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Prueba del Libro del Equilibrio


Asenath
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PV: 100

PP: 10

 

Asenath hizo señas nuevamente a Aaron mientras comenzaba a tomar distancia y éste continuaba hablando sobre las últimas cuestiones que la guerrera le había planteado. La Arena del Hechicero era uno de los hechizos que más le gustaban a la Uzza, ya que cegar a un oponente daba una gran ventaja sobre la batalla. Además, era un hechizo que pertenecía a un Libro de poder bajo y, a la vez, era terriblemente poderoso. Ese equilibrio que solía ver en los libros siempre le llamaba la atención, no sólo en el libro que estaba enseñando en aquel momento, sino en todos. El más difícil, quizá, por su forma caótica, era el libro que llevaba dicho nombre: el Libro del Caos.

 

-Arena del Hechicero- corrigió-, es un hechizo que le va a impedir apuntar, no se olvide. Utilizar "Maldición" puede ser una forma de impedir que el hechizo sea efectuado de forma correcta. ¿Pero qué ocurre si el mago contrincante lo usa como acción inmediata?- preguntó-. Arena del Hechicero- Asenath blandió su varita con precisión, apuntando directamente al mago que se encontraba ahora a siete metros de distancia. El efecto sería inmediato, haciendo que Aaron quedara cegado momentáneamente y no pudiera lanzar hechizos que requirieran puntería, como bien le había explicado ya en dos ocasiones. Quizá con el ejemplo, el mago lo entendería para siempre.

 

-Muy bien con las flechas. Siempre es mejor utilizar primero un Aguamenti para intentar contrarrestra el dolor de las quemaduras y luego Episkey para curarlas del todo. También puede utilizar el hechizo Curación, que equivaldría a un Episkey. Pero me temo que luego no podría volver a utilizarlo- la guerrera se encogió de hombros, pero dudó de que ese gesto fuera a ser visto por Black.

 

El escenario donde estaban luchando era exactamente el mismo que antes, una zona libre en medio del desierto y bajo el calor abrasador del astro rey. Había algunas rocas enterradas, dispersas en aquellos metros que separaban a los contendientes. También estaba la roca plana donde Asenath había estado sentada momentos antes, afilando su espada, en medio de una pequeña zona con unas palmeras que hacían sombra y un poco de pasto, pero no había mucho más.

 

Como siempre, la guerrera Uzza utilizaba su ropa habitual que consistía en una tela rojiza ajustada al pecho y atada por la espalda, ligera y fina, que le ayudaba a colocarse mejor el peto en batalla. La parte de abajo consistía en la misma tela que hacía de pantaloncillo, con un trozo de tela por delante que caía hasta la altura de las rodillas. Iba descalza, ya que de esa forma sentía el suelo bajo sus pies y sus movimientos eran más fluidos.

 

***

  • No existen los límites de tiempo entre respuesta y respuesta. Por tanto, la regla de hechizos impactados desaparece.
  • Duración del duelo: Del 18 al 27 de Junio.
  • Nos guiaremos por las reglas de duelos existentes. Reglas de Asaltos y Duelos
  • Hechizos: Neutrales, Graduados, y los Libros de Hechizos hasta el Libro del Equilibrio. (Con especial énfasis en este último). También dejo link al tópic de Poderes donde se encuentran los poderes rolísticos que serán aplicados también durante el duelo.
  • En tu segundo post, te asaltarán alucinaciones infundidas por los Pétalos de Pensamientos que se encuentran dispersos por la arena del desierto, que al recalentarse han comenzado a propagar su perfume. Debes defenderte. Puedes hacerlo con hechizos y éstos no consumirán acción del duelo, sino que se considerarán meramente rolísticos.
  • Están prohibidos los Off y las ediciones. Consultas, dudas o sugerencias, al topic de consultas.
Editado por Asenath
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100PV

1PP

 

Ambos de pie, Asenath comenzó a alejarse mientras me platicaba sobre los hechizos de los cuáles habíamos estado conversando. Alisté mi varita, pues no se me ocurría otra cosa al verle ya a unos cuántos metros de distancia. De todas maneras no fui tan ágil, ya sea por desconocer los hechizos, ya sea por el poder que ocultaba la legendaria guerrera, y un destello polvoroso me cegó antes que lograra defenderme, hilando la respuesta para responder la pregunta que me había hecho.

 

La uzza logró que retrocediera unos cuántos pasos, negando y manteniendo la varita en frente a ojos cerrados, con una mueca de incomodidad mientras oía mis pies sobre la arenilla del campo de batalla; hasta que por fin y al par de segundos, logré concentrarme, aún intentando refregar la mirada sin resultado alguno de visión. Pestañeando repetidas veces, sintiendo el lagrimeo de mis gélidos grises, sostuve el mango con ligereza y blandí la varita con sutil armonía.

 

Maldición, sostuve en mi mente, tanto por la ceguera como por la intención del efecto del libro de la sangre, el cual ridiculizaría cualquier hechizo que sostuviese la guerrera sabiendo también, que aquello no tendría porqué ser un gran problema para ella; Un Cineade fue en lo que me concentré , acto seguido del efecto mágico anterior. Un gas incoloro comenzaría a obstaculizar las vías respiratorias de Asenath. Una ligera sonrisa se dibujó en mi semblante, aún sin poder ver dónde es que estaba la mujer, sin embargo, solo estaba poniendo en práctica los conocimientos que ansiaba por obtener.

 

-¿Podría haber utilizado mi amuleto de curación para quitarme ésta ceguera?...- pregunté en voz alta, intentando enfocar un paisaje desierto sin conseguirlo aún.

 

@Asenath

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PV: 100

PP: 9 (-1 por usar Flechas de Fuego)

 

Los efectos de la Arena del Hechicero eran inmediatos, aún cuando Aaron hubiera querido contrarrestrarlos le hubiera sido imposible porque ella lo había agarrado desprevenido. ¿Pero qué mejor forma de enseñar que con el ejemplo? ¿Y qué mejor ejemplo que con un ataque directo al alumno? Podrían decir algunos magos, que ella estaba siendo un poco injusta debido a su nivel de poder y a la nula experiencia de Black con esas magias, pero la realidad es que Asenath no era injusta, sino severa y, decididamente ruda.

 

Vio al Ministro mover la varita pero sin pronunciar palabra alguna (Maldición), así que contraatacó de forma inmediata:

 

-Flechas de Fuego- fue lo que intentó decir, pero, en vez de eso, lo que salió fue algo como: Flochas de gufo. Asenath soltó una carcajada al verse afectada por el hechizo de su contrincante, que claramente había sido una Maldición que ella podría haber previsto, pero no contaba con que aquel fuera el primer movimiento de su alumno-. Muy bien, señor Ministro- por supuesto, el mago que no podía ver había escogido un efecto para atacarla, aunque más bien podría tomarse ese hechizo como una defensa.

 

El siguiente conjuro lanzado por Aaron fue un Cinaede que "dio en el blanco", por decirlo de alguna forma. La realidad es que los efectos, al ser inmediatos, siempre "daban en su blanco" ya que no precisaban recorrer ninguna distancia para alcanzar su objetivo. Las vías aéreas de la guerrera Uzza se vieron afectadas momentáneamente y no tuvo más remedio que hacerse un:

 

-Anapneo- la voz le salió entrecortada por el rápido efecto del gas venenoso, pero pronto sintió que podía volver a respirar. Si Aaron hubiera tenido más poder, probablemente hubiera tenido que sanarse los pulmones afectados y heridos. Por suerte eso no había ocurrido, aunque había perdido la capacidad de atacar a su oponente con ventaja-. No, en realidad el amuleto funciona con heridas de tipo sangrantes. La ceguera es una incapacidad temporal... Se te irá en poco tiempo- respondió la guerrera a la pregunta de su alumno-. Es su turno, señor Black. Debería atacarme con todo su potencial- se burló la mujer, blandiendo la varita.

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100 PV

6PP

 

En otra ocasión, muy lejana y casi imposible, hubiese reído junto con la guerrera por la mala verbalización del hechizo, sin embargo no me jugaría a favor ad portas de obtener un poder que de seguro me sería útil para seguir escalando y avanzando mi carrera dentro del mundo mágico. Habiendo platicado anteriormente respecto a las flechas de fuego, sentí un alivio de no haber sido quemado por aquellos filamentos, estando incapacitado de ver con claridad mi entorno, ya sea para una buena defensa o para ver el hechizo en sí.

 

-Creo tener el potencial maestra Asenath, más no los conocimientos que usted posee...- comenté a ojos cerrados, pues prefería tenerlos así hasta que durase el efecto del hechizo en vez de intentar ver un paisaje borroso. Sentía el aire tibio en mi piel, oía la posición de la uzza y la boca me sabía a tierra. Tenía sed; no estaba acostumbrado a tales climas- me pregunto...-inspiré un perfume peculiar y tentativo, oyendo los pasos de la guerrera por todos los flancos posibles. Con la punta del pie en el talón del calzado contrario fui desnudando los mismos para palpar a mi alrededor hasta sentir un textura pequeña, suave y sobre la cual había leído en libros de pociones.

 

Dí un salto hacia atrás cuando un dragón, ¡el mismo que había visto en la batalla contra Bulgaria!, se imponía nuevamente frente a mí. Pude sentir cómo caía al suelo, sentado y soltando una carcajada. ¡Estaba ciego! ¿cómo era posible que viese a un dragón con total claridad?... de seguro la arenilla caliente a nuestros pies habían provocado el efecto de los pétalos del pensamiento; la bestia lanzó una llamarada de fuego que no me ocasionó daño alguno, mientras que con total parsimonia buscaba en los bolsillos del ancho pantalón, un frasquito que contenía semillas de hielo, una arenilla color plata que era capas de congelar cien metros cuadrados de una vez. Vertí medio contenido frente a mí tras ponerme nuevamente de pie y sacudir el traste con las manos, sin soltar la varita en ningún momento. El efecto de las semillas revertiría el calor, por ende, las consecuencias de los famosos pétalos.

 

-Creo que vi unos cuántos de esos cuando cursé la clase de pociones...-sostuve sin saber si Asenath prestaría atención a mis palabras. Mientras tanto, volvía a ajustar el calzado, pues todo comenzó a sentirse más helado bajo mis pies. El dragón comenzó a esfumarse y todo volvió a verse de un negro con tonos rojizos por el paisaje que ocultaban mis párpados; blandí nuevamente la varita.

 

Arenas del Hechicero, evoqué en mi mente, concentrado en que un polvillo mágico se desprendiera de mi varita para estallar y afectar la visión de mi rival, la maestra Asenath. Su efecto ya lo vivía en carne propia, así que no me parecía del todo justo que estuviésemos en tales diferencias; la cegaría de tal manera que impediría la certeza de sus ataques por unos momentos. Me preguntaba si ella también habría tenido alucinaciones al estar cerca de los pétalos del pensamiento...

 

-¡Silencius!- exclamé con un latigazo de mi varita en diagonal frente a mí, preventivo de que la sabia guerrera me jugara otra mala pasada. El efecto de tal hechizo, aunque básico, era muy útil para trabajar de forma defensiva- Aún no puedo ver nada y para serle sincero, siempre he encontrado cobarde el hechizo morphos... así que prefiero esperar...

 

Ya no sentía tanta arenilla en mis ojos y poco a poco, tras un par de pestañeos, pude visualizar aunque con cierta dificultad, mis pies.

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PV: 100

PP: 8 (-1 por Flechas de Fuego y -1 por Cinaede)

 

Asenath volvió a reír, pero esta vez entre dientes.

 

-Ya veremos si tienes el potencial, chico- musitó la mujer, su voz clara y raposa en el campo de batalla improvisado que los contenía.

 

Entonces, como si su plan estuviera totalmente en marcha, vio a Aaron caer hacia atrás sobre la arena al verse afectado por el efecto de los pétalos. La guerrera, precavida al saber que podrían afectarle también a ella, había tomado el antídoto para evitar los efectos alucinógenos de los mismo al verse recalentados con el sol, pues la arena actuaba como una fuerte fuente reflectante del sol, creando un impacto calorífico que quemaba los pétalos, haciéndoles desprender su aroma dulzón con resultados nocivos.

 

Observó con atención a su alumno, utilizando las semillas de hielo a ciegas para crear una capa fría sobre la arena y terminar con el alucinógeno. Nunca había visto a alguien tratar el problema con tanta eficacia y, por ello, le dedicó una ceja levantada de sorpresa al Ministro que, lamentablemente, no pudo apreciar. Bueno, por algo era Ministro. Sabía resolver problemas hasta cierta medida, eso quería decir que era rápido de mente.

 

Asenath frunció los labios cuando Aaron mencionó los pétalos en pociones y, luego, se quedó ciega. Aunque había visto blandir la varita a su contrincante, no lo había visto mover los labios y la Arena del Hechicero hizo un rápido ataque a sus ojos.

 

-Cinaede- la Uzza movió su varita con precisión. Ya había combatido sin su vista y en peores condiciones que aquella, así que no ver durante un período de tiempo no la acobardaría en lo más mínimo. Tal como Aaron la había atacado con su primer movimiento, ahora ella le devolvía el favor al lanzarle un efecto de gas venenoso que obstruiría sus vías respiratorias y le causaría la muerte-. Creí que ibas a aprovechar a adelantarte a mi Anapneo, pero me equivoqué contigo. Te gusta el juego lento- respondió, caminando un poco hacia la izquierda. Con el oído, aún, podía saber dónde se encontraba el mago.

 

No supo si fue por su comentario o simplemente porque quería evitar que dijera hechizos verbales, pero Aaron le lanzó un Silencius que le quitó, de nuevo, una capacidad casi vital para un duelo.

 

>>No será tan sencillo<< pensó la bruja. Él aún tenía que curarse de su Cinaede. >>Maldición<< el hechizo fue inmediato y, así, el siguiente conjuro que quisiera lanzar el Ministro saldría en una versión ridícula, como había sucedido con sus Flechas de Fuego. Claro que no evitaría que él pudiera hacerse un Anapneo para no morir con el gas del Cinaede, pero no podría curarse por completo y las heridas serían graves.

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PV 80 (-50 Cineade / +30 episkey)

PP 5 (-1 Cineade mío)

 

Y fue así, como tras volver a enfocar a la bruja, aprecié como ésta cerraba los ojos y blandía la varita justo y antes de que yo exclamara el silencius. Al principio sentí una punzada en el pecho y poco a poco comencé a sentir la falta de aire, seguido de un tiritar muy leve con el que seguramente se me paralizaría el cuerpo si no actuaba a tiempo; intenté bajar el ritmo de mi respiración, pues y con falta de oxígeno era muy difícil comenzar a recordar...

 

...empuñé con más fuerza la varita...

 

¡Anapneo!, exclamé en mi mente con desesperación, cuestión que me sirvió para tomar una gran bocanada de aire, al tiempo que holgaba est****amente el collar de curación sin utilizarlo. Observé a Asenath tras levantar el rostro mientras apoyaba mis palmas en las rodillas, intentando controlar mi cuerpo que cada vez se ponía más rígido; ¡la guerrera sonreía a ojos cerrados con una envidiable armonía!, sin embargo enarcó una ceja, tal vez con motivos de esperar que algo me hubiese salido mal. ¿Habría querido maldecirme de una u otra forma?...

 

Un básico episkey es en lo que me concentré, inmediatamente después, para que el veneno del Cineade comenzara a menguar. Inspiré profundamente un par de veces, sacudiendo mis brazos y moviendo los hombros de forma circular para luego dar un par de saltos cortos, sacándome la tensión.

 

-Vaya...-tosí, aún con ciertos vestigios por el daño que ocasionaba aquél gas incoloro- ... tomaré ese ataque como una advertencia de su poder y un reto a mi inoperancia. ¿Ha matado a algún alumno?...

 

Le miraba, con cierto recelo le observaba. Era verdad lo que contaban sobre los guerreros y sus grandes habilidades; quizás no tuviese la ambición de Tom Riddle, pero si de algo estaba seguro, es que para ser un mago de gran poder habría que coleccionar algunas cabezas del clan de los Uzza.

 

@Asenath

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