El desequilibrio natural

[Thoth]

Al desaparecer los demonios en la comunidad mágica los Licántropos comenzaron adquirir nuevo territorio, pero el mismo se encontraba en disputa con los vampiros, humanos y las otras razas existentes. Por esa razón las diferentes manadas se encontraban reunidas por primera vez.

-¿Por qué debemos unir fuerza con los del oeste?- Indago un alfa acuerpado. Este era un mago de gran prestigio en Gran Bretaña y respetado por todos.

-Es necesario.- Responde Luxure. –Estamos en guerra con los que no tienen magia, los gigantes desean el territorio, las banshee y quien sabe que otro ser.

-La manadas del sur.- Agrega una bruja con su cara marcada como de una tribu primitiva. –Siempre ha permanecido pacífica. – Ella fue observada por el clan del oeste. –no consideramos oportuno una nueva guerra.

-Queramos o no estamos en guerra.- menciono el Alfa del Noreste. –Ese Inquisidor secuestro a nuestros cachorros.- Baja la mirada y golpea la mesa de madera. –Exigimos la muerte de ese ser.

En ello una chaman, quien era sacerdotisa antigua y trataba con los malditos de la noche o la maldición de la luna llena, toma la palabra. –Tiempo de cambio se acercan.- Observa a cada uno de los presentes. –Un gran alfa va a surgir.- Y clava la mirada en el egipcio. –Pero será distinto a lo que se ha visto.- Los alfas que allí se encontraban se negaba a ceder el poder a otra persona. –La luna roja traerá un nuevo comienzo.- En eso la mujer comienza a toser sangre. –y destrucción a la sociedad que conocemos.

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Día de la Luna Llena Roja

Por primera vez ocurría un fenómeno lunar conocido como la luna de sangre, pero aún más extraño fue presenciarlo en la luna llena, algo que ni la poción matalobos traería efecto en la cordura de esos seres lobunos.

-¡Luxure!- Grita un empleado ministerial verlo en la calle transformado en un gran lobo blanco. –recuerda viejo amigo.-

Pero la criatura de orbes amarillos y tatuaje en la espalda no lo reconocía, salivaba del placer devorar su presa, sus garras de cada pata se encontraban afiladas y se dispuso atacar.

-No lo hagas.- Y le apunta tembloroso con la varita. –no deseo atacarte.

Entre el titubeo las voraces fauces encajan sus colmillos en el cuello de la persona, haciendo que gota a gota de sangre se escurra por su hocico. Este no deseaba dejarle, pero el grito de su víctima alerto a otros. El licántropo en manera de supervivencia se fue corriendo a rumbos desconocidos.

-¿Qué ocurre?- Menciona un animago que se veía obligado adoptar su forma animal, al hacerlo perdía el control de sí mismo y atacaba a quienes se encontraban cerca del mismo.

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En otro paraje un vampiro poseía una sed de sangre insaciable por efecto a la luna de sangre, su estado primitivo le causaba atacar a no mágicos en las calles británicas. Cercano a ellos se encontraba varias criaturas salvajes provenientes de los bosques cercanos o reservas naturales, quienes se encontraban un estado de frenesí con un apetito voraz.