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Historia de la Magia & Adivinación


Jeremy Triviani
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Profesor: Jeremy Askar Triviani.

Alumnos: @Aaron Black Lestrange y @@Hades Ragnarok

 

 

Jeremy preparo la expedición para sus alumnos. Les envió desde temprano una nota junto a una caja que contenía una osito de felpa que se prendería con un resplandor azulado, a la hora indicada para formar un traslador hacia las tierras frías donde los esperaría. Si, porque había decidido ir a una escuela de magia antigua en el propio pasado nórdico. El problema es que antes de abrir el portal al pasado, debía concentrar a sus alumnos lo mas cerca posible del lugar donde crearía tal magia. Siempre había una posibilidad de error mínima... pero ahí estaba. Debía de hacer todo lo que estuviera en sus manos para que no ocurriera nada fatal.
El lago Mjoesa era uno de los mas grande y donde se decía tenia una particular escuela de magia solo para magos especiales que se dedicaran a la profetizacion. El Triviani quería llevar allí a sus dos alumnos. Pero era arriesgado. Para aquella clase se había vestido como un vikingo medieval. Tenia ropa abrigada, con telas y cuero de animal, un hacha colgada en el cinturón de cuero, el pelo rubio trenzado, y un abrigo de piel sobre sus hombros. Las botas de cuero endurecido, eran similares al tratado que había recibido la pechera que tenia sobre la ropa.
-Bienvenidos -Saludó a los recién llegados - Ya me conocen, espero. Pero por si no, soy Jeremy Triviani e iremos en una expedición al pasado para aprender un poco de los conocimientos que nos interesan -Señalo la ropa que traía puesta- Espero se pongan a tono para que podamos partir. Pero antes... -Miró a cada uno con sus profundos ojos azules, evaluándolos - ¿Algún reparo con los viajes en el tiempo?
Editado por Jeranne Triviani

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El hijo de la noche había estado esperando aquello. Había visto la situación hacía mucho tiempo ya cuando estaba estudiando la habilidad de Videncia, claro estaba, no sabía ¿cuándo haría aquello, la fecha exacta no estaba en el designio, pero estaba preparado para afrontar todo aquello. ¿Si ya tenía la habilidad porque estaba realizando aquel conocimiento?, para completar todo lo que tenía que ver con el pasado, presente y futuro. Así, su aprendizaje estaba completo.

 

No sabía que tipo de ropa utilizaría por lo que, aunque fuera un vampiro estaba preparado. Si era necesario, movería la varita y transformaría aquella ropa en otra. Aguardo el momento indicado. Había visto al oso y supo de inmediato que aquel objeto tan inocente era un traslador.

 

Se mantuvo sentado en su escritorio mientras vigilaba aquel oso, cuando noto que está empezaba a brillar de forma extraña coloco el dedo en el. Sintió aquel efecto que no le agradaba mucho, como si un gancho estuviera arrastrándolo desde el estomago.

 

******************

 

Llego al lugar indicado. Lo recorrió completamente con la mirada girando en 360grados. A unos metros de él noto una sombra extraña, al acercarse confirmo que era Jeremy quien deba impartirles aquella clase. Iba vestido como un vikingo. Lo estudio, no sabio si aquello en realidad era un chiste pero no dijo nada solo hizo una ligera reverencia con su cabeza. Escucho al presentación del chico y después de unos segundos decidió contestarle.

 

-Por lo que entiendo. nos estas preguntado si ¿podemos ir al pasado? O si tenemos asuntos sin resolver allí? –miro el cainita a aquel hombre- por mi no hay problemas, -confirmo.

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-Señor, Señor...- un inquisidor se acercaba al trote, siguiéndome por los pasillos del castillo Black con cierto eco en su andar. Llevaba una caja colorida en su mano y una nota en un pequeño pergamino. Me volteé para detener su corrida en seco; el hombre descansó postura con manos a las rodillas y se irguió al cabo de un par de segundos; enarqué una ceja- ... su hijo le ha enviado ésto...

 

-Y ...¿ qué es ésto?...- cuestioné con una floritura de mi varita para hacer levitar los supuestos obsequios entre nosotros. El muchacho se encogió de hombros. Dí un toque al papel con el arma mágica y se desenvolvió para enseñarme el mensaje que leí en voz alta frente al inquisidor- El oso de peluche es un traslador que se encenderá en un incandescente azul en el momento oportuno para la asistencia a clases de Historia de la Magia. Compartirá la enseñanza con la cátedra de adivinación. Traiga ropa abrigada...- esbocé una sonrisa ligera y con otro toque de mi maderosa amiga achiqué la caja a un tamaño suficiente para guardar en mi bolsillo. Luego incendié el pergamino y soplé las cenizas hacia el rostro del mago que había llevado el mensaje- ... ya sabes a quién matar si no aparezco en unos días...

 

-Pe...pero es su hijo, señor...

 

-No crío cuervos, pero nunca se sabe...- le respondí de inmediato-... pensándolo bien, tampoco es que lo haya criado...

 

-¿No confía en la señorita Triviani, señor?...

 

Tomé al mago por las prendas de su pecho para acercarlo con fuerza y determinación. El tipo podría apreciar la cicatriz bajo el párpado o la media luna que bordeaba parte de mi cuello, atrapado en la gélida y fría mirada gris que me precedía digno de mi linaje, los Black.

 

-La naturaleza de los gitanos es impredecible...- insté a que me dijese su nombre al cabo que le soltaba con desdén.

 

-Ewan, señor...

 

- ... lo que no quiere decir que no confíe en la Zíngara, Ewan- me volteé y comencé a seguir mi camino. Alcé la voz- tengo tres hijos con ella ¡por Merlín!...

 

***

 

Una vez que el traslador se accionó aquella tarde, me consumí en un vórtice que jaló de mi ombligo hasta escupirme en la ubicación. Hades, el prometido de Macnair, ya estaba ahí- le saludé con una leve venia de mi rostro mientras tocaba algunas prendas con mi varita- y Jeranne no tardó en llegar. Triviani vestía como un vikingo, Hades era un vampiro, y yo... pues un ícono del culto mágico inglés. El abrigo azul marino fue suficiente, pues ya traía unas botas de cuero grueso y ropa mágica de invierno.

 

-¿Qué tan atrás?...- consulté de inmediato, con el clásico acento inglés y un tono áspero de mi voz mientras obviaba la presentación: ¡Era mi hijo!, ¿cómo no le iba a conocer?.

 

La pregunta claramente estaba vinculada a los eventos y efectos históricos que pudiesen desencadenar los viajes en el tiempo.

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-Si, exacto. Quiero saber si no corremos riesgo por parte de alguno de ustedes en el pasado. Lo único que nos faltaría seria unos viajeros del tiempo matones que quieran matarnos -Lo que mas preocupaba a Jeremy era el desencadenante de aquello en el presente. ¿Quien estaría de Ministro? No quería ni pensarlo. Volvió al presente al escuchar la pregunta de su padre - Aun los noruegos estaban en proceso de invasión a Britania -Concluyó - Pero no se preocupen, que la idea no es meterse a modificar la historia por mas tentador que esto fuera, sino que iremos aprender un poco de la magia antigua.


Dicho eso Jeremy invoco un portal con Fulgura Nox usando sus conocimientos de Historia de la Magia y Runas Antiguas para crear un vórtice que conectaba el presente con el pasado. La concentración había requerido mucha precisión y energía. Pero no estaba mal. Ahora debian pasar y comprobar, en efecto, que el tiempo en la historia fuera el indicado. Fue el primero en cruzar el portal para espiar a su alredor. El golpe de frio helado lo hizo sonreír. Tal como en casa. Les hizo señas para que pasaran.


-A diez pies encontraremos el santuario.


Empezó la caminata por las tierras heladas, alejándose del lago congelado. En el tiempo pasado el frío era aun mas crudo que en la actualidad, y penetraba la ropa con mucha facilidad. Giro su cuerpo unas cuantas veces para ver que Hades y Aaron lo estuvieran siguiendo. No podía perder a su padre y a su cuñado en un mismo momento por su ineptitud. No quedaría bien en el curriculum.


-Pueden notar que nos acercamos al lugar por las marcas en las piedras. Traten de no tocarlas, leí que atrapan las almas de las personas dentro y luego las utilizan para la nigromancia.


Desparramado cada un metro, unos símbolos rúnicos de tamaño pequeño iban guiando el camino de los forasteros hasta ir profundizando en una de las montañas. Al principio, desde lejos, parecía que la piedra caliza de la montaña a la que se acercaban, marcaba el final del camino, pero al llegar a ella se veía un simple inscripción tallada en rúnico y una mancha de sangre reseca color pardusco en la pared. Se dio vuelta para darle unas indicaciones a sus compañeros.


-Tenemos que entrar, pero antes de eso, quiero pedirles que no confíen en las personas que les hablen. Las palabras que largan suelen ser venenosas llenas de misterios que los dejaran con ganas de seguir preguntándole cosas. Y a medida que eso pase y ellos respondan, sumaran deudas para con ellos. Notaran que su cultura y reglas son muy diferentes de las nuestras. Para venir a estudiar a este lugar, los padres magos entregan a sus hijos squid o quienes presentan algún tipo de malformación -Explicó antes de volver a girarse. Estaba por preguntarles si tenían dudas, pero ya sabia la respuesta. ¿Quien no tendría dudas? Pero no era momento de responderlas, tal vez dentro pudieran encontrarlas por ellos mismos - Bueno, ahora entraremos. Jeremy Triviani -Anunció a la pared, antes de caminar traspasando la roca.


Del otro lado, el calor era sofocante. Un hombre con una túnica y el rostro marcado por cicatrices estaba esperándolos. El vampiro podía ver que estaban en un pasillo de tierra apenas iluminado con antorchas.


-¡Viajeros sean bienvenidos a nuestra morada! -Exclamo el hombre levantando los brazos -¿Les puedo ofrecer calmar la sed?




Editado por Jeranne Triviani

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-¡Magia antigua!, me parece bien...- observé al mago que había cautivado el corazón de Macnair- ... ¿qué edad tienes Hades? es contigo con quien podríamos encontrarnos. Eres vampiro ¿no?...- oída su respuesta suspiré y me volteé a mi hijo- en cuanto a Jeranne, quizás qué clase de misterios esconde nuestra historia muchacho. Seguramente debo tener algún pariente no muy lejano en tierras nórdicas...- sonreí aliviado y divagué entre historias que tal vez me vincularían aún más con el chico. Era curioso y no muy lejano de creer, ya que con los Macnair también ocultaba un vínculo, tal vez, de estrecha relación con el origen de la magia primigenia...

 

Triviani abrió un portal siendo el primero en cruzar; extendí la diestra para cederle el paso a Ragnarok y finalmente, observando tras de mí por sobre el hombro, desenvainé la varita y crucé el fulgura nox que se cerraría para cuando nos fuésemos alejando del mismo y la primera ventisca golpeara crudamente nuestros rostros. Enarbolé la varita para crear cierta cúpula que nos cubriese del frío.

 

- Soy humano ...- les dije, encogiéndome de hombros para cuando me observaron-... mi condición es diferente a la de ustedes- alcancé a Jeranne con el crujir suave de la nieve. El vaho era notorio en mis palabras- en éstas épocas ni siquiera existía el consejo de magos que data de los años mil doscientos...-moví un poco mis hombros y me llevé las manos hasta el rostro para respirar un aire algo más tibio mientras seguíamos camino entre roquerios con runas dibujadas en sangre. Alejé mis manos ante las palabras del hijo de la Zíngara- me intriga saber el bucle de tiempo que nos une, Jeremy. Quién sabe si estoy acá para tu concepción...- sostuve con una sonrisa en mi rostro tras observar las montañas a nuestro alrededor-... ¿interesante no crees?, serías tú mismo trayendo a tu padre para conocer a tu madre, o alguna versión de ella ...who knows...

 

Toda la conversación había fluido luego de las indicaciones que nos daba sobre los clanes que visitaríamos- los primeros brujos, rituales antiguos, la magia más pura que podamos conocer- hasta que llegamos a una gran pared rocosa donde el mago se anunció y cruzó como si fuese el andén nueve y tres cuartos de Kings Cross. Esta vez entré antes que Hades y el calor dio de golpe, lo que me motivó a quitar la protección que nos había otorgado.

 

-No creo que conozcan el bourbon, pero aceptaría algo que levante un poco más los ánimos...- le dije al hombre al mismo tiempo que envainaba mi arma mágica al cinto.

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El cainita sabía que no debía jugar con el pasado, que tenia asuntos que resolver allí y que lo mejor era quedarse en el presente, no deseaba cruzarse con algunas coas o más bien, cometer algún e error que pudiera dañar el presente que ya tenía. Dibujo una mueca, quizás lo mejor era arriesgarse, total, ya había dicho que si y había aceptado a continuar con lo que tenía planeado el profesor.

 

Observo llegar al señor ministro y le extraño que no estuviera allí con algunos mas, después de todo lo sucedido tanto él como Aarón tenían asuntos que resolver, más que nada por poner en peligro a su prometida. Escucho la pregunta del Black Lestrange y se imagino que por alguna casualidad el ministro se encontrara con un Ragnarok despiadado sediento de sangre en su juventud.

 

Observo el portal y cruzo detrás de Jeremy y Aarón.

**************

 

Lo primero que sintió el vampiro al llegar al lugar fue frio, aunque no uno desagradable, mas bien, aquel ambiente quizás era algo normal gracias a su habilidad vampírica. Escucho lo que decía Jeremy y asintió caminando tras de él siguiéndolo.

 

-No recuerdo haber estado por esta zona en mi juventud –dijo el cainita respondiéndole a Aarón- aunque tengo mala memoria, esperemos que no sea la época de neófito cuando aun peleaba con mis demonios internos, e esa época era despiadado y sangriento –se encogió de hombros- así que esperemos que no sea así –dijo mientras seguía al profesor.

 

Caminaron un poco acercándose al santuario que el joven había mencionado. Guardo silencio. Saco la varita y se preparo para cualquier cosa. Aunque el vampiro aun no entendía que tenía que ver aquello con su clase de adivinación. Dibujo una mueca y se mordió la lengua dejando que la ponzoña recorriera toda su boca. Observo las piedras y las runas que el Triviani menciono. No le gustaba deber, no le gustaba quedar atrapado o encerrado, ya había tenido algunos problemas de aquella índole cuando en su antigua Grecia viajaba para obtener así algo de conocimiento. Allí, estaba seguro que nadie iría a rescatarlo, además, si el vampiro muriera Jeremy podría quedarse definitivamente con la Gaunt y el señor ministro podría seguir poniendo a su prometida en peligro, y de algo el Ragnarok estaba seguro, no permitiría eso.

 

Siguió escuchando las advertencias del Triviani. Por esta vez, solo por esta vez iba a hacerle caso, pero una vez que terminara todo aquello se alejaría y no siquiera recordaría que lo conocía o que tenían algún tipo de contacto. Se detuvo mientras Jeremy permitía que ambos pasaran. Bufo, ahora el clima había cambiado, del frio gélido de las afueras al calor sofocante dentro del santuario. Aun así aquello no le afecto en demasía.

 

-La verdad es que ahora no me apetece nada, pero gracias por su ofrecimiento buen señor –dijo el vampiro haciéndole una ligera reverencia al hombre que había ido a darles la bienvenida.

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Jeremy no pudo evitar reírse de las palabras de Aaron. Era tan cierto, bien podía estar en estos momentos allí para crearlo. No recordaba, mas bien nunca había preguntado, a Candela sobre aquello. La gitana haría lo imposible por confundirlo mas y que terminara creyendo que su creación era un experimento. Hades por otro lado, estaba tranquilo y a Jeremy le gustaba aquello. No podía evitar sentir peligro al estar cerca de él. La Gaunt le había contado el pasado del vampiro dentro de las filas oscuras, y el temor que infudia con tan solo aparecer con su mascara. Debía hacerle caso a sus alarmas mentales e intentar no provocarlo.

 

Dentro del santuario, el hombre les ofrecía beber algo. Jeremy asintió, aunque estaba lejos de tomar una gota de lo que le dieran. Habia aprendido la lección sobre beber líquidos de extraños. Su padre, por otro lado, había aceptado de buen humor la bebida y Hades declinado la oferta. El hombre tras el velo que les cubría la cara, los observaba con una sonrisa un poco socarrona. Hizo aparecer con una aplauso una bandeja levitadora con res vasos, una botella de vino añejo y una compotera de aceitunas.

 

-Beban a su salud -Agregó el hombre antes de darse la vuelta y empezar a caminar - La historia de esta escuela se remonta a la creación de la propia Magia. No les contare los secretos que guarda esta montaña, pero les mostrare la primera lección que aprenden los alumnos al llegar aqui.

 

Los llevo a una habitación mucho mas húmeda, donde no ingreso la bandeja levitadora. En el medio del lugar había un brasero con agua y piedras, donde no paraba de salir vapor. Los cubos de madera que estaban cerca de la puerta, demostraban que solían reponer el agua constantemente. Jeremy empezó a tener calor, su condición de vampiro híbrido, le daba ciertas desventajas aveces. Se acerco a uno de los bancos de madera, y noto que había muchos detrás de este, puestos en fila. Delante de cada uno había una vasija de agua.

 

-Pueden sentarse, el vapor abre el ojo interior y ayuda a ver las formas que tienen el agua. Las visiones son un éxito rotundo después de unos minutos -Explico el hombre, que aun no se había presentado - Hades, tu estas aquí para aprender el arte mismo de la adivinación, de aquí nacieron los primeros profetas que son destinados a cada comunidad escandinava. Los pueblos importantes, en su mayoría, tienen uno para conocer los designios de los dioses. Puedes intentar limpiar tu mente de pensamiento inspirando y expirando el aire despacio. Luego concéntrate en mirar el agua y dinos que puedes ver.

 

Jeremy se alejo un poco de los bancos e hizo señas a Aaron para que salieran de allí unos minutos. Hades estaría ocupado, mientras ellos podían conocer un poco de la historia mágica del aquella escuela. El vampiro conocía algunas historias, pero verla con los propuso ojos era mucho mejor. Camino por el pasillo hasta dar con el gran comedor, lleno de gente rara. Todos llevaban túnicas de lana oscuras botas de piel, y algunos pocos tenian el rostro cubierto. Habia una cantidad de alumnos con jorobas, tuertos, o alguna discapacidad notoria. Estaban comiendo en un silencio sepulcral, apenas rotos por el sonido de los cuencos al ponerlos sobre la mesa.

 

-Aquí utilizan la magia sin varita. Directamente canalizan la magia de su cuerpo, con sus propias manos. Todos ellos son considerados aberraciones de la naturaleza y fueron donados, o abandonados en los bosques. Se cree que los dioses pueden hablar con ellos cuando llegan al nivel mas alto de sabiduría - Jeremy se sentó en una de las largas mesas, y espero a que apareciera un cuenco con una espesa sopa - Cuando terminan de comer en silencio, se ponen a duelear -Comentó encantado - Veras lo raro que es las cosas que se lanzan. Son hechizos en lenguas muertas y muy diferente a los que usamos -Sin dar mas rodeos pregunto - ¿Tu y Candela...fue casual? -Aunque le pareció un poco tonta la pregunta,ya que compartían tres hijos, aun así quería saberlo por sus labios.

Editado por Jeranne Triviani

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El hijo de la noche observo aquella bandeja y volvió a negar ante el ofrecimiento del hombre. No confiaba en nadie, ni siquiera en él mismo, por lo que en cualquier caso no iba a caer en la misma trampa que había caído Persephone cuando fue hasta el inframundo y probó la comida de allí.

 

Siguió al hombre junto con el Triviani y el señor ministro. Observo de reojo como la bandeja s quedaba atrás y dibujó una mueca para luego seguir adelante observando todo lo que le rodeaba. Quizás aquello había sido una prueba o algo, pero su instinto el decía que debía rechazar todo y solo preguntarle al Triviani cuando fuera necesario, ya que, como le habían dicho alguna vez en el pasado… “No se aprende nada hablando, se aprende mas mirando y escuchando.”, por lo que iba a seguir ese consejo.

 

Al llegar a la otra habitación pudo sentir la magia antigua. No era fácil de ver y mucho menos de canalizar, aquello era magia en su estado más antiguo, puro y secreto. El Ragnarok siguió con la vista al Triviani para luego notar las vasijas y los bancos. El vapor, la humedad y el calor seguramente estarían haciéndole mella a cualquiera que pisara el sitio, aunque quizás, aquello servía para alguna otra cosa. Aunque las palabras del hombre al explicarle para que servía aquello llamaron su atención.

 

Asintió y se sentó.

 

Una de las cosas que sabía que debía hacer era “respirar”, también, debía concentrase y poner su mente en blanco. Ya había perdido la cuenta de las veces que se había tenido que obligar a mantener su mente pura y cristalina, primero había sido en legilimancia, luego en oclumancia y mucho tiempo atrás se había obligado a hacerlo al aprender las otras habilidades que dominaba, principalmente la habilidad de videncia, con la cual, había aprendido a no confiarse. Observo a Jeremy abandonar la habitación junto a Aarón, él se quedo allí.

 

“Respiro” varias veces e intentó colocar la mente en blanco mientras observaba aquella agua. Por un momento solo veía su reflejo, notaba el vapor cubriéndole el cuerpo. No había llegado a él ni una epifanía ni nada por el estilo, quizás, el Ragnarok estaba haciendo algo mal o no había entendido bien las instrucciones. Sin embargo, si algo había aprendido con el pasar del tiempo era que simple y sencillamente, no podía forzar lo inevitable, más aun, cuando tenía que ver con su mente.

 

Siguió allí adentrándose en la tranquilidad del agua, tal, como solía hacer cuando era pequeño en su juventud en aquel rio donde solía nadar.

 

Poco a poco, sin pensarlo, sin quererlo, sin darse cuenta fue acompasando su respiración mientras contemplaba el agua. Allí, algunas imágenes comenzaron a formarse.

 

-veo a un hombre, tiene la varita en mano y apunta al corazón de otra persona. En su mirada hay rabia, ira acumulada –comenzó a relatar el vampiro- hay una chica la cual intenta calmar al hombre, solo que este está dispuesto a todo por protegerla de cualquiera, se le puede ver en su rostro –siguió relatando el cainita- el problema es que si este hombre comete algunos asesinatos claves, podría finalizar la tregua y comenzar de nuevo una guerra mágica –dijo finalizando aquello,

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El hombre que estaba con Hades parecía estar satisfecho con el desempeño del vampiro. Utilizo su aura mágica para que el agua empezara a salir en forma de cascada con dirección opuesta a lo normal, en vez de caer, subía hasta el techo cavernoso donde empezaba a crear un charco. Allí el Nigromante podría ver las secuencias con mucha mas amplitud y mejor definición. El ojo interior del alumno se notaba que apenas le había costado empezar abrirlo por medio de las respiraciones y una concentración envidiable, que pocos de sus propios alumnos, poseían o se interesaban en profundizar.

 

-Tienes la capacidad de ver imágenes que relatan una situación clave, que podría llegar a pasar en tu época. No es tan exacto, ya que los protagonistas, pueden modificar constantemente el flujo de los acontecimientos. Pero puede que no cambien nada y ver por tus propios ojos como ocurre. ¿Sabes quien es el hombre que sostiene la varita? ¿Puedes ver con definición quien es la victima?

 

El sabio dejo de hacer preguntas al momento que se iba acercando al pupitre de Hades para contemplar la cascada. Hizo un movimiento con los dedos y el agua volvió a caer en su sitio interrumpiendo la secuencia que estaban mirando. Luego volvió hacer el mismo movimiento para que el agua retomara su camino hacia arriba en una cascada infinita. Sus movimientos eran de forma lenta, para que el Ragnarok pudiera ver cada uno de ellos.

 

-Aquí no canalizamos nuestra magia con la varita. Eso pasa muchos siglos después, me temo que las viejas costumbres luego pasan a ser otro tipo de aprendizaje en el futuro -Comentó - Utiliza tu magia interior y piensa en el agua retrocediendo. Siente en la palma de tu mano, como el agua fluye hacia atrás -Dijo guiándolo - Luego con calma, intenta observar la cascada para que las imágenes que veía puedan volver a mostrarse.

 

El hombre era paciente. Estaba acostumbrado a enseñar a niños díscolos, y a extraños visitantes. De alguna manera, le agradaba Hades. No podía precisar cual era el motivo. Solo que veía el esfuerzo que ponía y las intenciones de aprender a manejar un nuevo conocimiento. No utilizo sus dones para saber quien era o que había echo en su futuro. Creía que os dioses lo habían mandado junto a su grupo, por algún motivo extraordinario.

 

-No importa -Agregó Jeremy luego de un prolongado silencio. Entendía que su padre no quisiera comentarle ciertas cuestiones que tuvieran que ver con la zingara. En su lugar, seguramente también habría evitado cualquier tipo de conversación que tuviera referencias a ella - Bueno, mejor sigamos con la clase, creo que es un tema mas seguro. Disculpas, padre. Aveces la curiosidad me gana -Dijo antes de levantarse de la mesa - Iremos rápido a la biblioteca donde tienen tomos que ya no existen en nuestra época -Se puso en marcha - Podrás ver que la biblioteca es muy diferente a la que estamos acostumbrados. Esta lleno de rollos de pergaminos y personas escribiendo todo lo que ven. Parecen drogados.

 

En efecto, al llegar al sitio que había llamado "biblioteca" se podían ver grandes bancos largos donde había materiales de todo tipo al lado de cuencos rellenos de masas con colores vivos. En forma de hilera había unos troncos que formaban un gran telar donde había personas trabajando con hilos. Mas al fondo un grupo de jorobados estaban inclinados sobre pergaminos, donde no paraban de escribir. Sus ojos estaban blanquecinos y de sus bocas caía pequeñas gotas de saliva que terminaban sobre la pluma y ayudaba aguar el material con el cual escribían.

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El hijo de la noche se mantuvo observando aquellas imágenes hasta que aquel hombre llamo su atención e hizo que de una u otra forma rompiera por unos segundos la concentración y la conexión con su ojo interior que había logrado. Sin embargo, había visto lo sufici9ente. Su tía y su madre, siempre le habían dicho que lo mejor era no meterse con el futuro, que era mejor dejar que las cosas pasaran si era así como debían suceder, claro estaba, el Ragnarok había estado tentado muchas veces a cambiar el destino y después de una buena regañiza por parte de aquellas 2 mujeres a las que amaba había cambiado las cosas, claro estaba, la mayoría de las veces había sido para peor.

 

Escucho al hombre y asintió ante las palabras que le decía. Observo con asombro lo que hizo. Normalmente pocas cosas legaban a sorprenderlo, al menos últimamente, se pregunto si ¿él podía hacer también aquello? Entendía lo que él deseaba transmitirle. Si, conocía a la persona en aquella imagen, pero había aprendido que era no mejor intervenir, más aun, ya había hecho demasiado contando aquello, ya que, al contarlo todo podría empeorar. Lo había vivido en carne propia, no iba a cometer el error de nuevo o eso esperaba.

 

-Sí, puedo verlo con total claridad y se de quien se trata –dijo el vampiro, sabiendo que como siempre le habían dicho y sabia el destino y la videncia, más que todo esa última dependía de las decisiones de las personas, ya que, ahorita él mismo podría decidir algo y eso lo llevaría a un camino, pero podría cambiar de parecer y se vería en otro, todo podía cambiar.

 

Unos segundos después tuvo respuesta a la pregunta mental que se había formulado él mismo. Aquel hombre, estaba dispuesto a enseñarle una magia tan antigua y sagrada que no se debía jugar con ella. Aquel hombre estaba dispuesto a revelarle aquel secreto y el cainita no sabía si sentirse agradecido, temeroso o sentirse de alguna otra forma ya que la responsabilidad era muy grande. Aquellas antiguas artes no se le enseñaban a cualquiera.

 

Observo cada uno de los movimientos del maestro e intento repetirlos lentamente, obviamente fallo a la primera, la verdad, es que hubiera sido un milagro que lo hubiera hecho de una vez, y aunque por un segundo se sintió decepcionado supo al instante que era lo mejor, aq8uello debía ganárselo con esfuerzo y trabajo duro. Volvió a repetir el movimiento y nuevamente no sucedió nada. El vampiro era fuego, era de fuego, era su elemento regente y él lo sabía. Podía invocar fuego, conocía cual era el fuego que de una u otra forma era su núcleo, podía controlarlo y ahora debía intentar encontrar el equilibro con aquel elemento que era su contrario. Bufo por lo bajo de manera casi imperceptible. ¿Qué debía hacer?

 

Cerró los ojos e intento concentrarse, observar la imagen de aquel agua, no las de su visión, sino, intento canalizar aquel poder que provocará que el elemento en vez de bajar o mantenerse estático en el lugar donde estaba comenzara a subir. Abrió los ojos solo por un segundo. Intentaba nuevamente (y era algo que solía funcionarle en lo referente a su mente), sincronizar su respiración y la paz que podría intentar sentir. Cerró los ojos para comentarse y así evitar cualquier tipo de distracción. Busco un cantico, un olor, algo que pudiera ayudarlo. Poco a poco, fue tornando a él una imagen, la de aquel rio que de pequeño amaba y en el que solía nadar. Pudo sentir el viento, pudo ver el cielo, pero sobretodo, pudo unirse con el agua, amaba nadar y eso lo ayudaba a concentrarse. Lentamente sintió aquel frio del agua. Como al corriente acostumbraba llevarlo mientras flotaba.

 

Lentamente, comenzó a realizar aquellos movimientos que le había dicho el hombre y que sin querer había aprendido sin necesidad de volverlo a ver. Sintió el poder del agua, el torrente que poco a poco iba surgiendo, al abrir los ojos observo como aquella agua comenzaba a correr hacia arriba, se formaba el charco y como, sin pretenderlo, nuevamente aquellas imágenes que había logrado conjurar hacia algunos minutos ya volvían a aparecer.

 

No sabía si debía hablar, decir alguna otra cosa, por lo que guardó silencio y esperó a que aquel hombre dijera alguna cosa mientras el agua volvía a caer y todo desaparecía.

 

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