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☠ Herbología y Primeros Auxilios ☠


Matthew Black Triviani
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El que las mujeres ejercieran la medicina no fue bien recibido durante mucho tiempo. Ni siquiera después de que la primer mujer se graduara oficialmente entre los Estadounidenses. Las mujeres siempre tuvieron que ocultarse y hacerse pasar por hombres para poder practicar sus conocimientos de salud, esperaba que Isabella no fuera un caso de esos, ya que el tiempo se agotaba y el cuerpo parecía morir lentamente. Dejó de hablar por un segundo y cerro los ojos, aquel sitio estaba impregnado con sensaciones, cosas horribles habían sucedido para los muggles que lo visitaron, y sus presencias quedaron impregnadas en cada objeto que los rodeaban... Sus muertes fueron violentas, o quizás desesperadas... Matthew pasó su lengua por su labio inferior por su pensamiento, le excitaba la idea de poder recrear aquellas muertes nuevamente.

 

Arrugó su nariz por el hedor dulce de la planta.

 

Se dirigió hacia la mesa con cajones que estaba ubicada al fondo y tomó el giratiempos que se encontraba en una gaveta del escritorio con tres patas, empolvado y lleno de telarañas, impregnado de humedad, al frente, a la derecha, se hallaba una puerta sin perilla que daba hacia un desolado pasillo totalmente opuesta a la inmensa ventana rota cuyos vidrios sucios dejaban escaparse unos cuantos rayos de luz en dirección al escritorio.

 

Jeranne estaba ayudando a Isabella satisfactoriamente a detener el envenamiento del saco, que, al estar encantado podía reflejarse la persona que primero lo tocase, en ese caso siendo Hawthorne, hasta el momento el gitano se encontraba satisfecho con ellos, pese al previo ataque de histeria que sufría la blonda, su hermano fue capaz de sosegar el efecto en ella, calmándola, y ahora, comprendiendo como salvar la vida de ella. Era hora de probar algo diferente, un cambio radical... Ya su clase estaba a punto de culminar, y esta seria la prueba final. Jeranne tendría a disposición las plantas y el grimorio de plantas y sus efectos que le habia entregado al principio, Isabella, todos los utensilios y libros.

 

Lo movió -al giratiempos- y una mujer apareció de la misma nada.

 

Ella es Gretchell. declaró y observo a ambos estudiantes. Una mujer hija de muggles, acusada de haber asesinado a su hijo tras la muerte de su marido... Sus conocidos afirman conocerla desde hace mucho tiempo y que la tristeza ha sido su rasgo más característico, de alguna forma consigue contagiar esa tristeza a quienes la acompañan. Ha sido diagnosticada con depresión severa. se detuvo para levantar con dos dedos de su muñeca el rostro de la mujer con cabellos grises ¿Por qué la he traído? prosiguió con una pregunta en forma de respuesta, ante una incógnita que no existía ; quiero qué, Isabella, suministres una receta que Jeranne creará, para curar su depresión.

 

¿Habia enloquecido? Isabella comenzó a gritar de forma desesperante, sin entender que es lo que sucedía, ¿también pudo notar la persona que estaba en las penumbras? mientras más tiempo pasaran allí, más atrofiadas se volvían sus mentes. Saco de su ataviada capa una petaca de Ginebra y se acerco a ella para ofrecerle, mientras retiraba las manos del Triviani y miraba con una sombría mirada sus ojos azules.

 

Observó los labios de Hawthorne balbucear, No te preocupes, del cuerpo me encargo yo. se adelanto a su pregunta. Mobilicorpus, Incendio... pronuncio por lo bajo, de forma casi inaudible y el saco levito en el aire a unos quince centímetros para incinerarse completamente hasta reducirse a nada. Se cree que no solo es capaz de cometer suicidio, si no de que puede acabar con la vida de otros. retomo la descripción de Gretchell y empujo la puerta sin manecilla que daba al desolado pasillo, Allí fue donde mató a su hijo. señalo una mancha color vino en la pared ¿Podrán cumplir con éste reto, sin morir en el intento?

 

Tomo la pipa, volvió a encenderla y se ubico en la pared del fondo, frente al escritorio observando su desarrollo, si lograban pasar esta prueba, habrían ganado sus títulos, Herborista y Enfermera Mágica.

 

 

 

OFF:

 

¡Holis!

 

Chicos, @ @, si desarrollan bien esta ultima actividad, ya estarán aprobados. ♥ así mismo, recuerden que la clase cierra el 21, tienen hasta ese día inclusive para desarrollar to'.

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Estaba al borde del colapso. La sustancias psicoactivas de los hongos que había fumado se apoderaron completamente de su cerebro descontrolando coordinación del sistema nervioso central, provocando que las manos le temblaban a tal punto de impedirle el simple trabajo tomarle las pulsaciones a su propio cuerpo, aún tenía signos de vida y eso le generaba una especie de alivio momentáneo. Uno de los mayores miedos de Isabella Hawthorne se había materializado en aquella sala; su cuerpo maltrecho estaba tendido sobre aquella camilla de acero, emitiendo los últimos signos vitales luchando por su vida, la cual dependía plenamente de ella.

 

El bombeo frenético de su corazón golpeando contra su caja torácica retumbaba en sus propios oídos. Se había quedado estática en aquella posición por más de cinco minutos, con los labios entreabiertos contemplando como las venas sobresalientes de la mujer estaban a punto de estallarle en la cara. Tragó con dificultad, hasta que la voz del vampiro la trajo hasta la realidad dando un brinco. Sus temblorosas manos tomaban el recipiente que le tendía su compañero y, sin titubear y confiando en las habilidades del joven lo vertió su contenido entre los labios de la bruja. Un sabor amargo se apoderó de su boca al momento en el que la sustancia verde azulada viajó por la garganta de su propio cuerpo.

 

Volteó hasta Jeremy para tomar su rostro ente sus manos y poder besar con euforia sus mejillas en forma de agradecimiento. ―¡Qué haría sin ti! ―. Aquellas palabras salieron de su boca tan rápido que no fue capaz de procesar lo que decía, porque si lo hubiese echo jamás las hubiese emitido. Hablaba como si lo conocía de toda la vida, hasta se había atrevido a besarlo, definitivamente la próxima vez que le ofrecerían fumar aquellos hongos lo pensaría dos veces.

 

Su atención volvió a centrarse en aquel saco, la mujer había recuperado la coloración de su piel y el veneno había dejado de hacer efecto en su sistema. Ahora lo que restaba era sanar aquellas profundas heridas que se extendían por todo su cuerpo, en especial aquella que estaba ubicada en su brazo derecho. El corte se alargaba desde su hombro hasta su codo, como si una bestia había desgarrado su carne y no había sido hasta ese momento que se percató del charco de sangre se había formado en el piso.

 

Avanzó hasta uno de los estantes metálicos ubicado a un lado de la camilla, sus obres color plata se deslizaron sobre cada una de las etiquetas plasmadas sobre las superficies vidriosas de los frascos. Tomó la Escancia de Díctamo para poder aplicarle un par de gotas sobre la herida. Inmediatamente la herida comenzó a cerrarse en frente de sus ojos restaurando la carne desgarrada y dándole una apariencia semi cicatrizada. Justo cuando estaba por conjurar un <<Episkey>> para terminar de curar los últimos rapones de su cuerpo y suministrarle un poco de la poción <<Reabastecedora de Sangre>> el saco levitó y el fuego lo consumió por completo.

 

Chasqueó la lengua y cerró los ojos por un breve instante. Para ese punto el efecto de los hongos había mermado considerablemente. ― Genial…―. Masculló lo suficientementemente alto como para que Matthew notara el sarcasmo en su voz. El rechinido emitido por la puerta al abrirse le erizo la piel, la mancha de sangre en la pared fue incluso más tétrico. No podía ni imaginar lo loca que debía estar la bruja para acabar con su propio hijo. Ella, al igual que Gretchell, también había enviudado y aunque aquello le había provocado un profundo dolor, Becan siempre era su sostén, aquel que le impedía terminar al borde de la demencia y no podía siquiera considerar hacerle daño a su propio hijo.

 

Ahora una mujer de aspecto demencial tomaba el protagonismo de aquella escena, la demencial mirada se deslizaba por cada rincón del quirófano, como buscando algún objeto punzo cortante que le sirviera como arma homicida. Los ojos de la banshee seguían cada uno de sus movimientos intentando prever su próximo accionar. ― Incadenarous ― De la punta de su varita de ébano tres gruesas cadenas habían rodeado a la mujer, impidiendo la movilidad y facilitando su trabajo al momento de examinarla. Se acercó un poco más, obligándola a tomar asiento sobre la camilla en donde reposaba su cuerpo con anterioridad. ― Lumos ― Cuando el haz de luz le dio directamente en la cara, la mujer se retórico, emitiendo varios gruñidos retorciendo su cuerpo con frenesí intentando soltar las ataduras.

 

Con la yema de sus dedos levantó los parpados de la bruja, enfocando la luz directamente en ellos, estudiando sus iris con detenimiento esperando detectar información sobre la salud sistémica. ―Todo en orden ―. Le informó a Jeremy una vez descartada las posibilidades de que la mujer padeciera alguna otra enfermedad además de la ya mencionada.

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Jeremy sonrió ante el entusiasmo de Isabella. Le agradaba la bruja y no, no era solo porque le dio besos en la mejilla. Sino que le recordaba a su primera hermana. Aunque esta era, en consecuencia, mucho menos sensual. Sé relajo cuando la bruja le dio a la paciente el brebaje que había logrado preparar. La voz de Matthew, en esos momentos, empezó a relatarles la historia de una mujer, y para sorpresa de los dos, hizo aparecer a la propia muggle de la que hablaba.

 

A la vista de todos, se notaba que le faltaban un par de tornillos. La depresión había hecho mella en su físico consumiéndola como si fuera una pasa de uva. Al vampiro le desagrado mucho que hubiera matado a su bebe. Estaba aun conmocionado con la muerte de su hijo no nato y cualquier referencia a bebes muerto lo ponía de muy mal humor. La furia fue el primer síntoma de lo que hongos estaban perdiendo su efecto sobre él. Era una buena noticia.

 

-Perfecto -Dijo Jeremy cuando Isabella termino de revisar a la loca - Seguiré los pasos que me indiques, Isabella -Agregó antes de decir -¿Ya te dije que tu nombre es precioso, no? -Se distrajo con aquellos ojos perfectos, pero solo fue un segundo luego por fuerza mayor, volvió al tema en cuestión mirando de reojo a Matthew, que siempre estaba atento para el regaño - Creo que funcionaria una mezcla de Poción para curar Histeria y Poción Restauradora de la Conciencia -Dijo antes de mirar el grimorio y ponerse manos a la obra - ¿Me lees la receta, Isa? -Preguntó mientras iba a donde estaba el kit para empezar a trabajar.

 

La voz de la bruja era perfecta para que la dedicación de Jeremy a preparar el brebaje transcurriera sin tropiezos. No tardo mucho en terminar aquella cosa experimental de color naranja que podía ser un nuevo antídoto para la depresión. Esperaba que a Gretchell con sus gruñidos de animal, se le pasara su malestar. Puso con cuidado el frasco sobre las finas manos de la rubia.

 

-Veamos que sucede -Levanto la varita atento a cualquier posibilidad de que la muggle pudiera dañar a su compañera. Nunca se sabia con esa clase de personas sin magia en sus venas.

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Sus labios con forma de corazón se curvaron al escuchar el cumplido por parte del Triviani dedicándole una fugaz sonrisa que se mantuvo en su semblante más tiempo del que ella hubiese imaginado. Sus parpados se movieron incesantes provocando que sus largas y tupidas pestañas aletearan como si fuesen mariposas, enmarcando a la perfección aquellos ojos plateados que destilaban un ligero brillo amoratado característico de su raza. No, ese coqueteo no era producto de los hongos que habían nubado su juicio, así era ella y quizás lo que buscaba era aprovecharse de la vulnerabilidad del vampiro para convertirlo en su nueva presa.

 

—Y no eso no es lo más atractivo que tengo—. Una melodiosa risa salió por sus labios al mismo tiempo que le guiñaba un ojo. Se movió de su lugar para avanzar hasta la estantería donde se encontraban los libros de pociones. El mago tenía razón debían crear una poción completamente nueva para tratar aquella enfermedad mental que se había apoderado de la mujer, pero sabía que no solo debían curar su depresión en la cual estaba sumida, sino que también el estrés post traumático que sufriría al enterarse de que había matado a su hijo de la forma más cruel y sanguinaria que podría existir. Quizás hasta debían borrarle aquellos recuerdos

 

—Tampoco debemos olvidar la Poción Calmante, la pobrecita se ve bastante alterada—. La mujer seguía emitiendo gruñidos mientras lanzaba patadas al aire intentando soltar las ataduras, pero no iba a lograrlo o al menos eso esperaba la Hawthorne. Tomó uno de libros de pociones que estaba a su disposición; al menos Matt había tenido la amabilidad de dejar las instrucciones de algunas pociones las cuales combinadas entre sí les serviría como antídoto.

 

Se acercó hasta el mesón en donde su compañero iba a preparar aquel brebaje. —Lo primero que vamos a necesitar es:Opio en polvo, hojas de adelfa, extramonio, higos secos, cinco ramitas de valeriana — hizo una pequeña pausa para hojear el libro en busca de otro brebaje que pudiera ayudarles — seis frutas de azarollo previamente machacadas y quinientos centímetros cúbicos de jugo de Granada—. Había quedado fascinada con la destreza con la que Jeremy se encargaba de cortar cada ingrediente, medirlo con una precisión exacta y mezclar todo en el caldero; sin dudas él era un amante de las pociones tanto como ella y eso le parecía aun más atractivo que ese par de luceros radiantes.

 

 

Esperaron aproximadamente unos quince minutos para que la pócima reposara antes de ser ingerida; una vez lista el vampiro le tendió el recipiente a la banshee para que fuera ella quien le suministrara aquel brebaje de color azafranado. Sus finos y largos dedos se amoldaron al frasco de vidrio percibiendo el calor que emanaba del mismo. Se mordió el labio y, a paso decidido se acercó nuevamente a la loca; la cual permanecía cabizbaja tarareando una suave melodía repitiéndola una y otra vez.

 

Sentía la penetrante mirada oscura de Matthew clavada sobre su nuca, esperando que fallaran con aquella prueba para seguir poniéndoles más piedritas en el zapato. Tomó una bocanada de aire para tomar aún más coraje y levantar con la punta de sus dedos el mentón de la mujer. Antes de que pudiera tener contacto con su piel, los filosos y amarillentos dientes de la fémina se aferraron a su mano, obligándola a soltar un alarido seguido de un conjunto de maldiciones en contra de su persona. Logró zafarse del agarre, arremetiéndole un golpe en una de sus mejillas con la mano desocupada.

 

 

—¡***** Gretchell, que es por tu bien! — Exclamó furiosa, sintiendo como un espeso liquido color escarlata se escurría por uno de los laterales de su dedo índice. Contempló su mirada vacía por un momento, esperando encontrar algún rastro de conciencia en su interior, pero no lo logró. Una parte de ella sentía lástima, pero la otra (la que llevaba el porcentaje más alto) quería terminar con su aflicción de raíz y sin la necesidad de encontrar una cura. Enmarcó con fuerza su fino y demacrado rostro, ejerciendo más presión de la necesaria para obligarla a permanecer quieta por lo menos un minuto. — Abre la boca — la muggle había apretado tanto sus labios que habían perdido su coloración casi por completo. —¡Que la abras te digo! — Le exigió, enterrando sus uñas en sus mejillas esperando que esta vez sí la obedeciera; y así lo hizo.

 

Vertió todo el contenido del frasco entre sus labios mientras la tomaba del cuello para obligarla a tragar cada gota que entraba a su boca. Quizás estaba siendo un poco brusca, pero la mujer había acabado con la poca paciencia que tenía la Ravenclaw. —Si esto funciona, me deben una cena para compensarme esto — les señaló el dedo ensangrentado, demasiado osado de su parte, después de todo estaba en presencia de un vampiro, pero ¿sería lo sufrientemente tonto como para probar una gota de su sangre? Después de todo la linfa de una Banshee era tan letal como cautivadora.

 

 

@ @

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Jeremy comprendió que no iba a ser nada fácil darle de beber aquello a Gretchell. La mujer completamente insana, no quería dejar que su locura sea dominada. Chillaba, pataleaba y parecía sufrir con cada intento de hacerle beber el brebaje. El vampiro ayudo a inclinarla para que Isabella pudiera darle de una vez todo el contenido del frasco. Lograron hacerlo, pero no sin antes de que la bruja sufriera una pequeña herida producto del desmadre que la muggle había provocado. Los chillidos se calmaron, su cabello cayo sobre su pecho y la respiración de la paciente se hizo mas tenue.

 

-¡Lo logramos! Déjame ver ese dedo -Se sintió atraído por la sangre de la rubia. Tomo la muñeca de la bruja y a poco estuvo de pasarle la lengua por el dedo para que dejara de sangrar. Se contuvo utilizando el amuleto de la curación que colgaba de su cuello para que la herida se cerrara por completo - Las puertas del castillo Triviani siempre están abiertas para los hijos de Keaton. Él es familia -Respondió finalmente liberando la mano femenina.

 

Gretchell empezó a reaccionar en aquel momento, emitió un sollozo ahogado y la claridad de sus ojos mostraban una conciencia que antes no poseían. Se quiso mover de la silla pero los aprietes se lo impedían. Parecía levemente confundida por la situación, pero no demostraba ningún rasgo de la locura de hacia unos minutos atrás.

 

-Parece que funciono... hay que ver si es temporario o definitivo.

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Todo parecía ir con demasiada facilidad, mientras los estudiantes se encontraban en lo suyo, Matthew preparó unos cuantos Pétalos de Pensamientos, junto con una vela haría que un suave aroma a rosas, el cual invade cada centímetro de la habitación en la que ellos se encontraban... Rozo su anillo para evitar la intoxicación por el veneno, en menor escala, solo le generaría un profundo sueño y haría que se desmayaran.

 

Gretchell había mordido la mano de Isabella cuando ella intentó suministrarle la poción. Un hedor a cobre brotó de su muñeca, seguido de unas cuantas gotas de sangre... Su olfato estaba desarrollado a tal punto que los pequeños y casi impermisibles olores se hacen presente, dada la condición de su hermano, temió que éste la atacara y terminará devorando; no era un problema realmente. Si lo pensaba mejor, podría quedarse con la herencia que le correspondía por su padre... Enarco una ceja y observó lo sucedido, analizo los movimientos del Triviani por si debía intervenir. Y, para su sorpresa, la ayudó sin cercenar alguna de sus partes.

 

Se acercó a ellos dos y les aplaudió irónicamente Felicidades a ambos les apoyó sus manos en los hombros de ambos , han aprobado satisfactoriamente las respectivas pruebas... Pero ahora, es hora de matar a la muggle. se metió entre ambos y avanzó hasta Gretchell, levantando el mentón de la mujer con la punta de Frida... Avada Kedavra sentenció con un tono gélido y solemne.

 

El cuerpo de la femenino cayó suavemente al suelo, haciendo que su alma se evaporara en el aire.

 

Ahora, ustedes se desmayaran y no recordaran lo que sucedió con ella, solo despertarán sabiendo que han aprobado satisfactoriamente la clase genero una lóbrega sonrisa en sus finos labios Se preguntaran como, bueno, cuando estaban intentando salvarla, me tome la molestia de generar una esencia que los envenenaría, en menor medida, por supuesto, no deseo matarlos... Pero su intoxicación hará que alucinen y se desmayen. finalizó sus palabras y aplicó un Obliviate en ambos, para extraer aquel pequeño recuerdo del asesinato a sangre fría, evitando que ambos puedan correr con las autoridades competentes y denunciar al joven gitano.

Editado por Matthew Triviani

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