alessandra se fue a sentar directamente a una punta donde esperaba seguir alguna instrucción de la Arcana.

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Aailyah soltó el aire que no sabia que había estado conteniendo y entonces se dio cuenta de que tenia una futura Oclumante a un costado. Sentía un vinculo especial con ella, así como lo tenia con todos aquellos que habían pasado por la sala del Ouroboros. Por ende, era importante que llegara hasta el portal, en la ante ultima prueba Sauda jugo con su mente y disfrazo una ilusión en un recuerdo vivido.

Apenas Alessa fue capaz de quitar aquella ilusión de su camino, la muchacha seguía parada sobre el mismo circulo de siete puntas, con sus ojos cerrados intentando salir de donde la había puesto, Sauda sonrió, genero un bloqueo para aquella ilusión pensando en un recuerdo, generando serenidad en su mente. La Arcana movió su vara de cristal y la hizo volver.

Antes de entrar en el Portal de la Oclumancia, Sauda verificaría que la muchacha tuviera el anillo de Aprendiz que estaría vinculado con el de ella. Si bien la Arcana no podría intervenir en nada de lo que sucediera dentro del Portal, si podría ver lo que su pupila viera y guiarla en caso de que lo necesitara. Ahora es donde ella debía valerse por si sola, dependiendo de todos sus saberes para poder superar las dificultades y salir de allí. Por supuesto que Aailyah no permitiría que nada malo le sucediera.

- Esta es la etapa final, Alessa. -

Respiro profundo y hablo en su mente.

- Una vez que ingreses por el portal - movió su mano hacia la Puerta - Tendrás que vencer tus miedos y valerte por tu sabiduría, o nunca seras Oclumante. -

No intentaba asustarla, pero si darle un pequeño aviso de lo que podría suceder. En caso de que fallara, se encontraría dormida en su habitación, en su hogar... En caso de que lograra superar la prueba, Aailyah la estaría esperando en donde todo ésto inicio... Donde se vieron por primera vez.

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Alessandra pestañeó sorprendida de no estar en la cafetería en el mundo muggle, de reojo vio que volvía a estar en la pirámide, más bien en la sala de siete puertas con Sauda, después de haber bloqueado su mente no sabia que paso pero sospecho que había sido la misma arcana que le hizo ver aquello, qué motivo habrá tenido para hacerlo no lo sabia, solo tendría sospechas del asunto pero decidió concentrarse en lo importante.

 

La Delacour sentía a la arcana hablándole dentro de su mente, aquello era lo que había estado esperando desde que había pisado aquel bosque donde se había topado con la arcana que la esperaba, su mente estaba lista para cualquier reto, después de aquella visión estaba atenta, sus sentidos estaban agudizados para no caer en nada más, su mente estaba en blanco, seguía con la paz y tranquilidad que necesitaba para poder lograr superar las pruebas que el portal le ponga. Suspiro cuando Sauda mencionó que ya no podría ser Oclumante sino supera la prueba con su sabiduría. Trago en seco ante eso pero no podía flaquear o realmente no pasaría la prueba.

 

Una puerta sucia y gastada, a causa del paso del tiempo, apareció frente suyo, Alessandra cuadro los hombros y entró, era sin duda un cuarto de niña, rosa y blanco había sido su decoración pero ahora estaba todo rajado, había marcas de garras en las paredes que le daban un aspecto salvaje a todo el lugar.

 

<<Veo que decidiste venir>> le dijo aquella voz masculina de Will.

 

<<No fue solo la ilusión de Sauda?>> pensó cuando recordó a Sauda creando aquellas imágenes en su cabeza, la arcana no conocía de nada sus anteriores vidas y ella aun estaba descubriendo parte de su pasado cuando solo le faltaba dos años para que la maldición comience a correr.

 

<<¿Qué es eso?>> se dijo cuando la imagen de una niña matando personas apareció en su mente. Aquella imagen la horrorizó, ver como le quebraba el cuello a dos adolescentes hizo que se llevara sus manos a su cuello cuando levantó su rostro bañado en sangre para mirarla.

 

Era ella sin duda, sus ojos rojos vacíos, aunque no tenían el azul de siempre sus fracciones en el rostro eran la suya, las reconocería siempre.

 

<<No eres tan tierna como todos creen...que pasaria si tu esposa se enterara? crees que estaría con un monstruo como tu? claro que no...ya te engaño una vez y tu igual, para colmo embarazada de un bastardo>> rio con burla en su cabeza.

 

Alessandra cayó al suelo completamente en shock, más imágenes pasaban por su mente, de noche acechando niños como ella a los que le arrancaba el corazón, madres embarazadas siendo decapitadas por sus propias manos, manos manchadas en ese momento con sangre, levantando sus manos sintió las gotas caer en sus ropas para buscar con la mirada que había caído en un gran charco de aquel líquido, debía cerrar su mente pero no podía, nada en ella le respondía como quería, ni sus piernas al menos para huir.

 

Estaba sola.

 

<<Vez, para que estar en un lugar donde solo sufres, muere y deja que tu alma vaya donde corresponde...no perteneces aquí>> lo último fue un arrullo.

 

Alessandra sabía que tenía razón pero le era tan difícil dejar todo, su familia, su hogar, sus amigos...no podía respirar, su mente seguía sin poder reaccionar para bloquearla, seguía en el suelo cuando un grito sonó más fuerte desde su interior.

 

<<Ni te atrevas a dejarte vencer por el>> chillo Asami.

 

Era la primera vez que la escuchaba desde que había comenzado con la habilidad, le sorprendió escucharla tan cerca, su respiración se agito cuando logró recuperarse, aspiró aire por la nariz y se puso en pie.

 

<<No puedes vencernos juntas>> le dijo Alessandra.

 

Sentía a Asami dentro completamente de acuerdo, era la primera vez que la demonio le daba el suficiente poder mental para usar, claro que también era la primera vez que estaban de acuerdo en algo sin pelearse, eso le dio la suficiente fuerza para dejar que una luz blanca iluminara unos pasillos blancos, no dejo que nada la sorprendiera sino que se limitó a que el pasillo blanco se volviera un laberinto con puertas vacías, lugares donde no lo llevaría a nada, sonrió mentalmente, Will podría entrar en su cabeza pero se perdería, había creado el lugar especialmente para que quedara atrapado sin salida en un lugar donde no había nada, decían que la soledad enloquecia a todos y eso era lo que Moore se había ganado, quedarse solo y perdido como aquellos pasillos blancos le mostraban.

 

<<Sal de mi cabeza>> gritó mentalmente haciendo que su voz sonara potente y segura.

 

Un silencio sepulcral llenó el cuarto y su cabeza, lo había logrado, pensó, lo logró, se emocionó que no pudo evitar echarse a reír, en donde debía haber sangre como había pensado solo era polvo pero las lágrimas caían en su rostro esperando que si era real, Will estuviera fuera de su vida al verla tan poderosa como para haberlo expulsado así de su mente y la segunda era que Sauda le diera la noticia que había aprobado.

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Pasaron los minutos aunque tal vez fueran horas o días. La Arcana sabia que Alessa estaba allí, luchando por vincularse y que debía salir por su propio merito. Pero perdía las esperanzas, tanto tiempo dentro... Tal vez era la primera vez que una prueba se retrasaba tanto, justo cuando empezaba a preocuparse en serio, noto un cambio. Un resquicio de luz parecía abrirse paso. Sauda era una mujer alta, a pesar de la edad, suele encoger las figuras. La luz alcanzó iluminando aquel semblante de piel arrugada por la tensión. Una paz creció en su interior, ahí estaban de nuevo.

 

La mujer de piel oscura permaneció en pie, repasando con los dedos las piedritas circulares de su pulsera, un gesto automático que le generaba algo de tranquilidad. Sin embargo, su mente estaba atenta a lo que podría estar sucediendo en el interior de aquel lugar, esperando alguna señal. Estuvo tentada a entrar a buscarla, algo que no podía hacer realmente.

 

Tras una serie de interminables respiraciones para calmar su ímpetu, Alessa Delacour, había logrado aprobar la prueba con éxito, ahora debía salir de allí antes que la puerta se cerrara o quedaría atrapada en el limbo.

 

- Ven Alessa. Sal, nueva Oclumante. Mira tu anillo, observa como brilla... Ya se ha vinculado y eres Bienvenida. -

 

Intento no mostrarse muy imperativa ni abusar de su fuerza para no inquietar desde el interior de su mente. Al fin y al cabo, lo había conseguido. Ya era Oclumante.

 

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Un brillo fuerte había captado su atención desde la puerta, después de sacar a Will de su mente se había acercado a la ventana para ver fuera de ella pero el brillo que desprendía hizo que se acercara tambaleante, su mente estaba tranquila, sus barreras estaban alzadas y seguramente era por eso que no podía escuchar a Sauda, camino hasta la puerta para abrirla y pasar por ella.

 

Con los ojos cerrados paso la puerta para toparse con la Arcana, quien le hablaba alegre desde su mente señalándole que era Oclumante, Alessandra se levantó de un salto, porque se había caído de rodilla, para ver su anillo cambiar al mismo que Sauda tenía, chillo contenta y después de tantos problemas con su mente insegura corrió a abrazar a la arcana.

 

-Gracias maestra Sauda- le agradeció realmente de corazón.

 

Era la primera vez que era tan efusiva con un arcano, incluso a ella misma le sorprendió pero lo hecho, hecho estaba, se separó de la morena para inclinarse en una reverencia, feliz de poder protegerse desde adentro, ya nadie la tomaría de sorpresa nunca más, observo todo a su alrededor y parecía más brillante a causa de su buen ánimo. Pero esa felicidad quedó eclipsada con una pregunta que le daba curiosidad.

 

-Esto que pasó detrás del portal, es real no? no fue una simple ilusión- si era así, debía ir con cuidado a partir de ahora, Will había vuelto para lastimarla.

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