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Goderic Slithering
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Goderic nota la expresión extraña de Emily, por lo que presta más atención a su alrededor. Fue así como nota la actitud del pequeño niño frente al hombre que interroga a la bruja, por lo que decide realizar legeremancia sobre el improvisado guía turístico. Para poder hacer contacto visual, el mago se acerca lo suficiente para que sus ojos se encuentren. Inmediatamente la luz del sol desaparece para dar pie a una noche oscura con poca visibilidad.

Observa como el oficial luchaba contra una mujer que termina en el suelo desmayada. La arrastra del cabello y lanza dentro de un carruaje. Puede sentir sus piernas temblorosas y sin fuerzas, teme que lo descubran ¡el solo había salido a buscar un juguete que se le perdió a uno de los niños del orfanato! No podía ser secuestrado también ¿alguien se preocuparía por su desaparición? Siente fuertes deseos de llorar pero se controla, la mente lógica de Goderic lo hacía para no ser descubierto mientras que el niño porque debía mantenerse fuerte para proteger a sus compañeros.

La imagen se destruye cuando el contacto visual se pierde pero Goderic ya ha aprendido bastante de ese recuerdo. Busca a sus compañeros pero varios se han ido cada uno para su lado y Emily ya no estaba en la cercanía. Deja de prestar atención al niño y se pone a buscar a la bruja, a quien encuentra minutos después sentada en un pequeño parque. Emily sin mucho preámbulo comienza a contar sus descubrimientos, sospechas e ideas. El mago toma unos segundos para reflexionar sobre lo recién aprendido y le cuenta sobre el recuerdo que vivió del niño.

Tengo un plan.

Se esconden ambos detrás de un pequeño pasillo que se generaba entre un kiosko y uno de estatuas que adornaban el parque. Luego de explicarle su nuevo método de espionaje, simplemente piensa en Escendia. Claramente, se aseguraron que nadie los pudiese ver. El mago poseyó el reloj que resaltaba en la muñeca del oficial que pasaba por ahí. La posesión no modificó mayormente su estructura, por lo que el oficial no nota cambio alguno y sigue caminando con su compañero y conversando normalmente.

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Llegado a ese punto no tiene sentido seguir usando la magia para ocultarse así que deja de hacerlo. Sabe que ahora los nomajs verán su arco y verán las flechas que está dispuesto a usar en cualquier momento. Su mirada es otra cosa que cambia pues revela su verdadera apariencia: se ven totalmente blancos.

 

Mientras caminan en dirección del faro mencionado por Kaori, Hobb se concentra en activar el poder del Fortress para una protección extra. Tiene una flecha cargada en el arco pues puede ser necesaria. El espectáculo que acaba de dar seguramente no pasará desapercibido y cree que más gente se le unirá, muchos de ellos magos y brujas. Espera que no sean solamente enemigos quienes acudan, espera que el resto de la orden haya visto lo sucedido.

 

Estando en el exterior la luz del faro se puede ver incluso con la niebla que los rodea. Sin embargo los destellos se ven lejanos, débiles y ajenos. Ve aquel resplandor como si perteneciera a otro mundo, a otro tiempo. Si antes era él quién obligaba a sus ojos a verse "normales" ahora es un fenómeno externo. Ya no son blancos, son idénticos a como eran el día que nació.

 

No es lo único que siente diferente. Le duele el hombro izquierdo como si este estuviera cargando mucho peso. No es capaz de mover el brazo de acero sagrado. Guarda la flecha y coloca el arco en su espalda. Intenta invocar la varita, quizá el problema con su brazo es una falla mecánica. No puede siquiera sentir la varita. El brillo de su cuerpo desaparece, cualquier signo de magia deja de hacer efecto.

 

No siente el templo de los paladines.

 

—Me he quedado sin magia

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En diferentes tramos la niebla se hacía más densa, quizá no había sido una buena idea ir al faro, pero habían armado demasiado alboroto en la taberna y pronto habría personas buscando a los forasteros que habían llegado a terminar con la aparente paz del pueblo, pueblo en donde desaparecía gente sin dejar rastro. No pudo negar que se sintió algo aliviada cuando unos flashes de luz llamaron su atención, no eran muy claros pues la niebla no los dejaba atravesar por completo, pero ahí estaba.

—No eres el único—Dijo la pelinegra quien ahora lucía su apariencia normal. Trató de volver a usar la metamorfomagia pero algo se lo impedía, un bloqueo tan fuerte que estaba afectando directamente su genética.

Sacó su varita e intentó transformar la ropa que llevaba puesta, pues ahora le quedaba demasiado grande, pero tal y como se lo imagino, no pudo realizar ningún encantamiento. Miró su arma mágica y se sintió impotente al no poder canalizar su magia a través de ella ¿Por qué aún tenía magia? Era la primera vez que algo así le pasaba, no pudo evitar sentir algo de pánico tan solo de pensar que aquello podía ser permanente.

—Debe ser momentáneo ¿Verdad? — Les pregunta tanto a Vera como a Hobb —Tú ¿Sabes algo sobre esto? — Le pregunta al asesino que habían tomado como prisionero pues estaba recobrando la conciencia, se puso en cuclillas para quedar cerca de él. Al no poder usar algún hechizo para que la mente del hombre se despejara, puso su mano en el hombro en donde tenía la herida ocasionada por la flecha de Hobb y la presiono con fuerza, con el claro objetivo de hacerle daño.

—Habla… y más vale que nos días algo útil— Dijo presionando tan fuerte hasta que consiguió que el hombre soltara un grito de dolor.

Cuando retiró la mano, esta estaba cubierta de sangre, pero eso en realidad no le preocupaba. Se había puesto de pie por el ruido de pisadas acercándose a través de la niebla a gran velocidad. Se paró junto a sus dos compañeros de bando y entonces de la nada emergió Madeleine, pero algo no iba bien pues parecía no reconocerlos y se acercaba peligrosamente con la intención de ¿atacarlos? «Berzerker» pensó la bruja dando un paso hacia atrás.

—Esta en su forma Berzerker. Seguramente lo que nos afectó a nosotros y nos quitó la magia actuará dentro de poco en ella… Podemos distraerla hasta que vuelva a la normalidad… —Dijo la bruja —En algún punto se le debe agotar las energías ¿No? —Preguntó preparándose para el enfrentamiento. ¿Cómo es que habían llegado a ese punto? Se preguntó, deseando que su magia volviera o que la de Madeleine se esfumara.

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Si Emily tuviera que describir a los miembros de la orden oscura, probablemente no encontraría una ideología que aplicara para todos. Eran muy diversos entre sí y aquello le agradaba a la bruja, pues siempre podían confiar en encontrar diversas ideas para superar las misiones que se les presentaban. Por eso no se inquieta en cuestionar la estrategia de espionaje que Goderic sugiere y que no puede esperar a poner en práctica.

 

Aun era muy temprano en Ravenrock cuando deciden poner en marcha el plan. Realmente Emily hubiera esperado al anochecer para seguir al agente, buscar información sobre cuánto tiempo llevaba allí y, en especial, quien era la mujer del recuerdo del niño. La niebla que parece estar siempre presente en las noches del pueblo podían haber sido un buen aliado para utilizar la magia sin tener que ser tan discretos.

 

Aunque la niebla nunca trae nada bueno, piensa, sin saber que precisamente ese era uno de los grandes problemas de los habitantes de Ravenrock y de los miembros de la Orden del Fénix que se encontraban allí. Utilizar el escendia, en cambio, es más discreto y puede hacerse a plena luz del día; solo deben estar pendientes del tiempo y de no desvanecerse en un lugar concurrido, por lo que el escondite es perfecto.

 

Saca la varita mágica para hacer un par de hechizos protectores por si acaso, y utiliza también el escendia en la placa que lleva el oficial prendido en el bolsillo de su camisa. Ver las cosas desde esa perspectiva es ciertamente extraño, pero es lo de menos. Lo importante es que pueden seguir los pasos de su sospechoso. No pasa mucho tiempo cuando lo ven caminando entre las casas. Se detiene frente a una esquinera, entendiendo que pertenece al oficial cuando escucha las llaves.

 

La estancia principal está llena de fotos de personas cuyos rostros, obviamente, no va a reconocer. Pero sí reconoce la iglesia en algunas de las imágenes. Esto es raro, piensa, significa que es alguien que siempre estuvo en el pueblo. Y no le queda claro por qué alguien perteneciente a Ravenrock quisiera unirse a un grupo tan despreciado en el pueblo.

 

Algo está escondiendo.

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«El instinto primitivo violento se apodera de su mente

y todo lo que hará el oscuro será guiado por la absoluta necesidad de terminar con su rival,

sin pensar en las consecuencias».

 

La figura de la joven mujer es apenas un punto borroso en la noche, una sombra más. Un peligro más. Todas las emociones que Madeleine había estado contenido para actuar con cierta sensatez, se desencadenan y salen a borbotones para manifestarse de la peor forma posible. Su odio y desesperación por la situación que atraviesa la Comunidad Mágica Internacional, por la impunidad de Aaron Yaxley, por el horror de la niebla en Ravenrock, por la persecución de la escasa y secreta población mágica del pueblo, por los niños desaparecidos, por las familias rotas, por la guerra... Por mucho que se esforzada en ocultarlo, en actuar como una persona sana y normal, todo permaneció dentro de ella. Y ahora, la bestia se alimenta de ello. El odio y la necesidad de acabar con el todavía oculto enemigo le da fuerzas para correr a una velocidad sobrehumana, apartar sus obstáculos de un manotazo o una patada y no preocuparse por el est****o cuerpo humano que carga. Luego de la victoria, no hay nada más.

 

La bestia percibe la esencia del enemigo a todo su alrededor. Está en la niebla, densa y peligrosa, aunque ya no para ella. Y, a su vez, puede percibir la verdadera escena de la niebla: lo que verdaderamente es. Puede entender que se trata de un muy poderoso hechizo, que actúa en todo el pueblo y nace desde el faro, pero si no le presta mayor atención es porque no es la niebla lo que le interesa, sino quien la maneja. El que mueve los hilos a la distancia. El que se ríe de los desafortunados que caen en su red. El que se burla de ella.

 

Puede haber debilitado sus energías mágicas, pero está despierta y tiene dos brazos y dos piernas capaces de hacerlo añicos; las energías que le quedan, deben ser más que suficientes. Y no perderá el control de ese cuerpo hasta que... hasta que...

 

Percibe más presencias. Pero luego de unos momentos, se da cuenta de que son insignificantes. Aunque hay algo de familiar en ellas, pero... No, no es importante. Sin embargo, están en su camino y si no se apartan, ella misma lo hará.

 

Está al pie del faro y se toma un momento para pensar en sus movimientos. Percibe la presencia del enemigo en el interior, la reconoce pues esta misma estaba entremezclada con la niebla. Sonríe y se dispone a seguir el rastro que percibe en la atmósfera, pero algo la detiene. Los músculos de su cuerpo están tensos, como si cuerpo se hubiera paralizado o quedado atrapado con algo. Con un gruñido, intenta saltar hacia adelante pero es como si una pared mágica se interpusiera en su camino.

 

«No».
Pero ¿cómo puede atreverse a decirle que no?
«Así no».
Gruñe y le da zarpazos al aire, pero es inútil. El cuerpo, comienza a quedarle pesado y a su vez se le hace más difícil controlarlo. No puede hacer que las piernas avancen, no puede hacer que la mano desenvaine la espada o ataque con sus propias uñas. Simplemente, no tiene alcance. Y, de repente, tiene sueño...
«Así es. Duerme. No te llamé y no te quiero aquí. Déjame en paz».
Entonces, Madeleine cierra los ojos y relaja los músculos del cuerpo. Comienza a sentir el dolor de los golpes en los brazos y las piernas, de los rasguños en sus pies descalzos y la terrible fatiga. Sabe que tuvo suerte. Así como el hecho de que la niebla debilitara sus energías mágicas despertó el instinto violento y no fuera capaz de frenarlo, se aprovechó lo mismo para recuperar el control. Intenta calmarse, pero tiene la sensación de que sigue caminando al borde del abismo y en cualquier momento podría caer. Y no teme por sus enemigos, sino por sus propios aliados. Le gusta mucho más ser una humana, aunque hay algo innegable: la bestia descubrió algo importante.
—¡Kaori! —exhala Madeleine. Aunque su voz es jadeante, tiene que decirle a Kaori aquella revelación— ¡La niebla es un hechizo! ¡Tenemos que romperlo!
Aunque esta misma es capaz de agotar por completo sus energías mágicas, está convencida de que no puede extinguirlas por completo; si fuera así, el berzeker no hubiera podido ni siquiera manifestare. Más que atacar la raíz de la magia, quizás se mete con la forma en que la mayoría de los magos y brujas la canalizan y utilizan: con su relación con las varitas mágicas. Así que quizás no puedan canalizar su magia con la varita mágica, pero tienen otras formas.
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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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En el momento en que Hobb les advirtió que se había quedado sin magia, Vera notó que el Corte del Aliento Vital que había realizado sobre el asesino perdía su efecto y éste miraba a su alrededor, con ojos desorbitados, como si acabara de despertar de un mal sueño. No tardó mucho en intentar escapar, pero Vera estaba alerta y aunque su magia había desaparecido tanto como la de Hobb, su cuerpo seguía bien entrenado y conservaba sus reflejos. Se giró rápidamente hacia el hombre y lo agarró por detrás, inmovilizándole una de las manos en la espalda y rodeándole el cuello con un brazo firme. Lo obligó a caer de rodillas al suelo, momento que aprovechó Kaori, que por fin había revelado su verdadera apariencia, para acercarse hasta él e interrogarlo.

 

El hombre no parecía muy dispuesto a hablar, a pesar del daño que le estaba infligiendo Kaori en la herida abierta.

 

—Pues ojalá sea momentáneo, Kaori, porque siento que algo anda mal con mi magia —responde Vera. —Realmente, todo anda mal. —Recalcó la palabra todo, porque ella, al igual que Hobb, había perdido todas sus capacidades mágicas. No sólo su hechizo se había desvanecido en la nada, también el Fortress había dejado de funcionar y no era capaz de invocar sus armas paladines. Mucho menos aún funcionaba su varita, que Vera la percibía como un palo seco dentro de su bolsillo. Al menos le quedaban sus reflejos y la primera arma que todo paladín aprende a utilizar: su propio cuerpo.

 

Le sorprendió que la forma Berzerker, de la que hablaba Kaori, siguiera funcionando en Madeleine y más aún le llamó la atención la sorprendente revelación de ésta cuando volvió a su forma normal.

 

—¡Claro! ¡Un hechizo! —Exclamó Vera ante la revelación de Madeleine. —Tiene todo el sentido. Pero... de ser así, ¿quién lo está manejando? Tiene que ser alguien muy poderoso para realizar una invocación de tan largo alcance y duración.

 

Justo en ese momento, el asesino se revolvió en el suelo, dolorido ante la presión de Kaori.

 

—Se los lle...van de aquí. To..das las noches —balbuceó el hombre capturado. —Muchos son atraídos por la niebla y se ofrecen voluntariamente. A otros los capturan hombres sin escrúpulos que se han vendido por un puñado de monedas. Ofrecen grandes cantidades por ellos.

 

—¿Por quién ofrecen dinero? ¿A quienes se llevan? —Preguntó Vera.

 

—A todos. Hombres, mujeres y niños. Descubrí que algunos son más vulnerables a la niebla que otros y que todos los desaparecidos compartían algo en común. Todos tenían un grupo sanguíneo específico, sin anticuerpos A o B y todos ellos con RH negativo. Intenté evitarlo, pero.... —el hombre rompió a llorar. —Cuando vi que erais magos, pensé que estabais al servicio de quien controla la niebla, pensé que veníais a llevaros más...

 

—¡¿Qué?! —La sorpresa en el rostro de Vera era genuina. —¿Intentaste matarnos para salvar a la gente de tu pueblo?

 

—Soy el médico de Ravenrock —el hombre se levantó del suelo, tratando de recuperar su dignidad. —Mi deber es salvar vidas. ¡Claro que intentaba salvarlos! ¿Quién se puede fiar de unos magos hoy en día?

 

Vera miró a los demás, extrañada por las últimas revelaciones. Intentó conjurar Divine Intelect para pensar más claro. Ahora sí funcionó.

 

—Es extraño —se volvió para dirigirse a Hobb, Kaori y Madeleine —mi varita parece un palo seco y tampoco logro conjurar las armas paladines, pero algunos hechizos sí funcionan.

 

Miró hacia la niebla con el Divine Intelect activado. Era indudablemente un hechizo y uno muy poderoso. Tanto que no podía estar hecho por la fuerza mágica de una sola persona. Aquello era fuerza mágica de muchos canalizada en un único hechizo. ¿Pero cómo...? ¿Quien....? ¿Quiénes.... en realidad?

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firma
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Come, my friends,
Tis not too late to seek a newer world.
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Dentro del Faro:

 

Aún estuve un rato allá sentada, antes de poder ver con cierta claridad el interior de aquel lugar. Por algún motivo, aquello parecía abandonado y, sin embargo, estaba segura que allá dentro estaba el motivo de aquella anormal bruma. La maldad la rodeaba, la llenaba y, sin embargo, no estaba allá dentro. Cuando recuperé el aliento supe que estar allá dentro nos mantenía a salvo. No sé qué hubiera pasado si Ela Karoline y yo hubiéramos permanecido más tiempo en contacto con esa niebla maldita. Gracias a la Diosa, mi tiempo estuvo dividido entre el agua y la orilla, por lo que he podido conservar en cierta manera mi capacidad de hacer magia.

 

-- ¿Cómo estás, Ela? -- le pregunto, en un susurro.

 

Un ruido en el exterior, arriba, llama mi atención, así que no estoy segura de si me contesta. Creo que mi anterior hechizo tuvo que reanimarla. Quiero creer eso porque creo en el poder que emana de la Diosa Madre y sé que ella nunca nos abandonaría, a dos de sus hijas, pero... ¿Y el resto de la Orden? ¿Dónde está? ¿Estarán protegidos?

 

-- Hay una escalera circular de piedra que lleva... -- "hacia el ruido", pienso. -- Debemos de estar en un nivel muy bajo y allá arriba sería... sería el nivel del camino que lleva al pueblo.

 

¿Cómo saberlo? Algo me decía que tenía razón y, seguramente por eso, aquella entrada debiera estar allá olvidada.

 

-- Sígueme cuando te encuentres mejor -- le dijo a mi amiga. Sé que allá abajo estará a salvo, mientras la niebla se quede allá fuera y no amanezca. Pero mi curiosidad y mi desea de acabar con la sensación maligna que me persigue es muy fuerte. Es percibir el alma de aquella niebla, el foco de la maldad que la gobierne, por encima de mi cabeza. Sea como sea, intuyo que si subo, encontraré respuestas.

 

Así que subo por las escaleras.

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Siente una ligera náusea por el movimiento en vaivén del brazo al caminar. Definitivamente una próxima ocasión no poseería el reloj sino tal vez algo más estático como la camiseta o anteojos. En el camino al hogar del oficial, hay poco que descubren, el hombre no habla mucho y cuando lo hacía era de algo sin relevancia. Sin embargo, era la mejor pista que tenían hasta ahora por lo que se mantuvo decidido a mantener aquel seguimiento, cumpliendo a cabalidad su propósito como reloj.

Al llegar a su hogar, inmediatamente nota que el oficial era un hogareño lo cual no le sorprende del todo. La mejor forma de infiltrarse en algún lugar era tener aliados dentro del lugar, una placa con el poder asociado a ella era suficiente para tentar a cualquier pueblerino a cometer acciones que, normalmente, no cometerían. Suspira internamente -ya que su forma actual no podía- al pensar en la poca columna vertebral que tenía la humanidad como raza, que se venderían a ellos y a sus amigos por algunas migajas.

Cuando el hombre se prepara para irse a duchar, Goderic sabe que es el momento de moverse a voluntad. Tomando acción cuando escucha el sonido del agua y al oficial dentro del baño. Su correa se divide en seis, dándole la apariencia de una araña lo que le permitía moverse con facilidad, claro, si fuera una araña real y estuviera acostumbrado a moverse así. Luego de unos segundos de intentos fallidos logra poder caminar con más naturalidad, y comienza a recorrer el lugar.

Supone que Emily hará lo mismo pero en aquellas condiciones les era imposible hablar como para coordinarse. Observa las habitaciones más cercanas y, a simple vista, es solo un muggle un poco solitario y sucio. No tiene mucho tiempo, no sabe cuánto tiempo tardaría normalmente el hombre en la ducha pero sin duda sería sospechoso haber dejado tu reloj en la habitación y encontrarlo luego en la cocina.

El sótano fue el destino elegido, era el lugar preferido para guardar secretos. Sin embargo, la puerta hacia el sótano se encontraba cerrada con bastantes cerraduras y protección ¿si eso no era sospechoso, qué sería? Para poder seguir investigando necesitaría sin duda su cuerpo original, ya conocía la ubicación de la casa por lo que no sería ningún problema.Sin esperar un segundo más, ni regresar el reloj a su ubicación original, deshizo su escendia.

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Cuando recobra los sentidos se encuentra en la entrada del faro, en una especie de recibidor, atada de pies y manos por una extraña cuerda que no puede desatar. Desde luego debe tener algún encantamientos que la hace irrompible, pero que esta segura no la detendrá si encuentra la manera correcta de deshacerse de ella, ninguna magia es invencible. Mientras tanto mira a su alrededor y se da cuenta que no esta sola, hay un par de personas atadas que apenas comienzan a despertarse aunque estas no son mágicas, son simples muggles. De pronto, alguien abre la puerta que da de lleno al faro y arrastra a una mujer adentro y vuelve a cerrar. Adentro alcanza a ver algunas personas atadas a camillas pero la puerta se cierra demasiado rápido.

 

Tiene que actuar rápido, intenta hacer una salvaguardia pero apenas logra hacerse un poco transparente pero no lo suficiente para que ser del todo intangible. Eso significa que tiene muy poca magia y no puede agotarse o no podrá escapar, tiene que pensar mas aprisa o ella sera la siguiente en entrar y si los que están adentro del faro tienen algo que ver con el inquisidor podría perder su magia para siempre. Se arrastra lo mas al rincón que puede para que se lleven primero a los demas pues se esta percatando de que se siente mas fuerte, eso implica que la magia esta regresando y que aquello debe ser cosa de la niebla y al no estar mas en la niebla, sus efectos se debilitan.

 

Pronto siente la suficiente fuerza para lanzar por lo menos un hechizo, se le ha ocurrido algo, tiene que entrar para saber que esta pasando, pero tiene que hacerlo sin que sepan que lo hizo. De pronto ve los zapatos de un hombre que aun esta inconciente y que esta a punto de ser arrastrado al interior y no se lo piensa dos veces

 

- Escendia - susurra y pronto siente como se desvanece y sabe que ahora esta en el zapato izquierdo del pobre tipo. Pronto se encuentra viendo algunas luces blancas, paredes del mismo color y muchas camas, aquello parece un hospital. Uno donde no quisera estar nadie, por lo que puede ver, tienen a algunas personas ahi, amarradas a las camillas, con tubos por todos lados y sin poderse mover. De pontro es lanzada a un rincon, estan desnudando al tipo y poniendole la bata para acceder mejor a su cuerpo.

 

- que rayos esta pasando aca - se pregunta.

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—Espero que sea temporal o...

 

No contesta. ¿Qué sería de él sin tener magia a su alcance? Toda su vida, su existencia, gira en torno a la magia. No puede pensar en una vida en dónde es nomaj, en dónde debe realizar todas las tareas con sus propias manos en lugar de simplemente agitar la varita. El miedo se apodera de él por unos segundos. Se calma en el momento exacto en que vuelve a sentir su vínculo con Mjölnir.

 

Pero el vínculo es débil, apenas y puede sentirlo. Tiene miedo de hacer un movimiento incorrecto, por lo que se limita a escuchar y a ver lo que está pasando. No se siente capaz de actuar pero sabe que en algún momento tendrá que hacerlo. Sale de su ensimismamiento y decide actuar gracias a la información que sus compañeros ponen sobre la mesa. Invoca su Ansuz que tiene la apariencia de un tigre de bengala. Los demás magos y brujas no ven la forma de su energía. Hobb sube, de pie, al lomo de la invocación y se dirige en dirección del faro.

 

Con la energía de Thor conectándolo con el tigre siente que su magia regresa, que de alguna forma la energía del tigre aleja aquella magia que los vuelve débiles. Finalmente, cuando está sobre el faro invoca su Hammer of Justice y se deja caer. Cae en picada sobre el faro y en el momento en que el martillo toca la parte superior del faro se abre paso hasta el suelo. El faro es, entiende ahora, el amplificador de aquel hechizo que les quita la magia. Hobb no logra destruir por completo la estructura aunque si que debilita el hechizo. Sus ojos se vuelven nuevamente blancos, al menos su magia más elemental está de vuelta.

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