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Otra lección por aprender...


Anthony R. Dracony M.
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El ojimiel fija la vista en aquel calendario de escritorio... han pasado varios días y aún sigue pensando en que lugar llevar a cabo la siguiente lección. ¿Porque tiene que elegir el lugar?... no tiene idea, realmente le molesta tener que encargarse, pero las marcas en el calendario le disgustan más.

 

Hoy al fin se ha decidido, cualquier sitio estará bien, lo que más le interesa al peliverde, es seguir con la instrucción, así que gira órdenes a los cinco elfos que ayudan en la reserva Augurio Itomory'Floy, tendrán que encargarse de que ninguna criatura, terrestre o alada se acerque al sitio donde se llevará acabo el encuentro entre @ y él. Aunque la batalla será al sureste de la reserva, en una de las planicies que se localizan a un kilómetro de la Hondada donde se hallan la grandes piedras planas en pie (antiguo Templo celta).

 

La vegetación es demasiado corta y escasa, la humedad de la lluvia de un día interior, aún requiere de la calidez del sol para hacer germinar las semillas de pasto, pero hace que el olor a tierra mojada se levante en el ambiente que está en calma, ideal para evitar distracciones.

 

Los ciprés, eucaliptos y pinos están a gran distancia rumbo al norte, el lugar es ideal para pasear disfrutando de la naturaleza y puede ser a pie o en carruaje, pero para fines prácticos, el peliverde envía un traslador al amigo y nuevo maestro que le ayuda a practicar para mejor como duelista.

 

En cuanto llega al lugar, Anthony hace una reverencia al Gryffindor, enseñanza que le dieron desde que hubo que tomar las clases de duelo, ya que Elvis le ha dejado iniciar, Ryvak inicia con el primer hechizo que invoca mentalmente. "--Flechas de Fuego" -- Anthony disparó una andanada de filamentos de fuego que salen disparados uno tras otro. Los filamentos de fuego incendian la piel y producen heridas sangrantes graves.

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¡Rayos! El tiempo había corrido demasiado rápido en ése momento y me había alejado lo suficiente de la mansión como para volver corriendo allí y buscar el traslador que me había enviado el joven Anthony. Debía utilizar todos los medios que contaba en aquel momento y eran dos, así que recurrí al que tenía más a mano, la escoba. Seguí viajando por aquel trayecto, intentando ignorar el reloj que indicaban que las agujas ya habían pasado la hora pactada hacía rato.

 

Volé hasta donde Anthony me había indicado y que me iba a esperar. Empecé a descender cerca de aquel templo, que era la segunda vez que lo veía. No era un templo propiamente dicha, porque era un antiguo templo Celta, pero las energías del lugar aún permanecían y era demasiado agradables como para pasarlo por alto.

 

Divisé al joven y aterricé, haciendo desaparecer la escoba y mi capa de viaje.

 

Lamento la demora, Anthony… —no podía contarle todo el relato, por lo menos no en aquel momento—. Pero ya estoy aquí. ¿Estás listo? —pude ver de cómo si lo estaba, porque me dirigía una reverencia y no tarde en imitarlo. Estábamos a una distancia de unos ocho metros. Acomodé mi camisa y me aferré a mi varita, murmurando rápidamente para poder defenderme: — ¡Fortificum!

 

Una pared de piedra sólida, totalmente lisa, se materializó entre Anthony y yo, justo entre los dos. Era una defensa de unos seis metros de ancho por dos de alto y se terminó de materializar cuando las Flechas de Fuego impactaron sobre ella, una por una. Sonreí ante eso. Quería colocarle ciertas situaciones para que el joven notara que no había una sola manera de defenderse, que teníamos que usar todo para nuestra ventaja y a ver cómo había avanzado desde el último encuentro.

 

Espero que ahora estes mejor. ¡Y no te inhibas! —moví mi varita y unas arenas empezaron a emerger de ella, arremolinándose justo sobre mi cabeza. Y con una simple señal, éstas estallaron en una luz tan poderosa como el sol, con el único objetivo de cegar a mi oponente, o sea, Anthony Ryvak Dracony. La Arena del Hechicero era efectiva porque actuaba directamente contra sus ojos. Y además de tener mi pared de por medio, estaría limitado en los hechizos que podría lanzarme. Me moví un paso largo a la derecha, por si algún rayo loco salía disparado por cualquier rincón.

 

 

OFF: sorry, @@Anthony Ryvak Dracony se me habia pasado el duelo.

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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De forma elegante, el Gryffindor baja de su escoba, para Ryvak no ha habido tiempo perdido, para sí, fue como un suspiro que se desvanece pero que dota de un sentimiento que es grato al alma, pero se da cuenta de que Elvis tiene muy presente el valor del tiempo pues expresa que lamenta la demora -- No hay problema -- Responde el peliverde sintiendo por el mago, un respeto genuino al ser Elvis una persona tan comprensiva con los demás, eso no le cabía duda al Ryvak.

 

Al conocerse, en esta ocasión no hubo necesidad de presentarse, solo de saludarse y hacer la respetuosa reverencia con la que siempre se iniciaba en los duelo. Era de esperar que el Maestro desplegara sus habilidades, Anthony vio como apareció una barda de piedra en la cual los filamentos de fuego impactaron, su sorpresa se dibujo en sus labios delgados que formaron una pequeña o... hacía mucho que suu segundo maestro de duelo, le había enseñado aquel hechizo que le impresionó, justo como ahora, Ryvak movió su varita inmediatamente de que la barda estaba entre ellos y antes de que el Gryffindor realizara su siguiente acción ya que le daba un consejo de maestro a practicante, Ryvak pronunció -- Maldición -- Aquel Hechizo causo que Elvis pronunciara mal su siguiente hechizo, no importando que lo formulara de manera mental, derivó en una versión ridícula del original-- Anema de Perchero-- sin ningún efecto real sobre nadie.

 

Mire la barda de piedra lisa que lo protegía, seis metros de longitud por dos de altura, bastante sólida, una floritura de varita apuntando a ella --

Vitae-- El hechizo transformo la barda de piedra en una versión de oso pardo, la animalización se tendió sobre el abrazandolo, trato de inmovilizar al mago.

 

 

@ OFF. No te preocupes, me hiciste pensarlo mucho para responder, espero haberlo hecho mejor.

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Por alguna razón, sin ver bien definidamente porque la pared que teníamos en medio me obstruía la vista, pude darme cuenta que lo que quería que pasara, no estaba sucediendo. La luz cegadora que había deseado que impactara en ése momento, ni siquiera se había proyectado. ¿Qué había pasado? Me daba cuenta en ése momento que Anthony lo había evitado. Sonreí ante eso. ¡Era genial” El joven al parecer, estaba en un mejor estado mental porque se desenvolvía mucho mejor.

 

¡Excelente! —exclamé, no había podido contenerlo. Incluso lo podía corroborar cuando quitaba mi barrera mágica defensiva para convertirla en un ataque contra mí. Pero que hiciera eso, no significaba que iba a permitir que llegara hacia mí. La pared de piedra se deformó hasta transformarse en un oso (igual o más deforme) ya que parecía un troll agazapado más que un oso, claramente porque era conformado por piedra. Sonreí. Era todo un reto pero no imposible. Llevé mi varita hacia atrás y grité—. ¡Kiorke!

 

De la punta de mi varita se desenlazo un lazo azul neón, como una gran cuerda mágica brillante como el sol. El oso se había transformado justo en el medio del escenario y a los pasos que había realizado emitiendo gruñidos y dando saltos para correr hacia mí a tan solo unos pasos, logré que el Kiorke se enroscara en su cuello y lo elevara un metro del suelo. Sus patas se sacudían como para zafarse pero no iba a lograrlo. Tras la misma orden mental, elevé el oso un metro más y lo lancé contra Anthony. El objetivo era claro: provocarle un daño leve y tirarlo al suelo, al quedar aplastado por su propia creación.

 

Anular Sectusempra —mi varita iba de un lado para el otro. Ni bien lancé al híbrido-oso contra Anthony, el látigo mágico desapareció para permitir que continuara usando mi arma. El efecto ésta vez esperaba que funcionara y mi intención era no bajar la guardia y empezar a neutralizarlo de cierta manera para limitar sus funciones. Si todo salía como esperaba, mi rival no podría conjugar ése hechizo.

 

 

@@Anthony Ryvak Dracony

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Realmente no tenía ciencia cierta en la generalidad de la magia, Ryvak seguía aprendiendo día a día, re-encontrando-se con ese mundo del cual fue alejado durante sus primeros trece años... aunque si sabía que le encantaba su condición de mago y ser un valorado portador de la magia. No fue de su entero gusto retomar el conocimiento de duelo... era algo que no buscaba por deseo de sobresalir, sino solo de sobrevivir, practicar para no ser solo una potencial victima, era por eso que busco al Gryffindor, para que el hábil mago le ayudará a mejorar.

 

Atento a lo que el profesor demostraba, de pronto el muchacho entendió algo: estaba aprendiendo a usar su magia para algo más complicado que antes no dimensionaba y no solo le exigía "conocer" los hechizos, sino también entender como funcionaban y el utilizar la creatividad así como ayudarse de su propia inteligencia.

 

Lo vio aparecer un lazo cuyo color azul denotaba que era mágico y con el extremo del lazo rodeo del cuello al oso deforme de piedra, con la inercia y la propia fuerza del oso que uso Elvis a su favor, logro darle un tirón que hizo que se levantara del suelo pues el oso había saltado en la intención de llegar hacia el Gryffindor para inmovilizarlo, usar la fuerza del propio oso en contra del animal, fue un acierto, pero seguramente por el furor de la batalla, el mago creyó que podría lanzar tras elevar aquella masa de piedra de seis metros de longitud y dos metros de alto con la fuerza mental, lazo mágico tiene sus limitaciones , le permitió a Elvis arrastrar al oso de piedra que no podía zafarse hasta que lo envió hacia mi dirección, la fricción aminoro su velocidad de desplazamiento y antes de que llegará a mi o el mago pudiera utilizarlo en mi contra, use un hechizo para retrasarlo hasta que terminara su tiempo en el campo de batalla:

 

--Strellatus-- El hibrido-oso se quedo estático dos metros adelante, por lo que Ryvak rápido se desplazo a la izquierda unos pasos para ver sin dificultad y apuntó su varita hacia el Gryffindor.

 

--Vara de Cristal-- Su varita del peliverde creció y se volvió de un material mágico parecido al cristal en un color turquesa, de inmediato lo equipo a un hechizo que el joven ojimiel pensó "Embrujo punzante", la Vara de cristal volvió aquel rayo en un efecto que desfiguro el rostro del rival como si se tratará de una reacción alérgica, produciendo dolor así como impedimento de una visión clara.

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Algo había fallado dentro de las intenciones que tenía para con Anthony. Pero al menos aquella criatura híbrida no me había lastimado y eso era lo justo y necesario. Me quedé mirando a Anthony y tenía que admitir que el jovencito estaba mejorando. Su humor era mucho más estable y se mostraba que su confianza iba aumentando cada vez más.

 

Pero no podía dejar que solo fueran ataques como un partido de tenis. Quería demostrarle que aquellos encuentros, sea con quien fuera su rival, a veces solo consistía en salir en apuros en una situación complicada. Sin añadir el ingrediente principal que era incluso salvarle la vida a alguien más. Se me ocurrió cómo proseguir ¿saldría de ésa? Solo tenía que verlo.

 

Pero un pinchazo me golpeó el rostro y llevé mi mano libre a la cara. Buena jugada. Justo lo vi asomarse detrás de su criatura cegada. Y ahora yo estaba cegado mi rostro sentía que iba a estallar en cualquier momento. Tiempo. Necesitaba tiempo. Levanté mi varita, aunque no lo necesitaba.

 

Vara de Cristal —mi varita vibró. No pude verlo pero ya lo había visto durante muchos años. Ésta empezó a alargarse unos dos metros hasta convertirse en una gran vara, con una cabeza de león encima y adornos como runas, plumas y arabescos. Sentí la energía de la magia Uzza cuando continué con mi estrategia—. Expelliarmus.

 

Me habría encantado ver como salía disparado aquel rayo. Pero la característica principal de eso era que no recorría nada, sino que transformaba los rayos en efectos. Y así fue como mi encantamiento desarmador afectó directamente contra Anthony desarmándolo. No pude ver para donde saltaba su varita de sus manos pero estaba seguro que a unos 3 o 4 metros igual, tendría que ir a recogerla si quería continuar.

 

Tiempo. Tenía que darme más tiempo. Aún si Anthony se quedaba parado o se corría o iba a buscar su varita, daba igual, porque usaba los hechizos en su máxima ventaja, como lo eran los efectos. Murmuré:

 

Cinaede —una nube gaseosa explotó desde la base de los pies del joven y lo rodeó por completo. Era una densa nube verdosa y se filtró rápidamente en las fosas nasales del joven rival. Esto se trataba de un veneno potente que iría desde sus fosas nasales, atravesaría las vías respiratorias hasta a la sangre. Estaba envenenado, eso era obvio.

 

Esperé. Mi rostro empezaba a deshincharse.

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Ryvak fue consiente de su propia respiración, pausada, tranquila, estaba seguro que no estaba salvado y que alguno de los ataques podrían ponerlo realmente en problemas, pero no podía saber que cruzaba por la mente de su maestro... hace mucho de aquella clase que le dio sobre duelo... solo recuerda una sensación de gusto cuando el Gryffindor le mostró que se tiene posibilidad de defenderse al enfrentarse con otro mago... ya conocía una buena cantidad de hechizos, ahora solo era intentar usarlos cuando fuese oportuno o necesario.

 

Su vara de cristal al ristre, tratando de no ser aventajado, pero su rival es muy diestro, en un ataque sorpresivo, su vara salto de su mano -- ¡Mi vara de cristal!-- Profirió asustado, recordó que su material aunque pareciera de cristal era en realidad de un material mágico inrrompible, su tamaño en longitud ayudo a que no fuese tan lejos, casi dos metros, Anthony estaba sin su arma mágica así que se concentro, eso fue más sencillo al encontrarse calmado, usando su concentración mágica solo pensó "Proyección Mágica" y unas tres piedras del lugar cercano al rival se movieron hacia Elvis que no había usado su magia para quitarse el efecto del embrujo punzante que le impedía una buena visión y fue impactado por las piedras que le dieron un empujón, el hinchazón de su cara se terminaría muy pronto y Ryvak fue de prisa por su vara de cristal que estaba en el suelo, la tomo en su mano y se incorporó, fue cuando sintió que la respiración se le dificultaba peligrosamente, aferro su vara de cristal en su mano, fue necesario por unos segundos esclarecer su mente: "Anapneo!" de inmediato sus vías respiratorias se abrieron nuevamente, pero faltaba para recuperarse por completo... ¿lo lograría? El oso de piedra desapareció, ya no podía usarlo, de manera a previsión invoco su daga mágica --Kancho-- La daga con empuñadura de plata apareció en su zurda. La invocación no gastaba acción pero ya tenía otro medio para defenderse y necesitaba bastante para salir airoso.

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  • 2 semanas más tarde...

No pude evitar una sonrisa en cuanto vi que a Anthony se le estaba complicado la situación mucho más de lo debido. En el arte de los duelos, lo que más importaba era la rapidez con la que te desenvolvías. Y para ser sinceros, también la precisión. Cualquier paso en falso que uno cometiera, se estaba cavando su propia. Anthony tenía una oportunidad de salvarse a sí mismo, era diminuta, pero alcanzaba para hacer muchas cosas. Sin embargo, se dedicó a desaprovecharla.

 

Me tapé la cara con un brazo por si aquellas piedras me golpeaban. Había malgastado un hechizo para querer empujarme de mi sitio. Pero no sería capaz de hacerlo con piedras que no me pasaban las rodillas. Solamente hice unos pasos hacia atrás mientras éste intentaba ver dónde estaba su varita. Porque claramente había volado por los aires. Ya no tenía mi cara hinchada por su embrujo por lo que pude ver el envenenamiento. ¿Y qué hizo Anthony? Perder el tiempo. Corrió a su varita pero pude ver como perdía las fuerzas.

 

En vez de salvarse, perdía el tiempo. El veneno ya corría por sus venas asi que me dediqué en maldecirlo. No quería que se me escapara ningún detalle. Apunté disimuladamente una Maldición, para que cualquier cosa que quisiera decir Anthony fuera distorsionado. Y eso fue todo. Porque lo que necesitaba hacer con urgencia no lo podría realizar, asi que pude observar como fue cayendo lentamente al suelo. El veneno se había hecho con las suyas y mi rival cayó al suelo aún con el Kansho invocado en su mano. Me sorprendió al querer saber qué habría hecho el joven mago.

 

 

OFF: tardamos en contestar porque antes hablamos con Anthony. Ya lo dimos por terminado.

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