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Historia de la Magia y Conocimiento en Maldiciones


Zoella Triviani
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Fue entonces que la bruja calva relató una cátedra de sucesos que tan solo podría darme lujo de detalles si tuviese la habilidad de viajar al pasado- los giratiempos habían sido confiscados mucho antes del mandato de Malfoy, en el gobierno de la sangre sucia-. Yo solo tenía conocimiento de que Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, había fallecido a manos del príncipe mestizo a causa de la innata debilidad de los Malfoy; de hecho y tan solo había oído el rumor de que el mismo Severus había sido elegido para llevar a cabo el asesinato del anciano. En cambio Zoella, parecía saber el dedo en que el viejo director de Hogwarts había llevado el horrocrux de Tom y quizás la lencería de Bellatrix.

 

Comenzando a caminar por los viejos y reconstruidos parajes junto con los demás y a la par de Luxure, apareció Candela llevando una vestimenta extraña; enarqué una ceja y ella me guiñó un ojo. En ello se nos unió Jeranne, el otro varón de mi descendencia, preguntándome si su madre estaría fuera de foco e insinuando que tendríamos el tiempo y la baja razón de cambiarle la vestimenta. Cuestión que a su vez me recordaba el cambio de prendas que le había hecho hacía un par de semanas atrás en Tinworth... ¿le habría quedado gustando el acto?...

 

-¡Ah! la osadía de Regulus Black...- comenté ante las palabras de Demian. Bufé una sonrisa- ... Historia familiar. Lástima que haya sido un traidor a nuestro linaje, de otra manera, hubiese celebrado la valentía de haber sido tan est****o como para enfrentar al señor tenebroso...

 

Y entonces la nación del fuego atacó Candela pareció sobre exaltarse por el hecho de que Jeranne se haya referido a mí como su padre. Fue cuando calzó casi todo...

 

-Potter...-respondí tajante a nuestra guía, desenvainando la varita de ipso facto para plantarla en el cuello de la supuesta Zíngara y exclamé, con la intención innata de querer dañarle; cuestión que de por sí le había faltado al predilecto de Dumbledore para perfeccionar el maleficio- ¡Crucio!...

 

Tal vez todos quedarían atónitos por mi actuar, pero yo no tenía motivos, hechos o argumentos para descubrir hasta ese entonces, que tal bruja no era quien yo conocía. ¿Qué había hecho con la gitana o qué enredo había con los viajes en el tiempo? ¡ni la más mínima idea!...

 

-¿Ocupando ropa muggle después que me silenciaste por el mero capricho de haber cambiado tus prendas?... ¿Quién demonios eres niñita?...- cuestioné sujetando su mentón con la mano vacía, mientras que con la otra amenazaba al resto de no acercarse o actuar en contra.

 

>>¿Bóvedas malditas?<<... Yo tampoco había oído hablar de ellas.

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-No me interesa matar una criatura.- Observo al ministro de magia. –Pero pudiera parecer por otro objetivo.- en ello evoco el pacto que realizo. –pero supongo, que no ando aquí para divertirme.

 

Dejo un espacio de silencio, meditando sus palabras y como se encontraba limitado a realizar ciertas acciones, responder preguntas de historia o hacer interrogantes. Y luego evoco las palabras de cada presente, estos acontecimientos lo evocaba a su periodo escolar y ello no le agradaba en lo más mínimo.

 

-Avada- Apunto a la docente y levemente cambio de blanco. –Kedavra.- hizo pausa. -es la que restaba.- observa a la profesora.

 

Finalizo, el haz de luz por poco le daba a la misma. Sin embargo, tenía otro objetivo y por ello al impactar la criatura muere. En eso baja lentamente la mirada, lanzando otro encantamiento de forma mental. Este comienza a crear una silla, en la cual el mago oscuro se sienta. En ese momento se encontraba dando la espalda a todos, dado que la historia no era de su agrado, por ello siempre buscaba otra clase por la cual cursar.

 

“Falta poco.”

 

Se dijo una y otra vez, al mover su muñeca algunas chipas brotaron de la punta de su objeto mágico. En eso recordó que el ministro lanzo la maldición, supuso que al hacer una clase no tenía nada de raro, pero sus palabras le hicieron dudar.

 

“¿Acaso no es más divertido practicar las maldiciones en seres humanos? Supongo, que algunos muggles pueden estar demás.”

 

Y su mirada contemplaba el paso de las hormigas de un lado a otro.

 

-Supongo.- piensa un poco. -​que ir a las bóvedas puede ser divertido.- da un bostezo por el aburrimiento que tenia.

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La Triviani hablaba con tal naturalidad que parecía que ella misma había estado en los diferentes acontecimientos, claro no es que se haya aprovechado de las posibilidades de viajar al pasado pero si había tomado una que otra ventaja frente a ciertas cosas, entre ellas su profunda atracción por los sucesos del pasado. Intentaba siempre no involucrarse más de lo debido pero terminaba moviendo alguna tuerca que favoreciera su posición y estatus a futuro.

 

Las respuestas llegaron casi de inmediato al ella dejar de hablar, las acciones con las maldiciones comenzaron a aparecer y la diversión se alojó en el rostro de Zoella quien se sentía satisfecha con Aaron por torturar con aquel maleficio a su madre. Se mantuvo quieta, mientras Jeremy se notaba algo impaciente. El Luxure contestó al final, lanzando el hechizo que por poco impacta en ella, cosa que le hubiese agradado a final de cuentas.

 

- Candela Triviani ¿De que año vienes? - preguntó, esperando que aquello fuera la señal que diera a entender al Black que era la mismísima Triviani pero no la de él. Cruzó sus brazos y elevó la mirada al cielo algunos segundos. Demian se notaba aburrido y aunque sabía lo tediosa que eran ambas cátedras juntas la bruja jamás se cansaba de hablar sobre la historia mágica.

 

- ​¿Qué sabe usted de las bóvedas malditas, madre? - pronunció, a sabiendas de que la castaña no reconocería su hija del futuro -o quizás sí- mientras Zoella buscaba en su mente cualquier información leída de las bóvedas malditas.

 

- Son cinco bóvedas ¿no? Corrigame si estoy equivocada - comentó de inmediato, empezando a caminar con pasos lentos alrededor de Aaron y Candela - La bóveda de hielo, bóveda del miedo, bóveda del bosque, bóveda de los retratos y la quinta bóveda desconocida para todos o quizás no tanto para usted. Cada una con un guardián y blindada por una maldición - espetó, observando su reloj de muñeca.

 

- ¿Quiere indicarnos el camino a tomar? La clase es suya - agregó la ojigris, mientras intentaba descifrar a la Candela desconocida para ella - Esté atento Demian, de las bóvedas puede aprender mucho más de maldiciones - incentivo al mago que les daba la espalda.

 

 

@@Candela Triviani @ @

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-¿De qué año?- cuestioné a Zoella en un intervalo de miradas que compartía con ella y con la joven gitana hasta soltarle el rostro con desdén, pero aún así, manteniendo la mirada en los genuinos grises que nos distinguían. Hasta que finalmente pregunté- ¿me has visto antes? ...

 

Debía saberlo, pues parecía que la memoria en la que ambos concebíamos a nuestros hijos había sido borrada...¡ja!... ¡como por arte de magia!. De hecho ella los había escondido de mí, sin saber de sus existencias hasta que Matthew y Oriánthi me buscaron en los terrenos de los Yaxley... Magias gitanas...¡estaba seguro!. Entrecerré los ojos mientras estudiaba la intriga que escondían los suyos. De todas maneras, el Aaron que ella pudo haber conocido habría cambiado un poco, sin la cicatriz que yo mantenía bajo el ojo izquierdo ni tampoco la media luna del cuello o la franja de cabello blanco que nacía desde el remolino perfectamente centrado en mi nuca hasta la cola del cuello. Una apariencia más madura sin duda alguna.

 

-Quiero decir, ¿tene...¿tienes hijos?- corregí inmediatamente sin envainar la varita aún, hasta que Zoella habló nuevamente- preferiría buscar la quinta y así mantener el secreto de su ubicación- observé a todos- si están de acuerdo claro está...

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ALV. Estaba concentrada en no gritar, aunque probablemente no hubiese tenido éxito, pues estaba segura de que había alguien gritándole al idi*** que la atacó que parase, y estaba segura también que era ella quien lo hacía. ¿Dónde carajos estaba Avril cuando la necesitaba?¿Acaso no acudiría a ella si la oía pedir ayuda? Ah, pero para eso eso tendría que pedirla y no lo hizo, se dedicó a ofrecerle al canoso toda clase de improperios, casi tan severos y dolorosos como el propio que sentía en la cabeza, en las costillas, el pecho, el cuello... En fin, en todo el cuerpo. Cerró los ojos con fuerza una vez el dolor paró, mas él no la soltó.

 

¿Madre? ―preguntó de repente y elevó los párpados, tan sólo para encontrarse con la mirada de Aaron, a quien escupió en la cara.― Absórvere. ―siseó. Estaba prohibido atacar a un compañero mortífago, desde luego, pero él no lo era. Bah, eso creía ella. Sonrió abiertamente en cuanto escuchó quebrarse los huesos de la mano con la que éste sostenía a la Triviani.― ¿¡Madre!? ―reaccionó, con la incredulidad calcada en el rostro.― ¡Iugh, nooo! Imagina si te voy a conocer de algo. ―respondió a la pregunta de su atacante, aunque ignoró la siguiente que le hizo. No la entendió.

 

Se distrajo unos segundos en cuanto nombraron las bóvedas y le dedicó una mirada despectiva a Aaron.

 

La ubicación de la quinta bóveda no es tan secreta. Para que veas que no hay rencores, te diré que está en el Lago Negro.

 

>> Se guardó el pensamiento y se plantó frente a la calva.

 

Biblioteca. ―fue lo único que dijo antes de iniciar la marcha, le sonrió al chico egipcio, animándolo a seguirlos.― Dicen que esconde magia oscura muy poderosa, imagino que es allí a donde ha ido mi compañera. Por cierto... ―ralentizó un poco sus pasos hasta quedar a la par de Zoella― ¿Madre? ―era la tercera vez que lo preguntaba, pero no dejaba de creer que se trataba de una broma.― ¿De qué año vienes... Vienen? ―se giró para observar a todos. Era obvio que ellas no eran las únicas fuera de su época.

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~ Mosquito ~          Ianello 

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El egipcio no comprendió mucho, ya que ni sabia de la existencia de esos lugares, pero de cierta manera se alegro a cambiar de rumbo de esa clase, por ello siguió a los demás, aunque con un sutil movimiento de varita, vistió como un estudiante mas, a pesar estar ya un poco mas crecido, pero andar ese uniforme de Ravenclaw le trajo varios recuerdos, quizás no era el mejor atuendo a ir. Este se encontraba pasos atrás del grupo, ya que no pretendía ir de carne de cañón en esa aventura, pero tampoco era algo lento, pues no deseaba quedarse fuera de la misma.

 

A cada paso, observo el entorno esos viejos recuerdos de andar por los pasillos ¿Acaso el Ministro se había unido? Estaba seguro de las Triviani, aunque del Black Lestrange y del otro chico no. Solo se limito a caminar, pero bajando la mirada, su varita salían algunas chispas. Y a todas estas ¿Acaso nadie resguardaba el castillo? Se preguntaba donde se encontraba el celador, los profesores o es que todos se habían marchado. En fin, eso eran cosas que luego se ocuparía analizar.

 

"¿Acaso es una broma ir a la biblioteca? Creo que esa aventura, es mas que un chiste. Pero, si es verdad ¿que esconde ese lugar? "

 

Eran los pensamientos que iban y venían. Este mago oscuro conocía a la perfección el lugar, pues había pasado mucho tiempo en solitario, recordando como la bibliotecaria era muy dulce con el mismo, pero ¿Ella estaría allí? O es que se encontraban solo ese grupo en esos rumbos. En ello se percata que cierta bruja le observaba ¿Era que le debía algo? Esta era una Triviani y hasta donde evocaba, este no era muy sociable con los demás, por lo que se puede afirmar que eran unos completos desconocido, a penas si escucho rumores en la fortaleza sobre la posibilidad que mucho de ese apellido eran partidarios ¿pero quienes? Eso era un misterio para Luxure.

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Jeremy se quedo callado haciendo lo que Zoella le pedía. No porque fuera algo natural en él, sino porque justamente no lo era y eso desconcertaría a la bruja. Unió sus manos frente a su frente mientras veía como todo se iba al ca***o. Su madre lo había insultado con una ferocidad que le hizo sonreír. Parecía que la juventud le sentaba bien a la gitana, y una mirada de abajo hacia arriba por su anatomía le hizo pensar que muy bien. El ataque de su padre, le dio la pauta para entender todo el malentendido. La Candela joven había viajado al mismo rato que ellos al pasado y habían coincidido.


-¿Que...? -Intento protestar cuando Demian lanzo el hechizo asesino - Guarda tus hechizitos, Luxure. Estamos en una época diferente y acabamos de perder la guerra. ¿Quieres que nos delatemos y no podamos salir? -Se exasperó antes de voltear a ver a Zoella - Deja de llamarla asi, no es nuestra madre...aún -Usó su amuleto de Curación para sanar la muñeca de Aaron mientras le preguntaba - No iras aparecer ahora de joven, ¿no?


Jeremy lejos de pensar en la quinta bovedad maldita de la que hablaban, estaba pensando que lo habían concebido en medio de un viaje temporal, y por eso todos habían nacido en épocas diferentes. El misterio estaba casi revelado. Sus padres habían coincidido en, por lo menos, dos viajes en tiempos diferentes para traerlos a la vida. La miró a Candela frunciendo el entrecejo. No sabia que la pasión de los magos había sido tan grande. Ella nunca había dado muestras de eso.


-Un momento... -Dijo antes de que todos siguieran a la Zingara joven - ¿La quinta bóveda esta en el Lago Negro y nosotros vamos a la biblioteca? No tiene sentido, creo... -Paseo su mirada por cada integrante del grupo - que Candelita quiere timarnos -Acusó.

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-¿Temes a ser descubierto?- Arqueo la ceja derecha. –pero como prefieras, igual solo acote a la sugerencia de tu…- piensa un poco, ya que no estaba seguro de su parentesco, porque a este nivel muchos eran familiares ¿Acaso alguno de los presente por mas remoto que fuera era un familiar del egipcio?. –En fin no te preocupes, que seguro alguien noto que hemos llegado, me parece muy raro que ande esto muy solo. –


Pero siguió rumbo a ese lugar desconocido ¿Acaso el Triviani indicaba que debían ir al lago? ¿Entonces para qué van a la biblioteca? Pero si de algo le sirvió trabajar un tiempo en la oficina legal como Jefe de planta, fue que lanzar maldiciones no es un indicativo de quien la conjuro, si bien se podía ganar una entrada a la prisión, primero se debería comprobar que lanzo. Igualmente, conjurarla para matar a un animal no era un delito, el hecho estaba en usarla en seres racionales. A pesar, que por años se cuestionó si incluía a las criaturas. En fin, ese debate no tendría sentido para ese momento, y quizás debería Luxure refrescar las leyes vigente para la época que se encontraba.


-Además, qué importancia tiene si alguien viene por ese maleficio.- Bajo la mirada. –Igual, no es un delito.- Al menos eso lo creía. –En fin…- Piensa un poco. –Quizás, no vamos a esa, según comprendí existen más de una.

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El Black parecía no entrar en razón de que Candela no era Candela. Los hijos de La Zingara habían sido concepción de épocas diferentes, donde la bruja viajaba y tenía algo con los padres de estos y luego regresaba a ese año a dejar a los bebés. Esto explicaba las avanzadas edades de Jeremy y Zoella. La calva reprimió la sonrisa que amenazaba con posarse en sus labios al escuchar las preguntas de Aaron, la calva sentía cierta fascinación por su madre, oculta a la vista de todos. El deseo de conocer a la Candela joven siempre había estado alojada en su interior y ahora que tenía la oportunidad no la desaprovecharía.

 

Escuchó la sugerencia del Yaxley y decidió contestar - Dejemos que Candela escoja, a final de cuentas parece ser experta en el tema de las bóvedas - comentó, esperando el actual de la bruja que llegó casi de inmediato. Observó a Jeremy curar la muñeca de su padre y ella solo siguió los pasos de la castaña que los comenzó a guiar por el desolado castillo.

 

- Demian, recuerde que solo ayer fue la guerra mágica. Habrán muchos en el comedor reunidos puesto que pusieron una enfermería ahí. Los arreglos de la academia comenzaron a ser progresivos. Aun con magia hay ciertas limitaciones en lo que a construcciones arquitectónicas se trata - mencionó para luego escuchar las palabras de Jeremy - Venías muy bien de oyente. Si no te gusta la dirección del camino eres libre de largarte - contestó tajante para seguir a una Candela que la observaba con curiosidad.

 

Escuchó el murmullo de su madre y se acercó a ella, con algo de complicidad - No se si deba decirtelo, pero soy tu hija Zoella. No sé si ya tuviste a tu primer hijo - señalé a Jeremy dando a entender que él era el mayor - Pero nosotros venimos del 2020, allá vivimos contigo y creo que tienes una relación con aquel que le rompiste la mano - contestó, mientras llevaban sus pasos a la biblioteca.

 

- ¿Ya conociste a Ernesto Di'Medici? - preguntó curiosa, queriendo sacarle información de su padre mientras llegaban a la entrada de la biblioteca.

 

- El interior de las bóvedas es un total enigma. La bóveda que está en la biblioteca es llamada "La bóveda del miedo" donde tres boggarts en el interior la defienden - acotó para llevar sus pasos a la sección prohibida del lugar - Esta bóveda es conocida como la más "terrorífica" - hizo comillas con sus dedos - puesto que juega con los miedos de todo aquel que se atreva a encontrarla. Enséñele a todos como encontrarla - habló a la castaña quien se encontraba al frente de todos.

 

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-mi**...

 

La fractura en la muñeca se hizo notar como quien pisa ramas secas; el dolor fue intenso y las ganas de lanzar una maldición asesina hacia la bruja estaban al alcance de mi varita, más no podía matarle pues y no arriesgaría la vida de mis muchachos ni de la consentida de Orianthi. ¡Más aún ante las dudas que tenía sobre Zoella!, pues sus existencias habrían de ser borradas en tal caso; Fue mi hijo quien utilizó su amuleto de curación para sanarme la muñeca.

 

-¿Lago negro?...- cuestioné en un genuino murmullo mientras la gitana les indicaba otro camino- ¡Hey tú!...- le llamé. En cuenta de oídos sordos- ¡hablo a la Zíngara!, ¿verdad?...- sostuve agitando mi varita nuevamente para modular verbalmente un incárcerus, con tres gruesas cuerdas que le tomarían por tobillos, muñecas apegadas al tronco y la última en la boca sin mucha presión para no dañar un bonito rostro- no quiero excusas. Tu naturaleza te hace vulnerable a mi confianza, gitana...- concluí sin saber si le había dicho un halago o no.

 

Con otro movimiento de mi arma mágica la elevé del piso para que levitase a mi espalda, siguiendo el camino hacia el emblemático lago de Hogwarts. Hice una seña a Jeranne para que nos siguiera. Ya si los demás lo hacían o no, no era mi problema.

 

Seguramente la joven Candela, cargada de orgullo y vanidad, se movería de todas formas para intentar zafarse.

 

-Tranquila... si prometes no quebrarme la muñeca nuevamente, podrás caminar junto a nosotros... de forma civilizada- aseveré- ¡es más! te podría contar que no estamos en el dos mil veinte; de otra manera, la sangre sucia de Hermione Granger sería la cabeza política de Londres...- sostuve ladeando la cabeza hacia mi muchacho- ¿no lo crees así Jeranne?. Quizás Zoella perdió el hilo con tanto viaje por el tiempo...- me volteé hacia la gitana- y la calva tampoco es tu hija...

 

Lo último había sido una mentira, aunque con el chico llamándole madre, él a mí diciéndome padre y la guía de la clase diciendo la verdad, era algo que debía hacer. No los podía exponer a la inexistencia misma.

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