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$$ Comercio de Muggles $$


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La guerra Mágica había llegado a su fin, entre los países con comunidades mágicas. Ahora una nueva etapa en la historia se abría con la demolición del Estatuto del Secreto por parte de Aaron Black Yaxley, Ministro de Magia Británico. Una campaña por el uso de muggles como esclavos empezó a tomar fuerza. Primero eran unos pocos, y mayormente con rasgos mortifagos, los que utilizaban a los muggles para probar todo tipo de encantamientos sin recibir ningún castigo, mas tarde fueron en aumento los que no tenían rasgos de ningún tipo, y solo querían obtener los beneficios de tener un no mago en la servidumbre. Aquello levantaba el animo y se estaba volviendo una moda entre las familias de Ottery. Aunque estas personas tenían menos derechos que un elfo, eso estaba claro.

Un deposito cerca del muelle abrió sus puertas para vender y comprar muggles de forma legal. Por un lado estaban los cazadores de muggles que venían con sus presas para obtener unos galeones y luego estaban los magos que tenían un propio criadero de muggles de alta alcurnia, que venían con amplios conocimientos para enseñar Estudios Muggles, y costumbres del Londres No Mágico. Así mismo, no hacia ninguna falta que tuvieran que tener un hechizo funcional para acatar ordenes, ya que eran gustosos de ser miembros al servicio de las familias mágicas mas distinguidas .
Un gran cartel sobre una tarima de madera mostraba un remate de muggles que se estaba llevando a cabo en el medio del salón, con cinco hombres parados debajo de el, incluido el presentador que hablaba con un sonorus en la garganta para no esforzar la voz. En otro extremo había un stand donde se canjeaban los elfos viejos por un muggle de mediana edad. El ambiente era armónico y los galeones cambiaban de mano constantemente trayendo beneficios.

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La calva se movía en medio de la masa de personas con gran naturalidad, sus largos pasos iban rumbo al muelle, donde la venta de muggle se estaba dando a cabo. La infinidad de rumores que se esparcen en las últimas semanas desde la inauguración del Quimera Lab eran todas ciertas, las masas de muggles que comenzaron a desaparecer eran en gran medida, por parte de la lugarteniente, quien había ordenado muggles de sirvientes, muggles que tenía bajo un antiguo encantamiento que la Triviani había aprendido luego de largas horas de lecturas de encantamientos y pociones.

 

Su hija por otro lado, no sabía dónde estaba pero ella la había citado al muelle, observarian a los muggles que tenían en venta para ver si aquello era un buen mercado. La idea de vender muggles genéticamente modificados había llegado a la inestable mente de la vampira, quien había acudido sin mucho preámbulo a su hija para constatar que la idea sea buena.

 

Observó la orilla del muelle, donde los cazadores gritaban los precios de sus presas y un local perfectamente estructurado mostraba una gama de personas dispuestas al servicio de los magos. La bruja sonrió y al final de la calle escuchó como diferentes magos gritaban por la compra de los 5 hombres que se encontraban con un trozo de tela tapando sus partes nobles, sus cuerpos en estados deplorables y sus rostros llenos de vello facial. Se acercó a la orilla, y con la elegancia que poseía para los negocios alzó la mano.

 

- 100.000 Galeones por los cinco, al contado - gritó, obteniendo la atención de todos a ella. A sus fosas llegó el olor de Frankie, y supo que la rubia observaba su accionar. Llevó sus pasos a la orilla del pequeño escenario y habló al postor - Mejoraré la oferta que cualquiera te haga, di tu precio por los 5 y los galeones aparecerán de inmediato - los susurros comenzaron a llegar, todos reconocían a la calva mujer de ojos grises, quien llegaba con aquella actitud altiva que la caracterizaba.

 

Con determinación cruzó sus brazos y observó al hombre que la miraba perplejo, no creyendo que tenía a la mismísima Zoella Triviani frente a sus ojos.

 

@@Frankie Triviani

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El lugar era una algarabía. Magos y brujas se acumulaban en la entrada del muelle donde Zoella me había citado, y era notorio que la pugna para comprar muggles había comenzado. Hacía semanas que se había llevado a cabo la inauguración del laboratorio, y era la primera vez que me pasaba por la cabeza la idea de que la Triviani había pagado por toda la gente no mágica que utilizábamos para su adecuado funcionamiento.
Su calva era inconfundible entre el gentío, aunque era demasiado claro que todos quisieran mantener cierta distancia de la Triviani pues nadie se le acercaba en un metro a su redonda. La escuché lanzar una oferta mientras me acercaba y me colocaba a un lado de ella.
—¿En serio vas a pagar por muggles? —inquirí, viendo como nadie se atrevía a mejorar su oferta y el hombre que lideraba la subasta accedía a entregarle los cinco hombres que había comprado. Me parecía un derroche innecesario de galeones, pero mi madre era una Triviani, y si podría demostrar que podía comprar lo que se le viniera en gana entonces eso haría.
No era como yo lo haría... o lo hacía. Me consideraba una genuina flautista de Hamelin en lo que a atraer muggles a mis redes se trataba, la discreción siempre había sido imperante y jamás había sentido ninguna necesidad de evidenciar que los utilizaba, pero ante la caída del estatuto mágico el cinismo flotaba en el aire dentro de la comunidad mágica. No había mas máscaras, ni quien osara detener las "malas prácticas". De cualquier forma, no pagaría ni un knut a la causa.
—¿Para qué me hiciste venir aquí, Zoella? —no soportaba el gentío.

 

 

@@Zoella Triviani

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La presencia de la hija de Zoella se hizo presente ante todos, que desde la distancia observaban a la bruja en silencio. El muelle se había sumergido en una repentina incertidumbre a la espera de la respuesta del postor. Este aplaudió y asintió, sintiendo que esos 100 mil galeones lo sacarían de la pobreza, "Pobre hombre" pensó Zoella, quien realizó una floritura y aparecieron dos sacos de monedas en las manos del hombre. De forma inmediata, este entregó las cadenas a la bruja, quien se giró a hablarle a su hija, a quien había ignorado mientras cerraba su negocio.

 

Tiró de la cadena, y comenzó a examinar a los cinco hombres, mientras el resto de personas comenzaban a dispersarse, el telón improvisado se había bajado y el vendedor había desaparecido, la bruja tendió la cadena a Frances, dejándola en su mano mientras comenzaba a observar a cada hombre, dándole una mirada desde todos los ángulos posibles.

 

- ¿Observas esa mirada en los ojos de todos? Temiendo por la sola presencia de un par de Triviani en el muelle - comenzó a hablar la bruja, mientras pasaba su mano por el hombro de un hombre algo rechoncho, que le igualaba la altura - Pagar por muggles es lo de menos ahora, ¿Sabes por que los están vendiendo libremente ahora? La caida del estatuto a liberado ciertas partes del mercado negro, entre ellas la distribución ilícita de cuerpos muggles, partes de ellos, cadáveres y algunos moribundos. Poco lograbas conseguir a algunos en perfecto estado - agregó, acariciando los fornidos pectorales de otro, un tanto más alto que Jeremy, de un potente color castaño en su cabellera.

 

- Debes aprender a conocer la competencia, incluirnos en la venta de muggles podría darnos buena pasta - observó a la bruja, quien mantenía una expresión totalmente fastidiada - Si logramos modificar su ADN, mezclandolo con criaturas mágicas ¿Te imaginas que clase de metahumanos podemos hacer? ¿El precio que podrían costar? Se que esto es un reto, pero podríamos intentarlo. Estos primeros 5 serán los sujetos de prueba inicial, ¿Necesitas algo más? Dimelo, y moveré cielo y tierra para conseguirlo - la sed de dinero y la codicia podía observarse a través de la pupilas de la calva, quien sonreía de forma espeluznante a los muggles que la observaban con algo de temor.

 

Se giró, y tomó la cadena de su mano - Los encerramos en el laboratorio, y comenzaremos a modificar su ADN ¿Estás haciendo algún estudio importante que no pueda esperar? Cuanto antes terminemos con estas escorias, más rápido nos haremos millonarias - expresó, comenzando a caminar entre la gente, que se abría paso ante la mujer que arrastraba a 5 muggles a sus espaldas.

 

@@Frankie Triviani

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Ricardo López


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Recuerdo de López

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-Otro día más.- menciona el cazador furtivo al apuntar a un elefante. -¿ocurre algo pregunta su camarada?-


En ese momento dispara con su silenciador, aquel proyectil viaja rápidamente e impacta en la criatura. En ese instante el paquidermo adulto femenino cae desplomado al suelo, lo último que logra ver es como sus crías salen corriendo.


-A que no le das a esos dos pequeños.


Insinúa su camarada y otros dos proyectiles salen disparados a gran velocidad impactando en la cabeza de sus presas, estas era muy jóvenes y no poseían marfil, por lo que su muerte solo fue un juego y nada más.


-Creo que escuchado algo.- comenta y ve aterrorizado como su compañero levita y una mujer con atuendo extraño le mira. –Baja el arma asquerosa criatura.- Menciona la magizolaga y cazadora de especies exóticas. –Insolente.- deja caer a su otra presa y le lanza un maleficio a López. –creo que me darán 2.000 galeones por cada uno.- soltó una carcajada, en aquel momento los inmoviliza.


**********************

Fin del Recuerdo de López

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Allí se encontraba atado con cadenas mágicas con muchos otros, quizás provenían de diferentes parte del mundo. Aunque, intentaba hablar sus labios no se movía, este suponía que pudiera morir, pero no fue así, al escuchar la voz de un presentador comprendió que se trataba de una subasta ¿acaso fue capturado por una tribu africana y lo andaban vendiendo de esclavo? Esto era imposible, esa moneda que comercializaba no era de ningún país africano o alguna parte del mundo.


___


Eduard Smith

Agente del MACUSA


El reporte llego a la oficina de Smith antes de que fuera el día de la ira, por ello se encontrara infiltrado en lo que parecía ser una subasta de muggles, el americano presuroso se marchó minutos antes que comenzara el ataque contra la comunidad mágica, aunque las pistas no estaban del todo clara.


New Time – Diario americano

AUMENTAN LAS DESAPARICIONES EN TODO EL MUNDO


Un misterio toma parte y agobia a todos los países, ya que se ha incrementado el número de incidentes o reportes de personas que sin motivo alguno desaparecen, algunos expresan que obra de marcianos y otros de sujetos con varas ¿Acaso la magia existe? ¿Es posible que los magos y brujas sean responsables de estos viles actos?


New Time – Diario americano

LA MAGIA ES REAL


El mundo culpa a la comunidad mágica de los secuestros de sus familiares, amigos y conocidos ¿Acaso son ellos los culpables?


New Time – Diario americano

EL HEREO

La figura del Inquisidor se levanta y atrae a muchos hombres y mujeres que culpan a la comunidad mágica de las desapariciones de sus amigos, familiares y conocidos.


Y sus pistas lo condujeron a Gran Bretaña y todo parecía indicar que todo estos acto eran patrocinado por el ministro de ese país, allí estuvo en la compra de esos seres ¿acaso el imperio ingles se manejaba de esa forma? Esto era alarmante y debería comunicarlo a la Confederación Internacional de Magos para asuntos de los Derechos Internacionales de Seres Mágicos y no Mágicos, una división de Criaturas, Fantasma y otros Seres.

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Aguardé a que mi presuntuosa madre terminara su transacción y respondiera mis preguntas. En aquél momento estaba inspeccionando su compra, desfilando frente a los miserables hombres que habían tenido la desgracia de caer en manos de esclavistas, y que ahora tendrían la oportunidad de convertirse en nuestras pequeñas ratas de laboratorio. Me fue imposible no atender algunas ideas que ya se formulaban para ellos dentro de mi mente. Pobres miserables.


A nuestro alrededor el gentío se dispersaba, por lo que yo me sentí un poco mas relajada. No obstante, las miradas seguían clavadas en nosotras, pendientes de cada movimiento que dábamos. Zoella apuntó aquél hecho, como si fuera un motivo para vanagloriarse por ser una Triviani, cosa que yo no compartía en absoluto. Desde mi arribo a Inglaterra, y apenas hube usado el apellido de mis padres en público, tendía a causar las miradas de todos quienes me rodeaban y eso para mi era un fastidio, acostumbrada a operar en las sombras.


Me explicó lo que ya sabía, pero dejé que se explayara. La caída del estatuto abría paso al descaro. Todas las actividades que se realizaban por 'debajo de la mesa' eran visibles ante todo el mundo ahora, pero quien sabe cuánto tiempo iba durar aquéllo. No tenía miedo, debía aclarar eso, y me daba igual que la comunidad mágica supiera que era afín a la trata de muggles, pero me gustaba tener tranquilidad y era muy posible que ahora nos convertiríamos en blanco de muchos grupos.


Suspiré hondamente.


—Darles poder a estas escorias, ¿es de eso de lo que me estás hablando? —inquirí, regresando la cadena a sus manos para que ella guiara a los hombres lejos del muelle. Caminé a su lado, con el deslumbrante sol sobre nuestras cabezas haciendo resplandecer mi dorado cabello —. No es un reto en absoluto para mi, Zoella, pero tienes que pensar bien lo que estás hablando. La codicia te nubla la vista.


Miré hacia atrás, observando aquéllos muggles caminar tras nosotras, incapacitados para hacer cualquier otra cosa. Era posible que aquélla fuese su última caminata en el exterior siendo lo que eran: bolsas de sangre sin otro fin que llenar un espacio en nuestro mundo sin otro talento mas que la autodestrucción. En mis manos se olvidarían de lo que fueron, de lo que son... olvidarían hasta su nombre.


—Te equivocas si crees que nosotros tenemos competencia, Zoella —espeté, sonriendo a mi madre.



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La Triviani detuvo su paso una vez se encontraron fuera del muelle, lejos de la vista de cualquier curioso. Detuvo el andar de los hombres que chocaron torpemente unos con otros. Materializó su varita en mano y pronunció con suavidad el encantamiento reductor, ese tan peligroso sobre las personas, pero que la Triviani había logrado controlar con gran pericia, lo que no quedaban exentos, estos muggles, es que al contrarrestar dicho encantamiento quizás alguno de sus miembros o partes del cuerpo quedaría pequeña. La bruja soltó una suave risa, al recordar como la virilidad de un viejo hombre que encogió, había quedado diminuta cuando deshizo el encantamiento, siendo útil únicamente con una hormiga.

 

Agachó su cuerpo y tomó entre su palma a los cinco hombres. Guardandolos en una pequeña caja de cristal que extrajo de su monedero de piel de Moke. Recordó las palabras de la rubia, y la observó con una mirada seria y determinada - ¿Poderes? No, a menos que creas en los comics de superhéroes. Por metahumanos me refería a otorgarles esas características que ciertas criaturas. Unos simples muggles no podrían combatir a un mago poderoso, por muy mezclados que estén con cualquier cosa, nada que un ,maleficio controlador no pueda quitar. Por otro lado, podríamos colocarles sangre de Troll, e incluso un poco de sangre de Moonclaff quizás - pensó, tomando a la bruja por la muñeca y seguir caminando.

 

En un parpadeo, ambas brujas aparecieron frente a las puertas del Quimera Lab. Abrió la puerta luego de tocar la pirámide con su varita y entró rumbo al laboratorio - Piensalo, Frances.. Frankie. Humanos mezclados con sangre de Ghoul, puestos en granjas mágicas. Serían menos tontos que las criaturas. De igual forma, estos adefesios pueden ser torturados para crearles el conocido síndrome de Estocolmo. De no resultar, nada que la maldición asesina no resuelva - finalizó con naturalidad mientras empujaba la puerta de la sala de reconocimiento.

 

Mientras la inteligencia artificial realizaba el protocolo pertinente a ambas mujeres, Zoella siguió hablando - ​La competencia puede surgir de cualquier lado, tampoco es que existan laboratorios como este. Pero es de amplio conocimiento que los búlgaros tienen sus secretos y experimentos bajo el financiamiento de su gobierno magico. Podría hablar con Aaron, para una especie de bendición de ser necesario, pero debería de traerlo aquí primero que nada - camino a la puerta donde el ascensor esperaba.

 

Con un ademán le pidió a su descendencia que las llevara al piso de los cuartos, mientras ella sacaba la caja de cristal - Nada perdemos con intentar, ya casi logro que liberen tu licencia aunque la están poniendo difícil ¿Que hiciste para que te la quitaran? - preguntó, sintiendo la curiosidad carcomerla.

 

@@Frankie Triviani

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Eduard Smith

Agente del MACUSA


El americano se encontraba horrorizado a cada segundo que estaba en aquella subasta, no dudo por ningún segundo en enviar una carta a Sagitas Potter Blue y a @


MACUSA

DIVISIÓN INTERNACIONAL DE AURORES


Reciba un cordial saludo, quien suscribe: Smith, Edudard agente americano especializado con los seres sin magia, es asunto vitalicio para el orden social y ante el quebranto del estatuto internacional de la magia poder tener buenas relaciones con nuestros homólogos, no obstante, debo admitir que jamas pensé el grado degradación por parte del Ministro de Magia y Hechicería británico.


El agente dejo ver unas fotografías de la compra y venta de los seres, eran personas desaparecidas del todo el mundo, al parecer lo que encubría la guerra era ese comercio ilegal, quizás era momento que la justicia llegara e hiciera pagar a esos criminales. Aunque, el escrito describió a detalle los hechos, el lugar y las familias que estaban involucradas.


Por tal motivo, solicito vuestra ayuda para convocar un estado de actuación americana y proceder contra el contrabando de muggles.


Sin embargo, ese integrante de los mecanismo defensa debía escribirle a la máxima autoridad y así lo hizo, a el le dedico mas tiempo , dado que no contaba con su aprobación. En consecuencia le escribió al mismo presidente ( Hobbamock Graves )


Reciba un cordial saludo, soy el agente que encargo para las desapariciones, y delego a ir a Gran Bretaña, es menester informar los hallazgo obtenidos. En consecuencia, debo informar que los británicos llevan a cargo una red internacional de trata de seres no mágicos, disponen de ellos como una criatura mas.


Aunque, en ninguna carta revelo su fuente.

Editado por Demian Luxure

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Caminaba lento hacia el muelle había escuchado que vendía muggles de forma legal...aquello era interesante, nunca había pensado en humanos como mascotas o como trabajadores forzados, incluso como conejillos de in días, podría ser divertido tal situación, no deja de ser un demonio y mi deseo de tortura o de sangre muchas veces era insaciable, mi naturaleza dictaba que debía matar aunque sea por diversión, yo veía a esos seres como inferiores realmente mas no lo diría en voz alta.

 

-Mmmm por lo visto no soy la única que quiere adquirir la mercancía.- La mirada fija en el escenario mientras escuchaba las voces de los presentes.

 

No me sentía realmente cómoda entre tanta cosa suelta, podía ver el descaro de algunos, la arrogancia de otros, la fanfarronería de esos que ostentan tanto dinero, la gente hipócrita ciertamente. Seguía avanzando sin prestar mucha atención, si veía algo interesante era seguro que ofertaría...este juego seria dulce su sabia usar mis cartas.

 

-Creo que va a gustarme esto...quizá copie la idea para Hell.- Susurre para mi misma con una sonrisa.

 

Camine lejos del muelle sin prestar mucha atención y sin saber como hice pude reconocer dos personas demasiado familiares para mi entrar aun local que no conocía, como no serla si se trataba de mi madre la calva y mi hermana la abandonadora, una sonrisa surco mis labios, pues donde estaba un Triviani siempre habría algo de acción lo suficientemente divertida y peligrosa. Me puse en marcha un poco mas veloz para llegar a ellas, es probable que tengan mas información que yo sobre este evento y eso realmente podría ser de gran ayuda.

 

-Pero miren que tenemos aquí...- Les hable a ambas tratando de llamarles la atención hacia mi persona. -No sabia que buscaban una nueva mascota que les caliente los pies.- Me reí ante mi propio comentario.

 

Espere a que alguna de ellas me contestara y tomara de buen agrado mi presencia ya que ciertamente era aburrido ir de shopping sola...pero parecieron no escuchar ya que se perdieron dentro del lugar, ahora mi duda era si ingresar a buscarlas o marcharme.

 

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@@Zoella Triviani @@Frankie Triviani

Editado por Lady Luxure Grindelwald

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El Mago siguió la subasta desde la barra improvisada. Su rostro, lleno de hoyuelos de Viruela de Dragón, no era nada atractivo para la gente que le rodeaba por lo que pocos se preguntaban por él, dejaban de prestarle atención al instante. Mejor, pues no había ido allá a comprar nada. Había ido a corroborar una información que le había llegado a base de rumores. Y sí, tenían razón. En aquel lugar vendían muggles. Aquello le asqueó pero nadie notó el gesto, pues su cara estaba deformada por aquellas marcas.

 

No entendía para qué los magos querían a muggles como esclavos, aunque lo que más le repugnaba era encontrar a humanos que se permitían estar contentos con aquella situación, sintiéndose importantes por pertenecer a alguna familia de los magos más importantes, familias que debían ser muy oscuras para permitir que sirvieran en sus casas con menos derechos aún que la de los elfos caseros.

 

- Ya he visto bastante - dijo en voz muy baja. Pagó su consumición y salió. Buscó un lugar donde enviar una par de cartas. Una, dirigida hacia el Padre Andrew de la Iglesia Anglicana de una plaza muggle. Él le había ayudado varias veces y mantenía con él un gran compañerismo. Había sido él quien le había avisado de los rumores sobre lo que sucedía.

 

"Padre Andrew: Tenía razón. Venden muggles como esclavos.

No sé a quien recurrir pero habrá que hacer algo,

S.S."

 

En realidad, sí que sabía a quien decirle lo que había descubierto. Estaba seguro que @@Sean -Ojo Loco- Linmer, miembro del Simposio de Ladrones, estaría interesado en este tema y confiaba en él lo suficiente como para imaginar que lo encontraría tan denigrante como él.

 

"Sean: tráfico de esclavos muggles en pleno muelle.

¿Estás implicado?

S.S."

 

Mandó las dos cartas por el viejo sistema de manuscritos voladores cuando sintió el dolor en la espalda. Sorprendido, se giró. Le habían descubierto y le atacaban. El Mago intentó huir y desapareció, dejando oscuras manchas de sangre en el suelo, a saber dónde habría llegado con semejante herida.

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